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A medianoche

en Autosatisfacción

A MEDIANOCHE

Anoche, alrededor de la medianoche, estaba preparándome para acostarme. Estamos atravesando una época particularmente fría, así que me acurruqué bajo mis sábanas de franela, mi manta y mi edredón tratando de entrar en calor. Después de estar allí tumbada unos 10 minutos, empecé a sentir la sangre circulando de nuevo por mis manos y mis pies, calentándolos.

Me relajé, intentando aclarar mi mente para así poder dormirme. Cuando estoy cansada de veras, pero no puedo dormir, practico este juego. Supongo que es algo así como contar ovejas, porque nunca puedo recordar cuando acabo. Empezando por los dedos de los pies, me concentro sucesivamente en cada una de las partes de mi cuerpo, pensando en todas ellas relajándose. Los dedos de mis pies, mis pies, mis tobillos, mis pantorrillas, mis rodillas, mis muslos...

Mientras sentía cómo mi cuerpo se iba relajando, mis pensamientos se apartaron lejos de mi 'juego' y se introdujeron en una pequeña fantasía. Te imaginé entrando en la habitación que estaba llena de sombras causadas por la luna casi llena que brillaba fuera y que reflejaba su luz en la nieve que había caído durante el fin de semana, inclinándote hacia mí para apartarme el pelo de la frente y besándomela luego dulcemente, luego mi nariz, y por fin, mis labios. Luego, te imaginé acercando una silla al borde de la cama, poniéndote cómodo, y diciendo "Cindy, muéstrame lo que puedes llegar a hacer simplemente pensando en mí."

Aún bajo las sábanas, mis manos empezaron a bajar por mis costados, pasando por mis caderas, siguiendo por la parte externa de mis muslos, luego de vuelta arriba. Trazaba leves pero amplios círculos sobre mi vientre con las uñas. Coloqué ambas manos sobre mis pechos, aún cubiertos por la camisa de franela que me pongo para dormir cuando hace frío. Presioné con las palmas de mis manos contra ellos, luego lentamente empecé a moverlas, de nuevo en un movimiento circular. Las palmas de mis manos dejaron su lugar a la punta de mis dedos, pellizcando suavemente mis pezones, girando sobre la suave franela al tiempo que se iban endureciendo.

A veces estoy segura de que tengo una especie de circuito que va directamente desde mis pechos hasta el preciado lugar que hay entre mis piernas. Mientras mis pezones se endurecían y arqueaba mi espalda contra mis manos, empecé a sentir el líquido fluyendo, no en una gran riada, sino tan lentamente como mis manos estaban acariciando mis pechos. Mis dedos se dirigieron a los botones de mi camisa, despasándolos y abriendo la camisa, pero sin quitármela. Recorrí con mis dedos la parte superior de mi pecho, luego bajando por entre mis senos, y por debajo de ellos, mis dedos rozando mis pezones, ya desnudos.

Mientras mi mano izquierda se ocupaba de mi pecho izquierdo, mi mano derecha se metió entre mis piernas. Deslicé mis pies contra las sábanas, mis rodillas levantando las mantas, mis piernas separándose solo levemente. Con dos dedos empecé a acariciar los suaves y afeitados labios de mi coño, uno por cada lado. Había únicamente unos cuantos pelitos, ya que me lo había afeitado el Sábado, los justos como para hacerme cosquillas en la punta de mis dedos. Jugueteé con mis labios apretándolos el uno contra el otro y separándolos de nuevo, todavía usando solo dos dedos, excitando indirectamente mi clítoris. Noté que el pezón que me estaba acariciando se ponía un poco más duro. Mis caderas se apretaron contra mis dedos.

Todavía seguía imaginándote allí sentado y mirándome, pasándote distraídamente la mano por el bulto de tus pantalones, excitado, aunque con las sábanas, te fuese imposible ver exactamente lo que yo estaba haciendo, pudiendo sólo imaginarlo.

Esta imagen mental me excitó y uno de mis dedos se introdujo por entre mis labios, buscando la humedad que yo sabía con seguridad que se encontraba allí. Aún seguía con las piernas algo juntas, mis rodillas quizás a unos 15 centímetros una de otra. Me encantaba tocarme, volverme un poco loca con la estimulación indirecta de mi clítoris, hasta que ya no pude más, y abrí las piernas del todo, mi dedo introduciéndose en mí, solo un poquito, para luego dirigirse rápidamente a mi clítoris. Los músculos de mi estómago y de mis muslos temblaron involuntariamente en cuanto mi dedo entró en contacto directo con él.

