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Mordiendo la almohada V

en Amor filial

Llegó la semana tan esperada pero Adrián no vino con ella, un inconveniente con la universidad no le dejó venir. El tiempo fue pasando y las cosas poco a poco comenzaron a cambiar, al principio no lo noté, pero luego se fue haciendo evidente. Adrián y yo cada vez conversábamos menos, siempre había algún problema, él había retomado su carrera en una Universidad regional y cada vez había más presión con los trabajos y las prácticas, llegaba muy cansado para conectarse o se tenía que quedar estudiando hasta tarde y por lo tanto solo había entrado a saludarme y una larga lista de ecéteras.

A veces le preguntaba si aún me seguía queriendo, el siempre que me respondía que me amaba pero que tenía que esforzarse en la universidad si quería ser el mejor.

- Se que el día en que estemos juntos no vamos a tener apoyo, así que tengo que prepararme bien Isa pues solo contaremos el uno con el otro.

Yo me tranquilizaba a ratos, pero a veces me preguntaba si en realidad la distancia nos estaba afectando, si Adrián se había dado por vencido solo que no quería decirme la verdad, o si tal vez se había enamorado de otra persona, quizás una compañera suya y había decidido que era mucho más fácil así antes de seguir teniendo problemas. Nuestras madres ya habían discutido un par de veces por lo que había ocurrido y estaban distanciadas , el no era bienvenido en mi casa, en fin la verdad es que sufría bastante  con todo eso.

Con el tiempo, yo misma fui retomando mis cosas, terminé la escuela y comencé a tomar clases de Derecho en la Universidad, conocí a otros chicos con quienes salía de vez en cuando a divertirme. Sin embargo, por alguna u otra razón las cosas nunca avanzaban demasiado, al final siempre había un defecto, un "no se que" y terminaba rechazando cualquier cosa.

- ¿Cuándo vas a salir en serio con algún chico Isabel? Sergio te ha estado llamando y tu nada, no me digas que no te gusta porque está buenísimo, además tiene un buen futuro, su papá es socio de un bufete muy importante y lo más normal será que cuando se titule el también comience a trabajar ahí, y tu le gustas amiga.

- Ay Mónica yo se, Sergio es un excelente partido, quizás más adelante se de algo, lo que pasa es que el y su familia son un poco formales y yo todavía no lo conozco bien.

- Bueno, conócelo tampoco es que te vas a comprometer en matrimonio por salir. Siempre tienes una excusa para los muchachos Isabel, no puedes estar esperando a Adrián toda la vida.

- Cállate Monica, no es eso. Lo de Adrián pasó hace demasiado tiempo, fue bonito pero terminó. Simplemente quiero tomarme las cosas con calma, tampoco es que ando necesitada de un hombre para poder vivir tranquila.

- Está bien no te molestes, yo solo te digo las cosas porque hay confianza Isabel, no lo se date una oportunidad y deja que el corazón decida es todo.

En el fondo sabía que Mónica tenía razón, siempre había una excusa, ninguno me estremecía con solo pensarlo como lo hacía él ¿Será que con el tiempo esas cosas dejan de sentirse? ¿Será que un amor más maduro no viene lleno de todas esas sensaciones que te vuelven loca? Por ahora las cosas estaban bien así, ya no me dolía recordar a Adrián pero tampoco quería enredarme con nadie.

Esa tarde cuando volví de la universidad encontré a mi mamá muy triste, mi abuelo se había puesto mal de salud y ella viajaría hasta los Ándes para verlo. Me dolió mucho saber que mi abuelito estaba enfermo, de él tenía los más hermosos recuerdos, siempre dulce y bueno conmigo y con mis primos.

- ¿Vas a ir sola mamá?

- Si hija, tu papá tiene varias juntas esta semana y no puede postergarlas, aunque me dijo que me alcanzará en cuanto pueda si la situación es muy seria.

- Yo puedo acompañarte mami, estoy entrando en vacaciones de semestre solo me falta recibir notas y Mónica puede informarme de todo, además quiero ver al abuelo. Arreglamos las cosas y nos preparamos para viajar mañana.

Esa noche sentí una inquietud que me asaltaba, Adrián estaría allí seguramente. El abuelo vivía muy cerca de ellos, además ya estaba por recibirse de médico por lo que seguramente estaría en prácticas ahí en el hospital ¿Qué iba a sentir al estar de nuevo frente a frente con el?

