miprimita.com

Adam y sus días sin Noa

en Hetero: General

Todo parecía menos interesante sin ella… Mi nombre es Adam, tengo 24 años y hace ya un año y medio que conocí a una chica, como decirlo, diferente, especial. Sólo fue un día, un único día, la vi y des del primer momento me llamó la atención. No era especialmente guapa, ni con un cuerpazo, pero era como la mezcla perfecta entre ingenuidad y carisma, algo magnético. Cometí la imprudencia de estar con ella una única vez y desde entonces raro es el día que no me paso las horas recordándola, es un tormento a la par que una delicia.

 La verdad es que desde que era muy pequeño siempre he sido un chico “guapo y atractivo”, soy rubio de ojos claros y tengo muy buen cuerpo. No me cuido en exceso, más bien al contrario, pero he tenido suerte. Puedo comer lo que quiera y sin hacer demasiado ejercicio ni privarme de todo tipo de cosas, me mantengo perfecto. Las mujeres siempre se han fijado en mí y al principio he de reconocer que me encantaba, ser el centro de atención, dominar la situación, que todas me desearan… era genial. Pero con los años te das cuenta de que has pasado a ser un mero trozo de carne que desean probar pero que no te ven mucho más allá de eso. En este punto descubres que en general hay tres tipos de chicas: en primer lugar las tigresas, quieren sexo del bueno con un tío que las sepa satisfacer y serás su juguete hasta que se cansen; en segundo lugar están las barbies, que quieren que seas su novio para lucirte ante todas sus amigas y conocidas, pero sobretodo ante sus acérrimas “enemigas” para ponerles los dientes largos y darles envidia; y el grupo tres, las deseadas, chicas inteligentes, divertidas, interesantes, especiales… que verán en ti al típico guaperas sin cerebro, por lo que pasarás desapercibido y no te harán el mínimo caso. ¿La verdad? Frustrante, con mi edad sinceramente quería encontrar algo serio, una chica de verdad, no quería una modelo, quería alguien que me hiciera reír, alguien con quien hablar, que me comprendiera, y sí, obviamente una chica a quien desear todos los días de mi vida, aunque eso no significaba que tuviera que ser precisamente un bombón de 90 60 90.

Supongo que por eso ella me gusta tanto. Es un poco absurdo empezar a enamorarse de alguien con quien has compartido apenas 10 horas de tu vida, pero he de decir que fue algo diferente a cualquier cosa. Yo tenía que ir a arreglar un techo a una casa, en verano ayudo a mi tío en una empresa de seguros porque se me dan muy bien estas cosas y además mi familia me ha ayudado mucho en mis sueños y quiero compensárselo –mi sueño es el surf, pero eso lo explicaré luego-. Llegué pronto y me abrió esa chica, se llama Noa y tiene 19 años, bueno ahora ya habrá cumplido los 20. Tiene el pelo rubio oscuro, ojos claros y es un poco bajita, regordeta, con unos kilos, pero bien proporcionada, tiene un escote de infarto y es tan dulce. Notaba sus nervios desde que entré en esa casa, la verdad es que estoy acostumbrado a esas miradas pero en ella me resultaba bastante gracioso, era como si se sintiera culpable por mirar y eso me enternecía. Se ofreció a ayudar un par de veces y su risa era contagiosa. Por una cosa y otra al final nos duchamos juntos y fue totalmente diferente a cualquier otra cosa que hubiera hecho en la vida. Ella estaba nerviosa pero no opuso resistencia en ningún momento, es más se envalentonó y tomó las riendas, me miraba sonrojada de vez en cuando y me besaba con dulzura, se entregó completamente sin pensarlo y sin pedir nada, era como un regalo. Fue en esos momentos cuando tuve sinceras ganas de hacerle el amor, estar con ella aunque fuera sólo una vez, pero sentirla bajo mi piel, hacerla gritar de placer, abrazarla… Y no sé cómo lo conseguí pero acabó aceptando, justo después de decirme que era virgen. ¿Virgen? No me cabía en la cabeza cómo semejante mujer había decidido regalarme ese momento a mí, ¿nadie había reparado en 19 años en esa maravilla? No sé exactamente por qué, pero juro que me pareció una chica perfecta. Inocente aunque atrevida a la vez, graciosa, sincera aunque vergonzosa, con carácter, apasionada, dulce… y además es inteligente, muy inteligente. Es una gran cocinera y he de decir que eso es un punto muy positivo ya que comer es uno de mis vicios más sagrados. Tiene una caligrafía preciosa y unos ojos… sí, quizá me estoy precipitando pero es que no puedo olvidarla, y la verdad es que tampoco quiero.

