miprimita.com

Aventura de verano (10)

en Hetero: Infidelidad

OTRA AVENTURA EN VERANO 10

LANZAROTE - 2

Estaba hablando con el hombre de las fotos, de regreso a puerto, para ver que me diera una copia de las mismas y saber que uso las iba a dar. No me preocupaba mucho, pero no me parecía bien que estuvieran en manos de un desconocido, o que las pudiese publicar.

Era una persona muy agradable y tan aficionado a la fotografía como mi marido, así que cuando se acercó su mujer estábamos hablando de eso y ella siguió con la conversación. Me contó que era algo obsesivo: la había hecho fotos desnuda, en ropa interior, haciendo el amor…me resultaba casi familiar esa descripción, aunque mi marido no era tan exagerado.

Seguí con ellos hasta alcanzar el puerto y al llegar a la habitación, mientras me cambiaba para salir a cenar, mi marido me preguntó que había pasado en la playa. Como no sabía por donde iba el asunto y no quería

meter la pata, le pedí yo a mi vez la razón de su pregunta.

- pues verás, vamos por partes. Esa chica me dijo, o más bien nos dijo a su marido y a mí, que os lo habéis montado con los dos marineros.

- bueno, es verdad, pero no se si os contó como empezó la cosa.

- no. Solo dijo que os liasteis cada una con uno y que lo tuyo fue espectacular.

- el espectáculo lo empezó dando ella, que en vez de echarme el antisolar se dedicó a acariciarme y chuparme delante de ellos y cuando me tenía caliente a tope me dejó para follarse al marinero.

- si, eso no lo dijo, y me imagino que el otro marinero estaría al quite.

- efectivamente y el hombre tuvo que acabar lo que ella había empezado.

Mi marido se rió de mi ocurrencia, y pasó a contarme la segunda parte.

- es que me han propuesto que cenemos hoy o mañana con ellos y luego nos vayamos por ahí de juerga.

- bueno, me parece bien. Son simpáticos.

- espera. No lo han dicho claramente pero han dejado caer de ir después a una de las dos habitaciones y continuar la fiesta en privado.

- eso ya me gusta menos. ¿Qué les has dicho?

- pues lo mismo que tu, pero con otras palabras. Que nos quedaban dos días y los teníamos ocupados, pero si encontrábamos la manera de pasar un rato con ellos les llamaríamos.

- Si, me parece bien, aunque a ti a lo mejor te hace ilusión acostarte con ella, está bien buena.

- no, ya sabes que no, contigo me sobra, pero no les di un no rotundo por si a ti te apetecía.

- creo que no, pero ya nos lo pensaremos, ¿te parece?

Nunca me han gustado esas cosas tan preparadas y aunque el chico estaba bien, no era como para tirarse en sus brazos. Otra cosa hubiera sido que a mi marido le hubiera apetecido hacerlo con ella, porque yo ya le debía al hombre unas cuantas, pero al no ser así pues mejor dejarlo.

El que si llamó al día siguiente fue el fotógrafo. Me había copiado unos cuantos discos y quería saber cuando me los podía entregar. También me dijo que si iba a su habitación podíamos hacer alguna fotografía más o

toda una sesión.

Le pregunté por su mujer, para ver si se asustaba un poco, pero me contestó que ella también participaría. De todas maneras, siempre educado, añadió que si no podía o no quería ir me las entregaría donde yo quisiera. Quedé en llamarle y le conté a mi marido todo el tema.

Aunque podía habérmelo imaginado, no pensé que le atrajera tanto la idea. Supongo que alguna vez habría pensado tener alguna otra modelo que no fuera yo. Ya lo hacia con todas las chicas que enseñaban algo en la playa, pero esto era como un pase de modelos particular.

A mi no me acababa de convencer. Eso de que un desconocido te hiciera fotos, posando y con tu conocimiento… a saber que podía hacer luego con ellas. Si las hacia sin tu saberlo, siempre podías tomar medidas si las publicaban y así se lo dije a mi marido.

