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Mordiendo la almohada

en Hetero: General

Recuerdo con mucho cariño la casa en que crecí, era una de esas casonas viejas construidas a principios del siglo XX, tenía un patio interno que mamá había convertido en un jardín espeso lleno de todo tipo de plantas florales que envolvían la casa con su delicioso aroma; en el centro del patio había una banqueta grande en donde solía recostarme durante las noches de verano para mirar las estrellas.

Otra característica de la casa eran sus ventanales, todas las habitaciones tenían por lo menos dos de ellos, unos hacia la calle y otros que daban al corredor que bordeaba el patio-jardín. Durante el verano, las ventanas solían permanecer abiertas y gracias a sus techos muy altos la casa se mantenía muy fresca, para mi era una casa realmente hermosa.

Cuando tenía unos 14 años llegó a vivir con nosotros mi primo Adrián, era un chico de 21 años al que mis tíos habían enviado a estudiar en la universidad ubicada en la capital  donde nosotros vivíamos. Aunque yo no le daba demasiada importancia, sabía que Adrián era un chico atractivo; alto, siempre con una sonrisa, tenía un cuerpo hermoso delgado pero fuerte y bien definido. De hecho, poco tiempo después de llegar ya había hecho amistad entre los muchachos del barrio y solía pasar tiempo entrenando en una especie de gimnasio de calle que los chicos habían construído. Siempre que pasaba por ahí miraba a los muchachos disimuladamente, me gustaba la forma de sus cuerpos y en más de una ocasión me pregunté como luciría un cuerpo así desnudo, supongo que a esa edad es normal que pienses en esas cosas.

Con Adrián mi relación era de lo más corriente, como cualquier par de primos, a veces me ayudaba a hacer las tareas de la escuela o me traía algún regalito por lo general un dulce cuando llegaba por las tardes. Me encantaba cuando pasaba por el colegio a la hora de salida y nos íbamos juntos caminando hasta la casa, mis compañeras se morían cuando lo veían pasar y yo me sentía orgullosa de ser la prima del "galán" como decían las muchachas.

Sin embargo, hubo algo que despertó en mi mucha curiosidad. Me había levantado yo a mitad de la noche y salí hacia la cocina para buscar un vaso con agua, como era mi costumbre lo hice muy calladita sin encender la luz del pasillo pues el claro del patio me permitía caminar sin tropezar y así no despertar a nadie. En otras ocasiones, Adrián se quedaba estudiando hasta muy tarde y podía observar su luz encendida, entonces iba y le llevaba siempre algo de la cocina, el me contaba un poco sobre lo que estaba haciendo y luego me retiraba a dormir para dejarlo trabajar.

Pero en esta oportunidad fue diferente, las luces estaban apagadas pero se notaba la claridad de un televisor, no le hubiese dado mayor importancia hasta que comencé a sentir sonidos, era la voz de Adrián emitiendo suaves gemidos. No pude evitar acercarme con cuidado hasta el ventanal, al principio solo me paré junto a la ventana para escuchar mejor, ciertamente eran gemidos, podía escucharlo chupar sus labios y emitir suaves sonidos de placer. Con mucho cuidado me asomé apenas un poco, desde donde estaba no podía distinguir lo que Adrián estaba viendo pero era obvio, el estaba acostado en su cama, su torso desnudo y su piel abrillantada por el sudor, por debajo de las sábanas se podía observar el movimiento de su mano y una erección evidente que se notaba entre los pliegues de la tela, su respiración muy agitada mientras se mordía los labios sin apartar la vista ni un segundo de lo que estaba mirando. Regresé corriendo a mi habitación con temor de ser descubierta y a la vez muy excitada ante la imagen de Adrián, me preguntaba como sería su cuerpo totalmente desnudo, su pene erecto sin el velo de las sábanas, me moría por mirar más pero obviamente también sentía miedo.

