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El diario del desprecio de Peter Wright 3

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Diario de una adolescencia gay

_______________

Un relato del Enterrador

 

El diario del desprecio de Peter Wright 3: Desprecio a ese tal Tom

 

Qué divertido es el destino, ese término sustitutivo de la deidad en la tragedia griega que cobra tanta importancia en el estúpido teatro del estúpido de Shakespeare. Dios, en ese momento odiaba desde el primer soliloquio hasta el último punto que había escrito ese idiota presumido. Seguro que si le preguntabas por qué abandonó a su mujer y a sus hijos te habría respondido: “Fue por el destino”. Pues el destino no es justificación para el sufrimiento de las personas. Seguro que su pequeña Judith y su pequeño Hamlet estuvieron maldiciendo al destino durante toda su vida, cuando lo que deberían haber estado maldiciendo es la rastrera actitud de un padre que abandona a sus hijos.

 

En tan sólo dos días mi corazón se había abierto a dos personas, y ambas me rechazaron como si la desgracia fuera inherente a mi persona, como si trajera la peste, como si solamente fuese una molestia para sus perfectas e impecables vidas ya formadas. Pudiera parecer que no tengo corazón, pero os aseguro que todas las personas tienen sentimientos, aunque estén profundamente enterrados en su interior. Lo peor, y lo que más me estaba recriminando a mí mismo, era que el hecho de que al enterarme de que Jones tenía pareja, sufrí 20 veces más que al enterarme de que Brent estaba casado. ¿Cómo había sido posible que ese aspirante a delincuente se hiciera tan rápidamente con mi corazón para pisotearlo después con la misma facilidad?

 

Es cierto que yo le había rechazado, es algo que no puedo negar. Sin embargo, ¿qué esperabais? ¿Que cayera a sus pies después de que usara mis sentimientos de amor para chantajearme y obligarme a hacer cosas que no quería? Es más, sigo porfiándome a mí mismo el porqué me he encaprichado con Jones. Es decir, se aprovechó de mi debilidad para tener sexo conmigo, ¿cómo puedo sentirme atraído por alguien que hace eso? Aún con todo, mis sentimientos tomaron el control de mi cuerpo y dejaron el raciocinio a un lado, por lo que estaba a punto de declarar mi amor a Jones con un poema.

 

Menuda cara de gilipollas se me quedó cuando me presentó a su novio, una especie de gay afeminado con más pluma que un gallinero de alguna granja perdida de Missouri. No sabía qué hacer en ese momento, ¿debía sonreír? ¿Debía llorar? ¿Debía irme simplemente? Lo único que me pasó por la cabeza en aquel momento era que debía actuar rápido, para poder disimular. Lo último que quería en ese momento era que se diera cuenta de que estaba interesado en él. Sonreí y le di la mano al tal Tom, al que a pesar de acabar de conocer, ya odiaba profundamente.

 

-Mucho gusto-sonrió Tom devolviéndome el apretón de manos.

 

¿”Mucho gusto”? ¿En serio? Para mí no había sido un gusto precisamente, es más, si estuviera legalizado el asesinato, habría acabado con su vida ahí mismo como hacían los antiguos césares en Roma con todos los que se les oponían. Al igual que Nerón con la famosa Conjura de Pisón, yo habría aplastado a Tom por su “Conjura de Rick Jones”. Bah, cuando estoy de mal humor a veces desvarío.

 

-¿Quién es tu amiguito, Ricky?-dijo a continuación.

 

Un remolino de furia recorrió mi cuerpo. ¡¿Cómo se atrevía a llamarlo Ricky?! Por supuesto, era una forma muy vulgar de referirse a alguien, ¡pero si había alguien que debía tener permitido llamarle de una manera tan empalagosa, ése debía ser yo! ¡Él me amaba a mí!

 

-Pues verás, Tommy-sonrió Rick dulcemente, cosa que casi me hace vomitar-, éste es mi compañero de clases, Peter Wright.

 

-A mí no me podéis llamar Pety-sonreí irónico.

 

Ambos se rieron, y eso sólo hizo que mi instinto asesino se multiplicara por 4. Entonces Jones pasó su brazo por encima del hombro de Tom y empezaron a hablar. Sí, es cierto que hablaban, no obstante, también es cierto que yo no podía escucharlos. Mi mente estaba demasiado ocupada mirando ese brazo, ese brazo que también había estado por encima de mi hombro y que ahora tanto deseaba que estuviera allí. Deseaba gritarle que pusiera su brazo en mi hombro, que me abrazara, que pusiera su cuerpo junto al mío… Necesitaba tocarlo, necesitaba que me tocara, lo necesitaba tanto que me entraron unas ganas de llorar tremendas, pero me mantuve firme para no levantar sospechas.

