El principio (I)
Hola, mi nombre es Ángel, ya participé en la serie “Rocío, a la vejez viciosa”. En esta serie quiero contar las aventuras viciosas de la familia de la mi mujer.
De esta familia ya he relatado la historia de Rocío, Lorena y Ana Mari, primas de mi mujer, y las aventuras de su hermana Mariana y su sobrina Isa en la serie “La calentura de mi hija preñada”. Ahora quiero contar cómo mi vida ha girado alrededor de estas cuatro hermanas desde que tenía 14 años y vinieron a vivir a mi pueblo procedentes de Cádiz.
Yo vivía en un pueblo de la provincia de Sevilla y llegó a la casa del lado un señor viudo que trabajaba en RENFE, que lo habían trasladado desde Cádiz. Traía cuatro hijas, la mayor de 25 años y la menor de 12.
Mis padres se hicieron muy amigos de esta familia y yo pasaba mucho tiempo en su amplia casa junto a mis hermanas que eran amigas de sus hijas.
Las cuatro chicas eran muy desinhibidas, atractivas y sensuales, lo que unido a mi edad me hacía pajearme mucho pensando en ellas.
Fueron pasando los años y por la edad me fui relacionando mas con las dos pequeñas, saliendo con ellas de discotecas. Las dos mayores se casaron pronto, una con su novio que se trajo de Cádiz y la otra con un chico de mi pueblo.
A los 21 años me ennovié con la pequeña, precisamente cuando empecé a tener relaciones sexuales con las cuatro. Desde entonces aunque me casé con ella, esporádicamente me comparte con sus hermanas las cuales también están casadas, llegando a realizar orgías incestuosas con ellas y sus hijos.
Ahora, a mis 52 años todavía follamos entre todos o aisladamente. En esta serie os quiero contar algunos ejemplos de sus vicios y sus perversiones sexuales, y a veces lo contarán ellas pues les ha gustado esto de Todorelatos. Pero antes os la quiero presentar una a una:
1) Mariana, la hermana mayor, tiene 64 años. Ya la conocéis de la serie “La calentura de mi hija preñada”. Se casó el año que llegó a mi pueblo y sigue viviendo allí tiene dos hijos Pepe e Isa.
Mariana es la hermana más ninfómana, no se harta nunca. Ha sido una mujer delgada y atractiva. En lo íntimo su mayor atributo es la enorme vagina que tiene, por lo que es una especialista en fisting. En cuanto a sus perversiones destaca la zoofilia, estando siempre rodeada en su casa de perros.
2) La segunda hermana se llama Paca ahora tiene 58 tacos, es la más femenina, no le van para nada la hembras. Lo que más le gusta son las pollas. Se fue a vivir a Sevilla con su marido y tuvo un hijo y una hija, con los cuales tiene relaciones incestuosas.
Paca es un poco masoca, sumisa. Primero la sometió su padre, con el que tuvo relaciones sexuales desde que enviudó este. Luego su marido, entregándola a sus amigos. Y luego sus hijos, haciendo lo que les pedían los putos críos viciosos aun sabiendo que no le gustan las hebras, su putísima hija la envició a comer chochos.
Lo que más ha destacado de su cuerpo son sus masivas tetazas.
3) La tercera, Conchi, tiene mi edad 52. Es bisexual desde pequeña y un poco sádica. Le encanta someter a mujeres. Es la más guapa. Y su especialidad es el sexo oral tiene una boca voluptuosa y una lengua enorme y metamórfica que introduce como un pene en los coños de sus amantes. Tiene sólo un hijo con el cual también practica sexo.
4) Y la cuarta, mi mujer, Juana, que tiene 50 años. Es la menos promiscua de las cuatro. Pero también interviene en las orgías que hacemos porque es muy calentona. Su vicio es el sexo anal. Tiene un culo de infarto. Es la más alta de las cuatro. Y siempre le gusta llevar el culo lleno de algo. Al principio se metía plátanos, pepinos, calabacines, etc. Luego le regalábamos dildos y bolas chinas. Tenemos dos hijas. Juana es la única que se niega a incorporar a nuestras hijas al circo incestuoso familiar.
En este primer capítulo voy a hacer un resumen morboso del primer encuentro sexual con Juana y Conchi. Yo con Juana ya había empezado a tener relaciones a escondidas desde hacía unos meses. Y a Conchi me la había follado hacía un año.
Ella tenía 19 y yo 21. Juana vestía una minifalda blanca y una camisa. Estábamos en su casa, pues no había nadie en ella.
Nos sentamos en su cama. Yo vestía un pantalón vaquero y una camisa.
Empezamos a morrearnos con pasión. Ella me chupaba la lengua con ganas, yo sentía el agradable tacto suave de su lengüecita. Me empalmaba. Juana gemía.
Le sobaba sus muslazos por debajo de su minifalda. Eran gordos, tiernecitos. Le magreaba su culo, estaba maciza.
