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Aventura de verano (14)

en Hetero: Infidelidad

OTRA AVENTURA EN VERANO 14

VÍSPERA DE BODA - 2

Bajamos del coche las tres medio mareadas por la bebida y la hora tan tardía y fue Maika la que nos llevó hasta nuestras habitaciones, dejándonos cuando vio que éramos capaces de llegar hasta la cama.

Entré en el cuarto de baño y me senté en el water. No me tenía. Me dieron unas arcadas, pero no me salía nada, así que me eché un poco de agua por la cara y me enjuagué la boca, para quitar el mal sabor. Una mano cogió la mía con delicadeza.

- ¿te encuentra mal? ¿Te ayudo?

- si, Carlitos. Por favor, acompáñame hasta la cama.

Me cogió de la mano y la puso sobre su hombro, para que me apoyase. Quedé sentada en la cama, intentando desabrocharme los botones de la camisa. El retiró mis manos y me fue desnudando, colocando la ropa sobre la silla. Las bragas me las bajé yo y se las di. Abrió la cama y me sujetó para que no cayera de golpe, pasando su mano por detrás de mi cuello.

- gracias. Dame un beso.

Me besó en la mejilla y se quedó un rato junto a mí, con la cara pegada a la mía. Le abracé contra mi pecho y nos quedamos así, yo dormida inmediatamente y el muy quieto para no despertarme.

El se debió levantar pronto, pero yo no me desperté hasta que sentí hambre, cerca de mediodía. Ely seguía en la cama y Maika había madrugado para atender a los niños. Me senté a la mesa de la cocina y

ella me acercó un tazón de café con leche.

- ¿Qué tal la noche?

- estoy muerta. Creo que después de comer me echaré otra vez.

- es que os corristeis una buena juerga al final.

- toma y tu al principio. Oye, ¿que tuviste tú que ver en la que se organizó al final? Me pareció muy elaborado.

- bueno, algo hice, si. Le dije a Peter que queríais guerra y que no nos iríamos hasta que estuviéramos las tres iguales: bien folladas, y que como yo ya lo había conseguido os tocaba a vosotras.

- esta te la guardo. No pensaba yo llegar tan lejos anoche.

- mira, hay que darle alguna alegría al cuerpo de vez en cuando y yo estoy encantada con mi marido, pero como iba a desaprovechar una vez en la vida una polla como la que se me ofrecía.

- ¿y que teníamos que ver Ely y yo en tus alegrías corporales?

- pues si estábamos las tres iguales, ninguna podíamos decir nada de las otras y así me aseguraba vuestro silencio esta mañana

- eres retorcida.

Nos reímos las dos y fuimos a despertar a Ely, que nos recibió muy mal, pero conseguimos que se despejara un poco. Tumbadas en su cama las tres repasamos un poco la noche y decidimos que había sido una buena fiesta y un buen final y que había que repetirlo en cuanto tuviéramos otra ocasión.

Comimos todos juntos, con Juan y los niños, que nos acribillaron a preguntas y querían saber como era una fiesta de esas. Maika se lo explicó como pudo, pero al final lo único que les quedó claro es que se bebía mucho champán. Juan propuso ir a cenar fuera esa noche los seis y darles una fiesta a los chicos. Nos pareció una magnifica idea y a los pequeños mas todavía, pero nos fuimos las tres a dormir la siesta, porque sino, no nos veíamos capaces de estar despiertas a la noche.

Me levanté con el cuerpo dolorido de tanta cama y me duché, me

envolví en la toalla y llamé a Carlos para que se duchara y arreglara también.

Fueron muy buenos los dos, no dieron ni una voz en toda la tarde, pero en cuanto vieron que estábamos despiertas les entró la alegría de la fiesta y empezaron a armar follón.

Carlos entró a ducharse, Maika ya le había dejado preparada la ropa que tenia que ponerse y se fue a arreglar también. Yo me metí en el cuarto de baño para peinarme y maquillarme, y veía que Carlos seguía y seguía en la ducha.

- venga niño, sal que vas a encoger.

- es que estas tu ahí y no puedo salir.

- ¿te da vergüenza que te vea?

- si, estoy desnudo.

Le acerqué la toalla por el hueco de la cortina y el cerró el agua y me la cogió apresuradamente. Salió bien envuelto y se secó de espaldas.

- o sea que tú si me puedes ver mientras yo me arreglo, pero yo a ti no.

