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La primera vez de Elena

en Sexo Virtual

A sus 18 años, Elenita era una chica como muchas otras, buena estudiante, en su habitación habían recuerdos de lo mucho que se había esforzado, diplomas al mejor promedio, medalla de las olimpiadas de matemática, torneo de ajedrez, Elenita quería ser doctora algún día y disfrutaba de sus estudios. Su carácter dulce y sencillo le había permitido ganarse el afecto de sus compañeras y contaba con su grupo de amigas.

 

En materia de amores no había experimentado mucho, los padres de Elena eran una pareja bastante mayor que habían tenido en ella a su última hija, religiosos y profundamente conservadores le habían limitado muchas cosas, así que más allá de algún amiguito, un beso, un helado, tomarse las manos y un par de toqueteos no había conocido mucho más. En casa pocas veces se  hablaba de sexo, mamá siempre le recordaba que se trataba de algo especial, que tenía que ocurrir cuando tuviera madurez y estuviera segura de que quería hacerlo. Elenita había tenido sus curiosidades como toda chica, comentarios con las amiguitas de la escuela, en fin para ella era "algo para después" que no iba más allá de momentos de curiosidad.

 

Hacía poco Elenita había gozado de lo lindo, logró el primer lugar en las olimpiadas intercolegiales de física y se había ganado una laptop. Hasta ahora, ella había disfrutado del Internet para muchas cosas, estudiar, usar las redes sociales con sus amigos, incluso el chat, pero cuando algún chico le había propuesto algo "medio raro" Elenita se retiraba, no por falta de curiosidad sino porque el computador estaba en la sala por donde pasaba todo el mundo y sentía temor de hacer algo que le hiciera ganar un regaño.

 

Pero ahora con su propia laptop las cosas podrían cambiar, eso lo supo al entrar a una tienda y descubrir que el precio de los dispositivos móviles para Internet no eran muy caros. No pasó mucho tiempo para que comprara uno y lo tuviera sin decir nada.

 

Esa noche, todos dormían en casa mientras Elenita navegaba desde su habitación, había entrado a un portal de chat y se decidió curiosear en una sala de sexo, como de costumbre le llegaron todo tipo de invitaciones pero no había respondido a ninguna, hasta que recibió un mensaje mucho más amable.

 

- Hola preciosa, podemos conversar un ratito?

 

Se llamaba Javier, tenía 32 años y vivía en España en donde tenía un pequeño negocio. La conversación había sido de lo más espontánea y natural.

 

- Y que hace una jovencita como tú en una sala como esta?

 

- Sentía curiosidad.

 

Poco a poco, Javier comenzó a contarle un poco sobre sus experiencias en los chats, las travesuras y todo el placer que le habían reportado; Elenita empezó a notar que deseaba hacer algo así aunque su timidez se lo impedía de momento.

 

- Fíjate, ahora mismo estoy mirando un vídeo erótico Elena, te gustaría mirarlo conmigo?

 

Al abrir la cámara de Javier se podía ver la escena, una chica rubia de grandes senos acostada sobre una camilla recibía masajes de un chico, este se desnudó para la chica, Elenita miraba como colgaba su pene. De pronto, la chica lo tomó con sus dedos, lo llevó a su boca y comenzó a chuparlo con gusto, el chico se inclinó sobre ella para hundirlo todo dentro de su boca, la chica se dio vuelta para colocarse boca abajo mientras el se subía para penetrarla por detrás con su verga totalmente crecida.

 

- Wow que grande se le ha puesto...

 

- Es lo que pasa cuando un hombre se excita mucho Elenita, mmmmmm sentir el calor de unos labios sobre tu verga es algo que te lleva a la gloria, me he puesto duro solo de mirarlo. Te gusta?

 

- Si - dijo Elenita con timidez-.

 

Pero en realidad le había encantado, sentía en su conchita un cosquilleo que le encantaba.

 

- Estás excitada, cierto? dime la verdad, yo lo estoy y mucho.

 

- Si lo estoy.

 

- mmmmmmmm y me dejas ayudarte?

 

- No se si sea buena idea.

 

- Por qué no? dime, alguna vez te has masturbado?

