miprimita.com

Alma y Alex - Alma y su primera gran fiesta (5)

en Hetero: General

Continuación de una de mis series: Alma y su primera gran fiesta.

Alma y su primera gran fiesta (1) 

http://todorelatos.com/relato/65866/

Alma y su primera gran fiesta (2)

http://todorelatos.com/relato/66383/

Alma y su primera gran fiesta (3)

http://todorelatos.com/relato/66405/

Alma y su primera gran fiesta (4)

http://todorelatos.com/relato/70450/

No sabía que mierda nos habían echado en la bebida, en la comida, o en los dos sitios, pero estaba cada vez más cachonda y desde que había llegado no había parado de follar, así que aquello no era del todo normal, más bien al contrario. Recuerdo que estaba pensando en qué coño hacer ahora, cuando entró en el baño una pareja y cerraron con llave, yo estaba dentro de la ducha y los oía, abrí un poco la mampara y pude observar cómo se follaban sin contemplaciones, presos del deseo. En un momento dado vi como el tío, estirando en se momento en el suelo, se percataba de mi presencia y sonreía, se estaba calentando más sabiendo que yo estaba ahí. Los dejé hacer hasta que finalmente se corrieron y se metieron en la bañera de al lado, él cerró la cortina y yo aproveché para salir de allí, más cachonda que antes, en busca de Thomas o alguno de estos.

Pero no, para mi sorpresa me encontré con uno de los negrazos de la fiesta, que mirándome de arriba abajo sin contemplaciones, me cogió de la mano y me guió a un sofá que había justo en frente. Empezó a comérmelo sin preámbulos, tenía una lengua extremadamente grande y me estaba sacando de mis casillas con esos lametones, ¡ay dios! Entonces se sentó él y me acercó la cabeza a esa cosa enorme que parecía casi más un bate de béisbol que una polla, yo intenté tragar lo máximo posible, pero aquello rozaba ya la categoría de monstruoso, así que me contenté con abarcar lo que podía mientras la fiera me cogía y ponía mi coño sobre su cara y empezaba una nueva lamida de coño, regalándome el mejor 69 que he hecho en mi vida. Cuando conseguí mi orgasmo él se separó de mi y me pidió que parara, me hizo sentar sobre él y empecé a metérmela, aunque sólo entraba la mitad de su polla en mí. Poco a poco fue entrando hasta que por fin, en una de sus embestidas, me la clavo por entero. Sólo sé que sí me dolió, sentí como si me estuvieran aplastando por dentro, pero poco a poco la quemazón fue bajando y también la sensación de presión en mi interior, así que dejé que me siguiera follando durante en buen rato. Me pidió que cambiáramos de postura un par de veces y me puso contra el sofá follándome desde atrás y luego estirada en él, en plan postura del misionero, que fue dónde la noté mas profunda, cosa que me provocó unos pocos orgamos. Al final me llenó la cara de leche, porque la verdad es que su corrida fue mucho más abundante de lo que yo estaba habituada.

Fue entonces, medio relamiéndome, arrodillada frente a ese negrazo delante de un sofá que vino una chica preguntando por mí. Buscaba a Alma, ya que preguntaban por mí en la puerta y se ve que quién fuera que preguntaba estaba un poco nervioso, me di una ducha rápida y me fui al comedor a recoger mi ropa, me estaba acabando de vestir cuando Alex entró por la puerta, con cara de cabreo y preocupación, me miró de arriba abajo y al comprobar que estaba entera me estiró de un brazo y nos fuimos hacia la puerta medio corriendo.

- Nos vamos, y si eres lista haz el favor de quedarte calladita la próxima media hora.

- ¡Alex! ¿Se puede saber qué haces aquí? Ya soy mayorcita para…

- ¡HE DICHO QUE TE CALLES!

