Al día siguiente me desperté con ese dolorcillo en las articulaciones y músculos propios de una noche de sexo.

Llegue a la cafetería y como siempre últimamente, me senté en la mesa del fondo, diez minutos después una mano en mi hombro me indico que Gonzalo había llegado, su  toque era inconfundible, sus caricias eran poderosas pero suaves.

-buenos días Victoria

-buenos días Gonzalo

Ese día no se sienta frente a mí como los demás días, se sienta a mi lado y una mano suya se relaja sobre mi rodilla. Sus largos dedos acarician la piel que pueden.

Cuando el camarero trae lo suyo y tras dar un trago a su café, su mano sube unos centímetros hacia mis muslos, la cafetería esta atestada de gente como cada día y su mano desaparece bajo mi falda, esquivo el elástico de mis braguitas y noto sus dedos entre los pliegues de mi carne, en mi vulva, frotaba el bultito ya anhelante y yo bebo mi café, mientras sus dedos ahora penetran mi vagina, entran y salen, dentro y fuera hasta que tengo que bajar los ojos y morder mis labios cuando un orgasmo me sacude por completo.

-buena chica me encanta tu respuesta

-a mí me encanta la manera en que me tocas

Se limpia los dedos con un pañuelo que guarda en su bolsillo, sigue desayunando. Hablamos como siempre largo rato, ambos hemos adelantado la hora de llegada para estar algún minuto más.

A media mañana me manda un  mensaje en el que me invitaba a comer, acepto y quedamos a las dos. Mi sorpresa es mayúscula cuando cerca de las dos, volviendo de fotocopiar algo, se abre el despacho del gran jefe y de él sale Gonzalo.

-hola Victoria, estas lista?

-sí, claro –contesto alucinada-

-estaba charlando con Manuel

Llama al gran jefe por su nombre de pila yo estaba perpleja cuando me coge por la cintura y me saca del edificio.

-comemos por aquí?

-no vamos a un sitio que conozco a las afueras.

-tengo solo una hora

-no nena, Manuel sabe dónde estamos, puedes llegar más tarde.

Comemos en medio de la naturaleza en un restaurante lujoso.

Solo un par de besos y me deja en el trabajo a media tarde casi y en cuanto llego la secretaria del gran jefe me llama. Me hace pasar al despacho de este, que habla por teléfono, al oírme se gira y me señala la silla. Me siento y espero el final de la conversación.

-señorita Victoria, Gonzalo me ha hablado muy bien de usted –me sonrió y note que sabía que habíamos tenido sexo-

-me alegro

-Victoria mañana necesitaría de su ayuda en una comida de negocios, me vendría bien su presencia

-como requiera señor

Esa tarde al salir en la puerta aparcado en doble fila esta Gonzalo.

-hola Victoria, quería verte un momento antes de regresar a casa, sube, te llevo.

Damos un rodeo y aparca en el garaje, baja la persiana que mantenía su plaza aislada del resto y el sitio se queda a oscuras, abre su puerta y se hice la luz, yo no puedo más y casi salto sobre él, nos besamos y devoramos con hambre, nos mordemos, nos lamemos y noto su mano bajo mi sexo abriéndose la bragueta, sacando su polla ya dura aparto mi braga y de un solo golpe se hunde en mi vagina mojada, me muevo sobre él, que me agarra del culo y me ayudaba a moverme, pellizca mi carne y yo jadeo, gimoteo con mi boca en la suya y llena de él me corro, al mismo tiempo que él se vacia dentro de mí.

-nena eres fuego

Salimos del coche y nos limpiamos los dos, nos colocamos las ropas y él se asoma, me hace salir y ambos subimos en el ascensor desde el garaje. Al llegar a mi planta me da un azote en el trasero y salgo. Esa noche estoy durmiendo ya cuando recibo un mensaje raro.

-estarías dispuesta a dar un paso más sexualmente hablando y serias capaz de tener sexo en grupo, sin barreras ni malos rollos, si alguien esta claro te aseguraba que estabas a salvo y protegida de todo?

Tras pensarlo decidí seguir el juego.

-creo que contigo me atrevería con casi todo, me da mucho morbo.

Ese día en la cafetería, apenas paramos unos minutos ambos teníamos mucho trabajo.

Al mediodía era la comida de negocios, me arregle la ropa y me maquille un poco, el gran jefe me esperaba en el coche, baje y me subí a su coche, el chofer nos llevó por la carretera a más de media hora después entramos por una gran verja a un camino de piedrecitas entre el verde de unos impresionantes jardines, el coche aparca fuera de una enorme casa de campo. El chofer me ayuda a bajar y el gran jefe me cede el brazo, lo agarro y ambos subimos unos escalones, alguien abre la puerta y entramos.

