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Es un Te encontraré 14

en Lésbicos

Capítulo 14

 

   Los juegos habían comenzado. Era época de fiesta en Roma, pues de todas partes del imperio, llegaban gladiadores a luchar en el coliseo. Las personas asistían a ver la sangre correr por la arena y así distraerse un poco del hambre que tenían; Roma comenzaba a estar en decadencia.

A Nerón, más que agradarle las batallas épicas y sangrientas entre gladiadores, que más que parecer hombres parecían titanes, le gustaba ver cristianos morir.

Fabio, como todos los demás senadores, había sido invitado a estar en la parte principal del anfiteatro, al lado del emperador. Eso era un verdadero honor, pero a Dometia no le parecía así. Sabía que algo traía entre manos Nerón, y temía averiguarlo pronto.

Dometia estaba algo preocupada por Livia;  después de haberse reencontrado, solían verse a escondidas en los túneles, todas las noches, donde se amaban locamente como si fuera la primera vez, pero hacía ya tres noches que Livia no asistía… y tenía un mal presentimiento.

Nerón tomó la palabra.

-Ciudadanos romanos. Les doy la bienvenida a estos juegos. Antes de comenzar con las batallas, presenciarán la justicia de Roma. Como ya sabrán, la práctica del cristianismo es un delito que se paga con muerte. Por eso, ahora verán lo que les sucede a quienes rompen las leyes y desafían mi autoridad- dijo con voz fuerte para que se escuchara en todo el lugar.

Para Dometia, ver a Nerón matando cristianos no era nada nuevo. Por lo que solo giró su cabeza para otro lado cuando 10 personas aparecieron desnudas sobre la arena, y junto con ellas, 3 leones atados con una cadena.

-Dometia, deberías mirar. Quiero que veas lo que les sucede a quienes me desafían- Eso no sonaba nada bien.

Cuando el cruel emperador levantó su mano, los leones fueron liberados. Se lanzaron, al instante, a devorar a las pobres personas, que por mucho que gritaban, no podían escapar de semejante martirio.

La arena se pintó de rojo con la sangre de los hombres y mujeres muertos en ahí.

-¿Lo ves.. Dometia?- la miró burlonamente -¡Los siguientes!-  ordenó con un grito.

Los leones fueron desalojados de la arena. Se abrió una puerta, justo en frente de donde estaban sentados, la puerta principal, y salió una pequeña mujer completamente desnuda. La multitud comenzó a abuchearla.  Era Livia.

-Emperador ¡¿Qué significa esto?!- intervino su padre al reconocerla. Dometia estaba en shock

-Esta mujer ha sido acusada de practicar el cristianismo, por su propia hermana- con un movimiento rudo, atrajo a Atia hacia su lado. –Díselos- le ordenó.

-Mi hermana… mi hermana es cristiana… yo la he visto ir cada noche hacia las catacumbas-

-¡Eso no prueba nada!- dijo Dometia desesperada.

-¿Tú cómo lo sabes.. Dometia?- cuestionó el sanguinario Nerón

-Yo… yo estaba con ella-

-¿Entonces, tú también eres cristiana?-

-¡No! Ni ella ni yo lo somos-

-Sabes, me encuentro en una situación extraña. Por un lado, la misma hermana de la chica declara que es cristiana… y por otro lado, estas tú diciéndome que es inocente. ¿Qué haré?...- Epaforito estaba sentado con la mano en el pecho mientras Fabio trataba de tranquilizarlo. Atia tenía la mirada perdida en algún punto de la arena… Dometia no sabía qué hacer. -¡Ya sé¡- rió y aplaudió como si estuviera por ganar un premio. –Tu lo decidirás- se acercó al oído de Dometia -Si aceptas mi oferta, ella vive. Si te niegas… muere-

Todos voltearon a ver a la chica, nadie había escuchado lo que dijo en su oído, pero sabían que la decisión estaba en sus manos.

O se convertía en la esclava de Nerón, o Livia moría… y aunque aceptara, no había seguridad de que él cumpliría su palabra.

 

-Mentí- dijo con seguridad –Yo también soy cristiana-

El emperador la vio con esa mirada malévola, le sonrió sádicamente, y ordenó que la detuvieran y la llevaran abajo junto con la otra mujer para recibir su castigo.

Fabio y Epaforito se lanzaron desesperados a tratar de impedir que capturaran a la hermosa joven, pero los guardias de Nerón se los impidieron. La enamorada mujer no opuso ninguna resistencia cuando fue llevada hacia la parte de abajo del coliseo, donde todos los cristianos esperaban su muerte, y los gladiadores la batalla, la despojaron de sus finas vestiduras, para que se sintiera humillada, y la lanzaron a la arena.

En cuanto Livia la vio, corrió a refugiarse en sus brazos y se fundieron en un abrazo piel contra piel. Dometia tomó el rostro de su amada entre sus manos y, con toda la ternura del mundo, le plantó un beso en los labios.