Al llegar a los Ándes nos esperaba la tía Sara la hermana mayor de mi mamá, nos quedaríamos en su casa durante esos días. Enseguida nos puso al corriente de la situación, el Abuelo había sufrido un infarto, en líneas generales estaba mejorando pero aún seguía delicado y ahora habría que cuidarlo bien pues su envejecido corazón comenzaba a cobrarle facturas por todos los años de duro trabajo durante su juventud. Mi mamá preguntó por tía Mary (la mamá de Adrián).

- Ahora está en el hospital con papá, Adrián estuvo de guardia médica anoche y nos pidió que descansáramos porque el se haría cargo de todo, pero hoy en la mañana debía ir a la universidad así que Mary se quedó con el.

Entonces era cierto, como lo imaginaba Adrián estaba trabajando en el hospital y estaría con el abuelo. Dios, solo escuchar su nombre hizo que me pusiera nerviosa. Por mucho que me había repetido a mi misma que el era solo bonito recuerdo, algo del pasado y veinte estupideces más, la verdad es que seguía sintiendo cosas por el y eran bastante fuertes.

Llegamos a casa de tía Sara y acomodamos un poco nuestras cosas, desayunamos con ella y con algunos de mis primos. Tía me decía que estaba muy linda y que había crecido mucho.

- ¿Cuántos años tienes ya Chelita? -así me decían las tías de cariño-

- Tengo 19 tía.

- Wow que rápido pasa el tiempo ¿Y ya estás en la universidad?

- Sí, estoy haciendo carrera en Derecho.

- ¿Y los novios?

- No, no ando pendiente de esas cosas.

Trataba de manterme tranquila mientras seguía la conversación familiar, pero la verdad es que quería salir corriendo, tomar un avión a mi casa y perderme.

Nos fuimos al hospital, tía Mary nos saludó con afecto, me alegró sentir que no había rencor entre ella y mi mamá y que todo había quedado en el pasado. Vimos al abuelo enseguida, se pusó muy contento de vernos, no pude contener del todo las lágrimas cuando lo abracé, se veía agotado por todo lo que había pasado estos días, pero cuando hablaba su espíritu era el de siempre. Estuvimos un buen rato con el y luego nos fuimos a casa de tía Sara para comer.

En medio de la preocupación mamá estaba contenta de encontrarse con sus hermanas y compartir con ellas, enseguida se organizaron para atender al abuelo durante esos días y ayudarse con las cosas de sus respectivos hogares, a mi me tocaría ayudarlas también. El día se fue yendo poco a poco entre conversaciones y cosas que hacer, hasta que de pronto escuché a tía Sara...

- Adrián mi lindo pasa estamos aquí.

- Hola tía  Vivian vine a saludarte y saber como habían llegado del viaje.

- Hola hijo, me alegro mucho de verte estamos bien gracias a Dios - mamá le respondía con naturalidad-

- Hola Isabel, cómo estás.

- Hola, todo bien - le respondí con cierta indiferencia-

Aunque la verdad es que por dentro me estaba muriendo, Adrián estaba mucho maduro, llevaba barba de un par de días y lucía muy seguro de si mismo. Ya no era el muchacho aquel que salió de mi casa con la cabeza baja, era un hombre, uno muy hermoso y yo todavía lo amaba. Sentía demasiadas cosas en ese momento, alegría de verlo y ganas de abrazarlo, rabia al verlo ahí tan tranquilo, al pensar que había dejado de quereme sin haberme hablado claro nunca. Me excusé discretamente mientras todos hablaban y me retiré a la habitación con la excusa de arreglar las cosas que habíamos traido del viaje, simplemente no soportaba seguir en su presencia en ese momento. Mientras arreglaba las cosas decidí evadirlo todo lo que me fuera posible.

Uno de esos días, estaba en casa con tía Sara, mamá había ido al hospital temprano con tía Mary a llevar el desayuno del abuelo y yo estaba ayudándola un poco en el jardín cuando Adrián llegó.

- Hola Isabel, vine a invitarte a tomar un refresco en pueblo.

- Ahora no puedo ir, estoy aquí ayudando a tía Sara en varias cosas.

- No linda anda, ve con Adrián, aquí no hay mucho que hacer ya y no has salido casi, vayan a pasear un rato por el pueblo que aun es temprano para la comida.

Me pareció que seguir negándome podía levantar sospechas de que "pasaba algo", así que fui por mi bolso y salimos. Aunque estábamos en las montañas eran tiempos de verano y hacía buen sol, así que salí con vestida como estaba, con shorts cortos y una blusa anudada en la cintura que dejaba ver un poco mi vientre, un sombrero y unas gafas de sol completaban mi look, sabía que estaba bonita. En cuanto salimos a la calle y comenzamos a caminar Adrián comenzó a hablar.

