miprimita.com

El diario online de Marcos García 8

en Gays

Ya os anuncio que tras este capítulo, volverá el diario de Peter. No sé durante cuántos episodios, pero tened por seguro que será interesante. Sin más dilación, os dejo con el relato en cuestión.

 

Si queréis, podéis comentar a través de email a la dirección de correo: [email protected]

o en twitter: @enterradorelato

https://twitter.com/Enterradorelato

también me podéis comentar por wattpad:

http://www.wattpad.com/user/El_enterrador

 

Diario de una adolescencia gay

_______________

Un relato del Enterrador

 

El diario online de Marcos García 8: ¿Valentía fuera del mundo online?

 

Ruido. Mucho ruido. Me preguntaba qué hacía yo en una casa abarrotada a las 2 de la madrugada observando a los borrachos que se caían al suelo, los estúpidos intentos de ligar de los chicos más patéticos y los morreos que se daban varias parejas en mitad del salón como si nadie les estuviese observando. Aquello me pareció de lo más vulgar. Ese sitio era el mejor ejemplo de depravación que había visto en mi vida.

 

La música sonaba a todo volumen, y no sé por qué, eso hacía que notara más los latidos de mi corazón, totalmente acelerado. Era una sensación extraña y desagradable. Lo curioso es que a pesar de eso, cada 5 minutos se oía un estruendo y todo el mundo miraba para ver qué había pasado. Siempre era lo mismo, a algún idiota se le había caído un vaso porque llevaba tal curda que no distinguía su vaso de uno de esos petardos que se arrojan al suelo. El borracho que tiraba su copa siempre sonreía cuando todos lo miraban; sonreía como debía sonreír un artista al percibir que su obra es reconocida por el público. Se sentía un poeta, un héroe, un iluminado, por el simple hecho de haber tirado su copa y haber llamado la atención de los demás.

 

Yo permanecía sentado en un sofá y a mi lado estaba sentado un tío con una chica entre las piernas. Ambos se estaban metiendo la lengua en la garganta como si quisieran recuperar alguna joya que se hubiera tragado el otro y yaciese en el estómago esperando ser rescatada. Ustedes pensarán que exagero, pero creo sinceramente que si metían la lengua un poco más, ésta saldría expulsada por el cogote del contrario.

 

Quería correrme hacia el otro lado para apartarme de ellos, pero es que al otro lado estaba sentado un enorme gorila que debía de pesar como 20 ballenas juntas. Seguro que si se pone sobre una báscula, no sólo reventará ésta, sino también el propio suelo del piso en el que esté y todos los de debajo. Lo miré de reojo para analizarlo; era uno de los del equipo de rugby, aunque no sabía su nombre. Estaba muy gordo y tenía los brazos y las piernas muy peludos. Seguro que estaba ahí porque nadie quería estar con semejante bestia, y no me extraña.

 

Al otro lado de la sala, un tipo en calzoncillos estaba cantando (o más bien destrozando) la canción que sonaba. Gritaba como debía gritar alguien que está siendo perseguido por 5 pumas que llevan varias semanas sin comer. No entendía por qué se quedaba en calzoncillos. Si no tienes buen cuerpo, para empezar, no te desnudes, porque quedarás en ridículo. El chaval estaba un poco gordo, que no es malo, claro está, pero tampoco lo veo motivo de desnudo en público.

 

Qué sitio más desagradable. Ese lugar hacía que la bilis se me acumulara en la boca del estómago. ¿Qué hacía yo ahí? ¿Quién me mandaba a mí estar ahí? Pues bien, todo había comenzado hacía unas cuantas horas.

 

_________________________________________________________________________

 

Eran las 22:00 y yo me encontraba ante la puerta de una casa sin atreverme a tocar. Había intentado reunir todo el coraje que pudiera para ir a ese sitio, sin embargo, no me atrevía a dar el último paso. Había ido allí con la intención de ver a David, pues pretendía conquistarlo de nuevo. Axel me había dicho que tenía que luchar por él y que tenía alguna oportunidad, ya que el hecho de que me hubiera besado era señal de que debía gustarle. ¿Pero cómo iba a hacerlo? ¿Cómo iba a luchar por él exactamente? Ni siquiera sabía cómo comportarme en ese sitio; era la primera fiesta a la que asistía.

 

Quizás simplemente apareciendo en la fiesta él me vería y se asustaría; después me llevaría a una habitación para hablar en privado y allí no se podría controlar más, así que me haría de todo, sexualmente hablando. Sonreí ante mis ocurrencias, porque hasta yo mismo empezaba a hartarme de lo idiota que parecía imaginándome esas cosas. Podía imaginarme diez mil situaciones que ninguna de ellas iba a pasar de verdad.

 

Entrar ahí sería inútil. David no quería saber nada de mí, así que si entraba lo único que iba a conseguir era que me odiara más. Aunque en cierto modo prefería que me odiara, quería que me odiara. Si me odiaba, eso significaría que al menos me tomaría en cuenta.

 

Le dije cosas muy feas, de modo que seguramente ya me odiaba un poco, pero si entraba lo empeoraría del todo. No sabía qué hacer; tenía miedo, mucho miedo. De repente, cuando ya casi tenía decidido que me iba, la puerta se abrió y apareció al otro lado el idiota de Jones, que se sorprendió al verme.

 

-¿Marcos? ¿Pero qué coño…?

 

-Ho-hola-forcé una sonrisa.

 

Se frotó los ojos y farfulló algo de que había bebido demasiado porque ahora tenía visiones. ¿Tan increíble era que yo estuviese en una fiesta? Vale, sí, lo era, pero tampoco era imposible.

 

No voy a mentir; me alegré de verle. Al menos si había alguien conocido, podría entablar conversación y no me sentiría tan solo. Aunque fuera Jones y estuviera toda la noche molestándome, podía hacerme compañía. Vamos, eso podía hacerlo hasta un perro.

 

-¿Puedo entrar contigo a la fiesta? No tengo invitación.

 

Se me quedó mirando unos segundos en silencio y después, al ver que hablaba en serio, se echó a reír a carcajadas. Como me explicó después, a este tipo de fiestas no se traía invitación. ¡¿Y yo qué sabía?! ¡Era la primera fiesta a la que iba, ¿vale?! Me hizo un gesto para que le acompañara y decidí seguirle.

 

Rodeamos el jardín y llegamos a la parte trasera. No había gran cosa, sólo un par de árboles y la entrada trasera de la casa. Me preguntaba por qué me había llevado Jones ahí; entonces se puso a desabrocharse la bragueta. Me eché hacia atrás y lo observé con los ojos muy abiertos. El muy idiota volvió a reírse.

 

-Vamos, no me seas tímido ahora, Marcos. Arrodíllate y hazme una buena mamada.

