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El diario de la inocencia de Justin Wright 4

en Gays

Este episodio comenzará una nueva era en la vida de Justin. Suena exagerado, lo sé, pero pronto me entenderéis. Espero que os guste.

 

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Diario de una adolescencia gay

_______________

Un relato del Enterrador

 

El diario de la inocencia de Justin Wright 4: La inocencia no existe

 

Jared ni siquiera me miró durante las horas de clase. No sabía en qué estaba pensando y eso era lo que más nervioso me ponía. No hay nada que me dé más miedo que la gente indescifrable. Es decir, esa gente no muestra lo que siente, por lo que no sabes si está planeando atacarte o algo por el estilo. Cuando hablas con esas personas no sientes aprobación de su parte y sus respuestas a tus comentarios son ambiguas, como si no las hubieran escuchado. Creo que prefería que me dijesen directamente que me odiaban a que me dejasen con la duda.

 

El mayor arma de esas personas es el silencio. Hay veces en las que se quedan mirándote con pose pensativa mientras les hablas, pero cuando esperas su respuesta, no dicen nada. No soporto a la gente así, ¡son insufribles! Gracias a Dios no tenía ese problema con mi hermano. Peter es de los que sueltan lo que piensan sin importar si te hieren. A veces podía pasarse, pero siempre sabías lo que pretendía. Es muy fácil de leer.

 

Como Mandy nos estaba explicando no sé qué de una guerra congelada o algo así y no lo entendía muy bien, me puse a pensar en el chico de la biblioteca, el tal Axel. Según había oído de mi hermano, se trasladó desde Texas este mismo año. Había ciertos rumores que afirmaban que tuvo que irse de allí porque mató a otro chico de su instituto, lo cual, según yo creo, debe de ser una exageración. Quiero decir, si así fuera, ¿no estaría en la cárcel o algo así?

 

No me había salvado, de modo que, al igual que Jared, parecía no tener moral alguna. Jo, cualquiera hubiera reaccionado ante una violación. Sin embargo, él seguía como si nada. Es más, estaba dispuesto a no contar nada a cambio de una recompensa. Ese tipo de persona no me gustaba nada.

 

Al terminar la clase miré a Jared con miedo porque creía que se iba a acercar a mí. Pero en vez de eso, fue de los primeros en salir por la puerta. Ni siquiera me dijo algo o me miró. Era un alivio. Aunque claro, eso no significaba que no fuera a hacerme algo. Seguramente estaba planeando algo, y seguramente ese algo sería terrible. Podía haber salido antes para colocarse en el pasillo y prepararse para capturarme cuando pasase por él, o puede que hubiera salido antes para pagar a un grupo de mafiosos para que me partieran las piernas. ¡Oh, Dios, ¿y si había salido antes para ir a su casa a por un rifle para matarme?!

 

De repente, me di cuenta de que me estaban observando. Dylan, uno de los gemelos de mi clase, me estaba mirando atentamente. Sí, en mi clase había un par de gemelos. Eran Dylan y Mark Twin, rubios y de ojos azules, además de los mejores alumnos de toda la clase. A pesar de que ambos eran muy buenos en los estudios, sus personalidades eran algo diferentes. Dylan es más directo y más lanzado, mientras que su hermano es más tímido.

 

No los conocía, porque eran del sector de la clase que cuando me estaban haciendo algo, miraba para otro lado. Decidí apartar la mirada, ya que no sabía cuáles eran sus intenciones. Estuvo un rato mirándome, aunque acabó por irse.

 

Ya era la hora del almuerzo y como no quería encontrarme con Jared, evité la cafetería y en su lugar me saqué un batido de chocolate de una de las máquinas expendedoras del insti. Menos mal que llevaba dinero encima. Peter siempre me decía que llevara dinero para emergencias. Ahora veía que tenía algo de utilidad.

 

Me puse a pasear por el insti procurando en todo momento estar en sitios llenos de gente, ya que no quería más problemas con Jared. Mientras me bebía el batido y miraba a la gente que charlaba por los pasillos intenté seleccionar mentalmente a las personas que eran dignas de mi confianza. ¿Jared? Definitivamente no. Me había intentado forzar aun cuando yo le suplicaba. ¡Era un tonto!

