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El diario de aprendizaje de Rick Jones 8

en Gays

¿Qué opinará Rick de todo lo que ocurrió en el episodio anterior del diario de Peter? Hoy lo sabremos. ¿Creerá Rick en los finales felices? Espero que os guste.

 

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Diario de una adolescencia gay

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Un relato del Enterrador

 

El diario de aprendizaje de Rick Jones 8: Aprender a flipar

 

A veces, cuando era pequeño, veía a mi madre viendo la tele sola y me sentaba con ella para ver lo que estuviera viendo. Solían ser pelis cursis de ésas en las que los protas están muy buenos y tras una serie de malentendidos y peleas, siempre acababan metiéndose la lengua hasta la coronilla. Por alguna razón, esas pelis siempre terminaban bien. Mi madre siempre lloraba, sin embargo, yo siempre me descojonaba. Pensaba: ¿Quién coño podría creerse una historia así? Es totalmente inverosímil. Para empezar, si te mola alguien, se lo dices y ya está. Y en caso de que pasaran un montón de malentendidos, coges el toro por los cuernos y hablas con esa persona.

 

Toda mi vida había pensado así: pensaba que el amor era fácil. Yo creía que el amor era una cursilería inventada por la gente ingenua, por lo que sólo tendría que decir “te quiero” un par de veces, fingir ternura con esa persona y hala, a casarnos. Qué capullo era. Hasta que conocí a Peter, no entendí lo complicado que puede llegar a ser el amor. El amor es una mierda, una mierda enorme, de proporciones titánicas, de hecho. No obstante, el deseo de amar es tal que el cuerpo nos impide rechazarlo. Y no, con cuerpo no me refiero a mi polla. Eso es secundario. Aunque está claro que el amor lleva al folleteo.

 

Cuando salí de casa aquella mañana, tenía en mente un plan: iba a hablar con Peter y le iba a decir que si me decía que me quería, yo dejaría a Tom y estaría con él. En caso de que no me lo dijera, me iría a follar con Tom. Pero si él me detenía por el camino, aunque no me dijese “te quiero”, saldría con él. Deseaba tanto que viniera tras de mí… Pero no lo hizo.

 

Sé que soy un gilipollas por no salir con él sin más, por presionarlo, pero no podía. Simplemente no podía. Quería a Peter y quería que él me quisiera. Creo que no hubiera podido soportar que estuviera conmigo sin quererme. Joder, si yo sabía que me quería... pero uno nunca puede estar seguro de eso. ¿Tanto le costaba decirlo? Son dos putas palabras. Si le costaba tanto, quizás era porque no me quería.

 

Ser maricón es una mierda. Cuando salía con tías, podía follármelas simplemente y ya está, sin crear vínculos sentimentales. Vale, igual eso era porque no me van las tías, pero es que siempre era así. Bueno, también es cierto que sólo follé con una. Os contaría lo que pasó, pero me aburre hacerlo, así que no.

 

Bueno, creo que os estoy rayando con mis mierdas, así que iré al grano. Le pedí a David que le dijera a Brent que me largaba porque estaba malo y salí de allí en dirección a casa de Tom. Al final no vino a mi casa el día anterior. Menos mal. Iba a preguntarle por qué, pero no encontré el móvil. Seguramente me lo habría dejado tirado por ahí. No soy de los que usan mucho el móvil, así que me la sudaba. Quiero decir, mucha gente de mi edad está enganchada a esa mierda. Yo creo que es peor que la droga. Por lo menos drogándote puedes mirarle a la cara a alguien cuando te habla y no al móvil. No es que me moleste, la verdad, pero hay gente que se encabrona bastante.

 

Mientras caminaba a casa de mi novio (en serio, me da más asco a mí decirlo que a vosotros leerlo), miraba de vez en cuando detrás mío con la esperanza de que Peter apareciera y me detuviera. Sin embargo, no fue así. No iba a aparecer, y lo peor era que yo lo sabía. El antiguo Rick me habría dado una hostia por ir detrás de alguien como una colegiala inocente. Yo antes no me preocupaba más que por mí mismo. Y con una rapidez tremenda, de la noche a la mañana, cambié mi forma de ser y empecé a preocuparme por Peter, por que me quisiera, por que me mirara. Vaya mierda… Cuando estás solo jamás te decepcionas, porque sólo te tienes a ti mismo, y es imposible decepcionarse a uno mismo.

