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Diversión humeda

en Orgías

DIVERSIÓN HÚMEDA

Isabel descansaba desnuda sobre la extendida toalla de playa, con su cuerpo reluciendo bajo el cálido sol. Su intenso bronceado era aún más evidente a causa de la blanca y lechosa piel que mostraba bajo la escasa extensión de su bikini favorito. Tres de sus mejores amigas estaban sentadas alrededor de ella, desnudas también, masturbándose con los dedos y extendiendo los líquidos provenientes de sus coños por sus sudorosos cuerpos. Los jugos de Isabel empapaban sus propios muslos y la toalla de playa que tenía debajo también estaba mojada de ellos. Alicia, su rubia amiga, se había puesto sobre ella, abierta de piernas, frotando al mismo tiempo su lubricado coño atrás y adelante contra la puntiaguda teta de Isabel. Las otras chicas también sudaban bajo el cálido sol y todo lo que Isabel veía era piel desnuda y reluciente. El lugar en el que se encontraban, el pequeño patio trasero de la casa, quedaba oculto a la vista. No había vallas, solo paredes de yeso, y tampoco habían ventanas por las que poder observar a hurtadillas el espectáculo de cuatro desnudas y sudorosas jovencitas. Isabel ya había alcanzado varios orgasmos y le llegaban con tanta rapidez que parecía como si fuese uno solo, largo y continuo. El grueso vibrador que llenaba su coño hacía que sus músculos se tensasen y flexionasen sin parar. Estefanía se acercó a la cara de Isabel y extendió con sus dedos los viscosos jugos de su coño sobre sus mejillas. Isabel observó el delgado cuerpo de Estefanía y sus grandes y firmes pechos. Estefanía mecía sus caderas, y sus tetas, suaves y seductoras, se agitaban por el movimiento. Observó los dedos de la chica moverse en dirección a su cara y entonces los sintió deslizándose húmedamente por toda su mejilla, cruzando sus labios y bajando por su otra mejilla.

El aroma de su fragancia femenina llegó a la nariz de Isabel y esta se lamió los labios cubiertos de jugos, saboreando la corrida de Estefanía. Tenía un sabor entre dulce y salado, suave y delicioso, como un maravilloso postre con el que deleitarse. Linda separó las piernas de Isabel y comenzó a meter y sacar el enorme vibrador en su delicado y bronceado coño, viéndolo brillar a la luz del sol. Las caderas de Isabel se retorcían mientras la gruesa polla de plástico se deslizaba dentro y fuera de su coño. Linda estaba fascinada y excitada por los eróticos balanceos del culo de Isabel cada vez que la polla de goma cambiaba de dirección. Linda frotaba su propio coño contra los extendidos muslos de Isabel. Se inclinó hacia adelante, cubriendo con su largo y negro pelo el bajo vientre de Isabel y su monte de Venus, acariciando a la chica con sus suaves y sedosos cabellos. Los ojos en forma de almendra de Linda se cerraron al notar la cercanía del orgasmo y su pequeño cuerpo asiático se sacudió mientras un tremendo orgasmo surgía de sus pequeñas entrañas. Sus jugos mojaron el muslo de Isabel y recubrieron su propio entrepierna con una deliciosa y cálida humedad. Alicia se agachó y chupó uno de los pequeños y oscuros pezones de Linda, haciendo que la chica oriental sonriese sensualmente y suspirase. Alicia bajó la mano y frotó el clítoris de Linda, deslizando sus dedos por los dispersos y suaves pelillos que apenas cubrían el monte de Venus de la chica. Eran todo un contraste. La rosada piel de Alicia contra el tono más oscuro de la chica asiática.

