miprimita.com

Alma y su primera gran fiesta (3)

en Orgías

Thomas, Alberto y mi profesor me acababan de dar una lección de sexo de las que no se olvidan en la vida, y de las que te enseñan lo que realmente es bueno y lo que es espectacular. Estaba agotada, así que Thomas me permitió un descanso.

Me acurruqué en el pecho de Thomas y me quedé completamente dormida. Sentía los latidos de su corazón, y su respiración sobre mi cabello. Ése hombre había cambiado mi vida por completo.

Descansé una hora, o un poco más. Thomas no quería que malgastara las escasas horas de aquel "especial" fin de semana durmiendo, y tenía razón. Al despertar me encontré sola, Thomas ya no estaba a mi lado. Sentado en el filo de la cama se encontraba un chico muy moreno, bastante musculado, que le estaba dando guerra a Alberto, que gemía sin cesar. Mi profesor, estaba de pie, detrás de una de rubia despampanante agarrada a una de las palmeras de la terraza. Thomas estaba en la cama de al lado con 3 chicos y 3 chicas. Se estaban tocando, follando y chupando todo lo que querían. Cambiaban las posturas a menudo y se iban turnando para "probarlo" todo. Yo me sentía perdida en esa escena, no sabía hacia dónde ir o qué hacer. Thomas lo solucionó todo, como siempre.

- ¡Oh! Mi niña ya se ha despertado, perdonadme –se levantó y se acercó a mí-. ¿Estás descansada?

- Sí, estoy perfecta.

- ¿Preparada para seguir?

- Claro –sonreí-.

- Perfecto.

Thomas y yo volvimos a la casa, al comedor. En las mesas había mucha gente separada por grupos. Maite, la anfitriona estaba con otras 3 chicas y Alex, el guaperas rubio, con 4 chicos, era digno de ver.

- ¿Seguro que estás preparada?

- ¿Dudas de mi palabra?

- No, dudo de tu cuerpo.

- No sabes lo que dices.

Le comí la boca con todas mis ganas y me agarré a su culo, perfecto. Me estaba poniendo caliente sólo de sentir su lengua en mi boca. Él simplemente sonrió.

- Maite, ésta es Alma, creo que le encantará unirse a vosotras.

- Encantada Alma, ¿tú eres la que has venido con…?

- Sí, con Marcos.

- Perfecto. Entonces, ¿te quedas?

Thomas me miró y yo le sonreí, me estaba retando. Lo peor es que el pobre no sabía lo mucho que me gustaba follar con mujeres.

- Claro, lo estaba deseando.

- Perfecto –dijo Maite mientras se acercaba a besarme dulcemente-.

Thomas se acercó al grupo de Alex y se unió a ellos. Al fijarme pude ver quienes eran los 4 chicos del grupo de Alex. Carlos, el tenista, Aarón, la belleza de ojos negros, Mikel, uno de los mejores amigos de Marcos, guapísimo con los ojos verdes y el pelo rubio, y Daniel, un chico muy delgado y poquita cosa, de los más jóvenes, callado y con cara de intelectual, que parecía perder la vergüenza una vez había comenzado el juego. Antes o después pensaba ser la reina de ese grupo, aunque primero iba a disfrutar de mis queridas amigas.

- ¿Es tu primera vez? –preguntó dulcemente Maite-.

- ¿Mi primera vez con una mujer? –Ella asintió-. Para nada, lo he hecho bastantes veces. La verdad es que me gusta, sientes un placer diferente que con un hombre.

- Entonces, perfecto.

Nos acercamos más y me fue presentando. Nadia, una chica bajita con muchas curvas, unos pechos preciosos y una larga cabellera, tenía cara de virgencita. Eva, la más exuberante, rubia y con un cuerpazo, me miraba con cara de desperada, mientras se relamía sus labios. Rosa, una morenaza con poco pecho, piel fina y suculentos labios que se acariciaba sus pezones mirándome con misterio. Y Maite, la anfitriona, la más mayor de todas, muy morena, con un cuerpo turgente y prieto, un culo de infarto y unas manos increíbles. Eso iba a ser realmente impresionante.