 

Os voy a dar un consejo, colegas: no busquéis en los demás lo que os falta, porque debéis encontrarlo en vosotros mismos. Si dependéis de los demás, no conseguiréis más que dolor y más dolor.

 

Llegué a la casa, que era de éstas de zona residencia. Todas las casas eran blancas, menos la de Tom, por supuesto, que tenía que ser rosa. Vale, me habéis pillado, era coña, ¿pero a qué es perfectamente posible? Crucé su pequeño jardín y llamé al timbre. Aún no sabía si iba a ser capaz de hacerlo. Seamos sinceros, a mí ese tipo me daba arcadas. No obstante, no tenía otra opción; era él o nada. Y mis huevos adolescentes rellenos de leche necesitaban a alguien que los vaciara de vez en cuando.

 

Sí, sé que podía escoger a Peter para vaciarme de tiempo en tiempo, pero no soportaría tener esa relacióń con él. Si no podía tenerlo por completo, tener su amor; no quería tener nada de él. Metí las manos en los bolsillos y bostecé; entonces la puerta se abrió.

 

Dos chuchos enanos que parecían tener la mala hostia de una jauría de bestias recién salidas del infierno salieron a por mí y se pusieron a ladrar a todo volumen. No me iban mucho los chuchos, y éstos menos, pues me estaban dejando sordo los muy cabrones. De repente, para mi sorpresa, apareció una especie de monstruo al otro lado. Su rostro, pálido como la más blanca nieve; sus ojos, verdes y llenos de protuberancias; su pelo, recogido con unos extraños cilindros paranormales y su cuerpo, rugoso y rosa. No sé cómo no pegué un chillido de terror en ese momento. En lugar de eso, me reí.

 

-¿Qué coño…? ¿Tom?-me reí.

 

-Ricky, what are you doing here? ¿Por qué interrumpes mi sesión de belleza?

 

Por lo visto ahora llamaban sesión de belleza a embadurnarse con una crema barata y ponerse trozos de pepino en los ojos y rulos en el pelo. Yo de toda la vida he llamado a eso hacer el ridículo. Ordenó a los perros que se callaran y, sorprendentemente, éstos lo hicieron.

 

-¿Te has hecho una paja? ¿O tienes tiempo para mí?-espetó molesto.

 

-¿Mmm? Pues si no follo, me hago una todas las noches, así que desde anoche no me he hecho ninguna. Por cierto, ¿por qué te fuiste anoche sin decirme nada?

 

-What the fuck?! ¡Si fuiste tú el que me dijo que me fuera porque te habías hecho una paja ya!

 

-¿Yo te lo dije? No me acuerdo.

 

-Por mensaje. Te dije que tu sister no me había dejado entrar y tú me dijiste que me fuera.

 

Vale, creo que ya sé quién me robó el móvil. Cuando vuelva a casa, creo que voy a tener una conversación interesante con cierta criaja, aunque no sé si para agradecérselo o para cagarme en sus muertos (que también son los míos).

 

-Es que mi querida hermanita-casi me atraganto al decir eso-es muy bromista. Me robó el móvil y te echó de coña. No te preocupes, que hablaré con ella.

 

-Really? Thank you! Thank you!

 

Se lanzó a por mí y me dio un montón de besos en la mejilla. Con cada roce de sus labios con mi piel, me daban unos escalofríos tremendos. Supuse que sería porque me estaba pegando toda la puta crema. Después, se me quedó mirando como en esos momentos de las pelis cursis en los que se miran y luego se besan, pero decidí entrar y pasar de eso.

 

Creo que me debéis 50 pavos. La casa de Tom no era rosa por fuera, pero por dentro sí. Todo estaba lleno de pósters de actores famosos: Leonardo DiCaprio, George Clooney, Brad Pitt… Joder, pero si ésos eran los que le molaban a mi madre. Se ve que a ese tío le iban maduritos.