Decidimos que recogeríamos las fotos que había hecho en la playa solamente. Yo se las había pedido precisamente para que mi marido las tuviera, porque a él le gustaba y estas si que eran naturales.

Quedamos con ellos en una mesa del bar y allí nos las entregó. No le preguntamos si él se había quedado con una copia, con toda seguridad que si, pero podía decir que no y tendríamos que creerle.

Mi marido y él se hicieron muy amigos y no solo por la afición común, la verdad es que eran gente muy agradable y simpática. Ella se llamaba Maite y él Manolo. Cenamos incluso con ellos y nos fuimos a la disco a tomar unas copas. Estábamos alegres y era una noche esplendida.

Creo que mas de una vez lamentó no tener la maquina de fotos a mano, porque le vi mirando entre mis piernas más de una vez. Le hice sufrir un poco enseñando y subiendo la falda más de lo normal, mientras mi marido sonreía advirtiendo mis manejos. La mujer estaba a mi lado y supongo que también enseñaba lo suyo. Quedamos en vernos en la playa al día siguiente y hacer una excursión juntos, en nuestro coche. Mi marido decía que teníamos que ver algunos sitios preciosos que poca gente conocía.

Nos encontramos al día siguiente a la hora convenida, nosotras dos nos colocamos detrás y salimos a la carretera.

Llegamos a una playa de piedras gordas y poca arena, pero estaba vacía prácticamente y con el agua serena y transparente. Nosotras enseguida nos tumbamos a tomar el sol en bikini. Me fijé en ella y se veía guapa, sin la ropa estrafalaria que se puso el día de la excursión. Tenía la cara aniñada y unas tetas más bien grandes en un cuerpo delgado y firme, parecía mas joven que él. Ellos se tumbaron un rato a nuestro lado, pero no aguantaron demasiado y se fueron al agua pronto.

Al rato recogieron las maquinas de fotos del coche y se dedicaron a mirar por la orilla los peces o no se qué. Supongo que también nos harían a nosotras, pero estábamos charlando y a lo nuestro. Si que nos hicieron cuando nos metimos en el agua a mojarnos un poco y a pasear por la orilla, pero era muy incomoda con las piedras tan grandes.

Nos vestimos un poco para ir a comer a un restaurante tasca que estaba algo interior y probamos el vino del país, para mi gusto un poco fuerte pero que entraba muy bien y luego nos llevó hacia el norte, a una playa más fina y recogida.

Era una playa con más viento y había poca gente. Yo debía estar alegre después de la comida y además me pareció que ya teníamos cierta confianza con ellos, así que me desnudé del todo para tomar el sol, segura de que a mi marido le iba a gustar mi iniciativa. Maite me imitó, y al mirarla desnuda me confirmó que estaba mas a gusto así, pero que no solía hacerlo porque su marido se pasaba todo el rato haciendo fotos.

Si nos hicieron algunas, pero creo que se contuvieron un poco al estar acompañados.

No estuvimos mucho tiempo porque el viento arrastraba la arena y era muy molesto, de modo que preferimos hacer un poco de turismo de interior. Visitamos un jardín de cactus, pero hacia mucho calor y lo vimos muy rápido acabando al fin en los Jameos, que aunque ya conocíamos, se podía visitar de nuevo y tomar algo en el bar.

Allí sentados se estaba muy agradable, la temperatura bajaba un poco. Ellos se fueron a hacer fotos y nosotras pedimos otra copa. Cuando les vi regresar, apuntando hacia nosotras, empecé a hacerles poses, estirándome y recogiendo la falda para quedarme con las bragas al aire. Ninguno de los dos desaprovechó la oportunidad, y se sentaron sonriendo junto a nosotras.

