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Me gustas más que comer con los dedos II

en Sexo con maduros

     Estaba echada en el sofá pensando cómo no, en Mario. Recordé como aquella última vez que nos vimos bajo la lluvia me había dicho que quería seguir viéndome, incluso quedamos para esa tarde. Pero no vino. Aún recuerdo el mensaje que recibí:

          “-Estela aunque desee más que nada en el mundo ir no voy hacerlo, creo que lo mejor es dejarlo correr, los dos sabemos que es demasiado complicado y terminaremos haciéndonos daño y aunque ahora duela, más dolerá después”

     De eso hacía ya ocho meses y seguía escociendo su rechazo; aunque ambos habíamos continuado con nuestras vidas, él con su mujer y su vida anterior a esos días que era lo que había escogido y yo me había dejado llevar y me había dejado “convencer” por un compañero con el que llevaba seis meses viéndome fuera del trabajo, íbamos a cenar, al cine y nos acostábamos aun sabiendo los dos que solo éramos el relleno del momento. Él a pesar de estar separado seguía colgado de su ex y yo tampoco estaba por la labor, pero los dos teníamos claro lo que había entre ambos y ninguno saldría mal cuando se acabara.

     Unos meses después, comiendo con mi madre esta me comentó lastimosa:

          - ¿Que vas hacer en vacaciones?

Recordé que mi compañero iba a pasar el verano a caballo entre el trabajo y casa de sus padres ya que le tocaba tener a su hijo, con lo cual no íbamos a coincidir apenas.

          - Aún no lo sé mama

          - Espero que después de no haberte visto casi estos meses podamos pasar unos días juntas

          - No sé mama

     Me llamó cada día esa semana con cualquier excusa para terminar pidiéndome si ya sabía los días de vacaciones.

     Cuando dos semanas después le confirmé los días y le pedí que quería hacer me soltó la bomba.

     Iban a alquilar una casa de veraneo con sus amigos y quería que yo fuera al menos una semanita.

          - Hija no me digas que no, me apetece mucho –dijo con voz triste para darme pena-

     No pude resistirme, ni escaquearme o sea que le dije que sí.

          - ¿Y quién va mama?

          - Laura y Luis, yo y Amparo, Juana y Mario.

     Las piernas me temblaron al oír su nombre

          - Pero sois muchos, no necesitáis visitas

          - Nena, tiene cuatro habitaciones, Amparo y yo compartiremos habitación, las dos parejas en las suyas y dejamos una para las visitas de cada uno.

     A medida que se acercaba el día me ponía más nerviosa, llevaba casi un año sin verle, no sabía cómo iba a reaccionar, ni siquiera sabía cómo iba a reaccionar yo.

     Llegué casi al mediodía y solo estaban las mujeres, el sitio me enamoró desde el primer momento, era una casa de dos alturas, rodeada de verde a las afueras de un pueblo a dos horas de la gran ciudad en coche.

          - Hola hija –me saludó efusivamente mi madre-

     Saludé a todas incluso a Juana, y aunque me sentí un poco culpable no me arrepentí de lo vivido con su marido.

     Dejé mis cosas y me uní a ellas de nuevo, mientras charlábamos llegaron Mario y Luis, este último me saludó efusivamente plantándome dos besos, luego llego el momento más temido y por otra parte más deseado; Mario se acercó y tras besarme en las mejillas se apartó como si se hubiera quemado.

     - No he podido escaquearme, sé que no querías verme y créeme tampoco yo he propiciado esto, pero no puedo huir de mi madre siempre –le dije unos momentos después al quedarnos solos-

          - Lo se Estela, no te preocupes. Siento que todo haya salido así –dijo tristemente-

          - Intentemos ser lo más civilizados posibles y pasemos estos días como podamos

     En eso momento regreso Luis y la conversación acabó.

          - Vamos a comer chicos –dijo este-

     Esa tarde salimos a dar una vuelta por el pueblo y cenamos en un pequeño restaurante, luego paramos a tomar unas copas en una terraza cercana.

     No podía evitar buscar a Mario con la mirada y casi cada vez nos encontrábamos hasta que uno de los dos apartaba la mirada.

