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Amigos y cómplices

en Voyerismo

Hace ya bastante tiempo conocí a Sara, eran mis años de universidad cuando ella visitó mi país en un intercambio estudiantil, desde entonces nos hicimos amigas muy unidas. Sara siempre ha sido una chica alegre y muy abierta, me sentí triste cuando el intercambio terminó y ella tuvo que regresar a España, sin embargo nos mantuvimos siempre en contacto gracias a Internet.

Un par de años después de su partida se casaba con Manuel, un gitano alto y muy apuesto que había logrado robar el corazón de la bella Sara. Ella estaba encantada con Manuel, me contaba que era un hombre muy apasionado, incansable cuando de sexo se trataba, que la hacía vibrar hasta lo más profundo de su ser, me sentí feliz al saberla tan dichosa.

Para entonces, yo estaba saliendo con un chico de la universidad pero la relación no avanzó demasiado, así que decidimos terminar en buen término y desde entonces me mantuve sola sin perder contacto con mi amiga.

Pasó el tiempo y conocí a mi actual esposo, cuando nuestra relación se inició en serio le envié a Sara algunas fotografías de nuestras vacaciones, ella quedó encantada con mi chico.

- "Está buenísimo amiga, te felicito estoy muy feliz por ti", me escribió como respuesta.

Sara y yo seguíamos siempre en contacto, cada una le contaba a la otra lo feliz que estaba, y en ocasiones como suele ocurrir entre amigas muy cercanas comentábamos un tanto sobre nuestra vida sexual, ambas estábamos felices de la vida con nuestros apasionados hombres.

Con el tiempo, estando ya casada también nos reunimos como parejas en varias ocasiones vía internet para conversar. Fue encantador para nosotras ver que los chicos hicieron buena química, ahora ambas parejas disfrutábamos de una excelente amistad en donde la conexión era mutua.

No pasó mucho antes de que comenzáramos a hacer planes para compartir personalmente, fue así como finalmente mi esposo y yo pudimos viajar a España para compartir con nuestros amigos.

Fue una visita exquisita, tanto tiempo sin estar juntas en el caso de Sara y yo, los chicos por su parte al fin compartiendo como buenos amigos. Hicimos 20 mil cosas, pasear, ir de compras, asistir a un encuentro clásico de fútbol -uno de los sueños más deseados por mi marido- fuimos con ellos a una pequeña finca que tienen fuera de la ciudad y también pasamos unos días estupendos ahí. Cocinamos juntas, fue genial deleitarnos con las deliciosas recetas típicas de su región y ellos también disfrutaron mucho de los platos que pudimos prepararles, Sara encantada pues "tenía siglos sin probar una arepa", según sus propias palabras.

En fin, fueron solo tres semanas pero muy bien disfrutadas, durante todo ese tiempo pudimos compenetrarnos mucho. Sara y Manuel se veían muy enamorados, la pasión entre ellos era algo que podía notarse con facilidad. Son una pareja muy abierta y esos nos permitió mostrarnos mucho más abiertos también.

En algunas noches, llegamos a escuchar los gemidos descontrolados de Sara mientras gozaba con Manuel, eso nos hacía calentarnos y rendirnos también a nuestros propios deseos. Una mañana, mientras Sara y yo preparábamos el desayuno y los chicos habían salido a recoger el diario ella me dijo con picardía:

- "Anoche nos hicieron calentar ustedes dos, se oía que la estaban pasando rico haciendo locuritas, eh?"

- "Ops, que pena, si se me escaparon un par de gritos", le respondí entre divertida y avergonzada.

- "Por favor, no tienen nada de que avergonzarse, a leguas se ve lo mucho que se desean ustedes. Además es muy excitante escuchar a otra parejita practicando el sano arte de comerse mutuamente, un día deberían dejarnos mirar".

- "¿Ah si? le dije. En ese caso ustedes también deberían dejarnos mirar porque vaya que también los hemos escuchado". Estábamos las dos riéndonos de lo lindo, cuando los chicos entraron.

- "¿Qué estarán planeando ese par de cabecitas perversas?" dijo mi marido mientras me abrazaba por detrás y me mordía suavemente el cuello.

- "Esperemos que sea un show privado de strippers, yo creo que nos lo merecemos David", agregó Manuel quien también se acercó a besar a Sara.

- "Este par tiene cara de que no traen dinero para pagar un showcito Leonor así que ignóralos", contestó Sara y se dió por terminado el asunto entre risas.