Ahora mismo estoy en Sudáfrica y los entrenamientos me están yendo muy bien, la verdad es que he trabajado mucho para llegar aquí y estoy viendo recompensado mi esfuerzo. El surf es mi vida, desde pequeño me ha encantado el mar y soy un gran nadador, con mi familia siempre hemos practicado deportes en el agua y desde pequeño siempre destaqué haciendo cabriolas. Como mi madre era australiana me apuntó en verano a un par de cursos y con 14 años ya competía en serio. Australia y este país han sido mi tierra durante los últimos 10 años, aunque vuelvo a España muy a menudo porque lo hecho en falta, al fin y al cabo es mi hogar. Esto es más exótico, pero también es más lejano, al menos para mí. Eso sí las playas y las puestas de sol, los paisajes, eso no puede compararse a nada, cada cosa en sí es única y preciosa, aunque tampoco lo cambio por una visita por la noche a la Alhambra o un amanecer en Sitges. Durante estos meses Noa me ha acompañado en todo momento, pienso en ella constantemente y lo peor es que también me acompaña en mis sueños. La primera vez que soñé con ella hacía 10 días que estaba en Sydney, la verdad es que me molestó un poco, después de un par más, creo que me acostaba pensando en ella adrede para ver si me visitaba por las noches. Se ha convertido en una droga y un refugio a la vez.

 

Estaba muy cansado, durante los primeros días había tenido que ir a hacer las inscripciones, los pagos y las compras necesarias para empezar los entrenamientos a tiempo y programar una buena temporada. Era martes y me acosté muy pronto, la verdad es que me moría de sueño y no tardé en quedarme completamente dormido. Recuerdo que estaba estirado en mi cama de la casa de mis padres en Barcelona, mi cuarto es muy grande y tengo una enorme cama de 2mx2m redonda, había cerrado los ojos para descansar cuando oía a alguien entrar sigilosamente por la puerta.

- Mamá te he dicho que estoy bien, de verdad, no te preocupes.

Pero por alguna razón en el mismo momento en que pronuncié esas palabras supe que no era mi madre. Así que instintivamente tensé los músculos y abrí los ojos. Ahí estaba ella, llevaba un precioso camisón negro de satén atado al cuello y sonreía mirándome fijamente a los ojos mientras se iba acercando poco a poco a mí.

- Me parece que no me esperabas a mí precisamente…

- No, la verdad es que no. ¿Qué haces tú aquí?

- He venido a verte, creo que me debes una ducha…

Sonaba tan juguetona… puso una rodilla a cada lado de mi cuerpo y se sentó, yo me incorporé y quedamos a pocos centímetros el uno del otro. Ella sonrió y me dio un fuerte abrazo y yo la seguí también con ganas pero sin demasiada fuerza. Acaricié su pelo y mejilla y la miré sonriendo:

- Te he echado mucho de menos Adam.

- Y yo a ti…

- ¿De verdad? –Le brillaban los ojos y parecía contenta-.

- Claro que sí, ¿quién en su sano juicio no echaría de menos que tú estuvieras en su vida?

- ¿Por qué eres tan dulce conmigo Adam?

Yo en ese momento no supe qué contestar. No lo estaba planeando, me salía sinceramente decirle eso porque ella era tan especial, no entendía como muchos otros no habían visto todo lo que yo podía ver en ella.

- Porque es la verdad, no estoy siendo dulce si no sincero.

- Nadie me había tratado nunca así Adam…

- Nadie se había parado antes dos minutos a mirarte de verdad.

- O quizá es que tú me idealizas…

No sabía qué más decir, así que hice lo que me pareció más lógico en ese instante, aparté el pelo de su cara, acaricié su mejilla y la besé sin pensarlo. Ella me correspondió y se dejó llevar mientras apoyaba sus manos en mi cuerpo, podía sentir como se aceleraban poco a poco los latidos de su corazón y su respiración.

- Adam… -la miré esperando una palabra y enloquecí al oírla- hazme el amor.

