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Primer encuentro

en Erotismo y Amor

Mi esposo yo nos conocimos una mañana en la entrada de nuestro edificio. Recuerdo que al acercarme a la salida para ir a trabajar lo encontré luchando sin mucho éxito con su nueva llave para tratar de abrir la reja principal y salir.

- "Hola ¿Sabes cómo se abre esta cosa?", me dijo con naturalidad.

En ese momento recordé que el fin de semana pasado había visto un camión de mudanzas junto a varios chicos cargando cosas, por lo que supe que se había ocupado el departamento de arriba, el cual ya tenía algunos meses vacío, obviamente este era el nuevo vecino. Con una sonrisa le expliqué:

- "La llave tiene su truco, no la introduzcas completamente sino que debes dejar un pequeño espacio fuera ¿Ves?", le dije mientras abría la puerta.

Luego de despedirnos con los buenos días cada quien siguió su camino, de entrada me pareció un hombre atractivo, aparentaba estar sobre los cuarenta años y se veía muy cuidado en su arreglo, el aroma de su perfume y unos ojos negros intensos de mirada profunda serían mis primeros recuerdos.

Días después, volvimos a coincidir en la salida; esta vez se adelantó enseguida, abrió la puerta y con su encantadora sonrisa me dijo:

- "Como puedes ver aprendo rápido y ahora yo te abro la puerta como corresponde". Lógicamente hubo sonrisas y nos presentamos.

Con el tiempo nuestros encuentros se hicieron habituales, en el edificio, en el supermercado cercano o en el café. Así poco a poco continuamos hablando, entablamos una amistad y más adelante saliendo.

Desde entonces siempre me encantó su forma de ser, amable y educado, siempre con una sonrisa, un detalle, una palabra hermosa. Pero sobre todas las cosas había algo en él que me fascinaba, ese "no se que" en su mirada, sus besos y en general en su forma de tratarme que me hacían saber que su masculinidad siempre estaba presente, y que detrás de su sencillez había un hombre muy apasionado que sabía bien como tratar a una mujer.

En más de una ocasión me encontré fantaseando sobre como sería en la intimidad y la verdad lo deseaba. Imaginar el calor de su piel desnuda, sus caricias, sus labios recorriendo mi cuerpo eran cosas que subían mi temperatura y también mi deseo por él.

Una tarde, pasé por su oficina para invitarlo a cenar. Esa noche, llevaba un sencillo vestido corto de color azul que se ajustaba discretamente a mi cuerpo, amarrado al cuello con un lazo de seda que caía sobre el escote de mi espalda dejando mis hombros desnudos.

Al entrar, me recibió con una sonrisa algo pícara y justo al pasar el umbral de la puerta la cerró con rapidez y me empujó contra ella, enseguida sentí su lengua entre mis labios con un poco más de impetu que en otras ocasiones, la proximidad de su abrazo mientras me besaba hizo que mi cuerpo reaccionara enseguida y una ola de electricidad me recorrió completamente.

- "¿Vamos a cenar linda? me dijo con dulzura y en seguida salimos.

La cena transcurrió con naturalidad, hablamos, reímos, éramos una pareja de enamorados compartiendo felices y animados. Al salir del restaurante, subimos al auto y enseguida se acercó para besarme con la misma pasión de momentos antes en su oficina, esta vez un beso más largo que despertó de nuevo el cosquilleo de mi cuerpo.

- " Te ves hermosa", susurró en mi oreja y su aliento en mi cuello hizo que se erizara mi piel, a lo que respondí lamiendo sus labios suavemente, sin duda lo estaba deseando como loca.

Al llegar al ascensor de nuestro edificio, noté que había pulsado solamente el botón de su piso; de inmediato me miró a los ojos y me preguntó.

- "¿Subes conmigo nena? Por favor".

Por supuesto dije que si, entramos a su departamento y me ofreció una copa de vino mientras me mostraba el lugar, un estudio pequeño como el mío, arreglado con sencillez.

- "¿Te sientas conmigo amor?" me dijo, señalando sus piernas en vez del sofá y esa pícara sonrisa.

Comenzamos a besarnos con suavidad, sus manos fueron poco a poco recorriendo mi cuerpo sobre el vestido, mis pezones se endurecieron enseguida al sentir sus dedos sobre la tela como tratando de dibujar su forma. Con cuidado y entre besos, fui desabrochando su camisa y descubriendo esa cálida piel que tanto había deseado mientras mis manos acariciaban su torso desnudo.

