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Curiosidad de padre (II)

en Amor filial

CURIOSIDAD DE PADRE (Capítulo II)

A la noche siguiente, Bryan cogió un viejo libro, uno de misterio que años atrás le había gustado mucho. Planeó leerlo un rato hasta que se cansase, y luego irse a la cama. Su mujer estaría de vuelta al día siguiente, y él sería capaz de ignorar lo que estaba pasando en la habitación de al lado por una noche, fuese lo que fuese. El primer capítulo pasó enseguida.

Bryan no tenía ni idea de qué hacer sobre lo de su hija. Dejó el libro a un lado y caminó hacia la ventana. No había ninguna luz encendida. Allí de pie y en silencio, miró en el oscuro cuarto de baño donde Stephanie probablemente se tomaría un baño más tarde aquella misma noche.

"Me pregunto si sabe que Deirdre se folla a su hermano", se preguntó. "Claro que lo sabe. Son muy amigas."

El dormitorio de Patrick se iluminó con una repentina luz. A través de las abiertas persianas, Bryan vio almohadas fuera de su lugar natural en la cama, y sábanas blancas retorcidas y desordenadas. Deirdre apareció en la ventana y frunció los labios en su dirección, mandándole un beso. Empezó a desabrocharse los botones de la blusa y se dio la vuelta hacia la habitación donde Patrick yacía tumbado sobre su cama, bajándose los vaqueros, su polla y sus huevos abultando sus calzoncillos cortos.

Alguien llamó a la puerta de casa de Bryan. Con algo parecido al alivio, se acercó para ver quién era. De camino decidió que si se trataba de un testigo de Jehová, le llevaría a la ventana para enseñarle algo que seguro le hacía salir volando de allí. O quizá no...

- ¡Stephanie! -exclamó Bryan.
- Hola, señor Stone -dijo ella con una brillante sonrisa- Dre me dijo que no le molestaría a usted que viniese. Gracias.

Pronunció el nombre de su hija algo así como "Dray".

- La verdad es que no sé... -empezó a decir.

Stephanie pasó rodeándole y entró rápidamente en el salón, yendo directamente a la ventana.

- Creo que le debo diez pavos -se dijo Stephanie en voz alta- No creía que Dre fuese a atreverse a hacerlo de veras. Estaba mirando, ¿verdad, señor Stone?

Bryan se puso detrás de ella. El perfume de la chica penetró en su cerebro y puso los ojos en blanco.

- Creo que no deberías ver eso. Ninguno de los dos deberíamos. ¿Estáis locas las dos?

Stephanie se volvió hacia él, frotando sus senos contra el pecho de él. Bryan ya se había dado cuenta de que no llevaba sujetador por la forma en que le habían botado cuando iba hacia la ventana. Nadie le había provocado de esa forma desde hacía mucho tiempo y la verdad es que le divertía. Dudaba que la chica llegase muy lejos.

- Sé que me observa desde aquí -dijo Stephanie- Usted cree que no puedo verle, y la verdad es que no puedo ver demasiado, pero sé que hay alguien moviéndose aquí arriba. ¿Se ha hecho alguna paja, quiero decir, mientras me miraba?

Le miró con una mirada de honesta curiosidad, con las cejas alzadas, la cabeza atenta. Su mano encontró la cremallera de sus vaqueros y pasó un dedo por toda la serie de dientes de metal.

Bryan no dijo nada. Miró por la ventana hacia Deirdre, y vio que Patrick yacía tendido entre sus piernas, chupándole un pezón mientras su dedo entraba y salía de su coño.

Sin separar la mano de su bragueta, Stephanie rodeó a Bryan hasta colocarse detrás y apretó sus pechos contra su espalda. Rodeándole con la otra mano, le despasó el cinturón.

Bryan intentó pensar, pero la parte racional de su cerebro funcionaba más lentamente por culpa del perfume de la chica, de repente, cuando sus pechos le tocaron, se paró del todo.

