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El diario de la inocencia de Justin Wright 5

en Gays

Continuamos con esta semana de relatos cortos. Esta vez es el turno de Justin. ¿Por fin decidirá con quién se queda? ¿Axel o Jared? Se admiten apuestas.

 

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Diario de una adolescencia gay

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Un relato del Enterrador

 

El diario de la inocencia de Justin Wright 5: Triple inocencia

 

Tras la salida de Axel, me quedé unos minutos pensando a solas en la cama de la enfermería. ¿Cómo había accedido a hacerlo con él? Si ya había decidido que no iba a volver a hacerlo con otro hombre, ¿cómo había podido caer en su trampa? Igual era porque los chicos malos como Jared o Axel tenían un control sobre mí que yo no podía controlar, o simplemente era porque eran más listos que yo y me engañaban con sus tretas.

 

Axel había tenido sexo conmigo. Sin embargo, no entendía por qué lo había hecho. Que yo supiera, él tenía novia: la chica ésa con tan mala pinta. Si ya tienes a una mujer, ¿para qué quieres a un hombre? Un hombre no puede darte hijos, no puede darte estabilidad familiar y tampoco puede darte amor verdadero. El amor que existe entre dos hombres no puede ser verdadero porque no es natural. El amor es cosa de hombres y mujeres, ¿no? Miro a mi alrededor y sólo veo parejas heterosexuales. Se besan, se acarician, se sonríen y se dicen cosas bonitas. Por eso, siempre pienso: “Entonces lo que yo hago está mal, ¿no?”.

 

Se ven tan naturales y felices que parece que es lo normal. Jamás he visto una pareja de chicos poniéndose cariñosos el uno con el otro, así que no creo que exista el amor entre ellos, sólo es sexo, un entrenamiento sexual para cuando estén con las chicas. En cambio, las chicas no lo hacen por eso. Una chica se junta con otra chica porque le tiene mucho cariño y, mientras espera la llegada de un chico, sale con su amiga para esperar.

 

Al menos es así como yo veo el mundo. ¿Que estoy equivocado? Puede ser, pero nadie se ha parado a explicarme cómo son las cosas, de modo que sólo tengo mi propia observación. Jo, para Axel y para Jared sólo soy un juguete un sexual, un simple medio para divertirse, pero en cuanto tengan pareja estable me abandonarán, estoy seguro. Supongo que todos los gays son así; no les importa con quién hacerlo, sólo quieren desahogarse. Y de amor, nada.

 

Pero yo no quiero eso, yo quiero casarme con una linda muchacha que ilumine mi mundo, que me ame como yo la ame a ella y que vivamos felices para siempre. ¿Es tanto pedir? Si ahora me preguntaran que si me casaría con Axel o con Jared si me amaran, no sabría qué contestar, aunque, como ya he dicho, no creo que eso suceda, ya que el amor entre dos hombres no puede existir.

 

Me levanté de la cama y busqué a la enfermera. No obstante, ésta no estaba por ninguna parte. Tenía que haberse quedado cuidándome. ¡Qué irresponsable! A lo mejor de ese modo, Axel no me habría violado. Bueno, técnicamente no es una violación porque yo lo había consentido, pero… pero… ¡me había engañado, así que tampoco estaba libre de pecado!

 

Salí por la puerta y, al otro lado, apoyado en la pared, estaba Jared mirando en mi dirección. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. En el preciso momento en el que me vio, una sonrisa se dibujó en su rostro, pero no era una sonrisa de amabilidad o de preocupación, sino de malicia.

 

-Vaya, vaya, vaya… ¿Qué tenemos aquí?-preguntó.

 

-J-jared…

 

-¿Me puedes explicar por qué a mí me estás negando el placer de entrar en tu cuerpo y acabas de permitir que Axel lo haga?-dijo sin perder la sonrisa, como si estuviera contando algo divertido.

 

¿Nos había estado espiando o es que Axel se lo había dicho? Daba igual, estaba perdido de todas maneras. Seguro que estaría furioso y que la pagaría conmigo violándome sin compasión. No había respuesta posible que pudiera sacarme de allí con vida. Alzó una ceja, impaciente por mi respuesta, y le miré nervioso.

 

-Yo… no quería, pe-pero él…

 

-Esos gemidos no eran los de alguien que no quería, pequeño.

 

¡Me había escuchado! ¿Habría estado espiándonos? ¿Por qué? ¿Acaso estaba celoso? Eso, no sé por qué, me hizo un poco feliz, porque significaba que, de alguna manera, le daba miedo perderme.

