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Mi nuera Sara se convierte en mi adicción.

en Amor filial

Llegué como cada fin de semana a la casa que alquilábamos cerca de la playa. Mi mujer pasaba allí los dos meses íntegros, yo iba los fines de semana y pasaba solo la semana en la ciudad. No me gustaba demasiado pero en esos temas mi señora mandaba y a ella le encantaba pasar allí la semana con sus amigas. A veces alguno de mis dos hijos iba a pasar unos días.

Me quite el traje y la corbata y me puse la ropa de playa para ir a buscarlos. Allí estaban en la orilla vi a  mi mujer y dos de las vecinas, los maridos como siempre estarían en el chiringuito o mirando a las chavalas de la playa.

Pasamos el sábado en la playa, como siempre cenábamos en casa de una de las parejas, mientras me estaba duchando oí que teníamos visita, baje y me sorprendió ver a mi hijo pequeño con su mujer.

Llevaban dos años casados y acababan de pasar por una semi ruptura. Ella siempre me pareció muy joven para mi hijo, no por diferencia entre ellos pero es que ella solo tenía veinte años al casarse, mientras que el cumpliría los treinta en unos meses. Lo que no pensé es que la liara él y nunca mejor dicho. Mi hijo tuvo un lio con una compañera de trabajo. Al final se habían reconciliado un par de meses atrás.

-Hola a todos –dije desde la escalera-

-Hola papa, venimos de pasar el día con unos amigos y decidimos pasar a veros –dijo el-

-¿Porque no os quedáis a cenar?, vamos a casa de Lucia y Héctor –Dijo mi mujer-

Ambos se miraron y al final se quedaron, mientras mi mujer llamaba por teléfono y ultimaba lo que llevábamos a la cena y mientras ambos charlaban mire a mi nuera desde la cocina.

Llevaba un pantaloncito vaquero diminuto eso junto con unos zapatos de cuñas altas hacia que sus piernas parecieran larguísimas. Arriba llevaba una camisa blanca apretada en el pecho y muy escotada que dejaban intuir sus grandes pechos, luego caía ancha sobre los pantalones. Su pelo rizado enmarcaba su cara de niña buena. En resumen estaba riquísima, no sé cómo estaba la compañera pero tenía delito engañar a esa preciosidad que con tan solo veintidós años estaba de toma pan y moja.

Pasamos una estupenda noche, también estaban dos de los hijos de ellos y todos nos divertimos alargando la noche hasta altas horas. Mi hijo bebió algo más de la cuenta y casi a la una de la madrugada mi mujer comentó que por que no se quedaban a dormir y al final también accedieron. Nos retiramos a eso de las tres y mi mujer preparó la cama de invitados, todos nos fuimos a dormir.

Me desperté a las cinco y tenía que ir al baño, salí en calzoncillos sin recordar que no estábamos solos y al salir del aseo me choque literalmente con mi nuera. Sentí sus pechos en el mío y al separarnos la mire de arriba abajo. Iba solo con unas diminutos braguitas de encaje con las que se notaba que iba completamente depilada y un sujetador a juego tan pequeño como ellas.

-Lo siento, pensé que aun dormiría todo el mundo –dijo tapándose un poco-

-No pasa nada –dije avergonzado por mi escrutinio-

Paso ante mí y aun eche un vistazo a su culo, redondo y lleno sobresalía por los lados de las braguitas. Mi polla se puso a tope y regresé empalmado a la cama.

Intente algo con mi mujer pero como siempre rechazo mi acercamiento. Hacia un par de años que apenas teníamos relaciones y a mis cincuenta y muchos me aliviaba solo casi siempre.

Mi mujer pasaba claramente del sexo, nunca había sido demasiado activa pero desde hacía dos años apenas nada de nada y si conseguía convencerla era lo más parecido a follarse una muñeca hinchable, sin emoción ninguna se dejaba hacer y me pedía que fuera rápido.

