SOY UN ZORRÓN DESDE PEQUEÑA.

Hola, me llamo Alicia y soy un zorrón. Tengo 29 años ya y soy ninfómana desde pequeña, pero además soy muy degenerada, tengo muchos fetiches y vivo para el sexo. Soy un zorrón.

Os voy a relatar un poco la historia de mi larga vida sexual a pesar de ser joven. Me lo ha pedido mi tía Paca, la cual ya ha contado cosas sobre mí en la serie “La pervertida familia de Paca”, pero vaya, lo cuento porque me sale del coño, no porque ella me lo haya pedido.

Me está diciendo que no me pase con mi lenguaje. Y una mierda, yo lo cuento como a mí me gusta, y si hay alguien que le moleste que se vaya a cascársela a otro relato.

Bueno, empiezo.

YO SOLITA:

Recuerdo que mis primeros sentimientos de calentura aparecieron en mi cuerpo siendo muy niña. Estando en la cama notaba como me picaba el chochete y me tocaba, descubrí que me gustaba, me enardecía. Notaba un bultito arriba de la raja que al frotarlo me daba gusto. De esa forma tuve mis primeros orgasmos.

Me di cuenta que cuando me corría de mi chumino salía unos flujos espesos que fueron aumentando cada vez más.

Más tarde noté la necesidad de meterme mis deditos en el túnel del amor poniéndome siempre mis manos pringosas de mis abundantes jugos. También empecé a pajearme con plátanos, zanahorias, rotuladores, etc.

No recuerdo con qué edad empecé, pero debía ser muy chica, ya que el día de mi primera comunión, en el banquete me metí en el baño, me subí el vestido blanco y me pajee con un tubo de un puro que regalaban mis padres a los invitados.

Sentí tanto morbo que me corrí gritando y llamaron a mi madre para ver si me pasaba algo.

Yo era una niña alta y flacucha para mi edad con el pelo rubito.

CON MI HERMANA:

Tengo una hermana dos años y medio mayor que yo, dormíamos en la misma habitación y con ella precozmente  me inicié en uno de mis vicios, el incesto.

Mi hermana se llama Amanda y es más guapa que yo. Es morena con unos ojos grandes muy bonitos. También siempre ha sido más rellenita que yo. Por aquellos entonces ya tenía tetitas.

Recuerdo que Amanda me pilló varias veces pajeandome en la cama. Un día se decidió y metiéndose en mi cama me preguntó que qué estaba haciendo. Yo le enseñe a masturbarse a pesar de ser más pequeña que ella. A partir de entonces todas las noches nos pajeabamos juntas, de vez en cuando notaba el contacto de su cuerpo ya casi desarrollado y me ponía burra.

Tuvo que pasar, un día que nos pajeabamos cruzadamente, no pude evitar abalanzarme a comerle el chocho con algunos pelillos que ya tenía pues era muy velluda.

Ella se corrió en mi boca y yo lo hice frotándome mi pipita.

AMANDA: tía, que es eso que has echado por el coño, parece el semen que he visto en las revistas, que echan los hombres cuando se corren.

ALICIA: hermana, son flujos que me salen del coño, mamá está harta de regañarme para que no le manche las sabanas. Ella cree que son babas o pipí.

Así fue el inicio de mi relación con mi putita hermana. Pajeandonos, comiéndonos los chochetes y enseñándome las revistas porno que le proporcionaban sus amigas que eran mayores que yo.

Al ver las pollas de los tíos, me calentaba como nunca, me gustaba hacer bollos con mi hermana pero estaba claro que lo mío eran los machos.

CON LOS CHICOS DEL INSTITUTO Y ALGUN QUE OTRO PROFE:

Así fue, en cuanto entré en instituto empecé a filtrear con los chicos usando mi caradura. Pronto conseguí que me metieran mano casi todos y yo me aficioné a menearles sus pollas y a chupárselas.