 

-¿Quieres morir, Jones?-musité molesto.

 

-Estaba de coña; me estoy sacando la polla porque voy a regarle las plantas a este tío.

 

-¡Puaj!

 

Se sacó el miembro y se puso a mear con toda la tranquilidad del mundo.

 

-¡Oye, al menos gírate, que no quiero ver eso! ¡Además, me vas a poner los zapatos perdidos!

 

Se giró y siguió a lo suyo como si nada.

 

-¿Sabes, Marcos? Me gustas.

 

-Pues tú a mi no.

 

-Me caes bien-empezó a decir-. No eres como los demás. Sé que mucha gente me tiene bastante asco, pero lo que te diferencia de esos gilipollas es que tú no lo escondes. Por eso me gustas; me gusta la gente que no esconde lo que piensa.

 

-Si eres consciente de que los demás te odian, ¿por qué no cambias tu forma de ser?

 

-¿Cambiar mi forma de ser? Jajajaja. Joder, anda que no pides tú nada… Es imposible. Soy como soy, un gilipollas.

 

En eso estábamos de acuerdo. Sin embargo, no sé por qué, en esos momentos comencé a sentir pena por él. Es verdad que era un idiota y que pasaba de todo, pero tampoco creo que se merezca mi odio por ello. En realidad no lo odio; es sólo que me irrita muchas veces.

 

-¿Volvemos dentro?

 

-Sí, ya he terminado. Es bonito, ¿no crees? Estas pequeñas hierbas creerán con mis meados. Creo que voy a llorar-bromeó.

 

-¿Por qué siempre tienes que ser tan asqueroso?

 

-No sé-sonrió-. En fin, vamos dentro, que seguro que ese capullo de Eric me pegará una hostia si me ve meándole el césped.

 

Debería haberle dicho que si se la pegaba, lo haría con toda la razón, pero no en ese momento no me apetecía mucho. Quizás lo más acertado en ese momento hubiera sido decirle que hay una cosa que se llama cuarto de baño y que seguramente en la casa había uno.

 

Entonces entramos en la vivienda y nadie se percató de nuestra presencia. Todas las habitaciones estaban totalmente abarrotadas, el salón, la cocina, el comedor, y seguramente también, según lo que había aprendido de las pelis de American Pie, las habitaciones.

 

Yo lo observaba todo con atención: la cantidad de bebidas alcohólicas que se estaban sirviendo; el elevado número de chicos, que era bastante superior al de chicas; las batallas de a ver quién bebe más; los intentos de ligoteo… todo. Sin embargo, Jones parecía no prestar atención a nada en concreto. Su mirada parecía perdida, como si todo le resultase aburrido y no encontrase un objetivo en la vida.

 

Atravesamos un par de habitaciones y llegamos a la cocina, donde había varios chicos sentados en una mesa, rodeados de chicas. Sólo había una chica sentada en una silla, y Jones la miró mal durante unos segundos. Pero bueno, a mí todo eso me daba igual, porque David era uno de los que estaban sentados y no podía apartar mi vista de él.

 

-Oh, Dios. Ahora que una putilla se ha sentado en mi silla ya no podré volver a usarla. Si lo hiciera, seguro que pillaría sífilis-se quejó Jones.

 

-¡¿Qué has dicho, Jones?!-le gritó la chica, que no era otra que Nina, la jefa de animadoras.

 

David me miró algo abatido y yo aparté la mirada. No sé por qué, pero lo hice. Se supone que venía a conquistarlo, pero ¿cómo iba a hacerlo si todavía le guardaba rencor?

 

Jones le pidió disculpas a la chica con cierta desgana ante la atenta mirada de todos los presentes en la sala y le trajo una copa para hacer las paces. No parecía que ella fuera a perdonarle, aunque creo que eso a él le daba más bien igual. Después me dijo que nos sentáramos en la encimera de la cocina y así lo hicimos. Nos quedamos en silencio y nos pusimos a escuchar la conversación que tenían los de la mesa.

 

-Capitán, teniendo en cuenta que eres el más guapo de la fiesta, ¿por qué no estás con ninguna chica?-le preguntó Mark, uno de los integrantes del equipo. Este chico había llegado a ser jugador a pesar de tener sólo 15 años. Era un excelente deportista, pero malísimo en los estudios, al contrario de su hermano gemelo Dylan, que era bueno en los estudios, pero mal deportista.

 

-Hoy no me apetece mucho estar de fiesta, prefiero quedarme aquí-sonrió.

 

Lo sabía. Seguramente era por mi culpa. Yo, cual novia celosa, le había cortado todo el rollo, cosa que me hacía sentir mal, pero que también me alegraba un poco porque al menos así no saldría con ninguna chica esa noche.

 

-Mejor, más chicas para mí-se unió a la conversación Eric, el dueño de la casa y otro miembro del equipo. Este tipo era conocido como el más ligón del instituto. Era un Don Juan de ésos que se lo tienen muy creído. No era ni mucho menos tan guapo como David, pero se creía perfecto.

 

-Perdona, pero estoy hablando con el capitán-dijo Mark tajantemente.

 

Eric le atravesó con la mirada, pero al otro no pareció afectarle. Como veía que no le hacían caso, Eric se levantó y se fue al salón a ver si se encontraba, según él, con una linda jovencita dispuesta a hacerle compañía un rato. Ese tipo me recordaba un poco a Jones. Me giré hacia éste para decírselo y resulta que ya estaba haciendo de las suyas.

 

-Oye, nena, ¿quieres tocar mi flauta de un solo agujero?-sonrió.

 

-¿Eh? Estoy en el club de música y nunca he oído hablar de una flauta con un solo agujero.

 

-Eso es porque no conoces a Rick Jones. Yo puedo enseñarte cosas que nadie te ha enseñado: la leche que no sabe a leche, la llave que abre la cerradura peluda, el chupa-chups que se moja mientras tú lo mojas…

 

Estoy seguro de que si quisiera, podría cambiar esa clase de cosas. ¡El problema es que no quiere cambiar!

 

David estuvo un buen rato hablando con Mark mientras se tomaban unas cervezas. Me sentía cansado y triste. No sabía por qué no me había ido ya. El único entretenimiento que tenía, Jones, había subido con la “flautista de Pollalin”, como él la llamaba, a una de las habitaciones. Ya daba por hecho que no podría hablar con David en toda la noche.

 

Sin embargo, el destino es caprichoso, porque el tal Mark se levantó para ir al baño a eso de las doce y yo aproveché para sentarme en su asiento. Por suerte, nadie se interesó en mí y no me dijeron nada. David se me quedó mirando y sonrió, parecía que ya iba algo “achispadillo”.