- no es lo mismo

- claro que no, tu eres un niño, como mi hijo y a él le ayudo y no le importa como le vea. Ven que te seco el pelo.

- yo no soy un niño. Ya soy mayor.

Protestó pero se acercó y se dejó hacer. Le peiné y le mandé a vestirse al dormitorio y le dije que me avisase cuando acabara, para entrar yo. Cuando entré, él ya estaba listo, le coloqué un poco la ropa y le volví a peinar, supongo que son manías de madre, pero es que siempre hay que dar el último toque para que todo quede perfecto.

Salió para pasar la inspección de su madre y me acabé de vestir. Yo me

puse una falda un poco mas corta que la de la otra noche, con hebillas a los lados para abrochar y una camisa roja con topitos blancos.

Salimos los seis muy elegantes, Ely y yo en el asiento de atrás con los niños. Pensé que la falda debía ser bastante mas corta, porque siempre que me sentaba se subía y tenía que cerrar las piernas para que no se me vieran las bragas. En cuanto me descuidaba veía la mirada de Carlos en mis muslos, y su mirada no parecía tan infantil. Era una tontería, a poco que lo pensase dos veces. Me había visto desnuda, me había tocado al darme la crema y ahora me daba apuro si me veía algo al sentarme.

Supongo que son reacciones sin ninguna lógica pero menos mal que en cinco minutos llegamos al centro, y pude bajarme y colocar bien la falda. Nos dimos una vuelta antes de ir al restaurante. La ciudad es muy bonita y los niños estaban encantados, pero pronto anocheció y nos fuimos a cenar.

Mientras cenábamos discutíamos los planes para el día siguiente. Juan trabajaba y Ely tenía que recoger el vestido de novia por la tarde. Maika dijo que la acompañaría y que tenia que llamar a su otra hermana que no sabía cuando iba a llegar.

Yo vi que estábamos dejando a los niños fuera de todo y me dio pena, porque además les habíamos dicho que esta era su fiesta, así que anuncié que después de comer nos iríamos los tres a visitar la ciudad y que pasaríamos toda la tarde fuera. Se les alegró la cara inmediatamente y les dije que fueran haciendo planes ellos solos, porque no íbamos a invitar a nadie mas.

Nos estábamos lavando los dientes antes de acostarnos y me acosaba a preguntas, qué donde iríamos, qué íbamos a ver, si se podrían comprar cosas… le mandé que se pusiera el pijama mientras me desmaquillaba y me preguntó porque yo no usaba pijama

- pues no sé. Me estorba, se me enreda en las piernas y me da calor.

- a mi también, pero me obligan.

- pero tu te desarropas y puedes coger frío y el pijama te abriga.

- tu también te desarropas por las noches y también puedes coger frío.

- ¿y tu que sabes? Yo cuando siento frío me despierto y me arropo.

- bueno, esta mañana cuando me levanté estabas desnuda en la cama y ayer también.

- eso es solo en verano. Oye ¿y tú me viste desnuda?

- si. ¿Puedo dormir yo también sin pijama hasta que haga frío?

- puedes hacer lo que quieras, a mi me da igual como duermas.

Nos desnudamos a la vez y cuando vio que yo me quité las bragas, él se dio la vuelta, se quitó el calzoncillo y se metió en la cama corriendo. Siguió preguntando, hasta que le dije que se durmiera, que iba a despertar a todo el mundo.

- es que no tengo sueño. Puedo ir a tu cama como anoche.

- venga, ven, pero a dormir inmediatamente.

Le pasé la mano por el pelo, él puso su brazo sobre mi cintura y nos dormimos.

Cuando abrí los ojos le vi mirándome, esperando que me despertase para

seguir la conversación. Era todavía muy temprano y yo contestaba con gruñidos.

Estaba inquieto así que le agarré por los hombros y le junté a mí, diciéndole que siguiera durmiendo. Como la otra noche, colocó su pierna sobre la mía, hasta que sentí su muslo en mi pubis y pasó la mano sobre mi pecho, colocándola por debajo de la teta izquierda, la subió un poco sobre mi redondez y se calló.

Yo dormí un rato mas y cuando me desperté de nuevo, él apenas se había movido, pero tenía metida la otra pierna entre mis muslos y sentía su pene, duro, pegado contra mi culo. No sabía si echarle a un lado y regañarle o decirle que no hiciera esas cosas o qué. Opté por aparentar naturalidad; cogí su cara con mi mano y le pregunté que tal había dormido.

