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Crónicas de una imaginación peligrosa (2)

en Lésbicos

Capítulo 2

Había pasado una semana desde la tragedia del cenote. El funeral de Aldo se había llevado a cabo en su pueblo natal, a cuatro horas de Cancún, y a cualquier persona con el mínimo de humanidad le habría roto el corazón estar presente ante dicha escena.

En la pequeña sala de su casa, se encontraba el féretro cerrado, pues no se podía abrir por el irreconocible cuerpo del hombre; la viuda lloraba a gritos frente a éste mientras los tres hijos pequeños y la hija mayor lloraban en silencio detrás de su madre.

Mientras, Natalie no podía evitar sentir una terrible culpa que la carcomía por dentro. Aunque Gustave, tras escuchar lo que su esposa había imaginado, le había dicho que eran solo locuras, que era imposible que pudiera hacer eso con su mente y que no hablara de ese tema porque las personas la juzgarían loca;  no podía evitar sentir que ella había sido la causante de tal desgracia. Fue por eso, que al regresar a Cancún, Natalie acudió a un banco y abrió, con su dinero, un fideicomiso a nombre de los cuatro huérfanos para que pudieran tener acceso a la mejor de las educaciones y una vida digna en ausencia de su padre.

No, el dinero no sustituiría a un padre muerto; pero al menos le alijeraría la carga a la viuda.

 

 

 

Adams podía permitirse regalar esa suma de dinero sin resentirlo en sus cuentas bancarias.Después de todo, era hija de unos empresarios millonarios; sin mencionar que ella misma poseía varios ceros en cuentas propias en muchos lugares del mundo, porque era una magnífica escritora y sus libros se vendían como bestsellers. De hecho, dentro de poco sacaría a la venta su nuevo libro, inspirado en otra de las excavaciones de Gustave.

Una semana también había pasado desde su encuentro con aquella mujer. Ofelia. Y Nat no se la podía sacar de la cabeza. Ahora, estando sobria y en sus cinco sentidos, meditaba mucho sobre lo ocurrido. Prácticamente ella se le había insinuado descaradamente a la morena, y ella, como toda una dama, no se había aprovechado de su condición.

Pero, ¿Por qué lo había hecho? Sin duda alguna, la mujer era guapa; pero tampoco era la octava maravilla, incluso “superRaquel” era más bonita que Ofelia.

“Ofelia… es un bonito nombre. Me gusta. -Como te gustan tanto los clichés, te daré uno. Dejemoslo al destino- Ese ojo guiñándose… esas pestañas…. esa sonrisa… esos labios… !¿Qué estoy pensando?¡ Soy mujer, no me deben gustar las mujeres” Pero Natalie había pensado “deben” y no “pueden”; y entre una y otra palabra, para ella, había una mar de traumas de diferencia.

-Gus, saldré a caminar por la playa. No me esperes, yo entro sola-

-ok, amor- le contestaba desde el otro lado de la puerta donde, evidentemente, estaba teniendo mucha diversión con la tal Raquel.

Con solo la parte de arriba de su bikini azul rey y sus viejos shorts de mezclilla, caminaba por la orilla del mar sintiendo esas cosquillas en los pies que le hacía la fina arena, y el ligero frescor que le ocasionaba el agua.

Al caminar, más de un hombre la miraba; Italianos, Alemanes, Suecos, Estadounidenses, Brasileños, Mexicanos, a su paso, todos hacían el típico movimiento de cabeza que simula a un ventilador rotando.  Pero ella, solo tenía a alguien en la cabeza y no era ni su esposo ni ese montón de hombres musculosos; era Ofelia, y una parte de ella deseaba que fuera “su” Ofelia.

“Es imposible que la encuentre de nuevo. Ella bien lo dijo, eso del destino es solo un cliché que aparece en todas las películas y libros lésbicos; no es real, y soy una tonta al estar esperando encontrarla aquí entre miles de turistas y lugareños.”

 

Y era realidad. Era estadísticamente imposible que de entre todas las miles de personas, encontrara a una mujer de la que sólo conocía el nombre  y a quien sólo había visto una vez en su vida. Sin embargo, Nat contaba con un arma que estaba por descubrir.

“jaja Debo estar loca. Bien me lo dijo Gus, esa estúpida idea de mi imaginación es solo eso, una idea; una muy loca, por cierto. Debo pensar razonablemente, bien me lo dijo mi madre… aparte, yo no tengo nada que hacer con esa mujer. No me interesa, no me gusta, y no la quiero volver a ver” Pero eso era lo que se decía a su misma para dejar de recordar esa hermosa sonrisa.

“Bueno, el método científico incluye la experimentación… tal vez pueda probar mi hipótesis probando un poco… después de todo, estaría pensando razonablemente. Tengo que probarme a mi misma que es imposible que suceda lo que imagino. Bien, veamos…”

Había subido unas escaleras que llevaban al malecón y ahora estaba sentada en los escalones.

“No se lograba sacar de la cabeza la imagen perfecta de esa mujer sonriéndole. Quería verla, quería tenerla cerca. Creía que tras tantos años, todo aquello había desaparecido. Nunca creyó que ellallegaríaa a revivirlo todo. Y así, cuando más pensaba en ella y más deseaba que el destino jugara a su favor, la chica apareció detrás de ella…”

-Hey ¿Cómo te fue con la cruda pecosa?- aquella voz…

Natalie se congeló por un momento mientras su cerebro interpretaba, los resultados del experimento y le decía a gritos que estaba en lo correcto. Lo que pensaba; pasaba.

-jaja pecosa, cierra la boca. Se que soy hermosa, pero tranquila. No seas tan obvia-

- a a a… ¿Qué haces aquí?-

-jaja uyyy, si quieres me voy. Yo solo te vi y pensé en saludarte-

-no, no, no… perdona, no quise ser grosera; es solo que me sorprendió encontrarte- dijo con la voz cortada y bastante confundida.

-Vaya, vaya. Al parecer la damita se vuelve educada al estar sobria. Eso es bueno, no te hubiera soportado  con la actitud de la última vez.-

-Lo siento, en serio. Fui demasiado prepotente y grosera. No debí comportarme así-

-Olvidas lo mimada, chipil. mala-copa, fresa; a, y las más importantes de todas: homófoba y reprimida-

-Esta bien, esta bien. Ya entendí. Lo siento ¿ok?-

-jajaja No  lo sientas conmigo. Sientelo contigo misma, esa clase de cosas te dañan por dentro-

-¿Puedo compensarte?-

-¿Qué propones?-

-Déjame invitarte una copa en mi hotel-

-número uno, punto y guion: ¿Es tuyo el hotel? y número dos, punto y guion: asi no se dice, pecosa; se dice; ¿Me harías el honor de permitir que te invite una copa?- a lo que Natalie se quedó callada y seria -¡Relájate! jajaja estoy jugando. Vamos-

-ok- se paró y comenzaron a caminar rumbo al hotel

-Oye, pero no me puedo quedar mucho, tengo una reunión importante en 2 horas-

-claro, tranquila. ¿En qué trabajas? digo, si no es mucha imprudencia-

-soy mercadologa. Ahorita estoy asesorando una campaña publicitaria para una reconocida marca deportiva de la que no mencionaré el nombre porque no me pagan por hacerles publicidad… espera, ese es mi trabajo jajajajaja soy asesora de Nike México-

-vaya, suena interesante-

-lo es. Aunque es bastante trabajo. Te sorprendería la cantidad de empresas que nos hacen competencia. ¿Y tu en qué trabajas?-

-Soy escritora-

-¿De qué tipo? bueno, mejor dicho ¿De que genero?-

-Bueno, podría decirse que fantasia historica. Mi esposo es arqueólogo; él me lleva a sus expediciones y yo creo una novela de fantasía a partir de lo que veo. Pero todo tiene bases históricas-

-¿Algún libro tuyo que me puedas recomendar para leerlo?-

-Por desgracia mis libros aún no llegan a México. Hasta ahorita solo han llegado a países de habla inglesa, a Alemania y a Francia-

-Pues esperemos que pronto des ese brinco. Apuesto a que te iria muy bien-

-Tal vez en mi siguiente libro logre que editen algunos miles en español. De momento me quiero enfocar más en la promoción de mi libro más reciente. En una semana tengo que estar de regreso en Londres para el lanzamiento.-

-¿Cómo se llama?-

-Celtic stories of forbidden love-

-suena trágico-

-Lo es, creemelo-

-¿De qué trata?-

-Vayamos al bar y te cuento- le decía mientras entraban al lobby del hotel.

-Una cerveza oscura y ¿un…?-

- una Corona porfavor. ¿y bien? ¿de qué trata tu trágico libro?-

-Bueno, el año pasado Gustave y un equipo de arqueólogos de la universidad, recibieron un llamado de un granjero de Northburne, que haber encontrado una espada muy antigua. Gus fue enviado a investigar; el hombre lo llevó al lugar donde la había encontrado, muy cerca de su casa entre una arboleda, a algunas millas de las playas de Walmer y Deal.  Pero fue cuando Gustave vio la espada, que supo que era un gran hallazgo. Era una espada Celta, de la época de las invasiones del Cesar a tierras Britanas.

