Hola, soy Mariana, la hermana mayor de las “Cuatro hermanas”. Tengo 65 años ya y voy a cortar la última incorporación a nuestra familia incestuosa.
Mi hijo Pepe estaba en mi cama follándome. Yo a cuatro patas y él dándome duro por detrás metiéndome su gordo nabo en mi coño chorreante en el cual chapoteaba cada vez que me daba una embestida.
PEPE; toma mamá, toma rabo, como a ti te gusta.
MARIANA; dame fuerte hijo, cómo me gusta tu gorda polla en mi coñazo. Córrete dentro de tu madre.
De pronto apareció en la habitación Silvia, la nueva pareja de mi hijo Pepe. Silvia tiene 35 años y está divorciada con dos hijos. Mi hijo empezó con ella poco después de acabar con su antigua novia. Debido al poco tiempo que llevan no le había contado nada de nuestras relaciones incestuosas. Pepe venía con frecuencia antes de cenar para echarme un polvo y se iba a su casa.
Pero Silvia se mosqueó con que todos los días se ausentara tanto después de trabajar y ese día lo siguió. Entrando en mi casa pues estaba la puerta abierta.
PEPE; perdona cariño estaba esperando el momento adecuado para contártelo.
Pepe me saco el nabo y nos tapamos nuestros desnudos cuerpos con las sábanas.
Silvia vestía un fino vestido estampado marcando sus formas. Es una mujer con un cuerpazo. No es que sea muy guapa pero es atractiva y tiene unas carnes prietas de hacer deporte. No obstante destaca su pequeña cintura y sus culo y piernas jamonas pero duras, sin nada de grasas.
SILVIA; así que aquí es donde te vienes después de trabajar sinvergüenza. Y yo que creía que tenías una amante y resulta que la amante es tu puta madre.
PEPE; deja que te explique Silvia. Mi madre me necesita desde que era pequeño.
SILVIA: sí y con lo vieja que es tu madre todavía necesita que te la tires a diario?
MARIANA; digo, me gusta mi hijo desde pequeño, y me gusta que le dé alegría con su gordo pito a mi ancho y caliente chocho
PEPE: perdona que no te lo haya contado cariño, déjame que te cuente y me comprendes.
SILVIA; nada que perdonar Pepe. Qué morbo!. No veas cómo se me ha puesto el coño.
Silvia se echó mano a su entrepierna subiéndose la falda y enseñándonos sus muslazos fuertes y duros. Se metió mano dentro de las bragas y se puso a pajearse.
SILVIA; ahora mismo sigues follandote a tu madre, venga, no os cortéis.
Esta vez yo me tumbé en la cama bocarriba y mi Pepe me agarró las piernas metiéndome su nabo dentro de mi coñazo. Mientras me chupaba un pié. Silvia no se perdía detalle. Se quitó el vestido y después el sujetador y las bragas. Vi que tenía el coño depilado pero tenía toda la pelambrera en el pubis. Pero lo que más me llamó la atención fuero sus pezones , eran gordos como castañas y ella con una mano se frotaba el chocho y con otra los pezones.
SILVIA; joder, qué calentona me habéis puesto jodidos!.
Se acercó a nuestra cama y cogiéndome la otra pierna me chupó también el pié.
SILVIA; hay que ver suegra, con lo vieja que eres follando con tu hijo a diario. Qué puta. Me pones cachonda.
MARIANA; nada hija, siéntate en mi cara que te voy a desahogar la calentura.
Silvia se sentó en mi boca poniéndome un coño muy carnoso y gordete con la pipa dura que me puse a chupar enseguida mientras gozaba de los pollazos de mi hijo.
Mi hijo le lamió los pezones a su pareja lo que hizo que la tía explotara en un orgasmo chorreando jugos en mi boca.
Esto me hizo orgasmear a mí también sintiendo cómo mi hijo me llenaba el coño de leche.
Los gritos llamaron la atención de mi marido que subió a la habitación encontrándose a su nuera en pelotas.
ANTONIO; vaya, vaya, tenemos una puta nueva en la familia, y esta buenorra, no ves que patorras tiene!
Después de recuperarnos le contamos con más detalle a mi nueva nuera el puterío que tenemos en la familia, a ella parece que le encantó porque se puso de nuevo cachonda e hizo que se la tirara el depravado de mi marido que llevaba un rato meneándosela mientras escuchaba nuestras explicaciones.
Silvia nos dijo que ella no había tenido relaciones incestuosas en su vida pero que era muy ardiente y necesitaba mucho sexo
PEPE; mamá, no has visto cómo tiene Silvia los pezones. Se le ponen duros como el clítoris y siente tanto gusto que tocándose la pipa. Yo la hago correrse solo con comerle esos pezones gigantes.
Silvia nos contó que su único fetiche lo había descubierto desde que vivía con mi hijo; los perros, le encanta joder con los chuchos. Mi hijo le contó lo fanática que he sido yo con los animales toda mi vida.
MARIANA; si, siempre tengo perros en casa y una vez al mes voy a casa de una vecina a follar con otros animales.
SILVIA; que guarra eres suegra ¿qué otros animales
MARIANA; pues caballos, burros, cerdos, cabras, vacas….Por cierto mañana me toca ir de orgía zoofilica con mis amigas Victoria y su hermana Juana, y esta mes también se ha apuntado su hija Anabel. A ellas no le importa que lleve a alguien de mi familia, si quieres te vienes y pruebas los animales.
Silvia dudó mirando a mi hijo
PEPE; venga, ve , verás lo que vas a gozar con los pollones de los burros y el caballo.
SILVIA; Vale suegra, solo de pensarlo ya me he puesto ya caliente.
PEPE; Pues de momento ya no hay más folleteo que nos tenemos que ir a recoger a tus niños.