 

Al ver que no respondía, me agarró de la barbilla y se me quedó mirando con expresión alegre; entonces dijo:

 

-He estado hablando con Axel. Verás, yo venía para traerte unas flores y desearte una pronta recuperación y voy y me encuentro con que estás retorciéndote de placer en los brazos de mi peor enemigo. Imagina cómo se me partió el corazón. Por eso, le dije que si se volvía a acercara ti, le arrancaba la lengua y se la ponía de sombrero. ¿Y sabes lo que dijo? Jajajaja. Es buenísimo. Dijo: “que decida el chico”.

 

-¿Y las flores?-pregunté inocentemente.

 

-Resulta que no me tenía miedo-se rió evadiendo claramente el tema-. ¿Te lo puedes creer?

 

Me quedé en silencio. No podía responder porque ni siquiera yo mismo sabía qué era lo que sentía. De todas formas, no importaba. En el caso de que amara a alguno de los dos, nunca sería correspondido, sólo sería recompensado con dolor. ”Amar a un hombre es imposible”, me dije a mí mismo, “así que no tengo por qué escoger entre ellos”.

 

Me pasó el brazo por encima del hombro con intención amigable y me pegó a él. Yo me sentía algo incómodo. Quería salir de allí. Jared me daba miedo. A continuación, me preguntó que a quién prefería, a lo que yo respondí:

 

-Prefiero estar sólo. No me gustáis ninguno de los dos.

 

-Oh, mejor solo que mal acompañado, ¿no, pequeño?-me revolvió el pelo.

 

-Así es-dije algo nervioso.

 

-Pero me temo que no puedo permitir que hagas eso. Otra cosa que no sea elegirme a mí, sería terrible.

 

-¿T-terrible?

 

-Sí. Podrían pasar cosas catastróficas. ¿Y si un día tu queridísimo hermano sufre un accidente? Dios no lo quiera. ¿Qué harías?

 

-¿J-jared?-pregunté asustado.

 

Su sonrisa desapareció y sus ojos se entrecerraron de forma amenazadora. No estaba de broma. Si no le obedecía, podía tomar represalias contra mi hermano. Yo… ¡yo no quería que le hiciera daño a Peter! Peter era lo único que tenía, la única persona que había permanecido a mi lado pasase lo que pasase. Podía ser un estirado, un aburrido, un cabezón, un listillo, un orgulloso, un arrogante (así podía seguir hasta mañana), pero era mi hermano, y yo lo quería mucho.

 

Agarrándome de las mejillas con autoridad, condujo su cara hacia la mía para besarme. Cerré los ojos, pues sabía que no había nada que pudiera hacer. Por mucho que luchara, Jared era mucho más fuerte que yo, y, aunque no me importaba lo que me hiciera, no quería poner en peligro a mi hermano. Me dejé llevar y me entregué a él. Había ganado. Ahora, Jared Davis era mi dueño.

 

Cuando su lengua, que había salido juguetona del interior de su boca, estaba a punto a punto de rozar mis labios, oímos un silbido y dirigimos la mirada a la zona del pasillo contraria a la que estaba la enfermería.

 

-¿Interrumpo algo?-preguntó Axel con su habitual tono de indiferencia.

 

-Pretencioso hijo de puta… ¡Por supuesto que estás interrumpiendo!

 

-Da igual, ¿le has dicho eso?

 

-Tsk.

 

Miré a ambos sin saber a qué se referían y, tras hacerlo, Jared me soltó y se volvió a reclinar contra la pared con cara de pocos amigos. Axel me miró y dijo con tono calmado y calculado:

 

-Dime, chaval, ¿qué se hace cuando dos personas quieren una misma tarta?

 

-Eso es fácil: partirla. E-espera, ¡¿m-me váis a partir?!

 

-No sería la primera vez-puso los ojos en blanco Jared.

 

-No, no hablamos de eso. Si dos personas quieren una misma tarta, la comparten, así que te vamos a compartir.

 

-¿Os olvidáis de que no soy una tarta? Tengo opinión, ¿sabéis?-fruncí el ceño.

 

-¿Ves lo que te dije, Axel? Por estas cosas es mejor violarlo, porque así no puede rechistar.

 

-Haremos una cosa, chaval-me miró Axel-: vamos a hacer un trío. Si te gusta alguno de los dos, eliges, y si no, nos largamos y no volvemos a molestarte, ¿vale?

 

-Tengo nombre, ¿sabes? Soy Justin.

 

-Axel, yo lo desnudo y tú le agarras las piernas-espetó Jared.

 

-Deja ya las putas bromas, que lo vas a poner nervioso-le miró Axel.

 

-¿Quién está de broma?

 

-Está bien, acepto. Pero tenéis que prometer que si digo que no os quiero a ninguno, me dejaréis en paz. LOS DOS.

 

-Prometido-sentenció Axel.