 

Me indicó que me sentara en su sofá, que tenía los colores del arco-iris y él se fue a la cocina a preparar té. Aproveché para analizar concienzudamente la estancia. El salón tenía varias cestas de color azul cielo, supongo que para los perros, aunque con dos tenían que bastar, ¿no? ¿Para qué quería este tío 20.000 camas de chuchos? Quizá es que los perros van turnándose en ellas. También había un montón de muebles, una mesa color café, que desentonaba un poco con el resto de colores, una lámpara forrada de terciopelo, una tele de 50 pulgadas (manejaba pasta. Peter: 0. Tom: 1), una lámpara de éstas de araña en el techo y una estantería con libros. No creo que fuera muy aficionado a la lectura, porque leí varios títulos y decían: “Preparativos para el sexo anal”, “¿Consoladores? ¿Qué tamaño te entra mejor?”, “Kamasutra gay. Versión vamos a rompernos todos los huesos”, “50 sombras de Gray”. Vamos, que eran todos manuales sexuales.

 

Trajo el té en tazas con florecitas y se sentó a mi lado.

 

-Well, Ricky, ¿qué quieres que hagamos?-sonrió ampliamente.

 

En ese momento pensé que ya no había marcha atrás. Lo sentía por Peter y lo sentía por mí, pero todo había acabado. Ya jamás podría disfrutar de ese arrogante capullo que tanto me gustaba. A partir de ese día sería de “Tom, el hombre que no quería nacer mujer, pero que lo parece”. Estaba triste. Sin embargo, tenía que cumplir. Me recliné en el sofá y me agarré la polla ante su atenta mirada.

 

-Follar. ¿Qué si no?

 

_________________________________________________________________________

 

El muy cortarrollos me dijo que antes teníamos que bebernos el té, que para eso se había tomado la molestia de prepararlo. ¿Y quién coño le había pedido té? Yo soy más de Coca-cola de toda la vida. Me bebí su apestoso té, el cual sabía a mierda, y él hizo lo mismo con el suyo. Parecía que su dichosa bebida le complacía. Supongo que las locazas como él tienen el gusto en el culo. Mierda, ahora me lo había imaginado bebiendo té por el culo. Borrar imagen mental.

 

Se sentó encima mía y empezó a besarme. El tío me metió la lengua sin avisar ni nada y con mucha ansia. Joder, que yo era un adolescente inexperto; tenía que haber tenido más paciencia conmigo. Como pude, le respondí también con la lengua y llevé mi mano a su culo para magrearlo un poco. Eso le gustó, porque se puso a gemirme en la boca. El tío estaba acelerado, y eso que acabábamos de empezar.

 

Deslizó la mano por mi pecho y lo acarició por encima de la camiseta para después dirigirse a mi polla, a la que acariciaba por encima del pantalón. De repente, empecé a sentirme mareado, muy mareado. No entendía por qué. Sin embargo, no tardé en darme cuenta, porque al girar la cabeza, vi a Peter sentado en el sillón junto a nosotros. Estaba con las piernas cruzadas y leyendo un libro titulado: “la impotencia de Rick Jones”. Cuando le miré, levantó la vista del libro y me dedicó una expresión de molestia.

 

-Hacéis mucho ruido. Así no puedo leer.

 

-Peter...-sonreí.

 

-¿No estás sorprendido? ¿No te preguntas por qué estoy aquí?

 

-No. Con que estés aquí me es suficiente.

 

-Tu diminuto cerebro jamás dejará de sorprenderme. En fin, obviamente no estoy aquí. Soy un producto de tu imaginación.

 

-No jodas. Pues pareces muy real. A ver si voy a ser superdotado-declaré orgulloso.

 

Entonces retiré la mirada un momento y al volver a mirar, ya no estaba, pero apareció al otro lado del sillón, esta vez sin libro, con una camiseta que ponía: “La impotencia es un problema para Jones”.

 

-Me da a mí, Jones, que ese té llevaba algo más que teína y azúcar-bostezó.

 

Tom me besaba el cuello ansiosamente, como si deseara chuparme hasta el último miligramo de piel. Esto parecía molestar a Peter, pues le miraba con cara de malas pulgas.

 

-Tom-le aparté un momento-, ¿qué coño le has echado al té? Estoy flipando.

 

-Nothing, sólo unas esporas de setas alucinógenas.

 

-Joder, que las setas se reproducen por las esporas. Es como si me hubieras dado polla de seta para comer.