 

Por otro lado estaba Peter, con el que siempre podía contar, pero que siempre me estaba cortando las alas. Creo que podía confiar en él a medias. Otras personas de confianza pueden ser Brent o Angela. Puede que sean profesores, pero siempre están para ayudar. ¿Y Axel? Me extrañó un poco pensar en él. ¿Tanto efecto había tenido en mí? Bueno, estaba claro que en ése era en el que menos podía confiar.

 

Más tarde caí en la cuenta de que a pesar de que era cierto que había seleccionado a varias personas de confianza, nunca se puede confiar en alguien al 100%. Siempre hay un pequeño atisbo de duda, aunque fuera enormemente pequeño. Llegué a la conclusión de que sólo hay una persona en el mundo en la que puedes confiar con todo tu ser sin miedo a equivocarte, y esa persona eres tú mismo.

 

¿Entonces por qué había gente que se despreciaba a sí misma? Estaba harto de oír comentarios del tipo: “Estoy gorda”, “soy feo”, “no voy a aprobar, soy tonto” o de ese estilo. Creo sinceramente que si tú no te aceptas a ti mismo, no tendrás a nadie, absolutamente a nadie, en el mundo. No hay que despreciarse a uno mismo. ¿Y sabes por qué? Porque no hay mayor amigo en el mundo que uno mismo.

 

Pensar en eso me hizo sentir un poco triste. Necesitaba un abrazo, pero claro, a mí no me daban uno desde hacía muchos años. Y al parecer ese día no iba a cambiar eso porque, de repente, noté que alguien chocaba contra mí.

 

Caí al suelo y el batido que me estaba bebiendo se derramó por el suelo. Miré hacía arriba mientras perdía el conocimiento y lo último que pude ver fue a Jared, quien se dirigía corriendo hacia Axel, que era el que se había chocado contra mí, para darle un puñetazo. Jo, ¿por qué no me dejan en paz? Son malos, muy malos.

 

_________________________________________________________________________

 

Me perdí una vez más en un mundo de sueños. Soñé que era un cachorro de león que se había separado de su madre al avistar una gacela a poca distancia. Me había envalentonado para cazarla, aunque, claro está, ella era mucho más grande que yo. Justo cuando iba a saltar sobre ella, se oyó un fuerte rugido y la gacela salió corriendo. ¿Había sido yo? Sonreí orgulloso porque, aunque no sabía cómo lo había hecho, creía que yo había sido el causante de ese sonido.

 

Nada más lejos de la realidad, porque apareció un león adulto de oscura melena y me arroyó de tal manera que acabó encima de mí. Le miré con miedo y él sonrió dándome a entender que tenía un absoluto control sobre mí. Ese león tenía la cara de Jared. Intenté resistirme, pero él era mucho más fuerte que yo.

 

-¿Sabías que los felinos tenemos unas púas en el pene para adherirnos a la vagina de la hembra?-comentó aún mirándome.

 

-¡¿P-p-púas?!

 

-Tranquilo, sí te va a doler.

 

-¿No debería ser “tranquilo, no te va a doler”?

 

-En este caso no.

 

Vi su enorme pene de león apuntando a mi interior y justo cuando se coló por completo grité y me desperté.

 

Observé lo que tenía a mi alrededor y vi que estaba en una cama. No podía ver lo que tenía alrededor porque estaba rodeado por la típica cortina que ponen en los hospitales para mantener la privacidad de los pacientes. Sólo podía ver la cama en la que estaba, las cortinas y una silla a mi lado en la que estaba sentado Axel.

 

-¡¿Axel?!-grité sorprendido.

 

-No grites. Qué escandaloso.

 

-¿Se puede saber qué haces aquí? No, espera, ¡¿por qué estoy YO aquí?!

 

-A mí también me gustaría saber la respuesta a la primera pregunta. En cuanto a la segunda…

 

… Resulta que Jared estaba muy cabreado porque le había jodido el polvo, así que me dijo que me iba a hostiar. Me pareció divertido, así que lo estuve buscando un rato para meterle un par de hostias, y como él también me buscaba a mí, nos encontramos.