 

Jared puso los ojos en blanco de nuevo, pero debido a la presión que ejercía mi mirada y la de Axel, acabó aceptando, aunque creo que no le entusiasmaba la idea precisamente. Quedamos en vernos en el patio trasero cuando acabaran las clases, es decir, cuando Peter se fuera al club de poesía. Nos despedimos y cada uno se fue a su clase. Fue incómodo, porque Jared y yo íbamos en la misma dirección y no nos dirigimos la palabra durante todo el trayecto.

 

De vez en cuando le miraba y veía sus ojos amenazantes y enormes puestos sobre mí. Qué miedito, de verdad… Menos mal que no hizo ningún movimiento. Me preguntaba si Jared pararía tan fácilmente de acosarme. Mi plan era rechazarlos a ambos, claro está, pero seguramente Jared vendría de nuevo a amenazarme, como solía hacer. En ese momento pensé que daba igual lo que hiciera, no me iba a librar de Jared.

 

Nervioso, le dije que iba al baño, y él, sin contestarme o mirarme siquiera, siguió el camino a clase. Me metí en el servicio y me aclaré la cara con abundante agua. Estaba nervioso, muy nervioso. No sabía qué iba a ser de mí o de Peter. Quizás si le decía a Axel que saliera conmigo, él mantendría a Jared a raya para que no nos hiciera nada a mi hermano o a mí. Jo, qué tontería, para eso era mejor salir con Jared, pues con él sí que no tendría problemas.

 

No quería estar con ninguno de los dos, no quería estar con ningún hombre. ¿Y si se lo decía a algún profesor? No, eso estaba descartado, porque eso te convierte en chivato y es mucho peor. De momento, decidí ir a clase a ver si se me ocurría una idea para huir.

 

Mientras caminaba por el pasillo, miré mi móvil y vi que tenía un mensaje de Peter, de hacía un par de horas. El mensaje decía:

 

“Justin, me voy a casa. Vendré a recogerte cuando sea la hora”

 

Jo, qué estirado. Podía haberme llevado con él. De esa forma, me habría librado de ese trío infernal que iba a tener que hacer. Suspiré y seguí caminando hacia clase algo cansado.

 

Entonces vi a alguien de pie en mitad de éste. Las piernas le temblaban y parecía estar sollozando. Me dio un poco de miedo, porque parecía una escena de una peli de miedo, pero, aún así, le puse la mano en el hombro y le pregunté que si estaba bien. Al girarse, vi que se trataba de Dick Tones, no, espera, ¿Jill Bones? Bueno, el amigo ése de Peter que se lo llevó un día.

 

Tras tranquilizarse, me dijo que si quería, me llevaba a casa, a lo que acepté contento, porque así podría librarme, al menos temporalmente, de esos dos macarras malvados. Fuimos a clase y le dijo a Angela que me sacaba del instituto. Luego, ante la atenta mirada de Jared, cogí mis cosas y nos fuimos. Jared no dijo nada. Esperaba que no se lo tomara muy mal.

 

Estuvimos hablando sobre Marvel por el camino. Parecía un chico majo, así que era fácil hablar con él. Sin embargo, no tenía ni idea de superhéroes. ¿Spider man el mejor? Por favor, si es un adolescente pringado… ¡Iron man sí que mola!

 

Al llegar a casa, mi hermano salió corriendo y su amigo salió detrás de él.

 

-Vaya momento has elegido para huir, hermano. Parece que va a llover. En fin, voy a hacerme unas palomitas-suspiré.

 

Me metí en casa y me puse a ver “Hércules”, que la estaban echando en Disney Channel, mientras me comía las palomitas. Jo, qué historia tan bonita… Hércules parecía un pobre chaval esmirriado y poco a poco se convirtió en un héroe. ¡Igual yo también podía! Aunque, eso me daba mucha pereza.

 

Cuando llegué a la escena en la que Meg, la novia de Hércules, canta una canción diciendo que no lo ama, no sé por qué, pero me sentí un poco identificado. ¿Y si estaba enamorado de Jared? ¿O de Axel? Quizás no quería aceptarlo y estaba enamorado de uno de ellos. ¿Era posible? Podía ser. Pensando en eso, me quedé dormido con la película puesta.

 

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Ese día tuve una de las peores pesadillas que he tenido en mi vida. Fue horrible, horriblemente horrible, por decirlo de alguna manera. Soñé que iba al médico porque me había aparecido una extraña mancha en el pene y que éste, al examinarla, me decía que se me iba a caer a pedazos.

 

Entonces, el diagnóstico se hizo realidad y la piel de mi zona íntima se fue cayendo rápidamente como si fuera leproso. Al ver que se me caía, intentaba sujetarla con la mano a través del pantalón para que se quedara en su sitio, pero sabía que no iba a aguantar mucho. Miré al médico con miedo y éste me dijo que no me preocupara, que lo dejara caer. Temblando asustado, le hice caso y dejé que se cayera.