Me sentía eufórica entre la bebida y el buen ambiente, así que después de cenar, cuando mi marido les invitó a nuestra habitación a tomar algo en la amplia terraza que disponía, pensé que al fin les iba a permitir hacer la sesión que estaban deseando, de manera que cuando llamaron a la puerta, mientras mi marido encargaba unas botellas de champán, les abrí sin ponerme el vestido, en bragas y sujetador, y cuando estuvieron dentro me coloqué la camisa y la falda delante de ellos.

Los dos, casi de acuerdo, protestaron, diciendo que estaba bien así, que no me lo pusiera a lo que repliqué que ya me lo quitaría luego. Esto era una promesa y vi los ojillos de mi marido y de Manolo chispear y Maite me preguntó:

- ¿les vas a dejar que hagan las fotos que querían?

- yo creo que si, ¿tu que opinas?

- estos dos son los que tienen que opinar, mírales que cara de satisfacción han puesto.

- si, pero ¿tu también vas a posar? Yo sola me dará vergüenza.

Mi marido servía el champán mientras hablábamos y aunque disimulaban, estaban los dos pendientes de nuestra conversación.

- si quieres te acompaño, yo ya estoy acostumbrada.

- pues yo lo preferiría, la verdad

- ten en cuenta que se puede ir calentando el tema, estos querrán que hagamos cosas y al final pedirán que les montemos un número.

- bueno, yo estoy dispuesta. Hoy creo que no me importa nada, lo mismo mañana me arrepiento.

- pues cuando acabemos el champán se van a enterar.

Ellos dos también se habían puesto de acuerdo. Manolo haría de director y de extra si era necesario, y mi marido sería el cámara, de esa manera, mi deseo de que no circularan por ahí las fotos que yo no quisiera estaba garantizado al quedar todas en nuestras manos.

Cuando la botella quedó vacía nos metimos dentro, encendimos todas las luces y empezamos. Para que yo no empezara incomoda fue Maite la primera que se desnudó, poco a poco, haciendo pausas y actuando un poco. Se quedó en bragas y se retiró para dejarme paso. Yo me quedé algo cortada, se me estaba pasando un poco la alegría y no sabia que hacer. Entonces Manolo se quitó la camisa y se acercó a mí y le dejé hacer.

   

Primero me sacó la camisa y el sujetador, besando y chupando mis tetas, todo de lado, para que las fotos sacaran todos los detalles. Después se arrodilló y me bajó la falda, me dio la vuelta, quedando mi culo a la vista y me paso las manos por todo él.

Se retiró un poco y Maite se acercó entonces, nos sentamos en la cama y me quitó las bragas, se tumbó y luego se las quite yo, que seguía las indicaciones que me iba dando el director.

Nos acariciamos mutuamente y nos empezamos a besar, abrazadas, y a calentarnos la una a la otra. Cuando ella se bajó a mi sexo y metió la lengua, yo al principio seguía la especie de guión que nos marcaba su marido, pero pronto me di cuenta que no lo hacia para la foto, era bien real y disfrutaba con ello, y yo mas que ella.

Mi cara reflejó enseguida mi calentura y mi marido se acercaba para captar mis gestos, mientras Manolo sustituía a su mujer en mi concha.

El siguiente paso fue el de meterme el pene abriéndome las piernas de una forma rara, para exponer mejor ante la cámara toda la secuencia de la penetración. No se si mi marido se daba cuenta o es que esperaba precisamente que fuera a mas, pero el amigo Manolo ya dejó también de actuar y se dedicó a darme placer con su pene totalmente dentro, moviéndose lentamente pero metiéndolo bien a fondo, mientras Maite se acercaba a mis tetas o me ponía el chocho en la cara para que le diera gusto con mi lengua.

Cuando aceleramos, presintiendo el orgasmo, mi marido nos miraba asombrado al ver mis movimientos y mi goce, y Maite aprovechó que estaba medio desnudo ya, para sobarle un poco el pene y tumbarle en la cama colocándose encima y fallándoselo con ganas. Estaban tan calientes los dos al vernos, que se vinieron poco después que nosotros.