 

-Oye, David.

 

-Lo siento.

 

-¿Otra vez con ésas?-fruncí el ceño.

 

-¡Hip! No sé qué me pasó. A mí no me gustan los tíos.

 

-¡Shhh! ¡No hables tan alto!

 

-¡Shhhh!-repitió como si fuera yo el escandaloso.

 

-¿Entonces por qué me besaste?

 

-Porque creía que tus labios sabrían a miel. ¡Miel! ¡Me encanta la miel!

 

¿De qué me iba a servir escuchar los ridículos desvaríos de un borracho? Aunque he de decir que me hizo reír. Qué patético era; todo lo que él dijera me parecía divertido y me encantaba. No sé si era porque amaba su voz, porque amaba su manera de hablar o porque lo amaba a él.

 

-Pues que sepas que uso un pintalabios de miel todos los días-sonreí.

 

-¿En serio? ¿Puedo probarlo?-se puso serio.

 

-No lo he traído.

 

-Da igual, puedo probarlo directamente de tus labios.

 

Miré alrededor y vi que todo el mundo estaba a lo suyo, charlando y riendo por tonterías de adolescentes. En aquel momento hubiera sido muy fácil para mí decirle que sí para que me besara, pero si lo hacía, sabía que destruiría su reputación para siempre, y yo no quería hacerle daño, no quería hacerle ningún daño.

 

Sonreí.

 

-Aunque estés borracho, sigues siendo muy cruel.

 

-¡Hip!-dio un salto por el hipo.

 

Me entraron unas ganas terribles de llorar otra vez porque ahora sí que sabía que todo estaba acabado. La realidad me dio una buena hostia en aquel momento, pues aunque él me quisiera, si se descubría nuestra relación, acabaría con su vida, y eso era algo que no podía permitir.

 

Fui a la puerta para irme de ahí cuanto antes, pero varios chicos con muy malas pintas estaban delante de ella riéndose y dándose copones, así que decidí esperar a que se fueran, y por eso me senté en el sofá junto a la pareja de salidos y al gorila. Así es como llegué hasta aquí.

 

_________________________________________________________________________

 

Llevaba ya dos horas esperando y esos tíos no se apartaban de la puerta. Parecían un puñado de gatos callejeros protegiendo su territorio para que los intrusos no se acercaran. “Qué tontería”, pensé, “realmente me podría haber ido hace mucho, pero por culpa de mis ridículos miedos infundados, no puedo acercarme a esa gente”. Me preguntaba por qué. ¿Era porque tenía miedo a la gente? ¿Porque esos tipos tenían malas pintas? ¿Simplemente porque era un cobarde, o porque era un malpensado? La verdad es que no tenía la respuesta. Sólo sabía que mi cabeza imaginaba mil escenarios en los que me dirigía a la puerta y acababa muerto, tirado en un contenedor.

 

Mucha gente me había estado mirando en la fiesta, y no les culpo, pues verme a mí, el tipo raro, el extranjero, en una fiesta, era como ver a Jesucristo ir de putas, es decir, difícil, pero no imposible. Sin embargo, sus miradas indiscretas habían cesado, supongo que porque ahora estaban tan borrachos que no sabían si el que estaba ahí era yo o Lady Gaga. No es de extrañar que me confundieran con ella, pero no por mí, sino por ella, ya que no sería disparatado verla vestida como un muchacho adolescente.

 

Tenía que luchar para no quedarme dormido. Si me quedaba frito y apoyaba mi cabeza en el enorme gorila peludo, seguramente éste se lo tomaría como una invitación a que me tomara, y no quería acabar con su peludo cuerpo soltando pelos sobre el mío. Además, su higiene personal dejaba mucho que desear. Daban ganas de decirle “hey, se ha descubierto una cosa muy guay recientemente; deberías probarlo, se llama jabón”.

 

Se me paso por la cabeza la idea de buscar a Jones, pero escuché a una chica decir que su amiga “Slut Superslut” estaba con él en una de las habitaciones de arriba. Seguro que él podría haberse librado de esos tipo de la puerta, y si no podía, al menos la paliza se la habrían dado a él y no a mí.

 

Estaba cansado y quería irme a casa. En casa al menos podría tener todo el sofá para mí y podría tumbarme tranquilo a comerme una enorme pizza de las que te engordan con sólo mirarlas mientras lloraba porque David no me quería.

 

-¡El capitán va a vomitar!-gritó Mark saliendo de la cocina-. ¡Que alguien lo ayude!

 

La mayoría de la gente no reaccionó, seguramente porque no sabrían si esa voz provenía de un humano o del Espíritu Santo, que les anunciaba la llegada de la pota sagrada o algo así. Yo tampoco reaccioné, de todas formas ya no era asunto mío. Sin embargo, uno de los tipos que había allí, que estaba rodeado de un montón de chicas, se levantó y se dirigió hacia Mark. A pesar de que lo había visto beber bastante, no parecía mostrar el menor indicio de estar borracho.

 

Mark alzó la cabeza y le miró molesto:

 

-¿Por qué tienes que ser precisamente tú, estrella?-destacó esta última palabra con lo que a mí me pareció resignación.

 

-Porque me preocupa el capitán, obviamente. Aparta, enano.

 

-¡No me llames enano, maldito gigante!

 

-No entiendo para qué pides ayuda por algo así-suspiró el muchacho, que se llamaba Tyler-. Deberías ser capaz de solucionarlo por ti mismo.

 

El otro chico se enfadó aún más y ambos entraron en la cocina a paso rápido. Yo sabía que David ya no era asunto mío, eso estaba claro, pero no podía evitar preocuparme por él. No me juzguen, pues soy así de tonto: siento pena por la persona que ha pisoteado mis sentimientos como un fumador pisotea una colilla de la que ya no puede disfrutar más.

 

Me levanté y les seguí desde cierta distancia para que no me vieran. Cuando vi el interior de la cocina me di cuenta de la gravedad de la situación: todo el mundo estaba tirado en el suelo abrazado a una botella o a los brazos de otra persona. Me pareció particularmente gracioso un chico que estaba dormido con la cabeza justo en el culo de otro. Sólo esperaba que ese otro no sufriera gases de borracho.

 

Sentado en una silla, con la cabeza completamente hundida en la mesa, estaba David, que dedicó una sonrisa a Tyler nada más verlo.

 

-Para mí es imposible levantarlo-aseguró Mark-. Por eso he pedido ayuda.