Era raro el día que no me tirara a un chaval, si empecé a follar con ellos como una puta, la fama que cogí en el instituto.

Mis padres empezaron a recibir malas noticias de mi conducta de parte de los profesores. Me castigaban, pero en cuanto cumplía el castigo yo seguía follando, no podía parar.

La cosa se complicó cuando en bachillerato me lie con uno de los profesores. Me follaba en su despacho hasta que nos pilló la orientadora y se formó un escándalo. Al profe lo cambiaron de instituto y a mí me expulsaron. Tuve que repetir curso en otro y estuve castigada.

CON MI PADRE:

Estuve castigada hasta que se me ocurrió la idea de liarme con mi padre para así ser más libre y de paso tener el morbo de que me follara mi propio padre.

Fue un verano que hacía mucho calor. Aun no teníamos aire acondicionado en casa. Así que estábamos en ropa interior. Mi padre tendría unos 50 años y estaba muy bueno (bueno para mí casi todos los tíos están buenos). Entre en su habitación y estaba solo durmiendo la siesta con unos calzoncillos largos de esos anchos.

Me acerque a él y le vi el carajo que le salía por la pernera. Era un nabo muy negro y gordo. No pude evitar la tentación de acercarme y ponerme a mamárselo, que pase lo que dios quiera, dije yo.

Y lo que dios quiso fue que el cipote se pusiera tieso y yo se lo agarrara y meneara con la práctica que ya tenía. Mi padre se despertó.

PADRE: pero que haces zorrita? Ahora vas a ver lo que es un cipote guarra!

ALICIA: venga papi, demuéstrame cómo follas a tu pequeña

Mi padre me echó el mejor polvo de mi vida hasta el momento, no es que fuera un semental, pero el morbo de follar con tu padre me izo alcanzar el orgasmo más grande hasta el momento.

A partir de entonces ya tenía a mi padre cogido por los huevos y hacia lo que quería con él, chantajeándole de decirlo con el riesgo de ir a la cárcel por ser menor. Ya tenía 15 años.

Por lo cual empecé a salir a follar como las perras en celo por el barrio, cogiendo la fama de la zorrita de la calle.

Más tarde convencí a mi padre a que se metiera en la cama de mi hermana que le estaba esperando con los muslos abiertos. A partir de entonces mi hermana y yo hacíamos tríos con papá dejándolo entre las dos para el arrastre.

Entonces fue mi madre la que ponía los impedimentos y sobre todo se lió cuando un día volvió antes de trabajar y me pilló corriéndome sobre la cara de mi padre bañándole con mis ya chorros de flujos que salían de mi coño.

La reacción inmediata fue echar a la calle a mi padre y castigarme a mí durante unos días.

CON MI MADRE:

Convencí a mi hermana para que me ayudara a conquistar a mi madre. Sabíamos que desde que echó a mi padre se masturbaba  por las tardes al echarse la siesta con un consolador puesto que a veces se había dejado la puerta abierta y la habíamos espiado.

Mi madre es una mujer basta de anchas caderas un poco rellenita y poco culta, pero también ha heredado la calentura de la abuela.

Pues bien, una tarde que estaba metiéndose el dildo en el coño negro y velludo que tiene. Entramos mi hermana y yo y nos tiramos sobre ella en la cama y la amarramos los pies y las manos a la cama.

LOLA: pero que me hacéis sinvergüenzas. A vuestra madre!. Hijas de puta soltarme!

AMANDA: mamá no te vamos a soltar hasta que te arrepientas de lo que has hecho con papá.

ALICIA: y para empezar vas a ver el gusto que da comer coños, puta.

Mi hermana le puso su coño en la boca y yo me amorré al suyo, olía fuerte, un coño de hembra de campo lleno de caldos y pelos. Me puse burra y le comí también su sabroso ojete metiéndole la lengua hasta el fondo.