 

Peter se echó a reír y cuando se hubo quedado a gusto, sacó un rotulador del bolsillo y se puso a dibujarle penes en la cara a Tom. También ponía mensajes como “soy una puta y lo sé”, “la chupo por menos de 10 centavos” o “mi culo está más mancillado que El Gran Cañón”.

 

-¡Así lo disfrutaremos much more!

 

Ese tío estaba pirado. Quería quitármelo de encima, pero las putas setas me habían dejado muy débil.

 

-Vaya, ahora no quieres y te lo va a hacer igualmente. Lo tienes merecido por rechazarme-sacó una lima de uñas y se puso a limárselas.

 

-Es culpa tuya. Tenías que haber dicho que me querías.

 

-Jones, no está bien presionar a los demás. Si no podía decirlo, pues no podía.

 

-¿Entonces cómo voy a saber si me quieres?

 

-No sé, pero obligar a alguien a algo que no quiere hacer no me parece la solución. Ganátelo. Consigue que esté tan loquito por ti que te lo diga cada vez que me petes el culo.

 

-Se nota que eres el Peter de mi mente-me reí-. Eso último no suena muy a él.

 

Volvió a desaparecer. Entonces me di cuenta de que estaba sin camiseta y Tom también. En serio, si me hubiera encontrado con tetas, no me habría sorprendido. Me estaba palpando la polla por fuera del pantalón mientras me miraba con gesto provocativo. Sin embargo, la figura de Tom ante mis ojos, se transformó en la de Peter.

 

-Tú no quieres esto, Jones. Tú me deseas a mí. ¿Por qué me estás negando a mí y no a esta cosa?

 

-Mira, algo bueno que tienen las alucinaciones. Ahora por fin conseguiré que me la chupes.

 

-¿Vas a permitir que esta perra te toque antes que yo, Jones? Eres nauseabundo.

 

Dicho esto, me besó. Sabía que era Tom el que me estaba besando, pero aún así no podía evitar alegrarme, porque la figura que yo veía era la de Peter. Cerré los ojos dejándome llevar por el momento y al abrirlos vi que los labios de Tom (esta vez sí era él), se separaban de los míos. A mi lado, apoyando las rodillas en el sofá, estaba Peter completamente desnudo.

 

-Sal a buscarme-me susurró al oído.

 

-Pero estoy totalmente colocado. ¿Cómo voy a moverme?

 

-Ése es tu problema, Jones. La otra opción es que aquí la prima afeminada de Freddie Mercury te pegue la sífilis.

 

-No te metas con Freddie Mercury-le tiré del moflete.

 

-Tienes razón, no soy el Peter real. El Peter real te habría dado una hostia por eso-sonrió arrogantemente.

 

-Lo sé-sonreí.

 

-Vamos, Julieta, ve a por tu Romeo.

 

-Si voy yo a por él, ¿no seré yo Romeo?

 

-Irrelevante. Eso sí, dudo que jamás me veas disfrazado de Julieta.

 

Tom me besó de nuevo y unas potentes arcadas me vinieron a la boca. Joder, qué ascazo. Casi vomito, en serio. Lo aparté de un empujón y me levanté. El cayó al suelo y me miró desconcertado.

 

-What the fuck are you doing, Ricky?!

 

-Voy a buscar a Peter, a la persona a la que quiero de verdad.

 

-What!?

 

-Me das asco, Tom.

 

-Es porque soy gay, ¿verdad?

 

-No-le respondí sorprendido-. Yo también soy maricón. Es porque das asco. Ah, y por el pequeño detalle de que me has drogado.

 

Al lado de Tom estaba tumbado en el suelo Peter, tomando el sol, sin camiseta y con uno de esos cacharros para broncearse. Llevaba unas gafas de sol, que le daban un aspecto interesante. Joder, esas setas debían de ser fuertes.

 

Me largué de allí dejando a Tom en el suelo y me encaminé de vuelta al instituto. Tenía que hablar con Peter. Ya me daba igual que me dijera o no que me quería. Yo sí quería estar con él, así que el resto me la sudaba. Puede que no me quisiera y que no fuera completamente mío en ese momento, pero iba a conseguir conseguir que lo fuera.

 

Era difícil avanzar por las calles, porque me estaba flipando bastante. Vi que Peter conducía un camión. Estaba gracioso con barriga cervecera y un palillo en la boca. Después vi a un Peter madre llevando en brazos a su bebé Peter. Seguro que si se enteraba de las cosas que vi ese día, se habría cabreado conmigo.