 

Tyler no respondió, simplemente asintió e incorporó a David de forma que éste se apoyara en su hombro para poder andar. En ese momento el borracho farfulló algo inaudible. Creo que fue un “lo siento”, pero no puedo asegurarlo. Entonces, andando despacio, acompañaron a David hacia fuera de la cocina. Cuando vi que se acercaban, salí corriendo y volví a mi sitio del sofá. Sin embargo, ya me lo había quitado una chica más pintorreada que una puerta, quien estaba roncando con las piernas abiertas entre la pareja, la cual seguía morreándose, y el peludo, que miraba a la chica sin saber qué hacer. Creo que estaba nervioso porque la chica le gustaba.

 

No tuve más remedio que sentarme sobre un chico que dormía sobre el suelo en calzoncillos, abrazado a su propia camisa. Cuando pasaron a mi lado, no se percataron de mi presencia, cosa que agradecí. Después, se dirigieron al baño; entonces Tyler entró al mismo con David mientras Mark se quedaba vigilando.

 

Supuse que David estaba en buenas manos, así que me despreocupé. Dirigí una mirada a la puerta, que estaba al lado de la puerta del baño, y pude ver que ya no había nadie ante ella. ¡Genial, era mi oportunidad! Ahora iría a casa tranquilamente y podría jugar un rato a la Wii. No, espera, que eso es muy cansado, mejor a la DS.

 

Me levanté y me dirigí a la salido, pero justo cuando estaba a punto de alcanzar el pomo, oí una voz que me llamaba.

 

-¡Oye!-gritó Mark-. ¿Podrías buscar a Eric y decirle que venga? Sé que no te conozco y no tengo derecho a pedirte un favor, pero, ¡es por el capitán!

 

-O-oh, claro.

 

Parecía que no me iba a ir de esa dichosa fiesta. No me quedó más remedio que aceptar para no quedar mal, pero me dieron ganas de darle una patada en los huevos.

 

-Soy Mark, mucho gusto-sonrió.

 

-Yo Marcos-le dije indiferente.

 

-¡Guau! ¡Tú nombre es como el mío pero en mexicano!

 

-No es mexicano, es español.

 

-¿Eh? ¿Cuál es la diferencia?

 

-¿Eh? Pues… Bueno, da igual. ¿Dónde está ese Eric?

 

-Probablemente haya subido con alguna chica a las habitaciones.

 

¿Y pretendía que yo lo buscara? Seguro que estaba fornicando salvajemente con alguna cualquiera. Si le estropeaba el polvo, se enfadaría conmigo. A ese tipo parecía darle igual eso, porque dijo: “Cuento contigo. Gracias”. Suspiré frustrado y subí arriba. Tras atravesar un pequeño pasillo, me encontré ante al menos 7 puertas, 4 a la izquierda y 3 a la derecha. Me daba mucha vergüenza tener que abrirlas o llamarlo a través de la puerta, así que toqué en todas y salí corriendo, escondiéndome en las escaleras.

 

Las puertas se abrieron de par en par y 7 tíos en calzoncillos salieron al pasillo con cara de malas pulgas. Empezaron a chillarse entre ellas cosas como: “¿Has sido tú el hijo puta que me ha jodido el polvo? ¿Acaso quieres morir?” o “Si me has llamado porque quieres unirte y hacer un trío, es que quieres un puñetazo”. Comenzaron a pegarse entre varios y vi que uno de ellos volvía a su habitación. Era Eric. Rápidamente subí la escalera y le llamé la atención. Se giró y me sonrió como si yo fuera algo interesante.

 

-Vaya, hola, chico. ¿Has sido tú el que nos ha llamado a todos?

 

-N-no, sólo pasaba por aquí-forcé una sonrisa.

 

-¿Y qué quieres?

 

-Es que Mark me ha dicho que te llame para que vayas al baño de abajo.

 

-Este Mark… si quería sexo no tenía más que decírmelo-sonrió como un pervertido.

 

No, si cuando digo que es clavadito a Jones…

 

-Voy para abajo-extendió las manos a los lados como diciendo “si no hay más remedio…”-. Por cierto-dijo esto último llorando mientras me daba una palmada en el hombro-, tienes suerte de que yo ya hubiera terminado cuando has llamado a la puerta. Si no, te habría matado.

 

Retiro lo dicho; ¡ese tío era aterrador! Lo había dicho sin perder la sonrisa y aún así me había puesto la piel de gallina. Jones jamás asustaría a nadie. Él es como esos perros, los bulldogs, que son gordos y feos, pero que a todo el mundo le hace gracia ver de lejos, aunque jamás los comprarían. Sin embargo, este tipo parecía un San Bernardo, un perro que de lejos parece gracioso, pero que de cerca da miedo.

 

Bajó ignorando la pelea que había montada y yo bajé tras él unos segundos después. Ya abajo, me dirigí de nuevo a la puerta para alcanzar mi tan ansiada libertad, sin embargo, de nuevo volví a ser llamado.

 

-Maaaaarcos-pronunció David como pudo apoyado en el hombro de Tyler.

 

Qué molesto.

 

-Adiós, David-sonreí alzando la mano como despedida, escondiendo mi desprecio.

 

-Vamos, capitán, hoy duermes aquí-dijo Tyler.

 

-¿Eh? ¡Hip! ¡Yo quiero dormir con Marcos!

 

-Sí, sí. Claro, borrachín, claro-se rió Eric.

 

-¡No te burles del capitán!-le reprendió Mark.

 

-¿Ah, no? ¿Y quién me lo va a impedir?

 

-Callaos. Capitán, agárrate a mí, que te llego arriba.

 

Los otros dos pusieron cara de protesta, porque les había mandado callar. Sin embargo, se callaron y observaron cómo Tyler se llevaba a David. Genial, ahora ya podía irme.

 

-¡Hip! Es Marcos-se rió David.

 

-Sí.

 

-Me gusta Marcos.

 

-Sí, parece buen chico, capitán.

 

-No, tú no lo entiendes. Me gusta, me gusta mucho. Le quiero. ¡Hip!

 

¿Qué… acababa de decir? Esas… esas dos palabras… No, no era posible. Sólo estaba diciendo eso por el alcohol, seguro que no lo pensaba. Aunque, dicen que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad. ¿Podía ser ésa mi última oportunidad? Incluso, si no lo era, podía usar esa situación para hacer lo que quisiera. Mmm… Lo que quisiera. Una sonrisa traviesa se dibujó en mi rostro.

 

-Qué amorosos son los borrachos. Ojalá Mark se emborrachara así para mí-suspiró melancólico Eric.

 

-Nadie querría emborracharse para ti-levantó una ceja Mark.

 

-Yo lo llevaré arriba-sonreí.

 

-¿Eh?-me miró Mark.

 

-Tyler es el más alto. Es mejor que lo lleve él-señaló Eric.

 

-A ver-amplié mi sonrisa-, ¿quién quieres que te lleve arriba, David?

 

-Zzzz…

 

-¡Pero no te quedes dormido ahora!