-Ciudadanos de Roma. Presencien, una vez más, la justicia de la que no se salvan ni los senadores, ni mi secretario. Sus hijas fueron acusadas de practicar el cristianismo y una de ellas lo admitió, así que, ahora recibirán su castigo-

Livia comenzó a llorar contra el pecho desnudo de su eterna amante. Con una señal de la mano, aparecieron dos tigres de bengala enormes, atados con cadenas. Cuando la pequeña los vio, se aferró fuertemente a Dometia.

-Tranquila mi niña, no tengas miedo- besó su frente, como si tuviera todo el tiempo del mundo. Nerón dio la señal y los tigres se lanzaron contra ellas. –Pronto nos encontraremos-  y cuando los hambrientos animales llegaron, ellas estaban unidas en un beso que conmovió a todo el recinto. De manera que cuando los tigres terminaron su trabajo, nadie aplaudió, nadie gritó, nadie se movió de su lugar. Algunos incluso, miraban con odio al emperador. Entre ellos los afligidos padres de las víctimas, que vieron como sus hijas eran descuartizadas por las bestias.

Después de ese terrible día, Atia se convirtió en la amante secreta del emperador, pero jamás volvió a ser la misma; su conciencia la aniquilaba lentamente por haber entregado a su hermanita a la muerte. Nunca se perdonaría por eso.

Desde ese momento, Fabio motivó secretamente a los senadores y gobernadores para que dieran un golpe de estado. Fue él quien le lavó el cerebro a Cayo Julio Vindex, gobernador de la Galia para que, a principios del 68, se revelara contra Nerón; fue él quien convenció a Galba, gobernador de Hispania, para apoyar la revuelta; y aunque en un principio fue declarado enemigo público, después fue Fabio quien lo nombró, con ayuda del senado, emperador; y a Nerón enemigo público, dando así un golpe de estado. Ese padre destrozado por el dolor de perder a su hija mayor, solo quería venganza, por lo que sobornó a la guardia pretoriana para que asesinaran a Nerón y a Atia. Los guardias solo pudieron acabar con la vida de la atormentada mujer, pues Nerón logró escapar por la vía salarina.

La guardia estaba tras él, no podría ocultarse por mucho tiempo; por lo que acudió a la persona de más confianza que tenía: su secretario Epaforito. Nerón ya había olvidado lo ocurrido con su hija, por lo que jamás vio venir esa daga en su espalda.

Cuando la guardia llegó, encontraron muerto al exemperador a manos de Epaforito, con una daga en la espalda y en un río de sangre.

La justicia romana alcanzaba a todos… incluso al emperador.

************************************************************************

A partir de ese día todo se  volvió más complicado… nos distanciamos mucho. Esas palabras de Isabelle me habían destrozado el alma, y aunque un minuto después de decirlas, se disculpó; ya nada era igual.

Las que antes eran pequeñas peleas se volvieron grandes.

-¡Isabelle, sal ya del maldito baño, que yo sí tengo cosas importantes que hacer!-

Después de que la rechacé dos veces para tener intimidad, regresó a dormir a su habitación.

Yo lloraba cada noche, me dolía estar así, me dolía portarme asi con ella y que ella reaccionara de esa forma, me dolían sus ojitos llorosos cuando le gritaba. Pero mi corazón estaba partido por la mitad; ella lo había dejado así.

Pronto se enteró Sofía, a través de María, de nuestro estado. Ella llevó a Isa a tomar un café y al parecer le explicó la forma se ser del Doctor, y que yo, pese a tanta insistencia, siempre le había rechazado. Isa lo entendió, pero nada cambió.

No perdí el internado. El doctor solo me dijo que tenía una novia bastante brava, y que la cuidara. Después de eso no volvió a hacerme ninguna insinuación. De haber sabido que lo que necesitaba era un golpe, yo misma se lo habría dado.

Para dejar de pensar en los problemas que tenía en casa, me enfocaba completamente en el hospital. Cuando no estaba ahí cumpliendo los extenuantes turnos, iba a la biblioteca a seguir leyendo, o a veces a dormir en paz.

Si, las cosas iban muy mal entre nosotras. Siempre había sido de las que dicen “el amor lo puede todo”, pero me di cuanta que hay ocasiones en las que el amor no es suficiente…  La amaba, pero tal vez por eso, vida tras vida, nuestras relaciones fracasaban… Tal vez, después de todo, no estábamos destinadas a estar juntas.

-Isabelle, ¿Qué rayos te sucede? Mira el estado en el que estás- exclamé al verla entrar por la puerta, sujetándose de la pared para no caerse y tan ebria como jamás la había visto.

-Eso no es de tu incumbencia- me contestó con esa voz tan típica de borracho, al tener la lengua adormecida.

