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Light and darkness together 7

en Gays

Últimamente me encuentro bastante inseguro sobre la forma de escribir. Dicen que nunca se termina de aprender en esta vida, pero la ortografía me parece un tema que se debe aprender desde joven. Voy a intentar esforzarme para escribir mejor, lo cual implica que intentaré leer más. Pero, claro, quién tiene tiempo…

 

Si os apetece, podéis comentar a través de email a la dirección de correo: [email protected]

 

 

 

Light and darkness together

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Un relato del Enterrador

 

CAPÍTULO 7: ¿LUZ U OSCURIDAD?

 

 

Cuentan que hace años Dios decidió enviar a su hijo a la tierra. Según dicen, Dios a través de una paloma que en realidad era el espíritu Santo escogió a una mujer llamada María para que tuviera a su hijo. Lo curioso es que aquella mujer era virgen y jamás tuvo sexo con nadie, pero aún así se quedó embarazada.

 

Cuando nació ese niño le pusieron de nombre Jesús. Ese niño llevó la salvación a la Tierra a través de sus milagros, pero uno de sus discípulos le traicionó, Judas, y acabó siendo crucificado por los romanos. Jesús regresó al cielo y se fue a vivir con Dios. Según decían, Jesús se pasaba el día llorando por su experiencia en la tierra y por eso no quería salir nunca, para que nadie lo viera en ese estado.

 

Sin embargo ahora lo tenía ante mis ojos, quien yo creía que era Yisus, mi amigo, era en realidad el hijo de mi señor... ¿señora? Dios. Miré a Damien confuso y él mantenía la mirada fija en Jesús, se podía saber que lo odiaba con tan solo ver la forma en la que lo miraba.

 

-Parece que he sido descubierto...-suspiró Jesús.

 

-(La verdad... me lo imaginaba con barba y pelo largo...)

 

-Ya, suele pasar-dijo mirándome.

 

-Genial, otro que lee las mentes... Me encanta la intimidad que hay entre divinidades...

 

Damien seguía sin decir nada, parecía dispuesto a atacar en cualquier momento. Jesús lo miró con expresión desafiante y una sonrisa en los labios, entonces cruzó los brazos.

 

-¿Vas a matarme aquí para exponer tu identidad?

 

-¿M-matar? P-pero si sois familia-dije nervioso.

 

-¡Ángel!-gritó Damien-¡Aléjate de él!

 

-Qué melodramático... Este numerito es patético. ¿Cómo va a apartarse? Sería imposible pensar que Jesús, el hijo de Dios nuestro señor es una mala persona. Estás más seguro conmigo, Ángel.

 

-¡Ángel, escúchame bien! ¡Sé que soy un demonio y un cabrón! Pero no olvides que en el fondo los demonios somos ángeles, somos iguales que él.

 

-¿Perdona? Yo no soy un ángel. Soy Dios.

 

-Qué lío...-dije confuso-¡¿Pero Dios no es una mujer?!

 

-¿Nunca has oído decir que Dios es tres figuras, padre, hijo y espíritu santo? Yo soy el hijo. Y esa mujer de la que hablas es el “padre”.

 

-(Con lo feminista que es si te hubiera escuchado ahora te habría pegado una patada en tú ya sabes donde...)

 

-¡Jesús! ¡Vayámonos de aquí y luchemos! ¡Te destruiré de una vez!

 

-Lo siento, mi mamá me enseñó a no pelearme, lo siento si tu mugriento padre no te enseñó algo tan básico-sonrió Jesús.

 

-Grrrr...

 

Damien miró alrededor, todos los alumnos seguían por los alrededores, si luchaba ahora contra Jesús expondría su verdadera identidad, pero creía que era una oportunidad de oro para acabar con él. Alzó el puño y golpeó al otro chico en la cara. Jesús ni se inmutó.

 

-¿Eso es todo? Me pones muy fácil el poner la otra mejilla...

 

Todos los estudiantes miraron horrorizados a Damien, que miraba furioso a Jesús. Pude ver el fuego en sus ojos... Alzó la mano y comenzó a cargar una bola de fuego, pero de repente todo se quedó a oscuras y la bola de fuego se apagó de repente. Todo el mundo se puso nervioso y se puso a gritar. Oímos la puerta cerrarse y miré en dirección a Damien por si había huido.

 

Cuando eché a andar hacia él dos luces aparecieron ante mí. Parecían dos bolas de fuego perfectamente equidistantes, como si fueran un par de ojos. Me quedé totalmente paralizado, temblando. Pude vislumbrar un par de cuernos como los que tienen los ciervos sobre las bolas de fuego, pero fuera lo que fuese lo que allí había se apartó rápido de mí.

 

-¡Todo el mundo al suelo!-gritó Jesús nervioso.

 

La gente se calló de repente y se oyó cómo se agachaban, solo se oía en la sala algún sollozo ahogado, sin embargo, yo no me agaché, tenía que ver qué era eso y enterarme de si Damien había huido. No sabía por qué, pero necesitaba encontrarlo.

 

De repente, choqué con algo en la oscuridad, durante una milésima de segundo pude observar una imagen que se quedó clavada a fuego en mi memoria. Una bestia deforme con ojos negros como dos abismos, colmillos de diente de sable y cabeza de ciervo con sus cuernos, estaba agarrando a Damien desde atrás y tapándole la boca. Casi grité de terror, pero pude controlarme. Después oí como una voz tan grave que parecía distorsionada decía:

 

-Te estoy vigilando.

 

Después oí cómo el cuerpo de Damien caía al suelo, me temí lo peor y fue a ver cómo estaba, pero de repente noté una presencia detrás de mí, me giré y a pesar de la oscuridad pude ver a la bestia a la perfección, como si ella quisiera que yo la viera.