 

-¿Eh?-entreabrió los ojos-. Es Marcos. Me gusta Marcos. Lo quiero, lo quiero mucho.

 

-¿Quieres que ese Marcos te lleve arriba?-preguntó Tyler con expresión seria.

 

-¿Marcos? ¡Hip! ¿Arriba? Je…-sonrió de forma un poco perturbadora.

 

Lo tomaron como un sí, así que me acerqué a él y lo apoyé en mi hombro. Él era mucho más alto que yo, pero hice lo que pude. El resto me pidió que lo cuidara bien. Subí las escaleras con un gran esfuerzo y lo llevé a la habitación donde había estado Eric. Sólo tuve que decirle a la chica, que por cierto, estaba semidesnuda, que Eric estaba abajo echándose nata en los genitales, y pegó un salto de la cama perdiéndose en el pasillo.

 

Se había vuelto a dormir. Vaya faena… Lo tumbé en la cama y cerré la puerta; entonces lo miré y se había despertado. Me miraba con una sonrisa de borracho.

 

-Marcos…

 

-Hola.

 

-Te quiero, Marcos.

 

Esas palabras no tenían ya efecto sobre mí. Sabía que eran mentira, así que no me las creía, no quería creérmelas, no podía creérmelas. Sin embargo, no sé por qué, quería seguir oyéndolas.

 

-¿Qué es eso de que me quieres? Tú no eres gay, ¿no?

 

-No, a mí no me gustan los tíos. Pero tú sí me gustas.

 

-¿Y eso?

 

-¡Hip! No lo sé, pero… desde aquel beso, no he vuelto a pegar ojo. Todo el tiempo en lo único en lo que podía pensar eras tú.

 

Espera, ¡¿qué?! Eso no me lo esperaba. ¿Lo que estaba diciendo ahora… era real… o no?

 

-N-no es cierto.

 

-Te convertiste en mi obsesión. Trabajando, sacando a Scooby a pasear o estando solo en mi cuarto; hiciera lo que hiciera, no podía dejar de pensar en ti. Tu imagen no salía de mi cabeza. ¡Hip!

 

-¿Entonces…-mi cara se tornó seria-por qué huías de mí?

 

Sonrió ampliamente y cerró los ojos.

 

-Porque tenía miedo de volverme gay.

 

-Ya veo-sonreí triste-, entonces será mejor que me vaya.

 

Me levanté de la cama, pero en el momento en el que iba a echar a correr, me agarró del brazo y me miró con ojos de determinación y el semblante totalmente serio.

 

-No quiero que te vayas.

 

No sé por qué, pero de nuevo estaba llorando.

 

-Sniff… entonces… entonces… ¿Qué quieres de mí? ¿Quieres que me vaya o que me quede? ¡No me vuelvas loco!

 

Me tiró del brazo, cosa que hizo que cayera sobre él. Me alcé como pude y se me quedó mirando con la misma expresión de seriedad. Mis lágrimas no paraban de brotar otra vez. Rayos, a veces me molesta ser tan débil.

 

-Te quiero, Marcos.

 

-No digas algo que no sientes. ¡No lo digas!

 

-Vale, no diré algo que no siento-sonrió-. Te quiero, Marcos.

 

-P-por favor… p-para… para, o harás que te desee aún más.

 

Me pregunto si es posible desear tanto a una persona, tanto que cada vez que oyes su voz, cada vez que la oyes nombrarte, cada vez que te sonríe, cada vez que te dice te quiero, sientes que quieres abrazarla durante el resto de tu vida. Si seguía diciendo eso, yo… no iba a poder soltarlo…

 

-Deséame, deseáme todo lo que quieras.

 

-Sniff… M-mañana vas a... huir de mí o-otra vez.

 

-En ese caso, haz que esta noche sea inolvidable, Marcos.

 

Sólo esa noche, lo más probable es que sólo podría disfrutar de ese Dios esa noche. Por lo tanto, la iba a provechar sí o sí. Me deslicé suavemente por la cama hasta que mi cabeza quedó a la altura de su polla. David empezó a reírse, y eso no me gusta nada en momentos como aquél. De hecho, cuando veo un vídeo porno y se ponen a reírse me molesta tanto que lo acabo quitando en el momento. Pero bueno, lo dejé pasar porque estaba bebido, que si no, le hubiera cantado las cuarenta.

 

Le quité el cinturón con delicadeza y le bajé los pantalones y los calzoncillos hasta dejárselos por los tobillos. Acto seguido, le quité la camisa, porque, admitámoslo, ¡¿cómo iba a quedarme yo sin ver esos abdominales rocosos?! Madre mía, eran tremendos. Se los acaricié suavemente para notarlos al tacto. Estaban duros, tan duros como una mesa de madera de roble.

 

-Tienes la mano fría-se quejó.

 

-Tranquilo, se va a calentar enseguida-sonreí pícaramente.

 

Dicho esto, deslicé mi mano por dentro de su pantalón y la llevé hasta su polla, que ya estaba medio erguida. Sonreí porque alguien que no es gay no estaría así por los tocamientos de un tío.

 

-Sé lo que piensas. Y no está así porque me esté tocando otro hombre, sino porque el que me toca eres tú.

 

Me dio un vuelco el corazón. Se notaba que ese tío estaba acostumbrado al ligoteo, porque con esa simple frase me había dejado embelesado de tal manera que casi me desmayo.

 

-¿Cómo-dije totalmente colorado-puedes decir algo así estando tan borracho?

 

-Es más fácil, de hecho-se rió.

 

Otra vez se había reído. Ahora se iba a enterar. Agarré su polla de la base con una mano y con otra le bajé un poco el pantalón para que su miembro respirara un poco. Acto seguido, comencé a darle lametones en el glande. Esa sensación de asfixia en el pantalón que tendría su polla, sumada a los mimos de mi lengua, seguro que le estaban dando un gran placer.

 

Su risa desapareció y fue sustituida por una serie de gemidos ansiosos. Aunque era pasivo por decisión propia, tenía una ligera tendencia sádica, de modo que, sin soltarle la base de la polla, me deslicé hacia arriba y me puse a lamerle el pecho para recrearme en la perfección de éste. Me encantaba sentir sus pectorales, sus abdominales, sus pezones, su ombligo... Todo su torso me estaba volviendo loco. No obstante, yo sabía que lo que él quería era que le lamiera la polla.

 

Le miré y éste me devolvió una mirada suplicante que me hizo sonreír. Su cara era tan hermosa, tan perfecta…. Incluso aunque tenía expresión de pena, no le restaba ni un ápice de dulzura. Si no hubiera vomitado hacía escasos minutos, estoy seguro de que le habría besado.

