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Solo por diversión 5

en Amor filial

Capitulo 5

Filial

 

Día 25

Lugar: Potsdam, cerca de Berlín

 

Este es mi segundo día viviendo con mi prima y no puedo evitar sentirme como una mocosa de nuevo. Emilia cambió, si, ya no es la rubia niñita con coletas y pecas, que hacía todo lo posible para que me castigaran mis padres; no, ahora es la ardiente rubia con unos tremendos pechos, una breve cintura y una cadera de infarto… que me jode día y noche como si siguieramos siendo niñas.

Al llegar a Postdam, lo primero que hice fue ir a visitar a mi tia. Se ve mejor de lo que esperaba después de la muerte de su segundo esposo. Ahí estaban Emilia y Fred, quienes me recibieron con un abrazo cálido -muy español para venir de alemanes- y no pude evitar notar como mi molesta primita me devorada con la mirada de la misma forma que yo lo hacia con ella.

Mi primo Fred pronto se fue pues tenía que trabajar; y yo me fui con Emi a su apartamento.

Me instalé y en un principio todo fue paz y tranquilidad… hasta que llegó su novio Mikael. Viven juntos, y según mi primita yo no paro de coquetear con el chico.

Maldita sea, debería hacerlo para que se le quitara eso de levantar falsos; o mejor debería irme a un hotel... unas cosas por otras.

Hoy por la tarde, mientras comíamos, Mikael me veía el escote, y yo, en cambio, le veía las piernas a su chica. Y ella, ella tenía la peor de las caras, parecía que sus blancas mejillas fueran a estallar de tan rojas que estaban. Quería sentarla en mis piernas y darle unas buenas nalgadas para que aprendiera una  lección; como lo hacía mi padre cuando niñas, solo que con una intención muy distinta…

Pero es mi primita, la favorita de la familia, la hermosa chiquilla rubia y cargada de carisma que me jodia la adolescencia. Al parecer sigue siendo igual de inmadura aunque ya tenga 20 años.

 

-------------O----------------

 

Es la una de la mañana y sigo sin poder dormir, no puedo sacarme de la cabeza la imagen de Emi desnuda.

Mikael salió con sus amigos, y ella y yo nos quedamos a ver películas. Casi al final de una, la chica decidió que estaba aburrida y se fue a duchar. Yo me quedé en el sofá, y unos minutos después la vi pasar frente a mi completamente desnuda y comiéndose una manzana. Sonará al peor de los clichés, pero así ocurrió.

Llevo acostada en mi cama tres horas y no paro de darle vueltas al asunto. He llegado a tres conclusiones diferentes, y creí que escribiendolas tal vez encontraría la adecuada.

  1. La chica es una cínica y no le importa que la vean desnuda. En ese caso, me dedicaré a admirar el paisaje.

  2. Mi adoradisima y paranoica prima quiere que vea que ella está mejor que yo físicamente, y que no soy competencia en cuanto a Mika. Si es asi, me largo en un hotel; no quiero tener nada que ver con esta loca.

  3. Y por último, y la hacia la que me inclino más. Mi prima intenta seducirme. No está celosa de Mika, me está celando a mi. Tal vez todas las boberías que hacía de niña eran solo para llamar mi atención. Y si es asi, no tengo ni puta idea de que haré. Es mi primita, no puedo acostarme con ella por muy buena que esté y por mucho que ella asi lo desee, si, me gusta el sexo, pero tengo moral.

 

 

 

Día 26

 

Al parecer si era la opción 3. Es oficial, mi primita Emilia, quiere acostarse conmigo.

Hoy muy de mañana ocurrió otro incidente. Estábamos solas en la casa una vez más, yo estaba en mi habitación, acababa de despertar, y sentí la presencia de alguien más. Era ella, en un short pequeñito y sostén, que entraba a hurtadillas. Fingí que dormía y entonces sentí como se recostaba a mi lado y me abrazaba por la espalda. Susurró algo en alemán que sinceramente no entendí y tras unos minutos se fue.

Hace un momento la escuché discutir en el pasillo del departamento con Mikael, una vez más, no entendí nada, pues lo hacían en alemán.

Por culpa de Emi, no le había prestado suficiente atención a Mikel, es dos años mayor que yo y es un excelente ejemplo de hombre ruso. Blanco, jodidamente enorme, tiene unas prominentes entradas en su cabello -apuesto, en unos años será calvo- ojos azules, cejas espesas y una barba de candado que le da un aspecto bastante rudo. Al parecer a mi primita le gusta que se la cojan duro.

 

Justo ahora discuten de nuevo, Mikael salió furioso por la puerta y la azotó. Solo escucho llorar a E

 

 

 

Día 27

 

Anoche Emilia entró llorando desconsolada a mi habitación y se me tiró a los brazos. Tras dejar mi camisa empapada en lágrimas, me explicó que llevaba meses teniendo problemas con su novio y que ya no aguantaba la presión. Que sentía que su relación se enfriaba más y más y que Mikael ya no era detallista ni cariñoso como lo era antes -lo que me costó mucho creer de un hombre que parece una combinación entre motociclista, mecánico y mafioso.

La abracé el tiempo necesario para que se calmara. Tenía su cara en mi pecho y se cubría con el cuello de mi camisa. Mis brazos la envolvían y, aunque suene pervertido, no pude evitar sentir la firmeza de su cuerpo. La chica hacía ejercicio. Poco a poco fue relajándose y soltando mi camisa hasta dejar su mano descansando sobre uno de mis pechos con mucho disimulo.