Alicia era una chica alta, de casi 1'80 de altura, con enormes y abundantes pechos, un par de suaves y redondos globos formaban su culo y su piel era blanca como la leche. Comparada con la rubia, Linda parecía aún más bajita de los 1'60 que medía, con rasgos casi delicados, un tono de piel moreno intenso fruto de sus orígenes Polinesios, pechos pequeños coronados con dos oscuros pezones del tamaño de dos monedas de 100 ptas, y un apretado y duro culo. Estefanía pasó su pierna izquierda por encima de la cabeza de Isabel y lentamente bajó su empapado y mojado coño hacia su cara. Estefanía se había afeitado casi por completo el coño, dejando su monte de Venus apenas cubierto por su espesa mata de pelo castaño. Isabel vio el desnudo y reluciente coño descender hacia su cara, disfrutando de la visión de las increíbles curvas de Estefanía y del calor que emanaba de su cuerpo. Los suaves muslos y nalgas de Estefanía se apretaron contra ella y extendió su lengua, lamiendo la suave y empapada raja de la chica, saboreando sus jugosas delicias. Estefanía se corrió, y sobre los labios y la lengua de Isabel cayó un torrente de jugos surgido del coño de su amiga que lamió vorazmente. Alicia se puso encima de ellas y Estefanía se inclinó hacia adelante, lamiendo en círculos el arrugado y rosado culo de Alicia, para luego bajar hacia sus relucientes y húmedos labios vaginales. Alicia se echó hacia arriba y dejó que Estefanía le metiese la lengua por el coño, mientras Linda se daba la vuelta y reposaba su cabeza sobre el pubis de Isabel, chupando las oscilantes tetas de Alicia.

Los jugos manaron del rubio coño de Alicia y se estremeció en un largo orgasmo, empapando la cara de Estefanía con sus líquidos y apretando su pecho contra los chupones labios de Linda. Las cuatro sudadas y, por el momento, satisfechas chicas descansaron al sol, alejadas unas de otras, pero lo suficientemente cerca como para poder acariciar el muslo o el pecho de alguna de ellas.

- Estoy quemada -dijo Alicia.
- Yo también -añadió Linda.

Lentamente se levantaron las cuatro, recogiendo las toallas de playa antes de entrar en la frescura de la casa. La cálida tarde de Julio las había hecho sudar a todas. Esto sumado a sus suaves jugos hacía que las chicas estuviesen cubiertas de humedad. Isabel abrió la nevera, dejando que el frío aire que salía de ella bañase su cuerpo desnudo, y sacó una jarra grande de té helado. Linda sirvió el té en vasos y se los dio a sus amigas.

- ¿Una ducha? -preguntó Isabel, separando el vaso de sus labios.
- Mmm, vale -dijo Estefanía, limpiándose una gotita de sudor que le caía por entre los pechos.
- Yo me ducharé la primera -dijo Alicia, dirigiéndose al baño más grande.

Las otras se dirigieron a la habitación de Isabel y a la ducha. Cuando Isabel reparó en la pequeña silueta de Linda a su lado no pudo evitar abrazarla y luego Estefanía hizo lo mismo. Se besaron unas a otras, mientras Isabel pellizcaba el pequeño y suave pecho de Linda.

- Oh, no me pongas cachonda otra vez -dijo Linda.

La ducha de Isabel era suficientemente grande como para meterse las cuatro, así que se enjabonaron unas a otras y compartieron la tarea de darse champú, especialmente en el largo y negro pelo de Linda. Por último se enjuagaron unas a otras entre sensuales juegos. Las cuatro chicas estaban pasando el rato en el salón de Isabel, vestidas con ropas ligeras al calor del verano. Isabel llevaba sus pantaloncitos de nylon y un suéter de tubo hecho de punto. Las demás llevaban pantaloncitos cortos y la parte superior del bikini, siendo el de Alicia casi indecente. La parte superior de su bikini consistía en un par de pequeños triángulos que cubrían sus pezones, pero dejaban a la vista la mayor parte de sus tetas. El teléfono sonó e Isabel lo cogió, hablando durante unos minutos.

- Nos vemos ahora mismo -dijo por fin. Colgó y volvió al sofá.
- ¿Quién era? -preguntó Estefanía.
- Susana -le contestó Isabel- Va a venir aquí.
- ¿Por dónde ha estado? -preguntó Alicia- Hace días que no la veo.

Hablaron unos minutos más hasta que el timbre de la puerta las interrumpió. Linda se levantó y fue de un salto hasta la puerta, abriéndola de golpe. A Linda le caía muy bien Susana y tenía ganas de saludarla. Susana miró a su pequeña y preciosa amiga asiática y sonrió abiertamente. Linda llevaba puesto el bikini más diminuto de todos. A pesar de eso no enseñaba nada que no enseñasen otras chicas llevando otro bikini más modesto. Las chicas observaron a Susana entrar en la casa y besar afectuosamente a Linda. Luego saludó a las demás y se quitó la fina blusa que llevaba puesta, mostrándoles sus firmes y redondos pechos desnudos con sus pezones rosados. Llevaba unos pantaloncitos blancos que dejó caer al suelo, quedándose únicamente con unas braguitas de bikini azules.