Ella me metía su mano entre mi camisa y me acariciaba los pezones. La tumbé en la cama. Le quité la camisa y me quité la mía. Me eché sobre su cuerpo a lamer sus pezones pequeñitos (entonces tenía unas tetas pequeñas, ahora de madura, se le han puesto grandes y con gordos pezones) Juana suspiraba de placer, yo frotaba mi bragueta contra sus abundantes muslos.
En ese momento decidimos irnos a otra habitación pues estaríamos más seguros. Quedamos en ir yo primero y ella después por si nos veía alguien.
Al llegar a la habitación convenida, sorprendí a la hermana Conchi dentro de ella. Estaba agachada orinando en un orinal. Se levantó sorprendida subiéndose las bragas.
Conchi: Mira, toca, mira que caliente está el pipí.
Toqué la orina, metí un dedo y lo chupé con morbo. Esto hizo que Conchi se calentara diciéndome:
Conchi: ¡Qué guarro eres Ángel!
Volví a meter toda la mano en el meado y se la puse en su buenísima boca. Me chupó todos los dedos glotonamente.
Conchi vestía un vestidito fino y ancho. Lucia sus hermosos brazos que al levantarlos dejaban ver sus sobacos repletos de largos y abundantes pelos negros. Me excitaban mucho esos pelos. Era un capricho de su padre. Estaban sudados, se los toqué y empecé a chuparlos olfateando un agradable olor a sudor.
Conchi no pudo resistirse más, se abrazó a mi cuerpo desnudo y yo a su caliente cuerpo y empezamos a morrearnos. Yo me extasiaba de morderle aquellos labios tan carnosos, esa lengua tan gorda y caliente.
Así estábamos cuando llegó Juana con las tetas al aire.
Juana: Vaya Conchi. Ya somos dos.
Nos echamos los tres en la cama y nos morreamos apasionadamente los tres a la vez. Yo creo que Conchi ya tenía relaciones con Juana pues desde pequeñas dormían juntas.
Conchi tenía lengua para dar y regalar. Yo le saqué las tetas por fuera del vestidos. No eran muy grandes, pero si muy tiesas y con unos pezones muy duros. Le acaricié el coño por encima de las bragas.
Juana: Conchi, Ángel dice que tú te masturbas con el dedo en el clítoris y también en la vagina.
Era verdad, antes de enrollarme con Juana yo lo había estado con Conchi y me había confesado eso.
Conchi: Si, es verdad. Yo me hago pajas con la pipa y metiéndome dos dedos en el chocho.
Juana: Qué guarra! Enséñanoslo.
Conchi se subió el vestido, se quitó las bragas y yo las cogí chupándolas.
Conchi: Mira, esto es la pipa
Dijo abriéndose el coño y frotándose el clítoris.
Conchi: Y esto es el coño.
Dijo chupándose dos dedeos y metiéndoselos en la vagina.
Juana estaba muy caliente y dijo:
Juana: Uy qué caliente estoy. Ángel, te voy a ver el pito.
Me saco mi polla bajándome el pantalón.
Juana: “Qué gorda es, ¿todo esto tiene que meterse?. Yo creo que no me cabe.
Ángel: Juana, besa a tu hermana en esa boca preciosa que tiene y a la vez menéamela.
Juana se echó sobre su hermana y empezó a morrearla, intercambiándose sus jugosas lenguas. A la vez me meneaba mi dura picha. Yo le quité la falda y las bragas, le sobé el jugoso chocho y el pandero exquisito. Le metí un dedo en el coño y después se so metí en el ano.
Juana: Ay, qué gusto Ángel!
Se lo saqué , le ensalivé el culo con mi lengua. Juana se derritió, le introduje dos dedos, después tres y cuatro.
Ángel: no sé si te cabrá en el coño pero en el culazo que tienes si te cabe.
Le quité la polla de las manos y poco a poco se la metí en el culo. Me daba mucho gusto su caliente y mojado pandero.
Conchi: Te está dando por culo Juana!. Hazme tú a mí una paja!
Juana le cogió la gran pipa y empezó a frotársela
Conchi: Méteme dos dedos en el chocho también.
Yo bombeaba a Juana dándole por culo hasta que me corrí. Juana también se corrió diciendo “Ay, qué gusto, me corro Conchi”
Le saqué la polla del ano. Conchi al verla llena de leche se abalanzó sobre ella y se la metió en la boca.
Conchi: Qué guarra soy, pero qué bueno está el esperma!
Siguió chupándomela, me lamió los huevos y hasta me metió su gorda lengua en el culo.
Ángel: Trágatela puta.
Conchi: Si, te voy a mamar el cipote vecino.
Conchi se tragó la mitad de mi polla y mientras Juana se decidió a chupar el conejo de su hermana.
Me corrí sobándole las tetas en la exquisita boca de Conchi. Le llené la boca de leche.
Conchi se corrió en la boca de Juana.
Juana: ¡Qué asco!
Conchi: Toma, prueba tu semen Ángel.
Me dijo besándome y pasándome parte de mi leche.