Era la primera vez que veía a mi primo así, la primera vez que Alex me gritaba y también la primera vez que lo veía realmente enfadado, ¿a qué venía esto? Me sentó en el asiento del copiloto de su coche y nos fuimos hacia su casa. Yo me quedé callada y empecé a tararear musiquitas en mi cabeza, sin prestar demasiada atención a Alex. Cuando llegamos a su casa, me sentó en el sofá y empezó la bronca.

- ¿Eres consciente de lo que podría haber pasado hoy?

Yo le miré a los ojos y no dije nada.

- Eres aún una cría, ¿se puede saber qué haces en ese sitio? ¿Quién te ha llevado?

- A ti no te importa.

- ¡NO ME HABLES ASÍ!

- Te hablo como me da la gana, ¿quién te crees que eres? Mis padres pasan de mi cara, sólo les importa que apruebe y que no me gaste mucho dinero, el resto de la familia vive su vida y tú sólo me llamas cuando quieres follar… ¿Quién te crees que te ha dado derecho para tratarme así?

Fue la primera y la única vez en que Alex me dio una torta, la verdad es que no supe qué decir en ese momento. Sólo sé que se me escurrieron dos lágrimas por la cara, me levanté y me fui al cuarto de invitados, cerré con llave y me acurruqué en la cama.

Alex estuvo picando a la puerta más de una hora, y después de mucho rato consentí en abrirle, más que nada para que dejara de aporrear la puerta y me dejara descansar.

- Si quieres darme otra hostia te aconsejo que lo hagas ahora mismo.

Él sólo me dio un abrazo, un abrazo fuerte y yo me debatía entre agarrarme fuerte a él o empujarlo y pedirle que se fuera a gritos. Al final me acurruqué y me dejé consolar, entre sus brazos me sentía muy segura.

- No quiero que te hagan daño, no soportaría que te pasase nada…

- Sólo era sexo Alex, tampoco es para tanto.

- ¿Y las enfermedades? ¿Y quedarse embarazada? Tienes que tener mucho más cuidado, aquello no es para ti Alma… puedo entender que seas adolescente y tengas “necesidades” pero para eso estoy yo y otros muchos miles de hombres que pagarían por estar contigo. ¡Y con eso no me refiero a que te prostituyas! Era sólo una frase hecha…

Ambos empezamos a reírnos y nos sentamos en la cama, yo me dejé caer sobre su hombro y Alex me abrazó.

- Te he estado llamando y estaba muy preocupado, no sabía qué hacer, sé que ya eres mayorcita y que también es culpa mía que seas así, porque te sientes sola y buscas en el sexo lo que la vida no te da pero…

- Alex no me analices, por favor.

- Pero es que tienes que entender que…

- No quiero entender nada, el sexo sin compromiso es lo único que quiero en mi vida. No creo en el amor, los hombres sólo nos usáis hasta que no os interesamos, somos egoístas y no nos preocupamos por los demás…

- Eso no es cierto.

- Sí, sí que lo es… ¿A cuántas chicas has querido tú en serio Alex?

El se quedó callado y me miró a los ojos muy serio. Entonces tragó saliva y me cogió de la mano, dejando su cara demasiado cerca de la mía:

- Yo sólo he llegado a querer de verdad a una persona, sólo deseo en lo más profundo de mi alma a una única mujer, pero nuestro amor es prohibido. Tener sexo con ella es una cosa, un secreto inconfesable del que no me arrepiento aunque me haga desgraciado, aunque sólo me haga quererla más, pero nunca podrá ser más que eso. No aquí, no en esta familia, no en este mundo.

Yo escuché cada palabra que decía y fui pensando poco a poco en su significado, creo que abrí los ojos más de la cuenta y pregunté sorprendida:

- ¿Me quieres a mí?

- Más que a nadie en este mundo.