- muy bien. No he sentido frío en toda la noche, estas muy calentita.

- tu también estas calentito. Ven, dame un beso y buenos días.

Me abrazó muy fuerte y me besó en la cara. Estaba encima de mí y me pareció que su pene ya no era tan pequeño, lo notaba entre mis muslos claramente y no parecía el de un crío. Tenía que preguntarle a Maika por su edad. De todas maneras tampoco yo tenia muy claro como sería el pito de un niño de catorce años, que me parecía que era los que tenía; creo que hacia ya tiempo que no veía a mi hijo desnudo, ya no me dejaba que le ayudase a bañar y no me fijaba tampoco en como lo pudiera tener, la verdad.

Tampoco era tan raro que a esa edad empezara a sentir algo, y dormir toda la noche pegado a una mujer desnuda hacia inevitable alguna reacción de su cuerpo. Nos levantamos para desayunar y en cuanto hicimos un poco de ruido apareció su prima, igual de nerviosa y preguntona. Armaron tanto jaleo que poco después aparecieron Maika y Ely a desayunar con nosotros.

Salimos al jardín a charlar un rato y hacer planes como siempre, hasta la hora de comer. Yo les di unos cuantos folletos turísticos a los niños para

  

que se entretuvieran, y nos tumbamos al sol un rato.

Ely y yo nos quedamos en bragas encima de las toallas, aunque, como yo no me había puesto sujetador, no me quite el top. Bastante transparentes eran ya las bragas. Maika se quedó vestida.

- oye que están los niños delante, creo que deberíais taparos un poco.

- pero si ellos están a lo suyo, ni siquiera miran para acá

- pero si miran, a ver que van a pensar si os ven con el culo al aire.

- pues un poco tarde, porque el otro día cuando os fuisteis las dos, me encontraron así y ellos se quitaron también la ropa.

- pues no creo que éste bien que nos vean en bragas.

- ¿tu te escondes para vestirte o desnudarte cuando está delante la niña?

- no, pero es una chica, y muy pequeña. ¿Es que tú te desvistes delante del niño?

- no exactamente, pero estoy segura que alguna vez me ha visto. ¿Cómo sé que está dormido cuando llego a la cama por la noche? El otro día se metieron los dos en mi cama, yo estaba en bragas y ni se enteraron.

- además, Maika –intervino Ely – es muy pequeño. Yo creo que para él las mujeres todavía no le ponen. Míralos, están a sus juegos y ni siquiera han vuelto la cabeza para acá.

- no seas mal pensada, pero además yo creo que todo lo que sea natural no les perjudica, somos nosotros los que vemos el morbo en estas situaciones.

- ¿a ti tu hijo te ha visto en bragas?

- y desnuda, en la piscina. Y a Ely también. Normalmente no voy exhibiéndome, pero si me pilla en bolas no me pongo a dar gritos, corriendo a vestirme.

Se fue quitando la ropa, mirando a su hijo y tapándose el pecho hasta que se tumbó boca abajo. Los niños venían de vez en cuando a preguntarme cosas y no vimos ninguna mirada extraña, por lo que Maika se relajó. Ely y yo nos quitamos también lo de arriba y así estuvimos toda la mañana.

Cuando nos metíamos en el agua, sí observé que la braga era muy fina y se transparentaba bastante, pero igual a ellas dos, aunque menos, por ser el tejido mas fuerte. Los chicos ni siquiera nos miraron, o no nos dimos cuenta al estar de espaldas a ellos. Maika les mandó dos o tres veces que se dedicaran a sus juegos. A lo mejor les pilló con la vista hacia nuestro

lado. A mi me pareció que era un poco exagerada.

Después de comer nos fuimos todos a la ciudad, ellas se fueron a sus cosas y nosotros a pasear. Les gustó mucho, paramos a comprar helados, hicimos fotos y luego cenamos unas raciones de tortilla en un bar. Nos recogieron ya de noche y volvimos a casa todos juntos.

Ely colocó el vestido de novia en la percha en su habitación para que lo vieran los niños, y luego lo tapó con la funda. Ya tenía todo listo para el gran día. Nos fuimos a dormir, los niños estaban rendidos y a mi me habían cansado. Debía de estar haciéndome mayor.

Hicimos como todas las noches, y Carlos se desnudó y se acostó mientras yo me lavaba los dientes y me desmaquillaba. Pensé que el cansancio le haría dormirse enseguida, pero cuando me acosté todavía estaba despierto. Me preguntó, como siempre, si se podía meter en mi cama. Le hice ver que no estaba bien.