Le di la espalda y mire mi sexo a tope, la agarré con una mano y empecé a meneármela suavemente para que ella no lo notara, aunque ya dormía de nuevo. Recordé sus tetas, su culo, su boca de labios gordezuelos y aceleré el vaivén hasta que un ruido me hizo mirar y ver que había dejado la puerta entreabierta y entonces la vi justo en el momento que empezaba a correrme. Cerré los ojos un momento y al abrirlos ya no estaba, llegue a pensar que lo había imaginado. Tras limpiarme con unos pañuelitos volví a dormirme.

Desperté solo en la cama y bajé para encontrármelos a todos en la cocina desayunando, al verla me avergoncé y ella bajo los ojos.

El siguiente fin de semana fue de lo más tranquilo, ya casi había olvidado todo lo ocurrido cuando me enteré que venían a pasar el fin de semana.

Durante los dos días no pude evitar mirarla y excitarme una y otra vez, regañándome después. No solo era una chavala que además de poder ser mi hija era la mujer de mi hijo. Aunque fuera platónico debía dejar de pensar en su estupendo cuerpo.

En la comida del domingo me enteré que mi hijo tenía vacaciones y el hijo de Héctor le pidió que pudiera haberse quedado para ir a pescar y hacer un cursillo de submarinismo. Este le contestó que su mujer no tenía vacaciones que por él se quedaría y esta le dijo.

-Quédate Miguel, no me importa. Total peor estar solo en casa yo no tengo vacaciones hasta la semana que viene.

Mi hijo contentísimo accedió y hasta el otro le ofreció algo de ropa y mi mujer feliz de tener toda la semana a su hijito solo para ella.

El siguiente fin de semana yo subía el sábado y el jueves por la mañana mi mujer me llamo para decirme que iba a pasar mi nuera a buscar algo que necesitaba antes de subir el viernes ella.

Esa noche sobre las nueve sonó mi móvil, no conocía el número.

-Hola suegro, soy Sara ¿podría pasar ahora?

-Claro

Dos minutos después sonó el interfono y le abrí, no me daba tiempo a ponerme nada más formal, iba con el pantalón corto del pijama y una camiseta.

-Hola, siento molestar es que estaba en la zona.

-No pasa nada pero te esperaba mañana tarde.

-¿Puedo pasar a la habitación? Ya sé dónde está lo que debo llevarle

La seguí a mi habitación, la cama aún estaba revuelta de una mini siesta.

-Esta todo desordenado ahora que estoy solo.

Cogió las cosas con una sonrisa y salió de la habitación.

-Que bien huele –dijo rompiendo la tensión creada-

-Estaba haciendo la cena, que mal educado ¿quieres quedarte a cenar?

-Me iba ya para casa, vengo de compras… hambrienta

-Pues no se hable más.

Terminé la cena mientras ella ponía la mesa, nos sentamos a cenar y charlamos de cosas banales.

-Ahora deben estar de lo más fresquitos cenando fuera esos –dije-

-Cierto, que ganas tengo ya de vacaciones

-Yo también tengo la semana que viene –dije contagiado por su alegría-

Fue a la cocina a llevar unos platos a pesar de mis quejas y de nuevo pude admirar su cuerpo. Al volver traía unos vasos con hielo, los llene y salimos al balcón a tomar una copa al fresco.

-También se está bien aquí

-¿Has pasado una buena semana?

-Sí, más tranquila que si él hubiera estado por ahí, es lo que tiene que te engañen una vez, te vuelves desconfiada y habría pasado la semana pensando en que estaría haciendo.

-Siento lo que pasó Sara, ¿cómo lo llevas?

-Si soy sincera depende del día, desde que pasó siento la necesidad de devolvérsela junto con la libertad de desear saber que se siente con otro.

-No sé qué decirte

-Esta noche he quedado con unas amigas y me plantee seriamente intentarlo si surge.

