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Threesome III

en Trios

Finalmente acordamos un encuentro, el lugar elegido fue un hermoso hotel a las afueras de la ciudad, Diego y yo estábamos algo nerviosos y muy excitados. Luego de registrarnos bajamos al café del hotel en donde íbamos a vernos, hay que decir que nos costó salir de la habitación para no comenzar solitos, toda esta emoción nos tenía a millón.

Nos sentamos en una mesa frente a la piscina y pedimos dos cafés, al rato llegó Tania. En persona era tan linda como en cámara, tenía una cintura menuda y un hermoso par de tetas, ni hablar de sus bellas piernas. Estaba enfundada en un sencillo vestido color blanco de tirantes corto hasta la mitad del muslo, con un escote bastante discreto.

Nos saludó con mucha cordialidad, un beso mejilla, un "Hola, cómo les va", y en seguida estabámos conversando. El camarero se acercó y trajo otro café para Tania, mientras nos atendía pude notar como me miraba disimuladamente, en realidad estaba vestida mucho más sexy que de costumbre, unos shorts cortos de lino color beige, una blusa de tirantes color azul con un escote profundo y la espalda descubierta.

- Niña, si hubiésemos estado solas el camarero te pide el teléfono, uff has venido preciosa.

Soltamos la risa, yo me sentía casi desnuda con la mirada de Tania recorriéndome, y además comenzaba a mojarme.

Luego de un rato decidimos subir a la habitación, Tania nos había caido súper bien. Habíamos pedido una suite amplia y espaciosa en lo alto del piso 9, se podía contemplar el mar en toda su extensión desde las habitaciones, frente a la cama había un sofá grande en donde se sentó Diego, Tania lo hizo en el borde de la cama y me invitó a sentarme con ella.

Conversamos tonterías por un momento, yo estaba muy caliente pero siendo mi primera vez me sentía nerviosa de dar el paso, Diego se mantenía en el sofá quizás para darnos espacio. De pronto Tania me tomó de las manos y besó mis labios, al principio le respondí con timidez, pero luego la pasión aumentaba en la medida en que nos calentamos. Mi piel se estremecía al sentir los dedos de Tania palpando por sobre la ropa, mis piernas, mis pechos, mi espalda casi desnuda, yo tampoco pude contener los deseos de tocarla. Sentía sus pechos endurecerse bajo la ropa al toque de mis dedos, su respiración levemente agitada y el delicioso sabor de su lengua succionando la mía.

De pronto, Tania levantó los brazos con una sonrisa invitándome a desvestirla así que saqué su vestido de espacio. Luego, con su ayuda también me fuí desnudando. Mientras nos íbamos desvistiendo nos acariciabamos suavemente sientiendo como se erizaba nuestra piel al contacto con la otra. Diego seguía mirándonos desde el sillón apenas vestido con su ropa interior, tenía el guevo totalmente crecido y muy marcado en el calzón y se lo sobaba suavememente sin dejar de mirarnos.

Tania y yo seguíamos tocandonos por todas partes, era delicioso sentir como nuestros pechos se frotaban unos contra otros, nos chupábamos el cuello, nos lamíamos las tetas y los pezones. Entonces, Tania me pidió que me pusiera de rodillas en la cama, de espadas a ella, a su vez ella se arrodilló detrás mío y comenzó a acariciar mis senos el torso, la ingle, el vientre y el ombligo; luego empezó a palpar mi cuquita que estaba chorreando literalmente de flujo, la recorría con los dedos y los hundía suavemente haciéndome gemir. Diego ya estaba desnudo y con el guevo bien erecto masturbándose, mientras nos miraba diciendo:

- Mmmmmm eso mami, así disfrútala, quiero que te la goces toda.

Cerré los ojos y comencé a menear suavemente las caderas contra la cuquita de Tania, enseguida sentí la humendad en mis nalgas, por lo que supe que ella también estaba bien mojada. De pronto, noté que Tania comenzaba a gemir y es cuando descubrí que Diego se había acercado y estaba de rodillas detrás de ella, le tenía un par de dedos dentro de la cuca y le estaba acariciando los pezones.