No hubo más que decir, no hubo nada más que hacer. Empecé a besar y acariciar todo su cuerpo mientras nos desvestíamos el uno al otro, ella se dejaba hacer mientras yo recorría su piel sin descanso. Cuando estuvo a punto de alcanzar el clímax recuerdo que pensé en penetrarla y en el mismo segundo en que ella me abrazaba susurrando en mi oído algo que no conseguí oír, justo cuando iba a sentir de nuevo ese fuego en su interior que me deshacía mientras sus gemidos y esas miradas me hacían sentir completo, justo entonces: sonó mi despertador.

- ¡Joder! Dime que no ha sido un sueño, por favor…

Pero lo era, era el primero de muchos. Noa entre mis brazos escapándose a mí una y otra vez, pidiéndome que le hiciera el amor con esa ternura que la caracterizaba, no podía sacarme de la cabeza su piel suave, el olor a café de su champú o su mirada sincera llena de ternura cuando me abrazaba y me pedía sinceramente que la besara de nuevo, mientras se entregaba completamente a mí.

La verdad es que al principio me molestaba soñar con ella y mucho más de esa manera, me sentía vulnerable así que quise romper toda relación a través de algunas cartas y una repetición contínua de mis NO sentimientos hacia ella. Al final decidí emprender el camino fácil, una de las tardes, cenando con unos amigos accedí por primera vez después de dos meses a ir a una de las discotecas de la zona a tomar algo.  Elegí a un bombón de entre las muchas chicas que había y no me costó ni diez minutos convencerla para ir “a un lugar más tranquilo”.

 

Entramos en mi apartamento y ya en la misma puerta ella se lanzó a por mi cuello, empezó a besuquearme por todas partes y metió su mano en mi paquete. Va directamente el grano, pensé, así que me sonreí mientras la dejaba hacer. Nos besamos un poco y la agarré del cuello suavemente mirándola a los ojos.

- ¿Qué sitio prefieres?

Ella sonrió graciosa y nos fuimos hacia el comedor. Miró un poco a todos lados y al final me estampó contra la pared, quitó mi camiseta y empezó a lamerme el pecho poco a poco bajando muy rápido a mi ombligo. Desabrochó mi pantalón y metió la mano, sacó tranquilamente mi miembro y empezó a lamer el tronco de arriba abajo. Entonces bajó un poco más mis pantalones y el bóxer y se la metió en la boca sin usar las manos. Tenía una buena boca, eso estaba claro.

- Eres bastante buena… -dije yo mirándola-.

- No sabes tú cuánto…

Empezó a chupar más rápido hasta que se la tragó entera, era la primera vez que una chica abarcaba a tragársela por completo así que sonreí como haciéndome el impresionado. La verdad es que sentía cómo que no debía estar ahí en ese momento, mi cuerpo reaccionaba a las caricias pero me sentía ajeno a ello.

Cuando estuve bien duro ella paró y se quitó el vestido, no hizo falta mucho más porque bajo él sólo llevaba un tanga minúsculo que ni siquiera quité. La cogí en brazos y la senté en la barra de nuestra cocina americana, sorbí sus pezones –sus tetas parecían operadas y la verdad para mí eso era siempre un punto negativo- y la acaricié un poco. Bajé y lamí un poco, pera ella quería guerra lo notaba en sus ojos, así que se la clavé de una sola vez provocándole un enorme gemido. Empecé a tirármela con un ritmo brutal y a ella le encantaba, se le veía la cara de vicio de lejos. Entonces le pedí que se bajara de la barra, la estampé contra la pared y se la metí desde atrás, esa postura me gustaba bastante más, era muy profunda y placentera, además casi sin quererlo teniéndola ahí me imaginaba que en lugar de ser ella era mi Noa, mi preciosa y suave Noa. Pensando en eso fue cuando empecé a acariciar sus pechos con tranquilidad y a besar su cuello.

- No te pares… ¡dame más fuerte! ¡Fóllame más!

Esa voz y esas palabras me cabrearon, estaba teniendo mi propia fantasía y la putilla esta no me dejaba seguir, así que me la follé tan rápido como pude, me corrí y me separé de ella.

- Me voy a duchar, espero que cuando salga de la ducha ya no estés aquí.

- Tranquilo guapo que sólo quería follarte, no quiero nada más.

