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Mamba negra

en Hetero: General

1830. Africa.

Una jovencita de color, preciosa, exhalaba su ultimo aliento sobre la hierba de la selva. El niño que estuvo con ella hasta que dejó de respirar echó a correr. Corría por la selva más veloz que un guepardo. Llegó a un poblado, entró en una choza, y le dijo a un anciano de larga barba blanca que estaba sentado en el suelo con las piernas cruzadas:

-¡Leiza muerta, leiza muerta! ¡Mamba negra!!

Faraji, (Consolación) el chamán de la aldea, un hombre de unos setenta años, blanco de piel, ni se inmutó, era como si ya supiera lo que le había sucedido a su nieta.

-Que la traigan aquí. Leiza no está muerta, está dormida.

El negrito insistía.

-¡Leiza muerta, Leiza muerta! ¡¡Morder mamba negra...!!

1987. Galicia.

Petra, una joven de 17 años, morena, de largo cabello negro y con un cuerpo más que deseable, Estaba lavando en el río, cuando llegó Chayna, una chica de color de 19 años, que con su belleza y las curvas que tenía parecía una diosa.Traía la mano izquierda en la cintura y con la derecha agarraba una bañera llena de ropa que llevaba en la cabeza.

Chayna, era nueva en el pueblo. Heredara una casa vieja de La Negra, una mujer que unos 80 años antes había llegado al pueblo cuando era una aldea con media docena de vecinos, y que fuera muy querida porque hacía medicinas con hierbas para sanar la mayoría de los males.

Chayna, bajó la bañera de la cabeza, cogió una sábana, la mojó, la frotó con jabón lagarto y se puso manos a la obra.

Petra, mirándola, le dijo:

-Buenas tarde.

-Buenas, no saludé porque no sabía si te ibas a molestar. Mi nombre es Chayna.

-Lo sé, el mió es Petra. ¿Que significa Chayna?

-Amorosa.

-Amorosa. ¿Puedo hacerte una pregunta?

-Claro que sí, pregunta lo que quieras, pero llámame Chayna.

-¿Como hablas tan bien el español?

-Mi abuelo era español. También hablo el inglés y el francés. Viví en Londres y en París.

-¿Sí?

-Oui mademoiselle.

-¡Qué sexy es el francés!

-Lo es. ¿Quieres sabrer algo más?

-Si. ¿En África es tan fácil ver leones, tigres y serpientes como lo es aquí ver perros, gatos y culebras?

-Sí, pero es mejor no encontrarse con ellos, y menos con una mamba negra.

-¿Qué es una mamba negra?

-Una serpiente de color gris o verde amarillento, que puede medir hasta cuatro metros y medio y que si te muerde te mueres.

-¿Si es de color gris o verde amarillento por qué le llamáis mamba negra?

-Por que tiene la boca negra.

-¡Ah! Bueno, a mí salúdame siempre. No soy como esas idiotas que no te hablan porque los mozos no te quitan los ojos de encima.

-Será por que tú eres más guapa que ellas y puedes acostarte con el chico que quieras.

-¡Ni se te ocurra volver a decir eso delante de otra persona! Las chicas deben ser decentes y además parecerlo para poder casarse.

-Yo no pienso casarme, y si un día lo hiciese sería en Africa y me casaría con varios hombres para estar siempre satisfecha.

Petra, no salía de su asombro.

-¡¡¿Os podéis casar con más de un hombre?!

-Así es, en la tribu en en que me acogieron las que mandan son las mujeres.

-Deben ser unas brutas.

-Al contrario, son dulces y preciosas. Ver cómo se corren, es como ver llegar al cielo a un ángel, y ver sus caras embadurnadas con tu corrida, eso, eso de ver como brilla tu jugo sobre su piel, es algo maravilloso.

Petra, puso cara de asombro. Miró si venía alguien, y al ver que no venía, le preguntó:

-¡¿En África os acostáis unas mujeres con otras?!

-En la tribu wodaabe, sí. Las mujeres hacen lo que les da la gana. Pueden compartir cama con quien quieran.

-Me da reparo preguntar.

-Pregunta lo que sea.

-Me da vergüenza.

-Suéltalo ya, mujer.

-¿A qué sabe el jugo de una mujer?

-¿¡Y eso era lo que tanto reparo te daba preguntar?!

-No lo sabes tú bien, pero la curiosidad...

-A mí me puedes preguntar sobre sexo lo que quieras. La pregunta era a que sabe el jugo de la corrida de una mujer...

-¡Jesús, qué sofoco me está entrando!

A Chayna le dio la risa.