 

Era gigante, debía de medir al menos 2 metros y medio. Sus brazos eran como ramas de árbol y sus manos eran dos calaveras con cara de horror, su cara no tenía expresión, parecía un animal salvaje, sin sentimientos ni consideración alguna. Sus ojos eran muy grandes, como dos balones de fútbol totalmente oscuros que hacían que me perdiera en ellos. Sus cuernos daban varias vueltas sobre sí mismos y no tenía piernas ni pies, se desplazaba con su tronco.

 

La bestia se fue acercando a mí, que no podía hacer otra cosa que mirarla, mirar lo que me esperaba, el horror, el castigo de mi pecado, la condena por mi curiosidad. ¿Por qué saldría aquel día al limbo? Si no hubiera hecho aquello, ahora no estaría pasando eso. Una lágrima se deslizó por mi mejilla y la bestia me habló.

 

-Gracias por cuidar de mi hijo.

 

La luz volvió de repente y la bestia desapareció. Mis ojos se abrieron enteramente de asombro. ¿Ese monstruo era... el demonio? Miré al suelo y vi a Damien inconsciente. Todos salieron de su escondite llorando de felicidad al ver que el peligro había pasado. Jesús vino hacia mí y me miró.

 

-Lo tenemos. Vamos, entrégamelo para que podamos matarlo-dijo serio.

 

No se porqué, pero los nervios empezaron a recorrer mi cuerpo. El miedo de perder a Damien se apoderó de mí. Lo odiaba, odiaba todo de él, todo lo que hacía, todo lo que representaba, todo lo que era, pero aún así... No quería perderlo... ¿Por qué? ¡¿Por quéeeeeeee?!

 

Jesús al ver que no respondí se agachó para coger a la bestia de la que me había enamorado. Yo permanecía inmóvil mirando al suelo sin expresión, pero justo un milímetro antes de que tocara a Damien alcé mi puño y golpeé en la cara a Jesús. Éste salió volando y se estrelló contra la pared.

 

-¡¿Q-qué demonios?!-dijo mirándome sorprendido.

 

-Ni se te ocurra ponerle la mano encima.

 

Nadie entendía lo que pasaba, todos pensaban que estaba loco. Pero a mi me daba igual, cogí a Damien como pude y me dirigí a la puerta, pero justo antes de salir me dirigí a aquel que llamaban salvador.

 

-No permitiré que nadie toque lo que es mío.

 

Salí y cerré la puerta.

 

-¿Ese... ese era Ángel? Pero si siempre ha sido un niño inocente y muy bueno, ¿qué le ha pasado?

 

-¿Has visto qué guay ha sido? Creo que le pediré salir.

 

-Guay, sí... pero... ¿qué le habrá hecho cambiar?

 

-Chicos-dijo Jesús sonriendo-Ángel ha sido poseído por el demonio. Así que tenemos que matarlo.

 

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Si hay algo que me ha caracterizado desde que conocí a Damien es que cada vez me dejo guiar menos por la razón y más por mis instintos. Los ángeles le damos mucha importancia a la razón, al conocimiento, y los demonios al placer, a los instintos, el pecado en sí. ¿Me estaba convirtiendo en un demonio?

 

Miré aquel cuerpo que tanto impacto había causado en mí, ahora yaciendo sobre mi cama. No quería aceptarlo, aunque yo ya sabía que lo amaba, pero... ¿Cómo aceptas eso? ¿Cómo aceptas que estás enamorado de tu mayor enemigo? ¿Cómo aceptas que estás enamorado de un monstruo?

 

-Agh...-soltó aún dormido.

 

-Damien-le dije suavemente para que se despertara-Damien...

 

-Zzzzz...

 

-¡Despierta, puto demonio asesino!

 

Le di una patada en la cabeza y cayó al suelo de inmediato, pero se alzó rápidamente y me miró con furia. Yo tragué saliva porque me acababa de dar cuenta de lo que había hecho. Fue a correr hacia la puerta de mi cuarto y me agarró de la camisa desde atrás.

 

-Jeje...-dijo de forma malvada-No te vas a escapar de mi castigo, ángel castizo.

 

Me dio la vuelta y vio el miedo en mis ojos, su sonrisa malvada se perdió y me agarró de los hombros.

 

-Prométeme que no te acercarás a Jesús.

 

Me sorprendí porque para nada me esperaba semejante sentencia, pero asentí con la cabeza algo nervioso. Frunció el ceño y me besó, envolviéndome con sus brazos. Pegó mi cuerpo al suyo y me miró a los ojos.

 

-Dilo... Quiero oírlo de tus labios.

 

-L-lo prometo...

 

Mi corazón comenzó a latir otra vez con violencia, mantuvo su vista en mis ojos unos segundos mientras estábamos en silencio y de repente se puso nervioso.

 

-¡E-esto! ¡Iré a v-ver si mami y papi han preparado la c-cena!-titubeó.

 

Salió de mi cuarto a gran velocidad y me dejó ahí pensativo. Me puse a leer un rato para pensar en otra cosa.

 

Damien se quedó en el pasillo algo confuso y abrió un portal para hablar con Luxo.

 

-¡Oye!

 

-¿Qué quieres?-dijo Luxo.

 

-Ya se ha enamorado de mí.

 

-Qué pesado... Como te he dicho hace un rato tienes que conseguir que te diga que te quiere.

 

-Tsk. Por cierto... ¿Cuáles eran las reglas?

 

-Que no puedes salir del cielo y no puedes enamorarte de él, si no, pierdes-sonrió Luxo.

 

-...

 

-Uuuuh... ¿Y ese silencio? No te habrás enamorado, ¿verdad?

 

-¡Por supuesto que no, gilipollas! ¡Soy lo puto mejor! ¡No puedo enamorarme de algo tan vulgar!

 

-¿Soy lo puto mejor está bien dicho?

 

-Da igual. Si me he callado es porque mi padre ha aparecido por aquí.