Al principio se resistía pero luego se volvió loquita de gusto y se comió el coño de mi hermana con ganas. Se corrió como una cerda.

Todo eso lo grabamos, de forma que la chantajeamos y cedió a que mi padre volviera a casa. Desde entonces fuimos una familia incestuosa donde en casa todos íbamos en cueros y nos metíamos mano en cualquier momento.

Mi hermana y yo nos turnábamos para dormir unas veces con papá y otras con mama.

CON MI TIO Y MI PRIMO:

Por aquella época mi tía Paca vivía en Barna cerca de nosotros. Un día mi prima Yolanda nos contó las relaciones que tenían con sus padres y el cipote gigante que tiene mi tío Francisco. A mí se me pusieron los dientes largos, ah, y el clítoris también.

Yo ya había jodido con mi primo Eduardo en alguna ocasión en el portal de casa. Si, ese chaval que echa un litro de leche cada vez que se corre. Procuraba taparme el culo, pues eso es lo que hacía, darme por culo, para llevárselo a mi madre para que se la bebiera toda.

Así, que organizamos una merienda en casa de mi tía Paca cuando ésta no estaba y mi prima, mi hermana y yo nos metimos en la cama de mi tío. Al verle la manguera fuera del calzoncillo mi chocho empezó a manar largos regueros de flujos.

La putita de mi prima nos enseño como se la metía en la garganta. Qué bestia. Mi tío se despertó bien empalmado y nos folló a las tres niñatas con su largo badajo. Fui yo la única que le entró entera por el culete.

A partir de entonces fuimos con más frecuencia a casa de mi tía Paca, hasta que se fueron a Sevilla. Con mi primo Eduardo hacia competiciones para ver quien echaba más jugos al correrse, él o yo.

CON LOS NOVIOS:

Sobre los 20 años tanto mi hermana como yo nos echamos novios. Primero mi hermana con un chaval muy bueno y que no se entera de nada de lo que pasa en la familia. Solamente una vez lo seduje yo y me lo tiré. Luego se arrepintió diciendo que quería ser fiel a mi hermana. El se lo pierde.

Poco después me enamoré de un chico de la pandilla que me quería a pesar de conocer todas mis correrías. Desde entonces sigo con él. Juan es diferente, conoce todas mis perversiones y disfruta viéndome follar por otros. En mis cumples suele alquilarme tres o cuatro negros polludos porque sabe que me encantan.

Un día, como una es tan zorra, se me ocurrió echarle mi novio a la puta de mi madre. Estaba ella liada conmigo comiéndome el higo, cuando de repente mi Juan le endiñó su pollón en todo el coño peludo.

Le gustó a la zorra, por lo que casi siempre que viene a casa le echa un polvo.

PERVERSIÓN TOTAL CON LA LLEGADA DE LA ABUELA:

En los últimos ocho años, los padres de mi madre empezaron a ser dependientes, sobre todo el abuelo, por lo que empezaron a turnarse unos meses en casa de mi tía Paca, como ya sabéis, y otros en casa de mis padres.

La llegada de mi abuela supuso elevar a la máxima potencia mi perversión y mi degeneración, me convirtió en lo que es ella, una guarra.

Mi abuela Manuela cuando llegó tendría ya 75 tacos, era muy gorda y había cambiado bastante desde que el abuelo se hizo senil. Antes había sido dominada siempre por él, y ella tenía oculto su morbo sexual desde pequeña.

Y es que cuando era chica su padre la envició en la depravaciones más guarras. Hasta que ella se casó con 20 años su padre la estuvo follando, meando y enviciándola en lo escatológico. De hecho la ninfomanía de la abuela es genética, viene de su padre y ella nos la ha pasado a su hijo Francisco y a mí.

MANUELA: Tu puto abuelo, cuando me casé con él se dio cuenta de mi vicio y me ha tenido castigada follandome una sola vez a la semana toda la vida, teniéndome muy vigilada, así que me tuve que acostumbrar a follarme yo haciéndome pajas a diario con pepinos, salchichones y todo lo que se le pareciera.