Mi corazón latía tan rápido que creía que se me iba a salir del pecho, me abracé a él sonriendo y por primera vez en mucho tiempo me sentí completa, feliz, Alex sentía lo mismo ¡Dios! La de veces que había soñado con escuchar eso. Des de la primera vez que me tocó yo sabía que no habría ningún hombre en el mundo que pudiera hacerme sentir lo que él me provocaba, nadie me miraría igual, nadie me haría gemir de esa manera, ni me abrazaría igual después de haber estado juntos toda una noche. Yo siempre había creído que para él era un juego, un juego entre primos del que salía beneficiado con placer, pero nada más. ¡Dios me sentía tan feliz! Le besé como hacía mucho que no lo hacía y la sensación que me provocaron sus labios al tocar los míos sólo confirmó que sí, que le quería, que era para mí. En menos de nada ya estábamos ambos estirados en mi cama, él sobre mí, besándonos, acariciando nuestros brazos, sintiéndonos la piel…

- Por qué tenías que ser tan increíblemente perfecta…

- ¿Perfecta yo? No me hagas reír… -estábamos tan cerca, su mano en mi mejilla, yo preocupada, mirándole, deseando no moverme de allí nunca más-.

- Lo eres, eres preciosa, divertida, madura, atrevida…

- ¿Ya te has olvidado de dónde estaba esta tarde cuando has venido a buscarme?

Alex me rehuyó la mirada y se volvió a sentar en la cama, yo hice ademán de levantarme, pero entonces él me paró y me indicó que me sentara, a su lado, incorporándome.

- ¿Por qué lo haces? Y no me digas lo que dices siempre, sé sincera, por favor.

Nos miramos y suspiré hondo, ¿ser sincera? Era Alex, era mi Alex, él sí se merecía sinceridad por mi parte, aunque no había sido capaz ni de sincerarme conmigo misma.

- No lo sé, a veces creo que es lo mejor que puedo hacer, que realmente me hace feliz, y otras me siento absurda, enfadada conmigo misma. El sexo es algo que se me da realmente bien, quizá es lo mejor que sé hacer, y el placer que me proporciona, el sentirme deseada, hacer personajes para seducir… me encanta.

- Pero es superficial, es tan frío…

- Bueno, no pienso en eso cuando estoy en ello.

- ¿De verdad?

- Alex, no soy una niña. No espero cariño, arrumacos o amor verdadero, no soy tan ingenua, cuando me tiro a alguien sé perfectamente lo que es: un polvo, y nada más que un polvo.

Noté perfectamente como se tensaban sus músculos al oírme decir eso, no creo que a Alex le gustara precisamente verme con otro, pero pensaba que ya se habría acostumbrado a la idea de que lo hiciera y que se lo contara.

- Lo siento…

- No, no te disculpes. Sé lo que haces, sé quién eres… en parte es culpa mía, lo sé.

- No es culpa tuya Alex, todos sabemos lo bien que va esta familia. Yo elegí ser así.

- Buscas en ellos lo que los demás no te damos.

- ¿Crees que follo con otros porque tú no lo haces? ¿Qué quieres que me tire a mi padre o a tu hermano?

- ¡Alma por favor! ¡Obviamente no es eso! ¡Amor, amor es lo que buscas que nadie de esta familia te ha dado! Te acuestas con ellos para sentirte deseada, para sentir que aunque sea por momentos y sólo físicamente te quieren.

- Alex, te he dicho mil veces que no me analices.

- No te analizo… es la maldita verdad.

- Quizá lo es… pero ya soy mayorcita, si lo hago es sólo porque quiero, porque me da la maldita gana, nada más. Y si mis padres son unos egoístas de mierda y nuestra familia es una hipócrita y una interesada, yo paso de ellos, ¿entendido? Tengo mis problemas, como todos, pero aquí estoy.

- Cuanto más tiempo tardes en reconocer lo que te ocurre, más tardarás en conseguir ser feliz, en conseguir estar bien.

- Ya te he dicho que estoy bien Alex.