- Patrick tiene un culo realmente bonito, ¿no lo cree así, señor Stone? -comentó Stephanie, bajando la cremallera de Bryan y posando la mano sobre su polla- Y usted tiene una polla preciosa y muy dura.

Se quedó en silencio, sin moverse, disfrutando del tacto de su mano. Abajo, aún metiéndole el dedo a Deirdre, Patrick había descendido casi hasta los pies de la cama para lamerle el coño. Los dedos de Stephanie rodeaban y apretaban la tiesa polla de Bryan. Sin dejar de hacerlo miró por encima de su hombro, deslizando un pezón de atrás a adelante contra él.

- Nunca antes había visto follar a otra gente -dijo- ¿Y usted, señor Stone? Pensándolo bien es bastante extraño, especialmente tratándose de mi mejor amiga y de mi hermano. ¡Mire que grande tiene la polla! Aunque creo que la suya es más grande, eh, señor Stone...

Con una mueca, Bryan miró al hermano de la chica. El culo de Patrick estaba elevado en el aire, y cada vez que se balanceaba hacia adelante para lamer el coño de Deirdre su polla descendía en picado y rozaba el colchón. Durante uno de esas caídas en picado, su polla no volvió a subir, sino que siguió apretada contra la sábana. Sus caderas empezaron a bombear atrás y adelante. Mientras Patrick le comía el coño a Deirdre, su polla buscaba la fricción del colchón que le hacía sentir como si estuviese follando.

Stephanie empezó a bombear la polla de Bryan, conscientemente o no, al mismo ritmo con el que su hermano se estaba follando el colchón.

- Los hombres sois tan peculiares -dijo ella, acariciando a Bryan un poco más rápido- Seríais capaces de meterla en cualquier sitio, ¿verdad?
- Haces muchas preguntas -le contestó Bryan, con voz áspera, nada contento porque había perdido la iniciativa con esta chica, pero no sabía por qué le molestaba tanto eso.

Stephanie jadeó, y apretó su polla más estrechamente, ya sin bombear. Su hermano de pronto había arqueado la espalda, la cara mirando al techo, su polla saliendo por el agujero que había hecho con su propio puño. Tras unos pocas y muy cortas caricias, eyaculó sobre el desnudo cuerpo de Deirdre, un largo chorro de semen que alcanzó la barbilla de la chica y que fue cayendo luego justo por encima de sus pechos. Esta separó las piernas todo lo que pudo y se frotó el coño, quizá intentando correrse, quizá intentando estimular al chico aún un poco más. Un segundo chorro de leche dio de lleno contra uno de los pechos de Deirdre y mientras empezaba a gotearle, cayendo por un lado, otra andanada de semen fluyó sobre su vientre y entre sus dedos que frotaban sin cesar su coño.

- No se la ha follado de verdad -dijo Stephanie, siguiendo con sus caricias y meneos a la dura polla de Bryan- No creo que vaya a tener que pagarle los diez pavos después de todo. ¿Qué piensa usted, señor Stone? Dre dijo que se lo follaría, pero solo se ha hecho una paja encima de ella.

Bryan volvió la cara hacia ella.

- Creo que se ha acabado el espectáculo. Aunque odio preguntarte esto, ¿no deberías irte? Lo que me estás haciendo me está volviendo loco de placer, jovencita. Quizá demasiado.

Stephanie se puso de rodillas y se metió su polla en la boca. Mientras le chupaba la verga, sus dedos jugueteaban suavemente con sus huevos.

- De acuerdo -cedió Bryan- Puedes quedarte un poco más. Pero, vayamos a mi cama. Lejos de la ventana.

Los dos se tendieron desnudos sobre la cama, y Bryan la abrazó con fuerza, masajeando su culo con ambas manos. Lo tenía duro como una piedra, justo como él había pensado. Quería obsequiar a la chica con algo más que un orgasmo rápido. Veintinosécuántos años de experiencia, aunque fuese bastante puritano, tenían que valer para algo. Y, aunque conscientemente no lo sabía, deseaba que el hipotético informe que Stephanie le iba a dar a Deirdre de aquella experiencia fuese sensacionalmente positivo.

