miprimita.com

Casilda

en Amor filial

Casilda tenía en aquel entonces (hace 42 años) 19 años. Era morena, baja, 1m 56 cm. Tenía el pelo negro muy largo, le llegaba a la cintura. Tenía las tetas grandes y era rellenita. Sus grandes ojos eran de un azul intenso. A mí siempre me pareciera preciosa. Se había casado embarazada con un hombe de 32 años. Era el año 1972 y en aquellos tiempos la mujer que quedaba preñada de soltera le caía encima el San Benito de puta, daba igual que después se casara con el padre de la criatura, ya que quedaba en el aire la pregunta. "¿Será el padre?" La gente de las aldeas era muy puñetera.

 

Rogelio, el marido de Casilda, se dedicaba al transporte con un caballo y un carrillo, y sólo estaba en casa por la noche. Como yo era primo de Casilda, (Rogelio era un celoso) me encargaba llenarle la leñera de piñas, leña de pino y leña de roble. Cada una tenía su precio. Yo hacía este trabajo los sábados, ya que el resto de la semana bastante tenía con sacar adelante el bachiller, repetía sexto.

Aquel sábado, a eso de la seis de la tarde llegué a casa de Casilda con una carretilla en la que traía cuatro sacos de piñas. La puerta estaba abierta y fui hasta la cocina. Allí estaba Casilda dando de mamar a Toñito. Al verme le quitó la teta al bebé de la boca de la que cayó leche en abundancia. Guardando la teta, y con cara seria, me dijo:

 

-¡¿No sabes llamar a la puerta!?

 

-Estaba abierta. No te preocupes, no vi nada.

 

-¿No viste nada? ¿Y ese empalme que tienes de qué es?

 

El bulto en mi pantalón me delataba. Pero si nunca has visto una teta y la primera teta que ves es grande y echa leche, lo normal es que te empalmes.

 

Blbuceé:

 

-Per... do... na.

 

-Que no se entere nadie de que me viste una teta. Ya sabes como es la gente.

 

-¿Meto las piñas en la leñera?

 

-¿Cuantas traes?

 

-Cuatro sacos.

-¿Abiertas o cerradas?

 

-Abiertas.

 

-Tonto no eres, así llenas antes los sacos.

 

Toñito, que no acabara de comer, con su boquita y sus manitas buscaba las tetas de su madre, y a Casilda la blusa blanca se le iba mojando con la leche que echaban sus pezones, ya que no llevaba sujetador. Mi polla al ver aquello no bajaba, es más, latía. Casilda veía como se movía bajo mis vaqueros, pero ya no dijo nada. Le pregunté:

 

-¿Meto las piñas en la leñera?

 

-Mete, y vete. Ya te pagará Rogelio.

 

No pude esperar a llegar a casa. En la leñera, arrimado a la pared. Cerré los ojos y volví a ver la teta de mi prima y la leche que cayó de la boca de toñito. Sacudí la polla y un chorro de leche surcó los aires, después cinco chorritos más pequeños completaron aquella maravillosa corrida.

 

Esa noche, cuando me acosté, casqué otra paja y al despertar, antes de ir al Instituto, otra, en el instituto, en los urinarios, otra... No me podía quitar de la cabeza aquella imagen. 

                                                                                                                                                                                                      Al sabado siguiente llegué a casa de mi prima con un pino seco troceado en la carreta. Esta vez llamé a la puerta. Oí la voz de mi prima.

-Pasa.

 

Cuando la vi estaba sentada en una banqueta de la cocina pelando patatas. Tenía los ojos llorosos, le pregunté:

 

-¿Le pasó algo a Toñito?

 

-¿A qué viene esa pregunta?

 

-A que estuviste llorando.

 

-Son cosas que no pudo hablar contigo del hijo puta del Rogelio.

 

Casilda estaba inclinada pelando las patatas, y no debía hacer mucho tiempo que diera la teta al hijo, ya que tenía dos botones de la blusa desabrochados y se le veía la parte superior de las tetas y el canalillo. Otra vez me empalmé. No pude evitarlo. Ni mi prima pudo evitar mirar para el bulto de mis pantalones. Limpió las manos a un trapo, abrochó los botones de la blusa, y me dijo:

 

-¡Jesús¡ Te empalmas por nada.

