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Una fantasía cumplida

en Hetero: General

Eran nuestras vacaciones y como de costumbre nos retiramos a un lugar tranquilo en donde podamos pasarla bien sin excesos de gente. El lugar elegido es realmente hermoso, mayormente visitado por parejas que celebran su luna de miel y lo más importante en este caso es que tiene una playa privada con varias áreas bien discretas para quienes buscan un poco más de privacidad, cuando dimos nuestro primer recorrido por las instalaciones descubrimos que era el lugar perfecto para llevar a cabo nuestra travesura.

 

Durante esos días habíamos hecho de todo, salir de compras, recorrer pueblitos, ir a bailar, cenar fuera, en fin todo lo que nos gusta hacer, así que decidimos pasar esa tarde dentro del hotel para descansar un poco.

 

Andando la tarde fuimos al bar por una botella de vino y una hielera, esto y un bol de frutas nos daría lo necesario para cenar. Días antes, mientras mi esposo revisaba no se qué en una tienda de artículos eletrónicos, me había comprado un bikini diminuto que pensaba usar esa tarde especial, normalmente uso trajes de baño bonitos y modernos pero nunca algo tan revelador, me lo puse acompañado de un vestido suave ideal para andar por la playa.

 

Estuvimos caminando por el lugar hasta que encontramos el sitio perfecto para los dos, era una pequeña orilla ubicada detrás de una piedras grandes, nos subimos con cuidado entre las rocas para llegar  a la playita, del otro lado habían palmeras cercanas que nos otorgaban un tanto más de privacidad, además luego de bajar la tarde la mayor parte de los turistas se dedicaba a bailar y cenar en las piscinas, por lo tanto el riesgo de ser vistos era mínimo.

 

Tendimos una toalla grande y nos servimos unas copas de vino, enseguida me saqué el vestido dejando ver el pequeño traje de baño.

 

- "Aquí nadie nos ve cielo, así que pienso que puedo lucirte esto", le dije con una pícara sonrisa.

 

- "Wow, mi nena hermosa cada día estás más traviesa, ven déjame tocar mi regalito".

 

Entre tragos de vino y frutas comenzamos a besarnos y acariciarnos, el bajó por mi cuello y comenzó a morder suavemente la redondez descubierta de mis pechos.

 

- "mmmmm, me parece que se hincharon tus rositas" me dijo a modo de broma. Se refería a las flores que tapaban mis pezones y que para entonces se habían endurecido debido a sus mimos. Mirando hacia los lados con disimulo agregó.

 

- "Si, esas rositas te molestan ¿Te las puedo quitar?"

 

Me limité a besarlo y a acariciar su lengua como única respuesta, enseguida mis pechos estaban totalmente a su disposición. Entonces, tomó una pieza de fruta y los acarició con ella, no pude evitar dar un saltito pues la fruta estaba muy fría, tanto que mi piel se erizó completa, ambos nos reímos y el continuó llenando mis pechos con la fruta.

 

- "Ah ¿Te gustan las maldades? le dije, tomé un cubito de hielo y comencé a pasarlo lentamente por su bañador que ya había aumentado bastante de tamaño haciéndolo saltar también, no podíamos dejar de reir.

 

Ahora, uní mis pechos con las manos y le dije: - "Si tu pene tiene frío aquí puede calentarse".

 

Así que se puso de rodillas y sacó su hermoso pene para mi, enseguida comencé a lamerlo para lubricarlo un poco y lo llevé hasta mis pechos para apretarlo con ellos. El estaba muy excitado y comenzó a empujarse hacia mi con si me follara los pechos. Por momentos lo dejaba cerca de mi boca, entonces lo lamía y chupaba un poco hasta que él continuaba empujándolo nuevamente en mis pechos.

 

De pronto retiró su pene, me dijo que no quería correrse aún. Me pidió que me colocara sobre las rodillas y apoyara mis manos en la toalla. Con los dedos hizo a un lado mi tanga y su lengua comenzó a recorrerme, la sentía en mi ano, luego bajando hasta mi conchita para chupar sus labios e introducirse dentro.

 

Menuda sorpresa cuando sentí algo más duro de lo usual entrando por mi concha, al voltearme no podía creer lo que estaba haciendo. Había cerrado la botella de vino y estaba introduciendo su cuello dentro de mi concha.

 

- "Relájate amor, no te voy a hacer daño, anda yo la uso suavecito", me dijo mientras me empujaba por las caderas suavemente hasta que volví a ponerme en la misma postura.

 

Siguió metiendo y sacando el cuello de la botella, a veces la giraba un poco y empujaba un tanto más como si tratara de meterla toda haciendo que los labios de mi concha se tensaran al máximo. No podía dejar de gemir como loca, por momentos olvidé si podía o no ser escuchada.

 

Casí me hace correr por momentos, entonces sacó la botella con suavidad. Me tendí boca arriba en la toalla y coloqué mis pies en sus hombros.

 

- "¿Y si nos ven amor?", me dijo con esa sonrisa pícara que tanto me gusta.

 

- "Si alguien ha logrado escuchar ya debe saber lo que estamos haciendo y si nadie ha venido a molestar es porque no les interesa cielo, anda cójeme papi, hazlo rico como solo tu me lo haces".

 

Cerré mis ojos dejándome llevar por el suave sonido de las olas que reventaban a pocos metros de nosotros, sentí sus manos tomándome de las caderas y su pene entrando dentro de mi concha. Era delicioso sentirlo moverse dentro de mi, suave al principio como las olas, luego con un ritmo que me hacía enloquecer. Por momentos paraba y me dejaba mover las caderas con libertad, yo hacía círculos con ella apretando bien mi conchita para acariciar su pene dentro de mi, que delicia sentirlo frotarse de esa forma.

 

Luego de un rato, con la voz entre cortada le pedí que se acostara sobre mi porque sino iba a gritar como deseperada, en cuanto lo hizo busqué su lengua y me aferré a ella con mis labios para ahogar un poco los gritos de un orgasmo delicioso, casí enseguida lo sentí correrse también dentro de mi.

 

El sol ya estaba en su punto más bajo dejando poca claridad en el lugar, la brisa fría me hizo buscar su cuerpo de nuevo para calentarme, así nos abrazamos en un beso largo y apasionado. Quizás no fue la forma más atrevida de hacerlo, pero el olor del mar, el sonido de las olas, la brisa en nuestros cuerpos y la posibilidad de ser descubiertos nos excitó como nunca. Si no lo han hecho nunca está altamente recomendado, busquen un lugarcito discreto y dense la oportunidad.