     Quería dejar de verle como el hombre que apareció aquella noche en mi casa y volver a verle como el marido de la amiga de mama, pero era imposible, me bastaba con ver sus manos para recordarlas recorriendo mi cuerpo, miraba su boca y recordaba su sabor, la humedad y el calor de su lengua, sus ojos ahora serios no me hacían olvidar el calor y el hambre que reflejaban aquella noche.

     Sus miradas dejaban claro que también él la recordaba aunque intentara evitarlo y lo cortara con bromas para todos menos para mí, que simplemente me evitaba.

          - Deberías disimular mejor, si me evitas tanto terminaran dándose cuenta que algo nos pasa

          - Ya disimulo créeme –dijo con una amarga sonrisa-

     Mi madre pasó por nuestro lado y empujó a Mario, este se pegó más a mí y de nuevo saltaron chispas al rozarnos, noté como su cuerpo se tensaba al igual que el mío-

          - Siempre estás en medio –dijo mi madre sin darse cuenta de nada-

          - Espero que estos días pasen rápido-dijo bajito para si-

     Al día siguiente pasamos la mañana de compras por el pueblo, comimos y luego nos retiramos a descansar un rato, yo saqué y coloqué mis cosas, después bajé a preparar las cosas de playa.

     Llegamos en diez minutos, la playa era tan adorable como el resto del lugar, con pinos y variedad de árboles que te llevaban a varios recovecos donde un trecho de arena te separaba del mar. Aunque había gente no estaba apiñada ya que los recovecos hacían que no estuviera toda junta como en las playas que frecuentaba.

     Dejamos las cosas que habíamos traído para cenar allí y me quité la ropa, puse mi toalla y noté que me miraban, al mirar al agua vi a Luis mirando mientras le decía algo a Mario y este miraba también.

     Me metí en el agua fría y nadé un rato, luego acercándome al grupito de las mujeres charlaban de la cena, de la playa, de lo relajado del lugar…

     Cuando estas salieron me acerqué a ellos y hablé mayormente con Luis cuando Mario se alejó, la tarde fue de lo más agradable y al empezar a oscurecer apenas quedaron un par de grupitos como nosotros a lo lejos. Cuando Mario se acercó, fue Luis quien se alejó nadando un poco.

          - Que pasaba antes os he visto hablar a ti y a Luis, ¿ha notado algo raro? –pregunte-

          - Sí, se ha dado cuenta al verte en bikini de lo buena que estas, claro que eso que llevas tampoco deja demasiado a la imaginación

           - ¿Y tú que le has dicho?

           - Pues que tenía razón que estabas buenísima y siguiéndole el rollo que también acababa de darme cuenta, no podía decirle que ya lo sabía desde el año pasado ¿no crees? –dijo molesto-

          - Vaya-dije avergonzada-

          - Luego le he cortado cuando se lanzaba con más comentarios de esos que no te gustaría oír

     Aproveché que Luis se acercaba para salir del agua sintiéndome de nuevo observada; saber que a Mario le molestaba que su amigo dijera esas cosas hizo que me viniera  arriba y al levantarme del agua salí y sin colocarme bien la braguita, deje que vieran gran parte de mi trasero bamboleándose al andar.

     Mientras me secaba en la arena antes de subir donde estaba la mesa apareció Mario y acercándose un poco  dijo:

          - ¿Has disfrutado exhibiéndote? –dijo exaltado-

          - Mucho ¿y tú lo has disfrutado? -me echó una mirada furiosa antes de subir-

     Desde donde estábamos los arboles casi tapaban el mar aunque estaba justo allí. Lo preparamos todo y nos sentamos a cenar.

          - Que paz, no me movería de aquí

          - ¿Verdad que se está de muerte? Veras cuando saquemos las copas –dijo Luis-

     Teníamos una luz de camping y después de la cena prepararon unas copas y sacaron unas cartas. La noche transcurría apaciblemente a pesar de que perdía a las cartas.

          - Voy a darme un último baño

          - ¿No te da miedo hija?-pregunto mi madre-

          - Que va, ¿se apunta alguien?