Su equipo completo fue a excavar el área y encontraron los cuerpos de dos mujeres jóvenes celtas; parecía como si una estuviera abrazando a la otra.

Después de llevar los cuerpos al laboratorio supimos que ambas murieron en una batalla, y ambas atravesadas con una espada.

No lo se, tal vez eran hermanas, a lo mejor eran madre e hija. No lo se; pero yo sentí que eran amantes; y en mi libro cuento la historia de ellas dos viviendo un tórrido romance prohibido y muriendo trágicamente a manos de los soldados romanos.-

-Se escucha muy romántico. Gracioso eso de que escribas una novela de amor lésbico cuando eres tan… “cerrada de mente”, digamoslo asi- a lo que Natalie soltó un largo suspiro.

-¿Qué crees que sucede cuando alguien mata tu espíritu?-

-am… extraña pregunta, pero no creo que eso sea posible-

-¿Has escuchado sobre las torturas físicas y psicológicas que se les practican a los prisioneros de guerra en Guantánamo?-

-algo-

-bueno, ahí, más que las torturas físicas, son las psicológicas. Hacer que la persona pierda toda fe, toda esperanza, todo ánimo de vivir, que la persona pierda su personalidad y se vuelva solo un costal de carne obediente.- y mientras Nat decía esto, Ofelia notaba como sus ojos se volvían vidriosos y grises.

-¿Qué fue lo que te hicieron, pequeña?-

-jaja no es algo que suela contar, en realidad nadie lo sabe- Algo dentro de Ofelia, algo en sus preciosos ojos oscuros le inspiraba mucha confianza. Nunca se creyó capaz de iniciar una conversación de ese tipo con una extraña, pero ahora lo haría. Aparte, le daba seguridad el saber que si se arrepentía podría hacer que ella olvidara; o al menos eso creía. Aun no sabia hasta donde llegaba su nuevo poder.

-Cuentame, parece que tienes la necesidad de hacerlo-

-yo…- miro hacia todos lados como si alguien pudiera escucharla. Pero eran solo sus recuerdos que la ponían demasiado nerviosa -Hace años, cuando tenia 16, me enamoré de alguien. Todo era perfecto, solo estaba el hecho de que ella era mujer. Era mi mejor amiga desde hacía años y entre ambas comenzó a surgir algo; tardamos en darnos cuenta pero al final supimos que nos amábamos y queríamos estar juntas.

Las dos estábamos  en un colegio de señoritas de “sociedad”; niñas ricas con padres importantes. Su padre era ministro de justicia y yo hija de un empresario de renombre. Aquello hubiera sido un escándalo si hubiera llegado a oídos de la prensa; por lo que cuando el rumor llegó hasta nuestros padres, tomaron cartas en el asunto.

Su padre la envió a estudiar a un internado en Suiza, para separarla de mi. Y a mi… bueno, yo desee muchas veces tener su suerte.

Desde el día en que lo supieron me bombardearon con chantaje emocional, sentimientos de culpa e insultos racistas. Mi madre es una mujer muy religiosa ¿sabes? Ella considera el VIH como un castigo, bien merecido, que les envía Dios a los homosexuales.- y ahí, Ofelia comenzó a entender todo. - Mis padres preferirían tener una hija asesina que una hija homosexual; decían que al menos a un asesino lo puedes encerrar en la carcel y asi libras al mundo de él; en cambio, no puedes librar a la sociedad de un homosexual. Un año entero duraron esos comentarios.Tenían dinero de sobra, así que me asignaron guardaespaldas personales, pero no para que no se me acercaran personas, sino para que yo no me les acercara. En las fiestas familiares no me permitían estar cerca de mis primos o sobrinos; pues según ellos, la homosexualidad es sinónimo de pederastia.

Al año siguiente, me invitaron a pasar unas vacaciones de invierno con ellos… pero yo no sabia que solo ellos contaban con boleto de regreso; tenía  17 años cuando me internaron en una clínica, dirigida por católicos, para “curar” la  homosexualidad. Pagarían lo que fuera para que su niña preciosa volviera a ser normal; y así lo hicieron.

Ahí me hicieron odiar lo que era, aborrecer lo que veía en el espejo todas las mañanas. Perforaron mis oídos para que usara aretes y me viera “femenina”; faldas, vestidos, zapatos de tacón, cabello largo y lindo, labiales, maquillaje… todo para que convencer a mi cerebro de que lo que veía en el espejo era una mujer. Ellos no sabían que la mayoría de las chicas que estábamos ahí nos considerábamos mujeres, y nos gustaba serlo. Oracion tres veces al dia para que Dios nos curara. Y eso era solo lo “leve”.

Había una fecha límite, una que marcaba un punto entre lo incorregible y lo “es solo una etapa”; a quienes pasábamos de esa fecha límite, nos llevaban a otro edificio donde las terapias psicológicas se sustituian por psiquiátricas.- Ofelia estaba verdaderamente aterrorizada con lo que escuchaba.

- Era un sanatorio psiquiátrico en toda la extensión de la palabra, con cuartos acolchonados, barrotes, cámaras de seguridad, hombres enormes que abusaban de las chicas e incluso un quirófano… cuentan que también tenía una habitación con equipo para electrochoques.

El primer día que estuve ahí, me saturaron de medicamentos, tantos que fui incapaz de hilar una idea coherente; sólo quería dormir. No te especificare lo que ocurrió los demás días, pero te diré fue una pesadilla; una que duró exactamente 11 meses con 19 días. Y cuando finalmente salí de ahí, estaba curada.

Mis padres se pusieron felices y firmaron cheques por obscenas sumas de dinero que ayudaban a mantener ese lugar fuera del ojo publico. Para cuando llegué a mi casa, mi matrimonio con Gustave ya había sido arreglado.

Por supuesto, los doctores recomendaron que me buscaran un hombre de bien con quien desposarme lo más pronto posible, para poder comenzar a tener una vida sexual “normal”. Por lo que una semana después de mi cumpleaños 18 me casé con Gustave en una hermosa boda de ensueño de la que se habló mucho en los periódicos.

En ese lugar me curaron, Ofelia. Y tu lo estropeaste todo con una frase-.

Tras un largo y algo incómodo silencio, finalmente dijo: - Lo siento Natalie, en serio. No puedo imaginar lo que debió haber sido todo eso. ¿Tu esposo lo sabe?-

-Sabe que estuve internada en mi juventud, pero no sabe la razón. Es el secreto mejor guardado de la familia Adams-

-¿Y por qué no te revelas? ¿Por qué no haces algo para deshacer ese lugar y evitar que se lo hagan a otras niñas? Eres una escritora de bestsellers, debes de poder hacer algo- decía desesperada.

-Porque ellos me ayudaron- y su rostro se cubrió por la más sombría e hipócrita de las sonrisas.

-Es sorprendente… - dijo Ofelia casi en silencio - Es verdad lo que dijiste. Si se le puede matar a alguien el espíritu- y ahora había tristeza y compasión en su voz.

-Y tu llegas, a remover esas viejas ideas. Me confundiste mucho la otra noche-

-A diferencia de lo que parece ser que tu piensas, la homosexualidad no es una enfermedad, y tampoco se cura, no es una gripa que te puedes quitar con cinco días de reposo y un poco de té caliente. Eres una mujer Natalie. No te conosco mucho, pero apuesto a que eres una buena chica, con grandes ideas y grandes acciones; no por nada tienes éxito en tu trabajo. ¡¡¡Ya no tienes 17!!!-  y ahora sonaba un poco desesperada al ver que esa mujer sentada junto a ella, seguia teniendo los ojos de una niña asustada. -¿Qué edad tienes? ¿23? ¿25?-

-En realidad tengo 27, casi 28-

-¿En serio?- por un momento olvidó lo que iba a decir y su mente se enfocó en lo joven que se veía -¡no los aparentas! Te vez mucho más chica-

-ya me lo han dicho varias veces-

-Me tienes que pasar el secreto. jajaja ¡Dios! Eres mayor que yo; y yo me veo más grande jajajaja-

-¿Qué edad tienes?- Y de ahí se agarró Nat para poder cambiar de tema.

-25, pero me han dicho que parezco toda una treintona. Una muy sexy debo agregar- y le dio un coqueto codazo en el brazo.

-Eso no lo puedo negar- dijo sonrojandose

-¡Genial! Ahora vamos a rapear -He hizo el típico movimiento de brazos

-jajajajajaja estas loca-

-Tu más, creemelo. Pero dime, ¿Qué pasa con tu esposo? ¿Cómo es tu relación con él? ¿No fue muy difícil casarse con alguien a quien no conocías?-

-Si lo conocía, estuvimos en la misma amm… aqui en México creo que le llaman secundaria. Antes de entrar al colegio de señoritas. Él era un idiota popular y yo un tímido ratón de biblioteca, me hacía un poco de bulling y a mi él me parecía el tipo más insoportable del mundo. Pero sus padres son ricos, los mios tambien y por cosas de conveniencia nos casaron.

