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Solo por diversión 4

en Confesiones

 

Capitulo 4

Confesiones

Día 19

Lugar: Amsterdam

Esta bien, lo admito, el que yo sea una fanática del sexo y haya venido a Amsterdam, debe sonar como todo un Cliché. Pero no podía perderme la oportunidad de visitar esta ciudad tan hermosamente perversa.

Llegué ayer y ya me enamoré de la lugar. Es preciosa su arquitectura, te cautiva en cada esquina. Aqui todo es bonito, desde los puentes, los canales, las casas, todo.

Ahora si pagué un hotel. Esta cerca del centro y me esta costando un riñón, pero creo que lo vale.

Ayer recorrí la ciudad… lo “decente” de la ciudad; y entré a un café con pleno conocimiento de lo que encontraría; no me decepcionó. A la mesa me llevaron una hookah y me dieron a elegir la hierba que le quería poner.

Acompañada de un café y mi música, y sentada en el más cómodo de los sillones, me fui en un viaje como no lo hacía desde la universidad. Frente a mí había un vitral por donde entraba una luz preciosa en la que me perdí buena parte del viaje. La otra parte me quedé viendo mi reflejo, al revés, sobre la burbuja de cristal azulado de la hookah… me veía en tercera dimensión y con zoom… en fin.

Luego de un tiempo, no sé cuánto, dos chicas estadounidenses y un chico japonés, se acercaron a mi.

No sé cómo hice para darme a entender con ellos en inglés, cuando los cuatro no podíamos ni hilar una idea coherente. El punto es que me invitaron a un lugar “interesante” hoy. Por lo que les entendí, iremos de putas; digo, no podría presumir de haber venido a Amsterdam si no fui de putas.

Me acaban de llamar al movil, ya están aquí. Me voy.

 

Día 21

Lugar: Amsterdam

Jo-der, no se quedaron atrás al decir que en Amsterdam esta la perdición. Creo que incluso “Las Vegas” parecería un jardín de infantes a su lado. La enorme diferencia es que aquí todo es legal.

Les cuento, antier por la noche, Susan, Alice y Yao me llevaron de putas, sí, pero con una enorme variante que ni siquiera había pasado por mi imaginación.

Era una casa normal, bonita, en la zona de “putas”. Una puerta negra me dio la bienvenida a un lugar que solo puedo describir como lujoso.

Ellos se arreglaron con la recepcionista, quien luego nos guió por un pasillo con alfombra roja, oscuro, e iluminado con luz rojiza. Del lado derecho del pasillo había puertas negras, mientras que del izquierdo, había puertas blancas; cada una con un foco rojo en la parte de arriba, que supuse, eran para indicar si se encontraban ocupados o no.

Debo admitir que estaba un tanto acojonada con el momento; después de haber visto todas las películas de Hostal, tenía miedo de ser una turista secuestrada más.

La señorita nos colocó a cada quien delante de un par de puertas, una blanca y una negra, y nos dijo que eligieramos.

La primera fue Alice, quien al parecer ya había estado en un lugar parecido, y escogió una negra. Luego fue Yao, una blanca; luego Susan, una blanca, también. Y al último, sintiéndome bastante presionada por la impaciente rubia, elegí una negra, imitando la elección de Alice.

Era un cuarto pequeño, muy pequeño, de unos 2x2m, con un tapiz negro aterciopelado, muy a tono con todo el edificio, y solo una silla, muy ornamentada y elegante, apuntando hacia la pared opuesta a mi. Supuse que debería sentarme y así lo hice, esperando, tal vez, a que se abriera alguna ventana; pero nada pasó.

Tras , aproximadamente, 5 minutos de espera e impaciencia, se encendió una luz roja en el techo, y un hoyo frente mi, a la altura de mi cara, se abrió.

Fue cuando comprendí en qué clase de lugar me encontraba, y las palabras “Glory Hole” vinieron a mi mente.

Más rápido de lo que alcancé a procesar, había una tremenda polla frente a mi.

Ante la sociedad siempre me he presentado como “homosexual” -eso para quienes les gustan las etiquetas- pero en realidad me gusta experimentar, dejarme llevar por lo que sienta mi cuerpo o mi corazón, soy “libre”.  Hace muchos años tuve varias parejas sexuales masculinas; por lo que sabía que “eso” era una excelente “herramienta”.

No se si fue el morbo del lugar y del momento; o tal vez, según Freud, algún deseo reprimido, pero debo aceptar que me excité, y mucho.

Era una polla enorme, para sujetarla necesitaba mis dos manos, y aun asi la cabeza quedaba fuera. Era blanca, incluso un poco rosada, con la cabeza circundada, y, aunque me cueste decirlo… apetecible.

La tomé entre mis manos y comencé haciendole una paja, movía mis manos para arriba y abajo, sintiendo la dualidad entre suavidad y dureza. Su piel era bastante esponjosa, y sin embargo, la tenia tan dura que habría podido follar toda la noche y seguir erecto. Sentir toda esa extensión bajo mis manos solo me hacía añorar tenerlo dentro.  Con la fricción, las venas comenzaron a saltarse y ponerse caliente; caliente como mi entrepierna.

Luego, más deshinibida, empezar a besar su enrojecido y liso glande..

Primero solo labios, luego quise  usar la lengua y sentir aquel sabor a hombre que no probaba hacía tanto. Lamía la punta y después rodeaba la suave cabeza con mi experta lengua.También le puse atención, con avidez, al grueso tronco… Si alguien me hubiese visto en ese momento, jamás hubiera creído mi homosexualidad.

El hombre al otro lado del muro, pronto empezó a sacar y a meter su verga por el “algo estrecho” agujero; lo que me indicó su nivel de excitación, por lo que no lo pensé dos veces y me lo metí todo a la boca. Las lágrimas de esfuerzo llegaron a mis ojos muy rápido y un par de arcadas quisieron impedir que siguiera con la felación. pero no me iba a detenerme. Me encantaba.

Mis bragas estaban encharcadas y no dudé en meter la mano bajo mi ropa para tocarme. Aunque me avergüence un poco de confesarlo, debo decir que me fascinaba tener ese durísimo miembro follandome la boca y estar acariciándome al mismo tiempo. Mi clitoris, hinchadisimo, me lanzaba oleadas tremendas de electricidad a todo mi cuerpo que me pusieron pronto en un tremendo frenesí. Quería cabalgar esa enorme verga.

Continué con mi trabajo, hasta que empecé a sentir unas pequeñas contracciones en su miembro y supe que estaba a punto de correrse. Un jugoso chorro salió de la punta y lo recibí gustosa en mi boca, probando su deliciosa esencia. Con mi mano, continué tocando hasta que su orgasmo terminó y sacó su polla del agujero. Yo, por mientras, me seguí  masturbando desesperadamente hasta que quedé satisfecha, luego de tres maravillosos orgasmos.

Sigo sin creer lo que pasó, pero le echaré la culpa al morbo provocado por el “Glory Hole”.

Cuando salimos de ahi, me explicaron que “puerta negra”, es dar, y “puerta blanca” recibir; y que todo es al azar, te puede tocar hombre o mujer.

A Alice le tocó mujer; mientras que Susan apostaba a que era hombre quien la había complacido; y por otro lado, Yao se negó a decirnos.

------------------O-------------------

 

 

Me quedaré un par de dias mas en Amsterdam, tal vez busque un hombre para llenar este antojo que tengo. Debo confesar que esta visita a Amsterdam me ha hecho replantear mis límites y conocerme mucho más. Al parecer este viaje me deparaba más conocimiento sobre mi misma y mi sexualidad que sobre el mundo.

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