 

-David-susurré-, dilo.

 

Me miró confuso.

 

-¿Que diga qué?

 

-Ya sabes, dilo, dilo de nuevo. Aunque sea mentira. Déjame creer en esa mentira sólo por esta noche.

 

Sonrió y me acarició la mejilla con suavidad, a lo que yo respondí restregando mi cara con su mano.

 

-Te quiero, Marcos.

 

En ese momento lo hice, comencé a pajearlo con cierta rapidez. Otro gemido escapó de sus labios. Me deslicé hacia abajo y se la saqué del pantalón. Madre mía, vaya pedazo de anaconda. ¡Debía de medir por lo menos 18 cm! Como sabía que eso no me iba a entrar en la boca, me metí la punta entera y con ella ya dentro de la boca, restregué mi lengua por el glande. Tuve cuidado de no utilizar los dientes, por supuesto, y creo que estaba haciendo un buen trabajo, porque sus jadeos eran cada vez más altos.

 

-Vamos, seguro que puedes tragártela un poco más que eso-sonrió.

 

Lo dudaba, pero aún así lo intenté. Me metí en la boca su polla e intenté engullirla hasta la base, y no llegué ni a la mitad cuando me entró una arcada.

 

-Vale, vale. No lo hagas-se rió acariciándome el pelo.

 

Sentir su mano en mi pelo era muy agradable. Me dio un calor que no había sentido nunca. Siempre me ha gustado que me acaricien el pelo, pero la dulzura con la que lo hacía, era superior a toda dulzura recibida anteriormente. Lo malo es que no pude saborear del todo el momento porque me sentí frustrado debido a que no podía tragármela entera.

 

Bueno, no me importó. Iba a hacer que se corriera con la mano y la boca, aunque no pudiese tragármela entera. Con ayuda de mi mano, que pajeaba la base de su polla, me puse a chuparle la punta mientras restregaba mi lengua por su glande. Después me la saqué de la boca y le metí un lametón desde la base hasta hasta la punta, que ya estaba soltando líquido preseminal a lo loco.

 

Entonces caí en la cuenta de que también podía chuparle los huevos, sin embargo, no sabía muy bien cómo. Decidí por si acaso, simplemente lamerlos mientras seguía masturbándole. Una vez ya lo tenía todo controlado, tripliqué el placer: mientras se la chupaba y le pajeaba, con la mano libre le acariciaba los huevos.

 

Sus gemidos iban en aumento y hubo un momento en el que no pudo más y su enorme monstru-pene descargó en mi boca. No me lo esperaba para nada, pero actué rápidamente y lo escupí en el suelo. Total, no era mi casa.

 

-¡¿Se puede saber qué demonios…?!

 

Se había dormido. ¡¿Cómo se atrevía?! Lo iba a… ¿A quién pretendía engañar? Yo a él jamás podría hacerle nada, y aunque él me destrozase la vida, acabaría volviendo a su lado. Así me había vuelto. Me había vuelto completamente adicto a él.

 

Volví a vestirlo. Eso sí, la camisa no se la puse. Lo admito, me iba a quedar a dormir con él y pretendía pasarme toda la noche tocando esa preciosidad de cuerpo. Eché el pestillo de la puerta, cosa que tenía que haber hecho antes, pero no había caído, y me acurruqué a su lado. Como estaba boca arriba (perfecto para manosear ese cuerpazo), cogí la mano que daba a mí y la coloqué a mi espalda mientras yo me tumbaba de lado contra él.

 

Aquélla fue la noche en la que mejor dormí de toda mi vida.

 

-Yo también te quiero, David-susurré dándole un beso en la mejilla.

 

_________________________________________________________________________

 

Me despertó el sonido de unas voces al otro lado de la puerta. Me encontraba en esos momentos en los que vamos asimilando la realidad y me asusté porque no sabía dónde estaba. De repente, me acordé de que estaba en casa de Derrick. Espera, ¿Derrick? No, era Deryl… ¡Eric, eso! Miré a mi lado para encontrarme con David, pero en su lugar había un lugar vacío.

 

Suspiré enérgicamente. Otra vez estaba huyendo. No sabía qué hora era, así que decidí levantarme para investigarlo. Al acercarme a la puerta, pude oír las voces de forma más nítida. Una de ellas era la voz de Jones.

 

-Oye, no me vayas a potar encima-exclamó alarmado Jones.

 

-Con la resaca que tengo no me extrañaría-dijo… ¡David!

 

-Qué raro en ti beber tanto. Normalmente pasas.

 

-Tenía mis razones para beber-suspiró.

 

-¿Cuáles?

 

-Verás, es que… un… una chica…

 

-No digas más, te ha pegado el sida. ¡Qué hija de puta!

 

-No, es sólo que… lo nuestro es imposible.

 

-¿Imposible?-se rió Jones-. ¿Por qué?

 

-Es que yo… no soy…

 

-¿No eres...?

 

-Amante de las morenas. A mí sólo me gustan rubias.

 

-Tú haz como yo: mientras tenga agujero abajo, meto mi badajo.

 

-No, si agujero tiene, pero…-murmuró.

 

-¡Pues ya está! Si te hace feliz, ¿por qué no? ¿Te hace feliz?

 

-A decir verdad, sí.

 

-¿Te la pone dura?

 

-Pues antes no lo sabía, pero después de esta noche…

 

-¡Entonces te la has follado!-gritó como si no hubiera nadie más en la casa.

 

-Shhh… baja la voz-dijo David preocupado.

 

-¿La conozco?

 

-No, es extranjera.

 

-¿Extranjera? ¿Puedo verla?

 

-¡No! ¡Ni se te ocurra!

 

-Bueno, vale-suspiró desilusionado. En fin, que yo venía a contarte mi movida.

 

-Ah, claro, dime.

 

-Soy maricón.

 

-¿Qué? Jajajaja-se rió nervioso-, ¿estás de coña?

 

-No, no puedo estar de “coña” porque ya no me van los coños.

 

-¡Pero si anoche te llevaste a una arriba!

 

-A decir verdad, sólo lo he hecho con una tía, y fue hace mucho, pero no me dejó buen sabor de boca. Por eso decidí intentar tirarme a alguna más buenorra a ver, pero nada. Con la de anoche ni se me levantó.

 

-Igual es que eres impotente.

 

-No, se me levanta con porno gay.

 

-Esto que me estás contando es muy fuerte, Rick.

 

-Ya se lo he dicho hasta a mi hermana, y está orgullosa de mí-sonrió.

 

-B-bueno, si tú eres feliz, no veo el problema-sonrió David.

 

-Gracias, tío. Me alegra que pienses eso. Dame un abrazo. Y tranquilo, que no te voy a restregar el cipote.