 

-Lo he visto. Eso te pasa por intentar matar a Dios.

 

-¡No es Dios!

 

-Lo es y no lo es.

 

-Da igual... Vete preparando, que dentro de poco ganaré la apuesta.

 

-Que no se te olvide que-sonrió malignamente-Cuando te diga que te quiere tienes que matarlo.

 

-.... ¡Ya lo sé!

 

Damien colgó y se quedó mirando a la nada un rato. Volvió la mirada a mi habitación melancólicamente y se dirigió al salón.

 

-Y después se la metí por la boca hasta que me corrí-se rió Damien.

 

El silencio inundó la sala.

 

-¿Qué opinas, mamá?

 

-Por favor... No quiero saber lo que le haces a mi hijo...

 

-¡¿Cómo se te ocurre contarle eso a mis padres?!-grité colorado.

 

-¿Qué pasa? Es una anécdota... A ellos les gustan esas anécdotas, ¿verdad?-sonrió agarrando el cuchillo.

 

-¡N-nos encantan!-dijeron los dos a la vez.

 

-¿Ves? 3 contra 1.

 

-Pues si les gustan tanto las anécdotas, ¿qué tal si les cuento que hoy ha tenido que venir tu papaíto a castigarte como un bebé?-dije sonriendo maliciosamente.

 

-¡¿Cómo osas?! ¡¿Quieres morir, ángel de Dios?!

 

-¡Calla, has empezado tú!

 

-Éstos cada vez se llevan mejor...-dijo mi padre suspirando.

 

Fuimos a mi habitación después de la cena continuando con la pelea.

 

-¡¿Es que no te das cuenta de que con solo levantar un dedo podría matarte?!

 

-Me quieres demasiado como para hacer eso...-sonreí.

 

En ese momento se quedó paralizado. El silencio inundó la estancia y nos quedamos mirando al suelo sin saber muy bien qué decir.

 

-Tú... Nunca me has dicho que me quieres-dijo por lo bajo.

 

-¡¿E-eeeeh?! ¡Y jamás lo diré! ¡Yo no te quiero! ¡Mataste a mis amigos, ¿cómo te voy a querer?! Además, me daría mucha vergüenza...

 

-Entonces supongo que mi amor por ti es unilateral, ¿no?-dijo poniendo una sonrisa triste.

 

-¡Aaaaagh! No me pongas esa cara, por favor...

 

Me miró con la tristeza impregnada en sus ojos, no podía resistirme a él, pero no quería darle el gusto de decirle eso, ¡yo tenía mi orgullo!

 

-Mira-dije sonrojado-Si me cuentas qué pasa con Jesús, me lo pensaré...

 

-Está bien...-suspiró-Te lo contaré.

 

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La historia que se ha contado siempre no es cierto. Dios es una mujer, como ya sabes, pero no es una mujer cualquiera, es una mujer asexual, no está interesada en nadie, ni en hombres ni en mujeres... Sin embargo, quería tener un hijo. Pensarás que lo normal hubiera sido coger un hombre de la tierra para que la dejase embarazada, pero ella misma dijo:

 

“-¿Qué pasa? ¿Por ser una mujer ya me tengo que quedar embarazada para tener un hijo? ¡Pues no! ¡Soy Dios! ¡Puedo hacer lo que quiera!”

 

Su testarudez la llevó a escoger una mujer para que acogiera en su seno a su hijo. Pero a ella le daba asco que un hombre hubiera entrado antes en su seno, así que buscó una virgen. En aquella época solo había una en el mundo con edad suficiente para quedarse embarazada, una tal María.

 

Se ve que su marido tenía un pene descomunal y a ella le daba miedo meterse todo eso dentro, así que nunca tenían sexo. José, el marido, evidentemente buscaba la ayuda de profesionales, ejem... así que no pasaba nada. El caso es que mandó a Gabriel, uno de los ángeles a que hablara con ella.

 

Gabriel le dijo a María que Dios la había escogido, pero María no quiso aceptar tener el hijo, porque si le daba miedo meterse penes, imagínate parir. Dios, que era muy lista, creó su semilla para implantarla en María y se la implantó a una paloma. La paloma, enviada por Dios, violó a María y le implantó la semilla.

 

-¡Espera, espera! ¡¿Por qué una paloma?!-tragué saliva traumatizado.

 

-Porque su pene es muy pequeño, para no hacerla sufrir mucho... ¡Y no me interrumpas!

 

El caso es que María acabó teniendo el hijo, José se enfadó con su mujer porque no le dejaba darle “su amor” y en cambio a Dios sí, pero Dios lo dejó impotente y así no se quejó más. El caso es que la reencarnación del bien, el salvador del mundo, nació, pero no era lo que se esperaba.

 

-Venimos a traerle oro, incienso y mirra-dijeron los tres reyes magos sonriendo.

 

-No pienso aceptar nada de un negro-añadió el niño.

 

-¡¿Ya habla?!-dijo Melchor.

 

-¡Milagro!-sentenció Gaspar.

 

-¡Hijo puta!-gritó Baltasar.

 

El niño era un cabrón.

 

-¡Mira, mira, Jesús! ¡Nos han regalado estas vasijas de agua por estar un mes sin beber alcohol! Alcohólicos anónimos funciona-sonrió uno de los mercaderes del barrio de Jesús.

 

-Muy bien, hombre-le dio una palmadita en el hombro Jesús.

 

Cuando el hombre se fue Jesús alzó la mano y convirtió ese agua en vino.

 

-¡Cabróoooooooooooooooooooooooon!-se oyó.

 

Día tras día gastaba bromas a todos los aldeanos.

 

-Llevo una semana comiendo solo pan y pescado porque mi sobrina me los trajo y no los podía tirar... Estoy hasta el papo, menos mal que ya solo me queda una barra y un atún-suspiró una mujer contándole sus problemas a María.