Quedamos los cuatro tendidos en la cama. Maite se acercó para besarme y acariciarme el pecho, pero estaba manchada y pringosa, igual que ella, de modo que nos fuimos al baño, llenamos la bañera y nos metimos las dos.

Nos hicieron alguna foto mas, primero tumbadas, quietas y relajadas y luego lavándonos una a la otra y secándonos. Así acabó aquella noche, pero dio comienzo a un pequeño desmadre por nuestra parte para ver quien ofrecía a su correspondiente pareja mejor ocasión de hacer una buena foto en los sitios más inesperados, y daba igual que fuera en público o en privado.

Desde ese día hasta que nos fuimos nos convertimos en unas exhibicionistas. En la playa lo normal es que estuviéramos desnudas y en la piscina con las tetas al aire. Si era en la cafetería, con la falda bien recogida o viéndose el pecho por el escote, siempre amplio, o escapándose una teta como por casualidad. Otras íbamos sin bragas o nos la quitábamos en mitad del paseo y ellos tenían que estar muy rápidos para no perder el momento en que enseñábamos el culo al levantarnos la falda. Lo que no hicimos de nuevo fue el intercambio.

Alguna noche lo hicimos juntos en la misma cama, después de un calentamiento en grupo, pero luego cada uno se acoplaba con su pareja, y la única vez que no lo respetamos fue el día de la despedida.

Esa noche la pasamos los cuatro en nuestra habitación y estoy segura que no lo respetamos porque, a lo largo de la noche, sentí a uno u otro unas tres o cuatro veces y con toda seguridad la mitad de las ocasiones no fue mi marido. Fue una noche un poco de orgía, de cuatro solamente, pero orgía en toda regla.

La última, ya a la luz del día, nos pilló abrazados a Manolo y a mí y a Maite con mi marido. Cuando nos miramos, en vez de separarnos y regresar cada uno con su pareja, nos dedicamos a tocarnos y besarnos, hasta que nos vimos de pronto haciéndolo con todas las ganas.

Yo miraba a mi marido y el me miraba a mi, pero eso no nos distrajo de lo que teníamos entre manos y disfrutamos como locos.

Despues se vistieron y se fueron a su habitación a arreglarse y hacer las maletas porque ellos se marchaban esa mañana. Nos dieron su dirección en Madrid y quedamos en vernos algún día, y no parecía el típico deseo de compromiso. Yo, por lo menos, esperaba volverlos a ver.

Nosotros nos duchamos y bajamos a la playa cercana al hotel, no teníamos ganas de coger el coche ese día para ir a mas lejos, y aunque estaba muy llena yo me quité el bikini y me tumbé desnuda boca abajo a tomar el sol, cosa que encantó a mi marido.

Por la tarde mi marido fue a devolver el coche y a hacer algunas compras antes en la ciudad y yo me quedé en la habitación, echándome la siesta, estaba cansada del día anterior.

Por la noche el problema fue al revés: él tenía sueño y se acostó enseguida y yo estaba desvelada y sin saber que hacer en la habitación. Al día siguiente nos marchábamos, de modo que decidí bajar a la playa a despedirme y pasear un rato. Me puse unas braguitas, me enrollé un pareo por el pecho y bajé hasta la orilla del mar.

Paseé descalza, el agua estaba calentita y la noche agradable. A veces me cruzaba con alguna pareja, incluso había bañistas disfrutando de un baño nocturno. Me dio envidia y pensé en meterme en el agua. No había nadie cerca. Me quite el pareo y las bragas y me tiré al mar. Era una sensación fabulosa.

 

La poca gente que pasaba me miraba y sonreía, se notaba que estaba desnuda, porque no me atrevía a entrar muy adentro. Llegaron tres chicos y una chica y se pararon a verme. Luego les vi desnudarse y en calzoncillos meterse en el agua. Eran españoles y me acerqué a ellos, que estaban jugando con el agua, cuando les oí hablar y comentaron que buena idea bañarse a esa hora.

