capítulo 1

lesbicos

En realidad no se muy bien cómo contarles esto.

A lo largo de mi vida he vivido una serie de “aventuras”bastante interesantes; aventuras sexuales, para ser más específica. Hace unos meses, hablando con mi novia sobre todo esto, me dijo que debería escribirlo, que debería documentar mis experiencias y posiblemente le servirían a alguien… al menos para una buena noche de pajas. Luego recordé que ya estaba escrito, asi que solo le hice algunas correcciones y omiti algunos apellidos; el resultado fue mi bitácora de viaje personal, convertida en un relato erótico.

cabe mencionarles, que como lo escribí a manera de bitácora, no cuenta con una descripción de mi misma, asi que a continuación se las pongo.

Soy una mujer que me considero atractiva. Mi estatura es promedio, 1.64 si nos ponemos técnicos; así que no soy una chica ni muy alta ni muy baja. Mi complexion es bastante atlética, pues me gusta cuidar de mi cuerpo -he de mencionar que no por salud, que mal hago, sino por tener un cuerpo que haga voltear a las mujeres- Y creo que ahí va otro punto importante… si, soy gay; tan gay que… que… tan gay que tengo novia ¿suficiente?

En cuanto a mi rostro, tengo la mandibula cuadrada, labios grandes y delgados; y me han dicho que ojos encantadores. Yo me describiría más como “rasgos andróginos” y en realidad no hago mucho esfuerzo por verme femenina; no es que parezca un tio trailero/leñador, pero tampoco soy muy de maquillaje y vestidos de flores.

Mi cabello es negro, y lo uso corto y algo despeinado… o mejor dicho, no pongo mucho empeño en acomodarlo.

¡Oh! claro, mi piel. No sé definir bien su color; no soy blanca, pero tampoco morena… Bueno, acaba de decirme mi novia que soy “apiñonada”; aunque no se que carajos quiere decir eso.

Y por último, y para acabar con esto y que empiecen a leer lo “bueno”, mis ojos. Me han dicho que son traviesos, encantadores, felinos, confiables y un gran etc.; yo solo dire que son color cafe, asi de simple, así es como yo los veo y así es como se los digo a ustedes, cafés y punto.

Sin más que aclarar -de momento- los dejo con mi bitácora de viaje que fue escrita a lo largo de estos años y a lo ancho de este mundo.

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Día 1

Odio poner fechas, hay que vivir el “hoy”

Lugar: Barcelona, España

Hoy me ha pasado algo interesante. Creo que es un buen inicio para el viaje de mi vida.

Salí de mi casa, en Cádiz, a las 5:00am; tomé el tren que me traería a qui y me tocó compartir litera con una chica… una jodidamente hermosa chica.

Desde que entré al minúsculo cuartito, cargando mi mochila de viaje azul, con mis pantalones raídos y mi camisa de franela, me sonrió de la manera más linda que había visto.

Después de presentarnos, supe que se llama Nelly, y que viajaba a Barcelona para ver a su hermana que acaba de tener un bebé; su primer sobrino.

Al poco tiempo, me puse los audífonos y comencé a escuchar a Radiohead a volumen considerable. Nelly no parecía muy extrovertida y me molestan los silencios incómodos.

Me quede dormida un rato, y desperté porque escuché bastante movimiento en la cama de arriba, la suya. Me quité los audífonos y presté atención a los sonidos de alrededor… su respiración parecía bastante agitada. Creí que tenía una pesadilla, asi que baje de mi cama para despertarla. Cuál sería mi sorpresa cuando vi a Nelly completamente sonrojada, con los ojos cerrados y mordiendo sus labios, cubierta con una delgada capa de sudor -pues estaba tapada con una manta y hacía un calor del demonio- con ambas manos bajo la manta y las piernas, evidentemente, abiertas. Era obvio lo que la linda castaña estaba haciendo.

Ahora tenía dos opciones: podía fingir que nada pasaba y volverme a meter a mi cama -pues aun no se daba cuenta de que tenia público-; o bien, podía ofrecerse a ayudarla.

sopese rápido la situación. La chica, de unos 22 año, me había estado lanzando sonrisas coquetas y miradas tiernas; aparte, la había descubierto viéndome el culo un par de veces. Por otro lado, ¡Venga! nadie se pone a tocarse encima de una perfecta extraña; a no ser que quieras que te escuche. Así que si, opté por la segunda opción.

Me le quedé viendo penetrantemente esperando a que notara mi presencia. Cosa que, finalmente, hizo y se sobresaltó un poco. Le dije que estuviera tranquila, que no pasaba nada y que siguiera con lo suyo. Le lancé la mejor de mis miradas lascivas y mi guiño más coqueto; a lo que ella reaccionó sonrojandose aún más.

Se veía tan irresistiblemente inocente con ese dilema moral reflejado en sus ojitos verdes… que no me pude contener más.

Me acerque lentamente a ella, hasta que mi cara quedó al raz de su litera, y , sin dejar de verla a los ojos, subí mi mano derecha sobre su abdomen y la deslicé hacia abajo, acariciándola por encima de la manta. Noté como su cuerpo reaccionaba a mi caricia, e inconscientemente, cerro sus ojitos y soltó un profundo suspiro… ya era mía.