Durante varias noches me levanté a buscar agua en la cocina, siempre mirando hacia su ventana y recibiendo la desilución de la luz apagada y todo en perfecto silencio o simplemente estudiando. En otra oportunidad pude notar luces de nuevo, pero ahora la ventana estaba cerrada ¿habrá notado que lo miraba la vez anterior? En fin, no pude ver nada.

Una tarde, llegué temprano de la escuela y la casa estaba sola, mi mamá estaría en la tienda de dulces que tenía a pocas cuadras de ahí, mi padre trabajando como siempre hasta la noche y Adrián estaría en la Universidad, vi la puerta de su cuarto entre-abierta y no pude evitar entrar ¿Qué estaba buscando? miré hacia todos lados y vi un pequeño buró debajo del televisor en donde habían discos y cintas de música junto con algunas películas comunes, había también una pequeña puerta cerrada , tal y como pensé la llave estaba en un cenicero junto a los discos que estaba lleno de clips y otras cosas pequeñas. Tomé la llave y abrí la puerta, ahí estaban varias cintas de películas, algunas tenían su nombre escrito afuera en una etiqueta, me llamó la atención cuando ví una que tenía escrito "mis pajas" ¿Adrián se filmaba mientras lo hacía? ¿Podría mirar con toda libertad eso que tanto había deseado ver? Enseguida encendí el televisor y me dispuse a mirar.

En la escena se escucha el sonido de un video que va corriendo en su computador, Adrián está sentado en una silla y enfoca la cámara hacia su entrepierna que está cubierta con una toalla, enseguida se deshace de ella y aparece su pene que se veía pequeño y colgando, con la palma de su mano abierta comenzó a acariciar toda el área del pubis y el vientre, pasando su mano de vez en cuando sobre su pene, luego colocó la mano debajo y comenzó a masajear suavemente sus bolas, subía de nuevo hasta su pene y lo acariciaba tocando apenas un poco la punta con los dedos, todo esto mientras veía su computador. Poco a poco su pene fue aumentando de grosor, la punta que al principio se notaba poco comenzó a crecer y a marcarse formando una cabeza que se estaba endureciendo mientras el resto del pene se hacía cada vez más largo.

Ahora no lucía colgado sino que más bien se levantaba apuntando hacia la cámara por si solo mientras Adrián lo recorría con sus dedos cada vez con más firmeza, sentía mi concha empapada mientras miraba aquello, mi corazón latía rápidamente como si quisiera salirse. De pronto sentí el ruido de las llaves en la puerta de la casa, asustada apagué el televisor, quité la película y la guardé en donde estaba pero en la carrera dejé evidencias, la llave quedó afuera del cenicero y el DVD quedó encendido. Me quedé encerrada en mi cuarto con la luz apagada sin hacer ningún ruido, pude sentir cuando Adrián entró a su habitación y al rato estaba tomando una ducha, esperé un poco e hice como quien estaba llegando, me paré en la puerta de su habitación y dije:

- Hola ¿Hay alguien aquí?

- Hola linda ¿Qué tal la escuela?

- Bien, me voy a mi cuarto porque tengo tareas.

Noté que el DVD estaba apagado. "Quizás pensó que lo había dejado así" me dije para tranquilizarme y me fui a mi habitación, esa noche me estuve tocando al recordar todo lo que había visto.

Traté de comportarme con la mayor normalidad, pero a veces el recuerdo de aquellas imágenes que tanto me excitaban volvían a mi cabeza en el momento menos apropiado y bajaba la mirada, Adrián me preguntaba siempre si me pasaba algo y le respondía un simple nada.

Tiempo después, se acercaba la celebración de mis 15 años,  mis papás me harían una fiesta muy especial y estábamos llenos de preparativos, vestido, recuerdos, invitaciones; yo estaba muy emocionada y durante esos meses practicamente ni me acordaba de todo lo que habia estado deseando a mi primo.