 

Jesús lo oyó todo desde su habitación y riéndose los multiplicó.

 

-¡Jesúuuuuuuuuuuuuuuus! ¡Hijo putaaaaaaaaaaaaaaaa!

 

Todo el mundo en el pueblo empezó a cogerle cierto odio.

 

Era un presumido.

 

-¡Puedo andar por el agua y vosotros no!

 

Un interesado.

 

-Te curo la ceguera si me dejas tirarme a tu mujer. ¿Qué más te da? Es puta, ¿no? ¡Magdalena, ven!

 

Un bocazas.

 

-Si. Dios es mi padre, y como predicador suyo que soy os informo de que quiere que todos os metáis una anguila en los pantalones.

 

Y un racista.

 

-¡Mercaderes judíos! ¡Fuera de mi templo!-les lanzó un rayo para que huyeran-Pues cómo que te iba diciendo, Mateo... Cuando escribas mi biografía tienes que decir que soy judío para ocultar mi odio hacia estos...

 

Tuvo incluso doce discípulos, que eran los delincuentes más famosos de todo el mundo. Las autoridades romanas le perseguían por todas sus estafas y crímenes, por lo que metieron un topo entre sus discípulos, Judas. Una noche se los llevó a todos de putas.

 

-¡Poneos finos a putas que esta es nuestra última “cena”!-gritó eufórico.

 

-¿Y eso por qué?-preguntó Pedro confuso.

 

-Porque mañana uno de vosotros me traicionará. Lo mataría, pero me da pereza, ya he vivido mucho-se rió.

 

Judas lo entregó y al final lo crucificaron. Sus últimas palabras mientras le apuñalaban fueron:

 

-¡Comedme la polla!

 

Y así acaba la historia. Volvió al cielo y se infiltró entre los ángeles para hacer de las suyas.

 

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-¿Esperas que me crea esa blasfemia tan absurda?

 

-Sé que suena extraño, pero es la verdad. Mi primo es un cabronazo.

 

-Aunque fuera verdad, seguramente eso no sería ni la mitad de cruel que las cosas que hayas hecho tú.

 

-Eso es cierto-dijo tumbándose en la cama.

 

Miraba al techo indiferente mientras yo me senté a su lado en la cama. Colorado como estaba miré al suelo para evitar el contacto visual y le dije:

 

-Te quiero...

 

Se levantó de un salto sorprendido y me miró con los ojos abiertos como platos.

 

-¡¿En serio?!

 

-No sé por qué, eres un ser horrible que ha matado a mis amigos y que me trata muy mal, pero aún así te quiero. No lo entiendo, pero no puedo huir de lo que siento. Así que tendré que aceptar que te quiero. ¡Tú has hecho que te quiera, así que tienes que aceptar la responsabilidad!

 

De repente una sonrisa se dibujó en su rostro, en ese instante se apagó la luz y la oscuridad inundó la estancia. Solo podía verlo a él y a mi cama, era como si lo demás no existiese. Se relamió y pasó la lengua por sus afilados colmillos.

 

-Por supuesto que acepto la responsabilidad. Y por eso ahora...-me miró fijamente-¡Voy a matarte!

 

Alzó sus alas y me envolvió el cuerpo con ellas. Lo único que vi tras eso fue oscuridad. Una oscuridad constante que parecía no tener fin.

 

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Un calor sofocante se apoderó de mí. No sentía nada, no sabía nada. En una milésima de segundo había sido atrapado por la oscuridad. Creía que mi final estaba cerca, que ya no había marcha atrás y que me hundiría para siempre en las tinieblas, pero no fue así. De repente oí de nuevo su voz.

 

-¡A besos!

 

-¿Eeeeeh?-dije confuso.

 

Noté algo contra mi cuerpo, un cuerpo que desprendía el mismo calor corporal que debía desprender yo. Algo húmedo empezó a bailar en mi cuello, era... ¿Su lengua?

 

-¡Espera, espera!

 

Me abrí de brazos tanto como pude y aparté la oscuridad, que al parecer solo eran sus alas envolviéndome.

 

-¿Qué pasa ahora?

 

-¡¿Cómo se te ocurre decir que vas a matarme?! ¡Me has asustado!

 

-Pues castígame-salió a relucir su sonrisa arrogante-Castígame con tu cuerpo.

 

-¿Crees que por decirme esas cosas provocadoras harás que se me pase el enfado?

 

-Todavía tengo la opción de activar aquello...

 

Señaló a mi pantalón y le eché una mirada de esas que derriten el hielo. Se rió y metió su mano en mi pantalón.

 

-¿Q-qué haces? E-estamos hablando...

 

Mientras acariciaba mi polla suavemente acercó su cara a la mía y me envolvió en un beso lleno de pasión y depravación. Pero cuando me quise dar cuenta sacó la mano con el anillo que llevaba en mi pene en ella. Le miré sorprendido porque no me lo esperaba para nada.

 

-No necesito este estúpido juguete. Soy Damien, el hijo del demonio. Soy capaz de excitar a los más frígidos ángeles con solo mirarles.

 

No sé porqué, pero aquella declaración me puso muy cachondo. Ese ser oscuro tenía un efecto en mí que yo no podía describir. En aquel momento perdí el control de mí mismo una vez más.

 

-Demuéstralo-susurré.

 

Me tumbó en la cama de un empujó colocándose sobre mí. Sus ojos fríos y dominantes estaban fijos en los míos. Sus manos se deslizaron por mi cuerpo hasta colarse por debajo de mi camiseta para juguetear con mis pezones.

 

-A-ah...-gemí.

 

-Vamos, gime para mí. Deléitame con tus manifestaciones de placer-susurró.