          - Yo voy-dijo Luis-

     Los demás se quedaron jugando mientras nosotros bajábamos al mar y nos zambullíamos. Nadamos para notar menos el agua fría y Luis les grito desde el agua.

          - ¡Esta buenísima!

     Oímos risas y negaciones desde el grupo, pero al momento vimos una sombra; enseguida supe que era Mario.

          - Al final me he decidido –dijo este acercándose-

          - Ya me extrañaba –contestó Luis-

     Llevábamos un rato en remojo cuando Luis anuncio que salía y cuando yo iba a seguirle Mario me agarró la mano.

          - Prepárame un pelotazo en cinco minutos y prepárate para perder-le dijo al amigo que salió riendo-

          - No juegues con Luis -dijo cabreado-

          - Aunque no sea de tu incumbencia no jugaba con él, ¿crees que soy una zorrita en busca de “zorros plateados”? –le dije indignada-

          - Yo no he dicho eso

          - Lo has insinuado, ¿por eso has venido? ¿Temías por tu amigo? ¿O te ha jodido pensar que fuera el elegido? –solté las preguntas atropelladamente aunque bajito-

          - Si temía por él, porque sé que caería en tus redes sin pensárselo y si me ha jodido que pudieras intentarlo con él, pero no he venido por eso.

          - ¿A qué has venido Mario?

          - A esto –dijo acercándose-

     Tiró de mí en el agua llevándome hacia la derecha donde había unas rocas y desde no podían vernos aunque se acercaran a la orilla, hice pie sobre una gran roca y entonces él se acercó, soltó mi mano y la llevó a mi nuca antes de bajar la cabeza y buscar mi boca, para besarme como solo él me había besado.

          - He venido a esto Estela –dijo con un leve jadeo sobre mis labios-

     Devoró mi boca a su antojo sin que yo fuera capaz de hacer nada que no fuera responder a ese beso.

      Me agarré a su nuca y con su ayuda entrelacé mis piernas alrededor de sus caderas, sus manos ahora en mi culo me apretaban contra su notable erección.

          - A duras penas me he mantenido alejado este año, me he repetido mil veces que era lo mejor, pero no puedo huir más, no mientras estas tan cerca.

          - No te alejes Mario, yo también he echado de menos esto –dije lamiendo sus labios-

          - ¿Sabes que estamos locos verdad Estela?

          - Sí, estoy loca porque me folles, por favor hazlo –le suplique-

          - ¿Aquí y ahora?

          - Sí, no pienso esperar un año de nuevo –le dije con una sonrisa-

     Su mano se coló entre ambos y mientras él apartaba la braguita de mi bikini yo metí mi mano dentro de su bañador. Me sentí poderosa al sentir su dura polla en mi mano y la acaricié con precisión, sin medias tintas, le quería ya, antes de que algo echara a perder ese momento.

     La saqué del pantalón y la llevé a mi entrada, me aferré a su cuello y con un golpe de caderas dejé que me penetrara,  me empujó clavando ambas manos en mi culo y volvimos a besarnos mientras nos movíamos con desesperación.

          - Estela, cuantas veces he recordado esta sensación –dijo instándome a seguir-

     Soltó mi culo con una de las manos y centró la otra mientras se colaba de nuevo dentro de mis braguitas, buscó entre los pliegues de mi vulva y estimuló mi clítoris haciendo que todo mi ser vibrara, bajé y subí varias veces clavándome bien en su estaca hasta que el calor invadió mi cuerpo y empezó mi orgasmo, mordí su hombro sin dejar de menearme y sin dejar de apretar su polla con mis espasmos, al momento sentí como se ponía rígido y clavando sus dedos en mi culo note su semen.

          - No sabía lo mucho que lo necesitaba hasta ahora –dijo con honradez-

          - Ya está tu copa ¿vienes o te has rajado?-oímos muy a lo lejos a Luis-

     Ambos sonreímos en la cómplice oscuridad mientras bajaba los pies con su ayuda y nos colocábamos los bañadores. No soltó mi mano hasta que el agua las descubrió.