Mi carta de presentación fue un beso apasionado y feroz, dejándolas al borde de la calentura mientras me situaba en el grupo, sentándome entre ellas. Maite tomó la iniciativa, empezando a lamer mis pezones. Eva se levantó y se situó justo detrás de Maite, empezando a lamer su coñito. Rosa, mi querida morena, acercó a Nadia y la besó, después Nadia me besó a mí. Estaba bastante nerviosa, pero también excitada. Supuse que sería su primera vez en algo así. Yo empecé a acariciar el coñito de Nadia y poco a poco fui acercando mi boquita. Cuando pasé mi lengua por su clítoris Nadia gimió de placer, enrojeciéndose por completo, mientras Rosa le trabajaba sus pezones con su lengua. Busqué con la mirada a Rosa, y con un gesto me entendió. Se situó mucho más cerca y acerqué mi mano a su humedad. Tenía el coño calentito y me entraban muchas ganas de comérmelo, aunque ya tendría tiempo.

- Nadia, mi amor, ¿te gusta lo que te hace Alma? ¡Eh!

- Ah… no me digas esas cosas.

- Vamos, mi amor… sé sincera contigo misma. ¿Te gusta?

- Sí… un poco.

Yo aprovechando la situación clavé dos de mis dedos en su humedad mientras sorbía su clítoris con ansia, a lo que Nadia gimió con toda su alma.

- ¿Sólo un poco Nadia? ¿Tan mal lo hago?

- No… Lo haces muy bien.

- Entonces, ¿te gusta mucho?

- Sí… Sí me gusta mucho –dijo Nadia totalmente enrojecida-.

Yo paré un momento, cambié mi posición y le pedí a Nadia que se sentara bien y que abriera bien sus piernas. Ella me hizo caso sin mirarme a la cara, así que yo me puse a cuatro patas y empecé a lamerle el coñito de nuevo.

- Maite, por favor, lámeme a mí –dije mirándola a los ojos-.

Ella que se había empezado a besar con Eva, asintió encantada y se situó justo detrás de mí, aprovechando mi postura para lamer mi coñito y mi culito. Eva se acercó a nosotras y cogiendo un consolador doble se llevó a Rosa a la mesa, apoyó las manos de ésta en el borde y poniéndose detrás le clavó el juguetito de una sola vez. Rosa gemía del gusto.

- ¿Te gusta putita? ¿Te gusta?

- ¡Sí, sí! ¡Me encanta Eva! ¡No pares!

Empujó su espalda y la aplastó contra la mesa, dejándola en un ángulo de noventa grados en relación al suelo. Fue entonces cuando sacó el consolador de su coñito y se lo clavó en el culo, sin miramientos. Rosa seguía gimiendo, le encantaba.

- ¿Qué Nadia, te pone ver a Rosa y a Eva follando? ¿Quieres que Eva te folle también a ti? ¿Quieres que te dé también por el culito?

- ¡No!

- ¿No a qué?

- No me gusta, no quiero que me hagan nada de eso –dijo Nadia totalmente roja-.

- ¿No? ¿Y por qué no? Yo creo que sí te gusta, creo que te encantaría que lo hicieran, es más, te estás muriendo de ganas. Mira como te mojas sólo de pensarlo.

- ¡He dicho que no!

- ¿De verdad? Entonces será mejor que pare y que te vistas, deberías irte.

Me separé de Nadia y empecé a comerle la boca a Maite mientras le metía dos dedos en su coñito. Yo sabía que mis palabras las estaban calentando muchísimo, y Maite necesitaba una ayuda. Así que la estiré en el suelo y empecé a lamer sus pechos, fui bajando poco a poco, mientras ella gemía y me incitaba a más. Nadia, mirándonos, había empezado a masturbarse, totalmente cachonda, sonrojada, herida, me miraba enfadada por haberla abandonado.

- ¡Alma! ¡No quería que pararas! –dijo casi llorando-.

- ¿No? ¿Entonces qué quieres?

- Pues… quiero… -tragó saliva y me miró, sabía perfectamente que tenía que decir, pero le costaba-. ¡Quiero que sigas comiéndomelo!

- ¿Qué siga comiéndote el qué?

- El… que me sigas comiendo el… coñito –dijo entre susurros-.

- Nadia no te oímos –dijo Eva desde la mesa, follando a un ritmo frenético el culito de Rosa, que no paraba de gemir-.

- ¡Que me comas el coño joder! ¡Y que me folles, lo que quieras, pero lo quiero ahora, lo quiero ya!

- ¿Sí? Pues… cómemelo tú a mí, preciosidad.

Volví al coñito de Maite mientras abría bien mis piernas y dejaba mi coñito a plena vista de Nadia. Al principio no se movió, así que Maite se giró y empezamos a hacer un 69 la mar de placentero, pero a los pocos minutos sentí como Nadia se acercaba y empezaba a tocar mi coñito, muy poco a poco, con reparo. Al minuto, ya empezó a lamerme, muy delicadamente y con poca gracia.