- a tu madre creo que no le gustaría si se enterase. Dice que ya te gustan las mujeres, ¿Qué me dices?

- no lo sé. Me gustar dormir abrazado a ti. Antes me abrazaba a mi madre cuando me dormía, pero hace mucho tiempo que no me deja.

- ¿tu le has pedido ir a su cama igual que a mi?

- no…

- ¿y por qué quieres dormir en mi cama y en la de tu madre no?

- no sé. Me gusta estar a tu lado. Hablamos y me dejas que me abrace a ti y se duerme muy a gusto.

- si supongo que si, que te sientes a gusto, porque el pito se te pone bien duro.

- bueno, no sé por que ocurre. Me da vergüenza que te hayas dado cuenta, pero no se que me pasa.

Me pareció oír tristeza en su voz, oculto debajo de la sabana de la cama

y me dio pena. A lo mejor era tan inocente como parecía y yo estaba otra vez interpretando mal algo de lo que él no tenia la culpa ni podía evitar. Le dije que se viniera a mi cama, pero que no se pegase a mí como otras noches. Se metió conmigo y se quedó quitecito en su lado.

A medianoche le sentí otra vez arrimado a mí, pero el pobre seguía en su sitio. Era yo la que me había acercado a él y estaba medio recostada, con mi pierna por encima de su cuerpo y sintiendo su pene duro bajo mi muslo.

Retiré mi pierna y él suspiró. Tenía mi cara pegada a la suya y le pregunté - ¿estás dormido?

- no – me contestó.

- ¿Qué te pasa? ¿Por qué no te duermes?

- estoy nervioso y si te digo le que me pasa te vas a enfadar.

Deslicé mi mano por su cuerpo hasta que encontré su pene y lo agarré con mis dedos. Pegó un respingo y lo sentí crecer un poquito y el palpitar de sus venas al fluir la sangre por su interior con fuerza, haciendo que fuera cogiendo consistencia. Lo abarqué con toda la mano y estaba ardiendo según crecía y mi mano se fue ensanchando, empujada por su rápido desarrollo

- ¿es por esto?

- si, no se que me pasa. Me gusta, pero me asusta. No se porque se pone así.

- ¿No te ha contado tu padre esas cosas y lo que diferencia a un chico de una chica?

- si, pero poco. Se que sirve para tener niños y nada mas.

- ¿a ti te gusta cuando te acercas a mi? ¿Sientes algo en tu pito cuando estas junto a una chica?

- es que nunca he estado junto a una chica, solo con mi prima.

- lo que sientes es deseo sexual. El hombre y la mujer se desean uno al otro. Cuando el deseo es muy fuerte y se aman, el hombre introduce su pito en la mujer y tienen sexo. Ya lo harás cuando sea mayor y te gustará.

- ¿a ti también te gusta? ¿Tú lo haces?

- si, con mi marido.

- ¿y a mi me quieres? ¿Conmigo lo harías?

- ¿contigo? No. Tú eres un niño. Eso es cosa de mayores.

- no soy ningún niño, ya lo puedes ver. Y además alguna vez tendré que hacerlo, ¿como se cuando seré mayor? Si nos queremos ¿porque no lo podemos hacer, a ver que se siente?

- porque yo te quiero de otra manera, como a mi hijo. Duérmete.

Dejé mi mano sobre su pene, pero ya sin agarrarlo. Creo que se durmió, aunque todavía le oí suspirar un par de veces.

Me desperté muy temprano. Estaba inquieta y desasosegada. La conversación de por la noche no me había gustado. Era problema de sus padres enseñarle esas cosas. Pero ese no era el motivo principal. Me pareció tierno y cariñoso y toda la noche tuve en mi cabeza imágenes de ese pequeño pene en mi sexo. Era una barbaridad, pero no pensaba en otra cosa.

En ese momento hizo el gesto de siempre, pasó su pierna sobre la mía y me agarró un pecho. No quería pero algo me incitaba, era superior a mi voluntad. Hice un movimiento con cuidado y le coloqué tumbado encima de mi, su cara sobre mi pecho y sus manos en mis hombros.

Sentí su pene incrustado entre mis muslos, crecía abriéndose paso, delgadito pero firme. No estaba dormido, pero debió de pensar que yo si, porque bajó una mano me separó una pierna y me colocó la punta sobre el pelo recortado del pubis.