     Nos fuimos tardísimo y al día siguiente me desperté feliz y con una convicción, quería todo lo que ese hombre quisiera darme, porque nunca había sentido nada parecido y necesitaba seguir sintiéndolo le pesase a quien le pesase esta vez solo quería pensar en mí, por todos ellos me había mantenido un año alejada, pero no podía seguir estándolo.

     Al día siguiente fuimos al otro pueblo algo más alejado donde había una gran superficie para comprar unas cosas por separado. Nos dimos una hora para mirar cada uno lo que quisiera y luego vernos en un punto.

     Desde el principio sonreí al ver que Mario me seguía en la distancia, cuando nos alejamos se acercó.

          - ¿Qué tal estas?

          - Muy bien

          - Cuéntame algo que no sepa, por eso me gustas más que comer con los dedos –dijo sonriendo-

          - Que tonto eres. Dime ¿has pensado que va a pasar ahora?

          - No sé qué va a pasar, pero puedo decirte lo que quisiera que pasara

          - Pero habla de realidades no de futuros hipotéticos

          - Muy buena tu puntualización, pero iba a decirte que puse todo mi empeño en alejarte y alejarme, pero no puedo negarme que añoré cada minuto que volviera a suceder y ahora me he cansado de añorar.

          - Perfecto yo he pensado lo mismo, me da igual cómo y cuándo podamos vernos, pero quiero más de eso –dije picara-

          - Pues yo te daría ya mismo lo que quisieras  –dijo en el mismo tono-

          - Pues vivamos el presente, porque el pasado ya no está, el futuro puede ser incierto, pero el presente es algo que si nos pertenece ahora.

          - No lo hubiera expresado mejor, me tienes loquito Estela –dijo pasando su mirada por mi cuerpo-

      Me empujó hacia un rincón entre estanterías y volvió a besarme hasta hacerme perder la razón. Pero no había tiempo para más y volvimos por separado con el grupo.

      Después de comer y cuando todos estaban ante la tele, yo fregaba los platos, apareció Mario.

          - Hola cielo mío –dijo flojito al oído-

     Me acaloré nada más notar su cercanía, la cosa fue a más cuando poniéndose a mi lado y metió su mano dentro de mi pantaloncito.

          - Joder no llevas bragas

          - Así voy más cómoda –gemí un poco al notar sus dedos ya entre los labios de mi sexo-

          - Para mí también; tu vigila la puerta -dijo separando los dedos-

      Si salía alguien del salón oiríamos la puerta, además la isla de muebles en el que estaba el fregadero nos ocultaba de cintura para abajo.

     Sus dedos resbalaban ya entre mis juguitos y yo apoye ambas manos en el fregadero mientras dejaba que sus dedos me llevaran al borde del éxtasis en solo unos minutos.

     Cuando apenas podía resistirlo y todo mi cuerpo temblaba a las puertas del paraíso se agachó, bajó el pantaloncito y sentí su lengua entre los pliegues de mi carne mientras tres dedos me penetraban fuertemente. Me agarré fuerte estallé en silencio corriéndome en su boca que no dejo de lamer y succionar mis juguitos.

     Cuando todo acabó se incorporó y pasando la lengua por sus labios dijo saliendo de la cocina

          - Riquísimo como lo recordaba-dijo con una sagaz sonrisa-

          - Gracias -le dije con la respiración aun entrecortada-

          - No me des las gracias por algo que he disfrutado tanto como tú –dijo saliendo de la cocina con una sonrisa-

     A la mañana siguiente me puse otro bikini y encima un vestido cortito con unas sandalias planas y bajé.

     Llevé mi bolsa al coche donde estaba Mario solo.

          - Buenos días preciosa, estas para comerte con ese vestido y aunque te queda muy bien me encantaría arrancártelo

          - Vaya veo que te has levantado inspirado -dije con una sonrisa-

          - Tenerte a mi lado me hace estar así, me paso el día pensando en cuando y como voy a follarte.

     Salieron todos y dejé mi bolsa para meterme en el coche. Ya en la playa coincidimos en el agua yo estaba agarrada a un colchón, los demás en la orilla y Mario se acercó por detrás, tiró de mi braguita y en dos movimientos dejé que me la quitara. Se la guardo en el bolsillo y separé las piernas para que pudiera tocarme.