Seguí con el largo recorrido de atrás a adelante, desde mi cada vez más duro clítoris bajando hasta mi coño, entrando dentro solo un poco. Me apreté las nalgas, un cachete contra el otro, mientras mis caderas se mecían de atrás a adelante con mi ritmo lento y sin prisas.

Mis pensamientos volvieron a ti, aún sentado sobre la cama, mirando, una expresión casi de dolor en tu cara. Tu mano descendía hacia tus pantalones, desabrochándote el botón y bajándote la cremallera, tu ya dura polla saltando fuera de ellos.

Me imaginé apartando las sábanas de encima mío, mi mano izquierda descendiendo para separar los labios de mi coño y mi dedo pasando del lento movimiento atrás y adelante a uno circular algo más rápido. Oh, dios, que bien. Cada pocos segundos, tengo que parar el movimiento circular, para aguantar la sensación de placer y no correrme tan rápido. Durante estos 'descansos', mi dedo vaga sin rumbo por mi coño entrando un poco dentro de mí, llevando más líquidos hacia mi ya dolorido clítoris.

Tú sigues sentado en el borde de la cama, ahora acariciando tu polla con firmeza, pero sin prisa, siguiendo el ritmo que yo marco. Veo cómo te detienes para extender el líquido preseminal con el pulgar por todo tu capullo. Emito un gemido y decido que ya no puedo aguantar más.

Cada vez más rápido mi dedo sigue trazando círculos, todavía sin ningún tipo de estimulación directa ni enérgica, solo una vibración lejana contra mi clítoris. Mis caderas empujan adelante y atrás, mis piernas se abren todo lo que soy capaz de abrirlas. Mi respiración es ahora más fuerte, aspiro profundamente por la nariz, expiro por la boca.

Llego hasta el límite, y me detengo, hundiendo mi dedo en el coño y sacándolo luego de nuevo. Todo mi cuerpo está en tensión, quieto, esperando a que mi dedo roce una vez más mi clítoris, sabiendo que un único roce es todo lo que falta.

Aspiro profundamente de nuevo, mantengo la respiración y agito rápidamente el dedo sobre mi clítoris. Oh dios, las paredes de mi coño se cierran con fuerza, los únicos músculos en movimiento mientras el orgasmo recorre mi ser. Imagino tu polla dentro de mí, siendo apretada por esos músculos contrayéndose suavemente, preguntándome si me gustaría tanto ser yo la que sintiese la presión como hacerla.

Por fin, no puedo aguantar más el contacto de mis dedos. Se alejan de mi coño, y se deslizan sobre mi vientre, dejando una huella de cálido líquido sobre mi piel. Me llevo un dedo a la boca, rodeándolo con la lengua para notar el sabor, luego metiéndomelo entero en la boca, chupando mis jugos de él. Jadeo, un jadeo profundamente contenido. Me abotono la camisa, me doy la vuelta tendiéndome boca abajo, abrazo mi almohada, susurro, "Buenas noches amante. Gracias.", y me quedo dormida con una sonrisa en la cara.

 

Entré en tu lugar más privado, tu dormitorio, tan silenciosamente como un susurro. La luna reflejando su luz sobre la nieve recién caída proporciona luz más que suficiente y te veo tendida sobre la cama, protegida del frío bajo tus mantas y tu edredón.

Mi mente imagina tu cuerpo desnudo, yaciendo como una ofrenda para mí y me siento en una silla al lado de tu cama. ¡Estás tan preciosa que no puedo apartar mis ojos de ti!

Tu cabeza se vuelve levemente y un errante mechón de pelo cae sobre tu cara en un inútil intento de ocultar tu belleza. Acerco mi mano a ti antes de darme cuenta, apartando suavemente el mechón devolviéndolo a su sitio y no puedo resistirme a tus encantos por más tiempo. Rozo tu frente con mis labios siempre muy dulcemente, luego bajo hasta ese precioso lugar entre tus ojos que frunces cuando te ríes. Después desciendo por tu nariz hasta tus sensuales labios.

Tu beso devuelve a la vida a mi polla y mi deseo por ti es muy fuerte: pero esta noche tengo algo más en mente.

"Cindy, muéstrame lo que puedes llegar a hacer simplemente pensando en mí."