Tampoco fue fácil para él… ¿sabes como pasamos nuestra luna de miel? hablamos por horas de lo mucho que odiabamos a nuestros padres por hacernos eso, y ahí fue donde nos dimos cuenta de que seríamos grandes amigos. Él estaba enamorado de una chica que, por desgracia, no nació en cuna de oro; por lo que sus padres le prohibieron la relación con ella. Cuando ninguno de los dos hizo caso, le ofrecieron a ella varios ceros en una cuenta bancaria en Estados Unidos y una beca completa para la universidad a cambio de dejarlo; no lo pudo rechazar y le rompió el corazón.

No pasó mucho tiempo para que nos hiciéramos muy buenos amigos y bueno, vivimos juntos, él es muy guapo, le gusto, es un gran amante, y las hormonas circulan.

-¿Osea que practicamente son follamigos?-

-creo que si jaja-

-¿y no te encelas de que él salga con más mujeres?-

-la primera vez que ocurrió, si. Pero después me puse en su lugar; está casado con alguien que no ama, al igual que yo. Sí nos tenemos mucho cariño, pero no nos amamos. Sería  injusto forzarlo a serme fiel-

-¿y por qué no se divorcian?-

-Porque ninguno de nuestros padres fue tonto. Hubo muchos contratos prenupciales entre nuestras familias. De modo que estamos forzados legalmente a estar el uno con el otro un mínimo de veinte años-

-¿Tienen hijos?-

-No, no soportaría traer a un pequeño inocente a vivir una vida igual a la mía. Gustave y yo nos cuidamos bastante bien de que eso no ocurra. Uno de los contratos decia que teniamos que tener herederos, pero, cuando logramos juntar suficiente dinero para sobornar a un médico, le hicimos decir que yo era físicamente incapaz de cumplir con esa parte del contrato-

-Si no estuvieras en esa situación ¿Te gustaría tener?-

-no lo se. hubo un punto en mi vida, hace demasiado tiempo, que desee formar una familia al lado de la mujer que amaba. Pero eso es historia-

-entonces…- y se vio interrumpida por su celular que vibraba sobre la barra -disculpa. ¿Bueno?... si, lo siento, ya voy para alla… si… si ahorita nos vemos. adiós- dijo colgando el smartphone y  levantándose del asiento - lo siento mucho, pecosa. Tengo que irme. Los directivos ya llegaron y yo aun no.  Me gustó mucho hablar contigo y saber que es lo que hay dentro de esa cabecita. Toma- le ofreció una tarjeta - ahi esta mi numero personal. Llamame cuando quieras. Tal vez podamos salir por alguna copa con más tranquilidad - le guiñó un ojo y se fue sin siquiera dejar que Natalie se despidiera.

Esa mujer la pondría más loca de lo que ya estaba.

Terminó su cerveza con la mente en blanco y subió a su habitación a recostarse un poco. Al entrar, encontró a un agotado Gustave tendido sobre la cama y dormido profundamente; por lo que movió un poco el brazo del hombretón, que no despertaría ni con un tráiler sobre él, y se acostó a pensar. Despues de diez minutos, aunque en realidad no estoy segura, se dio cuenta de que, una vez más, estaba pensando en Ofelia.

“¿Qué tiene su sonrisa que me hace sentir como de 16 años? Es tan segura de si misma. Es cierto lo que dijo ella, pareciera como si yo fuera la chica y ella la grande. !rayos¡ sus labios me atraen tanto… ¿pero que estoy pensando? ¡carajo! me confunde tanto. “ya no tienes 17”. Y esto último daba vueltas en su cabeza.

-amor- dijo Gustave, entre dormido y despierto y con una voz gruesa y pegajosa.

-dime Gus- le contestó dulcemente mientras le peinaba el ya-algo-largo cabello.

-llamó tu representante, dijo que la presentación y firma sería el viernes-  Eso le daba  cinco días para regresar

-¿vendrás conmigo?-

-no creo, amor.- dijo mientras se colocaba  boca arriba -aun tengo que hacerme cargo de la exploración. Aparte, aun no aseguran el área como para volver a descender. No han encontrado a ningún animal que le pudiera haber hecho eso a Aldo.-

-¿Cuánto tiempo más te quedaras?-

-no lo se. Pero pienso que al menos un mes, si. ¿Por qué no le dices a la chica linda del bar que te acompañe?-

-¿Me viste?-

-¿Quién no te iba a ver? si parecían amigas de toda la vida contando chismes-

-Ella es quien me trajo el día del antro. Me la encontré en el malecón y le ofrecí una copa-

-Se ve que es buena persona. Me agrada. Deberías invitarla, amor. ¿A quién no le gusta un viaje todo pagado a Londres?-

-La acabo de conocer, Gus. No es como que vaya a andar ofreciéndole viajar conmigo a la primera amiga que haga-

-Eso deberías dejárcelo a ella.-

-En fin ¿Y tu superRaquel?-

-Hoy era su vuelo de regreso a DF-

-¿La volverás a ver o que solo amor de vacaciones?-

-Me dio su numero, pero no creo llamarla. Ella en México, yo en Irlanda; no creo que funcione-

-Lo siento, pensé que tal vez ella sería especial-

-Es especial. No es muy común encontrar una chica como ella. Vaya que tiene la mente abierta. Deberian de dejarse todos de etiquetas y simplemente decirse “libres”; ella es libre-

-¿Quieres que pida servicio al cuarto o quieres salir a comer?- Cambió de tema pues le incomodaba mucho hablar de orientaciones sexuales.

-Servicio al cuarto, quiero seguir durmiendo.

Y dicho y hecho, después de comer un coctel de mariscos del tamaño de sus dos manos y media botella de vino blanco, Gustave volvió a caer dormido cual piedra.

“tal vez si debería invitarla. No tengo nada que perder. Después de todo, si me dice que no, no la volveré a ver en mi vida. Aparte seria lindo tener a alguien que me acompañara a la firma… incluso podría invitarla a Goleen.”  Armándose de valor, Natalie marcó el número en color azul que se encontraba en la tarjeta.

-¿Bueno?-

-¿Ofelia?-

-Si, diga ¿Quién habla?-

-Soy Natalie-

-....-

-¿la pecosa?-

-¡Hey! ¿Qué pasa?  ¿Dejaras que te invite una copa? Acabo de salir de la reunión hace unos minutos y estoy libre-

-Bueno, en realidad te llamaba para otra cosa…- su voz temblaba un poco expresando sus nervios

-si, dime- le contestaba con su voz más sensual para ponerla aún más nerviosa

-¿Te- te gustaría acompañarme a Londres a la presentación de mi nuevo libro?-

-...-

-es que tu dijiste que te gustaría leer alguno… ahí habrá cortesías… podriamos pasarla bien…- y con cada frase su voz se acercaba más a un susurro

-¿Me estas invitando a que vaya contigo al otro lado del mundo?-

-no es el otro lado del mundo, no en realidad….es que yo pense que tu…-

-Oye Natalie, no es en mala onda, pero, nos acabamos de conocer; eres una chica muy linda y no puedo negar que me atraes bastante, pero no te conozco. No sé con qué clase de mujeres estés acostumbrada a convivir, pero yo no acepto viajes con personas de quienes ni siquiera estoy segura de que se llamen  como me dijeron-

-entiendo…-

- No me lo tomes a mal, Natalie. Aparte yo aun tengo mucho trabajo. Durante toda esta semana estaré en reuniones importantes con los de Nike para sacar adelante la campaña pulibitaria. No es momento para unas vacaciones.-

-Tranquila, te entiendo…- pero su voz tenía un dejo de tristeza en ella que inundó de culpa a Ofelia.

-¿Cuando te vas?-

-Mañana…-

-Lo siento, pecosa. En serio. Tal vez luego- Aunque era más que obvio que eso solo lo decia como consuelo. Ambas sabían que no se volverían a ver.

-No te preocupes. No pasa nada… Bueno, me tengo que ir. Que tengas un lindo día, y que todo salga bien en el trabajo-

-Gracias. Igualmente, suerte con tu libro. Exito-

-Bye-

-Adios- y ambas colgaron.

“tal vez si…” Y Adams comenzó a imaginar el relato corto que cambiaría su vida, bueno, al menos, uno de los muchos que lo harían, y me atrevería a decir, que el más importante; pero era obvio que sería el más egoísta de todos.

