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La chica de la armadura de arcilla (1)

en Lésbicos

Este es un cuento de hadas. Con seres míticos, caballeros, princesas y dragones. Sin embargo, no es como cualquier otro. Pues en este cuento las cosas no son lo que parecen.

Hace muchos años, en un lugar del planeta de cuyo nombre no quiero acordarme… (esperen, ese  inicio ya me lo ganaron)...

en un reino muy lejano… (Ése también)…

Había una vez… (Demasiado clásico…)

En fin… este día les contaré un cuento. ¿Qué quien soy yo? Bueno, seré su narradora durante este corto relato que espero sea de su agrado.

Hace no tanto tiempo, en un lugar no tan lejano, en un lugar del planeta que tengo muy presente en mi memoria; vivió una joven no tan hermosa. Era más que nada una chica promedio; no muy alta pero no muy baja, no muy gorda pero no muy delgada, no muy guapa pero tampoco se le podría llamar fea… era simple y sencillamente:  promedio.

Nació en una buena familia. Hija de un consejero del rey y de una de las damas de la corte. Sus padres siempre fueron muy duros con ella, ¿y ella?... a ella le importaba un carajo lo que sus padres quisieran. ¿Y su nombre? Su nombre era Helena, Helena de Torregole (si, así se llamaba el lugar donde vivía ¿extraño no?)

Helena desde muy pequeña fue diferente a las demás niñas. Ella no quería aprender a tocar el arpa como las demás sino que subía árboles y escalaba murallas, no quería usar vestidos de las mas finas y exóticas telas traídas del otro lado del mundo sino que prefería  vestir de la manera mas cómoda posible, y ella, para enfado de su padre, no quería ser cortesana, ella deseaba con toda su alama vivir aventuras como en los cuentos.

Pero cuando nuestra buena protagonista cumplió sus 15 años; una terrible maldición la marco a ella y a su familia. Su padre, hombre influyente y no con muy buenas relaciones, hizo enfadar al hechicero del reino y éste lanzó un terrible maleficio sobre la inocente Helena marcándola con una “S” en su espalda por el resto de sus días (no me pregunten que quería decir dicha letra. Tal vez la suerte que tendría durante el resto de su vida, tal vez las “sal” que la perseguiría sin descanso, o posiblemente una letra que solo para Él tenia sentido).

La primer tragedia que iniciaría  la larga lista de cosas malas que le pasaron a Hel (así la llamaban de cariño) fue la muerte de su madre. Dicho acontecimiento la hizo distanciarse aun más de su padre, y la dejo aun más sola de lo que ya se sentía…

A la edad de 17 años  Helena decidió abandonar todos los placeres mundanos de la vida en el castillo e irse como aprendiz de artesano; y, en el momento en el que cruzó la gran puerta del palacio, dejó de ser hija de su padre, pues éste no deseaba tener una hija artesana.

Hel comenzó a asistir con un artesano en la villa y ahí comenzó a aprender el oficio. Era feliz haciendo artesanías con arcilla, con madrera, y en su tiempo libre, bocetos sobre los animales del bosque.  Es en dicho lugar donde conoció a quien sería su mejor amigo: un aprendiz de escribano, soñador y amoroso, muy bueno y de corazón de oro. Y Marín era su nombre.

Marín vivía cerca de la laguna (he de decirles que Torregole tenia una pequeña laguna, pues en todo cuento de hadas, nunca puede faltar una, y en este cuento en particular no hay una, sino dos) eternamente enamorado de su preciosa rana. Una chica que fue hechizada por el brujo y que, una vez convertida en rana,  nunca quiso dejar de serlo pues para ella ser rana era simplemente lo mejor. Y Marín, hubiera dado la vida misma, por que su rana fuera feliz; por lo que jamás trato de besarla para transformarla en mujer (pero esa es otra historia).

Helena y Marín siempre iban de excursión al bosque, se recostaban bajo cualquier árbol con buena sombra (la buena sombra siempre es importante) y hablaban de las cosas de la vida, pero otras veces, las favoritas de Hel, Marín  leía alguno de sus preciosos pergaminos. En donde le narraba a Hel las proezas de grandes héroes y valientes caballeros que daban su vida para rescatar a una princesa atrapada en una torre y custodiada por un temible dragón. Helena amaba esas historias, y fue a través de ellas, que se dio cuenta que ella no soñaba con que llegara un caballero a rescatarla… ella soñaba con rescatar a una princesa.

Y así pasaron los años. Helena se convirtió en una mujer (una muy hermosa debo decir, una que dejo de ser promedio en todos los aspectos) creció, se desarrollo… ojos amables de un color miel muy dulce, cabello largo castaño y ondulado, y una sonrisa enmarcada por un par de simpáticos hoyuelos que denotaban la facilidad con la que nuestra chica soltaba su preciada risa.