- Dios, qué calor hace ahí fuera -dijo.

Comenzaron a hablar y preguntaron a Susana por qué había faltado a su reunión y ella se puso a explicárselo con excitación. Había salido con el hermano de otra amiga, descubriendo que en la cama era un monstruo. Los dos se dieron cuenta de que tenían el apetito sexual igual de desmesurado y se devoraron el uno al otro hasta las primeras horas de la mañana.

- La verdad es que esta mañana estaba tan cansada que me he quedado dormida y me he levantado a mediodía -explicó Susana y todas rieron, cómplices.
- Bueno, pero cuéntanos los datos interesantes -pidió Estefanía.
- Está bien -concedió Susana- A ver... Tiene veinte años, soltero, pelo y ojos castaños, bastante guapo pero normalito, perilla, entre 1'70 y 1'75, y en bastante buena forma física.
- Vamos, Susana -insistió Alicia- Sabes lo que queremos decir con "datos interesantes"
- ¡Es ENORME! -dijo Susana entre risas.
- ¿Qué pasa? -dijo Isabel- ¿La tiene grande?
- No está mal, unos 18 centímetros, más o menos, pero... -su voz bajó hasta hacerse casi inaudible.
- Pero, ¿qué? -preguntó Linda, con los ojos cada vez más abiertos.
- Más o menos así de gorda -dijo Susana levantando la mano y formando un círculo sin cerrar como si estuviese sujetando un vaso de tubo.
- ¿En serio? -exclamó Linda.
- ¿Tan gorda? -dijo Alicia.
- ¡Pero esperad! ¡Aún hay más! -continuó Susana, imitando a un popular anuncio de la tele.
- Vamos, continúa -la animó Estefanía.

Susana se quedó pensativa, decidiendo si podía contarlo o no. Todas insistían en que lo dijese. Por fin, se aclaró la garganta para continuar, dejándolas a todas expectantes. Susana se humedeció los labios, sonriendo e intentando permanecer tranquila.

- ¡Este tío se corre como nadie! -dijo Susana.
- ¿Qué quieres decir con eso? -exclamó Isabel, extrañada.
- Anoche se la chupé -prosiguió- ¡Y no pude tragarme todo su semen! ¡Os juro que debió soltar casi cinco litros en mi boca!

Alicia e Isabel murmuraron a dúo un "Ooooh" y sintieron que sus pezones se les arrugaban. Estefanía y Linda se humedecieron los labios. Todas sabían que Susana era muy hábil con la boca, tanto con hombres como con mujeres, y que le encantaba tragarse el semen de un hombre. El que reconociese que había sido incapaz de beberse todo el semen de aquel chico significaba que era cierto que se hubiese corrido tanto.

La noche se estaba volviendo fría y el resto de las chicas convencieron a Susana para que llamase a Ángel por teléfono, dándole la dirección de la casa de Isabel. Le dijo que entre todas le iban a hacer pasar la mejor noche de su vida. Las chicas se prepararon para pasar un buen rato. Una hora antes de que Ángel llegase, se lavaron, se maquillaron y se pusieron ropas ligeras y airosas.

Ángel llegó cargado con varias botellas de vino blanco helado. En cuanto entró, Susana le besó y luego hizo las presentaciones. Todas le miraron de arriba abajo y él miró de arriba abajo a todas y cada una de las chicas, memorizando sus encantos con sus ojos de color marrón claro. Susana no había mentido al decir lo guapo que era, aunque eso sí, bastante normalito de cuerpo. Linda llevó el vino a la cocina y Susana acompañó a Ángel al sofá. Un cierto ambiente de nerviosismo llenaba la habitación y Linda volvió con vino para todos. Ángel había elegido un buen vino afrutado que agradaba al paladar y que, al estar frío, sabía aún mejor.

- Bueno, Ángel -comenzó a decir Susana- Ya les he contado a mis amigas algo sobre tu "talento especial".
- ¿Qué quieres decir con 'algo'? -preguntó Isabel- ¿Es que hay más de lo que nos has contado?

Susana miró cómplice a Ángel. Él le sonrió, guiñándole rápidamente un ojo por encima de su vaso de vino.