-¡Qué chiquilla eres! Cada mujer de la que bebí sabía diferente, pero todos los jugos eran deliciosos, lo mismo le pasa a la leche de los hombres.

-Se ve que has vivido.

-Mucho. ¿Te gustaría estar con una mujer?

Petra, muy seria, le dijo:

-No confundas las cosas, Chayna. Eres muy bonita, pero a mí me gustan los hombres.

-Y a mí. Sólo que las mujeres me gustan más. ¿Crees que soy una salvaje por haber vivido lo que viví?

-¡Para nada! Una mujer debería poder hacer con su chocho lo que le diese la gana. -se puso seria- ¡Pero la vida es muy perra!

-Eso tiene dos lecturas, Petra. ¿Eres virgen?

-Desgraciadamente, no.

-¿Qué te pasó?

-Es algo...

-Esa es la otra lectura que me olía. ¿Te violaron?

Petra, bajó la cabeza, y le respondió:

-Si, hace tres meses me violaron dos hombres.

-¿De este pueblo?

-Sí.

-¿Quienes fueron?

-¿Para qué quieres saberlo?

-Para tener cuidado con ellos. A mi también me quisieron violar dos hombres cuando tenía 15 años.

-¿Y qué paso?

-Pasó que están muertos.

-¿Justicia africana?

-Justicia de la selva africana. ¿Quiénes fueron los que te violaron?

Al final se lo dijo.

-Fueron el Cuervo y el Buitre.

-¿Los denunciaste?

-No, me amenazaron de muerte.

-Hijos de puta.

-Y bestias, pero ya pasé página. Algún día alguien me lo hará con con cariño y lo disfrutaré.

-¿Descartas hacerlo algún día con alguna mujer? Correrte en su boca y que se corra en la tuya. ¿Lo decartas?

Petra, se ruborizó, bajó la cabeza, y le respondió:

-Esa es una pregunta un poco guarrilla.

Le volvió a repetir:

-¿Lo descartas?

Petra, miró a Chayna a los ojos, enjabonó un par de calcetines. Juntó las piernas. Sintió la humedad que aquella conversación había llevado a sus bragas. La volvió a mirar a los ojos, -vio que Chayna le estaba mirando para las tetas- y le respondió:

-En esta vida no se pude descartar nada.

Esa noche, Petra, dormía desnuda sobre la cama de su cuarto. Por arte de mágia apareció en medio de la habitación una Mamba Negra. Era de color verde amarillento. Medía algo más de cuatro metros de largo y pesaba unos cuatro Kilos. Se puso derecha levantado la cabeza unos dos metros. Desde la altura contempló el cuerpo desnudo de Chayna. Se metió en la cama. Reptó por el medio de las piernas, subió por su coño peludo y por su vientre. La lengua viperina lamió las rosadas areolas y los pezones y después el cuello, produciedo en Petra un agradable cosquilleo. La punta de su cola acarició los labios del coño. Petra, abrió las piernas. La Mamba Negra zizzageaba sobre las tetas. Su lengua viperina se movió entre los labios de la boca de la joven. Petra buscó con su lengua la diminuta lengua y la chupó mientras la cola de la Mamba Negra se frotaba contra su coño, despacito, con una lentitud pasmosa, Petra, gozaba una cosa mala. Al rato su coño estaba empapado... Algo más tarde, cuando ya el coño echaba por fuera, Petra, agarró con las dos manos a la Mamba Negra y la apretó contra él... La bicha se siguió moviendo con parsimonia cuando Petra empezó a correrse. En ese momento, cuando ya el orgasmo era imparable, en el lugar de la Mamba Negra, otra vez, por arte de magia, apareció Chayna, que no era otra más que Leiza, la nieta de Faraji, el chamán.

La joven, desnuda, tenía piel sedosa, grandes tetas, con enormes pezones, cintura estrecha y anchas caderas.

Chayna metió su cabeza entre las piernas de Petra y bebió de ella.

Petra, al acabar de correrse, abrió los ojos. Vio a Chayna entre sus piernas lamiéndole el coño, sonrió, volvió a cerrar los ojos y siguió durmiendo.

Al día siguiente, Petra, fue a darle una visita a Chayna. La encontró sentada en el escalón que había delante de su puerta cosiendo un botón en una blusa.

