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Rompiendo fronteras VIII

en Erotismo y Amor

El tiempo pasó volando, Christopher trató de concentrarse al máximo en sus planes pero seguía deprimido, por momentos se sentía como un actor que se limitaba a seguir un guión, ya nada le interesaba ni siquiera el dinero que había estado buscando.

Luego de la operación, tomaría el dinero y lo repartiría según lo acordado, se marcharía a su país y renunciaría a la agencia. No quería seguir con el estilo de vida que llevaba ahora, se compraría un bote para navegar, aún no sabía que iba a hacer luego de terminar todo esto ¿Y Anaís? Aun sentía un inmenso dolor cada vez que recordaba su mirada asustada, quizás pensó que solo quería aprovecharse de ella, que le haría daño si no accedía a sus deseos. Tendría que olvidarla, era lo mejor para ambos, pero sabía que algo había cambiado dentro de si mismo y que el dolor que llevaba ahora lo acompañaría por un buen tiempo.

El esperado día había llegado, en otros tiempos hubiese sentido la adrenalina a millón, en este momento solo quería salir del asunto.  Se comunicó temprano con Anthony, estarían en la plaza aguardando el momento. El gobernador daría comienzo a la celebración sin saber que entre la gente habían más invitados de los que se esperaban, entre ellos los guerrilleros listos para atacar. En medio del enfrentamiento tendría su oportunidad para llevarse el dinero, mientras Railey sacaba del juego al Pez. Todo estaba listo.

Llegó temprano a la oficina, muchos agentes estarían afuera como era de esperarse, las fiestas atraían a mucha gente y ellos resguardaban la seguridad. Además, Railey tendría listo a su grupo de apoyo para concluir el asunto con el Pez.

Cerca de las nueve de la mañana, decidió salir a la plaza para "ver la celebración" como estaba pautado. Al llegar, recorrió el lugar con discreción no sólo para verificar las cosas, también para asegurarse de que Anaís no estuviera, sintió alivio al no encontrarla pues sabía los riesgos para todo el que anduviese en la plaza ese día, cuanto daría por verla una vez más! Enseguida hizo el esfuerzo por concentrarse de nuevo.

Diez en punto, el gobernador sale al balcón de Casa de Gobierno ubicada en la plaza central para dirigir unas palabras al pueblo reunido afuera desde temprano.

- Queridos ciudadanos, como Gobernador de esta hermosa provincia es para mi un verdadero placer darles la bienvenida a...

Enseguida se escucharon los primeros disparos, la gente corría desesperada en todas direcciones sin saber a donde ir ni que estaba pasando. Una marejada de personas y gritos llenó el ambiente. Christopher esperó el momento justo para dirigirse a la Casa de Gobierno, con la excusa de asegurarse de que el Gobernador estaba bien, un grupo de agentes se encontraban listos para llevarlo a un lugar seguro cuando entró al salón principal -tal y como había previsto-.

Se escucharon disparos en una de las dos puertas traseras de la casa, entrando en acción Christopher tomó a tres agentes más y bajó hacia el lugar, un camión con hombres encapuchados abrieron fuego hacia ellos hiriendo a uno de los agentes.

- Medina ayuda a Peter! -gritaba Christopher- suban por el pasillo donde puedas resguardarlo y llama refuerzos.

En cuanto el joven tomó a su compañero y comenzó a caminar Christopher le dispararía por la espalda a ambos, mientras el tercer agente yacía en el piso. Enseguida, abrió la reja trasera y los encapuchados entraron.

- El dinero está en el sótano, dense prisa no tenemos todo el día, ordenó.

Anthony y sus compañeros bajaron enseguida, mientras  Christopher regresaba al salón principal comprobando que el Gobernador había sido retirado exitosamente y junto con el la mayoría de los agentes.

- ¿Qué ha pasado? Le preguntó el oficial a cargo.

- Un grupo armado ingresó por la puerta del ala Este, hay que pedir refuerzos enseguida

- ¿Pero que pasó con la gente que envié hacia allá?

- No lo se viejo, acaban de matar a tres agentes que bajaron conmigo; se necesitan refuerzos para detenerlos.

Tal y como había planificado, el grupo asignado a la puerta Este fue desviado con una orden remitida a través de la radio para atender "la distracción" . En pocos minutos, más agentes se abrieron paso hacia el ala Este, la cual naturalmente ya había sido abandonada.

Christopher no supo exactamente en que momento, pero antes de que lo notara Railey estaba frente a él a la distancia y sin mediar palabra hizo tres disparos, dos de los cuales impactaron sobre su cuerpo. De pronto, todo se volvió turbio, había sido un error quedarse solo en el lugar aunque fuera por unos minutos, su costumbre de verificar que todo estuviera bien, asegurarse de que el dinero había sido trasladado del sitio, no pudo pensar en nada más y simplemente se desplomó sobre el suelo.

Anaís sentía que el su pecho iba a reventar mientras escuchaba la radio. Tal y como Christopher le había dicho se llevó a cabo un atentado contra el Gobernador, habían personas heridas y mucha confusión.

"...entre los oficiales heridos se encuentra Christopher Sambers, de 45 años, quien recibió tres impactos de bala, los heridos fueron trasladados al hospital central....".

Una fuerte presión invadió su cabeza, de pronto el sonido de la radio le parecía lejano y sólo parecía escuchar vez tra vez aquella terrible noticia... "tres impactos de bala".

- ¿Anaís qué te pasa? estás muy pálida -le dijo su hermana Julia al verla sentada con aquella expresión de terror en el rostro-.

Enseguida se abrazó a Julia con fuerzas sin poder contener el llanto.