 

-¿Dejo el pino en la leñera?

 

-A ver, primo. Sabes de sobras que lo tienes que dejar en la leñera. ¿Por qué vienes a preguntar?

 

Me quité la careta.

 

-Para verte. Me gustas.

 

-Lo sé, pero es tarde para darte lo que te pude dar hace un año.

 

-No sabía que lo sabías.

 

-Las mujeres nos damos cuenta de esas cosas, primo. Será mejor que te vayas.

 

El lunes cuando volví del Instituto, mientras merendaba, mi madre me dijo que Rogelio había sufrido un accidente y que estaba en el hospital. Comiendo el bocadillo de membrillo fui a la casa de Casilda. Entré sin llamar, y allí estaba, con una teta fuera dándo de mamar a Toñito. Esta vez, al veme, no la guardó. Me di la vuelta, y me dijo:

 

-¿Qué querías?

 

-Me dijo mi madre lo de Rogelio y quería saber como sigue.

 

-Bien, desgraciadamente. ¡A ese no lo parte un rayo!

 

-La mala hierba...

 

-Date la vuelta, hombre, date la vuelta.

Estaba empalmado y no quería que me viera.

 

-Ya me iba.

Me conocía bien.

 

-¿Estás otra vez empalmado?

 

-Sí.

 

-Date la vuelta.

 

Pensé que se guardara la teta, pero al dar la vuelta vi que seguía dando de mamar a Toñito.

Me salió del alma.

 

-¡Cómo me gustaría mamar la leche de tus tetas!

 

Mi prima, esa tarde, quiso reírse de mí.

 

-Y a mí verte la polla.

 

-¿Para qué?

 

-Curiosidad.

 

Saqué la polla, y le dije:

 

-¿Y ahora que la viste, qué?

 

Guardó la teta.

 

-¡¡Ahora le das la vuelta y la metes en el culo!!

 

Guardé la polla, y le pregunté:

 

-¿A qué viene eso?

 

-¡¡A que siempre entras sin llamar, coño!! Te debes crer que esta es tu casa.

 

Me había vacilado, y la iba a vacilar.

 

-Vaya, pensé que por fin te la podría comer.

 

-Mis tetas no son para tí, guarro.

 

-Lo que te quería comer era otra cosa.

 

-¿Qué cosa?

 

-La almeja. Te la comería hasta que te corrieras.

 

-¡Qué infantil eres! Las mujeres no nos corremos.

 

Estaba viendo un camino de entrada. Había que seguir por ahí.

 

-Eso no es lo que dice un libro que me dejaron en el Instituto. En el explica lo que hay que hacer para que las mujeres se corran, y puede ser pajeándolas con la lengua, pajeándolas con los dedos y follándolas, incluso se corren dándoles por el culo, sólo hay que saber darles.

 

-¿Me prestas ese libro?

 

-Con vuelta, que no es mío.

 

-Claro.

 

Fui a casa, volví y le di el libro, que era una especie de lbreto, sin tapas y ilustrado, y me dijo:

 

-Si es verdad lo que dices me voy matar a pajas.

 

-Cuando quieras hacemos una juntos.

 

Casilda le echó una ojeada al libro. Se fijó en una ilustración en que una chica se tocaba el coño, y me dijo:

 

-Todo se andará, primo, todo se andará.

 

Esa noche, pensando que mi prima se la estaba rascando, cayó otra paja, y antes de levantarme, otra.

 

Al día siguiente, cuando llegué a casa, mi prima, con Toñito en brazos, hablaba con mi madre. Nunca la había visto tan contenta. Su cara irradiaba felicidad. Se había cascado, por lo menos media docena de pajas. Casilda, me preguntó:

 

-¿Puedes partirme un poco de leña?

 

-Claro. ¿Vamos?

 

Mi madre no estaba con esas.

 

-Merienda primero.

 

Diez mintos más tarde, partiendo leña frente a la leñera, llegó mi prima, y me preguntó:

 

-¿Puedes escaparte esta noche de casa y vemir a la mía?

 

-¿Pueden nadar los peces?