 

-Vaya, pero si es el violador de Boston-sonreí.

 

-No me toques la polla, Axel. Me has jodido el polvo.

 

-Y tú a mí la siesta.

 

-¿Me estás vacilando?

 

-Un poco tirando a mucho.

 

Jared, rojo de ira, corrió a darme un puñetazo en el estómago. Intenté esquivarlo, pero el cabrón es muy rápido y me dio de lleno. Al ver que había violencia, el resto de los que había en el pasillo se apartaron, aunque no demasiado, ya que querían ver la pelea. Como vi que la cosa empezaba a ponerse seria, me recuperé del golpe y le metí una patada en la rodilla. Cayó al suelo ipso facto.

 

El muy capullo empezó a maldecirme, y yo no iba a desaprovechar la oportunidad, de modo que le le metí un gancho en la barbilla que lo dejó lelo. La gente comenzó a gritar: “¡Pelea, pelea!” y nos vinimos arriba.

 

-Grandísimo hijo de la gran puta…-me insultó.

 

Su boca sangraba y sus ojos brillaban con el fulgor de la ira. Me gustaba esa mirada. Él me había hecho daño, pero estaba claro que yo le había hecho más daño a él. No era la primera vez que nos peleábamos, así que ya sabíamos que andábamos bastante igualados. Unas veces ganaba él y otras yo. Eso sí, siempre acabábamos muy heridos.

 

Rápidamente lo agarré del brazo y le hice una llave de lucha libre retorciéndoselo, ante lo cual éste gritó de dolor. Con su mano libre, me agarró del cuello y comenzó a apretar el muy mamón.

 

-No pienso soltarte hasta que tú lo hagas primero-le advertí.

 

-Lo mismo digo.

 

Entonces lo imité y llevé mi mano a su cuello. Gruñó y me dio una patada por lo bajo. Entonces perdí la estabilidad y caí al suelo, lo que él aprovechó para sentarse encima de mi inmovilizándome y comenzó a darme hostias en la cara. En un movimiento a toda velocidad, le pegué un mordisco en la mano y comenzó a gritar. Aproveché su debilidad y conseguí apartarlo de encima.

 

-¡A ti lo que te pasa es que te jode que eche un polvo! ¡Eres un puto envidioso!-me gritó.

 

-¿Y por qué me va a importar? No me digas que crees que me he enamorado de ti y que estoy celoso.

 

-Ja-sonrió. Muy gracioso. No, sólo te da rabia porque tú tienes que recurrir a yonkis drogatas para que te chupen la polla mientras yo tengo a alguien que quiere hacerlo.

 

-Ya ves, sólo había que ver al crío llorando para ver las ganas que tenía.

 

-Es que cuando se pone cachondo llora. ¡¿Algún problema?!

 

-Como te dije, me la suda. No fue culpa mía que apareciera Brent.

 

-¡Pero si fue culpa tuya no querer largarte!

 

-No, fue culpa de mis huevos, porque no me salía de ellos.

 

Se echó a reír en plan rabioso y después corrió hacia mí para empujarme con todas sus fuerzas. Salí despedido y acabé chocando con algo que amortiguó mi caída. Me levanté y fui a examinar qué era.

 

-Anda, le he dado a alguien.

 

-¡Justin!-exclamó Jared.

 

-Qué nombre más empalagoso. Es como el maricón ése que hace que a todas las tías se les caigan las bragas. ¿ Justin… Biberón se llama?

 

-¡Cabrón de mierda! ¡¿Qué le has hecho?!

 

-¡¿Yo?! ¡Has sido tú el que me ha empujado!-le grité furioso.

 

Todo el mundo empezó a mirarte nervioso. Chaval, creían que te habías muerto o algo. Qué exagerados… Algunos empezaron a gritarle a Jared que era el culpable y él les levantó el puño, pero como eran muchos y suponía que iban a lincharle, tuvo que huir. Yo me iba a largar también, pero una de esas pibas que se creen abogadas cuando lo más cerca que han estado de un despacho es cuando le chupan la polla a un viejo en el de su casa me dijo que era mi responsabilidad llevarte a la enfermería.