En mi mente, juro que trataba de calmarme y de ignorar ese hecho, traté con todas mis fuerzas de imaginar que tenía en mi pecho a la mocosa rubia de 8 años, de no verla como mujer; pero mis esfuerzos fueron en vano cuando empezó a hundir su nariz en mi piel sintiendo mi perfume, cuando sentí la suavidad de sus labios contra mis clavículas… la humedad de su lengua pasearse por la longitud de mi cuello. Aun así, hice acopio de mi poca fuerza de voluntad para quitarla y pararme.

Mi primita me había puesto muy caliente y mi entrepierna lo confirmaba. Quise irme de la habitación para salir a tomar un poco de aire en la ciudad, pero ella me lo impidió tomándome del brazo y jalandome hacia ella -era mucho más alta que yo-. Así, de golpe, estampó sus labios contra los míos y me dio un beso cargado de deseo y pasión, incluso pude distinguir algo más, algo que sigo sin poder nombrar.  Me dijo que no me alejara, que llevaba deseando ese momento desde chica… que le demostrara eso que tanto decían las mujeres de mi.

En sus ojos oscurisimos brillaba una llama que me recorrió toda la columna cuando la percibí. Entonces esa bestia que llevo dentro cobró vida, se liberó de las cadenas y saltó directo hacia su yugular.

La tomé por su estrecha cintura intentándola abarcar toda con mis manos, ejerciendo presión en sus costillas, y estremeciéndola con el movimiento; me lance a sus labios sin poder contenerme de morderlos y sentir bajo mis dientes lo carnosos que eran. Invadí su boca con mi lengua, sin tapujos ni segundas meditaciones; y llegó hasta mis oídos un gemido ahogado, mientras me correspondía colocando sus brazos alrededor de mi cuello y enredando sus dedos en mi cabello.

-Siempre me ha encantado tu corte- me dijo al oído, solo para jalar de él y exponer mi cuello devorandolo con una mezcla de mordidas, lamidas y besos.

Ella quería dominar y no se lo iba a permitir.

Subí una mano por su torso y la posé sobre su pecho, rápidamente encontré su durísimo pezón y lo pellizque sin miramientos, haciendo que se separara de mi cuello y arqueara la espalda. Aproveché eso para tirarla sobre la cama y lanzarme sobre ella... Empezar a embestirla con mi pelvis; a lo que rápidamente reaccionó y comenzó a gemir; y aun no la desnudaba...

Mordi sus hombros y sus pechos sin mucho cuidado en la presión que hacía, y eso pareció enloquecerla aún más.

Levanté su blusa, ella entendió el movimiento y me ayudó a quitársela. Estaba frenética por penetrarla y sentirla mía, pero la chica seguía haciendo cosas que me impedían dominarla por completo; como meter su mano entre mis jeans y empezar a frotarme.

No es por presumir, pero para esa clase de chicas tengo guardados ciertos movimientos que me enseñó una ex que practicaba artes marciales mixtas, todo para someter a una personita rebelde. Con uno de esos, ya la tenia boca abajo y con los brazos inmovilizados bajo mis manos. Ahí noté que comenzaba a ceder, pues ella pudo quitarse en cualquier momento y no lo hizo.

Frenetica, mordí su espalda mientras trataba de satisfacer mi necesidad de su piel. la solté y pasé mis manos por debajo de su cadera para desabrochar sus jeans, descubrí su durísimo culo y para terminar de bajarlos me ayude de mi pierna. Y ya tenía a mi primita a merced de la bestia ninfómana que vive en mi.

No quería perder tiempo en ir por el arnés, necesitaba sentirme dentro de ella, sentirla mía; por lo que no pude más y la penetré sin cerciorarme siquiera de que estuviera mojadita. No importó mucho, pues estaba encharcada, aun así soltó un grito de sorpresa cuando me sintió invadiéndola.

Susurré cosas sucias a su oído, le pregunté si eso era lo que quería… ser mi puta; que si le gustaba que se le cojieran duro, que la sometieran… que ahora pagaría por los calentones que me había metido. Estaba  fuera de mi, y mi propio orgasmo se sentía venir con solo ver como hacía gestos, apretaba los ojos y abría la boca; con escuchar sus gritos de placer y el sonido húmedo de mis dedos entrando en su cuerpo sin piedad; sentir la textura de su vagina ciñendo más y más mis dedos conforme la penetraba a diferentes velocidades.

Y explotó, explotó con un tremendo orgasmo que me mancho el pantalón y la cama, sus fluidos salieron a presión de su cuerpo convulso, dejándome más que sorprendida… squirt…

Le di dos azotes en las nalgas, la giré, y sin piedad alguna, volví a penetrarla. Si quería comprobar mis habilidades, eso le daría.

Por desgracia, tuvimos que parar a mitad del segundo tiempo, pues escuchamos la camioneta de Mika aparcar abajo. Se quitó de ahí más rápido de lo que pude reaccionar y salió corriendo hacia la ducha. Cuando el ruido de la ducha se escuchó por el departamento, el hombretón abrió la puerta. Justo a tiempo, o si no hubiera podido escuchar como hacía gemir a su mujer.

Me pidió que los dejara solos, supuse los planes del ruso cuando vi la botella de vino en la cocina.

Salí a un bar cercano y luego fui a un par de antros, no encontré nada interesante.

 

Hoy, con todo más claro, no puedo creer lo que hice. Sabía que era un poco bestia, pero nunca me  consideré capaz de cojerme a mi prima. Al parecer me subestimé. No se si irme o quedarme un poco más, luego lo decidiré, por ahora quiero dormir un poco.

 

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