 

Miré a Tom, que me estaba hablando, y lo analicé concienzudamente. La verdad es que era bastante feo, y no lo digo porque fuera mi enemigo en el amor (o sí), sino porque es que era feo de verdad. Para empezar, llevaba gafas y a mí los hombres con gafas no me parecen nada atractivos. Hay a quien le gusta que un hombre tenga gafas, ¡pero a mí me parece horrible! ¡Y no lo digo porque sea mi enemigo en el amor (bueno, un poco sí)!

 

Además, llevaba un pelo pelirrojo que saltaba a la vista que era teñido. Los que se tiñen el pelo son unos mentirosos, ya que esconden su verdadero color capilar, y no lo digo porque… Creo que lo habéis entendido. El caso es que era feo e irritante, ¡y sí! ¡Lo digo porque era mi enemigo en el amor! ¡Bah!

 

-Y resulta que esta mañana me llamó para quedar-relató Jones-, así que le dije que como esta tarde iba a pasearme por aquí para buscar un club y esas mierdas, podía venir conmigo. Esta mañana lo llamé durante la hora del almuerzo para confirmarlo.

 

-¡Of course! Todavía paso por uno de 16, a pesar de mis 20-sonrió.

 

-¿Pero tú no tenías 18?-señaló Jones molesto.

 

-Todo el mundo miente con la edad por Internet. Tú el primero, my honey-se rió.

 

Jones soltó también una risita y ambos se besaron ante mis ojos. Varias emociones se juntaron en mi interior, ira, tristeza, soledad, ansia y culpa, culpa por no haberlo atado bien cuando podía haber sido mío. Quizás ya nunca podría recuperarlo, y sería durante el resto de su vida de ese tal Tom. Me imaginaba ya su boda, en la que David sería el padrino y le entregaría los anillos, Marcos sería la dama de honor y yo sería el sacerdote que los casara. Así es, no habéis oído mal, ¡yo sacerdote! Porque acabaría dejando las relaciones personales para siempre y me entregaría a Dios. Acabaría amargado como Dostoievsky, diciéndole a todo el mundo que si no crees en Dios eres un blasfemo y escribiendo libros al estilo de “Los demonios”.

 

-¿Por qué no vuelves al club de poesía?-murmuré.

 

-¿Eh? ¿En serio?-se sorprendió Jones.

 

-Sí. Se notaba que te divertías.

 

-Pero-se puso serio-tú…

 

-En el club de poesía no me importa que estés-sentencié.

 

-¡Oh, mi novio un poeta, como Oscar Wilde!-se emocionó Tom.

 

-Vaya, me temo que no había un ejemplo más gay-murmuré para mí.

 

-No quiero ser una molestia-soltó Jones.

 

-¡Ja!-solté con una sonrisa arrogante-. No te creas tan especial, Jones. No serás una molestia para mí porque apenas me percataré de tu presencia.

 

Me miró con una expresión indescifrable. No sé si era rabia, desconcierto o tristeza, pero el caso es que accedió. Entonces yo me despedí de ellos y me alejé, mientras ellos iban a hablar con Brent. Si bien era cierto que su presencia en las clases podía ser muy dolorosa para mí, también podía ser una oportunidad para reconquistarle. Porque Justin tenía razón, yo no luchaba por nada, y pensaba cambiar eso. ¡Esta vez sí me iba a enfrentar al destino que estaba en mi contra para conseguir lo que era mío! Iba a conseguir que Rick Jones fuera mío, aunque primero debía hacer honor a la frase de Kafka: “Si el mundo se te opone, debes ponerte del lado del mundo”. Primero debía acercarme a ellos y hacerme su amiguito.

 

_________________________________________________________________________

 

Finalmente, Brent aceptó a Jones de vuelta en el club de poesía. Es más, se puso muy contento porque volvía ese inepto. ¿Tanto le interesaba que ese bueno para nada volviera a la poesía? Por favor, si cuando le preguntabas lo que era un soneto te decía que era un sonido muy fuerte… Aunque aún con todo, yo también estaba un poco feliz porque había vuelto. La única diferencia es que mis intenciones eran impuras.

