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Confesiones íntimas (relato breve)

en Hetero: General

Ese fin de semana David había organizado una salida especial, era la primera vez que pasaríamos juntos un par de días desde que veníamos saliendo. El plan era quedarnos en una casa de campo a las afueras de la ciudad donde la familia de David pasa algunos veranos.

Llegamos ya bien entrada la tarde, no sin antes pasar por un pequeño pueblo cercano en donde deberíamos comprar las provisiones para el fin de semana, ya que en el campo estaríamos casi alejados de todo. Cabe mencionar que la casita era preciosa, escondida entre de las montañas, con un clíma muy fresco y una vista hermosa de todo el valle.

Luego de recorrer la casa y desempacar algunas cosas comimos algo de lo que habíamos comprado; busqué en la cocina lo necesario para hacer café y nos sentamos a conversar en la terraza frente al amplio jardín.

- ¿Y empacaste tu traje de baño nena?

- Si, está en la maleta.

- Mmmmmm ¿Por qué no te lo pones para mi? Así más tarde podemos nadar un rato en la alberca.

David me había mencionado que la casa tenía una alberca, y en vista de estaríamos solos decidí comprarme un traje de baño especial para la ocasión, en color rojo, con un hilo muy delgado y un pequeño sujetador que dejaba ver mis senos grandes y bien formados. Cuando regresé a la terraza David ya me estaba esperando, su sonrisa me indicó lo mucho que le había gustado mi elección.

- Ven conmigo hermosa ¿No te da vergüenza ponerte esas cositas para andar con tu novio?

- Jajajajajajajaja claro que no y menos si ese novio me gusta demasiado.

Nos recostamos sobre un amplio sofá de la terraza. David sabía bien como excitarme, iba tocándome despacio por todos lados, con el roce de sus labios apenas acariciando mi piel y sus dedos recorriendo mi cuerpo con la suavidad de un pincel, evitando cuidadosamente la tela de mi pequeño bikini lo que me volvía loca de ganas porque me tocara sin pudor alguno.

Yo por mi parte, no dejaba de explorar su cuerpo, palpando su espalda, sus brazos, sus nalgas, el bulto que crecía inmenso dentro de su bañador, succionado suavemente su lengua cuando la hundía entre mis labios.

Poco a poco nos fuimos desnudando entre caricias y besos, nuestra respiración se hacía cada vez más agitada, podía sentir el suave palpitar de su sexo tibio al contacto con mis dedos mientras su mano se abría paso entre los labios de mi concha totalmente mojada.

Pero David no se limitó a hundir los dedos, poco a poco iba explorando dentro de mi como si palpara con cuidado todo el interior masejándome por dentro. Jamás había sentido ese placer, era como si dentro de mi conchita algo estuviera vibrando haciéndome estremecer entera.

Entonces, me pidió que me sentara de espaldas sobre el con sus muslos entre los mios, pude sentir como su pene entró completamente dentro de mi. Comencé a subir y bajar ritmicamente loca de placer, pues si los dedos de David me habían llevado a las nubes ahora el contacto era mucho más intenso. De pronto, sentí una sensación extraña como si tuviera deseos de orinar, recuerdo que se fue haciendo cada vez más evidente, al punto de que le pedí que parara.

- Papi siento que me voy a orinar.

El me susurraba en el oído que solo tenía que relajarme, que era normal sentir eso, que me dejara llevar simplemente. No tardé mucho en alcanzar un orgasmo maravilloso y en darme cuenta de que en efecto había expulsado mucho líquido. David estaba mojado, el sofá también, por un momento me quedé muda pensando que había sido tan intenso el momento que simplemente me había orinado.

- No, no te orinaste -Me decía David con suavidad- simplemente pude tocarte directamente en tu punto G.

Más tarde, me explicó que se trata de algo normal que puede ocurrir cuando esa zona tan sensible es estimulada. Para mi fue una experiencia única que puedo repetir cuando quiero y disfrutarlo enormemente.

P.D.: Más allá del relato, quiero comentarles lo que pude aprender después, para lo cual voy a compartir esas ideas en un texto educativo.