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CUATRO HERMANAS. Cap. 10. Paca (II)

en Amor filial

PACA II

Quedamos a las nueve de la mañana. Les serví el desayuno en el salón. Yo vestía una camiseta de tirantes, bragas negras y mis pedazos de tacones. Allí estábamos en mi casa mí cuñado Ángel (46), mi hijo (22), mi yerno Manuel (25) y mi sobrino Pepe (29). Ese año yo tenía 50 tacos.

Lo teníamos todo planificado. Mientras les servía me calentaron sobándome las cachas y el culo. Antes de salir me echaron los cuatro el primer chorro matutino de semen.  Ángel y Pepe en mis tetas, cuello y pelo. Mi yerno en el coño y mi hijo Eduardo me bañó con su carga súper todas las tripas penetrándome por el culo. El cabrón me puso una lavativa.

Me puse un vestido playero cortito a medio muslo blanco sin sostén ni bragas. Los sinvergüenzas no me dejaron limpiarme nada de su leche, así que nos fuimos a la calle los cinco. Dos a mi derecha y dos a mi izquierda.

Yo llevaba el pelo pegajoso de lefa por algunos lados. El de la cara lo llevaba refregado para que no diera demasiado el cante. La de las tetas hacía que se me pegara la fina tela del vestidito y se me señalaran los pezones que llevaba tiesos por la calentura de la situación. Pero lo que más me preocupaba eran los regueros de leche que corrían despacio por mis piernas abajo y que salían de mi vagina y sobre todo de mi culo, a pesar de que yo hacía esfuerzos apretando el esfínter para que no saliera la súper corrida de mi hijo.

No obstante el semen corría por mis patas llegando a mis zapatillas de plataforma. Cuando llegué al portal de casa eran las diez. Me entró una vergüenza espantosa porque sabía que la gente se iba a dar cuenta. Quise volverme pero mi sobrino Pepe me dijo:

Pepe: Tita, no me digas que te vas a rajar en la primera prueba que te ponemos.

Yo, orgullosa y desvergonzada le contesté:

Paca: no conoces bien a tu tía Paca. Soy capaz de esto y mucho más. Además no sabéis cómo me pone.

Estuvimos paseando por los alrededores, el semen me hacía ruido al pegarse entre los pies y las zapatillas. Ellos no dejaban de mirarme de cerca. Mi cuñado me grababa con su cámara de vídeo.

Como teníamos previsto, fuimos a la panadería donde la dependienta que me conoce de todos los días, no hacía más que mirarme las manchas de las tetas y el pelo. Después fuimos al supermercado a comprar, la poca gente que había me miraba extrañada las piernas pringadas. Además se extrañaban de verme tan tempranos comprando con cuatro chavales.

Cuando volvíamos a casa les dije:

Paca: Ay, me ha entrado una descomposición de barriga. Necesito echar tu corrida ya Eduardo. Ay que me cago!

Eduardo: Hazlo ahí mismo mamá que nadie te ve. Nosotros vigilamos.

Me agaché entre unos arbustos del parque. Levantándome el vestido y abriéndome los cachetes solté un chorro de leche sobre el césped con varios trozos de caca. Aquello fue morboso y lo grabó el guarro de mi cuñado Ángel. Eran las once de la mañana.

Nos fuimos a casa y nos cambiamos  sin dejar de lavarme poniéndonos los bañadores. A mí no me dejaron ponerme el bañador . Me hicieron ponerme el biquini de mi hermana Juana y nos fuimos a la piscina comunitaria.

Había poca gente, solo el vigilante, una vecina mayor, y un matrimonio con una niña y una parejita de novios. Mientras Pepe y Eduardo entretenían al vigilante, mi cuñado y mi yerno me tiraron al agua sin ducharme con mi cuerpo lleno de esperma seco.

Estuvimos un rato bañándonos los cinco. Los hombres no paraban de jugar conmigo toqueteándome las nalgas y las tetas. Creo que el matrimonio se escandalizó un poco, pues pronto se levantaron y se llevaron a la niña de la piscina.

Después nos pusimos a secarnos al sol. Mi hijo se levantó y se fue al baño de hombres. Me llamó desde la puerta.

Eduardo: Mamá, ven un momento, quera que me mires algo.

Fui ante las miradas de mi vecina la gorda y me encerré con él.