No aguanté mas y le ayudé, porque sino no lo hubiera conseguido nunca: me moví hasta que quedó justo a la entrada, aparentando que estaba cambiando de postura, y luego bajé un poco el cuerpo hasta que su punta se deslizó un poco hacia dentro de mi vagina.

Me quedé quieta, respirando como si estuviera dormida, y él después de un rato cogió confianza, y empujó despacito hasta que la metió del todo. La verdad es que apenas si yo la sentía en mi interior, era muy pequeñita, me hacia cosquillas, pero era agradable.

Le deje que siguiera pensando que estaba dormida, así no nos daría corte a ninguno de los dos. No tenía muy claro si estaba haciendo bien pero pensé que él necesitaba esa experiencia y no me importaba ofrecérsela, siempre que no pareciese que yo colaboraba o le incitaba. Se movió un poco y el roce le debió gustar, pero lo hacia muy despacio para no despertarme.

Su respiración cambió y se movía un poco más rápido. Ya no lo sentía pequeño: era de un tamaño mas bien regular y sobre todo, muy duro. Las paredes de mi vagina lo notaban claramente y aunque no llegaba muy dentro, su roce era cada vez mas sensible.

Noté un pelin de gusto, pero me contuve. Enseguida se envaró, soltó unos chorritos de esperma y se recostó suavemente encima de mí.

Por la mañana despertamos como siempre, agarrado a mi pecho. Le di un beso y le dije que si nos íbamos a desayunar. Se levantó un poco cabizbajo y temeroso, no creo que arrepentido, pero si con miedo a lo había hecho.

Entró al baño y yo me levanté y me puse algo encima; luego entré yo, mientras él se ponía el pijama. Todos seguían en la cama, desayunamos solos y no dijo ni media palabra. De vuelta al cuarto para vestirnos y lavarnos, le pregunté.

- ¿Qué te pasa? Estás como preocupado ¿Te ocurre algo?

- es que no se como decírtelo

- ¿decirme el qué? Me estas asustando.

Casi llorando me dijo lo que había hecho por la noche mientras yo dormía, asustadísimo por si ahora íbamos a tener un niño, y arrepentido de haberse aprovechado de mi.

Contuve mi risa, pero decidí ser dura con él, para que viera que había hecho mal, pero que no tenía tanta importancia como pensaba.

- pero eso no se puede hacer. Eso es abusar. No creo que tengamos un niño, pero podía ser en un día delicado y me hubiera quedado embarazada.

- no se que me pasó, lo siento muchísimo, creo que me voy a morir.

- nunca le puedes hacer eso a una mujer. Ella tiene que querer y aceptar. Es un acto muy importante entre dos personas. Lo que has hecho es algo terrible.

Me pareció que me estaba pasando un poco, porque en realidad yo le había casi empujado a hacerlo, así que fui suavizando un poco la regañina, diciéndole que quedaría entre los dos y le perdonaba, siempre que me prometiese que nunca en la vida haría con una chica lo que ésta no quisiera. Me lo prometió, le di un beso y nos aseamos para preparar el desayuno de los otros.

Ely se fue a hacer unas cosas de la parroquia con Juan y volvería a mediodía. Nosotras arreglamos un poco la casa y luego salimos a tomar un rato el sol. Maika se quedó en bragas, como el otro día, pero yo me

quité solamente el pantaloncito, no estaba muy segura de que debiera enseñar más después de lo de anoche. A lo mejor estábamos provocando demasiada excitación en un chico inocente y sin experiencia.

- ¿hoy no te desnudas?

- todavía tengo frío

- pues yo me estoy quemando ya

- dentro de un rato me lo quitaré

- a veces me da no se qué que Carlos me vea así

- ¿no te ha visto nunca desnuda?

- esto es lo mas. En la playa si no hay mucha gente hago topless, a mi marido le gusta, pero me parece que todo el mundo me mira. ¿Tú no has notado si Carlitos te mira cuando te vas a la cama?

- pues si… me mira, pero igual que yo a él. No sé como explicarte, parece tan natural. Yo no veo que me mire de una forma extraña.

- es una edad tan rara. Venga quitate eso y vamos al agua.

- ¿y si nos quitamos todo?

- de acuerdo, vamos allá.

Nos desnudamos del todo y nos tiramos al agua. Cuando estábamos tumbadas en la toalla secándonos al sol, se acerca la niña, le toca el pecho y dice:

- ¡que teta mas blanca tienes!