 

Sus dedos rozaban mis pezones con suavidad mientras se inclinaba hacia mí para besarme. Su lengua peleaba con la mía en una batalla de saliva y pasión. Cerré los ojos porque su mirada fija me estaba dando mucha vergüenza, pero aún así sabía que él no los cerraba, que me estaba observando sin cesar.

 

Cuando me besó lo suficiente me cogió la mano y me la besó.

 

-¿Es que soy una señorita de la época victoriana?-dije molesto.

 

-Unas manos tan frágiles y delicadas deben ser tratadas con mimo-añadió.

 

Me sonrojé y él lamió mi cuerpo desde la mano hasta el hombro delicadamente mientras volvía a clavar su mirada en mí. Desde ahí, subió hasta mi cuello, dando pequeños mordiscos y lametazos. Me estaba volviendo loco, pero solo estaba consiguiendo que mi cuerpo quisiera más, que lo necesitara. El muy cerdo sabía muy bien cómo alimentar mi ansia.

 

-N-no voy a aguantar m-mucho si s-sigues así...-le expliqué nervioso.

 

-¿Ni siquiera te he quitado la ropa y ya te vas a correr? Además, tampoco te he tocado lo importante-puso su tono de voz seductor.

 

-C-calla...

 

Sacó sus manos de dentro de mi camiseta y desde fuera, la rascó con sus afiladas uñas de bestia. A mí a esas alturas apenas me importaba aquello. Si debía pagar un castigo por mi osadía, el que me había sido setenciado era muy dulce, así que lo acepté sin más. Me agarré a su camisa y le miré a los ojos ansioso.

 

-Yo también quiero verte sin camiseta...

 

-Vaya, vaya... Sí que eres lujurioso, casi habías conseguido engañarme... Muy bien, cumpliré tu deseo.

 

Con una elegancia digna de un dandi se quitó la camiseta dejando al descubierto su cuerpo perfecto. Su pecho perfectamente marcado, que tantos sueños eróticos míos había influido; sus pectorales rocosos y su torso perfectamente formado hacían que mi polla se levantara solo de verlos.

 

-¿Te gusta lo que ves?-señaló mi polla, que se había erguido.

 

-Tu cuerpo... Es perfecto...

 

-Porque este, dulce angelillo, es un cuerpo hecho para el pecado.

 

Me bajó los pantalones de un tirón y dejó al descubierto mi polla. Se la metió en la boca sin pensárselo dos veces. Mi cuerpo entero se puso en tensión debido al torrente de placer que me invadió. Sus ojos una vez más estaban clavados en los míos, pero eso a él no parecía avergonzarle, parecía darle poder. Poder sobre mí.

 

Cuando se sacó mi polla de la boca un reguero de babas permaneció pegado a ella. Mi cerebro recuperó su actividad un instante para informarme de que ahora su saliva formaba parte de mí, lo cual aumentó mi excitación volviendo a desactivar el cerebro.

 

Sacó su juguetona lengua otra vez y mientras con una mano me agarraba el miembro comenzó a lamerlo sin consideración. Mis gemidos debían resonar por toda la casa, pero aunque mis padres los escucharan dudo mucho que me dijeran nada por temor a Damien.

 

-B-basta. Ba-basta-solté como pude.

 

-¿Te arrepientes?-me susurró.

 

-Pues claro que no. Es solo que quiero...

 

-¿Quieres...?

 

-Quiero que me llenes con tu ser.

 

Como si aquello le hubiera complacido me volvió a besar envolviéndome entre sus brazos a la vez que se quitaba los pantalones. Su enorme polla salió de su prisión de tela lista para llenarme de gozo.

 

-¿Estás preparado?-me miró.

 

-S-sí...

 

Sin darme cuenta unas lágrimas se deslizaron por mis mejillas. Damien se sorprendió y me acarició la mejilla para intentar calmarme.

 

-¿Qué te pasa, Ángel? Si tienes miedo podemos parar ahora...

 

-N-no es eso...

 

-¿Entonces...?

 

-Sniff... Es una maldición.

 

Me miró preocupado esperando una explicación, pero no me salían las palabras. Me apartó el pelo de la frente y me besó la misma. Sonrió con dulzura y me abrazó.

 

-Vamos, cuenta.

 

-Sniff... Te odio. Te odio con todas mis fuerzas. Eres la persona que me destrozó la vida, la persona que tanto dolor me ha causado, que mató a mis amigos, que me trató como un juguete, que atemorizó a mis padres... Sniff... Pero aún así... ¿por qué?

 

-¿Por qué qué?

 

-¡¿Por qué estoy tan feliz de hacer esto contigo?!-grité estallando en lágrimas.

 

Me limpió las lágrimas con las manos suavemente y me acarició de nuevo las mejillas.

 

-Porque eres demasiado bueno.

 

-¿Crees que confundo... sniff… amor y odio?

 

-Amor y odio, bien y mal, luz y oscuridad... Es lo mismo en realidad, Ángel. Pero no quiero que llores, te prometo que no volveré a hacerte daño.

 

-¿Por qué debería creerte? Sniff...

 

-Porque te quiero.

 

El dolor, el pánico, la ansiedad, el miedo... Todo desapareció con esas simples dos palabras. Dos palabras que no significan nada, pero que a la vez lo significaban todo. Sonreí como pude y le miré.

 

-¿A qué estás esperando entonces? Hazme tuyo.

 

Yo sabía que aquella bestia nunca pararía de traerme disgustos, pero aún así quería creer en él. Quería creer en el amor. O en el odio, qué más da una cosa que otra... Porque el amor y el odio van siempre de la mano. La luz y la oscuridad siempre están juntas.

 

-¿Listo?-me miró al sonreír dejando a la vista sus colmillos.

 

-Listo...