-¿Porque me cuentas esto a mí?

-Porque desde que me miraste con deseo en el pasillo y después vi cómo te hacías una paja me siento más libre de decirte lo que deseo.

-¿Y que deseas Sara?

-Ser solo la puta de alguien, quiero saber que se siente cuando solo te follan, sin hacerte el amor.

-Soy tu suegro no deberíamos tener esta conversación

-¿Porque te excita o porque no es políticamente correcto?

-Sara déjalo ya.

-Estaremos en el oasis, si te apetece tomar la última…

Y se fue dejándome liado, pensativo y más excitado que nunca. Era una chiquilla, era mi nuera…

Una hora después entraba en ese sitio y la busque, enseguida la vi en la pista. Llevaba un vestido ajustado en el pecho y de falda corta y vaporosa. Se había maquillado y era una mezcla de ángel y demonio que volvería loco a cualquiera. De hecho uno ya bailaba pegado a ella, me vio y se acercó a la barra.

-Que bien que te hayas decidido

-Ya viene tu compañero de baile

-Es un pesado, me ha insinuado de todo

-¿Va a ser él? –Pregunte sabiendo sus intenciones-

-Preferiría que fueras tú, me das más morbo –me dijo con un mohín-

Él se acercó y ella le sonrió mientras él la cogía desde atrás por la cintura y hasta desde mi sitio podía ver que el tío estaba empalmado y restregándose con su culito.

-¿Sabes que eres una puta Sara? –le dije al oído-

-Eso quiero ser esta noche

En ese momento se produjo una lucha en mi interior y al final gano la lujuria, la cogí de la muñeca y tiré de ella ante las quejas del baboso.

Ella riéndose me siguió con sus tacones altísimos. Salimos del local y estaba enfadado con ella.

-Sara, ¿a que juegas?

Me miro con cara de niña buena y eso me puso a mil, dos minutos antes iba a follar con un desconocido y ahora parecía no haber roto un plato.

La pegue a la pared y devoré su boca, mordí sus labios y ella no solo no se quejó sino que jadeo pegando su cuerpo al mío.

Había perdido totalmente el control, requerí de toda mi voluntad para separarme de ella y llevarla al coche. Sentada a mi lado me miraba con los ojos cargados de deseo.

-Sara no me mires así

-Deseo tanto que me folles suegro…

Salimos del coche y la lleve a la entrada, allí volví a besarla esta vez la agarre del culo apretándoselo, pellizcándola, apretándola contra mi erección mientras la besaba con hambre.

Solo un ruido en la puerta me separó de ella y fui consciente que estábamos en la entrada que cualquiera podría vernos y entramos en el ascensor.

-¿Estas segura que quieres ser la puta que prometes poder ser?

-Si

-Date la vuelta y súbete la falda del vestido

Quería asustarla con mi rudeza pero ella se dio la vuelta e hizo lo que le había pedido, Dios mío su culo era la leche, gordito, duro y de nuevo sobresalía de las braguitas. Lo acaricie con una mano, aparte más la braga y le di una palmada. Ella jadeo pero no se movió, pasé mis dedos entre sus piernas y me sorprendió lo mojada que ya estaba.

-Estas chorreando, no esperaba que mi nuera fuera tan golfa

-Es que me da mucho morbo ser su puta suegro

Me puso a mil y no deje de sobar su rajita hasta que llegamos a mi piso, mientras ella se miraba al espejo y jadeaba. Cuando paró ella se intentó recomponer.

-No te muevas puta –le dije con dureza-

La masturbé hasta que sentí como se corría en mis dedos.

-Ahora si podemos salir, espera a que abra y luego entras detrás de mí.

Cuando cerré la puerta me miró de nuevo con cara de buena, sus ojos esperaban expectantes mi siguiente paso.

-Ponte de rodillas aquí mismo –le dije desabrochando mis pantalones-

Se arrodilló mirándome con los ojos muy abiertos.