 

Pasé de ella, obviamente, pero me amenazó con contarle al director que yo te había metido una paliza si no te acompañaba, así que…

 

-... Aquí estoy-terminó de relatar su historia.

 

-¿Entonces… estoy aquí por culpa de vuestra pelea?

 

-Básicamente.

 

-¡¿Y no te da vergüenza?!

 

-Yo hace años que no tengo de eso-soltó indiferente.

 

-A decir verdad, iba a dejarte en el banco de fuera, pero empezaste a llorar.

 

-¿Q-qué?

 

-En sueños. Decías algo así como “nadie me quiere”, “estoy solo” y esas gilipolleces que decís los emos.

 

-¡No soy emo!

 

-Me molestó, pero como parecía que no ibas a parar hasta que te trajera dentro, tuve que hacerlo. Deberías darme las gracias. He tenido que soportar las estúpidas preguntas de la estúpida enfermera.

 

Espera, que ahora mismo voy a por una medalla de oro para dártela. Osea, que me tiraba al suelo con pérdida de conocimiento incluido y encima le tenía que dar las gracias. ¡Ese chico era un cretino! Me estuvo observando unos segundos, como esperando las gracias, sin embargo, se dio por vencido a los pocos segundos.

 

-No me gustas.

 

-Qué rápido lanzas juicios para ser la primera vez que nos vemos-sonrió arrogantemente.

 

-¿Primera vez? ¿Y esta mañana?

 

-¿Esta mañana? No me suena.

 

Si estaba jugando conmigo, no tenía ninguna gracia. Jo, que encontrarse a un chaval siendo violado es algo que impacta, creo yo. Inflé los mofletes como señal de protesta y me dedicó una mirada de desprecio.

 

-¿Qué haces? ¿Tienes 2 años o qué?

 

Ese comentario me sentó muy mal. Era una falta de respeto tremenda. ¿Qué pasa, que no puedo inflar los mofletes si me apetece? Es un gesto normal, es un gesto cordial…

 

-Es un gesto inocente-espeté.

 

-¿Inocente?-me miró con más desprecio aún.

 

-¿He dicho algo malo?

 

-La inocencia no existe.

 

-¡Claro que existe! Los niños son inocentes.

 

-¿Los niños? No hay cosa más intolerante que los niños. Son los primeros que hacen juicios.

 

-Puede que a veces, pero…

 

-Odio a la gente que se hace el inocente.

 

-¡Yo no me hago el inocente!

 

-¿Entonces afirmas que eres inocente?

 

-¡Por supuesto que no!-me crucé de brazos-. ¡Yo ya soy mayor!

 

Chistó y puso una mano en la cama en la que yo estaba para inclinarse y mirarme a los ojos de manera intimidante.

 

-¿Lo estás haciendo a propósito? No me provoques o lo lamentarás, maldito crío.

 

-¡Tengo un nombre, soy Justin!

 

-¿Ah, sí?-sonrió pérfidamente-. ¿Y a mi qué?

 

-¡Yo soy el que estaba con Jared esta mañana en la biblioteca!

 

-¿El bebé de los llantos?

 

Qué persona tan desagradable. Yo solía ser de los que no suelen juzgar pronto a las personas porque creo que todo el mundo debe de tener un lado bueno. ¡Pero yo a éste no se lo veía por ningún lado!

 

-¡No soy un bebé!

 

-Demuéstralo.

 

-Vale, ¿cómo?

 

-Déjame que te folle y si no lloras, aceptaré que eres todo un malote.

 

-¿Eh? Jajajajaja. No.

 

-Entonces eres un bebé.

 

¿Se puede saber por qué todo el mundo quiere entrar por mi puerta de atrás? Jo, que yo sólo quería una vida normal con una novia y una familia corriente. ¿Es tanto pedir? Axel me miraba expectante. Supongo que creía que me lo estaba pensando, y no era el caso. Me daba igual que me llamase bebé o lo que quisiese. Yo no quería hacerlo con un hombre y punto. El sexo entre dos hombres es raro. No es lo normal, vamos. Además, si a Jared no lo amaba, a éste muchísimo menos.