- ¿Estás molesta conmigo Isa?

- ¿Yo? -respondí fingiendo asombro- Para nada Adrián, no entiendo porque dices eso.

- Bueno, desde que llegaste apenas y he podido cruzar un par de frases contigo, la verdad siento que me estás evadiendo.

- Todos hemos estado preocupados por el abuelo, tu sabes que no estamos aquí en plan de visita social.

- Claro, pero... tu y yo...

- No pasa nada Adrián, es verdad que entre nosotros hubo algo una vez pero son cosas de chicos y ya pasaron, así que dejémos todo como está, vale? Cero remordimientos.

- "Hubo algo...." Adrián reflexionaba en voz alta mientras estabamos ya sentados en un bonito café. "Así que eso fui para ti, "cosas de chicos"... La aventura de Isabel mientras estaba creciendo. Pues para mi tu fuiste todo y sigues siéndolo Isa, que tristeza comprobar que sigo enamorado solo.

- ¿Perdón? Disculpa Adrián pero ¿Quién dejó a quién? ¿Quién comenzó a tener demasiados compromisos como para conversar conmigo todos los días? ¿Quién decía que eran ideas mías cuando le preguntaba si estaba alejándose de mi? -No pude evitar que en medio de la ansiedad mis ojos se humedecieran-

- ¿Y qué querías que hiciera en ese momento Isabel? ¿seguir buscándote a escondidas como si fuese un criminal depravado? Porque eso fue lo que pensaron tus padres de mi, poco faltó para que me denunciaran por acosarte ¿Y qué iba a alegar yo? ¿Que no me importaba un bledo tu edad, ni el parentezco y que estaba enamorado de ti? ¿Eso hubiese bastado? ¿Hasta cuándo íbamos a continuar así antes de que nos descubrieran de nuevo? Yo no quería eso para ti Isa, yo quería un amor limpio y bonito, quería ganarme el derecho de amarte con la frente en alto.

- Ah claro, tu querías ¿Y yo? ¿Por qué no fuí partícipe de esa decisión Adrián?

- Yo sabía que tu no lo entenderías en ese momento Isa, solo quería evitar que sufrieras y si no pude hacerlo te ruego me perdones, pero no creas que ha sido fácil para mi todo este tiempo, pensar que estabas creciendo y convirtiéndote en una mujer cada vez más hermosa y que en cualquier momento otro...

- De verdad Adrián, me parece innecesario volver a abrir las heridas. Mira, ya pasó, bien o mal ya pasó y tenemos que seguir cada uno con su vida. Me regreso a casa de tía Sara, te ruego por favor que no me acompañes.

No se por cuanto tiempo estuve caminando sola desde que salí de ahí, necesitaba soledad en ese momento, necesitaba llorar el dolor y la rabia. No quería creerle, estaba molesta con el, o por lo menos era lo que estaba intentando. Lo amaba demasiado, más que antes, por eso ningún chico me emocionaba, por eso todos tenían un defecto para mi ¿Qué iba a hacer con esos sentimientos?

Los pocos días del viaje se hicieron cortos y nos tocó regresar a casa. La noche antes de irnos Adrián me abordó en el jardín.

- Sólo quiero que sepas que en unos meses me gradúo y que me han ofrecido una plaza en la capital para iniciar una especialización allá, ya alquilé un departamento y esta es la dirección, si algún día me perdonas y crees que todavía quieres hablarme ahí podrás encontrarme. Te amo Isa.

Dicho eso salió sin decir una palabra más. Nos fuimos temprano esa mañana y las cosas regresaron poco a poco a la normalidad. Regresé a mis clases y a mi vida de siempre, pero todas las noches lo recordaba. En más de una ocasión tomaba la nota en donde me había escrito su dirección pero luego la dejaba en el mismo lugar, hasta  que un día decidí que no podía más, yo quería verlo, necesitaba hacerlo.

Esa noche al salir de clases le dije a Mónica:

- Necesito que me cubras hoy con mis papás, les dije que me iba a quedar estudiando hasta tarde en tu casa.

- ¿Ah? ¿Y con quién vas salir?

- Adrián está en la ciudad y voy a ir a verlo.

- ¿Qué? ¿Pero cuándo llegó? No me habías dicho nada.

- Prometo que luego te cuento todo, solo necesito que me cubras hoy.

- Vale amiga, ojalá las cosas entre ustedes se arreglen.