Sentí, como sus dedos subían lentamente por mis piernas y trazaban con cuidado el borde de mi ropa interior que para entonces ya estaba comenzando a mojarse. Deseosa de sentirlo en cada parte de mi cuerpo, desaté el lazo en mi cuello dejando resbalar el vestido hasta mi cintura.

- "oh amor son hermosos" decía mientras contemplaba mis senos desnudos.

Lentamente comenzó a explorarlos con los dedos, tomaba mis pezones y los acariciaba con suavidad mientras yo suspiraba de placer. Bajó besando por mi cuello sin dejar de acariciar mis senos y comenzó a mamarlos uno a uno; primero por toda su redondez sin tocar el centro, como si supiera que anhelaban sentir sus labios. Después, acercandose para acariciar mis pezones, primero con sus labios cerrados, luego con su lengua en una caricia que se fue convirtiendo en una estupenda succión que ocasionaba en mi los primeros gemidos.

Yo podía sentir ya el bulto edurecido de su sexo debajo del pantalón así que comencé a acariciarlo con mis manos, primero tímidamente, luego sin pudor ansiosa por mirar el tamaño de un pene que se sentía grande y firme. Sin querer esperar más, bajé el cierre y busqué a tientas bajo su ropa interior; lo fui palpando, explorándolo con mis dedos, sintiendo como se endurecía aún más en mi mano, fue un morboso placer comenzar a masturbarlo suavemente.

Por su parte, él ya estaba en mi conchita, sus dedos recorrían cada pliegue, acariciaban sus labios, fue subiéndolos hasta mi clítoris para consentirlo con delicadeza, mientras su dedo del corazón comenzaba a entrar y salir lentamente en mi vagina ya súper lubricada.

Solo se escuchaban nuestros besos, el sonido de nuestra respiración, nuestros gemidos; las palabras se hicieron innecesarias para expresar todo el deseo que había entre ambos. Mientras más excitada me sentía, con más ganas seguía masturbando aquel pene grande y delicioso que tenía en mis manos, hasta que ambos logramos nuestro primer orgasmo.

Poco después, pasamos a la habitación y bajo la suave iluminación de las lámparas terminamos de desvestirnos por completo. Ahora estaba apreciando el tamaño de su pene en toda plenitud y solo de mirarlo mi vagina seguía mojándose más y más. Ya en la cama, frente a frente y totalmente desnudos continuamos acariciándonos, mordiéndonos suavemente, disfrutando de ese primer encuentro.

El me pidió que me recostara boca arriba sobre la cama y comenzó a chuparme por todo el cuerpo, desde el cuello, bajando por los senos, endureciéndo aún más mis pezones, recorriendo mi cintura, lamiendo mi ombligo, mi vientre, chupando mis muslos, todo el exterior de mi conchita, llevando sus labios hasta dentro de su boca y chupando cada centímetro de ellos.

Ya no podía controlar los gemidos, mi vagina palpitaba deseando urgentemente ser penetrada por ese pene grueso que se levantaba con firmeza. Con mi voz entre cortada le supliqué.

- "Hazme tuya por favor, ya no aguanto más, te necesito dentro de mi".

Enseguida me alzó por las caderas y me acercó a su pene. Oh, esa primera penetración. como si quisiera volverme loca puso la punta en la entrada de mi concha y fue empujando poco a poco, pude sentir cada centímetro que entraba llenándome con su pene, invadiéndome de su calor, e iniciando una danza lenta que conforme iba avanzando tomaba más y más ritmo junto a mis caderas que se mecían temblando.

Comencé a apretar los músculos de mi conchita para aumentar el roce, pude sentir como el cuerpo de mi hombre se estremecía de placer moviéndose dentro de mi cada vez más excitado, su pene se hundía cada vez más profundamente, rozaba mi pelvis, sus bolas chocaban fuertemente contra mis labios moviendo mi clítoris en una  estimulación completa.

Mis gemidos se volvieron gritos, el orgasmo llegó como una fuerte sacudida que estremecía mi cuerpo, pude sentir el calor de su semen llenándome por dentro, junto a la exquisita melodía de sus gemidos que se unieron a los míos formando una deliciosa canción que aún hoy nos mantiene unidos. Mi hombre fue tal como lo imaginaba.