 

Ahora no tenía órganos sexuales, sólo tenía un agujero para hacer pis, según el doctor, aunque yo no me atrevía a asomarme ahí. De repente, la consulta del médico pasó de tonos grises y blancos a rojos y negros y el propio doctor perdió su cara, apareciéndole en su lugar la cara de Jared, que se reía.

 

-Ahora no te queda más remedio que ser gay, porque no tienes polla con la que penetrar a una chica.

 

La pared ahora estaba formada por cuadritos rojos y negros, advirtiéndome de que estaba en el infierno, el infierno homosexual. El doctor Jared llamó a la enfermera, una chica con una gran delantera, pero que tenía la cara de Axel. Lo más perturbador era que su cara estaba inexpresiva, como si tuviera demasiada dignidad como para quejarse siquiera por el papel que tenía en mi sueño.

 

-Ahora, arrebatémosle del todo su hombría, enfermera-sonrió Jared desnudándose.

 

-Vale, aunque espero que estas tetas sean de relleno, porque si no, la imagen que voy a dar cuando me desnude, va a ser la verdadera pesadilla.

 

Justo cuando Jared me arrancó el pantalón e iba a ver qué había en lugar de mi pene, el sonido del timbre de la puerta me despertó. Abrí los ojos y pegué un salto en el sofá, asustado. Miré en todas direcciones y me bajé el pantalón para echar un vistazo. Cielos, gracias a Dios, mi pene seguía en su sitio. Fuera quien fuera el de la puerta, estaba infinitamente agradecido por haberme salvado de aquel horrible sueño.

 

Fui a abrir. Pensé que seguramente serían Peter y su amigo, pero no, estaba muy equivocado. Al otro lado de la puerta estaban los verdugos de mi virilidad, los extraños sanitarios que iban a hacerme daño, Jared y Axel, con un paraguas en la mano cada uno para refugiarse de la lluvia.

 

-¿Ves? Te dije que seguir a Jones era una buena idea-sonrió Jared.

 

-Lo que no entiendo es por qué te has empeñado en seguir a esos dos al parque lloviendo y todo.

 

-Teníamos que estar seguros de que tardarían en volver.

 

-Di que no, que es porque eres un cotilla de mierda.

 

-Cierra la puta boca o te la parto, mamón.

 

-Chúpame la…

 

-¿Se puede saber qué hacéis aquí?-pregunté asustado.

 

-No nos gusta que nos la jueguen, chaval-me miró Axel con expresión severa-. Has huido después de hacer un trato con nosotros. Eso es de cobardes.

 

Jared asintió con energía, dejándole todo el trabajo a Axel. Parecía que no iba a abrir la boca, sino que iba a disfrutar del espectáculo. Yo no entendía nada. ¿Por qué no me detuvo cuando me fui con ese tal Nones? Jo, ¿acaso había urdido este plan para encontrar mi casa? Si era así, significaba que la mente de Jared mucho más retorcida de lo que hubiera podido imaginar.

 

Me puse triste. Jared siempre había sido cariñoso conmigo, pero ahora estaba viendo en él una faceta muy peligrosa. Al parecer, no le conocía de verdad. Yo sólo conocía una ilusión, una ilusión que él había creado para acercarse a mí sin que le tuviera miedo. En realidad era un monstruo. ¡No me gustaba Jared, no me gustaba nada!

 

-M-marchaos. É-esta es mi casa.

 

-Me parece justo, chaval, pero nos debes…

 

-¿Como que “me parece justo”?-suspiró Jared-. No es para nada justo. Este tío nos da falsas esperanzas y después huye de nosotros. Eso es muy cruel. Como castigo-sonrió con maldad-ahora el trío lo haremos aquí.

 

-¿Q-qué?

 

-No creo que sea lo más acertado. Su hermano puede aparecer y estropearlo todo.

 

-Tienes un cuarto, ¿no, Justin? Pues colocamos un mueble bloqueando la puerta y ya está.

 

-P-pero…

 

-Me la sudan tus peros. Estoy harto de que me cortéis el rollo. Yo no me voy de aquí sin metérsela a Justin por el culo, así que vamos dentro pero ya.

 

Miré a Axel, suplicándole con la mirada, pero éste, en vez de ayudarme, suspiró y se encogió de hombros.

 

-Lo siento, pero tú te lo has buscado por huir. Un hombre se enfrenta a los problemas. Tranquilo, si vuelve tu hermano, ya me encargo yo de que no nos pille.

 

-Oh, genial, igual asistimos a un nuevo asesinato del gran McArthur-comentó Jared.

 

-Cierra la puta boca-le calló Axel.