“Ofelia…” No sabía su apellido “Caminaba por la calle pensando en la llamada que acababa de recibir por parte de la chica que recién había conocido. Como le había dicho, le gustaba mucho, le parecía hermosa y adorable...” Ese era su ego redactando por ella “Pero no, su conciencia y su trabajo no le permitían aceptar esa tentadora invitación. De pronto, su teléfono sonó, eran uno de los ejecutivos de Nike que aceptaba el contrato y la campaña publicitaria propuesta por ella; aparte, le ofrecía un cuantioso cheque por sus estupendos servicios…” Y ese era su remordimiento de conciencia por manipular la vida de una persona. “Justo cuando acababa de colgar y se disponía a saltar de felicidad por ese éxito laboral,  recibió otra llamada importante; ahora era su jefe que la quería felicitar por lograr el contrato con una firma tan importante como Nike, y en recompensa por el arduo trabajo realizado durante los últimos meses, le ofrecia una semana de vacaciones”

-Diga...¿Ofelia?-

-hola, pecosa. Oye, me da mucha pena por lo que acaba de ocurrir hace un momento, pero… bueno, acabo de recibir buenas noticias y quería celebrarlo; pero no conozco a nadie aqui… asi que… Queria saber si ¿no te gustaria salir hoy en la noche a algún restaurante a cenar?-

-Claro, ¿A qué hora nos vemos?-

-¿A las nueve te parece bien? yo pasaría por ti-

-Me parece excelente, Ofelia- Pero eso no le era suficiente, quería comprobar el poder de su mente en tiempo real. “Teniéndola al otro lado de la línea, se dio cuenta de que deseaba tenerla aun más cerca para poder sentirla; que no solo le gustaba, sino que comenzaba a sentir algo más, y que tenía que decirle todo eso ya”.

-¿Natalie?-

-Dime- “No puede ser posible”

-Sabes… lo que dije hace un momento sobre que me pareces muy atractiva… es cierto. Eres una chica preciosa y no se que me esta pasando contigo, pero no te logro sacar de mi cabeza… Quisiera poder tenerte cerca… Mírame nada más, hablando como puberta de secundaria sobre sentimientos que no entiendo. Perdoname, por favor, debes sentirte muy extraña al estarme escuchando decir tonterías…-

-No, tranquila. Tu tambien me gustas…- Después de 11 años, era la primera vez que le decía eso a una mujer, y aunque ella hubiera sido la causante de que aquello fuera correspondido, se sentía como en aquel tiempo donde aún creía en el amor y en que el mundo si podía llegar a ser rosa.

-Bueno… jaja nos vemos en un rato-

-Si, te esperaré con ansia- Y se dio un facepalm mental por decir eso.

-jajaja ok, yo tambien-

-...-

-cuelga tu- en ese momento ninguna de las dos entendía lo que estaba pasando

-no, tu-

-las dos al mismo tiempo-

-ok-

-una-

-dos-

-adiós- y las dos dijeron tres al mismo tiempo, y cortaron la llamada.

Sé bien que en este momento deben estar pensando en la pésima ética y moral que tiene esta señorita; que si ustedes tuvieran el poder de hacer sus pensamientos realidad, imaginarian un mundo muy a la johon lennon, sin guerras, ni hambre, ni discriminación, sin fronteras ni banderas, sin cielo ni infierno. Pero seamos realistas, la gran mayoria, y me incluyo, le agregaríamos varios ceros a nuestras cuentas bancarias, haríamos nuestros sueños realidad, o haríamos algunas cosas locas. Consideremos ahora, que Natalie Adams es una mujer criada en una familia sin carencias económicas, pero con demasiadas deficiencias morales; sin mencionar el sencillo hecho, de que es humana, tiene defectos y virtudes; y aunque de momento no hayan visto su lado bueno, les puedo asegurar que lo tiene. Digamos que es una chica cualquiera en una situación extraordinaria.

“Esa noche, le diría que aceptaba su propuesta de vacaciones” Pensaba Nat, mientras se ponía su sugerente vestido negro; que, aunque no tenía un busto que se pudiera catalogar como “grande” se defendía muy bien en el rubro de pechos sensuales. Eso lo sé, porque ni yo podia dejar de verle el escote.

Ya se imaginaran la cara que puso Ofelia al ver salir a esa Diosa en miniatura por la enorme puerta de cristal del lujoso Hotel.

-Te ves guapisima-

-Tu también, ese vestido…- la recorrió de pies a cabeza con ojos de querer comérsela -te sienta estupendamente bien-

-gracias- se sonrojó

-¿y a donde iremos?-

-Pues te voy a llevar a unos tacos deliciosos que están a dos cuadras de mi hotel-

-jajaja ¿tacos de que?-

-Tacos de verdad, no esas tonterias de taco bell y eso. Son de bistec y de adobada.-

-¿Qué es eso?-

-Bistec es un corte de carne de res sazonada con algunas especias; se acompaña con cebolla, cilantro, el queso es opcional, y salsa. Y la adobada es carne de dudosa procedencia, posiblemente de res, marinada en una mezcla de chiles y especias, y le da un sabor picosito; se acompañan igual que el bistec.  Sube, esta abierto- le dijo mientras ella se metía a su auto.

-Eso de carne de dudosa procedencia no me parece algo… apetitoso-

-creemelo, amaras México después de probarlos-

Tal vez se pregunten ¿Cómo es que este par de bellezas se comunicaban entre sí siendo de diferentes nacionalidades e idiomas? Pues bien, el común de las veces, Ofelia hablaba en inglés con Natale; y es en Inglés, así, con acento, porque para que fuera sin acento aún faltaba algo de tiempo. Cuando Ofelia batallaba para comunicar alguna idea, lo hacía en español, y Nat, con un respetable nivel de inglés, le entendía. Y yo solotraduzcoo  para su mayor comodidad.

-llegamos-

-amm… ¿y el restaurante?-

-jaja bueno, a decir verdad, no es un restaurante como tal; es, digamos, un “casi” restaurante- Le explicaba mientras ambas avanzaban hacia el puesto de tacos.

-oye… ¿esto es higienico?- dijo refiriéndose a la manera en la que el hombre partía la carne y preparaba los tacos.

-Pues yo nunca me he enfermado y he cenado aquí desde que llegé-

-¿y donde nos sentaremos?-

-Mi estimada pecosa, comer tacos es un arte. Mira y aprende- Le dio mientras tomaba su orden de surtidos de la mano de aquel moreno y sudoroso hombre. -Primera lección, el refresco va entre las piernas- y se lo colocó ahí.

-¿Comeremos paradas?-

-sip. Segunda lección, lo sostienes con las piernas y lo abres con una mano. Tercera lección, sostienes el plato con la izquierda, agarras el taco con la derecha, y lo muerdes sin tirar nada por el otro lado de la tortilla-

Vaya que Ofelia era buena en eso de “ponerse seria” porque tanto ella como yo estábamos muriendo de la risa por la cara de la Irlandesa, solo que ella se mantenía en su papel.

-Tirar carne del taco es pecado.Asíi que, cuidado. jajajajajaja- Le decia mientras veia el forzado intento de imitar su manera de comer. Y lo único que logró fue llenarse de salsa el vestido y, con la impresión, soltar el refresco llenándose de negro, delicioso, y pegajoso líquido desde las rodillas hasta los pies.

-JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA-  Ofelia ya no hacía ni el más mínimo esfuerzo por no reírse, se burlaba de ella en su cara y algunos de los demás comensales se empezaban a dar cuenta de su pequeño accidente.

“Después de que Ofelia se rió lo suficiente de Natalie, en  su cara; tomó su refresco y al abrirlo, éste estalló empapándola”. Y pensado, y hecho. Ahora ambas señoritas se reían la una de la otra.

-Disculpe, ¿nos puede poner las órdenes para llevar?- le preguntó Ofelia al taquero. Una vez que éste los puso en una bolsa le preguntó: -¿Vamos a mi hotel a limpiarnos?-

-¿No sería mejor ir al mio?-

-El mio esta a dos cuadras. Vamos, no te voy a violar- le decía mientras coquetamente le guiñaba un ojo.

Durante el corto camino, Natalie hizo todo lo humanamente posible para mantener su mente en blanco, e irónicamente, llegó a su mente aquella épica escena de Gosthbusters donde uno de ellos imaginaba a un hombre de malvavisco tamaño edificio. Afortunadamente, no ocurrió nada. ¿sus poderes tendrían ciertos límites? ¿o para lograr que algo ocurriese tendría que imaginarlo como si redactara?

-oye soñadora, llegamos-

El hotel donde se hospedaba Ofelia era, por mucho, más modesto que el lujoso hotel de Nat; aun así, poseía cierto encanto colonial con un aroma más casero y más acogedor.

-No es un palacio, pero es cómodo y tranquilo- le dijo casi al oído al abrirle la puerta de su habitación a una insegura Natalie. -Primero, lo primero. Aqui esta el baño, y por aqui tienes toallas limpias por si gustas bañarte o solo lavar tus piernas. Ahorita que salgas te paso algo de ropa que espero y te quede-

-Esta bien- pero no estaba bien, por alguna razón, que yo sé que también ustedes la conocen, la pelirroja estaba más que nerviosa; aparte de estar coloreada de rojo desde su frente hasta sus pechos, que con ese vestido dejaba al descubierto casi la mitad.

Mientras enjuagaba sus delgadas y blancas piernas, pensaba en lo mucho que ese incidente en el cenote la había hecho cambiar. Hacia una semana y un poco más, ni siquiera quería poner un pie en un antro de ambiente, y ahora, estaba bañándose en la habitación de una mujer por la que sentía una fuerte atracción sexual. Y fugazmente cruzó por su cabeza la idea de que posiblemente Ofelia se encontrara desnuda al otro lado de la puerta. ¿Qué había pasado? Tal vez sí le gustaba mucho aquella Méxicana, tal vez era que estaba demasiado lejos de sus padres en ese momento, o tal vez ese extraño poder ahora le otorgaba algo que hacía años le habían arrebatado; seguridad en si misma.