- A mí no puedes mentirme… -nos miramos a los ojos y sentí como si con aquella tenue mirada pudiera traspasarme, como si con ese vistazo pudiera ver a través de mí, todo lo que mi mente escondía, todos mis miedos, problemas y pasiones-.

- A veces te odio.

- Yo te quiero, más que a nadie en este mundo.

Y volvió ese beso, otra vez, ese momento increíble en que me sentía la persona más afortunada del mundo, la persona más completa y feliz de entre todas las que poblaban la tierra. Ese momento en el que me sentía vulnerable, ese segundo en que sabía que él podía derrumbarme con un solo dedo, yo sabía perfectamente lo que Alex significaba para mí y el poder que ejercía sobre mi estado de ánimo.

- Ojalá pudiera ser real…

- Alex, somos adultos, esto podría ser nuestra vida, por favor.

- No podemos Alma, de verdad, ¿sabes lo que supondría para la familia? ¿Lo que supondría en nuestra vida?

- Alex pero esto es más importante que cualquier otra cosa, es más importante que la familia, las apariencias o lo que quiera que sea… te quiero Alex.

Era la primera vez que se lo decía a alguien, era la primera vez que se lo decía a él y era la primera vez que me atrevía a pensarlo. Le quería, le quería de verdad, con él nunca había sido sólo sexo y ambos lo sabíamos. En todas y cada una de las noches en que me quedaba sola en casa, acababa en sus brazos, él siempre me visitaba en sueños, él siempre era parte de mí, de mi conciencia, de mi presente y mi futuro… Ese beso fue tierno y sonreí mientras sentía su mano acariciando mi mejilla, era como si me hubiera quitado un peso de encima, ser sincera me había dejado mucho más tranquila.

- No puede ser, pero me hace tan feliz estar contigo…

- ¿Por qué no lo intentamos Alex? ¿Por qué no darnos esta oportunidad?

Sé lo mucho que le costaría a Alex dar ese paso, sé lo mucho que le importaba a él lo que opinaran los demás, lo que supondría en su casa y en su trabajo, sabía que le estaba pidiendo que renunciara a todo por mí, pero también sabía que no iba a querer a nadie como me quería a mí, que lo nuestro era único, especial.

- Necesito tiempo Alma… dame un poco de tiempo.

- Puedo darte el que necesites, pero prométeme que lo vamos a intentar…

- Te lo prometo.

Aquella noche nos abrazamos mientras nos acariciábamos en esa cama, como si el mundo fuera para nosotros y no importara nada más. Cenamos tranquilamente y nos fuimos a su cuarto, recuerdo cómo dejé caer mi ropa mientras Alex me miraba, recuerdo que fue una de las pocas veces en mi vida en que me sentí un poco avergonzada, él seguía mis gestos con sus ojos mientras la ropa iba llenando el suelo. Totalmente desnuda me dirigí hacia dónde él estaba y en un momento me vi entre sus brazos, bajo él, mientras recorría con sus manos mi espalda, mi piel se erizaba con cada caricia, con cada beso y con cada mirada. Era algo entre los dos, algo totalmente nuestro y me hacía feliz pensar que en esos momentos no había nada ni nadie más.

- Te he deseado cada noche desde la última vez…

- Y yo a ti, Alex.

