La pervertida familia de Paca
Escena 6
Hace unos años mi suegro empezó a tener demencia y no pudo quedarse a vivir solo con su mujer por esta está obesa y no se puede mover con facilidad. Empezamos a turnarnos cada seis meses entre casa de su hija y la mía.
Menos mal que mi casa es grande, porque cuando estamos todos entre mis hijos y sus parejas somos ocho personas.
Mi suegra es una mujer muy dicharachera y verde, no se corta ni un pelo ni delante de su hijo o su marido Tiene ochenta años y aunque está regular de los huesos es una mujer lustrosa y muy fuerte. Pesa 120 kilos. Pero su cara no es gorda. Es guapa, con unas tetas como cantaros, un barrigón y un culazo enorme que no cabe en sólo una silla.
Yo ya sabía las correrías de mi suegra en casa de su hija por lo que me había contado mi sobrina Alicia, pero en mi casa todo empezó así:
PACA: ¿Qué hace usted con los pepinos, los plátanos y las berenjenas, que desaparecen de la cocina?
MANUELA: No te preocupes Paca que yo los pago, pero es que últimamente necesito algo duro que meterme en el higo. Y la culpa la tenéis vosotros, que desde que estoy aquí no hago otra cosa que pensar en el folleteo.
PACA: ¿Pero qué dice usted Manuela?
MANUELA: Pues claro, que cada instante os encuentro jodiendo, cuando no es a vosotros es a los niños con sus novios. Vaya familia más salida!.
PACA: Es verdad abuela, pero yo creo que es algo de genética. Es mucha casualidad que su hijo y sus nietos hayan salido casi ninfómanos.
MANUELA: pues no veas, entre el cipote de mi hijo y los golfillos de mis nietos me tenéis casi todo el día calentona. Por cierto, no me ibas a contar cómo empezó todo con tu nuera Macarena? Venga, venga, que me encantan tus historias guarras!
PACA:
Pues mire usted, hace 6 años, al poco de estar saliendo Eduardo con Macarena yo me di cuenta que cada vez mi hijo me exigía menos sexo. Por mí encantada, pero me extrañaba, así que un día que le estaba haciendo una paja en su cama le pregunté y me dijo que Macarena era una salida y lo tenía rendido de tanto follar.
Le pregunté si le había contado algo de nuestras relaciones y me dijo que todo porque su novia era una golfa como nosotros y que estaba deseando tirarse a su suegro.
Días mas tarde me enteré que una tarde que estaba durmiendo su hijo Francisco la siesta, Macarena se metió en su habitación, le sacó el cipote morcillón del slip y se puso a magrearsela y a mamársela, a partir de ahí empezó a follar con mi marido.
Después otro día estamos sentados aquí en el salón viendo la tele y mi hijo y su novia haciendo manitas. Macarena llevaba un pantalón de chándal muy ajustado que le marcaba mucho la vulva. Me di cuenta que en entro del chocho se le notaba un bultito tieso y me quedé intrigada.
Los chavalas se levantaron y mi hijo me dijo “Mamá, nos vamos a echar un ratito” guiñándome un ojo.
Los seguí y vi como Eduardo dejaba la puerta de su habitación entreabierta. Mi hijo le había quitado los leggins a Macarena y le estaba comiendo el chocho. Esta suspiraba magreandose las teta por encima de la camiseta. Pero lo que me alucinó fue que de pronto mi nuera dijo “Paca, entra y mira qué clítoris tengo, no te cortes”
En esos momentos mi hijo se salió de su entrepierna dejándome ver un coño totalmente depilado, muy abultado y lo que yo había adivinado debajo del chándal, era una pipa grande, muy grande y tiesa que estaba como una polla pequeñita envuelta en un capuchón muy gordito y apetecible.
Mi hijo me dijo mientras yo entraba en la habitación: “mira mamá, la joya que tiene mi novia entre las piernas, el pipón más grande que hemos visto nunca!, le encanta que se lo chupen como si fuera un pito”.
Mi nuera dijo: “si, cuanto más me lo chupan más grande se me está poniendo. Tengo que tener mucho cuidado en la playa para que no me lo vean con el biquini. Anímate, mi madre y mi hermano están también hartos de chupármelo desde que tenía 14 años, tócamelo verás que duro está”
Yo me quedé con la boca abierta. Me senté en la cama y me puse a sobárselo con los dedos. Mientras mi hijo le metía los dedos en la vagina y al final me hizo que se lo mamara. La verdad es que era delicioso sentir como un pitillo dentro de la boca.. Así Macarena se corrió y así intervine yo también en las orgías entre mi marido y ellos.
MANUELA: No veas cómo me has puesto de caliente , con tu permiso voy a hacerme una paja. Anda, tráeme el pepino que tengo en la mesita de noche.
PACA: Abuela, le voy a prestar algo moderno, un consolador grande que me regaló su nieto Eduardo.
Escena 7
Al día siguiente yo estaba en mi habitación con mi marido y mi hija. Francisco tumbado en la cama, yo sentada sobre su cipote cabalgándolo y Yolanda sentada con su culo en la cara de su padre. De pronto se asomó mi suegra y nos pilló.
MANUELA: Ay, perdón, seguid, seguid disfrutando. ¡Quién fuera joven! Aprovechad ahora.
La abuela se fue y nosotros seguimos. A continuación se asomó a la habitación de mi hijo y lo encontró follando con Macarena.
MANUELA: Vaya familia! To er día joiendo. Vaya vicio!, seguid hijos , seguid que yo me voy.