 

Estaba ante la situación más aterradora que había vivido en mi vida. Axel, molesto, le pegó un puñetazo a Jared y éste se rió. Eran salvajes, chicos sin corazón que usaban la violencia constantemente. Me sentía como un pajarito indefenso ante el ataque de dos águilas imperiales que se peleaban por saborear mi pellejo. Me preguntaba por qué me pasaba esto a mí, ¿por qué precisamente a mí? Quizás me lo había buscado, quizás si hubiese obedecido a Peter y no me hubiera acercado a Jared, esto no estaría pasando. Pero estaba solo, y Jared fue el único que quiso ser mi amigo.

 

¿Es que es un pecado querer un amigo, alguien que te acompañe y que esté contigo? ¿Hubiera sido mejor resignarse a la soledad que me había impuesto mi hermano? Probablemente sí. Puede que hubiera estado solo, pero me habría ahorrado muchos problemas. Creo que le tenía demasiado miedo a la soledad y Jared se aprovechó de ello para hacerme caer en sus redes.

 

Aún así, vi un pequeño rayo de esperanza, ya que me habían prometido que si lo hacía con ellos y no me gustaba ninguno, podría rechazarlos. No estaba seguro de si cumplirían su promesa, es más, seguramente no lo harían, sin embargo, eso lo único a lo que podía agarrarme.

 

Les miré con una cara marcada por la devastación y les dije que entraran. Jared lo hizo con paso firme, como si fuera el dueño de ese lugar; mientras que Axel entró mirando en todas direcciones, vigilante. Parecía atento a cualquier amenaza que se presentara. Cerré la puerta dejando la lluvia atrás y, así, sellé mi destino.

 

Ambos dejaron sus sombrillas en la entrada y nos dirigimos al salón por el pasillo mientras Jared hacía comentarios sobre lo bonita que era la casa en tono de burla; Axel, por su parte, permanecía en silencio. Fui a apagar la tele del salón, en la que estaban echando viejos cortos Disney remasterizados, pero Jared me agarró del brazo y me exigió que les llevara a la habitación inmediatamente, que no le daba la gana esperar más.

 

Con gesto de disgusto y de un movimiento rápido, aparté su mano de mi brazo y les señalé las escaleras. Apagué la luz y subimos al primer piso, donde, con un gesto de mi dedo índice, les indiqué cuál era mi cuarto. Ambos entraron sin decir una palabra y sin esperar a que lo hiciera yo primero. ¡Qué maleducados! Aunque, por otro lado, ¿qué esperaba? Eran dos chicos malos, así que dudo que sean de los que piden permiso para entrar en un sitio. Normalmente patearán la puerta y, cuando caiga al suelo, entrarán.

 

-Bueno, pequeño-dijo Jared quitándose la camiseta y arrojándola sobre mi cama-, hoy vamos a hacer un hombre de ti.

 

Eso, no sé por qué, trajo a mi cabeza la canción de Mulán. Mi cerebro era muy tonto, y cuando me ponía nervioso, me venían a la cabeza las cosas más estúpidas.

 

Miré el pecho de Jared, que ya había visto miles de veces, y mi corazón se aceleró. No entendía por qué. Era el pecho de un hombre, así que, ¿por qué tenía ese efecto en mí? ¿A mí que me importaba que pareciera bien formado, duro y apolíneo? Jo, tanto tiempo haciendo esas cosas con Jared me habían hecho tener pensamientos gays.

 

Axel, con mirada inquisidora, se quitó la camiseta también para no quedarse atrás. No es justo, ¿por qué cuando lo hizo se me aceleró el doble? Según las pelis que había visto, que se acelere el corazón quiere decir…

 

-Chupa-ordenó Jared señalando su polla.

 

-¿Nunca te han dicho que eres el maestro de la elegancia?-sonrió de forma burlona Axel.

 

-Estás celoso porque la tengo más grande que tú.

 

-Ignoraré que acabas de comparar tu micropolla con mi tocón ancestral.

 

Jared gruñó y yo me tapé la boca con la mano para que no notara que se me había escapado una risita.

 

-Si fueras un buen amante-continuó Axel-, sabrías que si quieres convencer a alguien de que te elija tienes que hacer esto.

 

A continuación, se acercó a mí y, sin pedirme permiso siquiera, me arrojó a la cama y se colocó encima de mí. Debido a eso, me sonrojé completamente. Sus ojos, fríos como el más helado glacial, apuntaban hacia los míos. No había el menor cambio en su expresión facial y eso me ponía bastante nervioso. Jared se sentó a nuestro lado con una sonrisa, esperando lo que Axel iba a hacer.

 

Parecía que no quería hacerle esperar mucho porque deslizó su mano a través de mis pantalones y me acarició las ingles, como dirigiéndose hacia mi miembro. Yo, asustado y nervioso, le pedí que parara, pues con un mínimo toque, me correría, pero él no paró. En su lugar, me dejó desnudo de cintura para abajo.

