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Mama PornoStar (I)

en Amor filial

Con 14 años descubrí que mi madre había sido una estrella del cine porno de serie B.

Vivíamos los dos solos en un chalet a las afueras, nunca conocí a mi padre, ni me interesó. Y yo era un niño gordito y sin amigos. A esa edad yo ya había descubierto por mi solo el sexo y a hacerme pajas. Mis únicos amigos eran los libros y de ahí saque la información. De manera que a los 14 años tenia una información teórica muy superior a la de muchos adultos. Sabía más de 30 posturas, buscar las zonas erógenas y un montón de cosas por el estilo. Pero todo teoría, a esa edad pesaba nunca un chica iba a fijarse en mí, que era el tipo raro del colegio y con el que nadie se molestaba en hablar.

 

Cuando llegaba la primavera, todos los fines de semana se reunían en mi casa mis "tías", eran las amigas de mi madre, pero yo las llamaba tías, porque las conocía desde siempre y eran lo más parecido a una familia que conocía, porque tampoco había conocido nunca a mis abuelos o a otro familiar de mi madre.

Mis "tias" se reunían en la pequeña piscina y montaba una barbacoa. Todas eran maduritas como mi madre pero cuando se ponían en bikini, dejaban claro que no eran como el resto de las mujeres de su edad. Para empezar los bikinis eran de esos de fantasía y muy pequeños, dejando a la vista unos cuerpos, que aunque gorditos ya por la edad, aun estaban duros y muy sugerentes. Eso era lo que yo había visto desde niño, incluso hubo un época en que me extrañaba que el resto de las mujeres no tuvieran tantas tetas como mis "tías" que eran todas muy pechugonas y eran lo que yo consideraba normal. Al crecer le había dedicado muchas pajas a mis queridas "tias" que seguían mimándome como si fuera un niño pequeño.

Ese día estaban todas montando su fiestecita en la piscina, montando mucho jaleo y jugando el agua como adolescentes. Tuve que pasar a saludarlas, aunque yo ese día estaba un poco deprimido. Todas se volvieron locas por besarme y darme achuchones. La ultima fue mi "tía" Gilda, que era alemana, rubía, alta y más tetona que las demás. Me abrazó con fuerza metiendo mi cara entre sus dos enormes tetas y las demás empezaron los comentarios picantes.

-¡Eh! Ten cuidado, lo vas ahogar.

-¡Sí! Ten cuidado, pero más abajo, que ya es un hombrecito.

-Callaos- Contesto Gilga.- Él siempre será mi bebe.

Las dejé haciendo bromas y subía a mi cuarto porque realmente no me apetecía nada. Me tumbé en la cama y solo podía pensar en lo triste que era mi vida, sin un solo amigo con quien hablar. Pasó el tiempo y todavía podía oír el alboroto en la piscina. Subía a la guardilla, para entretenerme buscando entre los trastos viejos sin esperar encontrar nada en concreto. Después de rebuscar encontré una caja de cartón en la que no me había fijado nunca. Dentro había un montón de cintas de video sin etiquetas y las bajé a mi habitación donde tenia un televisor y un video.

Y hay me llevé la sorpresa de mi vida. Ya en la primera cinta apareció mi madre, 10 años más joven, chupando una polla como si le fuera la vida en ello, no estaba actuando, se notaba que lo estaba disfrutando de verdad, le gustaba que le refregará el capullo por toda la cara, pero cuando el tipo la poso a cuatro patas y se la metió de golpé por el culo. Se notaba que no le gustaba, los gemidos y las palabrotas eran completamente falsos.

No me lo podía creer, mi madre era un putón., era una actriz porno ya que la cintas eran profesionales aunque de muy poca calidad. Cambien de cintas varias veces, en todas mi madre parecía ser la protagonista, haciendo de todo, follando con tres tios a la vez, bebiendo semen de una copa, metiendose cosas por el coño y el culo, rebajándose al máximo y esforzándose por ofrecer a la cámara su mejor cara de viciosa, la mayoría de las veces fingida, pero otra estaba claro que disfrutaba, hasta se le ponían los ojos en blanco. También aparecían mis dulces "tías" tan putas o más que mi madre, en orgías o escenas lesbicas con consoladores gigantes.

Deja esta, por favor, es mi favorita- Era mi "tía" Camila, que se había colado en mi habitación.

Camila era una mulatona de casí 50 años, con unas tetas y un culo tremendo. Yo estaba completamente asustado y no sabía que hacer. Ella se acercó como una tigresa. Sonreía, pero había algo en esa sonrisa que me daba miedo.

Mira lo guarra que era tu madre. ¿Te pone caliente?

Precisamente en ese momento de la película, mi madre estaba comiéndole el coño a una Camila más joven y menos tetuda. Era una escena de sado light en la que Camila era la dominatriz y mi madre su esclava limpiaba con devoción el coño de su ama.

Camila se había colocado a mi espalda y había comenzado a acariciarme bajando hasta sacar mi polla del pantalón y había empezado a hacerme una paja muy lentamente, mientras que no dejaba de hablar y sus palabras tenían un poder hipnótico.

-Mira como lamé, como lo disfruta. Ya ves que eres un pequeño hijo de puta. No sabía el secreto de tu madre ¿Verdad?

Yo me excitaba cada vez más con sus palabras y con las imágenes de mi madre completamente sometida. Una parte de mí decía que todo esto no era correcto, que era mi madre y que en esa escena se veía claramente que estaba fingiendo. Pero la voz de Camila me tenían hechizado, mientras que continuaba pajeándome con una mano con la otra había empezado a acariciarme los huevos, a arañarlos con las puntas de las uñas.

¿Te gustaría que fuera tu madre la que te pajera? Sí, eres tan guarro como ella.

Y era cierto, sin darme cuenta había empezado a desear que mi madre estuviera sobandome los cojones y que fuera tan sumisa como en la película. Una esclava a la que obligar a follar como una vulgar perra.

Bien, nene. Tu tía Camila va a hacerte un hombre.

Se puso delante de mí. Se movía sensualmente, torturándome, dejando que viera a trozo la pantalla de la tele, donde a mi madre estaba encajando en su coño el grueso mango de un látigo. Camila se quito el bikini sin parar su baile infernal. Su pezones eran negros y gruesos y los labios de su coño estaban inchados y de un color rojo encendido que contrastaban con el color moreno de su piel. Era una mujer de 50 años que iba a follarse a un crio de 14 sin ningún escrúpulo.

Se arrodilló delante de mí y mirándome a los ojos me dijo:

-Imagina que es la puta de tu madre la que te va a chupar la polla.

Y sin más se la metió por completo en la boca. La sensación era increíble. Camila sabía perfectamente como chupar un nabo. Me llevaba al borde el orgasmos pero no dejaba que me corriera. Una y otra vez llevándome al limite.

La era algo insoportable, casí doloroso. Tan intenso, que sere los ojor deseando que Camila dejara que me corriera y llenarle la cara con mi leche. Cuando estaba apunto de explotar. Camila se aparto bruscamente escuche una voz familiar.

Deja a mi hijo en paz, zorra de mierda.

Era mi madre la que había apartado a Camila. La tenía cogida por los pelos y se revolvía como una loca. Ahora era Camila la que parecía una esclava, de rodillas, desnuda e indefensa, apunto de comerle el coño a mi madre, que tenia el rostro contraído por la ira y en el forcejeo con Camila, una teta se le había salido del bikini...

Continuara.

Tororojo12000@yahoo.es

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