Eduardo: Ven gorda, que sé que necesitas correrte

Mi hijo me quitó las bragas del biquini y me morreó. Me hizo un pajón metiéndome tres dedos en el coño mientras con el pulgar me frotaba la pipa. Me corrí patas abajo.

A las doce nos fuimos, me puse unos legings negros y un blusón y fuimos en el coche a un centro comercial . Nos metimos en una tienda de ropa y cogimos varias prendas para probármelas en los probadores. Aquello fue un desmadre. Primero me metí en una cabina con Ángel donde el guarro me dio una comida de coño espectacular tragándose mis jugos y los restos que aun quedaban de la corrida de la mañana de mi yerno.

Me corrí otra vez. Después me metí en otro probador con mi yerno donde le hice una mamada a su pollón gigante meneándosela y tragándome toda su corrida. Por último, como nos quedaba poco tiempo me metí en otro probador con dos a la vez, mi hijo y mi sobrino. Eduardo se sentó en un taburete, Pepe me dejó en pelotas. Me hinqué la polla de mi hijo en mi chocho subiendo y bajando, mientras mi sobrino me la metía en la boca y me tocaba las tetas.

Total, otra vez el coño lleno de leche y la cara y el pelo pringosos. Me limpié como pude con unas camisetas que habíamos cogido para probarme dejándolas totalmente manchadas y un charquito de semen de mi hijo en el suelo.

A la una del medio día fuimos al centro a un sex-shop. Estuvimos curioseando todos los artículos y películas porno. Ángel alquiló una cabina con películas para él y otra para mí. Al ratito de estar viendo la peli Ángel pegó en mi puerta y le abrí. Me dio por el culo mientras veíamos en la pantalla cómo una chiquilla se la chupaba a un caballo y éste se corría en su pequeño cuerpo. En ese momento mi cuñado se vació en mi culo.

Mi hijo subió para decir que bajáramos pues el encargado del sex-shop estaba mosqueado. Bajamos, yo tenía una buena mancha en la entrepierna por la leche que aun me salía del higo por la corrida de mi hijo en el centro comercial. Para contentar al encargado de la tienda me compraron un consolador grande negro con venas.

A las dos de la tarde nos fuimos a dar una vuelta en el coche por la autovía y los polígonos industriales. Conducía mi yerno. Me hicieron primero sentarme delante y quitarme los legings, poner las piernas en el salpicadero y sacarme unas tetorras fuera del escote. Así  me pudieron ver bien los camioneros que pasaban por nuestro lado.

Pepe me ordenó que me hiciera una paja con el consolador que me habían comprado . Así lo hice mientras me lo metía y lo sacaba con una mano con la otra me acariciaba mis pezones y mi clítoris. Me corrí .

Pararon en un polígono y me dijeron que me montara atrás. Me bajé sin pantalón ni bragas y rápidamente arrancaron dejándome sola en la  carretera para que me confundieran con una putilla. Yo realmente me asusté pues venían coches, pero rápidamente pararon y corrí hacia el coche metiéndome detrás.

Ángel se puso delante y yo detrás en medio de mi hijo y mi sobrino. Volvimos a la autovía. Los dos se sacaron sus pollas y me pidieron que les hiciera una súper paja a ambos a la vez. Así hice mientras los dos me sobaban las piernas, las tetas y el chocho. Se las menee mientras íbamos por la autovía aunque dos camioneros veían y me pitaban. Los vacié de nuevo a los dos soltando la leche en el suelo del coche.

A las tres nos fuimos a casa, almorzamos bien y nos acostamos a echar una siesta cada uno en una cama.

A las cinco de la tarde nos fuimos a la playa. Me hicieron ponerme un biquini viejo de mi hija Yolanda. Me estaba bien de pecho pero de culo muy estrecho y pequeño. Era tipo tanga y se me veía medio culo. Además por delante se me salían los pelos por arriba y por los lados.

Me desafiaron a ver si era capaz de irme a la playa así, enseñando pelos. Total que me puse una minifalda vaquera y una camiseta estrechas de mi hija y nos fuimos.

La playa estaba regular de gente pero había bastantes en topless. Tumbamos las toallas, la mía en el centro y dos de ellos a los lados. Otra en la cabecera y otra a mis pies. O sea totalmente rodeada de tíos.

Nos pusimos a tomar el sol y lo primero que hicieron fue obligarme a hacer topless. Yo nunca lo había hecho antes. Me convencieron diciendo que había más mujeres por allí de mi edad con las tetas al aire.

Paca: Si, pero seguro que ninguna rodeada de cuatro jovencitos.