Cuando llegué a su departamento estaba vacío, me imaginé que quizás Adrián estaría en el hospital trabajando, debí llamarlo antes pero si no seguía el impulso como lo sentía ahora jamás iba a ser capaz de buscarlo otra vez. Me senté en la escalera pensando en lo que iba a decirle, cuando de pronto la puerta del ascensor se abrió y ahí estaba el.

- Isa.... viniste.

Sin decir una palabra corrí a abrazarlo y nos unimos en un beso largo y apasionado. Fue como si los años no hubiesen pasado y esa necesidad de estar con el, esa emoción que sentí cuando me dijo que me amaba por primera vez en mi fiesta de 15 años, todo eso seguía intacto. Casí a tientas me sentí llevada hasta dentro de su departamento, Adrián no paraba de besarme y de decirme que me amaba como un loco.

Sentir su cuerpo entre mis brazos, su olor de hombre, sus besos; cada detalle hacía que se despertara todo en mi. Poco a poco nos fuimos desnudando el uno al otro, tocándo nuestros cuerpos, al principio con dulzura y luego con más pasión, no paraba de recorrerlo con mis manos sin ningún pudor mientras el succionaba mi cuello y a ratos mis pechos.

Me agaché lentamente tocando sus nalgas y sus piernas fuertes, besando suavemente su vientre y sobre sus bóxers que estaban a reventar, con mucha suavidad a paciencia como quien abre un regalo para encontrarse con algo que ha deseado por primera vez los bajé hasta sus pies y me puse a acariciar su pene con los dedos, a explorarlo con cuidado y dulzura como si fuese la primera vez que lo viera. Besé poco a poco sus bolitas y usé mi lengua para recorrerlas lentamente, seguí lamiendo el resto de su pene duro y grueso, recorriendo cada centímetro con mis labios, Adrián me miraba con una lujuria indescriptible y se mordía los labios. Justo cuando llevé la punta de su pene dentro de mi boca y comencé a succionarlo me pidió que parara.

- Vas a hacer que me corra ya Isa y aun no quiero.

Me tomó en sus brazos y me llevó hasta su cama, comenzamos a tocarnos como lo hacíamos antes, los dedos de Adrián recorrian mis nalgas, mi ano y mi conchita súper mojada mientras no dejaba de lamer y consentir mis senos.

- Isa.... aún eres....

- Si Adrián, pero hoy estoy segura de que deseo tener mi primera vez contigo, y quiero que sea ahora.

Nos abrazamos con ternura, Adrián buscó un condón y me enseñó como ponérselo, nos reímos mucho porque estaba medio nerviosa, pero no dejó de ser muy erótico. Poco a poco con besos me recostó entre las almohadas, se puso de rodillas entre mis piernas y me tomó por las caderas alzándome un poco. Cerré los ojos y comencé a sentir como su pene se iba abriendo paso entre mis labios, por un momento me dolió y me puse tensa.

- Relájate Isa, respira profundamente amor no te voy a hacer daño.

Al principio era una sensación dolorosa y extraña, Adrián se quedó quieto unos instantes dejando que me acostumbrara a tenerlo dentro, lentamente se recostó un poco sobre mi y comenzó a besar mis labios y mi cuello, luego comenzó a moverse despacio. Yo sentía como mi conchita se iba adaptando a esa sensación de llenura deliciosa que me provocaba tenerlo dentro de mi como lo había deseado tantas veces, mi cuerpo se fue relajando poco a poco y excitándose cada vez más, comencé a gemir con fuerza, mis manos buscaron sus nalgas y se aferraron con firmeza invitándole a entrar cada vez con más ganas. De pronto sentí como todo el cuerpo de Adrián se tensó, fue como si su erección estallara dentro de mi, eso me llevó a  alcanzar un orgasmo muy intenso.

- ¿Estás bien linda?

- Si amor, es solo que ahora no necesito la almohada - le dije con picardía- pero la estoy pasando muy rico.

- Te amo Isa, disculpame por ser tan torpe yo solo buscaba lo mejor para los dos, nunca he dejado de quererte muchachita loca.

Estuvimos conversando un ratito entre besos y caricias, nos prometimos no separarnos nunca más.

- ¿Quieres probar arriba?

Enseguida, se recostó en la cama y me invitó a subirme sobre el, tomé su pene entre mis dedos y lo puse nuevamente en la entrada de mi conchita y me empujé suavemente para que entrara, esta vez la incomodidad fue menor y entró fácilmente. Poco a poco fuimos retomando el ritmo, Adrián acariciaba mis senos jugando con mis pezones, me tomaba por las caderas y acariciaba mis nalgas, yo me sentía en las nubes cabalgando sobre él, clavándome su pene cada vez más adentro.