Entonces, Eva, que se había sentado en el suelo justo a nuestro lado, que seguía follando a Rosa, que se encontraba sentada encima de ella, se acercó a Nadia y le susurró algo en el oído. Nadia paró por unos segundos, y cuando volvió a mi humedad lo hizo con ganas y con mucha pasión. Me comió el coñito con ansia y devoción, así que en un momento dado, dejé a Maite y me estiré en el suelo, pellizcándome los pezones. Abrí del todo mis piernas y atraje a Nadia con la mirada. Ver como se acercaba a mí y empezaba a lamerme fue de lo más erótico. Me encantaba mirarla lamiéndome, pasando sus dedos y desviando mi mirada, con toda su cara enrojecida por la vergüenza.

Me senté para controlar mejor los movimientos de Nadia y para descansar un poco, aquella posición era la mejor. Podía sujetarle la cabeza a Nadia y dirigir su mirada hacia mí, ver exactamente como me comía el coñito, y también como se comían y follaban Eva, Rosa y Maite. Pero a la vez, podía ver a mi querido Thomas con su grupo de amigos, disfrutando de la noche.

- ¡Oh Nadia, no pares!

- ¿Te gusta Alma?

- Me encanta –ella se sonrojó más, y apartó su mirada, concentrándose en mi clítoris.

Thomas me había mirado al gritar, quería su atención. Thomas estaba sentado en una silla sobre Alex que se lo estaba follando, Aarón se la estaba chupando a Thomas mientras Daniel le daba por culo, y a Carlos, se la chupaba Alex. Era una escena increíble, todos esos chicos despampanantes dándose placer y gimiendo, sudando, con esas caras de lujuria…

Entonces empecé a convulsionarme, Nadia se dio cuenta y aceleró el ritmo mientras me metía un dedito en el coño y otro en mi precioso culito, a un ritmo bastante suave. Empecé a mirar fijamente a Thomas, y poco a poco empecé a gemir hasta que nos corrimos en el mismo instante. Sonreí satisfecha.

¿Qué tocaba hacer ahora?

Eva, Rosa y Maite estaban besándose tranquilamente cuando Nadia y yo nos acercamos, era interesante ver qué podíamos llegar a hacer.

- ¿Qué Nadia, te ha gustado? –preguntó Eva-.

- Sí… -dijo en un susurro-.

- ¿Quieres que sigamos?

- Sí…

Estaba muy nerviosa, pero caliente. Eva se acercó a ella y empezó a besarla y a acariciar su cuerpo, reaccionaba en seguida. Maite y Rosa se acercaron esperando a ver como se desarrollaba esta vez la historia. Eva se fue un momento y volvió con un maletín negro, estaba lleno de juguetitos y cosas muy interesantes.

- ¿Quieres jugar conmigo Nadia?

- Sí… sí quiero jugar.

- Perfecto, entonces, a cuatro patitas, ¡perra!

Nadia obedeció sin rechistar y yo me acerqué a Eva. Esa chica me ponía, su personalidad, su cuerpo, su mirada… todo. Me encantaba. Saboreé sus labios y juntamos nuestras lenguas en un beso muy cachondo, mientras las manos recorrían nuestros cuerpos. Rosa y Eva habían empezado a besar y acariciar a Nadia, que daba grititos de placer. Eva acercó sus labios a mi oído:

- Vamos a follarnos a esta niña, para que aprenda y después te quiero toda para mí.

- Estoy deseándolo, Eva, estoy como una perra en celo desde que me has mirado la primera vez –le solté mientras mordía el lóbulo de su oreja-.

Nos besamos de nuevo y nos masturbamos un poco. Cada una saboreó la esencia de la otra con sensualidad y empezamos el juego con Nadia.

Rosa lamía los pechos de Nadia y Rosa le daba besos muy apasionados mientras acariciaba su cuerpo. Eva se puso detrás, cogió el mismo consolador doble de antes y lo introdujo en su coñito, bien mojado. Entonces apuntó a la entrada de Nadia y se la clavó mientras gemía, encantada. Yo me situé detrás de Eva y empecé a besar su cuello y a tocar sus tetas, masajeándolas, pellizcando sus pezones… poco a poco fui bajando mis manos hasta que acabé por masturbarla, su clítoris estaba totalmente hinchado y ella no paraba de gemir, buscando con su boca mis labios. Al poco tiempo, Eva paró.

- Alma, es suficiente. Ahora, tenemos que centrarnos en ella.