Quité la manta y pude ver que tenía su diminuto shortcito de mezclilla en los tobillos. Lo único que me separaba de mi nuevo objetivo eran unas braguitas blancas con un coqueto moñito al frente, de color rosa.

Me apoyé en mi cama y, de un buen salto, subí hasta la de ella. Me puse sobre su cuerpo, apoyada en mis palmas y rodillas. La vi a los ojos y le pedí que me mirara, para luego devorar su esbelto cuello con ansias.

soltó un gemido bastante tímido, y eso me insitó a arrancarle más.

Deslicé una mano lentamente por su costado, sintiendo su breve cintura y su exquisita cadera, hasta llegar a su muslo; lo tomé con fuerza y lo levante para que enrollara su escultural pierna en torno a mi.

Luego, subí mi mano y la deslicé dentro de su blusa, hasta llegar a sus pechos. Apostaría a que eran copa C. Le levanté aún más la blusa hasta dejarle descubierto el torso, y así, tener sus rosados pezones al alcance de mis labios. Se los mordí a voluntad mientras sus gemidos aumentaron en volumen e intensidad.

Fui bajando poco a poco, deteniéndome a besar y lamer su abdomen y la parte baja de sus pechos; pero en su desesperación, la chica enredó sus dedos en mi cabello y me bajó la cabeza hasta su entrepierna… cómo disfruté ese momento.

En cuanto tuve su intimidad frente a mi, endureci mi lengua y fui directo a su vagina; aun teniendo sus braguitas puestas, me sintió, y arqueó su espalda de placer.

No perdí más tiempo  y se las arranqué; quedando completamente a mi merced.

Penetre su vagina con mi lengua; y vaya que gimió cuando sintió el piercing de mi lengua.

Luego, cambie mi lengua por tres dedos, y me dedique a lamer y succionar fuertemente su clítoris; mientras ella me follaba la cara con sus tremendos movimientos de cadera, y me impedía quitarme de mi faena sujetándome por el cabello. Finalmente, rompió el silencio del vagón con un agudo gemido. Pero yo no me daría por bien servida solo con eso.

No, por lo que me bajé de la litera, la coloqué boca abajo, he hice que dejara caer sus piernas hacia el vacío; dejándome apreciar a la perfección ese pequeño  y paradito culo. Casi alucino cuando vi la cantidad de fluidos que emanaba su entrepierna. Estaba muy mojadita, y yo era la causa.

Ella se incorporó ligeramente, apoyándose en sus codos, y me pidió que la follara duro… me dijo eso con sus ojitos de angelito inocente… no soporté más.

Le puse una mano en la espalda para que bajara la cabeza… mejor dicho, para que mordiera la almohada. Eso me volvía loca.

Primero, le di un fuerte azote en las nalgas, que al parecer la excitó aún más. Luego, se las separé, y sin más, pasé mi lengua por su ano, haciendo que contrajera cada músculo de su cuerpo. Tras eso, volví a penetrarla. Todo sin dejar de lamer ese lugar tan íntimo, al que pocas mujeres te dejan acceder. Siempre lo consideré algo bastante invasivo que ponía a prueba a todas las chicas; sobre todo, porque la mayoría tiene tabúes al respecto. Infinidad de veces me dijeron que no, pero otras tantas, como esta, convencí fácilmente a las chicas.

Un segundo orgasmo invadió a Nelly, pero este fue mucho más silencioso, pues mordió la almohada, como me gusta…

Tras eso, estaba a punto de bajarla y follarmela cargada, pero me dijo que ya no podía más y que le diera un respiro. Intentó tocarme, pero no se lo permiti; muy pocas han tenido y tendrán ese privilegio.

Salí del pequeño cuartito y fui al restaurante por alguna bebida. Ya faltaban dos horas para llegar.

Me tomé un par de tragos y luego fui al area de fumadores a relajarme un poco. Me gusta subir los pies en el asiento, pero uno de los encargados me regaña por eso… creo que mis botas no están del todo limpias.

Tomé unas cuantas fotos del camino y luego regresé al cuarto. Cuando entré, la encontré dormida, aun desnuda y sin la manta. No pude contenerme y le saque unas fotos. Es el primer buen recuerdo documentado.

Dormí una media hora, aproximadamente y luego nos avisaron que habíamos llegado a Barcelona. Tuve que despertarla, pues parecía más inconsciente que dormida.

Antes de bajar del tren, intercambiamos numero telefonicos, y se despidió de mí con un dulce beso en la mejilla y un coqueto guiño. “Lía Barem, ha sido un placer” fue lo último que escuché de los rojos labios de Nelly; mi primer gran recuerdo del viaje de mi vida.

Encontré un hostal barato y limpio que estoy compartiendo con dos chicos canadienses. Me han invitado a pasar la noche en un bar del centro he iré con ellos en unas horas. Antes quería escribir lo vivido hoy, no vaya a ser que lo olvide.

Se que este viaje me depara muchas aventuras, y a mis 24 años, estoy lista para vivirlas todas al maximo.