Deslizó sus manos a lo largo de toda su espalda y le besó la frente. Ella le acarició la polla.

- ¿Así que sabías que te observaba cuando estabas en la bañera? -le preguntó.
- Tenía que ser usted. Bueno, pensé que podía haber sido la señora Stone, pero no me parecía de esa clase de mujer. Buscaba un movimiento o un rayo de luz reflejada y le imaginaba a usted masturbándose. Era increíblemente excitante. De hecho, aunque no podía decir con seguridad que era usted el que me observaba y se masturbaba, yo le imaginaba con tanta viveza que no me hacía falta estar segura. Mientras me acariciaba el coño, usted siempre estaba allí para hacerme compañía.

Bryan la besó en los labios, tocando su lengua con la suya.

- La próxima vez -continuó Stephanie- será sensacional. Yo sabré que usted me está mirando. Sabré cómo es su dura polla. ¡Me muero de ganas de que llegue ese momento!

Bryan inclinó la cabeza y tomó un pezón con su boca.

- ¿Me comerá usted el coño, señor Stone? -preguntó la chica.

Sin esperar una respuesta, se montó sobre su cara y le colocó el coño en su boca.

"Es tan dulce", pensó él. "Ya casi había olvidado su sabor. Tiene el coño jugoso como un melocotón, el clítoris como una mora madura."

- Qué bien lo hace -gimió Stephanie cuando la lengua de Bryan penetró en su interior.

Bryan lamió la parte interna de sus muslos, chupó los labios de su coño, mordisqueó su entrepierna. Sus manos se volvían locas, intentando acariciar al mismo tiempo aquellos musculosos muslos y el duro vientre que latía con contracciones cada vez que su lengua tocaba el clítoris de la chica.

- ¿Podríamos probar una cosa, señor Stone?

Él se detuvo, indeciso.

- ¿Qué?
- Quiero verle masturbarse y usted puede verme a mí. Así, la próxima vez que esté en la bañera, los dos sabremos exactamente lo que el otro está haciendo.

Levantando la vista por encima de su coño, por entre sus pechos, Bryan vio una brillante sonrisa iluminar la cara de Stephanie.

- Yo... esto... tenía la esperanza de follarte, cariño.

Stephanie se bajó de la cara de Bryan y se arrodilló entre sus piernas, con la espalda recta.

- No se preocupe, señor Stone -dijo tímidamente ella- Sé que su polla necesita un buen coño, húmedo y caliente. Pero, hagamos esto primero.

Sacudiendo los hombros como un deportista relajando los músculos, la chica separó las piernas, sus rodillas tocando la parte interna de las de él, y le tocó los huevos una vez, como para darse suerte. Stephanie se elevó sobre Bryan y este pudo admirar sus formas, su aroma, su juventud. Su rígida verga empezó a moverse como el segundero de un reloj, con cortas y rápidas sacudidas al ritmo de los latidos de su corazón.

Stephanie tomó sus abundantes pechos con las manos y gimió con fuerza.

- ¿Le ha gustado ver a Dre y a Patrick, señor Stone? ¿No es una chica increíble? Aunque Patrick es un chico bastante raro, corriéndose encima de ella de esa forma. ¿Por qué no se está masturbando ya, señor Stone?

Subiéndose uno de sus pechos todo lo que pudo, Stephanie inclinó la cabeza y lamió su duro pezón. Su otra mano se deslizó por su abdomen y empezó a acariciar los labios de su coño.

Bryan agarró la sábana con fuerza entre sus puños, los nudillos blancos.

- Tengo miedo de empezar -dijo- Tengo algo de vergüenza, pero esa no es la razón principal. Lo que pasa es que quiero correrme dentro de ti y no encima de mí.

