Hola, soy Paca una de de las cuatro hermanas de la serie del mismo título. He vuelto para contar nuevas aventuras que ahora a mi avanzada madurez están pasando en mi casa en la cual vivimos ocho personas y dos perros repartiéndonos en cuatro habitaciones ya que tenemos un piso grande.
Esto ha llegado a unos límites de degeneración, de orgía permanente en la que mi marido, mis hijos y sus parejas no se cortan ni un pelo a la hora de follar unos con otros.
Incluso cada cuatro meses tenemos a los padres octogenarios de mi marido para cuidarlos, y obscenamente los hemos incluidos en nuestro vicio. Bueno, la verdad es que se han incluido ellos, sobre todo la guarra de mi suegra que no piensa nada más que en comer y joder.
Y a mí me tienen como una sumisa que les hace caso en todo lo que me piden. La verdad es que me gusta tenerlos contentos a todos.
Para empezar esta serie voy a ir presentando, aunque ya a casi todos los conocéis de la serie Cuatro hermanas, contando un día de ajetreo tipo que tuve antes de ayer.
Yo soy Paca y ya tengo 57 años, últimamente mi hija Yolanda y mi nuera Macarena le han dado por hacer régimen y ejercicios. Yolanda se ha quedado muy delgada perdiendo sus grandes globos que tenía por tetas. Después me han puesto a dieta a mí y me han hecho hacer deporte con ellas.
Sorprendentemente he perdido todo el abdomen que tenía. He adelgazado un montón, pero a diferencia de mi hija mis pechos no han adelgazado. He recuperado la figura de curvas que tenía con veinte años. Buenas piernas, buenas caderas, cinturita estrecha y unos pechos en forma de montañas que resaltan bajo la ropa.
Sigo teniendo unas piernas blancas muy atractivas sin ningún tipo de marcas o varices, siendo quizá lo más valorado por mi degenerada familia. En definitiva que desde que he recuperado mi figura de curvas he revolucionado aun más a mi familia, sobre todo a los machos.
Pues bien, anteayer mi insaciable marido con sus ya 59 años, me despierta a las seis de la mañana para echarme un polvo antes de irse a trabajar, yo me abro de piernas y él me mete su larga polla en mi chocho corriéndose como un conejo.
Me vuelvo a dormir, pero a las ocho y media me llama mi nuera Macarena de 29 años porque su novio la ha dejado caliente debido a que tenía que irse rápidamente a trabajar. Nos vamos a su cama y me hace que le coma el enorme clítoris gigante que tiene, se lo mamo y le hago una paja como se la hago a mi marido, ya que más que una pipa parece un pito.
Después me voy al cuarto de baño a mear y me encuentro a mi sobrina Alicia que está en casa de vacaciones, está masturbándose, es ninfómana, me siento en el váter a mear y la puerca me acerca el chocho a la boca para que se lo coma hasta hacerla correr.
A las once de la mañana me llama mi hija, quiere que le ayude con su novio Juan, que le ponga mi coño en la boca mientras ella lo cabalga. Les gusta que me meta en sus relaciones para darles morbo. Ya os contaré lo guarrillo que es mi yerno Juan.
A las doce me pongo a bañar al abuelo, al puñetero se le pone la picha tiesa mientras me toca mis tiesas tetas. Me da lastima, está muy mayor, y yo le doy gusto chupándosela, me la meto en la boca incluyendo sus colgantes testículos hasta que se corre en mi garganta el viejo.
A las dos de la tarde me llama mi suegra porque no se puede correr sola. Quiere que le ayude metiéndole el puño en su enorme coñazo. La vieja es una golfa que solo piensa en follar y comer, pero está tan torpe que no se corre masturbándose ella sola.
Después de almorzar, a las cuatro vuelve a echarme un polvazo mi marido antes de dormir su siesta.
A las cinco me encuentro a Adriana, la niña de mis vecinos que la he criado desde pequeñita. Ha salido cachonda la putita. Con sus 16 años y su cuerpecito pequeñito se está masturbando en el salón mientras ve la tv. Me pide que le meta el dedo en su chochete hasta correrse.
A las siete llega mi hijo de trabajar y me pilla en la cocina fregando. Me levanta la falda y me folla el culo llenándome con su exagerada cantidad de leche mientras yo sigo fregando los platos.
Después de cenar voy a sacar a mi perro al parque. Es un calentón, se pone a frotarse su picha grande con mis piernas. Como estamos solos lo cojo en brazos, pues es un perro pequeñito, le como su gran polla y me trago su semen canino. Me gusta, está bueno.
Cuando vuelvo a casa me encuentro a mis hijos, mi yerno, mi nuera, mi sobrina y mi suegra esperándome para hacer una orgía antes de irnos a dormir.
Mi sobrina comiéndole la polla a mi hijo en el cuarto de baño.
En dormitorios de mis suegros, la abuela comiéndole la polla a mi yerno, mientras éste le mete el brazo en su higo.
En la habitación de mi hijo, mi marido comiéndole la pipa a su nuera.
En la salita mi hija metiéndose en el coño un calabacín mientras ve películas porno.
Así puede ser un día de esta degenerada familia.
Continuará con más detalles.