Y Marín… Él se enamoró de Hel, y al darse cuenta de que ella soñaba con una princesa… simplemente se fue a encontrar otro lago con otra rana hechizada que no quisiera ser besada. Pero antes de esto, antes de irse para siempre de la vida de nuestra querida  helena, Marín le dio una carta. No era una carta cualquiera; era una carta robada.

El joven escribano había sustraído del bolsillo de mensajero real una carta muy peculiar. Y tras leerla, decidió que seria el mejor regalo de despedida para su amada amiga.

Tras llorar la partida de su mejor amigo, Helena se dirigió al bosque y sentada bajo su árbol favorito (un árbol de duraznos) leyó dicha carta…

“Querido…. Quien quiera que lo lea.

Estoy presa en una torre muy alta, tengo miedo a las alturas y mi cabello no es muy largo como para que subas por medio de el a rescatarme. Un dragón me custodia; así que mas vale que traigas una buena espada, o en dado caso un buen compañero. Tú sabes, para que el dragón se lo coma mientras tú me rescatas.

Te espero con un beso y algo más en la torre más alta.

Xoxo

Atentamente: La princesa pura, casta y virginal”

(lo se, lo se, no era una princesa muy normal que digamos) Pero nuestra valiente protagonista sintió que ese era su llamado, y que ella sería quien la rescatara de tan terrible situación.

Así que fue donde su maestro y le pidió que le ayudara a conseguir una buena armadura. Fueron a preguntarle al herrero, hombre de poca honestidad y dudosa procedencia, que ¿cuantas monedas de oro tendrían que pagar por la mejor armadura del reino? Y este les contesto que la mejor armadura sería demasiado cara como para que ellos pudieran pagarla.

Tras dicha decepción fueron con el carpintero, pero éste les dijo que incluso una armadura de madera, sería demasiado cara para ellos. (Creo que la crisis también había llegado a Torregole).

Muy desilusionada, Helena fue hacia el taller donde su maestro y ella trabajaban la arcilla. Y, al quedarse contemplando una vasija durante un considerable lapso de tiempo, decidió hacer su propia armadura.

Fue a la laguna y juntó el mejor barro que había. Lo modelo con la forma de su cuerpo con mucho cuidado y lo coció una y otra vez para darle mas dureza. Al terminar, pintó su armadura color acero (ustedes saben, para engañar al dragón) y se la colocó sobre sus pantalones raídos y un poco sucios. Cuando terminó de colocársela, recogió su cabello y con mucho cuidado se puso el casco. De tal manera que al momento de presentarse ante su maestro, éste la confundió con un noble caballero que deseaba comprar alguna obra suya.

Helena sabía que su armadura no era muy resistente, pero estaba segura de que, al menos lograría salvarla de un golpe mortal. Y con esa pintura que había utilizado, convencería a sus adversarios de que poseía la mas resistente de las protecciones.

Y así, se dirigió con su padre para decirle que iría en busca de la aventura que tanto soñó.

 Cuando el consejero del rey vio entrar a su hija vestida de varón casi le da un infarto. Pues su dulce damita solo quería una princesa. Y, tras muchas charlas Abdala (su padre) le dio su bendición y un caballo famélico.

Nuestra valiente jovencita (ya con 20 años cumplidos) cruzó cielo, mar, y tierra; enfrentándose muchas veces con temibles bestias, siendo raptada por bandidos, viendo cosas que sus ojos jamás quisieron ver, y creciendo con cada pequeña aventura que vivía; solo para que cuando llegara la grande pudiera estar preparada para lo que fuera que viniera...

De esta manera, tras muchísimas pequeñas aventuras que de tener tiempo algún día les contare cada una de ellas, nuestra valiente caballero llegó ante la torre más alta de todo el mundo, (y cuando digo alta no me refiero a 20 o 30 metros; sino a que, de ser nuestro tiempo y nuestro mundo, la pobre caballero habría tenido que durar una hora en el ascensor para poder llegar a donde estaba la princesa) rodeada de un enorme lago tan profundo como la torre misma, y que a su vez, se encontraba enmarcado por la más densa de las selvas, habitada por las criaturas más peligrosas jamás existidas.

-hola- dijo una voz tan melodiosa que Hel creyó haber muerto y escuchar a los mismos ángeles hablarle. -¿acaso vienes a rescatarme? Valiente y noble caballero- al fin logró distinguir de donde provenía tan seductor sonido.

Y ahí estaba ella. Las más  hermosa de las mujeres sentada sobre una roca y rodeada por el más aterrador de los paisajes…

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Cada una de las historias contenidas en este relato tiene su significado en la vida real, y cuando acabe de escribirlo, escribire la version real. Asi que si, es basado en hechos reales.

 espero y les guste.

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