          - ¿No te sientes culpable? –le pregunte-

     El no dejo de acariciarme, buscó la entrada y dos dedos me penetraron sin piedad, al instante empezaron a moverse dentro y fuera acalorando todo mi cuerpo.

          - Si, a veces los miro y pienso que pasaría si se enteraran uno a uno. La mujer de Luis se indignaría contigo y conmigo al igual que Amparo; tu madre me llamaría de todo como si te hubiera obligado y pervertido; Luis delante se haría el duro y detrás me envidiaría y mi mujer tras despotricar me pediría que dejara de verte y solo así me perdonaría y me haría el resto de la vida imposible más aún que ahora, no porque le hubiera puesto adornos sino por haberla expuesto ante sus amigas.

          - Eso los deja a todos muy mal, porque podría rebatirles a todos; a la mujer de Luis le diría que antes de censurarte estuviera más pendiente del suyo que lo único que le hacía serle fiel es que ninguna se había puesto a tiro por más que él se empalme con todas menos con ella –Mario sonrió-

          - Sigue, me gustan tus replicas –dijo sin dejar de penetrarme disimuladamente-

          - A Amparo le diría que se metiera en sus asuntos y se currara más el convencer a mi madre ya que solo haciéndole la rosca no conseguiría que se le abriera de piernas.

          - Me matas… ¿en serio es…?-asentí con la cabeza-

          - A tu mujer le diría que yo no le he quitado nada, que no he roto nada que no estuviera ya roto sino, nunca hubieras sucumbido a mí, ya que ninguno forzó nada simplemente surgió.

          - Cierto preciosa y a mí ¿qué me dirías?

          -Que me encantas y que no quiero renunciar a lo que siento contigo. Entiendo que llegados a este punto no puedas romper todas las amarras, tampoco te lo pediría.

     No pido más pero tampoco me conformare con menos –dije justo antes de correrme con sus dedos-

           - No voy a poder salir del agua en todo el  día. Sal tu hechicera -dijo pasándome las braguitas-

     Ya fuera pensé en la manera de escaparnos y cuando el salió le dije sin más:

           - Mario siento molestarte y sé que has dejado el coche allí arriba hoy, pero me he dejado dentro el móvil y espero una llamada de trabajo. Venga no pongas esa cara, luego te invito yo a la cerveza.

      El fingiendo fastidio me siguió por la arena y al salir me puse las sandalias mientras él hacía lo mismo para seguirme al coche.

     Cuando llegamos a este, aparcado al final del camino, me giré y le enseñé lo que llevaba en la mano. El móvil.

       - ¿De qué va esto?-dijo abriendo el coche-

     Me senté en el asiento del copiloto que daba ya a la pared de tierra del final con las piernas fuera mientras él se quedaba de pie fuera.

          - Tu vigila -dije tirando de él, repitiendo sus palabras-

     Bajé su bañador ligeramente ocultos en ese rincón, él podía ver perfectamente si venia alguien hacia los coches, aun así no podían vernos.

      Su polla enseguida estuvo en pie de guerra, antes de que pasara mi lengua por su capullo, él jadeo y unas gotitas de semen mojaron la punta y los relamí ansiosa mientras acariciaba sus testículos con mimo, separé los labios y deje que su polla se colara en mi boca, donde seguí dándole toquecitos con mi lengua, mientras con dos dedos la rodeé por la base, apreté y noté como entre esos y mis lamidas se hinchaba más.

          - Estela me estas poniendo a cien, nunca había hecho esto y nunca me lo habían hecho tan bien –sonrió jadeando-

     Succioné y lamí mientras mis dedos seguían presionando, luego seguí lamiendo sus testículos y al notar sus jadeos cada vez más fuertes y seguidos, volví a su polla, apreté los dedos y luego solté la presión, el soltó un quejido, se tensó y noté su semen en mi garganta. Tragué lo que pude sin dejar de lamerle hasta dejársela limpia de semen. El aun apenas había normalizado la respiración y yo coloqué su bañador de nuevo como pude y salí del coche.