 

Al día siguiente, apenas cruzamos palabra alguna durante las horas de clase. Me entristeció un poco, pero es que mi orgullo no me permitía acercarme a él. Sin embargo, durante la hora del club de teatro tenía planeado acercarme a él. Le dije a Brent que me aburría y que por eso estaba dispuesto a ayudar a alguno nuevo del club. Entonces, super contento, me pidió que ayudara a un joven retrasado mental. Je, no penséis que soy una mala persona o algo por el estilo, pero yo no haría eso ni muerto. Le dije que prefería ayudar a Jones porque seguro que él tenía un retraso mayor que el otro chico. Se me quedó mirando un poco raro, pero al final accedió.

 

Feliz como una perdiz y con pose triunfante, me aventuré, mesa tras mesa, hacia el asiento de Jones, donde éste me esperaba escribiendo un poema. Antes era mucho más cómodo, porque estaba sentado en mi lado, pero su asiento ahora lo había un niño de tercero que se comía los mocos. Era asqueroso verlo, y esa fue otra de las razones por las que agradecí tener que dejar mi sitio para ayudarle. Cuando llegué, le saludé y éste me devolvió el saludo un poco contrariado.

 

-Brent me ha pedido que te ayude con los poemas-sonreí indiferentemente.

 

-Oh, lo siento. No hace falta que lo hagas. No quiero molestar-agachó la mirada.

 

Qué tipo tan rencoroso. ¡¿Es que acaso no veía que intentaba acercarme a él?! Bah, me extrañaba que se mostrase tan reservado, sobre todo teniendo en cuenta que seguramente se habría hecho más de una paja pensando en mí. Pero no penséis que yo pienso en él pensando en mí mientras se pajea, ¡porque eso no ha pasado nunca! Claro que no, yo siempre pienso en… Bueno, da igual, no os importa quién sea.

 

-Bueno, no hay nada que se pueda hacer-me hice el orgulloso-. Te ayudaré.

 

-¿Qué te parece éste entonces? Es la polla, ¿verdad?-me dio un trozo de papel.

 

Fruncí el ceño y me puse a leer el desastroso intento de poema, que decía lo siguiente:

 

“Oh, Tom,

quiero entrar en tu interior.

Me molas un montón,

mi querido Tom,

tanto que cuando me toco el pollón

pensando en ti, Tom,

me corro sobre el sillón”

 

Le miré con cara de pocos amigos y sonrió diciéndome que se titulaba “Tom”. Me dolió un poco que su primer poema dirigido a alguien no fuera hacia mí y fuera precisamente dirigido al semi-drag-queen. Justo cuando iba a replicar, la puerta de la clase se abrió y adivinad quién estaba al otro lado: el protagonista de mis pesadillas, el gurú de los rompecorazones, el líder de los roba-novios, el rey de las traiciones, el grano en el culo, Tom.

 

-¡Hiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii!-gritó.

 

-Hola-le saludó Jones.

 

-Tú eras el hermano de Jones, ¿no?-dijo Brent dándole la mano.

 

-¡Indeed! Su brother.

 

Miré a Jones y éste se llevó el dedo índice a la boca en una señal para que le guardara el secreto. Me dieron ganas de revelarlo todo y que viniera la policía a llevarse a Tom por pedófilo. Jones lloraría y por supuesto yo lo consolaría. Tras esto, evidentemente, caería en mis encantos y me pediría que me casara con él, a lo que yo aceptaría. Después, nos iríamos a vivir a una cabaña en alguna montaña canadiense y viviríamos para siempre disfrutando el uno del otro.

 

Mientras me perdía en mi ensoñación imaginándome cómo sería la cabaña y cómo se llamaría nuestro oso-mascota, Tom cogió una silla y se sentó a nuestro lado. Le eché una mirada desaprobadora, pero luego me di cuenta de que podía ser descubierto, y decidí sonreír para disimular.

 

-Hello, guys-nos guiñó un ojo, al parecer ajeno a mi desprecio.

 

-Me alegro de que hayas venido, cariño-le dio un beso en la mejilla Jones.

 

Yo hubiera odiado que me hubiera llamado cariño, ¡pero maldición, en aquel momento lo quería más que nada!

 

-Vaya, Tom-forcé una sonrisa-. ¿Cómo tú por aquí?