 

David se rió y por lo que pude deducir, se abrazaron, porque hubo un silencio. Dios mío, no podía creerlo; ¡Jones era gay! Mejor no le decía que yo también, que igual se abalanzaba sobre mí. Ahora sus intentos de ligoteo conmigo me parecían más reales.

 

¡Pero ahora no tenía tiempo de pensar en eso! D-david había dicho que yo… ¡¿le ponía cachondo?! Entonces, ¿se acordaba de lo de ayer? Vale, sé que también había dicho que le hacía feliz, pero eso estaba en segundo plano. Un momento, ¿y si hablaba de otra persona? No quería volver a hacerme ilusiones. A lo mejor estaba enamorado de una extranjera de verdad. ¡Seguro que era una rusa! ¡Dichosas rusas, ¿por qué tenéis que ser tan jodidamente perfectas?!

 

De repente la puerta se entreabrió y di un salto a la cama para hacerme el dormido.

 

-Ya te vale, llevártela a la azotea para hacerlo… En fin, hablamos luego-dijo David cerrando la puerta.

 

Cerró la puerta y pude oír cómo se acercaba a mí por sus pasos. Mi corazón iba a mil por hora; estaba nervioso, muy nervioso. David se sentó en la cama y me zarandeó suavemente mientras decía mi nombre para despertarme. Yo me hice el medio dormido y abrí los ojos poco a poco fingiendo estar agotado.

 

-Mamá, ¿ya está el desayuno?-bostecé.

 

Sonrió, aunque era de estas sonrisas tristes que se hacen por compasión. Me temo que venía otra mala noticia, y mi estómago recién levantado no estaba preparado para eso.

 

-Marcos-empezó a decir.

 

-Lo sé-sonreí melancólicamente-, siento haberme aprovechado de ti. Tengo claro que sólo ha sido una noche y nada más que una noche.

 

Se quedó en silencio mirando hacia la cama.

 

-No te preocupes, haré la cama y me iré sin que me vean. No quiero causarte más problemas.

 

Me levanté y fui a retirarme hacia la puerta, pero en ese momento me agarró del brazo. Igual que la noche anterior.

 

-Marcos, lo que te dije ayer aquí es cierto.

 

-¿Lo de que me quieres?-pregunté con expresión seria sin mirarlo a los ojos.

 

-Eso… quizás fue exagerado, porque no lo sé. Pero todo lo demás es cierto. Eso de que no puedo dejar de pensar en ti, que me gustas…

 

Me quedé sin palabras. Aquello no podía estar ocurriendo, no podía ser real. Era un sueño, sí, claro, debía ser eso. Y si no lo era, sería otra ilusión, otro espejismo que me haría más daño al volver a la realidad. No quería ilusionarme, porque eso sólo me traería más dolor.

 

-Por favor, no sigas. No digas más. No digas esas cosas sólo por pena.

 

-¿Alguien haría esto por pena?

 

Qué cruel. Los labios de ese chico cruel estaban posados contra los míos, las manos de ese chico cruel me acariciaban la nuca y la mejilla, y la lengua de ese chico cruel estaba entrando en mi boca para buscar mi inexperta lengua. Definitivamente era cruel, pero su crueldad era tan dulce que no podía evitar querer más.

 

-No quiero mentirte, así que seré claro-dijo al separarse-. No sé si estoy enamorado de ti. No sé si soy gay o bisexual o hetero o qué. Sólo sé que quiero estar contigo. Sé que es egoísta por mi parte imponerte una condición, pero no tengo más remedio. Si salimos, nadie podría enterarse de nuestra relación porque eso me afectaría en el club de fútbol.

 

-¿S-salir? ¿C-contigo?

 

-Marcos, aun con todo lo que te he dicho, ¿quieres estar conmigo?

 

-¡Por supuesto!-solté decidido.

 

-V-vaya, ni te lo has pensado…

 

-Eso es porque quiero estar contigo. Me da igual que tengamos que escondernos. Tendríamos que hacerlo de todos modos por ser gays. Y no me importa que no estés enamorado de mí, porque puede que te enamores con el tiempo.

 

-Entonces, ¿puedo darte otro beso?

 

-N-no tienes que preguntar eso. Somos novios, ¿no?

 

-Novios-se rió.

 

-¡Oye, no te rías!

 

-Lo siento, es que estoy feliz-sonrió.

 

Su sonrisa, su cara, su cuerpo, su forma de ser, su forma de hablar… todo, todo en él es perfecto. Si yo, que soy imperfecto, puedo tener la perfección aunque sea unos segundos entre mis manos, no dudaré en sostenerla.

 

De nuevo acarició dulcemente mi mejilla y susurró: “No te preocupes por el vómito, que esta mañana he hecho gárgaras”. Después, me besó. Me besó y mi corazón se impregnó de su dulzura. ¿Eso es lo que llaman amor? Se siente bien. Me gusta. Da como calorcito… Ese momento fue uno de los más dulces que viví en mi vida. Y es que en aquel momento no podría haber sido más feliz.

 

CONTINUARÁ…

 

_________________________________________________________________________

 

¿Un final feliz? Qué raro en mí, ¿no? xD Lo mismo que digo que los finales tristes me salen solos, debo decirte que en este caso ha pasado lo mismo. Siento ser cruel a veces, pero es que la historia me lleva a la crueldad, y no lo puedo evitar. Sin embargo, esta vez la dulzura se ha sobrepuesto al drama. Esperemos que les dure xD

 

Gracias por leer.

 

OS SALUDA

 

EL ENTERRADOR

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mas de Enterrador

El diario del sacrificio de Mark Twin 8

El diario del sacrificio de Mark Twin 7

El diario del sacrificio de Mark Twin 6

El diario del sacrificio de Mark Twin 5

El diario del sacrificio de Mark Twin 4

El diario de la inocencia de Justin Wright 12.5

El diario de la inocencia de Justin Wright 12

El diario de la inocencia de Justin Wright 11

El diario online de Rick Jones

El diario online de Marcos García 15

El diario online de Marcos García 14

El diario online de Marcos García 13

El diario de la inocencia de Justin Wright 10

El diario de la inocencia de Justin Wright 9

El diario de aprendizaje de Rick Jones 16

El diario del sufrimiento de Jake Moss

Fanfic South Park: #Mi(P)edo (TWEEK X CRAIG)

Fanfic South Park: #Mi(P)edo (TWEEK X CRAIG)