- Bueno, sí -dijo Susana- Pero no quiero que os hagáis demasiadas ilusiones con saberlo. Si Ángel no quiere, no voy a ser yo la que os lo cuente.

Todas intentaron convencer a Susana para que se lo dijese. Como vieron que no soltaba prenda, comenzaron luego a presionar a Ángel. Ninguno de los dos quiso decir nada.

- Comprendedme -dijo Ángel- No es que no quiera contároslo, es que si lo hiciese no me creeríais.
- Prueba a contárnoslo -intervino Alicia- No puede ser tan increíble.
- Creedme, lo es -dijo Susana.
- Supongo que la única forma que habría para que os lo creyeseis, sería que os lo enseñase - concluyó Ángel.

Las chicas asintieron, fascinadas y curiosas. Ángel se puso en pie y se quitó la camiseta. Su cuerpo aún estaba firme, pero tenía algún que otro michelín. Susana le desabrochó el cinturón, bajando lentamente la cremallera de sus vaqueros mientras Ángel se quitaba los zapatos de una patada. Susana le bajó los pantalones y los calzoncillos, dejando a Ángel casi desnudo delante de las otras chicas. Su polla estaba ya algo dura y creciendo ante los ojos de las chicas, especialmente de los de Susana que se había quedado de rodillas ante ella. Medía unos 18 centímetros y era deliciosamente gruesa, pero no del tipo 'bate de beisbol'. El capullo era perfecto, de un tamaño elegantemente mayor que el mango de su polla. Susana lamió la gota de líquido preseminal salida de la punta y utilizó su lengua para extenderla por todo el glande.

- ¡Vamos, chicas! -sonrió Ángel- Desnudáos.

Las chicas lo hicieron rápidamente ya que no llevaban ropa interior. Susana decidió quedarse al margen para que las demás tuviesen ocasión de chupar aquella polla, mientras ella se dedicaba a besar a Ángel casi todo el tiempo, y él a su vez a estirar y retorcer sus pezones. Alicia lamió la raja del culo de Susana y deslizó un dedo hasta lo más hondo de su pelirrojo matorral.

- Bueno, ¿y qué es eso tan especial? -preguntó Estefanía.
- Sigue chupándomela y te lo enseñaré -le dijo Ángel.
- Ya sabemos que te corres como nadie -añadió Alicia- Ya nos lo ha dicho Susana.
- Eso no es lo mejor ni lo más especial de mí -dijo Ángel- No seáis impacientes y esperad a verlo.

Estefanía comenzó a chuparle la polla, bajando la cabeza hasta que metérsela casi toda en la boca. Atrás y adelante, arriba y abajo, dentro y fuera. Estefanía levantó sus enormes tetas con las manos y las aplastó contra los huevos de Ángel, haciéndole gemir de placer y empujar sus caderas hacia adelante, buscando un mayor contacto con ellas. Estefanía no esperaba que la polla enterrada en su boca arrojase tan pronto aquel largo y denso torrente de cálido esperma al interior de su garganta. La sorpresa hizo que estuviese a punto de ahogarse con él. Tras el primer instante de desconcierto, Estefanía tragó ruidosamente la tremenda carga de espesa leche, engulléndola con dificultad. De pronto, otro chorro salió disparado, y luego otro. Los chorros se sucedían con demasiada rapidez como para que ella pudiese tragarlos. Otro tremendo chorro de semen espeso y salado brotó en dirección a su ansiosa boca. Ya no pudo aguantar todo aquel esperma por más tiempo y comenzó a salírsele por los labios.

- ¡Eh, mirad! -gimió fuertemente Susana- ¡Se le sale de la boca!

Ángel se estremeció y arrojó un nuevo chorro en la boca de Estefanía. Esta no había tenido nunca antes tanto semen en su boca de una sola vez, lo que la obligaba a esforzarse por tragar aquella creciente riada. Ángel se apartó rápidamente sacando su rígida polla de los labios de Estefanía. El esperma chorreó de su boca durante medio segundo, espeso, blanco y cremoso. Sobrepasó su labio inferior y bajó por su barbilla, formando largas hileras de leche que empezaron a gotear sobre sus abundantes tetas. Al cerrar la boca, se le derramó aún más semen, formando una verdadera catarata blanca por encima de su barbilla y empapando su pecho. Estefanía tragó, dilatando su garganta para conseguir llevar la enorme carga de esperma hacia su estómago. La polla de Ángel se estremeció y se corrió de nuevo, lanzando un último y largo chorro contra el labio superior y la mejilla de Estefanía, estrellándose allí con un fuerte sonido.