 

 

 

-¿Ofelia? Ya terminé- dijo mientras sacaba su mano mojada por la orilla de la puerta, y estremeciéndose al sentir uno de los suaves dedos de la chica atrapar una gota de su brazo.

-Aquí tienes, linda-

Le había pasado un short de algodón bastante holgado y corto que evidentemente era una pijama, y una blusa a juego con éste; con estampado de líneas horizontales azules y blancas.

-Te vez lindisima, marinerita-

-Creí que iríamos a algun lugar… no se, un bar o algo-

-no creo que quieras salir con un vestido lleno de salsa roja, querida. Mejor quedémonos aquí y hablemos-

-¿De qué quieres hablar?- preguntó con desconfianza

-Primero déjame darme una ducha rápida, porque el refresco ya se secó y me siento más pegajosa que las manos de un niño-

-jajajaja esta bien- se reía por su comparación.

Mientras la mujer de cabellera azabache se bañaba, a su mente llegaron las imágenes de aquellas fiestas familiares antes del “rehab” y post-salida-del-closet; donde sus padres le prohibian todo contacto con sus sobrinos y primos menores. Los adoraba, pese a los padres que tenían, eran buenos niños, dulces e inocentes, que amaban perseguirse por las enormes áreas de césped que rodeaban la finca de verano de su padre. Antes de que todo aquello ocurriera, amaba correr con ellos y contarles historias frente al mar, sobre aquella enorme roca antigua testigo de sus aventuras.

Pero por desgracia, la “rehab” había sucedido, y cuando regresó a casa, los niños ya no eran tan niños, y ya no se interesaban por los mismos juegos. A ella la casaron pronto y ya nunca más volvió a convivir con la parte joven de su familia; en general, no volvió a convivir con su familia, pues ahora que vivía con Gustave, sus padres evitaban verla porque les recordaba momentos “dolorosos”. Sus tíos nunca fueron muy cercanos a ella; eran personas frías y calculadoras que preferían donar sumas exorbitantes a la caridad, a darles un cálido abrazo a sus hijos.

De no ser por Gustave, se encontraría sola en el mundo.

-Hey, ¿Estas bien?- le decía Ofelia desde la puerta mientras la contemplaba con ojos tiernos.

-si, no es nada-

-¿vez? estamos a mano- y se daba la vuelta para mostrarle su pijama, solo que la de ella era bastante más… ¿sexy? si, dire sexy solo por no decir que daban ganas de arrancarsela. Era un camisón de seda color palo de rosa, con un escote tipo halter y que llegaba poco más arriba de medio muslo.

Cuando Natalie finalmente pudo articular una palabra dijo:  -Estamos en pijama a las 10:30 pm-

-En pijama y en la cama. Disculpa por ponerme esto, solo traje dos pijamas y tu...- Pues caminó hasta la cama y se acostó al otro lado de Natalie.

-Tranquila- Pero ella no podía estarlo.

El corazón de Nat no podía latir más fuerte, y la tensión sexual se sentía en el ambiente. Creo que si se hubiera inflado un globo en aquella habitación, se les hubiera pegado a la piel.

-Respecto a lo de tu invitación…- Comenzó Ofelia.

-Aun sigue en pie, por si te interesa-

-¿Cuando sería?-

-El vuelo sale mañana por la mañana; llegaríamos, si quieres ir, por la mañana del día siguiente por eso de la diferencia horaria. Y no te preocupes por dinero, todo correría por mi cuenta, aparte no tendríamos que quedarnos en un hotel-

-Es que, no creo que sea correcto permitir que tu pagues todo…-

-Hagamos algo, tu pagas tu vuelo de ida y yo el de venida. Ya estando allá no gastaras mucho-

-Esta bien, pero te lo pagaré- dijo después de un silencio, y tras éste, un silencio aún más grande inundó la habitación. -¿y ahora?- preguntó, esperando una propuesta indecorosa de respuesta.

-Creo que deberías preparar tu maleta; avisarle a tu familia… yo tambien deberia hacerlo-

-¿Ya te vas?-

-no, jaja aun no me como mis tacos-

-jajajaja sabia que te gustarian-

Ambas comieron en un silencio solo profanado por los ruidos orgasmicos de placer culinario. Después de eso, y pesandoles a las dos, Ofelia regresó a Nat a su hotel, en pijama, debo mencionar, para que así las dos pudieran preparaste para el viaje de 17 horas de la mañana siguiente.

-¿y esa pijam… no-puede-ser ¡te acostaste con ella!- decía sorprendido Gus, al verla entrar por la puerta.

-por supuesto que no, solo somos amigas. Me manché el vestido y me prestó ropa para cambiarme. Por cierto, ¿Puedes llamar a la aerolínea y pedir que sean dos boletos?-

-¿Si te acompañará?-

-si. Y llama, por favor, a la Señora Erin; que me tenga lista la finca. Llevaré a Ofelia-

-Espera, espera… ¿llevarás a la chica a tu finca? joder, si que te pegó duro; ni siquiera a mi me dejas ir-

-porque es mi lugar para relajarme y escribir, no para que tu me quieras follar en cada rincón-

-jajajajajaja parece que porfin, despues de 100 años, esas paredes verán algo de accion-

-callate. No soy lesbiana-

-oye- dijo, cambiando su tono al de serio -¿Sabes que te quiero mucho, verdad? ¿y que yo no te juzgaría ni te apuntaría con el dedo, verdad?- y le ahuecaba las mejillas con sus enormes manos.

-si- Pero, aunque lo quería mucho y confiaba en él, prefería no arriesgarse; no después de lo que ya había vivido al confiar en personas que, se suponía, la amaban.

-Por cierto, llamó Cruella. Dijo que ella y tu padre estarían encantados de ir a tu presentación-

-¿Pero…?- Preguntó, con la esperanza de que Gustave le dijera que por alguna estúpida razón no iría-

-amm… no, ahora no hubo peros; lo siento, Nat, parece que ahora sí irá-

-fuck- y eso no lo traduzco porque creo que todos conocen bien su significado.

 

 

 

 

A la mañana siguiente, con la maleta llena de preocupaciones, miedos, inseguridades y un poco de ropa; y tras despedirse de su esposo y prevenirlo de el peligro inminente que significaba el cenote, Natalie partió con un rumbo fijo y un destino incierto; acompañada de una mujer que le imponía y la atraía, y que no tenía ni la menor idea de hacia dónde se dirigían.

-Creí que iríamos a Londres- Le dijo un poco molesta tras ver los boletos que decían Cork, Irlanda.

-Asi es, vamos a Londres para la presentación de mi libro, pero el evento será hasta el viernes; así que iremos a Irlanda a mi finca. Queda en el condado de Cork, en la provincia de Munster; cerca de un pueblo llamado Goleen. Es bonita, creo que te gustá.-

-Creo que deberias avisarme de ese tipo de cosas. Aun no sé si me llevas a otro pais para prostituirme o si me sacaras los órganos mientras duerma- y aunque sonaba gracioso, en realidad tenía miedo de hacer ese viaje; sin embargo, algo dentro de sí la obligaba a hacerlo, algo que ella no sabía definir y que jamas habia experimentado.

-La única prostitución que se dará será sólo bajo tu consentimiento…- pero ya era muy tarde para que Nat detuviera sus palabras. Esas eran las hormonas acomuladas de años. Y, aunque su moral le decía que estaba mal todo aquello, no le importaba; pues con solo pensarlo podría borrarlo todo… o eso pensaba ella.

Casi 17 horas de vuelo se dicen fáciles, pero para la parte trasera del cuerpo, son años. Finalmente, llegaron, agotadas al aeropuerto de Cork, donde Nat rentó un auto y partieron hacia   Goleen.

Eran las 6 de la mañana  cuando iban por la oscura carretera. no se veía nada más que lo que lograban alumbrar los faros del auto. A veces, algunas luces de pueblos lejanos interrumpían la profunda oscuridad que las rodeaba. Pero lo que no tuvo precio para Natalie, fue la cara de niña en feria que puso Ofelia al ver como el amanecer iba coloreando aquel verde paisaje. Fue casi al llegar a la finca que amaneció totalmente. Y la primera imagen que tuvo la mexicana de aquella hermosa casa, fue con el sol naciendo por un costado de la casa; con el océano de fondo, pues la casa quedaba a escasos metros de un risco que daba al gigante azul.

Era una casa de ensueño. Tenía una fuente en el centro, de manera que  tuvieron que rodearla para quedar frente a la casa. Un par de pilares, que sostenían un pequeño balcón en el segundo piso, flanqueaban antigua puerta de madera color rojo; mientras que la hiedra de, evidentemente, muchos años, había cubierto de arriba a abajo casi toda la fachada. Tres ventanales arriba, uno que se abría hacia el balcón, eran enmarcados por el verde limón de la hierba; y los dos ventanales del piso de abajo, que estaban a los costados de la puerta, quedaban libres; exponiendo una pintura que iba entre un color crema y uno marfil.