- Tu piel, tus caricias, tu cuerpo, tus gemidos…

Alex bajó poco a poco sus manos, muy suavemente tocó y me sentí diferente, no tenía nada que ver con el placer físico de aquel fin de semana. No era sexo sin complicaciones, no era sentirse dominada, que te follaran entre dos o estar con chicas que sabían muy bien lo que hacían… con Alex yo me volvía una niña, una niña que quería ternura y mimos, una niña que sólo quería que la quisieran. Creo que Alex se dio cuenta porque paró, me sentía cansada, me sentía como si el sexo no fuera necesario entre nosotros. Me gustaba mucho más sentir las caricias o los besos de Alex, que hacer el amor con él, no era el placer físico lo que él me daba y yo tanto anhelaba. Esa noche no hicimos el amor, ni tampoco la siguiente, pasaron días sin que apenas pasáramos de rozarnos ligeramente en ciertas zonas del cuerpo. No lo necesitaba, no lo echaba en falta. Fueron aproximadamente 3 meses lo que estuve en esa casa, en esos tres meses fue el único período de mi vida en que he sido realmente monógama y que la media de polvos a la semana ha sido menor a 7, es más, creo que en 90 días Alex y yo no nos acostamos más de 50 veces. Pero me sentí completa. Dormíamos juntos, nos despertábamos juntos, nos duchábamos, desayunábamos, visitamos mil y un sitios, comíamos en casa o íbamos por ahí a cenar, bajamos a la playa, caminábamos de noche por la arena, veíamos películas… por primera vez en mi vida mantuve una verdadera relación, por primera vez en mi vida era mucho más que sexo.

- Alex, ¿eres feliz? ¿Esto es suficiente para ti?

- Nunca había sido tan feliz.

- ¿De verdad?

- De verdad.

- ¿Crees entonces que podríamos…?

- Vamos a intentarlo, pero no te prometo nada… piensa que las cosas son mucho más difíciles de lo que tú crees y para mí esto es muy importante. Pero necesito que sepas y que siempre recuerdes que te quiero, que siempre te querré.

- Yo también te quiero Alex, para siempre.

Y aquellas bonitas palabras quedaron grabadas en algún sitio, en algún tiempo, pero de poco sirvió, ni para Alex, ni para mí. Se podría decir que estoy condenada al fracaso, que siempre estaré sola, quizá por eso me paso la vida follando con unos y con otros, sin rumbo fijo, nunca repito, nunca vuelvo a llamar. Los tíos son unos cerdos, eso, lo tengo muy claro. 

Mas de neus

Me llamaste princesa

Adam y Noa - (13) No es oro todo lo que reluce

El futbol y el amor (6)

Jodido guitarrista 4

Jodido guitarrista 3

Jodido guitarrista 2

Jodido guitarrista

Conociendo a mi nuevo hermano (9)

El futbol y el amor (5)

El futbol y el amor (4)

El futbol y el amor (3)

El futbol y el amor

El futbol y el amor (2)

Conociendo a mi nuevo hermano (8)

Adam y Noa - Primera vez (2)

Adam y Noa - Primera vez

Alma conoce a Sergio

Conociendo a mi nuevo hermano (7)

Alma y Sergio - Evolución sexual

Conociendo a mi nuevo hermano (6)

Conociendo a mi nuevo hermano (5)

Conociendo a mi nuevo hermano (4)

Adam y Noa (12) - Ninfomanía

Conociendo a mi nuevo hermano (3)

Conociendo a mi nuevo hermano (2)

Adam y Noa (11) - Eres una fierecilla

Conociendo a mi nuevo hermano

Adam y Noa (10) Reencuentro tras los exámenes

Alma y Sergio V - Polvo en el baño

Adam y Noa (9) Atada a mí

Adam y Noa (8) - Confesiones y fantasías

Adam y Noa - Su fin de semana

Adam y Noa (6) - El jacuzzi

Alma y Sergio (4)

Alma y Sergio (3)

El reencuentro de Noa y Adam

Alma y Sergio (2)

Alma y Sergio

Adam, ¿sí o no?

Noa y sus experiencias sexuales

Adam y sus días sin Noa

Noa conoce a Alex

Demasiados días sin Adam

Adam cambió completamente mi vida (2)

Adam cambió completamente mi vida

Adam y Noa

Los polvos de Alma

Él y sus dedos

Alma y su primera gran fiesta (4)

No dejes de mirarme 4

No dejes de mirarme 3

No dejes de mirarme 2

No dejes de mirarme 1

Alma y su primera gran fiesta (3)

Alma y su primera gran fiesta (2)

Alma y su primera gran fiesta (1)

Los principios de Alma

Alma y Noa