-¡Claro que es de mi incumbencia! ¡Mírate nada más!-

-Ya te dije que no eres mi madre-

-Ya estoy harta de esto, Isabelle- me di la vuelta quedando de frente al gran ventanal que daba a la ciudad.

-¡Harta! ¿Harta de qué? Si no haces nada. Ya me disculpé una y mil veces por haber dicho aquello, pero eres demasiado orgullosa como para olvidarlo.-

-¡¿Orgullosa yo?! ¿Acaso fui yo la que duró tres días sin dirigirme la palabra, hasta que tuvo que venir otra persona a explicarte la situación? ¿Cómo te atreves a decirme a mi orgullosa!?-

-¡Pues así!, ¡Eso es lo que eres! No eres capaz de perdonarme por un error que cometí, cuando tú jamás me hablaste sobre un maldito pervertido que te quería llevar a la cama. ¿Y yo tengo la culpa?-

-¡Pues, por si no sabes, gracias a ese maldito pervertido estás viviendo en esta casa! Porque si él no me hubiera querido traer al apartamento la noche que cenamos juntos, nunca me hubiera venido a pie, y nunca te hubiera encontrado gritándole al hombre de las hamburguesas ¡¿Recuerdas?!- ella solo calló.

Hubo un silencio incómodo en el que pareció que ella estaba intentando no llorar.

Finalmente dijo: -No estás luchando por esto, amor… estás dejando que nos venza algo tonto- su voz apenas era un hilo.

-Tu fuiste quien me lastimó… estoy cansada de luchar, Ginebra, estoy cansada de este dolor vida tras vida… tal vez es tiempo de solo dejarlo ir…- las lágrimas comenzaron a salir a borbotones por esos ojos verde-miel.

-¿Ya no me amas?-

-Sí… con toda mi alma… pero tal vez el amor no es suficiente-

-¿Cómo puedes decir eso? ¿Cómo puedes rendirte tan fácilmente?-

-¿¡Rendirme fácilmente ¡? ¡He luchado por ti desde hace cientos de años!-

-¿Y por qué no lo volvemos a hacer? Ahora no hay emperadores, esposos, reyes, guerras, o enfermedades que no lo impidan. Podemos estar juntas- se acercó a mi y me tomó las manos –por favor Amelia, en nombre del amor que sientes por mi y de todo lo pasado… lucha una vez más, una última vez…-

-Lo siento…- solté sus manos –tal vez en otra vida…- pude ver como mis palabras la partían en dos, como sus ojitos perdían el brillo…

Esas palabras eran las mismas que ella me había dicho algún día en la época isabelina… cuando no quiso luchar por mi, cuando se rindió con el primer obstáculo… Cuando me dejó por irse con aquel hombre…

Me había quedado parada ahí, en trance, con mis rencores; cuando me di cuenta de que Isa tomó una mochila con algo de ropa y salió por la puerta, ya era muy tarde.

La amaba, había luchado por ella mil veces en mil vidas distintas, la había encontrado una y otra vez. ¿Cómo podía haber dudado de que nuestro amor no fuera verdadero? Si ya había peleado tantas veces ¿Qué me costaba una vez más? Tal vez ahora fuera la definitiva… Ella tenía razón, ahora no teníamos más obstáculo que nuestros egos. Tenía que alcanzarla…

Salí corriendo del apartamento sin siquiera tomar una chaqueta, no podía perder más tiempo; tomé el ascensor y éste no llegaba… si tan solo hubiera llegado antes… Salí a la calle, miré a ambos lados, y a lo lejos,  la alcancé a ver dar la vuelta hacia la izquierda.

Corrí para alcanzarla, pero antes de llegar a la esquina, un ruido me detuvo. Unas llantas rechinando…  un golpe… Había llegado tarde.

 

 

 

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hola a todos, gracias por sus correos y sus comentarios.

Jonlb:gracias por leerme! lo agradesco mucho y tambien el que te tomes el tiempo de escribirme. Bueno, el relato lo escribí hace 6 años jaja asi que esta reedicion no traera muchas variantes, sin embargo, espera los proximos capitulos, tal vez te lleves una grata sorpresa ;) 

sobre tu duda; tengo la teoria de que, por mucho que lograramos recordar nuestras vidas pasadas, nuestras vivencias, genetica, y demas cosas obtenidas en esta vida, nos harian ser distintos al "yo" que fuimos en alguna otra epoca. asi que, sí, en cierta forma, seriamos dos "personalidades" provenientes de una sola alma y en un solo cuerpo. Isa nunca habia estado con mujeres, aparte era virgen, asi que, por mucho que su alama reencarnada, recordase todo, ella seguia teniendo el "miedo/timides/inocencia" tipica de alguien de su edad y con sus experiencias. Digo, eso es lo que yo me imagino jaja 

 

hombrefx: saludos, gracias por seguir leyendo la historia aunque en tu subconciente ya sepas el final jaja ;P

 

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