 

A la una de la mañana mis padres roncaban. Sin hacer ruido recorrí el trayecto hasta la puerta de la casa. La abrí, la cerré. La noche estaba oscura. Las bombillas de los palos de la luz las habían roto los niños a pedradas. Lo único viviente que me encontré antes de llegar a casa de Casilda fue a una docena de perros, uno de ellos estaba pegado a una perra, culo con culo, los otros esperaban su turno. La puerta de la casa de Casilda estaba entornada. Entré y la cerré por dentro con la tranca. Fui a su habitación. Estaba a oscuras. Me dijo:

 

-Desnúdate.

 

Me desnudé. Me metí en la cama. La abracé. También estaba desnuda. ¡Joder! Sentir el calor de su cuerpo junto al mío casi hace que me corra. Nos besamos, con lengua. Casilda quitó la sábana que nos cubría. Mi boca se posó sobre una de sus areolas, chupé y mi boca se fue llenando de leche. Estaba calentita y su sabor era muy dulce. Al tocar con la mano la otra teta comenzó a soltar leche. Mamé de ella... Me harté de beber de aquellas deliciosas tetas... Minutos más tardé bajé hasta la joya. Al meter mi lengua dentro supe hasta donde se puede mojar una mujer. No estaba mojada, ¡estaba encharcada! Mi lengua, inexperta, hizo lo que decía el manual, lamer, y chupar labios y clítoris. Lamiendo estaba cuando cogió mi cabeza y la apretó contra ella mientras subía y bajaba la pelvis. Y corriéndose, dijo algo que ni en mis sueños soñé que me diría:

 

-Te quiero. ¡Te quiero! ¡¡Te quieeeeeeeero!!

 

Después de correrse, bajó ella y me hizo una mamada deliciosa, deliciosa porque no dejó que se derramase una sola gota de leche. Se la tragó toda.

 

Puso su cabeza sobre mi pecho, y me dijo:

 

-Me violó.

 

-¡¿Quién?!

 

-Rogelio. Mis padres no me creyeron y tuve que casarme con él.

 

-¡Hijo de puta! Había que castrarlo.

 

-Hay mejores maneras de joderlo.

 

-Dime una.

 

-Jodiendo tú y yo y metiéndole unos cuernos como pinos.

 

-Si te jodo...

 

-Puedo quedar preñada. No hay mejor manera de joderlo.

 

Sus palabras me la pusieron dura otra vez. Nos volvimos a besar. Subió encima de mí. La metió hasta el fondo. Me dio las tetas a chupar. Me volví a hartar de leche. Cuando sintió que me iba a correr, la llevó al ojete, empujó y metió la cabeza. Me corrí dentro de su culo. La fue metiendo toda. Después de correme se me puso flácida, pero estaba tan apretada dentro del culo, que al seguir follándome, se me volvió a poner dura. Casilda ya estaba como una moto. Su coño le pedía polla y la tenía en el culo. La sacó despacito del culo y la metio de un pulo en el coño. Le di caña a tope, y entre gemidos, dijo:

 

-Me corro, me corro, me corro. ¡¡¡Me coooooorro!!!

 

¡Comó se corrió! Jadeando y sacudiéndose me llenó los huevos de aquel jugo viscoso, y yo le llené el coño de leche con dos tremendos chupinazos y unos cuantos pequeños chorros.

 

Esa noche Casilda se corrió ocho veces, tres de ellas lo hicimos juntos. Yo me corrí seis veces dentro de ella, lo gracioso es que no quedo preñada.

 

Se agradecen los comentarios buenos y malos

Mas de QUIQUE

Adela

Bar de carretera

Un incesto muy peculiar

Orgía en el colegio

Jaqui

Virgos fuera.

Los ocho orgasmos de Ariadna

Aprendiendo a follar al marido de su prima

La joven venezolana

El obispo, el monaguillo y la monja albina

La Zurda, una guarra de cuidado

La cabrera y su hermano

Una historia diferente a todo lo que has leído

La bañera

Cuatro días de agosto

Jaqueline cumple una de sus fantasías

Pervirtiendo a Ángela

Mi obra más larga

La mudita

Amor de padre, amor sin límites

A ti, mujer.