          - ¿Volvemos? –pregunté inocentemente-

    El día transcurrió entre miradas cómplices y roces, pero no pudimos hablar a solas.

     Al día siguiente por la noche echaba de menos tener unos momentos con el pensé mientras recogía la mesa.

          - Lo de ayer fue apoteósico, aun no te lo había podido decir –dijo en un momento que nos quedamos solos-

          - Tú me das muchos más momentos, a ver cuándo podemos compartirlos juntos.

          - De hoy no pasa aunque tenga que cargármelos a todos –dijo saliendo-

     Y esa noche cuando volvimos de cenar me fui a dormir, mi habitación era la única de la planta de abajo y la única que daba a la parte de delante. Ellos se despedían también para irse a dormir cuando oí a Mario.

          - Yo no puedo dormir, me voy a caminar una horita con esta fresquita

           - Estás loco –dijeron casi al unísono subiendo las escaleras-

          - Si quieres voy –dijo Luis sin estar convencido-

          - Tranquilo me pongo música, no hace falta colega vete a dormir

     Este sonriendo feliz de haberse escaqueado empezó a subir con el resto mientras Mario salía. Me planteé salir tras él, pero me extrañó que no me lo hubiera pedido y entonces oí unos golpecitos en la puerta.

     La abrí y se coló dentro. Sin mediar palabra nos desnudamos como posesos el uno al otro.

           - Necesito estar dentro de ti –dijo empezando a acariciarme-

      Me separé de él y tumbándome en la cama separé las piernas.

          - Pues ven

          - ¿Ya? -dijo poniéndose de rodillas entre mis muslos-

     Llevé su polla a mi sexo, subí las caderas y el entró con fuerza penetrándome. Ambos jadeábamos desde el primer instante, moviéndonos al unísono para favorecer la penetración.

     Su boca bajó a mis pechos y lamió mis pezones hasta que estos se endurecieron y entonces los mordisqueo largo rato.

          - Que buena estas Estelita –dijo dejando de arremeter y saliendo entre jadeos-

     Me colocó boca abajo en la cama y colocando su polla sobre mi culito empezó a besar mi nuca, mi espalda…

          - Deja que me relaje un poco –dijo lamiendo mi piel caliente-

     Notaba su polla caliente, su boca húmeda y los pezones me dolían de excitados que estaban al rozarse con las sabanas tras la anterior sesión de chupeteos y mordiscos. Se movió hacia abajo y su sexo duro y húmedo rozo la piel de mis muslos hasta colarse entre estos.

     Esperaba de nuevo que me penetrara pero no lo hizo, bajó de mis riñones a mi culo con su boca y tras darme unos mordisquitos,  me abrió y lamió mi rajita. Sentir su lengua en mi culo me puso a mil y cuando tiró de mis caderas para subirme y tener más facilidad para lamer mi ano enloquecí de placer.

          - Tu culito me vuelve loco cielo –dijo lamiéndolo ansioso-

      Mientras su lengua jugaba en mi puerta trasera sus dedos abrieron mi vulva y me penetró, no tardé en retorcerme con un devastador orgasmo, mientras me corría se incorporó, agarró su sexo y me penetró con dureza, entró y salió como un salvaje rozando cada milímetro de mi vagina y haciendo que mi orgasmo volviera a crecer cuando ya se apagaba. Creí que iba a perder el sentido.

      Cuando mi cuerpo se quedó laxo y solo sus manos en mis caderas impedían que me desplomara en la cama después de la intensidad de esos orgasmos sacó su sexo.

      Apenas podía respirar cuando noté un dedo en mi ano, hizo presión con la yema hasta conseguir que cediera y aceptara la intromisión.

          -relájate cariño –dijo moviéndolo en mi interior-

       Mojó otro de sus dedos en la humedad de mi sexo y juntándolos volvió a colarse, notaba un escozor pero me obligue a relajarlo y unos minutos después con la respiración acelerada entraba y salía de mi culito sin esfuerzo.

