Tenemos un matrimonio vecino de unos cuarenta años que son amigos nuestros. Tienen una hija adolescente que yo he criado desde pequeña, pues como los padres trabajan me la han dejado mucho a mi cuidado en mi casa.
Adriana, la niña ya está en bachillerato y sigue entrando en mi casa como si fuera la suya por lo que ya nos ha pillado muchas veces follando. Nosotros en cuanto nos dábamos cuenta parábamos.
Es una chica muy madura pero con un cuerpo muy infantil. Es pequeñita y apenas tiene tetas ni caderas. Lo que yo no sabía es que fuera tan calentona.
Lo descubrí un día que estaba en casa sola con ella, la dejé en el salón viendo la tv y yo me fui a hacer la comida. Cuando volví al salón la sorprendí “jugando” con Tobi, mi pequeño perrito polludo. El chucho estaba en el sofá tumbado bocarriba con su polla tiesa y la muy guarrilla de Adriana se la estaba mamando, metiéndosela hasta el fondo en su boquita.
Me quedé de piedra, no me lo esperaba. Mi perro se corrió en su boca y la muy guarra se tragó toda su corrida.
ADRIANA: Um, que buena está tu leche Tobi.
PACA: Pero bueno, niña. ¿Qué haces? Vaya cochinada acabas de hacer con Tobi!
ADRIANA: Tranquila Paca, sabía que tarde o temprano me pillarías. Llevo haciéndolo hace meses con el chucho.
PACA: ¿Pero cómo tu tan chica haces esas guarrerias?
ADRIANA: Primero que no soy tan chica aunque no esté muy desarrollada, segundo que desde pequeña soy una viciosa del sexo, tercero que os he pillado follando en vuestra familia muchas veces escondiéndome en los armarios y cuarto y último que mis padres los saben y los dos me follan desde hace años.
Me quedé perpleja con las confesiones de mi querida niña, era imposible que fuera tan perversa.
ADRIANA: Tranquilízate Paca, siéntate que te cuente.
Me senté en el sofá con ella y me abrazó mientras se relamía los restos de semen de sus labios.
ADRIANA: Mira desde los nueve años empecé tener calentura en el chocho. A escondidas me metía todas las verduras que pillaba, y cada vez más gordas. Me gustaba meterme cosas tanto en el chochito como en el culito. Me corría como una loca con diez años.
Un día pillé a mi padre durmiendo en calzoncillos, se le había salido un gordo pito que tiene y no me pude contener. Mi instinto me hizo abalanzarme por aquella deliciosa polla y chupársela sin importarme lo que me dijera.
Mi padre no me regañó, al contrario me enseñó a follar. Se sorprendió del gran coño que yo tenía para mi edad y con su gordo nabo me lo ensanchó aun más. Un día nos pilló mi madre y la muy puta en vez de cabrearse se despelotó y se puso a comerme el chochete mientras yo se la chupaba a mi padre. Luego me enseño a comerle el coño.
Desde entonces duermo con ellos todas la noche haciendo sándwiches conmigo.
PACA: Joder con la cría! Y yo que creía que mi familia era la única!
ADRIANA: Mira Paca, te voy a confesar que entre tu familia y la mía ya hay relaciones que tú no sabes. La puta de mi madre sedujo a tu hijo hace años y de vez en cuando va a mi casa para ducharla de leche, un día los pillé y tu hijo me baño con su descarga de semen dejándome hecha un asquito.
PACA: que vecina más hija de puta tengo!.
ADRIANA: pero no le ha bastado con tu hijo sino que también se lió con tu marido y su larga polla. Le encanta que se la follen los dos a la vez. Tu marido está deseando meterme su cipote pero mis padres no le han dejado porque es muy largo.
Mañana vamos a montar una orgía en mi piso, y le han prometido que me van a hacer un sándwich entre mi padre y tu marido. Estoy muy nerviosa porque no sé si podre albergar toda esa manguera en mi culete. Mientras ellos me empalan, tu hijo regará a mi mamá.
PACA: Joder, cuanto me gustaría verlo.