Después mi cuñado se puso sobre mí a untarme crema por la espalda. Cosa bastante normal si no fuese porque lo hizo sentándose sobre mi culo. Después siguió para abajo embadurnándome las piernas y el culo.

A continuación mi hijo me dijo que me la echaría por delante. Me puso bocarriba y me pringó las piernas , la barriga, los brazos, Los pelillos que me asomaban por fuera y se recreó en mis tetorras.

Eduardo: Gorda, aquí hay que poner bastante para que no se quemen con el sol porque la piel es más delicada.

Los de los alrededores miraban asombrados el magreo de tetas que un chaval le estaba dando a una cincuentona como yo.

Al rato no pusimos en la orilla a jugar en  parejas de dos a las paletas, pero yo con las tetas al aire. No veáis cómo me botaban parriba y pabajo. Hasta se creó un considerable público de niñatos y niñatas a nuestro alrededor viendo cómo jugábamos. Yo estaba cachonda otra vez. Sudada y mojada por el agua de la orilla, además como nos tirábamos al suelo estaba embadurnaba de arena. Las bragas las tenía metidas por la raja del culo este lleno de arena.

Nos metimos todos en el mar a bañarnos donde me sobaron los cuatro. Yo tampoco me quedé quieta , tocando sus nabos por encima de los bañadores.

Pepe: Estás calentona. ¿Verdad tita?

Paca: Si, y tú no estás menos, tienes la polla tiesa como un garrote.

Me abracé a él con las piernas abiertas y con facilidades eché a un lado las braga del bikini y de un solo golpe me la metió en mi coño. El agua estaba bastante oscura y nos llevaba al cuello por lo que  desde fuera no se veía nada, pero aun así se podía adivinar que me estaba jodiendo por los movimientos que hacíamos.

El resto de mis acompañantes nos cubrían un poco y nos animaban hasta que me echó mi sobrino un polvo submarino. Yo por supuesto me vine también.

Después descansamos un poco en las toallas y nos fuimos a las 19,00 h a un centro comercial para ir al cine. En la sala habría unas 20 personas. Nosotros cinco nos sentamos en una de las últimas fulas . Yo , como siempre, en el centro y dos de mis chicos a cada lado.

A mi derecha mi yerno, a mi izquierda mi cuñado. En cuanto empezó la película empezaron a meterme mano. Yo sólo llevaba la camiseta y la minifalda vaquera sin el biquini debajo, pues estaba mojado y me lo había quitado.

Mi yerno se sacó su enorme tranca y con mi adiestrada mano me lié a meneársela suavemente tacándole la punta del capullo en el cual ya tenía gotitas de leche.

Mi cuñado me morreaba y me sobaba las tetas metiendo la mano bajo la camiseta. Me susurró al oído:

Ángel: ¿Qué le estás haciendo a tu yerno, guarra?

Paca: Un pajón. No veas lo dura que tiene la tranca. Toca, toca.

Ángel me sacó la mano de la camiseta para levarla junto a la mía al cipote de mi yerno. La agarró por abajo y yo por arriba meneándosela los dos juntos.

En esos momentos sentí que alguien me subía la minifalda y se me amorraba al coño con su boca. Era el golfo de mi sobrino Pepe, que le encantan los chochos encharcados como estaba el mío.

Me puse cómoda, me subí la falda a las caderas y me espatarre poniendo una pierna en cada brazo del sillón. De esa manera Pepe pudo comerme bien la breva metiéndome un par de dedos en el ojete.

Yo seguí meneándosela con una mano al yerno y cuando se vació se la mamé a Ángel untándole el semen de mi yerno en su glande y huevos. Se vació en mi boca.

Mientras mi hijo ocupó el puesto de Pepe, pero en vez de comerme el chocho me folló echándome otra lechada dentro. Vaya tarde!. Era prácticamente imposible que no nos hubiera visto nadie en la sala. ¡Qué golfa era!

A las nueve nos fuimos a casa. Nos estuvimos duchando. Primero los fui duchando yo a los cuatro, uno a uno, entreteniéndome bien en sus genitales.

Después entre todos me lavaron a mí. Me enjabonaron bien y me limpiaron el interior de mi culo y de mi coño metiéndome el agua a presión introduciéndome la ducha dentro de mis agujeros.

Me llenaron las tripas de agua funcionando como una lavativa. Tuve que ponerme en cuclillas para expulsar toda el agua y la caca que tenía dentro.