 

Su cuerpo se fundió con el mío en uno solo, encajamos a la perfección. Su enorme polla entró en mi culo con suavidad, abriéndose paso entre centímetros de mí, de mi carne, para que pudiéramos estar unidos. Sus embestidas fueron suaves y benevolentes al principio, pero yo sabía que la bestia que llevaba en su interior no le dejaría actuar así por mucho tiempo.

 

Una vez me había acostumbrado, sus embestidas comenzaron a hacerse violentas, duras y rápidas. Pero yo estaba feliz, porque a pesar de que era una bestia, esa bestia se había rendido ante mí. Esa bestia ahora... era mía.

 

Se corrió en mi interior y yo lo hice sobre mi pecho. Ambos sonreímos y me besó con dulzura aún permaneciendo en mi interior. Había encontrado en esa bestia una parte buena y una parte mala, como en cualquier humano, o en cualquier ángel. Porque luz y oscuridad van siempre juntas.

 

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¿Acaso era posible? ¿Era posible que el hijo de Satán, el príncipe de las tinieblas y señor indiscutible de la oscuridad, se hubiera encaprichado de un simple ángel de Dios? No, yo no era así. Pero cuando ese “santurrón”, Jesús, se acercó a él, solo pensaba en destruirlo y devorar su carne muerta.

 

Qué necio... Al final mi padre tenía razón y era un necio. Luxo me había ganado, había conseguido que me enamorara de un ángel, uno de los seres más patéticos del universo. No podía matarlo. Cuando lo envolví con mis alas pensaba devorarlo sin piedad, pero no pude, solo con saber que no iba a volver a verlo mi cuerpo empezó a resentirse.

 

Ahora tenía dos opciones: o renunciar a mi trono, al trono de señor de la oscuridad o renunciar a Ángel, lo único bueno que me ha pasado en la vida. Necesitaba consejo, y solo conocía una persona que podía dármelo, la única persona en la que podía confiar, Mephistópheles.

 

Avancé por las cavernas del infierno mientras observaba cómo miles de cuerpos sudorosos y deseosos de pasión se restregaban entre sí con máxima lujuria, uniéndose y deleitándose con sus cuerpos. Yo no hace mucho era uno de ellos, pero ahora sabía que no encontraría placer en otro cuerpo que no fuera el de Ángel.

 

Llegué a la cueva de Mephistópheles. Una estancia lúgubre, como era natural en el infierno, llena de peluches, peluches despedazados, a alguno le faltaba un ojo, a otro una pata, a otro alguna mano... Eran de los niños que aquí llegaban y dejaban de ser niños. Creo que él era el único que aún podía conservar la inocencia en aquel lugar horrible.

 

-¿Amo?-se sorprendió al verme.

 

-Necesito tu consejo. Me he enamorado de un ángel.

 

Su cara se puso blanca y sus ojos se abrieron como platos. Sus piernas temblaron y se tambaleó un instante, pero intentó recobrarse rápido. Una sonrisa se dibujó en sus labios y me miró.

 

-Me alegro mucho por usted, amo. Me hace muy feliz que al final haya encontrado la felicidad.

 

De repente, sin previo aviso estalló en lágrimas. No emitió ningún sonido, simplemente sonreía y las lágrimas se deslizaban por sus mejillas.

 

-¿M-mephistópheles?

 

-Aléjate de él-oí tras de mí.

 

Me giré y vi en la puerta de la cueva a Luxo con cara de pocos amigos.

 

-Al parecer ya te has enterado, ¿no? Enhorabuena-sonreí molesto-Has ganado...

 

-Eres un idiota, Damien, pero un idiota muy fácil de leer. Desde que te propuse la apuesta supe que iba a ganar. Tú no podías amar porque creías que todo el mundo tenía ideas preconcebidas ante ti, que eras fuente de lujuria, solo un mero objeto sexual, y por ello te despreciabas. Pero cuando apareció alguien que mostraba tan directo su odio hacia ti te enamoraste en el primer momento, lo que pasa es que no te diste cuenta.

 

-Muy listo, Luxo. Espero que disfrutes de tu trono.

 

-No quiero tu estúpido trono-dijo serio.

 

Le miré sorprendido sin entender muy bien lo que pasaba y entonces abrió sus alas y se colocó tras Mephistópheles, abrazándole.

 

-Esto es lo único que quiero.

 

Mephistópheles se puso colorado, pero Luxo no lo soltó, sino que lo abrazó más fuerte.

 

-Necesitaba que te enamoraras de una vez para que éste se diera cuenta de que eras inaccesible.

 

-¿L-luxo?-dijo Mephistópheles confuso.

 

-ESO ES MUUUUUY INTELIGENTE, LUXO. MUY BIEN-se oyó una voz.

 

Miramos en todas direcciones para ver de quién se trataba, aunque la voz no dejaba lugar a dudas. De repente, uno de los muñecos empezó a moverse, se trataba de una marioneta que se controla por cuerdas. Creció hasta ser de nuestro tamaño y giró su cabeza de forma precipitada hacia mí.

 

Sus inmensos ojos negros y su gran sonrisa me paralizaron por un instante. Era una especie de soldadito con sombrero y fusil. Colocó su mano en su frente como gesto de aceptar una orden y comenzó a reírse a carcajadas.

 

-ME ALEGRO DE NO TENER QUE ENTREGAR EL TRONO A NADIE INNECESARIAMENTE-añadió.

 

-Padre...-dije sonriendo-Así que has venido...

 

-POR SUPUESTO. HE VENIDO A MATARTE, HIJO. ¡JAJAJAJAJAJAJAJAJA!

 

Luxo desapareció llevándose a mi antiguo esclavo y yo miré a mi padre con una sonrisa desafiante.

 

-Los padres normales en lugar de querer matar a sus hijos les apoyan cuando se enamoran.

 

-AHORA QUE VOY A MATARTE, SUPONGO QUE PUEDO DECIRTE QUE NO SOY TU VERDADERO PADRE.

 

-¿Q-qué?-dije confuso.