Un movimiento en el exterior de la habitación captó la atención de Stephanie y echó un rápido vistazo hacia la puerta. Fuera, en el pasillo, apartada de la puerta para que su padre no pudiera verla, Deirdre se tapó la boca con la mano para ocultar el asombro que mostraba su rostro - ¿o era diversión? - después de haber oído las palabras de su padre. Llevaba puesto un salto de cama rojo como si fuese una finísima capa de helado de cereza realzando el postre de debajo.

- Vale -dijo Stephanie- esto es lo que haremos. Le taparé los ojos con la almohada, para que así no se sienta tan violento.

Su coño rozó la polla de Bryan cuando fue a coger la almohada, y sus pechos se balancearon de un lado a otro con el movimiento. El padre de Deirdre ronroneó de placer como un gato. Después de haberle cubierto la mitad superior de la cara con la almohada, Stephanie le cogió la mano derecha e hizo que envolviera su verga con ella. Como si estuviese dándole cuerda a un juguete, Stephanie movió arriba y abajo la mano de Bryan con la suya unas cuantas veces para luego soltarla enseguida, sentándose sobre sus talones. Su "juguete" cooperó tan solo unos instantes, continuando con el movimiento un par de veces más antes de detenerse.

- Tengo que cambiar de mano -se disculpó Bryan, con la voz amortiguada por la almohada- Soy diestro.

Su mano derecha levantó la polla hasta dejarla en posición vertical y entonces empezó a masturbarse. Stephanie le hizo señas a Deirdre para que entrase en la habitación.

- No me había dicho usted lo mucho que le gustaba espiar a Dre, señor Stone. De todos modos, apuesto a que si ella estuviese aquí le encantaría verle masturbarse tanto como a mí.

Deirdre besó suavemente por detrás la cabeza de su amiga, y con la palma de su mano abierta empezó a masajear el cuello de Stephanie bajando luego para acariciarle la espalda.

- Espero que no puedas ver lo colorado que me estoy poniendo -dijo Bryan- Bueno, imaginaré que como yo no te veo tú tampoco puedes verme a mí. Deberías saber que quiero muchísimo a mi hija.

Diciendo esto, la otra mano de Bryan se deslizó por entre sus piernas y empezó a manosearse los huevos, mientras su puño derecho aumentaba casi imperceptiblemente la velocidad de bombeo. Deirdre se inclinó sobre Stephanie y le besó la nuca, rodeándola con la otra mano para juguetear con uno de los pezones de su amiga. Por su parte, esta estaba usando los dedos índices de ambas manos para acariciar cada uno de los lados de la abertura de su coño. Seis manos pero que muy ocupadas.

- Creo... -continuó Bryan- Bueno, no... Sé con seguridad que verla me excitó. Joder, ya la tenía dura y me estaba haciendo una paja mientras te miraba masturbándote en la bañera. Y cuando Patrick empezó a follársela, me puse increíblemente celoso y, lo cierto es que empecé a imaginar que era yo el que estaba en su lugar, entre las piernas de Deirdre.

Stephanie introdujo dos dedos en su húmedo coño. Luego los sacó para frotarse el clítoris. Sin apartar la vista de la polla de Bryan, alargó la otra mano hacia atrás y la puso sobre el coño de Deirdre, palpando hasta que su dedo índice encontró su mojada abertura.

- Los dos nos corrimos al mismo tiempo, ya sabes, tu hermano y yo -dijo Bryan- Sentí como si me estuviese corriendo dentro de ella. Me muero por follarte, cariño, igual que Patrick se folló a Deirdre.
- Tiene usted una forma muy guay de masturbarse -dijo Stephanie- Primero rápido, luego lento, después jugueteando con sus huevos. Estoy disfrutando mucho viéndole. Pero creo que tiene razón.

Sujetó la almohada firmemente sobre sus ojos, asegurándose de no apretar demasiado y que pudiese seguir respirando.

- Aguante un poco mientras me subo encima de usted, encima de su enorme polla. Es monstruosamente grande, señor Stone, y está para comérsela. Debe estar usted orgulloso de ella.