Al momento me di la vuelta y comencé a mamarle las tetas, Tania se estremecía entre los dos y tuvo su primer orgasmo. Entonces me pidió que me acostrara ahí frente a ella con piernas abiertas, se inclinó y comenzó a mamarme la cuquita dejando el culito bien levantado para Diego que no dudó en penetrarla haciéndola gemir de nuevo.

A medida que Diego la embestía con fuerza, los gemidos de Tania se hacías más fuertes, por lo que su lengua vibraba dentro de mi cuca, eso me hizo correr casi enseguida. Era una delicia verla frente a mi con sus tetas bamboleandose mientras se corría otra vez junto con Diego.

- Ahhhh que rico ha estado esto, mmmm todavía estoy muy caliente (dice Tania).

- Mmmmmm a mi el guevo no se me quiere bajar, me tienen que ayudar!!

Entre risas nos fuimos hasta el sofá, esta vez los tres. Tania se sentó entre los dos y comenzamos a besarnos de nuevo entre las dos, Tania a su vez acariciaba el pene de Diego con una de sus manos. Entonces, ella me pidío que me recostara sobre el brazo del mueble y se subió sobre mi. Diego me levantó un poco y me ayudó a abrir las piernas dejando mi cuquita totalmente expuesta para ella que comenzó a fortar la suya contra la mía, podía sentir sus labios y su clítoris rozando el mio, y el flujo de ambas que se mezclaba.

Luego, cambiamos de posición y yo me subí sobre ella para continuar frotando, mientras Diego que estaba más duro que nunca se masturbaba con una mano y con la otra me dilataba el ano.

Tania y yo casi llegamos de nuevo pero no queríamos hacerlo aún, entonces nos arrodillamos en el piso mientras Diego se sentaba en el Sofá, comenzamos a mamarlo entre las dos, con la lengua mojamos su ano, mamamos sus bolas, todo su pene, nos turnábamos para chuparlo completo entre ambas. Diego nos decía que estaba a tono y que quería un culo para acabar.

Le pedimos que se acostara en el sofá, entonces me senté poco a poco sobre él dejando que su guevo me penetrara el ano. Tania se agachó sobre el brazo del mueble y le puso la cuquita en la cara, ambas comenzamos a menearnos cada vez con más ritmo y nos volvimos a correr, Tania en la cara de Diego y yo sintiendo como su guevo me llenaba de leche hasta las entrañas. Luego de eso nos tendimos exhaustos sobre la cama, eran más de la una de la mañana, el tiempo se nos había ido volando.

Nos quedamos dormidos los tres, desnudos y en la misma cama. Cuando nos despertamos Diego estaba erecto otra vez.

- Es que las tenía a las dos desnudas casi sobre mi dormidas y solo de verlas se me paró otra vez.

Entonces Tania se subió sobre Diego y comenzó a besarlo, a acariciarlo y a frotarse sobre el pero sin dejar que la penetrara, quería sentirlo en el culo. Yo me puse de rodillas al lado de los dos, con las manos separé las nalgas de Tania y comencé a mamarle el ano primero y luego a meterle los dedos mientras se lo iba dilatando y ella seguía manoseándose con Diego y gemía como loca.

Luego, Tania se sentó de espaldas sobre Diego, dejando que la penetrara por el ano, entonces se fue recostando poco a poco sobre él, dándome espacio para subirme ahora sobre ella y comenzar frotar mi cuquita contra la suya.

Al principio tuve que moverme de espacio, pues mi peso hacía que el guevo de Diego se le clavara todavía más en el ano a Tania y eso le dolía algo, pero poco a poco se fue relajando y nos pudimos acoplar, ella me acaribiaba las tetas y me gritaba que le mamara las suyas, ambas nos mecíamos al compás del empuje de Diego que segía dándole cada vez con más ganas, hasta que al fin nos volvimos a correr.

Esa mañana nos metimos los tres a la ducha, agotados de todo lo que habíamos hecho, entonces le dije a Tania que jamás me imaginé todo lo que podías hacer con una tercera persona, a Diego y a mi nos había parecido simplemente delicioso.

De más está decir que pensamos hacerlo otra vez, no sabemos si será con ella de nuevo o con otra persona. De momento, solo nos basta recordar lo qué pasó en aquel lugar para terminar en la cama, en la cocina, en donde sea, locos de placer.