Quedé limpia, pero otra vez caliente. Mi hijo se dio cuenta y me hizo correrme de nuevo metiedome caña haciéndome un pajón con sus dedos en mi coño, mientras el depravado de mi sobrino me follaba el culo metiéndome el mango de un desatascador que había en el baño. Me corrí otra vez.

Mientras ellos descansaban les preparé la cena en pelotas. Cenamos tranquilamente y cuando terminamos Ángel me propuso un desafío.

Ángel: a ver si eres capaz de acertar de quien es cada polla con la boca y los ojos cerrados.

Paca: pues claro que sí, después del día que llevamos os conozco como si os fuera parido.

Me vendaron los ojos y con las manos atadas atrás me fueron pasando los pitos por mi boca. Primero fue mi yerno:

Paca: esta como para no acertarla. No me cabe ni la mitad. Es la tranca de mi yerno.

Paca: este es el cipote de mi Pepe, largo y morcillón.

Paca: Ay, este es el pene cuarentón de mi cuñado, gordo y blandito.

Paca: y esto, la polla tiesa de mi hijo. ¿Veis cómo me las conozco ya?

Después estuvimos arreglándonos para la noche. Yo me puse muy guapa, bien maquillada y pintada. Me puse un vestido negro ceñido con un escote esplendido para enseñar bien mis tetas, y una falda de vuelo por encima de las rodillas. Y como no, unos pedazos de zapatos de tacón.

Nos fuimos a las once y media a los bares de copas de la juventud. Yo con los cuatro como si fuera una jovencita. Más bien parecía una puta vieja que habían alquilado para una despedida de soltero.

Por todos los bares que íbamos llamábamos la atención. Mis cuatro machos no me dejaban, bromeando constantemente y riéndonos. Bebimos bastante. De bar en bar me llevaban cogida uno a cada lado, y de vez en cuando me sobaban e incluso me besaban en la boca ante la mirada atónita de la gente.

Sobre la una de la madrugada nos fuimos a una disco a bailar. Yo ya estaba bastante bebida y muy provocativa. Se me acercaban algunos tiburones y yo les llevaba la corriente. Mis acompañantes se ocupaban de librarme de ellos.

Me estaba meando, mi yerno me acompañó a los servicios. Nos metimos en el de señoras y mientras soltaba un buen chorro sentada en el váter, él con su enorme pito morcillón meaba al mismo tiempo por el espacio que yo dejaba entre mis piernas y el váter.

El guarro me dejó toda la pelambrera y el chocho chorreando de sus meados.

Cuando acabó se la cogí, se la sacudí, se la chupe limpiándole con mi boca las gotitas de pipí y le dije que volviésemos a la marcha.

Volvimos a bailar, había un tío de unos 40 años que me gustaba bastante. Estaba buenísimo y me estaba provocando. Les dije a mis hombres que si podía tirármelo y me lo permitieron. Me dijeron que ellos lo organizaban todo pero que no me acostumbrara que ellos eran los que decidían con quien tenía que acostarme.

Hablaron con el tío y le explicaron lo que tenía que hacer. Le dieron las llaves del coche y el hombre me llevó dentro de él. Estuvimos en el asiento trasero un rato marreándonos. Me quitó el bonito vestido y me echó un polvo de campeonato. Mientras vi a mi hijo grabando a escondidas con la cámara de video.

Cuando terminamos me cambié de ropa, me puse unos shorts vaqueros muy cortos y una camiseta amarilla de tirantes. Volvimos a bailar y beber. Había por allí un tiburón que se quiso propasar conmigo. Mi hijo le advirtió:

Eduardo: Tío, esta golfa es mi madre y solo folla con quien a ella le apetece, así que ábrete!

Paca: Déjalo, no te da lástima, déjame que le haga una pajilla por lo menos.

Eduardo: Serás puta, gorda! Ahora te vas a enterar. Vas a hacer esas pajas tan buenas que tú haces pero cobrando!!

Me metieron en el baño de hombres y mis machos lo organizaron todo. Fui pajillera, puta pajillera. Me fueron pasando hasta ocho tíos calientes, empalmados, a los que yo les hacia una pajilla mientras Pepe y Ángel nos vigilaban para que pagasen y no dejaban ni que me tocasen.

Ocho corridas que eché en los urinarios de hombres en 15 minutos.