Pasamos a un enorme salón, me ofrecen una copa de vino y con ella en la mano charlamos mi gran jefe y yo. Me cuenta que la casa es del cliente en cuestión.

Veo una fabulosa y exquisita mesa puesta para cinco.

 Al momento entra un hombre de la edad más o menos que el gran jefe, unos sesenta años, se presenta, como Ernesto, el dueño de esa hermosa casa y amigo de Manuel (el gran jefe).  

Según mis cuentas me faltan dos, no tardo nada en ver entrar al cuarto comensal, este me lo presentan como socio de Damián y amigo de ambos. También de la misma quinta.

 Solo me falta una persona, espero que al menos sea una mujer, estoy rodeada de señores. La puerta se abre y mi sorpresa es mayúscula; es Gonzalo, me saluda con un beso suave en los labios, eso aún me sorprende más.

-hola Victoria, veo que ya conoces a mis amigos

-si

Me aparto un poco del grupo y me dice

-Victoria, estas dispuesta a probar lo que afirmaste ayer que harías?

-sexo en grupo con ellos? –le dije señalando discretamente-

-cielo, el sexo es sexo, no mires el exterior sin probar lo que podrían ofrecerte, déjate llevar. ¿Vas a ser valiente y jugar este excitante juego?. Si no estás segura no pasa nada comemos y volvemos, no pasara absolutamente nada, no estas obligada a nada. Pero si te quedas te aseguro que estas en buenas manos, te aseguro que la protección es total, nada malo te puede pasar.

Como respuesta me acerco al grupo y les sonrió, todos y cada uno de ellos me devuelven la sonrisa.

La mesa está llena de deliciosos manjares, la mesa más baja de lo normal en una mesa de comedor, estaba repleta de platos con comidas varias, frutas, quesos, platos cocinados, panes, cremas y todo tenía una pinta impresionante. Esta dispuesta ante un enorme cheslón de respaldos curvos en el que cabemos casi todos.

-Victoria ven

Gonzalo me llevo a un rincón del salón y empezó lentamente a desnudarme, ellos miraban tomando asiento en unos cómodos sillones a los lados de la mesa.

Me desnudo acariciando mi piel solo con el dorso de su mano, me encienden esa medias caricias, me quito la falda, la camisa y el sujetador, me dio la vuelta para que ellos me miraran y me bajo las bragas desde detrás mía.

-que os parece?

Me siento un trozo de carne y mi entrepierna se moja, me excito por estar desnuda en una lujosa casa, con una mesa exquisitamente preparada y esos cuatro hombres ricos, poderosos, con clase, mucho más mayores que yo y tremendamente deseables aunque solo sea por el poder que desprenden. Lo alucinante pienso es que entre ellos estaba mi último y maravilloso amante y mi gran jefe, ese que tan solo había visto dos veces antes.

-es perfecta, acércala

Me hacen sentar en el cheslón era solo para mí, no llego bien a la mesa pero no lo necesitaría.

 Gonzalo es el primero en darme algo de comer a la boca, saboreo y esta riquísimo es una mezcla de sabores explosiva, mientras como Gonzalo besa mis labios y mete su lengua dentro. Su beso dura varios minutos en los que sin prisas me saborea.

 Luego viene el gran jefe Manuel mete en mi boca un trozo de fruta jugoso que se escurre de mis labios por ser muy grande, su jugo sale y el baja a lamerlo, me excita tanto que siento mi flujo humedecer mi sexo. Sabe a dulce, a verano y a pecado, su lengua lame cada rincón de mis labios y busca la mía, mientras su mano baja por mi vientre a mi sexo, sus dedos separan mis labios y me penetra, jadeo mientras miro como el hombre más poderoso de mi empresa me penetra con dos dedos, el calor invade mi cuerpo y el al darse cuenta de su poder no dejo de penetrar hasta que siente como me corro en sus dedos.

-que rica eres Victoria –dijo mientras prueba mi sabor de sus dedos-

Qué situación tan morbosa, Manuel se retira y se sienta a mi lado Ernesto, menos corpulento que Manuel y más bajo, se acerca y mete un trozo de queso en mi boca, esta fuerte y contracta en mi boca con el dulce de la fruta anterior. Él no me besa, el baja y tras agarrar mis pechos, los masajea, luego los estruja y finalmente me lame los pezones mientras con sus dedos me los frota, estoy en la gloria, cuando el socio de este, Damián, este también de complexión recia se pone ante ambos y me da de comer una suave crema fría, dos cucharadas y la tercera la dejo derramar, se inclina y lame mi barbilla.