-Sácala Sara

Su manita se metió en mi pantalón, agarró mi polla y la liberó. Lentamente empezó a meneármela y enseguida acercó su lengua a la punta, la lamio y succionó con devoción, luego empezó a dejar que resbalara entre sus labios, la agarré de la nuca y me folle su boquita, ver sus labios en  torno a mi polla casi me hace correr en la entrada de mi casa.

-¿Te gusta mamar la polla de tu suegro?

-Mucho

Que placer me daba la puta de mi nuera con su boquita de mamona, estaba en el paraíso. Agarró también mis huevos y empezó a dar tironcitos mientras mamaba, al rato también los lamia mientras me masturbaba con destreza haciéndome la mejor de las mamadas.

-Vas hacer que me corra mamona, lo haces de fábula.

-Eso quiero

Chupó, mamó, acarició y hasta mordisqueó mi polla y mis huevos hasta que sentí mi semen salir a borbotones y llenando su garganta con un devastador orgasmo. Sentía como si me vaciara por completo mientras lamia cada milímetro de piel, cada gota de semen.

Las rodillas se me doblaban cuando la llevé al salón, tiré todo lo de la mesa al suelo y la subí a ella, separe sus piernas y apartando sus bragas lamí su sexo, no había probado nada más rico que ese coñito. Ella jadeaba sin parar cada vez que mi lengua recorría su rajita y mis labios absorbían su clítoris, su sabor era adictivo.

-Qué bueno suegro…

Jadeaba cada vez más hasta que sentí sus flujos en mi boca mientras se corría de nuevo, los lamí y devoré adicto ya a su sabor.

Mi polla volvía a estar sorprendentemente erecta de nuevo ante ese espectáculo; mi nuera tumbada en la mesa de mi salón con el vestido en la cintura y la braga a un lado completamente despeinada y con cara de satisfacción después de su segundo orgasmo.

Agarré mi polla y la hundí de un golpe dentro de ella, su vagina atrapo mi polla envolviéndola con su calor y su humedad. No puedo explicar lo que sentí en ese momento, si puedo decir que jamás había estado mejor.

Sus piernas envolvieron mis caderas y subió el culo mientras yo empujaba como un poseso penetrándola muy adentro.

-Dios mío Sara me encanta follarte

-Si párteme en dos

Decía ella moviendo la cabeza de un lado a otro cada vez que arremetía perdiéndome en su interior.

-Incorpórate Sara quiero ver tus tetas.

Le saqué el vestido y de nuevo el sujetador de encaje apenas contenía sus redondos pechos, los saqué del sujetador y aluciné viendo las mejores tetas que jamás había visto. Bajé mi boca y probé su piel suave, lamí y mordí sus pezones endurecidos, mame como un bebe tirando de ellos entre mis dientes.

Ella jadeo y la tumbe para penetrarla hasta el fondo de nuevo, ella subió el culo de nuevo y empuje como un loco pellizcando sus pezones.

-Voy a correrme suegro, no pares

Y explotó, sentí su orgasmo que mojo mi polla calentándome aún más y tuve que salir de golpe por no correrme.

La baje de la mesa y dándole la vuelta apoye sus tetas en la mesa, separé sus piernas y de nuevo arremetí dentro de su mojado coño mientras pellizcaba su culo con saña.

-No puedo más princesa, no aguanto más esta dulce tortura de estar en tu coño

-Córrete suegro quiero sentir tu leche

Agarre fuerte sus caderas mientras ella meneaba el culo y empuje queriéndola marcar mientras me vaciaba en su interior corriéndome sin dejar de gemir.

-Toma zorrita, toda mi leche es para ti princesa.

Succiono mi polla con los músculos de su vagina vaciándome por completo, caí sobre su cuerpo mientras mis rodillas no me aguantaban y entonces ella se corrió de nuevo.

-Nena eres la hostia.