- ¡Diooos mío! -murmuró Isabel.

Estefanía abrió los ojos, levantando la vista en dirección a Ángel. Estaban todas invadidas por una sensación de asombro y lujuria. Linda, Alicia e Isabel extendieron la espesa leche por las tetas de Estefanía, lamiéndose luego sus propios dedos. El sabor era normal, cálido, salado y ligeramente amargo. Linda lamió una espesa burbuja de la barbilla de Estefanía y luego la besó.

- Siguiente -dijo Ángel, sentándose en el brazo del sofá.

Alicia era la que estaba más cerca, así que se agachó, metiéndose el capullo en la boca. Ángel reemplazó los dedos de Alicia con los suyos en el coño de Susana. Alicia pudo saborear el semen que quedaba en la polla de Ángel y eso la excitó aún más. La lamió y chupó hasta dejarla limpia, luego comenzó a chuparla con largas acometidas que hicieron que golpease con la punta la parte posterior de su garganta. Sus labios tiraron de la base de la polla de Ángel y las caderas de este temblaron.

- ¿Insinúas que puede correrse otra vez? -preguntó Linda.
- Tú observa -contestó Susana tranquilamente, y luego se dirigió suavemente a Alicia- Alicia, chúpasela rápidamente, como hacen las putas. Usa tu lengua con su capullo.

Alicia lo hizo, sacándose la polla un poco y dando vueltas con su lengua alrededor del capullo. Tras varias largas caricias, Ángel comenzó a jadear. Sus caderas se arquearon sobre el brazo del sofá y Alicia gimió. Todas pudieron ver la convulsión que recorrió el cuerpo de Ángel y Alicia engulló una increíble descarga de semen. Ángel disparó de nuevo y Alicia se echó hacia atrás, dejando que le alcanzase en la cara y en el cuello. Ella esperaba un par de buenos chorros, pero no más. Sin embargo, Ángel siguió descargando espesos y tremendos chorros de semen por toda su cara, hasta que empezó a caerle por el cuello. Alicia siguió bombeándole la polla, hasta que por fin se detuvo, temblando y cayendo de espaldas sobre el sofá.

- ¡Oh, cielos! -gritó Alicia- ¡Vaya corrida!

Ángel sonrió y Susana contuvo una risa.

- Tú eres la próxima -dijo Ángel llamando con el dedo a la pequeña Linda

Linda deslizó su menudo cuerpo entre las piernas del chico y recorrió varias veces con su lengua toda la longitud de su polla, saboreando el esperma que aún estaba pegado a ella. Las caderas de Ángel empezaron a mecerse arriba y abajo mientras ella seguía lamiendo. Susana, a su vez, bajó su cabeza y se puso a chupar uno de los pezones de Ángel, atrapándolo entre sus labios y tirando suavemente de él. Isabel se frotaba su empapado coño con una mano y lamía las gotas de semen de las tetas de Estefanía, todo ello sin dejar de contemplar a Linda trabajando con la polla de Ángel. La visión de la oscura cara de Linda con aquella rosada polla entre sus labios era muy sexy. Sus pequeños ojos estaban cerrados en éxtasis. Linda únicamente podía meterse la mitad de la polla de Ángel en la boca, pero trazaba círculos con su lengua alrededor del capullo, dando lametones con la punta a la sensible parte inferior de este y tirando hacia atrás de sus bordes. Solo llevaba un minuto chupándosela cuando Ángel volvió a empezar de nuevo a estremecerse y a arquear sus caderas hacia adelante.

- Ya...me...¡CORRO! -jadeó roncamente Ángel.

Linda mantuvo el capullo en su boca y las chicas observaron la gruesa polla correrse entre sus labios. Vaciló al brotar el primer chorro y estrellarse contra su lengua y la parte posterior de su garganta. Otro cálido chorro surtió en su boca, seguido de otros tres en rápida sucesión. Linda sintió el semen llenándole la boca y luego se apartó, apuntando la chorreante polla hacia sus oscuras y pequeñas tetas. Un espeso chorro trazó una línea empezando en su barbilla, bajando por su cuello hasta el centro de su pecho. Como si fuese una manguera, Ángel se corrió sobre las pequeñas tetas de Linda, cubriéndolas con su brillante y blanco semen. Linda bombeó su polla varias veces para luego comenzar a lamerla. En cuanto sintió el contacto de los labios de Linda, Ángel se estremeció y su polla volvió a correrse. Linda tragó su semen, relamiendo luego sus labios que habían quedado empapados también.