Una ola un pelín más grande me cubrió y chillé asustada. Se acercaron preocupados, hasta que me levanté con el pelo empapado y secándome los ojos. Al ver que no era nada empezaron a reírse de mí y echarme agua. Yo se lo intenté devolver y la chica hizo causa conmigo.

Entre las dos les teníamos a raya y para detenernos lo único que pudieron hacer fue echarse sobre nosotras y sujetarnos. Uno sujetó a su amiga, que al ser menos pesada que yo podía solo, y los otros dos intentaron agarrarme a mí.

Al fin me acorralaron y mientras uno me sujetaba las manos por detrás, el otro pasó un brazo entre mis piernas y me elevó del agua, sujetándome con el otro por la cintura. Intenté soltarme haciendo fuerza hacia atrás para que perdiera el equilibrio, pero su compañero pasó sus manos por mis sobacos y así me sacaron del agua entre risas y saltos, y caímos los tres en la arena, cansados, sin parar de reír.

Quedamos en una postura muy rara: con mi cuerpo aprisionaba el brazo que estaba entre mis piernas y sentía su bíceps presionando mi rajita y su mano algo por encima de mi culo, y aunque él estaba echado a un lado de mi, su cara estaba sobre mi vientre. El otro estaba en dirección contraria, tumbado boca abajo sus brazos también enganchados en los míos y sus manos sueltas justo por debajo de mis pechos, con la cara entre mi pelo.

Poco a poco dejamos de reír y recobramos el aliento. Yo intentaba salir de esa postura, pero era muy complicado y ellos al principio no hacían nada pero luego pareció gustarles y sentí la presión de sus manos, sin cambiarlas de sitio, sobre mi cuerpo. La otra pareja se besaba, ella sobre él, que le iba bajando las bragas, enseñando su culito para tocarlo mejor.

Noté como el brazo prisionero iba saliendo hasta que su mano quedó exactamente en mi culo, al tiempo que su cara bajaba hasta mi sexo y me olía y besaba. Abrí las piernas para que pudiera trabajar mejor y cogí las manos de su compañero colocándolas sobre mis tetas.

Se colocaron a ambos lados de mi cuerpo, ligeramente recostados y continuaron sus caricias sobre él. Sus vergas crecían y se apretaban contra mis muslos y poco a poco me fueron entrando ganas de hacerlo ahí y en ese momento, sin importarme que alguien me pudiera ver.

Me senté y recogí las piernas. Pasé mis piernas sobre el chico que estaba a mi derecha y me senté sobre él y a continuación me incorporé un poco, tomé su miembro con mis manos y apuntando a mi entrada, fui bajando despacio.

Cabalgué sin prisas, mientras él me agarraba las tetas y apretaba con dos

dedos mis pezones.

Lo empecé a sentir y me recline sobre él, apoyando las manos sobre la arena; subía el pubis hacia arriba para que no me saliera, pero yo marcaba la intensidad de mis movimientos conforme aumentaba mi pasión y aceleré cuando empecé a sentir el orgasmo. Noté cuando se tensó, pero no quería que me lo echase dentro.

Rápidamente me salí y me eché a un lado, pero me dio pena dejarlo a medias. Agarré la polla de los dos con cada mano y les hice una paja rápida y un poco dedicada al primero, que ya estaba listo, acercándome a él y rozando su pecho con mis labios al segundo.

Les dejé sobre la arena, recogí mis cosas y me fui; me puse el pareo antes de entrar en el hotel, porque aunque no se veía a nadie, era de suponer que el de recepción estaría en su puesto y me acosté junto a mi marido, que estaba profundamente dormido.

Por la mañana le dije que me había estado bañando desnuda y mientras hacíamos las maletas recordamos lo que hicimos el día anterior. Me confesó que había sido la experiencia mas excitante que había vivido nunca, aunque si le dijeran de repetirlo otra vez, ahora en frío, hubiera dicho que ni loco.