A la izquierda, una habitación,  con las paredes de cristal, daba a un enorme jardín lleno de tulipanes y flores silvestres, que mientras más se alejaba, más denso se volvía, hasta llegar a un pequeño bosquecillo de antiquísimos pinos  

 

 

 

-¿Esto es tuyo?- dijo, verdaderamente sorprendida, al estar parada sobre el camino lleno de piedrecillas grises frente a la casa.

-si, digamos que en este lugar me gasté el dinero de mis dos primeros libros y mis ahorros de chica. Un pequeño escape de cualquier presión. Usualmente vengo aquí a escribir o a descansar-

-¿Pequeño?- y levantaba una ceja -¿cuanto mide tu pequeñez? ¿500m2?-

-en realidad, todo lo de alrededor es parte de la propiedad, son dos hectáreas, incluyendo un pequeño bosquecito y playa. Sabes, eres la primer persona que traigo aquí.-

En ese momento, una gaviota pasó volando al ras de suelo, llamando la atención de Ofelia, y al seguirla, pudo ver el antiguo techo de dos aguas color azul grisáceo, con una chimenea a cada lado de la casa.

-¿tienes chimenea?-

-¿qué te parece si mejor entramos y te la enseño?-

Al entrar, pudo ver el interior del acogedor recibidor; con paredes blancas y pisos de madera negra solo interrumpida por dos hermosas alfombras de diseños aparentemente indus. Todo en ese lugar parecía sacado de una película antigua, con muebles al estilo chip and dale y cuadros barrocos en algunas partes. Contaba con un contraste entre habitaciones, pues, mientras en unas predominaba un estilo muy a la Luis IV, en otras, como la piscina bajo techo, o la habitación principal, se notaba un estilo un tanto modernista. Natalie había comprado la casa de sus sueños, y sin saberlo, también la de los sueños de Ofelia.

Trece habitaciones; entre biblioteca, sala de música, estudio artístico, oficina, comedor, sala de estar y un etc más.Ocho dormitorios, todos ellos preparados para albergar huéspedes en cualquier momento. Tres baños, dos de ellos en suite, con ducha y tina independientes, en el segundo piso; y uno bastante grande en la planta baja, que también contaba con ducha independiente. Una piscina bajo techo con flujo inverso y un sauna. Sin duda, una casa excepcional.

-Ésta será tu habitación. La mia es la siguiente puerta, para cualquier cosa, solo dime a mi o a Erin.-

-¿Quién es Erin?-

-Es la mujer encargada de la finca. Ella y su esposo Joseph la cuidan mientras yo no estoy. Por cierto, en unos minutos estará listo el desayuno, para que bajes. En el baño está todo, por si te quieres dar una ducha-

Mientras Natalie hablaba, Ofelia observaba fascinada la blanca habitación. Al igual que el resto de la casa, contaba con un piso de madera negra que contrastaba con el inclinado techo de madera de pino. En medio del cuarto una enorme cama, bastante alta, se encontraba cubierta por una gruesa sábana blanca con encajes en las orillas y un par de cojines azul cielo que le daban el toque cálido. Al lado de la cama, había un enorme ropero de cual, facilmente, podrian salir cuatro niños y un leon en cualquier momento.

-¿Ofe?- le preguntaba mientras movía sus manos frente a ella

-jajaja hacía años que nadie  me decía así. Perdón ¿Qué me decías?-

-Que le dije a Erin que te pusiera algo de ropa para el frio en el ropero. Supuse que traerías la misma maleta que llevábas en Cancún.- Pero no dijo que ese detalle había hecho cuando, saliendo del aeropuerto, la mexicana había comenzado a temblar cual castañuela.

-Muchas gracias, hace bastante frío-

-y espera a que llueva- le dijo mientras salía del cuarto para dejarla descansar del pesado viaje.

Al encontrarse sola, pudo observar con más detalle su nuevo dormitorio.tenía un par de buroes de pino algo rusticos, una mecedora junto al ventanal triangular que sobresalía en el inclinado techo, dándole vista hacia el patio trasero, y también, por ende, al océano. En el muro frente a la cama, estaba la puerta del baño, y al entrar se sorprendió.

Su piso estaba cubierto de antiguos mosaicos blancos, con paredes color crema allanadas por acuarelas con paisajes de buen gusto. Un antiguo lavamanos con un espejo dorado de ornamenta vistosa. Y en el fondo, una bañera montada en un enorme rectángulo cubierto de los mismos mosaicos blancos. Parecia un baño de los años 40’s.

Pensando en el frío que sentiría al desnudarse, pero lo bien que le haría la ducha, abrió la llave y dejó correr por largo rato el agua caliente, convirtiendo el baño en un segundo sauna. Con el vapor cobijándola, el frío no lastiaria tanto su cuerpo.

El primero en caer fue su blazer azul rey con parques de cuero en los codos, le siguió su pantalón de mezclilla, y al hacerlo me dejó ver esa delgada y transparente braguita color nude que no tardó en desaparecer. Tras ella, calló su blusa blanca de algodón y luego su brasiere negro, liso y poco sensual.

En definitiva, ella no iba  para sexo; al menos no ese día. Sin embargo, su piel era más hermosa y afrodisiaca que cualquier vestido de diseñador. No sabría decirles exactamente el tono de su piel, pero no era del todo blanca, no como la piel de Natalie; ella era, más bien, ligeramente morena, o tal vez en un punto intermedio entre morena y blanca, no lo sé en realidad. Lo que sí sé, es que era de una tersura sin igual, inmaculada, sin un lunar que manchara aquel lienzo.

Su cabello, de un color negro azabache, y debo mencionar que era natural, le llegaba hasta el comienzo de esa tentadora línea que tenía su inicio en el final de su espalda.

Media un metro con sesenta y dos centímetros, no era muy alta, pero sí más que Nat. Su cara era un poco angular, con los pómulos marcados y la barbilla casi imperceptiblemente dividida. Sus ojos eran de un café casi negro, profundos y misteriosos, penetrantes y encantadores; y estaban enmarcados con un par de cejas pobladas y perfectamente cinceladas. Sus labios no eran gruesos, pero si incitaban a robarles un beso; eran de un color pálido, una mezcla entre café y rosa igual de única que el resto de su piel. y compartían color con aquel par de perfectos pezones que coronaban sus pequeños pero bien proporcionados pechos.

Era hermosa, pero de una hermosura un tanto  discreta.

Mientras Ofe se daba un relajante baño en el piso de arriba, Natalie revisaba sus viejos manuscritos en su oficina. Era una amante de los antiguos métodos; prefería plasmar sus ideas principales, darle forma a sus personajes e incluso hacer algunos bocetos de como se verian éstos, en papel; por lo que tenía un escritorio lleno de libretas de todos tamaños con múltiples ideas para futuros libros, cuentos, o relatos cortos.

Al mismo tiempo que hurgaba entre los papeles cubiertos de polvo, pues no dejaba que nadie los tocara, platicaba con Erin; quien se encontraba feliz de tener a “su niña” de regreso.

Erin era una mujer de cincuentaypocos años, con algunas arrugas que surcaban su rostro y un cabello rubio y corto teñido por bastantes hilos color experiencia.

La relación entre ellas dos había comenzado cuando Natalie tenía 18, y había regresado de su “viaje de estudios”; ella fue la persona contratada por su madre para vigilárla de cerca y evitar que se metiera en problemas. Con unos meses de estar cerca de la chica, Erin la adoptó como hija emocional, de modo que cuando ésta contrajo matrimonio, Erin y Joseph fueron los primeros “empleados” que la pareja tuvo; aunque en realidad no se les podría llamar de tal manera, pues la pareja escocés sustituía las figuras paternas deficientes tanto de Gustave como de Natalie. Así, ambos se convirtieron en familia; y cuando Nat compró la finca, los puso a ellos como encargados de todo el lugar.

-¿Quién es la señorita que te acompaña, querida?-

-Es una chica que conocí en México, una amiga-

-Es extraño, sabes,  es la primera persona que invitas a este lugar-

-Tal vez ya era tiempo de que alguien lo conociera-

Después de un minuto de, con sus ojos de madre,  asomarse a los ojos de la joven; le dijo con ternura -Me alegra que finalmente tengas una amiga, querida.- Y solo con una mirada sincera, Erin le demostró a Natalie que su secreto jamás había estado oculto para ella; y que, a diferencia de su madre biológica, ella si la seguía amando de la misma manera.

-A mi tambien alegra-  recargó su cabeza en el abdomen de la amable mujer, buscando algo de protección a todo ese miedo que sentía dentro de sí.

-Creo que deberías comer algo. Estas muy delgada-

-jajaja esperaba que lo dijeras, muero de hambre. Iré a avisarle a Ofe que ya se servirá la comida-

Subió a su habitación, y encontró la puerta ligeramente abierta. Primero tocó un poco, pero no recibió contestación alguna. Al abrir más la puerta, la pudo ver acostada en posición fetal en medio de la cama, y solo con la esponjosa toalla blanca cubriendo su cuerpo. Evidentemente, se había quedado dormida.