          - No puedo más cielo, voy a follarte

     Se colocó bien entre mis piernas y sacando los dedos apoyó la cabeza de su sexo, empujó y noté como el glande abría mi agujerito virgen, me agarré fuerte a las sabanas oyendo su agitada respiración cuando por fin consiguió meter la mitad.

           - Esto es una auténtica gozada, podría correrme con solo esto si te duele

          - La quiero toda –dije entregada por completo-

          - Te adoro cariño –dijo jadeando-

      Me agarró fuerte, salió un poco y volvió a entrar despacio hasta donde había estado, pero esta vez no paró y me penetró por completo. Mordí la sabana dolorida, pero salvajemente excitada.

      Paró unos segundos y empezó un lento mete y saca, apretó sus dedos en mi carne trémula y empezó a ir a más.

       Yo gemía amortiguando el sonido mordiendo  las sabanas y empecé a mover el trasero hasta que una fuerte palmada se estrelló en mi cachete.

           - Me estas matando

      Su palmada me ardía al igual que el culo, pero nunca había estado más cachonda.

           - Pues no pares, fóllame Mario –suplique sollozando-

          - Madre mía niña –dijo arremetiendo con dureza-

      Ya no me dolía aunque notaba al máximo cada arremetida, nos movimos salvajemente en busca de la liberación.

           - Tócate mientras te follo

     Llevé mi mano entre mis piernas y froté mi clítoris mientras él seguía entrando y saliendo de mi cuerpo, notando las cosquillas en mi interior

          - Voy a correrme

          - ¡Hazlo nena!–dijo con un nuevo cachete-

     Eso destapó la caja de los truenos y un nuevo orgasmo me cogió por sorpresa, me retorcí y sentí su semen inundar mis entrañas.

     Caímos en la cama rendidos durante unos minutos.

           - Estela ¿eres consciente de lo difícil que me pones el regreso a mi vida después de estos ratitos vividos a tu lado en los que me siento el dueño del mundo?

          - Soy consciente de lo que me cuesta dejar que vuelvas y lo mucho que te echo de menos hasta que regresas a mí.

     Volvió atrás y me beso largamente en los labios antes de irse.

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Mi amiga, su abuelo y yo

Mi amiga, su abuelo y yo

El novio de la tia de mi marido me hizo un regalo

Eva

El profesor de historia 3

El profesor de historia 2

El profesor de historia

El viejo vecino de al lado 3

Soy lo prohibido

El viejo vecino de al lado

El viejo vecino de al lado

Se abrio la caja de Pandora

Revenge

Unas vacaciones inesperadamente placenteras 5

Mi verano mas caliente, fue con Lucas

Amo a mi familia 5

Amo a mi familia 4

Amo a mi familia 3

Amo a mi familia 2

Amo a mi familia

No soy tu sobrinita, follame

No soy tu sobrinita, follame

Mi tia, yo y el padre 4

Unas vacaciones inesplicablemente placenteras 4

Unas vacaciones inesplicablemente placenteras 3

Unas vacaciones inesplicablemente placenteras 2

Unas vacaciones inesperadamente placenteras

El hermano de mi abuelo 4

Mi tia, yo y el padre 3

Mi tia, yo y el padre 2

Cada mañana a las ocho 3

Cada mañana a las ocho 2

Cada mañana a las ocho

En el balneario 2

Mi tia, yo y el padre

Ya soy la zorrita de mi jefe 4

En el balneario

Curioso fin de semana de boda

Todo esta permitido cap 4

Todo esta permitido cap 3

Todo esta permitido

Todo esta permitido cap 2

Ya soy la zorrita de mi jefe 3

Mi jefe quiere convertirme en su zorrita

Mi jefe me convierte en su zorrita2

Tio Cesar

Mauro

Solo para ti

Marcelo

Tio Cesar

El hermano de mi abuelo 3

Haciendo amigos en el tren 3

Tio Cesar

Su padre 4

El hermano de mi abuelo 2

El hermano de mi abuelo

Su padre 2

Su padre 2

Soy tuya

Su padre

Mi amante desconocido2

Mi amante desconocido

Haciendo amigos en el tren 2

Haciendo amigos en el tren

Un vecino miron