miprimita.com

La primera vez

en Lésbicos

Antes de comenzar, quiero contarles un poco sobre mi, tengo 26 años y a mi edad soy una mujer como cualquier otra, que trabaja, estudia, tiene amigos, amores, Etc. Físicamente, me considero bonita, de mis abuelos europeos heredé el cabello rubio y los ojos claros, mi cuerpo está bien proporcionado, con senos medianos muy firmes, de pezones rosados, piernas largas y bonitas nalgas.

 

Siempre fui muy abierta sexualmente y dispuesta para probar cosas nuevas. Por su parte, nunca me consideré lesbiana o bisexual, pero si reconozco que las mujeres me han llamado la atención. En vídeos, medio desnudas en fotografías o de cualquier otra forma más de una vez me he excitado con ellas incluso hasta el punto de llegar a masturbarme, igualmente, varias veces he sentido esas maripositas en el estómago frente a una mujer hermosa, esas mariposas que hacen bajar la mirada hasta su escote que te despiertan el deseo por ella. Pero, las cosas nunca pasaron más allá de una fantasía, hasta ese día especial sobre el cual quiero contarles hoy.

 

Conocí a Paola en la universidad y desde el primer momento nos hicimos amigas; siempre ha sido una chica sencilla, sincera y divertida además de hermosa. De piernas largas, cintura fina, hermosas caderas y piel suavemente morena, cabello negro, liso muy largo, unos pechos grandes e imponentes que le encanta lucir con los escotes más sexys, siempre me encantaron.

 

Con el paso del tiempo, Paola llegó a contarme que era lesbiana, aprecié mucho que tuviera la confianza de contármelo pues se que no es algo que comparte con todo el mundo, también llegó a confesarme algo más y es que disfruta de fotografiarse e incluso filmarse desnuda o con muy poca ropa para mostrase en internet, se excita sabiendo que la miran y mucho más con las cosas que le dicen. Sin embargo, nunca me dijo a donde subía su material y tampoco le pregunté nada, aunque el morbo y la curiosidad me mataban.

 

En una oportunidad, Paola me invitó a su casa para que la ayudara a filmar un vídeo que quería hacer, me excité desde el mismo momento en que vi la posibilidad de contemplarla desnuda y además estando solas. Claro que acepté su invitación, nos reuniríamos más tarde luego de clases en su departamento.

 

Cuando llegamos a su casa, Paola me dijo donde quería filmarse, lo haríamos en el centro de la sala con la ayuda de su filmadora y un trípode, me dediqué a preparar las cosas mientras ella se fue a su habitación para arreglarse, estaba ansiosa por verla.

 

Cuando salió no pude evitar un suspiro, llevaba una falda color rosa muy, muy corta, con medias blancas de encajes bordados que llegaban a la mitad del muslo, una camisa blanca y ajustada que marcaba perfectamente la redondez de sus pechos que llenaban el generoso escote, su cabello recogido en un moño alto y unos zapatos negros de tacón alto que hacían lucir sus piernas aún más largas, simplemente estaba más deseable que nunca.

 

Colocamos una agradable melodía de jazz, tan sexy y sensual como ella, la cámara comenzó a rodar y Paola inició su baile, movía su cuerpo con suavidad, ondulando como una serpiente, sus dedos recorrían delicadamente los bordes de su ropa. Poco a poco fue desabrochando su blusa, acariciando levemente su pechos junto con cada botón, deslizó la prenda por su espalda dejando ver por completo el pequeño brassier rojo que apenas lograba cubrir sus pezones.

 

Continuó danzando, meneando sus caderas al ritmo de la melodía y bajando su falda un poco más con cada nuevo movimiento, que nalgas tan hermosas estaba exhibiendo para mi, los pequeños hilos rojos que abrazaban sus caderas se perdían en la abertura entre ellas. Todo mi cuerpo se sentía tenso, palpitante e inquieto a la espera de encontrarme con más de su piel, me moría de ganas por verla toda, por correr a mi casa y masturbarme como loca con la imagen de su cuerpo, sabía que todo aquello se estaba marcando a fuego en mi cabeza y serían muchas las noches que dedicaría a fantasear con ella, por lo menos eso era todo lo que pensaba yo.