 

Miré a la copa de un árbol y había un Peter colgado que se balanceaba agarrado a una rama.

 

-Jones, o bien estás muy loco o bien estás muy obsesionado conmigo-se rió.

 

Tenía razón. Mi cabeza estaba llena de él. Completamente. Era una obsesión absoluta, puede que hasta peligrosa, con su persona. Joder, ¿por qué me obsesionaba con una persona que no estaba dispuesta a luchar por mí? Peter no había sido capaz de decirme que me quería, y por lo tanto, no había peleado por lo nuestro. No me convenía, y aún así, iba corriendo como un loco para verlo.

 

El amor es misterioso, difícil de entender, por eso es una mierda. A mí me gusta entender las cosas, y debido a eso, no me gustan las personas que mienten. No entiendo a esas personas porque no dicen lo que piensan. Si supiera lo que todo el mundo piensa, todo sería mucho más fácil.

 

Un Peter skater montando en monopatín pasó a mi lado y después de guiñarme un ojo me dijo: “Llevas razón, pero entonces el mundo no sería tan interesante. Todo sería aburrido”. En serio, estaba deseando que los Peters de mi cabeza me dejaran tranquilo, porque me estaban rayando bastante. Más tarde me crucé con un Peter policía que estaba deteniendo a varios Peter delincuentes.

 

Mierda, ¿por qué no se me pasaba la tontería?

 

-Porque aún no has conseguido que te diga que te quiero-apareció otro Peter a mi lado, sacándose un moco.

 

-¿Buscas petróleo?-me reí.

 

-¿Por qué en tu mente soy tan ordinario?-me miró cabreado.

 

-Será por la de veces que te he imaginado follan…

 

-Vale, lo pillo.

 

-¿Entonces no os iréis de mi cabeza hasta que el Peter de verdad me diga que me quiere?

 

-O eso o hasta que se acabe el capítulo.

 

-¿Qué capítulo?-pregunté extrañado.

 

-¿Eh? Ah, nada. Desvaríos de tu mente enferma-respondió el Peter mocoso antes de desaparecer.

 

Por fin llegué al instituto, y sin perder completamente la cabeza. Al entrar, no me encontré absolutamente con nadie. Los pasillos estaban vacíos, y las clases, en silencio. ¿Clases en silencio? Eso era imposible. De repente, las luces de la sala se apagaron y  acto seguido, solamente se encendió una luz en el centro lo suficientemente amplia para crear un círculo de luz.

 

Por más que miraba alrededor, sólo veía oscuridad. Sin embargo, en el centro del círculo había una silla. Entonces apareció Brent algo nervioso. Intenté llamarlo, pero no respondía; ni siquiera me miraba. Brent se sentó en la silla y acto seguido, desde las sombras, salió Peter.

 

Miraba a Brent con cierta malicia y sonreí arrogantemente. También intenté llamarlo, pero no me hizo el menor caso. ¿Qué pasa? ¿Que era el día de pasemos del capullo de Jones?

 

-Ahora que Jones me ha abandonado-empezó Peter-, puedo volver con quien realmente amo. Ése eres tú, Brent.

 

-Sí. Yo también te quiero, Peter.

 

No. ¿Qué coño…? ¿Qué cojones era todo eso?

 

-¿Y me deseas?-se relamió.

 

-Te deseo, sí. Te deseo mucho.

 

-¿Entonces puedo chuparte la polla?

 

-¡Sí, por favor!

 

Espera. ¡No! Peter Wright no puede chupar una polla que no sea la mía. ¡Nunca! ¡Su boca me pertenece! ¡Él me pertenece!

 

-Dime una cosa, Jones-me miró Peter-. ¿Qué se siente al ser totalmente rechazado?

 

-¡Para!-grité dejándome llevar por la furia.

 

-Tenías que habértelo esperado. Siempre fuiste el segundo plato-sonrió.

 

No podía moverme. Quería avanzar hacia ellos, pero mis piernas no se movían. ¡¿Por qué?! ¡Ahora que íbamos a estar juntos! ¿Por qué siempre tiene que pasar algo? Yo… yo sólo quiero estar con él. Sin poder evitarlo, comencé a llorar.