 

-¿Cuál es el problema? Si Jared ya ha entrado en ti muchas veces.

 

-¿C-cómo sabes eso?

 

-Eso da igual. La cuestión es: ¿por qué ahora te niegas y antes no?

 

-Es que… es raro. Dos hombres haciéndolo no es normal.

 

-Ya, es una mariconada.

 

No sé por qué, pero no me gustó que dijera eso.

 

-La verdad es que yo nunca lo he hecho con un tío-añadió-. No me llama mucho la idea.

 

-¿Entonces por qué quieres hacerlo conmigo?

 

-Para demostrarte que tengo razón y eres un bebé.

 

-¡¿Estás dispuesto a llegar tan lejos sólo para demostrar que tienes razón?!

 

-Creo en mí mismo, así que estoy dispuesto a todo para demostrar que tengo razón.

 

Qu-qué guay eso que había dicho. ¡Yo también tenía que empezar a creer en mí mismo! Pero… no, definitivamente, no haciendo eso.

 

-¿Y si te violo como Jared?-sonrió.

 

-¡¿Q-quéee?!

 

-Era broma.

 

De repente me sentía ansioso. Y no sabía exactamente de qué. Parecía que mi cerebro me decía que ésta podía ser la única oportunidad de mi vida en la que podría probar el sexo con Axel y que quizás luego me arrepentiría. Estaba hecho un lío, y eso me podía hacer desperdiciar un oportunidad que igual luego me gustaba.

 

-E-está bien-susurré.

 

-¿Está bien qué?-preguntó indiferente.

 

-Hagámoslo.

 

_________________________________________________________________________

 

¿Por qué? ¿Por qué me estaba dejando llevar de esa forma? Yo sabía que no estaba bien. Sin embargo, lo excitante de la situación me tenía hechizado. Seguramente me arrepentiría después, aunque prefería arrepentirme por lo que había hecho que por lo que no. Me autoconciencié de que sólo iba a hacerlo para demostrarle a ese chico tan desagradable que no soy un bebé, así que no le di más vueltas. Si no era así, en ese momento no me importaba.

 

-¿Estás listo, bebé llorón?

 

-No me llames eso-le respondí molesto.

 

-Entonces chúpamela.

 

Le miré con el ceño fruncido, a lo que él respondió encogiéndose de hombros. Así que ya empezábamos por todo lo alto, sin preliminares ni nada… Se lo iba a decir, pero alguien como él habría dicho: “¿y qué quieres, que te lleve a cenar y te pida matrimonio antes de que me la chupes, como una princesa?”. Espera, ¿por qué oía su voz en mi cabeza? ¡Ahora daba igual, tenía que concentrarme!

 

Me bajé de la cama y me arrodillé ante él, que permanecía sentado en la silla. Ante mi atenta mirada, se sacó su enorme instrumento del… ¿estuche? Jo, no se me dan bien las metáforas sexuales. El caso es que el muy desconsiderado se puso a darme golpes en la cara con su pene.

 

-¿Q-qué haces?

 

-Mi trabajo es hacerte llorar. No tienes derecho a quejarte de lo que te haga.

 

No me parece justo tortearle la cara a alguien con esa cosa. Podía no estar llorando por la situación, sino por el dolor de los golpes. Y no era para menos, porque aunque no estaba erecta, ya se podía intuir que era bastante grande y gorda. La sujeté entre mis manos para que parara y le di un lametón de arriba abajo. Ésta pareció despertarla de su letargo y se fue irguiendo poco a poco.

 

-Hostia, no creí que se fuera a poner así con un tío.

 

-¿Conseguiría eso un bebé?-sonreí triunfal.

 

-No creo, aunque bueno, a quien le vaya la pedofilia…

 

Ignoré su comentario y me metí el glande entero en la boca para ponerme a masajearlo con la lengua. Esperaba oír un suspiro de placer, como los que solía soltar Jared, pero el tío apenas se inmutó. Jo, ¿es que era de hielo? Como vi que los preliminares con Axel no sirven de mucho, me aventuré a metérmela entera en la boca. Fue difícil, y me costó más de una arcada, pero lo logré finalmente. Debía de medir unos 20 cm o así, una cosa bestial, y aún así pude hacerlo.