Volvimos a beber y bailar. Estábamos muy calientes y no paraban los cuatro de morrear me y sobarme en público. Yo estaba hecha todo un zorrón. Les dije que me había excitado mucho el olor a orina que había en los baños de caballeros. Al pervertido de mi sobrino se le ocurrió una idea.

Me llevaron a los servicios y mientras dos de ellos se quedaban vigilando la puerta, los otros dos se metieron conmigo (Ángel y mi yerno) y me quitaron toda la ropa. Me hicieron refregar mi cuerpo contra las baldosas mojadas de orina, mientras yo me metía los dedos en mi mojado coño.

Mi yerno y mi cuñado se sacaron sus pollas y mientras yo gozaba del cipote de mi yerno, mi cuñado me follaba por el culo. Se vaciaron uno dentro y otro en mi cara.

Me sentaron en el suelo del urinario apoyada contra la pared y me mearon los dos por todo el cuerpo. Después llamaron a mi sobrino y a mi hijo cambiándose de puestos.

Estos no me follaron pero me mearon los dos dejándome chorreando mientras yo me corría desesperadamente. Menos mal que había una ducha y con agua fría mi limpian toda del olor a pis y de paso me refresqué.

Seguimos bailando y bebiendo hasta las cuatro y media que no fuimos borrachos a la playa. Allí nos echamos en unas toallas que llevábamos en el coche en la arena. Descansamos un rato fumando y hablando. Había por allí algunas personas, incluso vimos alguna pareja follando a lo lejos.

Mi cuñado me sobaba borracho las nalcas acostado a mi lado. Al otro lado Pepe me morreaba. Yo estaba borracha, mareada. Mi sobrino cachondo perdido me puso a cuatro patas y me folló por detrás el chocho.

Yo me puse mala y le dije que me dejase pero no lo hizo, el bruto siguió bombeándome un rato porque don la borrachera no se corría. Yo no pude soltarme de él y me puse a vomitar allí en la arena a cuatro patas mientras Pepe me follaba en esos momentos me echó un polvo.

Me dejaron descansar un rato en la toalla. Pronto mi hijo vino acariciándome por detrás y de costado me metió su verga en mi chocho lleno de semen. A los diez minutos sí que estaba lleno otra vez.

Después mi yerno vino con una tía borracha cuarentona que se había ligado. Venía menándole su tranca y el muy sinvergüenza la hizo chantaje diciéndole que si querrá que se la metiera tenía que comerme a mí el coño con la leche de mi sobrino y mi hijo.

La tía salida no lo dudó, me hizo una comida de coño estupenda con un pedazo de lengua como nunca había visto. La zorra me hizo correrme de nuevo. Me quedé dormida de cansancio y alcohol.

Al rato me despertó unos meneos, tenía un tío encima de mi cuerpo con su rabo dentro de mi coño follándome. Al lado estaba mi cuñado diciéndome que no me preocupara. El tío era viejo y me follaba desesperadamente. Cerré los ojos y me volví a dormir mientras veía a lo lejos a mu yerno hincarle su estaca a la tía que me había comido el coño.

Me desperté y estaba amaneciendo. Estaba rodeada de mis cuatro macos más el viejo y la tía cuarentona. Todos se estaban masturbando. Yo sonreí y me puse a colaborar meneándosela con una mano a mi cuñado, con la otra a mi sobrino y con la boca a mi hijo.

Al rato uno a uno se fueron vaciando. Mi hijo fue el primero llenándome la boca. Mi cuñado Ángel se corrió sobre mis tetas, Pepe en mi barriga, el viejo en mi cara y mi yerno en mis nalgas. La tía se hizo una paja observándonos.

Para terminar, mi cuñado, el guarro, me comió el higo mientras me hicieron comérselo yo a la tía sentada en mi cabeza. ¡Cómo le olía el chocho a la puerca!.

Mientras los otros cuatro nos mearon a los tres centrándose en mi cuerpo. Me corrí fuertemente por décima vez en el día.

Quedé echa un asquito, llena de semen y orina. Eran las siete y media de la mañana. El viejo y la tía golfa se fueron. Cada uno de mis machos me cogieron por una extremidad y me lanzaron al agua del mar.

Nos bañamos limpiándonos de orina y semen. Nos refrescamos y dimos por acabada aquella bacanal exhibicionista. Me llevaron a casa junto a mi hijo y los demás se fueron a las suyas a descansar.

Fue un maratón sexual de 24 horas con cuatro machos jóvenes de la que estoy muy orgullosa de haber aguantado y disfrutado.

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