Isabel se sentía como si estuviese ardiendo por dentro y no necesitó que nadie la invitase a chupar aquella maravillosa polla. Se puso en el lugar de Linda y comenzó a lamer los huevos de Ángel. Recorrió su polla desde la base hasta la punta, dándole entonces fuertes lametones al capullo y haciendo temblar a Ángel.

- Quiero que descargues tu espesa leche por toda mi cara -dijo Isabel llena de lujuria- ¡Quiero que me bañes en esperma!

Diciendo esto se metió toda su polla en la boca hasta la garganta y luego la sacó. Susana se había puesto encima y estaba lamiendo la última corrida de Ángel de las tetas de Linda, permitiendo así que Estefanía le chupase su pelirrojo coño. Isabel se metió hasta la garganta la polla de Ángel otras dos veces y luego notó cómo empezaba a hinchársele de una forma familiar.

- No puede ser -pensó- No tan pronto.

Pero sí que pudo ser. Ángel entró en erupción con un gemido y su semen comenzó a llenar la boca de Isabel. Mientras, ella intentaba mantener sus labios fuertemente apretados a su polla para que así no pudiese salírsele ni una gota. El semen de Ángel brotó y salió disparado contra la boca de Isabel, con cada chorro tan potente y largo como el anterior. Las mejillas de Isabel se hincharon y entonces Ángel sacó la polla de su boca rápidamente, tomándola por sorpresa. La enorme concentración de esperma se desbordó de su boca, cubriendo sus labios y su barbilla por completo. La blanca cascada de semen cayó hacia su pecho, separándose en pequeños riachuelos de espeso y blanco esperma que cubrieron completamente sus tetas. ¡Y Ángel aún volvió a lanzar otro chorro a su cara! Susana se acercó a su polla color púrpura y comenzó a bombearla. Ángel gimió una vez más, sacudiendo sus caderas y temblándole todo el cuerpo. Isabel estaba empapándose por completo y ahora Susana apuntaba la chorreante polla a sus tetas.

- ¡Córrete Ángel! ¡Mójame con tu semen! ¡Llena todo mi cuerpo de tu leche! -dijo suavemente mientras bombeaba más cantidad de su abundante semen contra sus pecosas tetas.

De repente Ángel se puso en pie y, sin previo aviso, metió la polla en la boca de Susana, echando la cabeza hacia atrás y sujetándose a sus hombros. Susana siguió bombeándole la polla, dejando que el esperma llenase su boca. Cuando la tuvo completamente llena, siguió bombeándola a lo largo de su mejilla, enviando chorros de blanca leche contra su rojo pelo y por el lado de su cara. Por fin, dejó escapar la polla de Ángel y este se echó hacia atrás, girándose a un lado y disparando un largo y último chorro de esperma que atravesó el aire para aterrizar directamente en la mejilla de Linda. Luego cayó exhausto sobre los cojines del sofá, cansado y respirando con dificultad. Las cinco chicas se lamieron unas a otras el semen de las caras y las tetas, manchando su propia piel de cremosa leche.

- ¡Si no lo hubiese visto, nunca lo hubiese creído! -dijo Alicia.
- Soy... -empezó a decir Ángel, deteniéndose para tomar aire- Multiorgásmico... Esa es la gran... sorpresa."
- ¡¡Vaya si lo eres!! -dijo Linda y Ángel reprimió una risa.
- Dadme una hora para recargar -dijo sonriendo- Entonces veremos si puedo llenar vuestros coños.

Las chicas rieron y entonces Isabel se inclinó hacia adelante, con un poco de esperma aún pegado a su pezón izquierdo, y le besó la polla.

- No olvides que tenemos unos estrechos culitos que también puedes llenar -dijo tímidamente.

Ángel gimió. Sabía que iba a ser una larga noche y que por la mañana le dolería.

- ¡¡Qué coño!! -se dijo y se echó a reír.

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