 

Necesitado de aire, me saqué aquel monstruo de la boca y miré hacia arriba para ver su cara enrojecida. Ni un sólo cambio en su expresión.

 

-¿Por qué paras?

 

-¿Es que no… te está gustando?-le pregunté algo triste.

 

Se echó a reír.

 

-¿Qué clase de pregunta es ésa? ¿Es que eres una tía? No debes preocuparte de que disfrute, sino de no llorar.

 

-¡Pero si no disfrutamos ambos, no tiene sentido!

 

-No te equivoques, chaval, no estamos en nuestra luna de miel, esto es sólo un polvo-apuesta.

 

Ése es el problema, nadie quiere una luna de miel. Al igual que Jared, sólo quiere usarme para divertirse sin sentir el menor aprecio por mí. Puede que suene anticuado, pero yo creo que el sexo sin amor es totalmente vacío. Sí, da gustito, pero el mismo gustituto que puede dar la masturbación, es decir, es algo placentero pero frío.

 

No sientes que el otro cuerpo está comunicándose contigo, lo sientes ausente, distante, e impasible. Yo quiero alguien que reaccione a lo que yo haga, alguien a quien yo le haga sentir y que me haga sentir a mí.

 

Estuve a punto de inflarle los mofletes, sin embargo, se habría metido conmigo, así que me dominé.

 

-Esto no tiene sentido.

 

-¿No tiene sentido, dices?-sonrió.

 

-No. Yo quiero hacerlo con alguien que sienta algo por mí.

 

-Definitivamente eres un bebé llorón.

 

-¡¿Cómo dices?!

 

-Está bien, mocoso, hazme sentir.

 

-¿Que te haga… sentir?

 

-Si tanto quieres que alguien grite de placer cuando se la chupes, en vez de lloriquear como una mujer, deberías hacer que pase.

 

¿Que haga que eso pase? ¿Eso quiere decir que el problema está en mí? ¿El problema es mío porque me empeño en forzar los sentimientos cuando éstos tardan en formarse? Creo que él no me había entendido, porque hablaba sólo de placer sexual, pero algo de razón llevaba con los sentimientos.

 

-¡Basta de ñoñerías!-anunció-. ¿Estamos aquí para follar o no?

 

-S-sí…

 

-Entonces túmbate sobre la puta cama y abre la boca. Qué remedio, tendré que tomar yo la iniciativa.

 

-Es lo justo, ya que eres tú quien quiere hacerme llorar.

 

-Créeme cuando te digo esto, mocoso: te voy a hacer llorar. Vas a llorar y suplicar que te folle más fuerte con mi nombre entre tus putos labios.

 

-Eso lo veremos-fruncí el ceño.

 

Hice lo que me dijo y me tumbé boca abajo con la cabeza al lado de él, que permanecía en pie. Entonces, me abrió la boca a la fuerza y comenzó a violarme la cavidad bucal sin la menor piedad. Oh, Dios, ¡eso sí que era jugar sucio! Es normal que se salten las lágrimas debido al atragantamiento, ¡eso es injusto! ¡Muy injusto!

 

Cerré los ojos con fuerza y él aumentó el ritmo de los movimientos de su pelvis para llenarme la garganta por completo con su ser. El sabor, he de decir, era mejor que el de Jared. La de Axel sabía menos amarga, o algo así, no sé muy bien cómo explicarlo. Intenté aguantar todo lo que pude y no obstante, al final acabó pasando lo que temía: se me saltaron las lágrimas.

 

Me maldije a mí mismo por no poder aguantar un simple vaivén fálico en la boca. Ahora seguro que pararía y se reiría de mí, y con toda la razón, porque era una vergüenza. Y efectivamente, paró y la sacó de mi boca. Me incorporé en la cama y agaché la cabeza para no ver su expresión de burla mientras se reía. Sólo esperaba que acabara rápido de humillarme.

 

-Desnúdate del todo.

 

-Espera, ¿qué?-alcé la mirada.