Tal cual dijo eso se puso el vestido, cogió el bolso y se fue sin decir una palabra más. ¡Qué mierda había hecho! Otras veces había tenido sexo porque sí, sobretodo en mi época más adolescente, pero hacía mucho que no tenía una relación esporádica como esa y ahora había recordado por qué. No sientes nada, es tan frío, tan asquerosamente superficial, me sentía tan vacío que tuve ganas de gritar. Dios, eso no era vida.

 

Intenté no pensar en ello y me acosté con otras 2 o 3 chicas en los siguientes meses, cuando ya no podía más conmigo mismo, siempre con protección y cabeza, eso sí, pero no funcionó. Siempre tenía la misma sensación de vacío y asco, no me sentía bien en absoluto, era como si mi cuerpo sintiera placer físico pero mi corazón y mi mente se avergonzaran de ello. Supongo que fue aquí cuando empecé a plantearme la situación. Me ayudó también la visita casi diaria de Noa en mis sueños, no siempre había contacto físico y cuando lo había nunca llegábamos a consumarlo porque por una cosa u otra se acababa el sueño, cambiaba o me despertaba, supongo que era mi propia frustración por no poder estar con ella de verdad.

- Es la quinta noche consecutiva que sueño contigo, esto me va a volver loco.

- ¿No quieres soñar conmigo? –Noa sonaba bastante triste-.

- No es eso… es que no es sólo que sueñe contigo, es que luego no te veo.

- Porque estás en Australia.

- Exacto.

- Pero cuando vuelvas a España podemos vernos, ¿no? –Un atisbo de esperanza resaltaba en sus ojos, al igual que una gran sonrisa en sus labios-.

- No sé si eso nos conviene.

- ¿Por qué no? – Me miraba extrañada y quizá un poco enfadada-.

Yo entonces siempre me acercaba a ella para abrazarla pero ese día ella se giró y rechazó mi abrazo, alejándose un poco. Me acerqué y la abracé desde atrás, le di un beso en el cuello y respiré profundamente.

- Adam, te echo tanto de menos…

Ella se giró de repente y me besó muy apasionada, tierna como sólo ella podía ser. Se agarraba a mí como si temiera perderme en cualquier momento y me miraba a los ojos mientras medio sonreía.

- ¿Por qué tiene que ser sólo un sueño? Quiero que estés aquí, en mi cama, conmigo, sea de día o de noche, haga sol o llueva, en invierno o en verano… Has sido lo más increíble que me ha pasado en la vida, mi primera vez.

- ¿Te arrepientes?

- Jamás, de eso estoy completamente segura.

- Eso me lo dices porque esto es mi sueño.

- Te lo digo porque es la verdad.

Entonces volvió a darme la espalda y se acurrucó entre mis brazos como para seguir durmiendo, yo me relajé abrazándola cuando, ante mi sorpresa, ella condujo mi mano a su pecho izquierdo mientras pegaba completamente su cuerpo al mío.

- Noa… ¿qué…?

- Shhh, Adam sólo tócame… no voy a poder soportar un segundo más sin ti.

¿Qué iba a hacer ante tal proposición? Habría deseado más que nunca que aquello fuera real pero ante la realidad, preferí aprovechar ese momento aunque fuera sólo un sueño. Acaricié su pecho suavemente por encima de la tela y ella se removió un poco, así que pasé mis manos por debajo de su cintura y subí hacia arriba por debajo de la camiseta, rozando su piel desnuda. Sabía que no llevaba nada bajo el pijama así que disfruté de la calidez y la suavidad de su pezón y de la aureola, después acaricié las zonas circundantes y pude notar como se entrecortaba poco a poco su respiración.

- Adam… -ella sólo susurraba diciendo mi nombre, cosa que me encantaba.

Con el paso de los minutos bajé mi mano hacia el sitio que ambos anhelábamos y al tocar por primera vez esa zona tan caliente ella suspiró tan profundamente que fui verdaderamente consciente de lo mucho que ansiaba ese contacto.

- Me has echado de menos, por lo que veo…

- Mi piel ya no puede vivir sin tus caricias. Oh Adam, tócame por favor, te lo suplico…

Esa vocecita dulce, medio ahogada, diciendo tales afirmaciones entre susurros, me excité más que cualquier otra cosa en el mundo. Ninguna mujer desnuda me habría excitado más que eso, ninguna caricia o hecho sexual habría podido compararse a ello.