Una noche me levanté nuevamente hacia la cocina y noté el televisor encendido en la habitación de Adrián, solo recordar todo lo que había pasado desde que lo sentí por primera un par de meses atrás hizo que volviera de golpe toda la excitación que me había provocado, y casi sin darme cuenta estaba de nuevo mirándolo a escondidas desde la ventana. El estaba ahí nuevamente tocándose bajo las sabanas, emitiendo aquellos sonidos que me hacían enloquecer, me quedé mirándolo extasiada imaginando la forma de aquel pene grande y erecto que había visto en ese video. De pronto Adrián sacó las sábanas, ahora estaba viendo su pene en total erección y un suspiro evidente de placer se me escapó de los labios, enseguida vi que se había puesto alerta y se levantó de la cama, salí corriendo hasta mi habitación y por mucho que quise evitarlo mi puerta sonó al tratar de cerrarla con rapidez.

Me quedé helada cuando sentí unos suaves golpes en la puerta, era más que obvio que Adrián me habia descubierto, pensé en no abrir pero de todas formas algún día tendria que salir de ahí, asi que con el corazón en la boca abrí la puerta.

- ¿Puedo pasar? me dijo en voz baja, naturalmente no quería despertar a mis papás que dormían en la habitación del fondo en el corredor.

- Simplemente me senté en la cama dejando la puerta abierta y Adrián entró tras de mi, llevaba un pantalón de pijama ahora pero el bulto entre sus piernas delataba que su erección seguía ahi.

- ¿Me estabas mirando cierto? al ver que mis ojos se humedecían asustada me dijo, - Tranquila, no estoy molesto contigo, estás creciendo Isabel y es natural que sientas curiosidad, no es la primera vez que me miras ¿Verdad?

Solo respondi con la cabeza y la cara roja de verguenza.

- Hace un tiempo encontré que alguien había estado revisando mi cuarto, las películas que están bajo llave, fuiste tu ¿Cierto?

Nuevamente solo asentí.

- Mira, hagamos una cosa, la mejor forma de calmar esa curiosidad es dejar que me mires, no te asustes -dijo al ver mi cara de asombro- sería incapaz de hacerte daño pues se que aun eres una ñina en muchos sentidos.

Estaba asustada aún pero también súper excitada ante la idea de poder disfrutar mirando el hermoso cuerpo de Adrián. El se puso de pie y bajó sus pantalones dejandome admirar su pene grande y grueso en plena erección, con suavidad tomó mi mano y la acercó a su pene yo solo me dejé llevar, sentí como mi piel se erizó cuando mis dedos tocaron su carne tibia y dura.

- ¿Te excita mi cuerpo?

- Mucho, le respondí.

- Tu eres muy hermosa Isabel, me dejarías mirarte también?

- Es que yo.... yo soy virgen le musité apenada y asustada.

- Lo se, te dije que no te preocuparas, tu vas a perder la virginidad cuando estés lista y espero que sea con el chico apropiado y de la mejor forma, pero eso no significa que no puedas sentir placer.

Dicho eso me puse pie y deslizé mi camisón dejando mis pechos medianos al descubierto, mis pezones se endurecieron enseguida al contacto con el aire. Sentir la mirada lujuriosa de Adrián recorriendome casí me hacía perder la razón. Entonces, el se sentó en el borde de la cama con sus piernas abiertas y me pidió que me sentara a su lado, tomó mi mano y comenzó a guiarme lentamente por su pene. Al principio solo me dejaba llevar con timidez, luego yo misma lo sostenía firmemente con mis manos mientras lo masturbaba como el me había indicado antes. Adrián mordía sus labios, su respiracion se agitaba como hacía unos momentos en su habitación y comenzó a gemir de nuevo suavemente, de vez en cuando colocaba su mano sobre  la mía y la movía un poco enseñándome lo que quería que hiciera, luego tocaba mis senos, los besaba y los chupaba suavemente, estaba volando de deseo con aquel pene entre mis manos, deleitándome con su cuerpo como jamás pensé que lo haría.