 

-Resulta que my little honey termina en una hora, pero como no puedo vivir sin él, voy a venir aquí con él todos los días.

 

-¿A que es genial?-sonrió Jones.

 

-Absolutamente genial-solté abatido.

 

Y así tuve que adaptarme a una rutina que consistía en ver todos los días a Jones con su novio en el club de poesía. Ya no tenía ganas de ayudarle con la poesía, pero como se lo había prometido a Brent, tuve que seguir con ellos. Lo único bueno era que como estaban en público, pues tenían que cortarse un poco y sólo se besaban en la mejilla. Sin embargo, eso llamó la atención del resto de la clase, cosa que pareció molestar a Jones. Dijo algo así como que le molestaba que las personas pensaran mal sobre dos hermanos cuando estaba claro que sólo mostraban amor fraternal. Habló un rato sobre eso, pero no escuché mucho porque debo confesar que le estaba mirando una parte del torso que se le quedaba al descubierto de la camisa.

 

Lo que más me molestaba era que Tom es de la clase de personas que son… eh… excesivamente expresivas. Por lo tanto, no se mostraba reacio a demostrar lo salido que estaba.

 

-¡Oh, Ricky!-gritó una vez-. ¡Me encantaría que me aplastaras contra la pared y me golpearas en el culo mientras te pido clemencia!

 

-Shhh-le hizo un gesto Jones para que se callara, riéndose.

 

-¿Por qué en vez de aplastaros mutuamente contra el muro no aplastáis los libros de poesía sobre vuestras cabezas para leerlos? Porque sois unos negados con estos poemas-solté molesto.

 

-¿Pero qué dices? Si Brent dice que mis poemas son la hostia-protestó Jones.

 

-Lo dice para ser amable. Dudo yo que “Oh, Tom, te voy a meter un consolador” sea considerado un verso petrarquista.

 

-Lo que a mí me extraña es que el teacher no sepa lo nuestro con los poemas que escribes. ¡Los cuales, por cierto, I love!

 

Odio a la gente que mezcla los idiomas. Puede que antes me dieran igual, pero desde que conocí a ese tío, comencé a pillarles un asco tremendo.

 

Después de una semana de aguantar a la parejita, Brent me dijo que podía descansar un día y dedicarme a escribir poemas por mi cuenta, que él se encargaría de enseñar a Jones. Lo curioso es que Jones y yo no hablábamos nada durante el día, pero en el club de poesía, aunque teníamos que lidiar con la presencia de Tom, teníamos conversaciones entretenidas.

 

El caso es que el tema del día era la sociedad burguesa rusa del siglo XIX, pero como hacía últimamente, me puse a escribir de mis amoríos.

 

“Aquello que anhelo

de otros es.

 

¿Cuándo será mi turno

y será para mí dado

lo que siempre he querido

y que tanto he deseado?

 

Como una rosa

a la que el agua no llega,

como un gusano

que no puede formar capullo,

y como un estanque

al que los peces rehuyen.

 

Incompleto está mi ser

y desgarrada está mi alma.

 

Malditos mis deseos

y maldito mi corazón

por querer lo que no puede tener

y hacerme llorar por no tenerlo.

 

Lo peor ya no es

que me rechace,

que me aisle,

que me huya.

 

Lo peor es que una vez fue mío

y lo dejé escapar.

 

Desearía atrás volver

y disfrutar del manjar

que me fue ofrecido

y que no supe valorar”.

 

Miré hacia Jones y se estaba riendo, se reía con Brent y con Tom. Parecían estar disfrutando, parecían estar disfrutando sin mí. No me convenía escribir poesía, porque siempre ponía mis sentimientos a flor de piel y me hacía cometer tonterías. Pero ya no podía parar, tenía que seguir, tenía que escribir lo que sentía.

 

“Ayer me seguías, hoy me rehuyes.

Ayer me sonreías, hoy serio me miras.

Ayer morías por mí, hoy vives por otro.

 

Siento ganas de desgarrarme el pecho,

arrancarme el corazón de un tirón

y dártelo a ti

para dejar de sentir dolor.

 

Si tanto ese órgano te anhela,

entregártelo a ti es mi deber,

aunque mi cuerpo muera

y no pueda volverte a ver.

 

Por favor,

¿acaso pido tanto

al decirte que le dejes

y que vuelvas a mí?

 

Sé que es egoísta,

sé que es rastrero,

pero ya nada me importa

si te enamoras de mí de nuevo”.