Desvirgando a Sarita en el camposanto

Volver

Una virgen con tremendas ganas de ser desvirgada

Una tía necesitada y un sobrino complaciente

Bañada de semen en el cementerio (bien escrito)

De honrada a putón llegó con un calentón

No era un chalet, era una casa de putas

Era, es... y seguirá siendo preciosa

Laurita, el san bernardo y yo

Katiuska

Dos bombones de honduras

Mariel

La recatada, la chismosa y los pajilleros

Maricarmen

La media santa

Muñequita

Viciosas

Dos extraños

Sor anabel, pilar y el cura

Mi hermano, mi amante

Fin de semana en londres

El crucero

Trío inesperado

La francesa

De corrida en corrida a la hija se le iba la vida

¡que bonito es soñar, coño, qué bonito es soñar!

Fina

Llámame j

Monjas calientes 2

Dos curas, un monaguillo y un viejo cura

Monjas calientes

El secuestro de rosa la mimosa

Esther, casada y mal follada

Carolina

El ladrón

Julia

El padre sabía de rectitud, la hija sabía latín

Viendo y hablando se puede acabar follando

Hacer el amor y follar todo es empezar

Sarita

La hija rebelde

Bañada de semen en el cementerio

Dos cuñadas y un destino

Dos vampiras mexicanas

María

Esther y su padre... un incesto inevitable

La trampa

Una noche movidita

Jugando con fuego

Lina maría

Eva - la osa

Un trío de sueño

Pablo y la obsesión por las tetas de su madre

La princesita de los dedos de oro

Una burra y un caballo para tres

Follando a bordo en el yate britania

La encerrona

El relato de los relatos

El fantasma

Riadna

Eusebio, su madre y sus perversiones

Mini orgía en el monte

Una noche inolvidable

Incesto tras incesto

Roxi

La roja, la rojita y la chochona

De orgasmo en orgasmo

La monja

La muerta de la curva

Greta y concha

¡¿no sabes meter con más ímpetu, capullo?!

Historia de un incesto

El encanto de los juegos de rol

Un encuentro en la isla de la toja

La viuda

El primer orgasmo de la tía verónica

Mi cuñada teresa y mi hermana lola

Incestos a pares

Del polvo en el cementerio a los polvos en mi cama

Desvirgando a mi sobrina nina

La morena

Dos historias paralelas

Violeta

Bajo los cerezos

Ocurrió en Venecia

Dulce

Fantasía

Ella y él

Princesa

Chiquita

Diana

La peregrina

Fin de semana en Caracas

Las 24 fantasías eróticas de rosa

Samanta, Hugo y sor piedad

Bella

La tía, el sobrino, la criada y el jardinero

De incesto en incesto

La cabaña

Angelita

Gordi 2

Gordi

Tigresa blanca

De chapero de aldea a gigoló de capital

La noche de las confesiones incestuosas

Yenny , la historia de un incesto

Atilana

El sueño

La cama de helechos y hojas de roble

Chus y cholo

Gigoló y pintor

Roxana

Lorena y gerardo, más que hermana y hermano

Estrella

Úrsula

Desvirgando a la hermana del cura

Chiquita

Marisa

Eva maría y enrique

Leonor

Mamba negra

La orgía

El cura vicioso

Adelita

Mimitos

Claudia. andrea. vicenta y mónica g t.

Tita

Virgen y cuarentona

Bibi

Las testigos de jehová

María

Incestos en la noche

Polvazos incestuosos

Don rubén ríos

Alma - belén el bomboncito y la yogurina

Lobas (el ermitaño 2)

El ermitaño

Juliana

Hace más de cuarenta años... 2

Hace más de cuarenta años...

Casilda

Muñequita 3

Muñequita 2

Muñequita

Aura

Mónica galán

Pajas con una lectora

El sonambulo

Trío interracial

Virginia

Emails reales (con la autorización de rita)

Gigoló por un día

Las 10 primeras veces de sara

Abigaíl

Ana

Bea, nina y su tío

Fresita, la lagarta, la bicha, y yo

Cosas de casa

Luisiña

Lidia, rebeca y una sorpresa

Rebeca y lidia - la gorda y la flaca

Venancia

Estefanía pervierte a su tía

Estefanía

La confesión

Leila

De virgen a putón verbenero

Loba ardiente ii

Loba ardiente

Celia

Eran las nueve de la noche

Tasy y zorra plateada ( anastasya y odette)

Berta, cenicienta de aldea

De sueños y brujas

Esperanza y caridad

Albina

Abi

Juana, la princesita de papá

De las pajas de gloria y otros vicios

Sor... presa

Conchita

El primer orgasmo de rocío

Andrés, roncaba

Aida

Agripina

Gloria

¿quién?