Nat se acercó sigilosamente a la cama para poder ver su rostro relajado y hermoso reposar sobre las almohadas; y se dio cuenta del frío que la chica tenía al estar solo cubierta con la toalla. Del antiguo portal a Narnia, sacó una afelpada cobija con la que cubrió su cuerpo, no sin antes notar lo cerca que estaba su verla desnuda, solo la separaba ese pedazo de tela…

 

 

 

Ofelia durmió por horas, y al despertar se dio cuenta de que estaba cubierta por una manta, y de que a su lado había una nota que decia: “sali a caminar, baja a la cocina a comer algo. El refri es todo tuyo”.

Después de comer un trozo de pan de soda con mantequilla, se puso un suéter tejido color gris y unas botas para salir a caminar.

El sol estaba perdido detrás de alguna de las tantas capas de nubes, que variában entre el gris oscuro y el blanco sucio. Iba a llover.

Salió por la puerta trasera, atravesando el porche empedrado y un jardín con tulipanes azules y amarillos, cruzó un vasto campo de césped hasta llegar a  la ladera del pequeño barranco que daba hacia la playa. El mar estaba muy agitado, y se podía escuchar ese crujir que producían las olas al estrellarse las unas contra las otras, en esa eterna competencia de cual era la más fuerte.

A lo lejos, pudo distinguir la sutil silueta de Natalie, y caminó hacia ella abrazándose la cintura con los lados del amplio sweater y luchando para que el viento no le llegara a la piel.

Llegó a su lado, y ninguna dijo nada. Nat se quedó viendo al horizonte, con las manos metidas en los bolsillos de su cazadora; y Ofelia miraba la miraba a ella.

-¿Qué me estás haciendo, Natalie? que no puedo dejar de pensarte. Nunca me habia pasado esto con nadie. No soy la clase de chica tonta que se enamora así sin más; he tenido varias experiencias en mi vida que me han marcado, y me jure no volver a entregarme de esta manera. Pero tu… tu tienes algo diferente; tu me quitas la guardia. Cuando estoy a tu lado siento como si algo más me dijera qué hacer…- En ese momento, la conciencia de Nat le estaba dando una paliza. Aquella mujer se estaba enamorando, y ella era la responsable.  Pero no por sus virtudes o por todas las cosas por las que normalmente una persona ama a otra, que no digo que no tuviera dichas cualidades, pero no había siquiera permitido que las conociera; sino por una cuestión mística que le permitía manipularla. Se sentía mal consigo misma por hacer aquello, pero ella la queria, queria que estuviera a su lado, quería que esa mujer que le estaba declarando su cariño, la amase;; y fue por eso que, por más que su lado bueno le decía que no lo hiciera, dio el siguiente paso.

“y terminando de decir eso… la beso”

Y así, tal cual y como lo pensó ella, lo diré yo; pues eso fue lo que pasó.

Ofelia dejó de protegerse del frío, pues en ese momento no lo sentía más,  y se acercó a ella. Se agachó un poco para poder pegar frente con frente, y muy lentamente le dió un beso en los labios, casto y cargado de sentimiento; sentimiento que a Natalie llenó de culpa… Pero aun así prosiguió.

Cuando al fin se separaron, una risa cómplice las contagió de alegría y rubor.  Tomadas de la mano, caminaron por la  playa  diciendose cosas melosas y unas pocas cargadas de erotismo.

Lo que las hizo volver a la realidad, fue la fuerte lluvia que comenzó a caer sobre ellas. Corriendo y cubriéndose con sus abrigos, regresaron a la casa. Al entrar, dejaron todo a su paso lleno de agua. Se tenían que bañar o se ganarían un fuerte resfriado; así que en la habitación de Natalie, que era la que tenía el baño más grande, comenzaron a quitarse las empapadas prendas.

En un principio se daban la espalda la una a la otra, intentando resistir esa tensión sexual que les incitaba a mirar, y más que eso, a tocar, a besar, a lamer y a morder.

La primera en espiar fue Ofelia, una miradita no le haría mal a nadie. Volteó sobre su hombro para contemplar la imagen de una Natalia de espaldas que se intentaba sacar los pantalones por encima de los converse;  agachada, con esas bragas color negro y con encaje, apenas cubriendo la línea divisoria de aquel perfecto y redondeado par de glúteos en forma de corazón; se veía tan tentadora, que cuando menos lo acordó ya estaba a escasos centímetros de ella, juntando el algodón de sus hipsters con aquel fino encaje.y acariciando aquella breve cintura con ambas manos.

Su piel era tan suave al contacto, y tan blanca… el ver sus propias manos acariciando aquella pálida cubierta, la hacían parecer más morena de lo que en realidad era. Cuando Natalie sintió las tersas manos de Ofelia acariciando su cintura, y su pelvis rozando con su parte trasera, soltó un delicioso suspiro que le dió luz verde a la mexicana, que tenía ganas de invadir todo el territorio Irlandés.

Se agachó sobre ella para poder dar pequeños besos a lo largo de la marcada columna de Nat, y al hacer ésto, la chica pudo sentir los firmes pechos, con unos erguidos pezones, rozar su espalda. Con cada beso que la morena le daba, Natalie se agachaba más, intentando que su trasero quedara más a merced de la conquistadora.

mientras más la acariciaba, la excitación de ambas féminas se elevaba aún más. Adams había dejado de pensar en todo lo inculcado por sus padres, ya no tenía tanto miedo, ya no sentía que eso que estaba haciendo era malo. En ese momento, solo se limitaba a no pensar, al menos, no en lo que hacía, sino en lo que le hacían.

Ofelia por su parte, creía que era una rotunda víctima de los preciosos encantos de la Irlandesa, que la había cautivado completamente, que ya no era dueña de su propia voluntad, que había algo más que la hacía perder la cabeza al lado de aquellas tentadoras  pecas… Y estaba el lo correcto.

Cuando Nat ya no aguantó más, se giró para quedar de frente a ella, poder besarla a su antojo y acariciar el delgado cuerpo de la morena. No era la primera vez que tocaba a una mujer, pero habían pasado demasiados años desde que había tenido aquel amorío adolescente; ahora, todas las sensaciones las percibe con más facilidad y pasión, su cuerpo ya era el de una mujer, por lo que no se encontraba a merced de sus hormonas, sino de su deseo; y el deseo, este se encuentra en la mente.

Pronto, los dedos de Ofelia se enredaron en el mojado cabello castaño rojizo, y eso le hizo recordar que tenían que tomar un baño. Se desnudaron la una a la otra y la morena jalo de la mano a su acompañante y la metió a la bañera, que previamente habían puesto a llenar con agua caliente; situandose  ella misma, detrás de la ardiente peliroja, y rodeándola con sus piernas.

Como ya mencioné, Natalie no era particularmente alta, por lo que ambas sabían muy bien el la tina; Ofe hizo que se recostara sobre su pecho, y colocó sus manos en aquellos rosados pezones, los cuales empezó a apretar y a acariciar a su antojo. Mientras  la homenajeada, sonrojada, ladeaba su rostro hacia un lado, en parte para esconder la cara y en parte para alcanzar a besar los brazos que la tocaban.

De aquellos actos lesbicos solo era testigo el vapor que las rodeaba y las cobijaba, como para darles su merecida privacidad, como para ser cómplice de aquel secreto. La única que se atrevía a interrumpirlas era la lluvia, que con su repiqueteo en las ventanas y el techo de madera contribuía a acallar los nacientes gemidos de Natalie.

-Tócame- suplicó Nat, con una voz entre suspiro y gemido. Y más tardó ella en pedirlo, que en ser complacida.

Ofelia no necesitó más especificaciones. que esa para recorrer el perfecto abdomen desnudo hasta llegar a la intimidad de la chica.

Natalie rodeó la cabeza de su atacante con sus brazos, para tener algo de donde sujetarse ante las fuertes oleadas de electricidad que movían su cuerpo cuando Ofelia tocaba su clítoris.

Primero fueron dos de sus dedos quienes se atrevieron a entrar en esa línea bajo su monte de venus; acariciaron de arriba a abajo sus pequeños labios menores, y cuando ella misma no pudo contener un segundo más la tentación, cambió  de sus dedos hacia ese punto de máximo placer, al que le dio toda la atención que reclamaba.

Hubo un punto en el que los ligeros gemidos de Natalie se convirtieron en gritos de placer, sonoros suspiros y sonidos guturales que reflejaban todo lo que esos expertos dedos la hacían sentir. Si hubiera sido Gustave quien le estuviera dando placer, ya habría pasado ese punto en donde la dejaba sin final; pero ahora, al estar con una mujer, gozaría del término “sin limite de tiempo”.