 

-VERÁS, MARÍA, LA MUY SEÑORA VIRGEN, DIO A LUZ A DOS BEBÉS EN LUGAR DE A UNO SOLO, UNO BUENO Y EL OTRO MALO. ADIVINA CUÁL ERAS TÚ.

 

-P-pues el malo, vaya p-pregunta...

 

-EL BUENO. SIIIIIIN EEEEEEMBARGO... ¡JAJAJAJAJAJA! DIOS EN SU “INFINITA SABIDURÍA” SE EQUIVOCÓ DE HIJO. SU PLAN ERA DEJAR EN LA TIERRA AL BUENO PARA QUE TRAJERA BUENA SUERTE A LOS HUMANOS Y MANDAR AL MALO AL SITIO MÁS HORRIBLE DEL MUNDO, BUENO... LO DE “EL MUNDO” ES DISCUTIBLE.

 

-Ella... es mi madre... Y me mandó aquí por error.

 

-EN EL MOMENTO EN EL QUE TE OLÍ SUPE QUE ERAS BUENO. PERO... ¿QUÉ CLASE DE TÍO ABANDONARÍA A SU SOBRINO?

 

-¡No tiene sentido! ¡Si yo era el bueno! ¡¿Por qué soy así?!

 

-PORQUE...-el muñeco se recolocó el brazo y la mano izquierda para señalarme-TODOS TENEMOS DENTRO EL BIEN Y EL MAL, Y ESTE SITIO DESPERTÓ TU PARTE MALVADA. PERO TÚ NO ERES ASÍ. SIMPLEMENTE POR LA FALTA DE AMOR Y POR LAS MALAS COMPAÑÍAS TE CONVERTISTE EN “UN DEMONIO”.

 

-Es irónico que tras tantos años de esquivar contarme la verdad me lo vayas a contar antes de matarme...

 

-PUES SÍ. EN FIN... ¿LISTO?

 

-¡Espera! Tú lo sabes todo, ¿no, padre?

 

-ASÍ ES. JUAJUJAUJUA-dijo el muñeco.

 

De reír se le cayó la mandíbula al suelo, pero la recogió como si nada y se la volvió a colocar.

 

-¿Crees que lo que siento por Ángel es amor?

 

-POR SUPUESTO QUE LO ES. ES LA PRIMERA PERSONA QUE TE AMA DE VERDAD, ES NORMAL QUE TE SIENTAS ASÍ.

 

-Gracias...-sonreí.

 

-¿CREES QUE VOY A SER BENEVOLENTE? ¡ME DESOBEDECISTE Y AHORA DEBES MORIR!

 

-Claro, adelante.

 

La oscuridad llenó la sala de un tono de maldad y dolor. Pero yo estaba en paz conmigo mismo, ya sabía quién era y que realmente amaba a Ángel, así que podía morirme tranquilo. Los ojos de la marioneta se fueron ampliando y su sonrisa se amplió tanto que comenzó a salir sangre de ella. Sus ojos comenzaron a soltar sangre también y se quedó estática mirándome.

 

-ESTE ES TU FINAL.

 

Abrió su enorme boca dejando al descubierto sus colmillos y envolviéndome con su lengua me metió en su interior. Sonreí y miré la oscuridad que me rodeaba, porque ahora sabía que a pesar de estar rodeado de oscuridad siempre hay una luz, solo hay que buscarla.

 

-Adiós... Ángel.

 

CONTINUARÁ...

 

__________________________________________________________________________

 

Siento haberos dejado un tiempo sin historias, pero es que he estado realmente ocupado con exámenes y demás. Como recompensa subiré el próximo capítulo de esta serie muy pronto (será ya el último) y os dejo con un extra:

 

EXTRA: Una sombra entre un mar de luces

 

La noche acababa de alcanzar la ciudad, la depravación en todo su esplendor se expandía por las calles. prostitución, drogas, atracos, violaciones… Todo inundaba la ciudad. Un mundo en el que reina la oscuridad, en el que las sombras son las madres de todo, necesita un héroe, un salvador que le proporcione luz a tanta oscuridad.

 

Esa noche la joven Elizabeth Middly se dirigía a casa de su abuela porque su madre se lo había encargado, como una dulce caperucita roja caminó a través del bosque de asfalto que aquellas calles formaban para ir a ver a su abuela. Pero claro, no puede haber cuento de caperucita sin un lobo…

 

-¿Qué llevas en el bolso, muchacha?-apareció un hombre de entre las sombras del callejón.

 

-Pues el dinero que necesita mi abuelita para comprar sus medicinas-dijo nerviosa Elizabeth.

 

-Oh… mira tú por donde, mi abuelita también está enferma, y le vendrían muy bien esas medicinas.

 

El transeúnte se apoyó en la pared con aspecto desenfadado mirando a la niña fijamente, que temblaba por el miedo a ese desconocido.

 

-¿A qué vas a ser una niña buena y me lo vas a dar?

 

-L-lo siento, pero mi mamá…

 

El hombre no vaciló, sacó una navaja del bolsillo y rascándose su mugrienta barba de varios días sonrió. La niña miró en todas direcciones, por si alguien podía ayudarla, pero allá donde mirara solo había sombras, sombras decoradas con luciérnagas siniestras a las que llamaban farolas.

 

-Socorro…

 

-Nadie va a venir a salvarte. Pero no te preocupes, que te daré algo a cambio del dinero-dijo relamiéndose-Te daré placer…

 

-¡Nooooooooo!-gritó la niña.

 

El hombre corrió hacia a ella, pero justo cuando iba a poner su sucia mano sobre la muchacha, notó una patada desde atrás que lo tiró al suelo.

 

La joven miró sorprendida hacia adelante, buscando al autor de tal hazaña, pero una vez más solo veía sombras. El delincuente se levantó cabreado y miró en todas direcciones.