 

Pero esto no detuvo a Peter, es más, hizo que ensanchara su sonrisa. Sin más dilación, le bajó los pantalones y calzoncillos a Brent y justo cuando su lengua estaba a punto de rozar su polla, sentí un golpe en mi hombro y todo se desvaneció. Estaba otra vez en el instituto, en el pasillo, con todas las luces encendidas.

 

-¿Estás bien? Estás llorando-oí una voz dulce a mis espaldas.

 

-T-tú eres…

 

-Soy Justin-me miró preocupado-. Soy el hermano pequeño de Peter, ¿me recuerdas?

 

-Peter…-sonreí aún con lágrimas en los ojos.

 

-Tienes los ojos muy rojos-señaló.

 

-¿Dónde está Peter?

 

-¿Eh? Me avisó hace un rato porque no se encontraba bien y se fue a casa. Dijo que después vendría a recogerme. Ya podía haberme llevado con él-infló los mofletes.

 

Me sequé las lágrimas e intenté tranquilizarme. Respiré pausadamente y le di un golpecito en el hombro al muchacho.

 

-¿Y qué te parece si te saco yo? Iremos a ver a tu hermano a casa.

 

Menos mal que sólo había sido una alucinación. Putas setas, ¡casi hacen que me cague encima! El chico me sonrió efusivamente y asintió. Una vez cogió su mochila, le dije a Angela, la profesora que tenía en ese momento, que era familia suya y que me lo llevaba. La muy ingenua se lo creyó.

 

Por el camino me estuvo hablando de que le encantan las pelis de Disney. Yo le dije que a mí me gustaban en especial las de Marvel, compañía que ahora pertenecía a Disney. Emocionado, me contó que a él también le gustaban, sobre todo Iron Man. Yo le dije que mi favorito era Spider-man. Vamos a ver, Iron Man tendrá todas las putas y el dinero que quiera, pero no hay nadie más molón que el puto Spider-man.

 

Al llegar a la casa, llamamos al timbre y no hubo respuesta. Justin infló los mofletes y comenzó a patear la puerta.

 

-¡Que soy yo! ¡Me ha traído tu amigo Jones!

 

La puerta se abrió en un resquicio y se oyó una voz al otro lado.

 

-Largo. Los dos. Tú al instituto y tú con tu amiguito.

 

Fue a cerrar la puerta, pero metí el pie en un movimiento rápido y se lo impedí.

 

-Tengo que hablar contigo-sentencié.

 

-Pero yo no quiero hablar contigo.

 

-Esto… ¿os dejo solos?-se metió Justin en la conversación.

 

-No, tú no vas a ningún sitio solo. Jones te llevará de vuelta al instituto-dijo Peter aún al otro lado de la puerta.

 

Su voz estaba rara. Seguro que había estado llorando otra vez.

 

-Si no nos abres, me llevo al chaval a ver una porno.

 

Hubo un silencio. Después, la puerta se abrió. Peter, con gafas de sol, tal y como me había profetizado mi cerebro, apareció al otro lado. Entonces le dijo a su hermano: “entra en casa y no le abras a nadie. Ya hablaremos”. Dicho esto, salió corriendo alejándose en la distancia.

 

-¡Eh!-lo llamé-. ¿Adónde vas?

 

-Qué hermano más cabezón tengo…

 

-Yo que tú-apareció otro Peter a mi lado-corría tras él. O no querrás que pase lo que has visto, ¿no?

 

-Como si fuera permitirlo-sonreí.

 

Eché a correr ante la atenta mirada de Justin y del Peter de mi cabeza, que se desvaneció como si de un espectro se tratase. Como ya he dicho, Peter no lucha por nuestra relación, pero eso no es necesario. No hace falta que luche, porque, si es necesario, yo lucharé por los dos.

 

-Vaya momento has elegido para huir, hermano. Parece que va a empezar a llover. En fin, voy a hacerme unas palomitas-suspiró Justin.

 

CONTINUARÁ…

 

_________________________________________________________________________

 

Saboread esta dulce agonía, porque después de los dos capítulos siguientes, creo que pasaré a otro diario. Aún no sé cuál, probablemente Justin. Muchas gracias por leer.

 

OS SALUDA

 

EL ENTERRADOR

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