 

Alcé de nuevo la vista y vi que Jones no estaba en su asiento, sino que Brent y Tom charlaban animadamente. Entonces miré por todas partes a ver si lo encontraba. Desesperado, pregunté al de los mocos si sabía dónde estaba. Éste me dijo que había ido al baño. Supe que era mi oportunidad para hablar con él a solas, de modo que le dije al repulsivo muchacho hurgador de narices que si Brent preguntaba, estaba en el baño, y acto seguido, salí disparado hacia el mismo con una sola idea en la cabeza: estar a solas con él. No sabía qué iba a decirle, no sabía qué iba a hacer, sólo sabía que tenía los sentimientos a flor de piel.

 

_________________________________________________________________________

 

Abrí la puerta y observé aquel cochambroso baño en el que poco tiempo antes Jones me había pedido nuestra primera cita (sí, ahora sí la llamo así). Los lavabos, de mármol, habían perdido su color original a favor de un nuevo color grisáceo y pútrido; los cubículos estaban protegidos por puertas de madera de las que se caen con echarles una de mis miradas feroces; y los urinarios quedaban fuera de mi vista porque los 4 estaban ocupados por alumnos.

 

Cada uno de los jóvenes miraba al frente con indiferencia, como para demostrar que jamás se interesarían por los placeres que pudiera ofrecerles la carne de sus compañeros del mismo sexo. Entre ellos estaba Jones, que no miraba al frente, sino que miraba hacia su propio miembro para dirigir el chorro, demostrando así que era más inteligente de lo que yo creía.

 

Dos de los muchachos se pusieron a hablar de los próximos partidos que echarían en la tele. Típicas conversaciones para demostrar masculinidad. Hay dos lugares clave en los que los hombres se muestran especialmente varoniles: los baños y los vestuarios. A mi entender, esto es porque en estos lugares se ven cosas que los confunden, y por ello deciden recurrir a la clásica sobrecompensación.

 

Los tres chavales terminaron antes que Jones y salieron de la estancia sin lavarse las manos siquiera, lo cual me pareció bastante asqueroso. Cuando se fueron, me coloqué a su lado y me quedé mirando descaradamente su polla.

 

-Vaya-exclamé-, solías presumir de esto, y al parecer no es para tanto. Qué decepción.

 

-Eso es porque no la has visto en acción-sonrió arrogantemente.

 

-Es una lástima que estés con Tom. Ya no podré verla-dije para intentar pincharle.

 

-Sí. Pero a decir verdad, no podría ser más feliz ahora. Tom es todo lo que necesito, un tío que no tiene problemas para aceptar que ambos somos hombres y que necesitamos follar de vez en cuando, por lo que estamos juntos.

 

-En resumen, un tío que acepta ser un agujero y nada más-alcé una ceja.

 

-Llámalo como quieras.

 

-El que me hayas olvidado tan rápido es un poco decepcionante-murmuré pensativo.

 

-¿Y quién ha dicho que te haya olvidado?

 

-Estás con ése, ¿no? Está claro que me has olvidado-recalqué intentando que no se notara demasiado la ansiedad en mi voz.

 

-Quizás tengas razón. Pero bueno, al final todo ha sido para bien. Ahora tú podrás declararte a Brent y yo seré más feliz con Tom que contigo.

 

Aquello que dijo fue como una puñalada trapera que parecía abrir mi pecho y destrozar mis órganos internos uno a uno, deleitándose en hacerme rabiar de placer con cada pinchazo dentro de mi ser. En ese momento, no sé por qué, algo en mí se encendió, como si ya no tuviera nada que perder. Tuve una idea y la iba a llevar a la práctica. No me importaba si después de eso me odiaba o si se alejaba de mí, iba a hacerlo.

 

-Je. Es gracioso que digas eso-sonreí-, porque ya me declaré a Brent y me rechazó completamente.

 

-Joder, ¿y qué esperabas? Era evidente-sentenció.

 

Caminé lentamente hacia uno de los cubículos distraído mientras él se lavaba las manos. Examiné el interior y sonreí, entonces ejecuté mi plan. Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos a una velocidad pasmosa, y no sólo porque yo era buen actor, sino porque el dolor que había estado acumulando durante esta semana, me ayudó bastante.

 

-¿Wright?-miró hacia el cubículo preocupado al oír mi llanto.

 

-Brent… sniff… no me quería… sniff… Yo...