De pronto, Adrián emitió un gruñido grave y largo y su semen comenzó a brotar mojando mi mano y su pene, con su cabeza hacia atrás y los ojos cerrados Adrián estaba perdido en un inmenso placer mientras todo aquello seguía saliendo por unos segundos que se me hicieron largos e intensos. Cuando se recuperó, puso ambas manos en mis senos y acercó sus labios a mi oído.

- Estás súper mojada Isabel.

Me senti horrorizada al momento, jamás me había mojado tanto, mis bragas estaban empapadas y el flujo mojaba mis muslos. - Qué pena contigo. Le dije, confundida.

- No tontita si eso es maravilloso, eso significa que lo estás disfrutando, pero no puedo dejarte así luego de todo ese placer que me acabas de ofrecer. Anda quítate esas braguitas, no tengas miedo, prometí que no me iba a llevar lo que no me corresponde.

Dicho esto me empujó suavemente por los hombros mientras besaba mi cuello y mis senos dejándome acostada, bajó besando hasta mi vientre y mi ombligo, sacó poco a poco mis braguitas mojadas. No pude evitar gemir con fuerza cuando sentí sus labios besando el exterior de mi conchita con sus pocos vellos super erizados. Enseguida me hizo señal de que hiciera silencio.

- No nos pueden escuchar linda, me dijo con una sonrisa maliciosa, toma la almohada y úsala para evitar el ruido.

Enseguida continuó con lo que estaba haciendo, besando primero toda mi concha, luego con su lengua recorriendo cada pliegue externo y luego interno, dibujando con ella la entrada de mi vagina, succionando mis labios externos e internos, apenas y lograba ahogar los gemidos en la almohada, Adrián estaba recorriendo toda mi concha con su lengua y sus labios pero yo lo sentía en todo el cuerpo, sus manos acariciaban mi vientre, mis muslos y mis nalgas, yo no podía evitar mover mis caderas como si quisiera que mi concha se tragara su lengua entera mientras seguía mordiendo la almohada para ahogar mis gemidos.

De pronto, sentí como sus manos me sujetaban firmemente los muslos y su boca arropaba con delicadeza mi clítoris, el solo calor de su boca hizo que mi cuerpo se tensara como quedando suspendido en el tiempo, sentía sacudidas desde los pies hasta la cabeza al ritmo en que comenzó a succionar una, otra y otra vez hasta que mi cuerpo estalló en el orgasmo más largo e intenso que jamás había alcanzado.

El se acostó junto a mi besando tiernamente mi hombro mientras  yo me recuperaba de lo que acababa de vivir, estaba temblando empapada en sudor aun con la respiración agitada.

- Mmmmmmmm fue intenso ¿Cierto? ¿Te gustó?

- Mucho, demasiado alcancé a decir mientras iba recuperándome poco a poco.

Luego de eso hablamos, nos prometimos que sería un secreto. De ahora en adelante cuando alguno de los dos quisiera compartir con el otro tomaría la llave de aquella pequeña puerta en el buró donde estaban las películas y la dejaría en en el cajón de mi cuarto junto a la mesa de noche. Si yo tomaba la llave dejaría mi puerta abierta para que el "viniera a buscarla" durante la noche, si el la ponía en el cajón entonces yo iría hasta su habitación para "llevarsela", así continuar con nuestro secreto.

Pasamos un largo tiempo en esa situación, delante de la familia seguíamos siendo los primos de siempre, el me seguía ayudando en mis tareas, a veces jugábamos video juegos y bromeábamos con la mayor naturalidad del mundo. Pero en secreto, nuestros encuentros eran cada vez más y más atrevidos ¿perdí la virginidad con Adrián? eso es algo que contaré más adelante. Por ahora les diré que mis almohadas recibieron muchas mordidas.

Hasta ahora había estado escribiendo sobre mis propias experiencias, este es el primer relato que construyo simplemente desde la creatividad, espero que les guste y que con sus comentarios me ayuden a mejorar en esta faceta. Un saludo.