El diario de aprendizaje de Rick Jones 15

El diario filosófico de Dylan Twin 2

El diario filosófico de Dylan Twin 1

El diario de las presas de Jared Davis 1

El diario de la inocencia de Justin Wright 8

El diario de mi inocencia el día de San Valentín

El diario de mi desprecio al día de San Valentín

El diario de mi día de San Valentín offline

El diario de mi sacrificio del día de San Valentín

El diario del desprecio de Peter Wright 6

El diario de aprendizaje de Rick Jones 13

El diario de aprendizaje de Rick Jones 14

Especial: El diario de la primera navidad

Fall in love 2

Fall in love 1 (remasterizado)

Fall in love 1

Lluviosos días de aprendizaje -extra-

Lluviosos días de aprendizaje (1 solo capítulo)

El diario de la inocencia de Justin Wright 7.5

El diario oscuro de Jack Faustus III

El diario online de Marcos García 12

El diario online de Marcos García 11

El diario online de Marcos García 10

El diario de aprendizaje de Rick Jones 12

El diario de poemas de Rick Jones 2

El diario de aprendizaje de Rick Jones 11

El diario de poemas de Peter Wright 1

El diario de aprendizaje de Rick Jones 10

El diario de la inocencia de Justin Wright 7

El diario de la inocencia de Justin Wright 6

El diario del ligoteo de Eric Lover 1

El diario del sacrificio de Mark Twin 3

El diario del sacrificio de Mark Twin 2

El diario del sacrificio de Mark Twin 1

El diario del director de Penélope Smith 1

Anuncio de El Enterrador

El diario de la inocencia de Justin Wright 5

El diario online de Marcos García 9

El diario del desprecio de Peter Wright 5.5

El diario del desprecio de Peter Wright 5

El diario oscuro de Jack Faustus II

El diario de aprendizaje de Rick Jones 9

El diario de aprendizaje de Rick Jones 8

El diario del desprecio de Peter Wright 4

El diario online de Marcos García 7

El diario de la inocencia de Justin Wright 4

El diario de la inocencia de Justin Wright 3

El diario de la inocencia de Justin Wright 2

El diario de aprendizaje de Rick Jones 7

El diario online de Marcos García 6

El diario online de Marcos García 5

El diario online de Marcos García 4.5

El diario online de Marcos García 4

El diario del desprecio de Peter Wright 3

El diario del desprecio de Peter Wright 2.5

El diario del desprecio de Peter Wright 2

El diario del desprecio de Peter Wright 1.5

El diario del desprecio de Peter Wright 1

El diario de la inocencia de Justin Wright 1

El diario de aprendizaje de Rick Jones 6 y 6.5

El diario de aprendizaje de Rick Jones 5

El diario oscuro de Jack Faustus I

El diario online de Marcos García 3

El diario online de Marcos García 2

El diario online de Marcos García 1

El diario de aprendizaje de Rick Jones Extras -1-

El diario de aprendizaje de Rick Jones 4

El diario de aprendizaje de Rick Jones 3

El diario de aprendizaje de Rick Jones 2

El diario de aprendizaje de Rick Jones 1

The last laughter 4

The last laughter 3

The last laughter 2

The last laughter 1

Videogames and rock and roll KR: 08

VRR 09 Basket and rap!

Videogames and rock and roll KR: 07

Light and darkness together 8 (FINAL)

Light and darkness together 7

Light and darkness together 6

Videogames and rock and roll KR: 05

Light and darkness together 5

Sedientos de odio: odio al día de San Valentín

St Valentin special: Al least I have my cat

VRR 04 Basket and rap!

Light and darkness together 4

Videogames and rock and roll KR: 03

Light and darkness together 3

Videogames and rock and roll KR: 02

El nuevo juguete del señorito:Especial nochevieja3

El nuevo juguete del señorito:Especial nochevieja2

El nuevo juguete del señorito:Especial nochevieja1

Videogames and rock and roll 2: 01

Basket and rap! 4

Basket and rap! 3

Basket and rap! 2

Light and darkness together 2

Basket and rap! 1

Light and darkness together

Especial sedientos de odio: odio a ser violado

Videogames and rock and roll! Especial part 2

Videogames and rock and roll! Especial part 1

I will make you feel the darkness

Una vida vacía 8

Una vida vacía 7

Una vida vacía 6

Una vida vacía 5

Una vida vacía 4

Una vida vacía 3

Una vida vacía 2

Una vida vacía

Roger Flyer: El caso del colegio 1

La muerte del Enterrador

El nuevo juguete del señorito 4

El nuevo juguete del señorito 3

El nuevo juguete del señorito 2

El nuevo juguete del señorito 1

Deaths detective parte 2 FINAL

Deaths detective parte 1

Sedientos de sangre 10

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 10

Sedientos de sangre 9

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 9

Sedientos de sangre 8

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 8

Sedientos de sangre 7

Sedientos de sangre 7

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 7

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 6

Sedientos de sangre 6

Sedientos de sangre 5

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 5

Sedientos de sangre 4

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 4

Sedientos de sangre 3

Videogames and rock and roll! 10

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 3

Sedientos de sangre 2

Videogames and rock and roll! 9

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 2

Sedientos de sangre

Videogames and rock and roll! 8

Maldiciendo al destino VI

La academia del pecado FIN

¿Amor o maldición? 2 Capítulo 1

Videogames and rock and roll! 7

Academia Wellington, entrégate al pecado 9

¿Amor o maldición? Especial: el castigo

Videogames and rock and roll! 6

Academia Wellington, entrégate al pecado 8

¿Amor o maldición? Especial: Tweety solo

¿Amor o maldición? Especial: Kitty x Cathy

¿Amor o maldición? MERRY CHRISTMAS!

Videogames and rock and roll! 5

Academia Wellington, entrégate al pecado 7

Videogames and rock and roll! 4

Academia Wellington, entrégate al pecado 6

Videogames and rock and roll! 3

Academia Wellington, entrégate al pecado 5

Videogames and rock and roll! 2

Academia Wellington, entrégate al pecado 4

Maldiciendo al destino (Cap 4)

Videogames and rock and roll!

Maldiciendo al destino (Cap 2)

Academia Wellington, entrégate al pecado 3

Academia Wellington, entrégate al pecado 2

Academia Wellington, entrégate al pecado

La academia del pecado

Un cliente me usó como su juguete 3

Un cliente me usó como su juguete 2

Un cliente me usó como su juguete

¿Amor o maldición? Capítulo 13

¿Amor o maldición? Capítulo 12

¿Amor o maldición? Capítulo 11

¿Amor o maldición? Capítulo 10

¿Amor o maldición? Capítulo 9

¿Amor o maldición? Capítulo 8

¿Amor o maldición? Capítulo 7

¿Amor o maldición? Capítulo 6

¿Amor o maldición? Capítulo 5

¿Amor o maldición? Capítulo 4

¿Amor o maldición? Capítulo 3

¿Amor o maldición? Capítulo 2

¿Amor o maldición? Capítulo 1