 

Puso una expresión triste y se acercó a mí. Entonces me abrazó pegando mi cabeza a su pecho. Por fin sentía su cuerpo, el cuerpo que había estado venerando durante una semana y que sólo había sido mío durante mis mejores sueños.

 

-Suéltame, por favor, ahora tienes novio-le pedí aún fingiendo que estaba abatido.

 

-No pasa nada por animar a un amigo. Porque al menos somos amigos, ¿no?

 

No pude evitarlo, una sonrisa se dibujó en mi rostro ante eso que me había dicho. Le pregunté que si podíamos hablar, a lo que él accedió, probablemente para consolarme, y acto seguido, cuando le pedí que se sentara en el váter y lo hizo, mis lágrimas desaparecieron y una sonrisa malvada apareció en mi rostro.

 

Cerré la puerta del cubículo y eché el pestillo. Me miró con expresión interrogante y yo, triunfante, di un par de pasos acercándome a él.

 

-Escúchame bien, Jones, no sé cómo lo has hecho ni tampoco me importa, pero has conseguido hechizarme. Ahora vas a tener que tomar responsabilidad.

 

Pareció no entender muy bien a qué me refería, pero me pareció más divertido dejarlo con la duda hasta el último momento.

 

-Si se te ocurre negarte o gritar o algo por el estilo, gritaré y les diré a todos que has intentado violarme-sonreí arrogantemente.

 

-¿Qué eres? ¿Una damisela en apuros?-se burló.

 

-Ríete lo que quieras, pero ahora estás a mi merced, Jones.

 

Me senté sobre él quedando ambos de frente contra el otro y su cara se puso roja por la sorpresa.

 

-¿Qué vas a hacer?-dijo intentando aparentar normalidad.

 

-No te preocupes, como tienes novio, seré considerado y no te obligaré a cometer adulterio-susurré relamiéndome.

 

Me llevé la mano al interior de mi pantalón y comencé a hacerle mimos a mi polla a través de ella. Jones me miró sin poderse creer lo que estaba pasando y yo le respondí arqueando mi cuerpo y acercándome más a él.

 

-Como tienes novio, no puedes tocarme ni tampoco ser tocado, pero nada impide que yo me toque, ¿verdad?

 

Parecía estar a punto de decir algo, pero no atinaba a hacerlo, así que continué con mi delirio y seguí acariciando mi polla ligeramente. Agarraba el tronco y sin hacer fricción pasaba ligeramente la mano de arriba a abajo, lo que provocaba que ésta, excitada por los mimos, creciera de tamaño.

 

Acto seguido, introduje la mano que tenía libre por el interior de mi camiseta en busca de mis pezones, que estaban pidiendo a gritos un poco de atención. De momento sólo los estaba acariciando ligeramente, haciendo que la temperatura de la situación fuera subiendo ligeramente.

 

No tardé en notar su polla, que se erguía demandando atención contra mi culo. Al hacerlo, le miré y sonreí mientras sacaba mi mano de dentro de la camiseta para lamerme los dedos uno a uno. Me detenía en saborear cada centímetro de piel que mis dedos poesían para que él disfrutara con esa imagen y me deseara aún más. La cara de Jones reflejaba nervios, desconcierto y excitación. No decía ni una sola palabra, pero yo sabía que estaba disfrutando enormemente la situación de tener a su disposición el cuerpo que siempre había anhelado y que lo único que podía reprochar es el hecho de que no pudiera tocarlo como es debido. Sin embargo, para eso ya estaba yo.

 

Como veía que me iba aceptando, decidí dejarme de preliminares y saqué la polla de mi pantalón, quedando a la vista de mi expectante amigo. Yo no apartaba la vista de sus ojos, mirándole desafiante y a la vez lujurioso, para que se diera cuenta de que en ese momento era mío y nada más que mío. Sentía un deseo de acaparación propio de un niño que aísla celosamente a su madre o que protege su juguete favorito de sus visitas.

 

Agarré mi polla de la base y con suavidad estiré la piel hasta arriba despacio para luego bajarla. Un gemido escapó de mis labios e hizo que su polla diera un salto y que yo lo notara. En ese momento me hubiera encantado que Tom entrara y nos viera en esa situación, que viera que su novio era mío, que estaba bajo mi control y que él no tenía nada que hacer. Me sentía tan poderoso, tan bien, tan excitado.

