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Trío con mi novia y su madre

en Amor filial

Un día llegué a casa de mi novia por la mañana, serían las 11:30. Me abrió la puerta su madre, una cuarentona muy bien conservada.

- Hola, ¿cómo estás? -me dijo.
- Bien, ¿y usted?
- Pues bien, recién levantada.

Ya se veía que estaba recién levantada ya que llevaba un salto de cama a través del cual se le notaban unas redondas tetitas con unos inmensos pezones.

- ¿Donde está su hija Elena? -pregunté.
- Está en su habitación.
- Bueno, voy a pasar.
- Vale, pues hasta ahora.

Entré en la habitación de mi novia y le dije:

- Hola, ¿cómo estás?
- Bien, ¿y tu? -me respondió ella.
- Pues muy bien.

Entonces la abracé y nos comimos la boca como locos. Empecé a subir mis manos por debajo de su blusa. Acababa de salir de la ducha y no tenía sujetador ni bragas. Me encontré con sus pezones y me dijo:

- Jose, pongámonos contra la puerta por si acaso entra mi madre.

Así lo hicimos. Estábamos cachondísimos. Le metí mano al clítoris y empecé a masturbarla. Ella estaba como loca. Después cogió mi polla y se la llevó a la boca chupándomela como nunca lo había hecho. Le bajé del todo los pantalones para penetrarla pero mientras lo hacía, sentí que estaba un poco tensa por el hecho de que su madre estuviese en la casa y yo ni corto ni perezoso fui a hablar con la madre.

- Cristina, ¿puedo hablar con usted? -le dije.
- Claro, ¿Qué quieres? -me preguntó.
- Mire, es que Elena y yo llevamos mucho tiempo sin estar juntos y queremos un poquito de intimidad si a usted no le importa.
- Sí, vale. Cerrad la puerta y no os molestaré -me dijo mordiéndose los labios, pero por fin teníamos vía libre.

Entré en la habitación de Elena y le dije:

- Todo arreglado. Acabo de hablar con tu madre y ha dicho que mantengamos la puerta cerrada y no nos molestará.
- Y a qué esperas... -me dijo con una voz que casi me derrite.

Cerré la puerta y empecé a comerle el clítoris y a meter mi lengua en su coño lo más profundo que pude. Luego me levanté y ella sentada en la cama empezó a comerme la polla como una loca. Después la puse a cuatro patas y empecé a penetrarla mientras ella gemía.

- ¡Sigue follándome...! -me decía
- ¡Sí, cariño...!

Y mientras me la follaba por su precioso coño me di cuenta de que, con la excitación que teníamos los dos, nos habíamos dejado la puerta entreabierta y allí estaba su madre mirándonos. Elena se volvió y me dijo:

- Te voy a lubricar bien esa polla con mi saliva para que me la metas por el culo.
- Cariño, lo que tú quieras -le contesté yo.

Empezó a chuparme la polla para dejarla bien lubricada y que así entrase de una vez. Volvió a ponerse otra vez a cuatro patas y me dijo:

- Fóllame por detrás.

Pero mientras yo me preparaba para penetrarla por aquel precioso culo, percibí un olor que no era el de su coño y miré hacia la puerta. ¡La madre se estaba masturbando! Pero yo seguí con lo mío y se la metí a Elena.

- No mires, pero tu madre nos está espiando y se está masturbando -le dije a Elena mientras se la metía por el culo.

Al decir esto, Elena se volvió, miró hacia su madre y esta se fue.

- Tu madre debe estar muy cachonda -le dije.
- Me parece que sí -me contestó.
- ¿Te gustaría hacer un trío con tu madre? -le pregunté.
- No sé, lo que tú quieras -me contestó Elena con indiferencia.

Entonces me levanté y me fui en busca de su madre. Cuando la encontré, la cogí de una mano y la llevé a la habitación. La hija seguía sentada en la cama y al entrar se quedó mirando a su madre. Me puse detrás de ella y le desaté el albornoz. Cuando éste cayó al suelo, dejó al descubierto aquel cuerpazo de mujer madura. Empecé a comerle los pezones y después pasé por su hermoso coño. La hija estaba anonadada pero poco a poco empezó a entrar en calor.

- Ven aquí -le dijo su madre mientras yo seguía comiéndole el coño.

La hija fue y la madre empezó a comerle los pezones y el coño. Después se besaron y luego empezaron las dos a comerme la polla. Luego se tumbaron en la cama abiertas de piernas y empecé a follármelas a las dos a la vez.

- ¡¡¡Fóllame!!! ¡¡¡No me dejes!!! ¡¡¡Fóllame!!! -gritaban al unísono.

De repente la madre me gritó histéricamente:

- ¡Dame por el culo, por favor! ¡Rápido!

Y mientras ella me lubricaba la polla con la boca, mi novia le comía el coño como nadie se lo habría hecho nunca. La cogí por las piernas y empecé a follármela por el culo como ella quería, mientras su hija se masturbaba y gritaba histéricamente:

- ¡Que me corro...! ¡Que me corro...! ¡Ohhhh, sigue...! ¡Sigue follándotela! ¡Ohhhh, ohhhh, ohhhh...! ¡Que me corro, que me corro...!

Cuando por fin notó que estaba a punto de correrse me puso su coño en la cara para que me comiera su corrida. Acabé con la última gota y aún seguía follándome a la madre. Entonces sentí que había llegado la hora de correrme y, cuando la saqué de aquel agujero negro y afeitado, me empecé a masturbar como un loco.

- ¿Te vas a correr? -me preguntaban ansiosas.
- ¡Síííí, ohhh, síííí, ohhh...! -les contesté yo entre jadeos.

Y me corrí en sus caras mientras ellas se relamían y me chupaban la polla para sacar toda mi corrida sin derramar ni una gota. Siguieron así hasta unos instantes después de que mis movimientos y jadeos cesasen, lamiendo y chupando cada gota de semen que había sobre mi polla. Luego se limpiaron mutuamente la cara con sus lenguas y, cuando por fin quedaron limpias, cayeron rendidas a mi lado gimiendo aún por el placer que, tanto ellas como yo, acabábamos de recibir.

tororojo12000@yahoo.es

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