Esa noche, cuando le comenté a mi marido lo que habíamos hablado Sara y yo el me preguntó:

- "¿Tu crees que ellos sean de esos a los que les gusta intercambiar? Porque a mi parecer lucen de lo más abiertos.

- "No lo se en realidad, pero conozco a Sara y te diría que la idea de mirarnos hacerlo no le parece mala. Además, admitamos que eso de escucharnos unos a otros ha sido un poquito voyerista y a nosotros también nos ha gustado", le dije en tono de broma.

- "A mi no me molestaría del todo dejarlos mirar. Digo si la situación se da, me parece muy excitante que vean lo mucho que disfruto a mi mujer".

El asunto quedó en el ambiente esa noche, nunca había pensado en hacer algo así pero no podía negar que me parecía excitante la idea y a mi esposo también.

El tiempo pasó volando, nos quedaba ya una sola noche en España pues al anochecer del día siguiente estaríamos ya volando de regreso a casa, así que nuestros amigos quisieron darnos una despedida inolvidable. Siendo así, nos invitaron a un lugar que para ellos es muy especial, se trata de un bonito club que ofrece diversión para adultos.

Días antes, nos habían hablado de la invitación, quizás para asegurarse de que la experiencia no resultara incómoda para nosotros. Mi esposo y yo lo conversamos, ninguno de los dos había visitado un lugar como este antes y nos pareció una experiencia interesante y divertida. Además, estando lejos de casa nos sentíamos mucho más relajados, así que nos pusimos en sus manos y nos preparamos para una noche cargada de sensualidad.

Nos vestimos para la ocasión, yo me coloqué un minivestido color beige con un escote sexy y hermoso que alcanzaba la espalda y el inicio de las caderas, esto junto con unas sandalias de tacón alto que dejaban ver mis pies.

- "Wow amor te ves tan divina que no se si tenga fuerzas para salir de la habitación", dijo mi esposo mientras comenzaba a besar mi cuello.

Sentí sus manos bajando por mi espalda, sus dedos debajo de mi vestido dibujando suavemente la línea de mi pequeña ropa interior mientras continuaron los besos, mi vagina comenzó a mojarse un poco. Un suave toque en la puerta nos hizo bajar de la nube, Sara nos preguntaba si ya estábamos listos.

- "¡Vamos enseguida!" le dije, y rápidamente dimos los últimos toques al arreglo para salir ya listos.

La noche estaba siendo maravillosa, los shows eran realmente estupendos pues se presentaban eróticos pero con mucha clase. Nuestras conversaciones animadas acompañadas de buenos tragos hacían que la velada prometiera mucho. Entonces, los chicos anunciaron que nos tenían una sorpresa especial y nos pidieron que les acompañáramos a una sala privada en donde habían reservado un show solo para nosotros cuatro.

Pasamos a una sala muy bonita, estaba decorada con un hermoso mobiliario en donde había un gran sofá central en el cual nos sentamos. Frente a el había un tubo de baile, así que pensamos que se trataba de una chica quién nos deleitaría con sus excelentes acrobacias, tal y como las habíamos visto afuera.

Mayor sorpresa, cuando no solo entró una chica muy hermosa sino también un chico con un cuerpo espectacular y comenzaron a bailar para nosotros. La danza era muy sensual, los chicos bailaban mientras se acariciaban casi con dulzura.

Poco a poco, mientras la música y el baile continuaban comenzaron a desvestirse el uno al otro. Las caricias se hacian cada vez más atrevidas a medida que la ropa iba desapareciendo de sus cuerpos, los pezones de la chica se endurecían en los dedos de su compañero y este mostraba una ropa interior cada vez más apretada producto de su erección que ella acariciaba con suavidad. En ese momento, sentí los labios de mi hombre mordiendo mi oreja.

- "No imaginas lo caliente que estoy nena, que ganas tengo de hacerte el amor aquí mismo", me susurró al oido.

No pude evitar buscar sus labios y succionar un poco su lengua, deslizando discretamente mi mano hacia su entrepierna que ya se sentía endurecer. La humedad comenzaba a invadir mi vagina poco a poco. De pronto recordé que no estábamos solos, pero cuando miramos hacia nuestros amigos ellos estaban de lo más acaremelados también. Los chicos terminaron su baile y luego de pagar la cuenta nos fuimos a casa.

En el camino, los mimos continuaron con la mayor naturalidad. Al llegar, Manuel nos dijo:

- "No se ustedes, pero yo necesito tomar un trago más".

Así que nos fuimos hasta la piscina, donde habían unas sillas de asolearse divinas para tomar los tragos, los chicos pusieron algo de música y nos dedicamos a conversar un ratito más.