En el camino tres niñas estaban jugando a la cuerda, dos daban y la que saltaba, cantaba: "Soy la reina de lios mares y ustedes lo van a ver, tiro mi pañuelo al agua y lo vuelvo a recoger." Cuatro niños jugaban a las canicas, seis más al Burro, media docena más a la pelota y un par de niñas más jugaban a la rayuela. Los gorriones bajaban de los tejados, picoteaban las migas que habían caído de los bocadllos de chocolate, chorizo, membrillo... y al menor movimiento que creían sospechoso salían escopetados de vuelta a los tejados. Dos viejas con cántaros en la cabeza volvían de la fuente a sus casas. A lo lejos, en el banco que había delante de la taberna, dos viejos, con sus bastones, sus boinas negras y sus pantalones de pana, hablaban de sus cosas mirando como un perro le olía el culo a otro. Era la típica estampa de una tarde de verano en un pueblo gallego de montaña.

Petra, se sentó al lado de Chayna, y le dijo:

-Ayer noche soñé contigo.

-¿Qué soñaste?

-Tuve un sueño erótico.

-Eso fue por lo que de dije en el río.

-Seguramente. ¿Ayer me estabas haciendo una proposición encubierta?

-¿Cuál sería la respuesta si así fuese?

-Qué sí.

-¿Ya no tienes miedo de que te apedreen?

-No sería peor que la violación que sufrí por parte del Cuervo y del Buitre.

--¡¿Tanto daño te hicieron?!

-No lo sabes bien. A punto estuve de quitarme la vida. Por colgar, me colgué de una viga.

-¿Y qué pasó?

-Que la viga estaba apolillada y se rompió con mi peso. La cosa acabó con un buen chichón.

-¿Merendaste?

-No.

-Yo tampoco. Vamos a merendar.

Chayna, ya colocara el botón. Mordió el hilo y lo rompió. Se quitó el dedal, recogió y entraron en casa. Fueron a la cocina, que era cocina, sala de estar y comedor. Tenía una mesa con dos banquetas, la cocina de cocinar, que era de piedra y tenía encima dos tres pies y una olla tiznada, A la derecha estaban las cuadras de los animales, vacías, al fondo la masera del pan, al lado un arcón, y al lado izquierdo estaba el cuarto donde dormía Chayna. Allí, encima de un viejo mueble, estaba lo más valioso de la casa, Petra lo vio y le preguntó a Chayna:

-¿Eso que es?

-Un tocadiscos.

-¿Y para que sirve?

-Ven.

Fueron a la habitación. Chayna puso en él el single: I Want To know Whal Love Is.

Empezó a sonar la música. Petra, le dijo a Chayna:

-No entiendo lo que dice el chico al cantar, pero me gusta.

Chayna, le preguntó:

-¿Bailamos?

Petra le echó las mamos a la cintura. Chayna rodeó el cuello de Petra con sus brazos. Juntaron sus cuerpos y bailaron.

Al empezar el estribillo, le preguntó Petra a Chayna:

-¿Qué quiere decir, ay guona nou guat lov is

-Quiero saber que es el amor.

-¿Y, ay guont yu tu xou mi?

-Quiero que me enseñes, y sigue diciendo. Sé que me puedes enseñar...

-¡Qué bonito!

Al ratito, Petra, besó en el cuello a Chayna, y después, apretadita a ella, le cantó: Ay guona nou guat lov is, ay guont yu to xou mi, ay guona nou guat love is, ay nou yu quen xou mi.

Chayna, estaba en la gloria, pero tuvo que decirle:

-Para, preciosa, para que dejamos la puerta abierta.

-¿Voy a cerrarla?

-Mejor esperamos a que sea de noche. Vamos a hacer los bocadillos.

Hicieron dos bocadillos de mantequilla con azucar y los fueron a comer sentadadas en el escalón de delante de la puerta.

Y llegó la noche. Los niños se había recogido, Los palos de la luz con sus platillos y sus viejas bombillas iluminaban el camino como podían. Los perros se retiraran. La noche era territorio de gatos, buhos, lechuzas... y del amor.

Chayna, cerró la puerta de la casa, Petra, cariñosa, posó su cabeza en su hombro, después la levantó y se besaron. Petra recibió su primer beso con lengua y su chochito se mojó. Cogidas de la mano fueron a la habitación de Chayna. Besándose, se desnudaron. Al estar desnudas, Chayna, se echó boca arriba en la cama, estiró los brazos, y le dijo:

-Ven, cariño.

Petra se echó encima de Chayna. Sus tetas se juntaron, el contacto de los cuerpos hizo que Petra se entremeciera. Se besaron de nuevo... Chayna, le dió la vuelta, y le dijo:

-Te voy a hacer el amor al estilo Wodaabe.

-Házmelo cómo quieras, pero házmelo.

Chayna besó a Petra en la boca, en los ojos, en la nariz, en el cuello, en los hombros, en las manos... y llegó a las tetas.

Petra estaba que se derretía.

-Dime algo en francés.

-Jeveux, petite poignet.

-¡Qué sensual!