 

-¿Qué de qué? Espabila-suspiró.

 

-P-pero si… ya he llorado.

 

-Así es. Pero todavía no me has suplicado ni has gritado mi nombre.

 

Me sonrojé completamente. ¿Qué quería decir eso? ¿Qué interés tenía en que me rindiera completamente a él? Decir su nombre… Qué vergonzoso… Pues no le iba a dar ese placer, ¡pensaba permanecer callado mientras me daba!

 

Me desnudé por completo y me coloqué a cuatro patas en la cama con mi culo expuesto a él.

 

-Desconozco por completo este mecanismo, así que tendrás que prepararte por mí, chaval. O mejor dicho, para mí-sonrió arrogantemente.

 

¿Es que se pasaba las noches en vela pensando en cómo hacerme sentir avergonzado? ¿Prepararme quería decir que tendría que meterme los dedos delante de él? Parece que era así, porque colocó la silla justo delante de mi trasero y se sentó mientras me observaba masturbándose.

 

Puse a Dios por testigo de que haría pagar a este chico todo lo que me estaba haciendo, pero de momento accedí. Introduje mi dedo índice con poca dificultad, ya que estaba bastante transitado por Jared. Emití un pequeño gemido. Cuando recobré el aliento, le siguió un segundo dedo que hizo que me estremeciera. Finalmente, como pude, introduje un tercero que se supone que es lo que hay que hacer para preparar el ano. Comencé a moverlos suavemente y los jadeos brotaron de mí sin que yo los controlara.

 

Lo peor de todo es que no podía verlo. ¿Se seguiría masturbando? ¿Acaso se habría ido y me había dejado ahí solo haciendo el ridículo? ¿Y si se había dormido?

 

Mis dudas se despejaron cuando sentí que una mano apartaba a la mía propia e introducía algo duro y caliente en mi interior. Jo, en cuanto entró un poco, mi cuerpo entero se puso en tensión. Era enorme.

 

-Relájate.

 

-L-lo intento, pero…

 

-Te contaré algo mientras esto se abre. Dicen que los hombres tenemos la polla en forma de flecha para sustraer el esperma dejado por los ex en las vaginas de las tías.

 

-¿Y-y eso a qué v-viene?

 

-Me pregunto si sacaré la lefa de Jared.

 

Dicho esto, la metió por completo de una vez y de no ser porque el mismo Axel me tapó la boca, el grito que solté se habría escuchado en todo el insti.

 

-Ya está, ya ha pasado lo peor, ya está dentro. Ahora disfruta.

 

-Es… es… demasiado grande.

 

-Gracias, pero no hace falta que me hagas la pelota.

 

-D-duele…

 

Algo totalmente inesperado ocurrió a continuación. Axel se inclinó y me abrazó dándome pequeños besitos en la espalda.

 

-¿Q-qué haces?

 

-Siempre preguntas lo mismo-soltó aburrido.

 

-Eso es porque siempres estás haciendo cosas inesperadas-musité.

 

-No es que me apetezca mucho, pero claro, tendré que hacer que abras eso.

 

Me callé. Él siguió a lo suyo, besándome la espalda, y no sé por qué, con esto noté que mis músculos se iban relajando. Jo, había funcionado, y ya empezaba a notar menos molestia ahí atrás. Hasta que, claro, tuvo que moverse como un bestia.

 

Sin pedirme permiso empezó a embestirme a toda velocidad, llenando y vaciando mis intestinos con cada una de sus embestidas. De repente, me agarró de las piernas y me dio la vuelta para que quedara tumbado boca arriba y mirando hacia él mientras éste, agarrando mis piernas, me penetraba. Mis ojos estaban vidriosos y él me miraba aún con los suyos terriblemente fríos. Era como una pantera que observa con arrogancia a la presa a la que está a punto de cazar. No siente la más mínima compasión por ella, sólo piensa en alimentarse y nada más. Me preguntaba si Axel sólo quería alimentarse de mí.

 

Mis gemidos se fueron haciendo cada vez más sonoros y llegaron a su cénit cuando alcanzó la próstata. Sonrió complacido y aunque era una de sus sonrisas arrogantes, pude ver en ella algo que no había visto en las otras, sinceridad.