De pronto, el se incorporó un poco y llevó uno de sus dedos a mis labios y yo comencé a succionarlo como si fuera su pene sin dejar de moverme sobre el, luego lo bajó por mis nalgas y comenzó a introducirlo lentamente entre mi ano. Al principio me tensé un poco, pero luego me fuí relajando nuevamente, era rico sentirme penetrada por su dedo mientras su pene seguía dentro de mi. Como si fuera poco, ahora comenzó a succionar mis pezones con dulzura haciéndome correr más de una vez entre gritos y gemidos. Luego nos quedamos abrazados sin decir una palabra hasta dormirnos.

La mañana siguiente desperté algo adolorida "allá abajo", lo que me recordaba que no había sido un sueño como tantas veces. Mientras me estiraba sobre la cama, pude detallar por primera vez el departamento de Adrián que seguía dormido a mi lado, era un estudio pequeño pero arreglado con buen gusto, en una esquina de la habitación estaba una fotografía nuestra, estábamos bailando en mi fiesta de 15.

Me levanté en silencio, me puse una franela de Adrián que estaba sobre una silla y me fuí a la cocina a preparar algo para desayunar. De repente lo sentí detrás de mi besando mi cuello y metiendo las manos entre la camisa.

- Hola preciosa ¿Qué huele tan rico?

- Será nuestro desayuno amorcito.

- Ah ¿Pero aprendiste a cocinar al fin? Porque hasta donde recuerdo eras un desastre en esa materia.

- Ay no seas mentiroso! que a ti toda la vida te ha dado apetito lo mío - le dije entre risas-

- Está bien señorita .... o, bueno no se como llamarte ahora, porque pronto te voy a llamar señora pero todavía no me toca.

- Adrián...

- Si Isabel, se acabaron los secretos y las huídas. Hoy mismo voy a casa de tus papás, les voy a decir que te amo y que me voy a casar contigo. Tienen dos opciones, o nos apoyan o van a vivir enojados por un tiempo muy largo porque igual nos casamos... si me aceptas claro.

- Eso no hace falta preguntarlo loquito - le dije mientras lo abrazaba con los ojos llenos de lágrimas-

Esa noche, Adrián llegó a la casa y habló con mis papás. Les dijo la verdad, que me había amado desde siempre, que había aceptado su voluntad alejándose de mi, pero que ni el tiempo ni la distancia habían borrado lo que sentíamos.

- Pero no quiero hacer las cosas a escondidas, ya no soy el muchacho irresponsable que salió de aquí hace años y lo que siento por Isabel es honesto, por eso vengo a decirles la verdad; quiero que sepan que amo a Isabel y si ella me acepta quiero casarme con ella.

Por un momento mis padres se quedaron en silencio mirándose el uno al otro.

- ¿Es esto lo que quieres realmente Isabel? ¿Tu lo amas hija? -dijo mi papá.

- Si, estoy segura de eso.

- ¿Tu mamá sabe de esto Adrián?

- Si lo sabe y respeta esa decisión.

- Ustedes han esperado basante, nosotros no podemos seguir oponiéndonos a esto que ustedes sienten. Sólo les pongo una condición, Isabel tiene que terminar sus estudios, luego de eso se hablará de la fecha.

No tengo palabras para expresar lo feliz que me sentí en ese momento. Esa noche, mamá entró a mi habitación como lo hacía siempre antes de acostarse.

- Gracias por lo de hoy mamá, en realidad no pensé que lo aceptarían.

- Hija, ante todo nosotros te amamos y queremos tu felicidad. Desde que Adrián se fue tu no habías vuelto a ser la misma, y luego de que vinimos de ver al abuelo se te veía muy triste, era obvio que estabas sufriendo por Adrián y que todavía lo querías, eso fue lo que hablé con tu papá, las cosas no estaban sucediendo como habíamos planeado, pero no podíamos seguir evitando la realidad, si ustedes se quieren realmente es mejor aceptarlo.

Cuando le conté a Mónica lo sucedido se puso muy contenta.

- Me imagino que el puesto de madrina me pertence ¿No?

- Claro Moni, nadie más puede ocupar ese lugar amigui.

- En realidad me alegro por ti Isa. Bueno, pero no por mi, ahora me tocará trabajar mucho ayudándote con las cosas de la boda y con lo caprichosa que te pones a veces -dijo fingiendo una mueca de cansancio-

Esta es la última página que escribo en este diario, desde ahora comenzará uno nuevo con los planes de mi boda y toda una vida que nos queda por vivir.

Espero que les haya gustado mi primera historia, me ha gustado escribirla y prometo seguir mejorando.