ADRIANA: Podemos hacer un trato Paca. Estoy muy cachonda después de haberte confesado todo esto. Así que si me permites que me haga una paja comiéndote tu viejo coño estoy dispuesta a obligarlos a que tú estés presente mañana en la orgía o me niego a que me empalen.
No pude decirle que no, la niña me subió la falda, me bajó las bragas y me comió el chocho espectacularmente mientras se pajeaba. Me corrí cuando la niña gritaba de gusto con su vibrante lengua dentro de mi vagina.
AL DÍA SIGUIENTE EN SU PISO:
Estaba yo con mi marido y Rafael, mi vecino, tomando una copa mientras esperábamos a Josefa, su esposa, y su hija Adriana.
RAFAEL: vaya pitones que se te han puesto vecina!
FRANCISCO: Hoy tendrás la oportunidad de probarlos vecino, para eso ha venido.
En esos momentos entra Josefa en biquini (era verano) y la niña con una minifaldita muy corta dejando casi ver su culito y un polito del uniforme del insti.
JOSEFA: Perdonad, es que he estado poniéndole un enema para dejarle las tripitas bien limpias para albergar tu trompa Francisco. Venga vamos al lio.
Josefa sentó a mi marido en el sofá y bajándole los pantalones le sacó su largo vergajo morcillón. Empezó a chuparlo.
JOSEFA: Ven Adri, cómele el rabo a Francisco como lo haces con papá.
La niña se puso a comerle le polla a mi marido que se le puso totalmente tiesa.
JOSEFA: y ahora tú, Paquita, haz algo. Lámele el culito a mi niña para que se le abra y pueda tragarse el pollon de tu marido.
Adriana estaba entusiasmada meneándole y chupándole la polla a mi marido agachada dejando ver su culito ya que no llevaba bragas. Me agache y me puse a meterle mi lengua en el ojete, un ojete sorprendentemente ancho. Yo estoy acostumbrada a lo grande que lo tiene mi hija y mi nuera, pero ellas tienen treinta años!
ADRIANA: ah¡, Paqui que gustito me das!
Una vez que lo tuvo bien lubricado se sentó ella sola sobre la larga estaca de mi marido y se la fue introduciendo.
ADRIANA: Au, mami , ya no me cabe más.
JOSEFA: Venga hija haz un esfuerzo, verá que gusto te da.
La niña se dejó caer metiéndose hasta el fondo el cipote de mi marido. Le debía llegar al estómago. Qué bestia!
No paraba de gemir, chillar y suspirar, pero no paraba de subir y bajar hincándosela toda.
Mientras tanto Rafael me sacó las tetazas fuera del vestido y se puso a comérmelas. Yo le saque un nabo gordísimo.
PACA: Ostias, esto le entra en el coñito a Adriana?
RAFAEL: Tú no sabes la enorme vagina que tiene la niña.
Me fije que Josefa se había quitado el biquini y en pelotas se estaba follando a mi Eduardo haciéndole un voluptuoso 69.
ADRIANA: Venga papi, métemela en el chocho, empalarme que me corro.
Rafael se dirigió a su niña sentada sobre mi marido con su rabo dentro de sus tripas y de un solo empujó le introdujo su gordo badajo. Su coñito se abrió como una almeja dejando paso al gran nabo.
Entre los dos bombearon a la chavala mientras gritaba como una perrita. Se pusieron de pié y la follaron por los dos agujeros estando en volandas.
Mi hijo enculó a la guarra de Josefa y le llenó el recto de leche, una enorme cantidad de semen, como ya sabéis.
Adriana se corrió convulsionándose con las dos pollas bien incrustadas y los dos machos lo hicieron en sus agujeros. Yo me tuve que pajear viendo la escena.
Luego de descansar un poco la cerda de su madre se le acercó, le levantó el polo dejando ver dos pequeñas tetitas que sólo cubrían sus hinchadas areolas de los pezones, se puso en cuclillas sobre ella y le cagó una enorme cantidad de semen de mi hijo por el pecho y la cara.
JOSEFA: Traga un poco de la leche de Eduardo, que está muy buena cochinita.
Para terminar los machos me obligaron a tragarme sus corridas. Me tuve que meter entre las piernecitas de Adriana y lamerle su coñito y su ano abiertos como tuvos que chorreaban de su padre y mi marido.