Stephanie salió de un salto fuera de la cama como una gimnasta, las manos firmemente apoyadas sobre la almohada, y Deirdre se arrodilló junto a su padre, cerró los ojos y se metió su verga en la boca.

- Oh, Stephanie -dijo él- Qué bien lo haces. Me voy a correr enseguida. Fóllame, por favor. Fóllame.

Deirdre miró a su amiga que estaba sonriendo abiertamente, le guiñó un ojo y cubrió el cuerpo de su padre con el suyo. Sus pezones se apretaron contra el pecho de él a través del salto de cama, su cabeza tocando apenas la almohada, y, poco a poco, su coño se fue tragando la polla de Bryan hasta que quedó completamente enterrada en él.

- ¿Llevas algo de ropa encima? -preguntó Bryan- ¿Cómo lo has hecho?

Aplastando su culo contra las caderas de su padre, Deirdre trató de meterse aquella polla aún más hondo. Apretó la verga con los jóvenes músculos de su coño, y él le respondió follándola con fuerza, estableciendo un ritmo, los huevos de Bryan balanceándose de atrás a adelante entre ellos dos.

- Usted solo fólleme -dijo Stephanie con voz tranquilizadora- Me encanta sentirle dentro de mí.
- Tu voz -dijo Bryan- Es como si...

Soltó sus manos de las caderas de Deirdre y apartó ásperamente las de Stephanie de la almohada. A dos centímetros de su cara, mirando a los ojos de su padre, Deirdre le besó en los labios. Empezó a follarse a su padre con más rapidez.

- Oh, cariño -dijo él, girando la cabeza y deteniendo sus movimientos- Yo nunca... No deberías... No podemos...

Stephanie le acarició la cara con sus dedos. Deirdre apretó su coño.

- Lo haces de maravilla, cariño -admitió Bryan- Qué coño tan estrecho, había olvidado lo bueno que era uno así.

Agarrando con fuerza los muslos de su hija, se levantó de golpe quedándose sentado. Al caer Deirdre de espaldas sobre la cama, Bryan tiró de ella con fuerza hacia él de forma que su polla no se saliese de su caliente y mojado coño. Un segundo más tarde se la estaba follando en la postura del misionero, su culo bombeando con energía, su polla taladrándola, abriéndose camino hasta lo más hondo de su ser. Desde atrás, Stephanie acariciaba el culo de Bryan con una mano y le cogía los huevos con la otra, mojándose los dedos con el jugo que salía del coño de Deirdre.

- Fóllame, papá -susurró Deirdre, pero subiendo el volumen de su voz poco a poco- ¡Vas a hacer que me corra! ¡Fóllame! ¡Más fuerte! ¡Ya!

Bryan se ayudó de sus rodillas para separar más las piernas de Deirdre y le levantó el culo un poco más alto, incrementando el ángulo de su polla en su interior así como la fricción sobre su clítoris. Aumentó la rapidez de sus movimientos. Sabía que estaba a punto de correrse.

Deirdre envolvió las piernas de su padre con las suyas y sus muslos se tensaron, poniéndose rígidos. Stephanie le introdujo un dedo a Bryan por el culo y lo movió dentro, consiguiendo que los músculos de su culo se apretasen y que gimiese con fuerza.

- Eso es, papá, córrete dentro de mí. ¡Córrete conmigo! ¡Oh!

En el vestíbulo, una puerta se cerró.

- Cariño, ya estoy en casa -llamó una voz femenina.

Un silencio.

- ¿Qué es todo ese escándalo que se oye ahí dentro?

Las piernas de Deirdre atrajeron a su padre con más fuerza apretando su cuerpo contra el de ella mientras sus estremecimientos iban apagándose. Stephanie le rodeó con un brazo, apretando sus pechos contra su espalda, su dedo aún semienterrado en su culo.

Encajado entre las dos chicas, sin ningunas de ganas de moverse aunque hubiese podido hacerlo, Bryan oyó la voz de Stephanie.

- Hola, señora Stone. ¿Qué tal su viaje?

tororojo12000@yahoo.es

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