El agua de la bañera se empezó a derramar cuando los movimientos de cadera de Natalie se volvieron febriles, y fue entonces cuando allanó su vegina con dos de sus dedos. Primero solo en la entrada, luego, hasta donde la longitud de sus dedos se lo permitió. Una vez que el cuerpo de la huésped se acostumbró, comenzó rápido el mete y saca para conseguir el que sería el primero orgasmo del día; que no tardó en llegar. Más de la mitad del agua quedó en el piso después de los espasmos orgásmicos de la pelirroja; quien hacía demasiado tiempo no sentía lo que era eso.

Se quedó sumamente quieta, incluso Ofelia creyó que se había quedado dormida; por lo que con una suavidad que casi aprecia devoción, la lavó con la delicada esponja. Después que la debilidad postorgásmica se esfumó del cuerpo de la casada mujer, salieron de la tina ya casi vacía, y envueltas en una mullida bata de baño se recostaron juntas en la cama de Natalie.

Se vieron  a los ojos durante varios minutos; Ofelia intentaba descifrar qué era aquello, en esa mujer a su lado, que la había hecho perder completamente la cordura. Ella no era así, no viajaba al otro lado del mundo porque una chica linda se lo pedía, no se acostaba con alguien al primer beso que daba y en definitiva, no se enamoraba de alguien a quien recien conocia. ¿qué era eso?  ¿acaso era lo que llaman “amor a primera vista”? ¿la amaba? ¿qué sentía por ella? y por más que se partía la cabeza en descifrarlo, no lograba contestar ninguna de esas preguntas. Mientras, Nat meditaba sobre lo mucho que deseaba hacerle a esa  escultura de mujer. Y así lo hizo.

Se hincó frente a la extranjera y dejó que su bata se deslizára por sus hombros hasta caer completamente en la cama y quedar desnuda. Luego, se colocó apoyada  en cuatro puntos sobre la sorprendida mujer y consolidando una escena bastante erótica al abrir poco a poco su bata con un solo dedo.

Cuando dejó el torso, de su ahora protagonista de historias mentales, al descubierto, se dedicó a besar esos pezones duritos que eran de un color entre café claro y rosa. Los mordió y lamió a su antojo, causandole a Ofelia una marejada de sensaciones. Mientras, sus manos se apropiaban de cada centímetro de su cintura, de sus piernas, de sus abdomen. Como si llevara años de conocer a su compañera, encontró con una precisión milimétrica, cada punto que la hacía mojar su entrepierna. Cuando ya estuvo bien lubricada y lo comprobó con sus dedos, introdujo uno de ellos tortuosamente despacio en su vagina para luego, buscar el punto donde con un poco de presión la haría explotar de placer; y comenzó a estimularla. No pasó mucho tiempo hasta que Ofelia contrajo cada músculo de su cuerpo en un estruendoso orgasmo que le ganó en potencia a sus amigos los rayos.

Ambas mujeres quedaron desnudas y agotadas sobre la cama; pudiendo despertar hasta que, prudentemente, Erin llamó a la puerta para que bajaran a cenar.

Después de todo lo ocurrido ese día, hubiera sido ilógico que durmieran en camas separadas; por lo que esa noche durmieron juntas, acurrucadas la una al lado la otra y soñando con lo mágico que era ese lugar.

A la mañana siguiente, un hermoso y fresco jueves, limpio por la lluvia del día anterior y oliendo a tierra mojada y a mar, las chicas se levantaron con muchas energías y ganas de explorar.

Tras tomar un delicioso desayuno, salieron a caminar por todo el terreno, recorrieron el pequeño bosque de antiguos pinos y vieron las iniciales, de un par de jóvenes, talladas a unos 7 metros de altura; debieron haberlos tallado hace muchísimos años, y debieron haberse amado mucho. Al ver eso, ambas se preguntaron en su interior si lo suyo seria asi de intenso.

El día transcurrió tranquilamente; Ofelia nadó un poco en la piscina mientras Natalie escribía en el estudio, y luego ambas subieron al balcón a tomar un café mientras veían el atardecer.

El viernes a las 7 am, tomaron el vuelo de 5 horas a Londres; donde la  editorial enviaría un auto a recogerlas y llevarlas directamente a la librería donde seria la rueda de prensa, la presentación del libro y la firma de autógrafos.

Era una librería pequeña, bastante privada; y era ese el motivo por el cual la había elegido la autora. Al fondo había un lugar de fondo blanco, en alto y con una mesa con un mantel color guinda; donde se llevaría a cabo la rueda de prensa. Adams se sentó al centro, a su lado se colocó su representante y al otro el publicista de la editorial McGrath; mientras Ofelia se entretenía leyendo los títulos de los libros que se vendían en el lugar.

Muchas preguntas, flashes y cámaras bombardearon a la escritora cuando comenzó la rueda de prensa. Eso era algo con lo que había aprendido a lidiar y ya no le molestaba en lo más mínimo; algunos la cuestionaban sobre por qué no la acompañaba su millonario esposo, otros sobre la inspiración de su libro y otros sobre lo que opinaba sobre las relaciones homosexuales; a lo cual respondía con frases diplomáticas y evasivas.

Lo único que le llamó la atención durante la hora y media que duró la rueda de prensa, fue una anciana que se encontraba al final de las hileras de sillas, con su libro abrazado al pecho y con cara de estar esperando la firma de autógrafos. Con cualquiera de sus otros libros aquello hubiera sido normal, pero no con ese; era un libro de temática lésbica dirigido a un target de jóvenes entre los 16 y los 25 años. Por lo que cuando comenzó la firma, Natalie esperaba con ansia poder preguntarle a la anciana el motivo de su gusto por dicho libro.

-Buenas tardes- Sonrió amablemente Nat

-Buenas tardes, querida- le contestó la anciana con una voz bastante dulce que fácilmente hubiera pasado por la abuelita de piolín

-¿A quién le dedicó la firma?-

-A mi, por favor. Solo pon una E-

-Esta bien… Para...E… con cariño… Espero… gracias por leer…. Natalie… Adams- Decia en voz alta lo que escribía, antigua maña de la escuela. Y termino la S de Adams con su tipica linea suelta hacia la izquierda que subrayaba su apellido. -¿Qué fue lo que le gustó del libro?- le preguntó esperando conocer más sobre la anciana; tal vez ella también era lesbiana…

-Me agrada tu imaginación, querida. Aunque creo que es algo con lo que debes tener cuidado, puede llegar a ser peligrosa…- al escuchar eso, Nat se quedó con la boca abierta y sintió que la sangre le burbujeaba en los oídos. Estaba pálida. -Nosotros dejamos eso ahí para que fuera usado por sabios; lo encontraste tu, eso no debió pasar, por algo lo escondimos… Ahora que lo tienes, usalo con cuidado; no es un regalo niña-

-Disculpa Nat, aún faltan más personas- Interrumpió Isaac, su representante, para que siguiera con la firma, pues aún faltaban muchas personas.

La anciana solo sonrió y siguió caminando por la fila hasta salir de la librería.

Tres libros más pudo firmar, pues tuvo que salir a tomar aire a la parte de atrás del local por el shock en el que se encontraba.

¿Quién era esa  mujer? ¿Cómo sabía sobre su “poder”? ¿Por qué dijo “nosotros dejamos eso ahí”? ¿“nosotros” quienes? y sobre todo ¿Por qué había dicho que no era un regalo?... ¿seria una maldicion? ¿sería esa “su” maldición…?

Y esa última pregunta, mis amigas, será lo que Natalie está por descubrir

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Hola chicas.

Bueno, primero que nada, me gustaria enseñarles algo. La finca de Natalie, existe (que algún dia será mia *-* ... pequeeeeeño detallito ese de que cuesta 900000 euros jajajaja) y quisiera que la vieran para que tuvieran una mejor imagen mental de lo que les describo. La verdad es que es la casa de mis sueños, y siento que no le hice justicia con las descripciones. Aqui les dejo el link:

http://es.luxuryestate.com/p3153941-propiedad-en-venta-goleen

 

*Julie:Muchas gracias por tus comentarios, y por leerme :3 Pues si, éste relato estará lleno de suspenso y otras cosillas sopresas, espero que sea mejor que los pasados y que les guste más.

*Laura: muchas gracias! me alegra que te guste. Por desgracia no tengo el tiempo que quisiera u.u aparte de estudiar ahora entré a trabajar, asi que se me complica un poco jajaja pero yo les prometí que minimo una vez al mes publicaré, y eso si se los voy a cumplir; es un compromiso ;)

*Señorita Aurora la Diosa: Bueno, por algo le di esa personalidad a la señorita odiosa jajajaja :P es parte del plan, tu esperate jajaja aparte, es más interesante, a mi parecer, un personaje que no sea perfecto; que sea más humano y tenga errores y defectos :P jajaja

Sobre sus pregutnas jaja espere y verá. Este relato tendrá sorpresas, y haga sus apuestas :P 

Espero te guste 

Saludos

*Artwork: Muchisimas gracias por tu cumplido :3 significa mucho. Espero que éste relato te guste más que los otros. Saludos y gracias por leer.

 

Saludos a todas. Espero y sea de su agrado. Comenten y valoren n.n eso es lo que me da animos de seguir. 

Gracias y Saludos desde México

Hel

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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