Manuela cogió de la cocina dos plátanos y se fue al salón, se sentó en el sofá y abriendo uno se lo comió,
Eduardo y Macarena, desnudos salieron de su habitación y se pusieron a espiar a la abuela. Vieron como se abrió de piernas , se remangó la falda y levantando el culo se sacó las bragas. Tenía unos muslos enormes, gordos, apetitosos y muy blancos.
La abuela peló el otro plátano y se lo fue introduciendo en su peluda breva, pronto se lió a suspirar.
Macarena, meneándosela a mi hijo le dijo:
MACARENA: no veas la vieja lo calentona que está. ¿A qué no te atreves a echarle un polvo?
EDUARDO: Pero si es mi abuela y tiene 80 años!!
MACARENA: y qué?, pero no ves lo caliente que está, que está derritiendo el plátano en su coño?. Además si te follas a tu madre, qué más da si lo haces con tu abuela que lo está deseando?
Lo animó tanto que mi hijo se acercó a su abuela y le sacó lo que quedaba de plátano de su coño. Manuela abrió los ojos.
MANUELA: ¡Pero qué estáis haciendo?
MACARENA: mira la picha de tu nieto como está. Toma abuela, pruébala.
Se la acercó a mi suegra y esta se la agarró.
Macarena se agachó y con puterío se lió a comerle el enorme coño abierto de Manuela.
MACARENA: ostia puta! Qué coño más grande tiene usted.
Se lió a comerle el chochamen mojado de la vieja. Esta se metió el rabo de su nieto en la boca chupándosela con ganas. Mi hijo se la metió hasta el fondo. Mi suegra tragaba fácilmente la polla alojándola en su grueso cuello.
De pronto la abuela se corrió como una burra en la boca de Macarena. La chica, caliente como una perra le dijo a su novio que se la follara mientras ella le metía su tiesa pipa en la boca.
Manuela se lio a chupar el gigante clítoris mientras mi hijo le hincaba el rabo en el coño lleno de caldos y plátano batido. En poco tiempo se corrieron los dos, uno en la boca y otro en el coño llenándoselo de leche.
MANUELA: ¿Qué me has echado sinvergüenza, que me has puesto empapado el higo?
MACARENA: tu nieto , que tiene unos huevos llenos de leche y cada vez que se corre hay que secarse con una toalla. ¡Pero bueno, que bien me has comido mi pipa abuela! A ver, saca la lengua.
La abuela sacó un pedazo de lengua gigante, larga y gorda.
EDUARDO: vaya filete que tiene de lengua!
La parejita se puso a cómele la lengua a la abuela. Esta chorreaba saliva , uno por la derecha y otro por la izquierda, le mordían y chupaban aquella pedazo de apetitosa lengua.
Escena 8
Otro día mi hija Yolanda se empeñó en que su padre se tirara a la abuela. Últimamente Manuela solo pensaba en la jodienda. Estuvimos una tarde mi hija y yo contándole nuestras correrías mientras nos pajeabamos cada una con nuestras manos.
YOLANDA: bueno ya hemos descubierto de donde viene la genética de lo salío que está mi padre y nosotros.
PACA: Estaba en usted abuela, y ahora a la vejez se lo hemos despertado. A usted le pasa como a su hijo y su nieta Alicia.
MANUELA: Po a mi hijo quisiera verlo yo con esa picha tan larga que tiene, a ver si más aguante que yo.
YOLANDA: abuela, esta noche cuando me esté follando mi padre, entras a mi habitación y entre las dos lo violamos ¿vale?
Así, por la noche, Manuela entró mientras mi hija le acababa de hacer una mamada a su padre y se había tragado su primera corrida. Yolanda seguía magreandole e cipote morcillón
YOLANDA: mira abuela la manguera de tu hijo, tócasela.
Mi marido quiso protestar pero la putilla de mi hija lo tranquilizó morreándolo y metiéndole uno de sus dedos en el ojete. Mientras, mi suegra se agarró al rabo de su hijo y empezó a sobárselo ya a darle besos y a meterse el capullo en su boca.
MANUELA: Ahhhh, madre mía, que morcilla más buena tienes aquí hijo!
En poco tiempo le pusieron la polla tiesa de nuevo.
YOLANDA: papá, te voy a dejar sólo con la golfa de tu madre. Los dos estáis calientes, a ver cuál de los dos aguanta más.
Estuvieron toda la noche follando. Al día siguiente durmieron hasta las tres de la tarde cuando los despertamos para comer. Manuela nos contó que no sabía cuántos polvos habían echado, que tenía el coño hinchado y que le dolián mucho los huesos de la paliza que le había dado su hijo.
Por su parte Francisco, que ya había cogido confianza con su madre, nos contó que estaba muy cansado , que le había echado 8 polvos en la noche a su madre más uno a Yolanda. Nueve corridas en nueve horas, estaba cansado pero presumió que la primera que se quedó dormida fue mi suegra mientras le mamaba el nabo morcillón y él se la follaba con el puño corriéndose la vieja estrepitosamente.
Antes la había follado de todas las formas, entre las tetorras, por la obscena boca, por el gigante culazo.
FRANCISCO: lo que más me ha sorprendido es el coño tan grande que tiene. Le cabe de todo. La he follado con mis dos puños dentro. Y es tan hondo que le cabe enterita mi verga.
MANUELA: si hijo, tengo el coño tan grande porque a tu padre le gustaba meterme cosas dentro, era un pervertido que me forzó mi cueva llegándome a meter dentro una vez un melón, el hijo puta.
YOLANDA: si mamá, puedo dar fe de ello. Esta mañana me levanté a orinar y me asomé a la habitación el bruto de papá estaba dándole patadas con su pié desnudo metiéndoselo dentro de coño todo lo hondo que podía. La abuela gemía como una cerda y papá llegó a pisarle la vagina por dentro con todo su peso. Son tal para cual.