 

Jared se rió, supongo que porque sabía que en cuanto pusiera un dedo en mi pene, iba a eyacular sin control. Yo, nervioso, intenté detenerle diciéndole que era eyaculador precoz y que no era buena idea. Sin embargo, no se detuvo, sino que agachó la cabeza y se lo metió en la boca de una vez. Mi cuerpo entero se tensó y, aunque puse todo lo que pude de mi parte, me corrí en una explosión a las 2 milésimas de segundos.

 

Buena la había liado… Ahora me iba a matar. ¡Pero no era culpa mía! Yo le había avisado, y aún así no me había hecho caso. Dirigí mi mirada a sus ojos, y éstos aún permanecían fríos e impasibles, como si aquello no le sorprendiera. Con mi miembro aún en la boca, se tragó el semen que había expulsado y se puso a chuparlo.

 

-Qué ascazo-intervino Jared.

 

Me quedé totalmente en shock. ¿Acababa de tragarse mi semen y seguía teniendo ganas de chupar? ¿Hacía eso… por mí? ¿Para darme placer? Entonces, no sólo le importaba su placer, sino que también el mío, ¿no? De repente, sonreí, cosa que a Jared no pareció agradarle.

 

-Váis a hacer que me ponga celoso-frunció el ceño-. Vamos, Justin, hazme lo que Axel te está haciendo.

 

Se desnudó por completo y tumbó mi cabeza en su regazo, así que no me quedó otro remedio que meterme su enorme anaconda en la boca. Parece que se había puesto muy cachondo con la escena que había presenciado, porque eso ya estaba como una piedra. Además, soltaba tanto líquido preseminal que aquello parecía un manantial.  

 

Normalmente habría podido abarcar sin problemas ese monstruo, pero debido a que Axel me estaba haciendo eso, mi cuerpo tenía espasmos y no me dejaba actuar con total libertad. Aquello irritó a Jared, por lo que me agarró de la mandíbula y me abrió más la boca, de modo que pudiera violármela por sí mismo.

 

Qué injusto era… Gracias a Dios que ya estaba habituado a tragarme esa enorme cosa y no tuve problemas de arcadas, aunque, eso sí, se me escapó alguna lagrimilla. De repente, Axel me recorrió el pene con la lengua de arriba a abajo. De nuevo, mi cuerpo tomaba la iniciativa, lo cual significaba que me iba a correr sin haberme dado apenas tiempo para disfrutar de lo que me hacía.

 

-¡A-aaaagh! ¡V-voy a… voy a…!

 

-Hazlo-dijo Axel tajante.

 

Por primera vez en mi vida, pude notar cómo el líquido caliente subía por mi pene para ser expulsado al exterior. Normalmente pasa tan rápido que no me doy cuenta, sin embargo, esta vez, había podido disfrutarlo. Eso me hizo feliz. Era la primera vez que disfrutaba de eyacular.

 

Así, expulsé un montón de semen en la boca de Axel. Éste, sacándose mi pene de la boca, me miró y se relamió, lo que hizo que volviera a sonrojarme. Cada vez me daba más cuenta de que Axel, a su manera, me trataba más gentilmente que Jared, quien se comportaba como un idiota.

 

-Hoy no es tu día, pequeño-suspiró-. Pero bueno, siempre puedo divertirme con tu parte de atrás. Mientras tanto, chúpasela a Axel.

 

Se levantó y, mientras yo me quitaba la camisa, se cambió de posición con Axel. Ahora éste me ofrecía su enorme sexo a la vez que Jared me levantaba las piernas como se les suele hacer a las gallinas. Axel se desvistió por completo y pude ver que su pene era más grande que el de Jared, aunque no mucho, quizás un par de centímetros más.

 

Sin hacerse de rozar, Jared metió un dedo en mi interior, lo que hizo que emitiera un pequeño gemido. Sin embargo, Axel me tapó la boca rápidamente. Como era un impaciente, Jared no esperó a que mi culo se habituara al primer dedo e introdujo el segundo sin más. De nuevo, mi gemido fue ahogado por el miembro de Axel.

 

Era enorme, así que me costaba mucho metérmelo entero en la boca. Hice lo que pude, claro está, pero, al igual que antes, mi cuerpo escapaba a mi control.

 

-Creo que esto te va a doler-dijo Jared metiendo el tercer dedo.

 

Sentí como si una aguja hubiera atravesado mi piel en la zona del ano; era un dolor agudo y constante. Esta vez no pude evitarlo: tuve que sacarme de la boca el pene de Axel para gritar. A continuación, Jared me introdujo sin piedad su monstruoso pene en el culo. De nuevo grité, esta vez mucho más alto que antes. Alcé la mirada y vi que Axel me observaba, por lo que, para no decepcionarlo, comencé a lamerle el tronco de su miembro mientras emitía gemidos debido a la penetración que me estaba propinando Jared.