 

- Si lo he hecho.

 

Elenita seguía mirando al chico como movía su cuerpo entrando y saliendo de la rubia; se sentía muy excitada y el poder escribirse así con Javier la deshinibía lo suficiente como para confesarle que se había masturbado varias veces, frotando la palma de su mano contra su conchita.

 

- Bueno Elenita, imagínate si es rico tocarse solita mucho más lo es si nos acompañamos, yo voy a hacerlo, estar aquí viendo esto contigo y leerte me tienen con muchas ganas de hacerlo, quieres mirar como estoy?

 

Antes de que ella pudiera contestarle, el vídeo se interrumpió y ahora podía ver a Javier, llevaba unos calzoncillos blancos en los que se marcaba claramente su pene crecido, Elenita podía notar su tamaño con facilidad.

 

- Vaya tú también lo tienes muy grande.

 

- Así se me pone de hablar contigo. Si no quieres no tienes que darme cam ahora, solo dejame llamarte y conversamos un poco mientras lo hago. Dicho esto, al poco rato estaban comunicándose a través de los micrófonos.

 

Ahora Elenita escuchaba la voz ronca y excitada de Javier mientras miraba como acariciaba su pene sobre sus calzoncillos. Elenita observaba la escena casi suspirando de gusto.

 

- Te escucho rara, pasa algo muñeca?

 

- No, es que estoy nerviosa es la primera vez que hablo así con alguien.

 

- Tu voz me dice que estás más que nerviosa linda, no es así?

 

- Estoy excitada, mucho.

 

- Quítate la ropa amor, no te estoy mirando.

 

Poco a poco Elenita sacó toda su ropa, la voz ronca de Javier le encantaba, la volvía loca mientras le iba guiando por su cuerpo indicándole que hacer. Cerró los ojos y sintió que ya no eran sus manos sino las de Javier, tocando su cuello, sus senos pequeños y firmes, jugueteando con sus pezones duros, acariciando su vientre, su ombligo, sus muslos, los vellos suaves de su conchita, masajeando sus  labios húmedos.

 

Elenita se sentía con ganas de explotar, apenas lograba responder algo, pero Javier sabía lo que estaba haciendo, sentía como se agitaba su respiración, como se entrecortaba su voz tratando de ocultar esos suaves gemiditos que le estaban provocando tanto placer, sabía que estaba lista para darle lo que había deseado desde hace mucho rato.

 

- Mami, estás mirando la cámara?

 

Elenita abrió sus ojos y suspiró con sorpresa, Javier ya no tenía su verga dentro de los calzoncillos, estaba totalmente dura entre su mano que se deslizaba de arriba a abajo, con una cabeza grande y brillante que se marcaba como una flecha, unas gotitas de flujo se asomaban.

 

- Ves lo excitado que me tienes? Déjame mirarte mami, tu me estás mirando a mi y estoy seguro de que lo disfrutas.

 

Al fin Elenita encendió su cámara, ahora Javier podía mirarla, en su rostro se notaba la gran excitación que sentía, su cuerpo menudo, sus pechos firmes y sus nalgas bien formadas, lo estaba dejando mirarla toda.

 

Elenita comenzó a sentir como se agitaba la voz de Javier, mientras le decía las cositas que quería hacerle y continuaba frotandose frente a ella, ya no podía aguantar las ganas. Se recostó frente a su cámara, Javier podía mirarla con sus piernas abiertas y flexionadas, frotandose toda aquella humedad que brotaba de ella, sus ojos se cerraban, se mordía los labios, tocaba sus senos con la otra mano, sus caderas se balanceaban suavemente, era una deliciosa visión que le hizo correrse enseguida, mirando como el cuerpo de Elenita se arqueaba en los espasmos de su orgasmo. Se quedaron mudos por unos momentos, mirándose el uno al otro.

 

- Wow yo nunca había hecho algo así, te salió mucha leche.

 

- Y te gustó?

 

- Mucho, si.

 

Elenita y Javier habían iniciado una amistad, ella había disfrutado como nunca de esa primera vez y el se sintió en las nubes ante el morbo de saber que para ella era su primera vez en Internet.