 

Doblé mi cuerpo sobre él y acerqué mi boca a su oído para susurrarle mis gemidos y excitarle aún más. Como supe que no teníamos mucho tiempo, decidí aumentar la velocidad de la paja, pero no demasiado, para poder deleitarme un poco más con la situación. Su respiración también se empezaba a entrecortar, y eso que yo no lo había tocado en en ningún momento. Aquello me complació y me hizo soltar un bufido de placer.

 

-Rick Jones, Rick Jones-repetí su nombre-. Al final te has salido con la tuya.

 

Sólo con decir su nombre estaba excitándome más. ¿Acaso eso quería decir que él tenía un gran efecto sobre mí? Debía ser eso, porque mi ansia estaba aumentando y cada vez deseaba ver más de él. Quería que se desnudara también, quería que hablara, que me mirara. En definitiva, quería que él también lo disfrutara.

 

-Rick Jones, renuncia a ese esperpento de amante y ámame sólo a mí-susurré gimiendo cada vez más.

 

No respondió. Parecía estar simplemente observando, era un mero observador del show que le estaba ofreciendo, de la visión de un joven que se masturbaba ante él para su goce y disfrute.

 

-V-voy a correrme pa-para ti, como siempre has de-deseado-solté al borde del orgasmo.

 

Pasé la mano por mi pecho de nuevo y la excitación se apoderó de mí. Mi cuerpo estalló en un electrizante espasmo y tres trallazos de semen fueron a parar al suelo, confundiéndose con éste y los anteriores restos orgánicos de otros visitantes. Me quedé jadeando encima de Jones, el cual seguía con la respiración entrecortada.

 

Unos segundos después, cuando me había recuperado, me aparté y me di cuenta de lo que había hecho. Dios mío, era un violador asqueroso, un ruin, un cerdo… Seguro que ahora él…

 

-¿Por qué ahora?-sentenció serio.

 

-¿Eh? ¿Que por qué ahora?-sonreí irónicamente-. No lo sé.

 

-Yo ahora estoy con Tom-frunció el ceño.

 

-Eso ya lo sé.

 

-Pues hace unos segundos no parecía que lo supieras.

 

-Rick…

 

-Para ti soy Jones-me cortó tajante.

 

Lo miré con expresión triste. Estaba visiblemente enfadado, y razón no le faltaba, pero es que no había podido evitarlo. Deseaba con tanta fuerza tenerlo que había perdido el control.

 

-Haré como si esto no hubiera pasado-se levantó sacudiéndose las piernas.

 

Me quedé en silencio, pues tampoco tenía nada que decir.

 

-Yo creía que te hacía daño, creía que era una molestia. Me hiciste pensar que era un puto gilipollas que te había usado, pero lo cierto es que empecé a sentir algo por ti.

 

-Entonces, ¿por qué no estás conmigo?-me crucé de brazos.

 

-Porque tú me apartaste de tu lado-sentenció.

 

Qué frase más hiriente. Está claro que era culpa mía, ¿pero por qué tenía que decirlo tan claro?

 

-Lo siento, Wright, pero yo quiero a Tom, así que no podemos estar juntos.

 

-Esto es surrealista. ¿Cómo puede gustarte ése?-espeté molesto.

 

-Al menos él no me trata como a una mierda.

 

Otro golpe bajo…

 

-Está bien. Lárgate, si de todas formas encontraré algo mejor seguro-sonreí.

 

No quería decir eso. De verdad que no quería.

 

-Me alegro por ti-suspiró.

 

Salió por la puerta y me dejó en el interior de ese frío y oscuro baño solo, llorando. Hay trenes que sólo pasan una vez en la vida, y por lo visto, perdí mi oportunidad.

 

CONTINUARÁ…

 

_________________________________________________________________________  

 

Me temo que por el momento esta historia está destinada a la tensión dramática. Ahora volveré al diario de Marcos y cuando quede satisfecho con él (o definitivamente lo retire de la historia) continuaré con el desenlace de esta parte de la historia. Pero ojo, aún quedan Peter y Rick para rato (espero xD)

 

OS SALUDA

 

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El diario oscuro de Jack Faustus II

El diario de aprendizaje de Rick Jones 9

El diario de aprendizaje de Rick Jones 8

El diario del desprecio de Peter Wright 4

El diario online de Marcos García 8

El diario online de Marcos García 7

El diario de la inocencia de Justin Wright 4

El diario de la inocencia de Justin Wright 3

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El diario de aprendizaje de Rick Jones 7