Aun llevaba las bragas puestas, mi semen las manchaba y chorreaba por su muslo cuando la saque.

Nos duchamos juntos y le di una camiseta mía, yo me puse un pijama y al salir ella preparó una sola copa que compartimos juntos sentados de nuevo en el balcón donde nadie podía vernos.

Se sentó en mis rodillas y la bese mientras acariciaba su piel distraídamente durante más de media hora.

-Gracias suegro, ha sido el mejor sexo de mi vida –me dijo de nuevo con cara de niña buena-

-También de la mía princesa, no creas que esto es siempre así. ¿Te quedas?

-Si no te importa

La cogí de la mano y la lleve a mi habitación, a mi cama, entre mis brazos…

Por la mañana me levante antes que ella, la mire dormir y quise despertarla con mis caricias pero me vestí y me fui al trabajo.

Ni un solo minuto la saque de mi cabeza, termine a media tarde y regrese a casa. Esa noche tenía una cena de empresa por eso iba a subir el sábado.

Abrí la puerta y fui directamente a mi habitación fantaseando con que estuviera en mi cama ya vacía. Me tumbe y olí su perfume en las sabanas, salí al salón y miré hacia la mesa, de nuevo rememoraba otra vez cada minuto cuando sonó mi móvil, corrí a cogerlo esperando que fuera ella, pero era mi mujer. Tras darme un par de órdenes muy típico en ella me comento:

-¿Al final mañana subirás al mediodía?

-Claro, ¿por cierto te ha ido bien lo que te ha traído Sara?

-No puede subir hasta mañana, al final podías haberlo traído tú.

Colgué esperanzado de volver a verla antes de irnos. Volvió a sonar mi móvil y esta vez sí era ella.

-Hola soy Sara

-Hola princesa, tenía la esperanza de que me llamaras.

-¿Ya sabes que subo mañana?

-Sí, ¿no iras a salir de “caza” no? –De repente me vino esa opción a la cabeza-

-No, ayer fue demasiado bueno para pensar en cambiar

-Voy de cena de empresa, me encantaría verte después si te apetece

-Llama cuando puedas

Después de dormir un rato me duché y me vestí para la cena, estaba feliz solo de pensar que luego la vería y pensé en ello durante toda la aburrida noche, al final me liaron para tomar una tras la promesa que solo sería una copa.

No veía el momento de volver a tocarla y la llamé alejándome del resto nada más llegar al sitio.

-Hola princesa, me han liado con una copa. Me muero por verte cielo.

-¿Quieres que vaya?

-¿Lo harías princesa? Me encantaría.

Le di la dirección y media hora después la vi entrar. Me sonrió pero no me saludo, se sentó a mi lado y uno de mis socios la miró de arriba abajo.

Llevaba otro vestido, esta vez hasta los tobillos y lejos de tapar marcaba cada una de sus generosas curvas enloquecedoras.

-¿Cómo está la niña verdad?

-Cierto, esta buenísima –dije sonriendo al recordarla desnuda y excitada-

Solo quería sacarla de allí y llevarla a mi cueva de los pelos para follármela hasta saciarnos ambos.

Tomé mi copa y tras pagar la ronda me despedí y salí de allí.

Ella se unió a mí en la puerta y juntos salimos de allí.

-Hola princesa estas preciosa

-Tu no estas nada mal, suegro.

Cuando entramos en el coche puse una mano en su muslo, sobre el vestido y le dije:

-Me muero por follarte nena

-Hazlo

-¿Aquí? –Pregunte incrédulo-

Miré hacia ambos lados y solo había oscuridad y gente pasar a lo lejos y a la suya y mi polla amenazó con romper el pantalón cuando su mano se posó encima.

-No he dejado de pensar en esto.

-Yo tampoco mi niña

Desabrocho mi bragueta y sacando mi polla se inclinó hacia ella, saco su lengua y lamio la punta, succionándola a continuación, apreté ligeramente sobre su cabeza y se la metió toda en la boca mientras sacaba mis pelotas y las acariciaba.