- Noa te necesito tanto…

La acaricié hasta el punto álgido y noté su orgasmo en mis manos, en mi cuerpo y en mi oído, noté cada uno de sus espasmos, cada convulsión, cada suspiro… y como gemía en mi oído, agarrándose a mí, desperada. Aquel orgasmo había sido el mejor de mi vida, mejor que cualquiera que yo hubiera experimentado, ella era mía, toda mía, completamente entregada, sincera, dulce y tierna como una muñequita.

- Adam…

Giró su rostro buscando mis labios y la besé con ansia, feliz, completo, como si no hubiera nada mejor en el mundo, pero no estaba preparado para oír eso..

- Adam… te quiero.

En ese mismo instante supe que quería que ella me quisiera, quería que ella dijera esas mismas palabras, quería sentirla de esa misma manera, provocarle un orgasmo como ese, sólo con mis manos, sintiendo todo su cuerpo en el mío, besarla con esa misma ansía. En ese momento supe que quería eso, quería realmente eso, y que no había otro posible futuro para mí.

Después de ése sueño hubo unos cuantos más, pero en casi todos sólo hablábamos. Las conversaciones se volvían cada vez más personales y a veces acabábamos preguntándonos cosas para conocernos mejor, aunque de antemano sabía que eran las respuestas que mi mente creaba y no las que Noa habría respondido realmente.

- Me encantan los perros, ¿sabes? Aunque en general todos los animales.

- A mí también me gustan mucho.

En mi Noa “creada” teníamos mucho en común, aunque los mejores momentos los pasaba cuando besaba sus labios o cuando la abrazaba. Sentía como si realmente estuviera conmigo, entre mis brazos, a mi lado y entonces era cuando más la echaba de menos. Quería conocerla completamente, aunque fuera a una Noa idealizada creada en un sueño, porque al menos esa podía ser mía. Al menos esa podía acompañarme en esos momentos y quitarme esa sensación de abandono momentáneamente, ya que al despertar me sentía un condenado.

Después de muchos meses y muchos sueños acepté que quería que ella fuera para mí, en esos días sentí en lo más profundo de mi ser que esa chica estaba hecha para mí y haría cualquier cosa para conseguir que me quisiera, para hacerla feliz. Noa era todo lo que yo quería y no podía ni quería perderla. Al fin lo había entendido y aceptado. 

Mas de neus

Me llamaste princesa

Adam y Noa - (13) No es oro todo lo que reluce

El futbol y el amor (6)

Jodido guitarrista 4

Jodido guitarrista 3

Jodido guitarrista 2

Jodido guitarrista

Conociendo a mi nuevo hermano (9)

El futbol y el amor (5)

El futbol y el amor (4)

El futbol y el amor (3)

El futbol y el amor

El futbol y el amor (2)

Conociendo a mi nuevo hermano (8)

Adam y Noa - Primera vez (2)

Adam y Noa - Primera vez

Alma conoce a Sergio

Conociendo a mi nuevo hermano (7)

Alma y Sergio - Evolución sexual

Conociendo a mi nuevo hermano (6)

Conociendo a mi nuevo hermano (5)

Conociendo a mi nuevo hermano (4)

Adam y Noa (12) - Ninfomanía

Conociendo a mi nuevo hermano (3)

Conociendo a mi nuevo hermano (2)

Adam y Noa (11) - Eres una fierecilla

Conociendo a mi nuevo hermano

Adam y Noa (10) Reencuentro tras los exámenes

Alma y Sergio V - Polvo en el baño

Adam y Noa (9) Atada a mí

Adam y Noa (8) - Confesiones y fantasías

Adam y Noa - Su fin de semana

Adam y Noa (6) - El jacuzzi

Alma y Sergio (4)

Alma y Sergio (3)

El reencuentro de Noa y Adam

Alma y Sergio (2)

Alma y Alex - Alma y su primera gran fiesta (5)

Alma y Sergio

Adam, ¿sí o no?

Noa y sus experiencias sexuales

Noa conoce a Alex

Demasiados días sin Adam

Adam cambió completamente mi vida (2)

Adam cambió completamente mi vida

Adam y Noa

Los polvos de Alma

Él y sus dedos

Alma y su primera gran fiesta (4)

No dejes de mirarme 4

No dejes de mirarme 3

No dejes de mirarme 2

No dejes de mirarme 1

Alma y su primera gran fiesta (3)

Alma y su primera gran fiesta (2)

Alma y su primera gran fiesta (1)

Los principios de Alma

Alma y Noa