- "Wow que parejita tan deliciosa", dijo Sara. "¿Viste que rico se tocaban?", y acto seguido comenzaron a bailar y tocarse imitándo a los chicos.

Yo me sentía súper caliente todavía, y David que estaba sentado junto a mi en la silla no dejaba de tocarme disimuladamente por arriba del vestido.

- "Bueno, -dije yo- esta parejita también quiere ir a tocarse así que nos retiramos"

- "Vamos chicos quéndense, la noche está rica para hacerlo al aire libre, hoy a todos nos gustó mirar así que...podemos mirarnos un poquito más",  dijo Manuel a la vez que acariciaba los pechos de Sara sobre el vestido.

¿Saben lo que pasa cuando una pareja no necesita más que una mirada para comunicarse? Eso nos pasó a David y a mi ese día, no hicieron falta palabras para decir que ambos queríamos disfrutar esa noche como nunca. Así que enseguida tras una sonrisa continuamos mimándonos.

Poco a poco desabroché su camisa y comencé a morder, besar y lamer sus hombros, sus brazos y sus tetillas, mientras el acariaba mis nalgas por debajo del vestido y mordía mi cuello. Los chicos también habían entrado en acción. El vestido de Sara estaba a un costado de su silla, ella estaba de espaldas a su marido recostada de su pecho desnudo y el acariciaba sus senos apretándolos delicadamente, masajeando sus pezones mientras ella mordia sus labios con los ojos cerrados, frotando suavemente sus caderas en la entrepierna de Manuel.

Enseguida, luego de un largo beso, con una sonrisa dulce levanté mis brazos para que David pudiera quitar el vestido. Me senté sobre sus piernas y bajé el cierre de su pantalón, entre besos fui buscando a tientas su pene, lo encontré durísimo entre su ropa interior y comenzé a masturbarlo con suavidad, a la vez que sus dedos ya se habían abierto camino entre mis braguitas y estaban introduciéndose delicadamente entre mi sexo. Sentía las miradas de los chicos clavadas en nosotros mientras hacían lo suyo, aumentando el morbo de lo que estábamos haciendo.

Mientras nos seguíamos tocando, podíamos mirar a los chicos. Sara, había sacado el pene de Manuel también súper erecto y estaba chupándoselo con pasión. Enseguida, apoyé mis rodillas en la silla con mi cara mirando hacia los pies de David y comencé a mamar su hermoso pene con mis nalgas alzadas a la altura de su rostro, por lo que de inmediato pude sentir su lengua invandiendo mi conchita y mi ano.

Por momentos, estaba tan concentrada en lo que estábamos haciendo que no podía mirar a los chicos, pero los gemidos de Sara me hacían saber que la estaban pasando tan rico como nosotros. Manuel, volteó entonces la silla de modo tal que quedara viendo directamente hacia donde estábamos; Sara se colocó de rodillas con las palmas de sus manos apoyadas en la silla mientras, David y yo hicimos lo mismo.

Enseguida, los chicos se acomodaron detrás de cada una de nosotras y comenzaron a penetrarnos lentamente, el morbo era indescriptible, ver la cara de Sara desencajada de placer y a Manuel penetrándola con fuerza mientras sentía a la vez el pene de David entrando y saliendo de mi vagina súper mojada.

Ambas gemíamos como locas y nos mirábamos, el brillo era pura lujuria en los ojos de Sara que no dejaba de mirarnos mientras sus pechos se mecían con fuerza igual que los míos. No recuerdo quien acabó primero, solo puedo recodar los gritos de ambas y los gemidos de los chicos disfrutando al máximo aquel momento.

Sudados y cansados nos tendimos cada pareja abrazados para recuperar el aliento, David y yo nos besábamos con ternura. -"Wow mi loquita hermosa, quién diría que haríamos algo así un día", me decía David.

Luego de eso nos lanzamos en la psicina para nadar desnudos, pero avanzando la noche a Sara y a mi nos dió frio, así que buscamos unas toallas y luego de secarnos todos nos fuimos hacia el salón. Era un poco raro y también morboso, las dos parejas entrando a la sala y charlando animadamente totalmente desnudos. Tal y como estábamos Sara y yo nos fuimos a la cocina y preparamos un servicio de té mientras comentábamos lo rico que la estábamos pasando.

Cuando volvimos a la sala, los chicos habían traído sábanas y almohadas y las habían acomodado sobre la alfombra, era un espacio grande con unos ventanales de cristal que daban vista hacia el jardín y la piscina donde hacía un momento habíamos estado.