Tras un rato de mamármela diestramente se apartó y vi excitado como se quitaba las bragas y mirándome me dijo:

-Echa un poco el asiento para atrás te necesito.

Subiéndose el vestido vi su pubis justo antes de que se sentara a horcajadas sobre mi polla, la llevo a su entrada y bajo lentamente, estaba mojada, muy mojada.

-Estas chorreando golfa, fóllame bien puta.

Subió y bajo sobre mi polla enloqueciéndome mientras la gente pasaba a nuestro lado, a ninguno de los dos nos importaba nada que no fuera saciar esa hambre. Yo estrujaba sus tetas sobre el vestido mientras ella meneaba el culo.

-Dios nena sigue moviéndote mi niña que voy a llenarte de nuevo.

-Sí, suegro me encanta sentir como te corres dentro de mí.

Diez minutos después se corrió y me arrastro en su orgasmo, ambos jadeamos empañando el cristal.

Ella besaba mi cuello mientras yo ahora sobaba su culo y aún estaba dentro de ella.

-Vamos a casa quiero más princesa.

Se levantó lentamente y se colocó en su lado, sin colocarme el pantalón arranque el coche y fuimos hacia mi casa, solo antes de salir me la metí en el pantalón.

Entramos en el edificio y nos besamos mientras bajaba el ascensor, este llego demasiado pronto y tuve que separarme, la empujé dentro y arrodillándome en el ascensor subí su vestido y lamí su pubis, su vulva y separe los labios vaginales para meter la lengua. Me volvía loco su adictivo sabor y lamia con devoción hasta que ella gimió agarrándome de la cabeza apretándome contra su sexo.

-Muérdeme, haz que me corra suegro ahora, voy a arder…

Su voz ronca me enloquecía, su deseo me ponía a cien. Adoraba a esa criatura que temblaba ya con su orgasmo.

-Sí, sí, me corro…

Entramos en mi casa, la desnudé en el pasillo y la llevé al sofá, la incliné hacia adelante y separando sus cachetes lamí la rajita, busque su ano rugoso y pase la lengua, la metí y saque de ese agujerito mientras ella se dejaba hacer. Poco a poco la penetre con un dedo, mientras ella gemía presa del placer y la sorpresa.

-Nunca… por ahí… quiero que tu… que me partas el culo –decía entre jadeos-

Metí dos dedos en su coño lubricado y a continuación volví a dilatar su culo, mi polla iba a reventar ante la sola idea de follármelo.

Pase mucho tiempo dilatando y lamiendo la rugosidad de su culito, subí y la agarré de las caderas colocando mi polla allí, empujé y me costaba meter la punta, ella gimoteaba pero no huía. Empuje más fuerte y por fin el grande penetro, la agarré más fuerte de las caderas y empuje lentamente ella gimoteaba mientras pedía más.

-Si suegro, párteme en dos

Mi polla jamás había estado en un sitio tan estrecho y me moría de gusto mientras seguía ganando centímetros dentro de ese culo que ya adoraba con veneración absoluta.

Agarré sus tetas que colgaban hacia adelante y las acaricie mientras me metía más y más.

-¿Te duele mi niña?

-Sí y me encanta

Dios iba a matarme, dejé sus tetas solo para buscar su clítoris y friccionarlo mientras ahora ya me movía en su interior. Cinco minutos después ella movía las caderas a mi ritmo y yo sentía mis huevos golpearla.

-No puedo más mi niña

Apresé su clítoris hasta sentir la tensión de su orgasmo y empuje corriéndome en sus entrañas, mi orgasmo fue largo, bestial… apenas podía respirar.

No nos movimos durante unos minutos, hasta que salí de mi adorada funda y nos duchamos antes de meternos en la cama completamente exhaustos…

Gracias de ante mano por comentar mis relatos.

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