 

-¡¿Quién coño ha sido?! ¡Ven aquí que te raje, cabrón!

 

Nada se oía… Ni siquiera el bullicio típico de la ciudad. Era como si la paz se hubiera apoderado del mundo y no permitiera a nadie perturbarla.

 

-¡Da la cara, cobarde!-dijo el delincuente cogiendo a la chica y apuntándole al cuello con el cuchillo-¡O me la cargo!

 

De repente, un objeto cayó del cielo, plantándose en el suelo con maestría, el polvo a su alrededor formó una nube que hizo que tanto el delincuente como la chica se sorprendieran. Aquello que tenían ante ellos era una capa, que cubría por completo al hombre que allí había. Se fue levantando poco a poco y se mostró ante el villano.

 

-Pff… ¡Jajajajaja!-se rió el ladrón-¡No me jodas! ¿Eres un frikazo de esos vestido de superhéroe?

 

No dijo nada, simplemente miró con gesto serio al ladrón mientras entrecerraba los ojos en pose amenazante. El transeúnte amplió su sonrisa y comenzó a acariciar lascivamente los senos de la muchacha para poner nervioso al supuesto héroe que tenía delante.

 

-Joder… Qué bien me lo voy a pasar… Primero te voy a matar y después le voy a destrozar el coño, ¡jajajajaja!-se rió el malvado.

 

Una vez más no hubo respuesta, solo un cruce de miradas. El ladrón se impacientó y decidió darle una patada a la muchacha, lo cual hizo que cayera al suelo. Le encantaba mirar a esa pobre chiquilla mientras se retorcía de dolor, pero cuando volvió la vista al héroe ya no estaba. Su cuerpo se tensó, y se dio cuenta demasiado tarde de que él ya estaba detrás suya.

 

Sin el más mínimo atisbo de piedad golpeó al ladrón en el cuello y lo estampó contra la pared, le hizo un gesto a la chica para que esperara ahí y se dirigió con total tranquilidad hacia el villano.

 

-¿Qué coño…? Agh… ¿q-quién… quién eres?

 

El héroe se acercó al hombre y alzó la pierna, acto seguido destrozó la cabeza de ésta haciendo que tanto su cerebro como las partes internas de su cráneo y demás sustancias de la cabeza mancharan el suelo junto a un reguero de sangre. La chica miró impactada lo que estaba pasando, y se dio la vuelta para huir, pero al mirar al otro lado el héroe ya estaba ahí.

 

-P-por favor… no… por favor…-dijo la chica llorando.

 

-No tengas miedo, no voy a hacerte daño-dijo el héroe.

 

Su voz era una voz muy grave, parecía salida de algún tipo de monstruo del averno o de alguna bestia de las que habitaban la tierra, sin embargo, no daba miedo, sino que envolvía al oyente como si de una melodía se tratase.

 

-¿Por qué hablas como… batman?-dijo la chica nerviosa-¡Oh, mierda! ¡No puedo decir eso o nos acusan de plagio!

 

-¿Qué hacías en la calle a estas horas?

 

-Llevaba esto a mi abuelita.

 

-¿Cuántos años tienes?

 

-13.

 

-Vamos. Te llevaré a casa.

 

-Pero… ¡ni abuela…!

 

-No te preocupes, dime dónde vive y yo se lo llevaré. Pero primero te llevaré a casa.

 

Acompañó a la chica a su casa y fue a la casa de su abuela, sin embargo… allí no parecía haber nadie. Se asomó a la ventana y le pareció ver una figura en el interior, se adentró en la casa y comenzó a llamar a la anciana en la oscuridad, pero no respondía, así que encendió la luz y se encontró con un cadáver en alto estado de descomposición.

 

-¡¿Qué demonios…?!

 

Volvió a la casa de la chica y la vio desde la ventana cenando con su madre felizmente, aunque su madre estaba de espaldas y no podía conocer su expresión. Algo le dijo que debía hablar con esa madre, y así lo hizo… Entró por la ventana y apareció en la cocina. La niña le recibió con saltos de alegría, pero la madre no, porque también era un cadáver en descomposición.

 

-¡Le has llevado eso a mi abuela, ¿verdad?! ¡Es muy importante, si no toma las pastillas, morirá! ¡Y no quiero que muera! ¡Si muere yo también moriré! ¡No quiero! ¡No quiero!

 

La niña comenzó a llorar y se abrazó al héroe, éste la miró con lástima sin saber qué hacer. se compadecía de la chica, pero era su deber salvarla, aunque esto a ella no le gustara. Llamó a la policía de forma anónima y esperó en el tejado como una gárgola.

 

Al final vio cómo se llevaban a aquella pobre chica entre patadas y lloros, ella no quería eso, pero eso era lo mejor para ella… Su deber como héroe era proteger esa ciudad y a todos sus habitantes, y así lo hizo… Salvó a esa chica.

 

Solo hay oscuridad y dolor hoy en día, la madre de esa chica era prostituta y un buen día su chulo la mató porque quería abandonar la profesión. Su madre denunció su desaparición y también fue asesinada por el chulo. No mataron a la chiquilla porque pretendían esperar a que tuviera 18 y poder llevársela a trabajar. Esa joven vivió meses con su madre muerta.

 

Por eso esa ciudad necesitaba un héroe, un guardían, un vigía que limpiara la oscuridad de las calles. Y él estaba dispuesto a ser un héroe.

 

-Las sombras se siguen amontonando… Debo darme prisa.

 

FIN

 

__________________________________________________________________________

 

No me preguntéis porqué, pero necesitaba despejarme un poco y escribir algo nuevo. Espero que os haya gustado, aunque no tiene ningún significado especial xD El próximo de Light and darkness together será el último, y a más tardar lo subiré mañana o pasado. Gracias por leer.

 

OS SALUDA

 

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