 Ernesto aun lame mis pezones y Damián se agacha poniéndose de rodillas, abre mis piernas y lame directamente mi coñito ya chorreando.

-esta mojadísima –dijo Damián contento-

-lo se dice Manuel -con una sonrisa sabiendo que me había corrido en sus dedos-

Damián consigue mil jadeos de mi boca, con sus tiernas y largas lamidas, mientras Ernesto no deja de dar placer a mis pechos.

Gonzalo completamente desnudo se sienta a mi lado a mirar lo que los dos me hacen y dice:

-Manuel pónsela en la boca veras como la mama, es alucinante.

Él se saca tan solo la polla, es grandiosa y la apoya en mis labios, que rápidamente se entreabren para saborear esa gran polla. Chupo, beso, mordisqueo tan solo la cabeza, durante minutos me recreo en eso, luego la dejo resbalar entre mis labios y más de media desaparece en mi boca, como hago siempre la golpeo con mi lengua desde adentro y chupo algo más intento metérmela toda, hago un esfuerzo y la meto del todo, apenas muevo la boca y Manuel me acaricia la cara, me mira como me trago su enorme polla.

-si pequeña, nunca me la habían comido toda, nena si no paras no podre parar yo.

Succiono un poco, golpeo de nuevo, dejando claro que no voy a apartarme y noto como mi garganta se llena de semen, dos chorros y voy sacándola mientras se sigue corriendo en mi boca, la saco aún más y dejo caer su semen por mi cuello.

Todos miran embobados su semen resbalar, mi boca llena y trago su rico semen, me encanta. El está jadeando aun. Se sienta a mi lado y ahora noto como Ernesto cogiendo mis piernas, pone su polla en la entrada, empuja la cabeza y penetra de un golpe en mi vagina, me sube las piernas a sus hombros y me penetra más adentro, más adentro, sale un  poco y entra el doble, me parte, me llena, siento espasmos y Gonzalo acaricia entre mis rizos a mi lado, sus dedos pellizcan mi carne y me corro de nuevo, jadeo poseída por otro orgasmo impresionante, Ernesto deja mi coño y se sitúa detrás de mí, acerca su polla y yo me giro para lamerla mientras Gonzalo me la clava, me folla sin piedad, y yo masturbo a Damián con mi mano que está sentado a mi lado.

Mientras los tres están conmigo, Manuel se acaricia mirándonos, Gonzalo bombea cada vez más fuerte abriendo mi vagina. Ernesto se corre entre jadeos en mis tetas, sus chorros de semen me dan en los pezones y resbalan por todo.

Gonzalo sale de mi vagina y me levanta, me abre de piernas y me sube sobre Damián, me empuja hacia abajo y su polla llena mi coñito, ya follado por tres pollas diferentes, la de Ernesto, la de Gonzalo y ahora él.

Gonzalo me aprieta hacia a él y con su polla busca mi culo, empuja la cabeza apoyándola en la entrada y en dos tiempos noto sus testículos golpeándome, me duele, pero él no para, sabe que me duele y eso ahora le excita, también a mí, entra y sale mirando el semen en mis tetas, en las comisuras de mis labios y mi cuello y de un fuerte empujón descarga dentro de mi dolorido culo, llenándolo de semen. Mi orgasmo se desencadena con ese placentero calor en mi culo y la polla de Damián bombeando en mi vagina irritada. Sale de mi culo y Damián de mi vagina.

-menéamela quiero correrme en tus rizos

Le agarro la polla a Damián y la meneo hasta que espesos chorros de semen, cubren el vello rizado de mi sexo.

Los miro a todos, que me miran con sus pollas flácidas entre sus manos, estoy llena de semen cuando Manuel de nuevo excitado me dice:

-cabálgame putita te falta una buena ración de leche en el coñito

Me subo encima y empiezo a menear el culo, me muevo, me muevo y el me agarra el culo, lo pellizca y me menea hasta que grita:

-me corro apriétame, vacíame bien zorrita

Me corrí con el gran jefe por última vez, había perdido  la cuenta, esa tarde no volví al trabajo, pasamos el resto de la misma al sol, en el borde de la piscina.

Yo; que me excite sintiéndome un trozo de carne, fui esa tarde la princesa mimada de cuatro poderosos hombres que iban a darme lo que les pidiera a partir de esa tarde.

Y yo me entregaría a ellos en cuerpo y alma…