Mas de Pepijo

Como pasé del sexo virtual al real - 2

Como pasé del sexo virtual al real - 1

Mi camion o mi novia?

Complicidad familiar para follar 2

Complicidad familiar para follar 1

La culpa fue de ella - 6

La culpa fue de ella - 5

La culpa fue de ella - 4

La culpa fue de ella - 3

La culpa fue de ella - 2

La culpa fue de ella - 1

Mi hermano me desea – 04

Mi hermano me desea – 03

Mi hermano me desea – 02

Mi hermano me desea – 01

Manuela y su complaciente marido (y 4)

Manuela y su complaciente marido (3)

Manuela y su complaciente marido (2)

Manuela y su complaciente marido (1)

La vecina del sexto

Un marido muy generoso

Vacaciones calientes

Alojamiento feliz

El sexo, una aventura cotidiana

El sexo en las vacaciones

Mis queridos primos

La máscara del machismo

Exhibicionista por obligacion

Décima Cita

Novena Cita

Octava Cita

Séptima cita

Sexta cita

Quinta cita

Cuarta cita

Tercera cita

Segunda Cita

La cita

Mi camión o mi novia?

Como pasé del sexo virtual al real (y 18)

Como pasé del sexo virtual al real (17)

Como pasé del sexo virtual al real (16)

Como pasé del sexo virtual al real (15)

Como pasé del sexo virtual al real (14)

Como pasé del sexo virtual al real (13)

Como pasé del sexo virtual al real (12)

Como pasé del sexo virtual al real (11)

Como pasé del sexo virtual al real (10)

Como pasé del sexo virtual al real (9)

Como pasé del sexo virtual al real (8)

Como pasé del sexo virtual al real (7)

Como pasé del sexo virtual al real (6)

Como pasé del sexo virtual al real (5)

Como pasé del sexo virtual al real (4)

Como pasé del sexo virtual al real (3)

Como pasé del sexo virtual al real (2)

Como pasé del sexo virtual al real (1)

La culpa fue de ella (y 6)

La culpa fue de ella (5)

La culpa fue de ella (4)

La culpa fue de ella (3)

La culpa fue de ella (2)

La culpa fue de ella (1)

El placer de viajar (18)

El placer de viajar (17)

El placer de viajar (16)

El placer de viajar (15)

El placer de viajar (14)

El placer de viajar (13)

El placer de viajar (12)

El placer de viajar (11)

El placer de viajar (10)

El placer de viajar (9)

El placer de viajar (7)

El placer de viajar (5)

Mi hermano me desea (y 4)

Mi hermano me desea (3)

El placer de viajar (4)

Mi hermano me desea (2)

El placer de viajar (3)

Mi hermano me desea (1)

El placer de viajar (2)

El placer de viajar (1)

Loco verano de sexo (15 - Final)

Loco verano de sexo (14)

Complicidad familiar para follar (2)

Loco verano de sexo (13)

Loco verano de sexo (12)

Loco verano de sexo (11)

Loco verano de sexo (10)

Loco verano de sexo (9)

Loco verano de sexo (8)

Loco verano de sexo (6)

Loco verano de sexo (7)

Loco verano de sexo (5)

Loco verano de sexo (4)

Loco verano de sexo (3)

Loco verano de sexo (2)

Loco verano de sexo (1)

¿Queremos calidad o basura?

Aventura de verano (16)

Aventura de verano (15)

Aventura de verano (14)

Aventura de verano (13)

Aventura de verano (12)

Aventura de verano (11)

Aventura de verano (9)

Aventura de verano (8)

Aventura de verano (7)

Aventura de verano (5) (Italia 2)

Aventura de verano (5)

Aventura de verano (4)

Aventura de verano (3)

Aventura de verano (2)

Aventura de verano (1)