Nos tumbamos en el piso a tomar el té conversando, Sara y Manuel nos contaron que esta no era la primera vez que hacían algo similar pues les encantaba el vouyerismo. Manuel, había crecido en el seno de unos padres que practicaban el nudismo, y esto le había ayudado a desprenderse de mucho prejuicios. Algo que Sara, quien también era muy abierta había asimilado perfectamente.

Nosotros habíamos sido siempre muy cerrados en cuanto a nuestra privacidad, pero a ambos nos había fascinado lo ocurrido, sobre todo porque fue algo que se dió de forma espontánea.

Les preguntamos si alguna vez habían intercambiado parejas, ellos nos contaron que lo habían hecho con otros matrimonios ya de confianza que visitaban el club a donde habíamos ido. Nosotros no estamos preprados para dar ese paso, pero si estábamos disfrutando de esta experiencia, era algo que jamás pensamos hacer.

Rato después, las cosas se habían calentado de nuevo. Las caricias y los besos estaban nuevamente elevando la temperatura, entonces David me susurró al oido que quería tener mi culito para el esa noche, le dije que me encantaría y enseguida subió a la habitación para buscar un poco de lubricante. Yo mientras tanto, me quedé observando a Sara y Manuel que continuaban tocándose mutuamente.

- "¿Todo bien?", preguntó Sara. Le dije que David había ido por un poco de lubricante.

- "mmmmm. Me parece que alguien tiene ganas de dar la colita hoy", dijo Manuel riendo divertido, mientras David ya regresaba.

En cuanto David se sentó, hice algo que nos encanta hacer para preparanos antes de que me penetre por detrás. Me senté sobre el abriendo bien mis nalgas con mis manos, de forma tal que su pene quedara a todo lo largo entre mis ellas y comencé a moverme lentamente con las piernas abiertas.

Es delicioso sentir como su pene duro acaricia toda esa zona tan sensible, haciendo que mi ano desee sentirlo dentro. David mientras tanto usa sus manos para acariciar mis pechos y mi vagina haciéndola mojar en gran cantidad. Sara y Manuel estaban acostados uno frente al otro, con sus cabezas hacia la entrepierna de cada uno chupándose vagina y pene mutuamente. Era rico observarlos mientras sentía como el pene de David estaba rozando mi ano cada vez más cerca.

Me levanté para arrodillarme recostando mis brazos en el sofá que estaba junto a nosotros, sentía el lubricante que mi hombre dejaba caer por entre mis nalgas. Enseguida su pene empujando lentamente, abriendo mi colita. Esa rica sensación entre dolor y placer que me invade.

Justo en el mueble que estaba a nuestro lado Sara se colocó en la misma posición, Manuel señaló la botella de lubricante y David la lanzó hacia sus manos. Vimos como untaba el líquido entre las nalgas de Sara y momentos después comenzaba a penetrarla. Casi podía sentir los ojos de ambos recorriéndo nuestros cuerpos, era una nueva pero excitante sensación la de ser vistos.

Al principio, los gemidos de ambas eran casi de dolor. Prácticamente, podían traducirse como: "cuidado, ve despacio", hasta que poco a poco se fueron convirtiendo en placer. Una al lado de la otra, girando la cabeza para observarnos.

Era delicioso ver como Manuel empujaba su pene con fuerza dentro de las nalgas de Sara, moviendo su cuerpo con tanta sensualidad y deseo, ver los pechos de mi amiga mecerse en ese delicioso vaivén, sentir el pene de David entrando con fuerza mientras su mano seguía acariciando mi clítoris. Nuevamente caímos rendidos luego de un orgasmo delicioso.

No recuerdo cuándo cerramos los ojos, la mañana nos despertó con el sol ya en lo alto, habíamos dormido profundamente. Sara y Manuel ya se habian levantado, a nuestro lado aún estaban sus sabánas recordándonos todo lo que habíamos vivido.

- "Hey dormilones ¿Ya estais despiertos?, menuda farra la de anoche ¿eh?", decía Sara tan alegre y encantadora como siempre.

Subimos a ducharnos para luego compartir el desayuno, el día se nos hizo corto arreglando maletas y preparando todo. Esa noche en el aereopuerto, nos despedimos de nuestros amigos entre abrazos y besos, cargados con recuerdos maravillosos y una noche que nunca olvidaremos.

Como siempre, seguimos en contacto gracias a Internet, ya de aquellas vacaciones han pasado ocho meses. Sara y Manuel piensan visitarnos a principios del otro año, nos encanta pensar que entonces podremos repetir esa rica experiencia.