 

Aunque a mí me parecía imposible que aumentara más la velocidad, él lo hizo, y pude oír cómo sus bolas chocaban contra mi culo con cada embestida. Hacían un ruido muy erótico que me estaba poniendo a tono de una manera casi sobrehumana. El placer que sentía no podía ser humano, tenía que ser divino.

 

-A-aaaagh… Aaaaaagh… Se siente muy bien.

 

-Podría sentirse mejor-me miró fijamente con sus fríos y calculadores ojos-. Si tú me lo pides.

 

-Eres tan injusto-dije mientras las lágrimas brotaban de mis ojos debido al cúmulo de excitación, dolor e impotencia.

 

-Si me complaces, no te consideraré un bebé llorón.

 

Sonreí aun cuando las lágrimas no paraban de brotar de mis ojos y lo hice:

 

-¡A-axel, por Dios! ¡Quiero más! ¡Necesito más! ¡Necesito más de ti! ¡Lléname, destrózame, hazme tuyo! ¡Te lo suplico!

 

-Buen chico.

 

Sin más dilación, su cuerpo y el mío pasaron a ser uno. Sentí como si nos compenetráramos (ja, qué palabra tan graciosa para el momento) a la perfección y funcionáramos como el mecanismo de un reloj suizo. Estábamos perfectamente sincronizados. No había sentido tanto placer en toda mi vida.

 

Me agarré a las sábanas con fuerza y, del tremendo vaivén, cuando las solté, mi mano salió disparada hacia mi pene y lo rozó. Oh, no. Un tremendo chorro de semen salió disparado hacia mi cara, así que imaginen la potencia. Mi maldita eyaculación precoz… Al haber hecho esto, los músculos del recto se me contrajeron y apretaron su pene de tal manera que se corrió sin más remedio. Entonces sí que gimió un poco, jeje.

 

Nos quedamos en silencio, ambos jadeando. Aparté la mirada algo avergonzado y él se puso a vestirse.

 

-En fin, bebé llorón, es hora de que me vaya.

 

-¡¿Eh?! ¡¿No has dicho que no me ibas a considerar eso?!

 

-Es evidente que sólo era un truco para terminar el polvo.

 

-Espera, ¿entonces lo de que tenía que hacerte sentir y lo de los besos en la espalda también ha sido por eso?

 

-Exacto-soltó sin mucho interés.

 

-¡Eres malo!

 

-Eso dicen.

 

-Pues nada, ya nos veremos si eso-sonrió.

 

Salió de la sala por la cortina sin ni siquiera despedirse. ¡Qué persona tan desagradable! ¡No me caía nada bien! ¡Nada bien! Jo, es que lo odiaba incluso. O al menos quería pensar que era por eso por lo que mi corazón estaba tan acelerado en ese momento.

 

CONTINUARÁ...

 

_________________________________________________________________________

 

No os ilusionéis, porque aún no tengo claro con cuál de los dos se queda. Pobre Axel, siempre es el plan B xD Ya que no pude darle a Marcos, sería bonito darle a Justin, pero… ¿Sería lo mejor? Quizá al escribir más consiga decidirlo. Aunque claro, si decís lo que pensáis, me ayudaríais muchísimo.

 

Gracias por leer.

 

OS SALUDA

 

EL ENTERRADOR

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¿Amor o maldición? MERRY CHRISTMAS!

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Un cliente me usó como su juguete 3

Un cliente me usó como su juguete 2

Un cliente me usó como su juguete

¿Amor o maldición? Capítulo 13

¿Amor o maldición? Capítulo 12

¿Amor o maldición? Capítulo 11

¿Amor o maldición? Capítulo 10

¿Amor o maldición? Capítulo 9

¿Amor o maldición? Capítulo 8

¿Amor o maldición? Capítulo 7

¿Amor o maldición? Capítulo 6

¿Amor o maldición? Capítulo 5

¿Amor o maldición? Capítulo 4

¿Amor o maldición? Capítulo 3

¿Amor o maldición? Capítulo 2

¿Amor o maldición? Capítulo 1