 

-Y eso que no la he metido entera-se rió.

 

-¿P-pero la has me-metido? Ni lo había no-notado…-sonreí irónicamente.

 

-Será porque la tienes pequeña-añadió Axel.

 

De un empujón y sin la menor piedad, Jared me la metió entera. Tuve que controlarme para no gritar como un poseso.

 

-¿Y ahora? ¿La notas ya?

 

-S-sí… A-aaagh… La noto.

 

Creo que era mejor no meterse con su virilidad, porque empezó a embestirme con todas sus fuerzas. Jo, ¿él podía arrebatarme mi masculinidad en mis sueños y yo a él la suya no? Esta vez no podía controlar mis gemidos, y no quería gritar por si aparecía Peter o algo. Me sentía impotente. Axel parecía notar esto, porque me metió su pene entero en la boca. Ahora que lo pienso, puede que lo hiciera por otra cosa, ¿no?

 

En fin, el caso es que funcionó, porque ahora mis gemidos se oían ahogados. Miré de reojo a Jared, que me sujetaba las piernas en alto mientras entraba y salía de mi interior. Su cara era de placer absoluto, con leves gemidos y resoplidos. Al menos en eso me gustaba más que Axel, porque éste no hacía ningún ruido, simplemente me miraba atentamente. Bueno, no es que estuviera mal que me mirara, pero no sé, si no disfruta, no sé por qué lo hace. De hecho, no sabía por qué quería tener sexo conmigo.

 

-Axel-sonrió Jared-, creo que es hora de la parte más divertida.

 

Miré a Axel sin saber a qué se refería Jared, y una sonrisa malvada se dibujó en su rostro. Entonces me invadió una inquietud absoluta. ¿Qué iban a hacerme? Conociéndoles, nada bueno. Axel sacó su monstruo de mi boca y tragué saliva. Seguidamente, Jared salió de mi interior.

 

-No te vayas a poner a llorar, ¿eh?-me miró Axel con una sonrisa.

 

-¿Eh? ¡Pues claro que no! Aunque… ¿qué me váis a hacer?

 

-Tú siéntate encima de Axel-ordenó Jared.

 

Axel se colocó en la cama, con su pene señalando hacia el techo. Yo, algo confuso, me senté encima de él y me lo metí como pude, no sin emitir varios gritos debido a lo grande que era, claro. Luego, me sujetó por la espalda y me atrajo hacia él haciendo que nuestras caras quedaran muy juntas. Ahora tenía sus ojos justo delante, qué vergüenza. Es de las personas cuyos ojos parecen leerte por dentro, y eso es algo que me incomoda bastante.

 

Iba a moverme, cuando Jared me dijo que no lo hiciera. De repente, éste, seposicionó detrás mía y colocó su pene apuntando a mi entrada. Cielos, ¿¡iban a meterme dos a la vez!? No iba a aguantar. Era demasiado, ¡demasiado!

 

-Oye-me llamó la atención Axel-, te he dicho que no te pusieras a llorar.

 

-Sniff… es que… ya me duele sólo la tuya, así que dos a la vez…

 

-¿Confías en mí?

 

-No.

 

-Podías haber dudado un poco. Puto crío...-dijo entre dientes-. Mira, tú relájate y mírame a mí, ¿vale?

 

-Tu cara me da miedo.

 

-No me provoques si no quieres que te duela el doble-bufó.

 

-Vale, v-vale. C-confiaré en ti.

 

De todas formas no me quedaba otra. Cerré los ojos con fuerza y me esperé lo peor. Entonces Axel colocó su mano en mi mejilla con delicadeza. En serio, eso no le pegaba nada. Hasta me daba un poco de miedo, pero,  aún así, agradecía su gesto. Sonreí sin poder evitarlo. Sin embargo, la sonrisa se me borró cuando ese agente invasor entró en mi interior.

 

Iba a gritar con todas mis fuerzas, no obstante, la mano de Axel que estaba en mi mejilla fue a parar a mi boca. Así que era por eso… Y yo como un bobo pensando que era para animarme…

 

-Joder, esto no entra-se quejó Jared.

 

-¿A mí qué me dices?-dijo Axel-. Yo no entiendo de culos, tú sí.

 

-¿Me estás llamando maricón?

 

-Nooooooo...-sonrió Axel-. Si tú eres muy macho, vamos. Por cierto, te has olvidado el bolso en la mesita.

 

-Tsk. ¡Pues ahora la voy a meter a presión!