Y se fue corriendo y saltando con su primo. Maika se quedó confundida de la salida de la niña.

- ¡será posible! Vaya una ocurrencia. Claro, como tú tienes igual de moreno todo el cuerpo.

- estuvimos en Canarias y allí me despeloté. Todo el mundo lo hacía.

- ¡que envidia! Yo no creo que fuera capaz.

- ¿por qué no? Tienes una figura magnifica. Yo te veo muy bien

- tengo las tetas muy grandes y unos michelines de mas.

- pues si yo te veo en pelotas por la playa volvería la cabeza.

 

Cuando llegó Ely se desnudó también y nos sentamos en el borde de la piscina para hacer planes. Los chicos se acercaron un poco para escuchar, y Maika observo que su hijo la miraba muy fijo.

- ¿Qué te pasa? ¿Qué miras?

- eres muy guapa mamá

- tu también eres muy guapo hijo mío.

Le abrazó contra su pecho, aplastándole casi con sus tetas y le dejó en el suelo, después de darle besos por todos los lados.

Después de comer nos fuimos todos al restaurante del hotel, para ver la disposición de las mesas y dejarles los carteles con los nombres, con las instrucciones de cómo queríamos que los colocasen. Yo le había comentado a Maika que el sábado por la noche nos quedaríamos mi familia y yo a dormir allí, así después de la cena y el baile no teníamos que conducir y no íbamos a ir a casa de Ely. Aprovechó entonces para reservar para ella y su hermana y otra habitación para todos los chicos.

De vuelta a casa, estábamos en el baño lavándonos los dientes y Carlos se fue a la cama mientras yo terminaba. Pensé si no debería acostarme desnuda como siempre, pero después de todo iba a parecer que algo había cambiado y decidí que era mejor aparentar que no había pasado nada.

Me duché para darle tiempo a que se durmiera y me fui a la cama. El me miraba desde la suya, con ojos tristes y serios.

- ¿sigues enfadada conmigo?

- ¿enfadada? No. Somos amigos; los amigos no se enfadan.

- ¿me vas a perdonar lo de ayer?

Parecía que se iba a echar a llorar en cualquier momento. Me enterneció.

No pude resistir esos ojos y le dije que se viniera a mi cama.

Cruzó de un salto y se quedó en el borde, tapándose con la manta. Parecía feliz otra vez.

- no hay nada que perdonar, ven a mi lado. Dame un beso y duérmete

Pasé mi brazo por sus hombros y le acerqué a mí. El no se acercaba mucho y cuando le junté un poco más, sentí otra vez su pene duro, pegado a mi pierna.

- ¿Otra vez estas así? ¿Qué te ocurre?

- no sé. No se que ocurre. Nunca antes me había pasado.

Le agarré el pito con una mano y le froté un poco de arriba abajo y intentando bajarle la piel de la cabecita, pero no pude. Lo que si noté es como se ponía un poco más grande y mas duro.

Sabía que no estaba bien y que debería dejarlo estar, pero alguna vez lo haría con alguien que quisiera y se olvidaría de está noche.

Tiré de el para colocarle encima de mi, acerque su pene a mi entrada y le dije que empujara. Entró todo, sentía sus muslos pegados a los míos, y al igual que ayer, se notaba como engordaba a toda velocidad ahí dentro. Le enseñé como tenía que moverse y muy pronto aprendió. Sentía su placer y a mí esta vez también me lo estaba dando.

Coloqué sus manos en mis pechos, enseñándole como acariciarme para darme gusto y que me excitara a su contacto y llegó un momento en que me hizo sentir un calor agradable y la sensación del orgasmo que se avecinaba. Fue todo muy rápido, no pudo aguantar mucho y mis movimientos y jadeos, precipitaron su eyaculación. Se corrió con suspiros apagados, apretando con fuerza su pelvis en mi vientre; luego cayó rendido encima de mí.

Le abracé y le di un beso:

- es la ultima vez que duermes en mi cama. Ahora eres un hombre y no estaría bien. Nunca hablaremos de esto y lo olvidaremos para siempre.

- nunca podré olvidarme de ti.

Si. Tenía razón. Nunca se olvida el primer amor, ni la primera vez que alguien toca tu cuerpo con deseo, estrenando tu piel a las caricias del otro sexo. Ni el primer beso, ni el primer acto de amor con alguien a quien quieres. Y yo tenía la suerte de estar casada con el hombre que me había descubierto todo eso en unas fechas ya muy lejanas, pero que siempre recordaría.

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