En las tetas se dio un festín de caricias, de lamidas y de mamadas... Bajó besando el vientre y el ombligo. Cuando llegó al coño, aquello era una piscina. Chayna quiso saborear con su lengua todo aquel jugo, pero no le dio tiempo. Petra, le dijo:

-No sé que me pasa. Siento tanto gusto y me estoy poniendo tan tensa que creo que algo va a estallar dentro de mí.

-Lo que te pasa es que te vas a correr.

Petra, comenzó a estremecerse y la piscina se volvió río. Era su segundo orgasmo y el placer que sintió hizo que, temblando, perdiera el conocimiento.

Cuando volvió en si, vio a Chayna a su lado. Se estaba haciendio un dedo. Extrañada por lo que hacía, le preguntó:

-¿Qué haces?

-Masturbarme.

-¿Para qué?

-Para correrme.

-¡¿Así se puede correr una mujer?!

-Sí.

-¿Me enseñas?

-Antes hazme sentir amada.

Petra, besó a Chayna, con lengua, le comió las tetas, bien comidas, y después le metió la cabeza entre sus piernas. Chayna ya estaba muy madura. Un par de minutos más tarde le llenó la boca de flujo a Petra, diciendo:

-¡¡Je t´adore monamour!! 

Chayna, al terminar de correrse, le dijo:

-Tienes que irte, Petra, la gente podría desconfiar.

Petra, vistiéndose, le dijo a ella:

-Fue maravilloso. ¿Lo repetiremos?

-Sí, pero deja pasar un tiempo.

-¿Me aprenderas a correrme metiendo los dedos?

-Si, bonita, claro que sí.

Una semana más tarde, a la una de la madrugada, el Cuervo y el Buitre entraron en la casa de Chayna. Estaba durmiendo. La joven sintió el filo de una navaja en su cuello, y una voz que le decía:

-Si chillas te rajo.

Chayna, desnuda sobre la cama, iluminada por los rayos de la luna llena que entraban por la ventana de su cuarto, abrió los ojos y vio a su lado a dos hombres, el de la navaja era el Cuervo, un cuarentón, gordo, feo, casado, sin hijos y que trataba a su esposa como si fuera un pedazo de mierda, el otro era el Buitre, un cincuentón, soltero, borrachín, con cuello de jirafa y aún más feo que el Cuervo. Los dos eran de su estatura.

Sorprendió a los dos la tranquilidad de la muchacha, al preguntarles:

-¡¿Qué queréis?!

El Buitre, mirando para las preciosas tetas y para la gran mata de pelo negro rizado del coño, le respondió:

-Joderte. Si no te resistes no te pasará nada.

Se sintieron dos buhos ulular y a un perro aullar, antes de que Chayna, les dijera:

-No me resistiré, es más, os orientaré.

En Cuervo no entendía nada.

- ¿Orientarnos? ¡¿Qué coño quierers decir con eso. perra?!

Chayna, se levantó de cama, y les dijo:

-Me gustaría que, de pie, mientras uno me come la boca el otro me coma las tetas, que mientras uno me come el coño el otro me coma el culo, que uno me levante en alto en peso y que me la meta en el coño, que el otro me la meta en el culo y que os corráis dentro de mí. Os quiero pegados a mí.

Los desgraciados sacaron las pollas, y le dijo el Cuervo:

-Antes, chupa, puta.

Chayna, se arrodilló, cogió las pollas con las dos manos. Se las fue chupando por turnos y lamiendo y chupando los cojones mientras le caían bofetadas y insultos de aquellas escorias que se creían hombres.

La iban a follar como ella les dijera, pero a lo bestía. Cuando el Cuervo, le aboteó la cara y le escupió en la boca, el Buitre le apretó los pezones hasta hacerla chillar. Cuando el Cuervo le azotó y le mordió las cachas, el Buitre le comió el coño. Luego, el Buitre, la cogió en alto en peso y se la clavó en el coño. El Cuervo se la metió en el culo. Le dieron caña de la buena, tan buena que un cuarto de hora más tarde, Chayna, abrazada al cuello del Buitre, comenzó a correrse. Su boca buscó la boca del Buitre, que le escupió, le escupió en la boca abierta de la Mamba Negra, (Chayna se había transformado en serpiente) que clavó sus colmillos en su cuello, al tiempo que con su cuerpo rodeó el cuello del Cuervo. Se lo apretó hasta que murió de asfixia. El Buitre no se murió con el veneno de la Mamba Negra, ya la había palmado de un ataque al corazón con el susto al ver aquella gran boca negra con sus enormes colmillos.

Se agradecen los comentarios buenos y malos.

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