 

-No hagas eso-sentenció seriamente Axel-. Si le haces daño, te mato.

 

-Hablas de él como si fuera tuyo, cuando está claro que es mío y que por tanto, puedo hacer lo que me salga de la polla con él.

 

-Me da igual de quien sea, pero si le haces daño, te mato.

 

¿Ahora iba a asistir a otra de sus peleas? Jo, yo sólo quería que terminaran de una vez y se fueran, que me estaba doliendo mucho. Aunque he de reconocer que eso de que fuera a matar por mí, me gustó, pero estaba demasiado asustado por una posible fisura anal como para conmoverme.

 

Más me valía relajarme, o eso o podía acabar con el culo más rojo que el de un mandril. Respiré profundamente e intenté abrir el esfínter para que el pene de Jared se pudiera deslizar solo. Con mucha fuerza de voluntad, lo conseguí. ¿Qué les hubiera costado comprar lubricante? ¡Eran unos tacaños! Jared, ansioso, me lo metió entero una vez vio que no había resistencia. Como tenía la boca tapada por la mano de Axel, mis gemidos fueron ahogados, pero al mirarlo para calmarme como me había dicho, sus habituales ojos malvados estaban un poco más calmados, como más cálidos. No sé cómo explicarlo. Quizás era verdad que se estaba esforzando para tranquilizarme. Olisqueé su mano y al notar su olor, no sé por qué, me tranquilicé.

 

Jared no esperó más y se puso a embestirme de nuevo; Axel no se podía mover, por lo que permanecía estático disfrutando del calor de mi interior y del frote del pene de Jared; y yo intentaba no morir de dolor. Para mi sorpresa, poco a poco, mi cuerpo se fue abriendo y el tremendo dolor que aquellas dos bestias en mi interior me provocaban, se fue convirtiendo en placer.

 

-Aaaaagh… Se está abriendo cada vez más. Eso es que te está gustando, ¿verdad?-gimió Jared-. ¿Te gusta, hijo de puta?

 

-Aaaagh… S-sí… Me gusta… Aaaagh…. Me gusta.

 

-Que sepas que esto te gusta porque soy yo el que te está dando caña. Que no se te olvide-sentenció acelerando sus embestidas.

 

Axel permaneció en silencio, pero sin apartar la vista de mí. Yo en aquel momento ya no pensaba en nada; era puro instinto. Mi cuerpo se reducía a mero placer, a un gran calor que me llenaba por completo.

 

Finalmente, Jared no pudo más y se corrió en mi interior con un fuerte resoplido. Axel, por su parte, la sacó y se puso a masturbarse en mi entrada hasta que eyaculó sobre ella. Jared estaba jadeando sin parar, pero Axel, tras el típico resoplido de la eyaculación, no se manifestó.

 

Entonces, sin añadir nada más, ambos se pusieron a vestirse y yo me tumbé en la cama totalmente desnudo, entre otras cosas porque si me movía, el culo me dolía a horrores.

 

-Bueno-empezó Jared poniéndose la camiseta-, mañana nos dices en clase a quién eliges. Tienes una noche para acordarte de mi polla y elegirla.

 

Dicho esto, me dio un toquecito en el pene, lo cual me hizo correrme enseguida, y salió por la puerta.

 

-¡A-aaagh! ¡Jo, no hagas eso!

 

Axel se me quedó observando y suspiró. Seguro que era porque había dicho “jo” delante de él. Se me había escapado, jo. ¿Véis? No lo puedo evitar.

 

-Hagas lo que hagas-me advirtió según se iba-, no lo escojas a él.

 

Y así, me quedé solo.

 

¿Qué debía hacer? ¿A quién debía escoger? ¿Axel o Jared? Ambos eran malos conmigo. Aunque Axel parezca mejor, en el fondo es ambiguo, así que no sé si me trata bien o mal… Por otro lado, si volviera a mi anterior relación con Jared no nos pasaría nada a mí o a Peter. No sabía qué hacer. ¿Rechazarlos a ambos? Entonces seguramente Jared tomaría represalias.

 

Quería resolverlo, pero me entraron unas ganas enormes de hacer pis, de modo que lo dejaría para después. Si debía acabar con uno de los dos, en el fondo sabía que daba igual con cual, porque no podría amar jamás a ninguno de los dos. ¿Y por qué? Porque el amor entre dos hombres no puede existir.

 

COTINUARÁ…

 

_________________________________________________________________________

 

Elegid a vuestro favorito. Ya están sus personalidades totalmente desarrolladas, así que decidid por vosotros mismos :3 Gracias por leer.

 

Este es, por así decirlo, mi último regalo a los lectores de todorelatos. Este fin de semana publicaré un aviso importante. Leedlo, por favor.

OS SALUDA

 

EL ENTERRADOR

 

 

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