El diario online de Marcos García 6

El diario online de Marcos García 5

El diario online de Marcos García 4.5

El diario online de Marcos García 4

El diario del desprecio de Peter Wright 2.5

El diario del desprecio de Peter Wright 2

El diario del desprecio de Peter Wright 1.5

El diario del desprecio de Peter Wright 1

El diario de la inocencia de Justin Wright 1

El diario de aprendizaje de Rick Jones 6 y 6.5

El diario de aprendizaje de Rick Jones 5

El diario oscuro de Jack Faustus I

El diario online de Marcos García 3

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El diario de aprendizaje de Rick Jones Extras -1-

El diario de aprendizaje de Rick Jones 4

El diario de aprendizaje de Rick Jones 3

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El diario de aprendizaje de Rick Jones 1

The last laughter 4

The last laughter 3

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The last laughter 1

Videogames and rock and roll KR: 08

VRR 09 Basket and rap!

Videogames and rock and roll KR: 07

Light and darkness together 8 (FINAL)

Light and darkness together 7

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Videogames and rock and roll KR: 05

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Sedientos de odio: odio al día de San Valentín

St Valentin special: Al least I have my cat

VRR 04 Basket and rap!

Light and darkness together 4

Videogames and rock and roll KR: 03

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Videogames and rock and roll KR: 02

El nuevo juguete del señorito:Especial nochevieja3

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Videogames and rock and roll 2: 01

Basket and rap! 4

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Basket and rap! 1

Light and darkness together

Especial sedientos de odio: odio a ser violado

Videogames and rock and roll! Especial part 2

Videogames and rock and roll! Especial part 1

I will make you feel the darkness

Una vida vacía 8

Una vida vacía 7

Una vida vacía 6

Una vida vacía 5

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Una vida vacía

Roger Flyer: El caso del colegio 1

La muerte del Enterrador

El nuevo juguete del señorito 4

El nuevo juguete del señorito 3

El nuevo juguete del señorito 2

El nuevo juguete del señorito 1

Deaths detective parte 2 FINAL

Deaths detective parte 1

Sedientos de sangre 10

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 10

Sedientos de sangre 9

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 9

Sedientos de sangre 8

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 8

Sedientos de sangre 7

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¿Amor o maldición? 2 Capítulo 7

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 6

Sedientos de sangre 6

Sedientos de sangre 5

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 5

Sedientos de sangre 4

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 4

Sedientos de sangre 3

Videogames and rock and roll! 10

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 3

Sedientos de sangre 2

Videogames and rock and roll! 9

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 2

Sedientos de sangre

Videogames and rock and roll! 8

Maldiciendo al destino VI

La academia del pecado FIN

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 1

Videogames and rock and roll! 7

Academia Wellington, entrégate al pecado 9

¿Amor o maldición? Especial: el castigo

Videogames and rock and roll! 6

Academia Wellington, entrégate al pecado 8

¿Amor o maldición? Especial: Tweety solo

¿Amor o maldición? Especial: Kitty x Cathy

¿Amor o maldición? MERRY CHRISTMAS!

Videogames and rock and roll! 5

Academia Wellington, entrégate al pecado 7

Videogames and rock and roll! 4

Academia Wellington, entrégate al pecado 6

Videogames and rock and roll! 3

Academia Wellington, entrégate al pecado 5

Videogames and rock and roll! 2

Academia Wellington, entrégate al pecado 4

Maldiciendo al destino (Cap 4)

Videogames and rock and roll!

Maldiciendo al destino (Cap 2)

Academia Wellington, entrégate al pecado 3

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Academia Wellington, entrégate al pecado

La academia del pecado

Un cliente me usó como su juguete 3

Un cliente me usó como su juguete 2

Un cliente me usó como su juguete

¿Amor o maldición? Capítulo 13

¿Amor o maldición? Capítulo 12

¿Amor o maldición? Capítulo 11

¿Amor o maldición? Capítulo 10

¿Amor o maldición? Capítulo 9

¿Amor o maldición? Capítulo 8

¿Amor o maldición? Capítulo 7

¿Amor o maldición? Capítulo 6

¿Amor o maldición? Capítulo 5

¿Amor o maldición? Capítulo 4

¿Amor o maldición? Capítulo 3

¿Amor o maldición? Capítulo 2

¿Amor o maldición? Capítulo 1