- Como quieras, mi amor… -dije pellizcándole el pezón-.

- Ponte delante.

Me tiró otro consolador doble y sacó con un movimiento brusco el suyo de dentro de Nadia, sabía perfectamente que pensaba hacer.

- ¿Estás preparada Nadia?

- ¡Eh! ¿Para qué?

Entonces yo le clavé el consolador en el coñito, era una sensación muy placentera. Nadia empezó a besarme y a lamer mis pezones, mientras chorreaba de placer. Eva en cambio, después de un minuto de descanso, no se conformaba con ese placer, quería más, siempre quería más. Así que acercándose a Nadia, abrió su culito y con el mismo flujo del consolador, abrió la entrada y se lo clavó por entero.

- ¡Ah no! ¡Eso no! ¡Dios!

Le dolió, su cara fue de dolor, pero no le duró mucho.

- ¡Para Eva, para!

- ¿Segura? ¿Estás segura? ¿Quieres que pare?

Empezamos un vaivén suave y ambas acariciamos y besamos a Nadia, a los minutos ya volvía a gemir como antes. Paramos el vaivén para pedir una respuesta.

- ¿Qué Nadia? ¿Paramos?

Ella se sonrojó, parecía muy enfadada, pero no tuvo más remedio.

- ¡No! ¡No paréis! ¡Me gusta, me encanta! ¡Quiero que sigas, que me revientes!

- ¿Sí? ¿Te gusta, zorrita? Pues aún no has visto nada.

Aceleramos el ritmo y lo hicimos con fuerza, con brusquedad, al principio Nadia se quejaba pero con los minutos gemía y pedía más y más. Estuvimos follándola hasta que tuvo un orgasmo inexplicable.

Entonces, Maite y Rosa pidieron nuestra ayuda. Ellas habían estado tocándonos y besándonos a nosotras, y necesitaban algo para bajar su calentura. Eva y yo nos turnamos para follárnoslas en diferentes posturas hasta que todas terminamos exhaustas y con un gran placer.

El grupito de Thomas había seguido con su particular fiesta, aprovechando la visión de nuestra juerga para aumentar sus placeres. Eva me miraba sedienta de ese momento a solas que le había prometido, y Thomas me retaba con la mirada para ver que iba a hacer en ese momento. ¿Eva a solas o un grupo de tíos follándome sólo a mí?

CONTINUARÁ!

Mas de neus

Me llamaste princesa

Adam y Noa - (13) No es oro todo lo que reluce

El futbol y el amor (6)

Jodido guitarrista 4

Jodido guitarrista 3

Jodido guitarrista 2

Jodido guitarrista

Conociendo a mi nuevo hermano (9)

El futbol y el amor (5)

El futbol y el amor (4)

El futbol y el amor (3)

El futbol y el amor

El futbol y el amor (2)

Conociendo a mi nuevo hermano (8)

Adam y Noa - Primera vez (2)

Adam y Noa - Primera vez

Alma conoce a Sergio

Conociendo a mi nuevo hermano (7)

Alma y Sergio - Evolución sexual

Conociendo a mi nuevo hermano (6)

Conociendo a mi nuevo hermano (5)

Conociendo a mi nuevo hermano (4)

Conociendo a mi nuevo hermano (3)

Adam y Noa (12) - Ninfomanía

Conociendo a mi nuevo hermano (2)

Adam y Noa (11) - Eres una fierecilla

Conociendo a mi nuevo hermano

Adam y Noa (10) Reencuentro tras los exámenes

Alma y Sergio V - Polvo en el baño

Adam y Noa (9) Atada a mí

Adam y Noa (8) - Confesiones y fantasías

Adam y Noa - Su fin de semana

Alma y Sergio (4)

Adam y Noa (6) - El jacuzzi

Alma y Sergio (3)

El reencuentro de Noa y Adam

Alma y Sergio (2)

Alma y Alex - Alma y su primera gran fiesta (5)

Alma y Sergio

Adam, ¿sí o no?

Noa y sus experiencias sexuales

Adam y sus días sin Noa

Noa conoce a Alex

Demasiados días sin Adam

Adam cambió completamente mi vida (2)

Adam cambió completamente mi vida

Adam y Noa

Los polvos de Alma

Él y sus dedos

Alma y su primera gran fiesta (4)

No dejes de mirarme 4

No dejes de mirarme 3

No dejes de mirarme 2

No dejes de mirarme 1

Alma y su primera gran fiesta (2)

Alma y su primera gran fiesta (1)

Los principios de Alma

Alma y Noa