Todo empezó el día que la sorprendí metiéndole el pié en el coño a mi hermana. Por lo visto estaba haciéndole los pies a la abuela, limándole las durezas y cortándole las uñas. Amanda descubrió ese día que le excitaban tremendamente los pies de los demás.

Así que se puso a chupárselos con ganas. La abuela la dejó.

MANUELA: Anda, pues mira que guarrita tenemos aquí!, Ay qué gusto me das en los pies. Chúpamelos puerca!

Una vez que se los dejó chorreando de saliva mi hermana se llevó un pie a su entrepierna y quitándose las bragas se lo restregó en su chocho. La perversa abuela, empezó a introducir su gordo pie en el coño de mi hermana que como estaba tan cachonda al final le entró entero coronando un orgasmo espectacular.

Yo me calenté mucho viendo la escena y me acerqué a ellas diciéndole a mi abuela:

ALICIA: abuela, te has equivocado de nieta. La guarra de la familia soy yo, así que vamos al cuarto de baño y te lo demostraré.

La hice sentarse en el váter y me lie a cómeme su coño:

ALICIA: abuelita, pero qué coño más grande tienes.

Mi abuela no tenía un coño, tenía un chochamen caldoso, con unos labios muy grandes.

MANUELA: pues si eres una guarra trágate esto.

Se meo la muy puta en mi cara bañándome todo el cuerpo. Valla meada más larga.

Después le metí el puño en su gran agujero del coño, le cabía con mucha facilidad. Ella me cogió el brazo y empujó para meterlo hasta el codo.

ALICIA: pero si tienes un coño de burra, abuela!

Así comenzaron las relaciones incestuosas lésbicas con mi gorda abuela. Ella me inició en las guarrería más inimaginables. Algunas que me da vergüenza contar aquí. Pero ya la conocéis por la serie anterior. Ahora tiene ochenta y tantos años y la muy puta sigue con ganas de folleteo. En mi casa solo lo hace conmigo y con mi hermana pero en casa de la tía Paca, con todo el mundo.

Cuando llegamos de la calle con ganas de mear llamamos a la abuela para que nos sirva de váter, se traga enteras nuestras meadas calientes y largas.

Mi hermana se ha hecho una aficionada a comer pies poniéndose el chocho anchísimo de tanto follarla con los pies. Lo hace con la abuela, mi madre y mi padre.

EN LA ACTUALIDAD:

Yo tengo 29 años y mi hermana 32, vivimos ya independientes con nuestros novios pero seguimos yendo mucho a casa para gozar de mis padres y de la abuela cuando está allí.

Mi hermana se ha quedado preñada, su novio cree que es de él, pero la muy perra lo organizó todo para que su hijo fuera de su padre.

AMANDA: no hay nada más morboso que follar con tu padre sabiendo que el hijo que llevas dentro es de él, de la persona que te hizo.

ALICIA: para una puerca como yo si hay otra cosa más morbosa, hermana. Comerme un mojón de mi padre después de chuparle el culo.

Me encanta que mi padre me deje sus calzoncillos cagados y también las bragas sucias de mi madre. Me los llevo a mi piso y allí me pajeo con ellos.

Tanto mi hermana Amanda como yo nos hemos convertido en dos zorras muy guapas que llamamos la atención por donde pasamos. La diferencia es que ella es fiel a su novio, excepto con la familia, y yo tengo un novio cornudo al que le encanta que le cuente cómo me ha follado algún compañero de trabajo, algún amigo o incluso algún conocido durante el día.

Recientemente hemos ido a pasar unos días a casa de mi tía Paca y lo hemos pasado muy bien. No me imaginaba el puterío que hay en aquella casa. Vamos a tener que repetir mucho las visitas.

En efecto soy un zorrón.