Camila -2-

Camila

El sueño de una tarde de verano -9- teatro -telón

El sueño de una tarde de verano - 8 - teatro

Elizabeth

Isidoro, marta, carol y aurora

El sueño de una tarde de verano - 7 - teatro

Jacinta, la mujer del capador

Las hermanastras - 3 -

El sueño de una tarde de verano - 6 - teatro

Las hermanastras - 2 -

Las hermanastras

Sebas y soraya

Don josé y las sumisas

El sueño de una tarde de verano - 5 - teatro

Jennifer

El sueño de una tarde de verano - 4 - teatro

Mejillones para seis

Polvo para estrenar el año

Mejillones par seis

El folla abuelas

Marta y rosalía

¿alguna vez has follado así ?

Una novia para tres hermanos... y una hermana

Las trillizas se desmadran

Las trillizas

Alguien voló sobre el nido de arsenio

Andrés las náyades y la arpía

Chelsea

Asunción

Tres días de diciembre

El primer orgasmo lésbico de julieta

La virginidad de la sobrina de mi mujer

Mi tía virginia -6-

Mi tía virginia -5-

Abril -3-

Abril -2.

Mi tía virginia -4-

Mi tía virginia -3-

Mi tía virginia -2-

Mi tía virginia

Salomé -2-

Salomé

Abril

Josefa

El duque, la duquesa, el mayordomo y eva

Mejillones para cuatro -3-

Mejillones para cuatro -2-

Mejillones para cuatro

Carta de toñito a su padre

Susanita

Inés - 2 -

Inés

Las cuñadas

El vampiro vikingo - 3 -

La beata

Las hermanas

Obra de teatro - el sueño de una tarde de verano

El sueño de una tarde de verano - 3 - teatro

La pimera vez de rosaura

El sueño de una tarde de verano - 2- teatro

La noche de halloween

Kristel

La jaca

Tasy

De orgasmo en orgasmo

Muñeca

La puta de lujo

La rusita

Un viaje alucinante -2-

Un viaje alucinante

La vecina - 3 .

Olaf

Tres noches con luz

Rebeca

Cuatro días de primavera

El vampiro vikingo

Las primas - 2 -

Las primas

La juez del placer (n.o)

La revancha de estrella (nalgadas orgásmicas 2

El tenorio don quijote de la mancha 1

Historia de una muerte anunciada

4 días de invierno

Disfrutando del regalo

Ayla

Carmuchiña

Nalgadas orgásmicas

4 noches de veranio

Perdición

Nora

Obsesión

Spanish slipper - capítulo final

Spanish slipper - 4 -

Spanish slipper -3-

Spanish slipper -2- (zapatilla española -2-)

Spanish slipper

Las hijas de papá -2-

Confesiones entre una hermana y un hermano

Las hijas de papá

La noche de san juan

El hijo y la hija del conde

El maclaren

Lili -2-

La pulga

Lolita -2-

Julián. marta y sus hijos -2-

La putona de mi tia y la calentorra de mi prima

Julián. marta y sus hijos

El enano

Amalia

El eyaculador precoz

Sonia la sumisa -2-

LUISITA (Micro relato)

Sonia la sumisa

Sexo en acapulco

ZORRA PLATEADAo

El ladrón

Odette

Elvirita

Elvirita

Carolina -2.

Sonia -2-

Sonia

Carmiña

Lucrecia

La adivina -3-

Lolita

La vecina (2)

Lili

La vecina

La adivina -2-

Cristina -4- la verdad sobre cristina

Carolina

La adivina

Cristina -2-

Cristina -3-

Cristina -1-

Sandra

La sobrina de mi mujer

A mi amigo lo sedujo su hija