Te veo moverte bajo las sábanas. Mientras tus manos se deslizan por tu cuerpo, me esfuerzo por NO tocarte. Vas de vuelta a tu vientre. No puedo saber lo que estás haciendo, pero tu sonrisa dice que sea lo que sea lo estás disfrutando.

Cuando llegas a tus pechos mi pulso se acelera. Aunque no puedo ver lo que estás haciendo, sí que puedo verlo en mi imaginación, y las imágenes en mi mente hacen aumentar el bulto de mis pantalones.

Estoy a punto de perderme el lento deslizar de tu mano derecha bajando por todo tu cuerpo, la palma abierta contra tu vientre, luego tus rodillas elevándose a la luz de la luna formando con las sábanas una especie de tienda de campaña. ¡Siento, más que veo, que tu mano llega al centro de mi deseo!

Por el movimiento de tus caderas, se podría decir que tus caricias te están excitando, igual que a mí. Me doy cuenta de que mi mano está acariciando mi siempre dispuesta polla ¡pero no puedo recordar el momento en que mi cerebro ha dado la orden para hacerlo!

Puedo ver tu hombro moviéndose al extender tu brazo. ¿Estás explorando en lo más profundo de tus húmedos encantos? ¿O estás restregando tus jugos por ese punto justo encima de tu coño, ese punto que a mí tanto me gusta lamer?

Miras hacia mí y sonríes y experimento una cierta sensación de alivio. Tu mirada sigue a mis dedos mientras me despaso los pantalones y libero mi polla de su poco espacioso habitáculo. Pongo un pie sobre tu cama para estirar las piernas.

Como no quiero apresurarme en sentir placer, me acaricio los huevos, duros y pesados por el ansia de soltar su carga. Los masajeo suavemente y tiro de ellos, deseando que fueran tus labios los que estuvieran haciendo eso.

Echas las sábanas hacia atrás y necesito toda mi capacidad de concentración para evitar correrme ante lo que veo. El suave vello que protege tu clítoris brilla a causa de tus líquidos. Tu aroma me llega flotando por el aire y está a punto de conseguir romper mi resistencia.

Agarro mi polla con una mano y empiezo a meneármela al mismo ritmo que tú. Largas y lentas caricias que excitan increíblemente mi capullo. Me extiendo el líquido preseminal que ha empezado a salirme de la punta con el pulgar.

Tus gemidos avisan de la proximidad de tu orgasmo y acelero mis movimientos para seguirte el ritmo. Nuestra respiración es profunda, ruidosa, casi un jadeo. Mis ojos están fijos en tus dedos mientras se acercan cada vez más a tu clítoris. Lo puedo ver desde aquí y está tan duro. Me lo imagino como un botón que disparará un misil de placer por todo tu cuerpo.

Tus dedos entran y salen de tu coño con ganas y no puedes evitar gritar lo mucho que necesitas correrte ¡YA!

Mi mano es tan solo un borrón sobre mi polla pero ya no me acaricio el capullo, ya que sé que solo necesitaría un único roce para disparar el chorro de caliente y viscoso semen. Veo que intentas retrasar tu orgasmo y yo quiero acabar al mismo tiempo que tú así que me intento controlar un poco.

De repente, tomas una gran bocanada de aire y presionas el botón de lanzamiento de tu entrepierna. El fuego del misil irradia visibles oleadas de placer salidas de tu coño. Veo cómo tus músculos atrapan y liberan los dedos que aún están dentro de ti.

¡No hay nada más precioso ni erótico que ver a una mujer en medio de un orgasmo! Cuando mi polla empieza a estremecerse y entra en erupción, me encuentro entre el placer que estoy sintiendo y la frustración de NO poder seguir mirándote.

Cuando soy capaz de enfocar la vista de nuevo, veo que te llevas los dedos mojados de tus jugos a la lengua, para luego lamer tu néctar de ellos. Me muero de ganas de probar tu corrida, de sentir su calor en mi lengua. Mi polla se va ablandando, pero da un último salto ante este pensamiento tan excitante. No se me olvidará hacerlo la próxima vez.

Con la vuelta de mis sentidos, tu imagen se disipa y me pregunto si algo de todo aquello ha sucedido en realidad. Lo último que recuerdo es una sonrisa contenida y una voz susurrando, "Buenas noches amante. Gracias."

tororojo12000@yahoo.es

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