 

Fue casi una tortura ver sus pezones oscuros y endurecidos cuando sacó su brassier, mi boca salivaba de ganas al ver como los acariciaba, el calor invadió mi cuerpo al encontrar su coño suave y adornado con unos pocos vellos cortos alrededor de sus labios, ver como los tocaba suavemente con sus dedos era casi delirante. Paola me miraba con una sensualidad infinita, mordiendo sus labios con morbo, los movimientos de su cuerpo eran cada vez más sexuales. Sentía el corazón a millón y mi coñito empapado de flujos, estaba sudando frío, la excitación era cada vez más insoportable. Si acaso noté cuando la música terminó, no se cuanto tardé en reaccionar y cuando me preguntó:

 

- ¿Te gustó?

 

Con apenas un hilo de voz logré responderle que si. Comencé a sentirme nerviosa, sabía que estaba muy excitada y que eso se notaba a leguas, la mirada de Paola me confirmaba que era así, estaba cara a cara frente a mis deseos más íntimos y eso me hacía sentir miedo.

 

Paola se sentó a mi lado en el sofá y me tomó de la mano.

 

- No te sientas incómoda Tani, es normal que una situación erótica nos excite, eso no quiere decir seas lesbiana o algo así, el deseo es algo tan humano como muchas otras cosas y en ocasiones no entiende de géneros ni de tendencias.

 

Aunque no le respondí nada, en ese momento sentí alivio, ella entendía lo que estaba sintiendo.

 

- Cierra los ojos, déjame ayudarte a relajarte un poco, no pasará nada que tu no quieras, déjate llevar.

 

Cerré los ojos y recosté la cabeza del respaldo del sofá, Paola se puso de pie detrás de mi y comenzó a masajear mis pechos suavemente; como llevaba una blusa ajustada mis pezones saltaron enseguida y se hicieron notar, sentía casi corriente eléctrica cuando sus dedos los tocaban tímidamente, en ese momento no sentía nada de pudor y sin pensarlo más me saqué la blusa.

 

- Mmmmmmmm Tani, tienes unos pechos hermosos, esos pezones rosados son una debilidad para mi, me encantan cuando son así, quiero verlos mejor.

 

Y dicho esto se sentó de nuevo a mi lado y continuó tocándolos. Era demasiado para mi, tenerla ahí desnuda tocando mis senos venció totalmente mi voluntad, no pude evitar besarla con un beso largo y apasionado; mis manos se lanzaron a sus pechos los tocaba, los acariciaba, los apretaba suave pero con firmeza.

 

Las manos de Paola tampoco se quedaron quietas y sacaban mi ropa con habilidad, no había pasado mucho tiempo y ya estábamos acariciándonos por todas partes, el morbo de tocarla por primera vez era indescriptible, y sentir que ella me tocaba por primera vez me hacía subir al cielo. No dejamos ni un centímetro de piel sin recorrer, al principio solo con los dedos, luego los labios y la lengua.

 

Paola me pidió que me recostara totalmente sobre el sofá, puso sus rodillas a ambos lados de mi torso y se inclinó para comer mi coño, sus nalgas y su propio sexo estaban a centímetros de mi cara y no dudé ni un segundo en devorarle; no sabía que me excitaba más, sentir la firmeza de sus labios y el sabor de sus flujos o su lengua recorriendo cada pliegue de  mi coño, ella gemía suavemente volviéndome aún más loca de ganas, yo no paraba de suspirar y de jadear, así alcanzamos nuestro primer orgasmo.

 

- Ven, acuéstate aquí en la alfombra.

 

Me tomó de la mano, yo la seguí para recostarnos, me puso de espaldas contra el piso y me indicó como colocarme el cojín bajo las nalgas de forma tal que mi coño quedara elevado y expuesto, luego de lo cual se subió sobre mi. Que rico sentir el calor de su cuerpo, su vientre contra el mío, sus pechos, Paola era simplemente deliciosa, no podía parar de devorar su lengua y acariciar sus nalgas sintiendo como se movían entre mis manos.

 

Poco a poco, nuestros coños se iban fundiendo, sus labios invadían los míos, nuestros flujos se mezclaban, su clítoris chocaba con el mío haciendo que mi cuerpo se estremeciera de placer, nuestros gemidos se mezclaban como una melodía hermosa y se hacían gritos mientras un nuevo orgasmo nos sacudía de nuevo.

 

Nos quedamos abrazadas en silencio, acariciándonos con ternura, no pude contener el llanto.

 

- No te sientas mal Tanni...

 

- No Pau, no es malestar, es que todo ha sido tan tierno, tan dulce y tan intenso, me siento conmovida hasta lo más hondo.

 

Paola me respondió solamente con  un beso.