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La crisis.

en Lésbicos

 

España. Abril del 2007, el grupo Astroc da quiebra. Poco tiempo después, la inmobiliaria Llanera suspende pagos. Julio del 2008, la mayor inmobiliaria de España, Martinsa-Fadesa se presenta en concurso de acreedores. La burbuja explota a nivel mundial, en septiembre el banco de inversión Lehman Brothers da quiebra, le sigue el Merryl Lynch y el crash se generaliza, arrastrando a más de una fortuna.

Don RAMON DE LA  FUENTE Y ALCANCER, Marques de Albacin, Condestable de Cornaza y Chichon, y vizconde de Cachin y Portofumasa  más otros títulos por ahí perdidos; hombre de alta alcurnia y sólida fortuna. Buen católico de ir a misa todos los domingos, nazareno, todos los años portante de la virgen en las procesiones de semana santa, siempre pulcramente confesado y comulgado.

 Poseía diversas propiedades, acciones en empresas de basta envergadura, intereses inmobiliarios y demás.

Este buen hombre, como era su costumbre, todos los martes se daba una vuelta por el puticlub más distinguido de la ciudad. Va que ese martes, se encuentra con el señor cura que como el, iba a calmar su ansiedad espiritual.

-Padre Anselmo, pero ¿cómo está usted que hacía rato que no lo veía por estos andurriales?

-Hay sí hijo, es que como está la vida, ya ni estos pequeños gustillos vamos a poder darnos.

-Pero miré usted, y yo que pensé que con lo buenas que están algunas monjitas ya tenía los gustillos asegurados.

-Que va hombre, si cada vez está peor, quieres creer que ahora hasta se arreglan entre ellas.

-No se lo puedo creer; perdón si se lo creo, pero es que es un espanto que en la casa de Dios pasen esas cosas, no hay vergüenza.

-Pues claro que no la hay, el mundo va a la perdición, pero si hasta quieren que cada cual se case con quien se le dé la gana, como siga así, dentro de poco vamos a venir a ayudar a estas pobres mujeres descarriadas, y van a terminar dándonos por el culo, que hay algunas que no son lo que parecen. Tu a lo mejor no me lo crees, pero esto es Sodoma y Gomorra todo junto, y así vamos a terminar en una bola de fuego o salados.

-Pero Don Anselmo, somos buena gente, dios se va acordar de nosotros.

- ¿Pero no ves a esos gamberros tirando bombas y haciendo todo tipo de desmanes? ¿Qué te crees, que la gente común se va a quedar tranquila, esto va a estallar, la revolución francesa va a ser una monería al lado de lo que se viene, mira los bancos, ¿Cuántos crees que van a quedar? La chusma va a ir por lo que pueda, ¿y qué podemos hacer nosotros la gente decente?

-Pero padre, ¿le parece que está tan mal la cosa?

- ¿Mala? Que digo mala, está peor. Tu ayuda todo lo que puedas a la iglesia con tus emolumentos que por ahí te salvas, pero si viene lo peor que te pille confesado. – miró a un costado y vio una morena suficiente tapada para que no dijeran que andaba desnuda, y suficiente destapada para que no se creyeran que andaba vestida - Hay, te tengo que dejar que la Lupe se desocupó y tu sabes lo solicitada que está, si no la pillo ahora me tengo que esperar otro turno; a y pásate por la iglesia que te confieso, que seguro que algún pecadillo tienes para confesar. - le gritó mientras se iba tras la morena.

Se quedó don Ramón sentado en la mesa tomándose unas manzanillas, y lamentándose de la mala suerte de haberle tocado vivir esta época, al quinto vaso ya la cosa no le importó tanto y si algo tenía que pasar, un buen polvo no iba empeorar nada.

Salió el cura abrazando a la Lupe por la cintura.

-Don Ramón, pase usted que se la dejo bien a punto, calentita, y no se olvide de ir a misa que gente como usted es lo que necesitamos.

Pasó esa noche don Ramón, bien adobado y bien atendido, pero al otro día le volvió a la cabeza la conversación con el cura.

Hay que hacer notar que, entre sus pertenencias, contaba don Ramón con una esquizofrenia paranoide, que no se sabía si le venía de herencia, o la había conseguido con su propio esfuerzo. Así que no es de extrañar que, en su mollera se incubaran un cumulo de ideas catastróficas a cuál peor.

Cuanto más lo pensaba menos solución le encontraba. El mundo se le estaba poniendo negro y a él le faltaba la dichosa lámpara para alumbrarse.

 Estaba desesperado, enfebrecido, su ya no tan sólida fortuna se menguaba a un ritmo que a el le parecía catastrófico, preocupante: que un día unas acciones caían, al otro, el valor de sus propiedades pegaba un salto, pero para abajo, en Irak la guerra parecía no tener fin, los fundamentalistas cada vez más osados acosaban con su terrorismo a gentes que como el, estaban para otra cosa en comparación con la plebe.

Seguro que los comunistas también aprovecharían ese dislate, y como en la revolución francesa volverían a querer juntar grasa con manteca, como si todo fuera igual, para colmo, si estuviera Franco o alguien con sus redaños, podría haber esperanza ¡pero vamos! con el tal Zapatero que coño de esperanza podía haber.

Don Ramón, no permitiría nunca que su familia viera ultrajada su honorabilidad, ganada por más de doscientos años, ni arrastradas a la miseria como cualquier plebeyo, ellos no podían acabar como la chusma como si fueran uno más entre los muertos.   Don Ramón tenía todo estudiado, Don Ramón iba a demostrar al mundo como muere una familia de castellanos, y estaba decidido. Entró en su mansión y llamó a su esposa.

 -Mercedes, cariño, ven por favor que te necesito

 Mercedes se aproximó con extrañeza, que le dijera cariño, y con tanta delicadeza era sorprendente, seguro que habría salido de putas y algo le había pasado, se aproximó desconcertada, y más desconcertada quedó cuando escucho de labios de Don Ramón.

Mi amor, venga dame un abrazo que hace mucho que no te siento-

Pues si es por sentir ya ni se acordaba de cuándo, que él hace rato que se dedicaba a sus putas, y ella a lo que pillase, que tampoco boba no era.

Pues sea, lo abrazó a ver en que terminaba eso, sintió que le apoyaba algo en la cabeza y nada, ni alcanzó a escuchar el ruido del disparo, Doña Mercedes cayó despatarrada ya sin vida y Don Ramón, agarrándose el oído que le había quedado chillando por la explosión del tiro.

Bueno se dijo Don Ramón, lo primero hecho está, ahora toca esperar por las niñas, que mejor muertas a que terminen en un serrallo, mancillando nuestra alcurnia.

 Fue al refrigerador sacó un Don Perignion y una copa y se sentó a esperar, iba a demostrarle a la chusma como moría un caballero de su linaje.

Llegó al rato el coche donde tenían que venir las niñas, Alejandro, el varón llegaba más tarde, apenas entró Rosario, vio a su padre tomando una copa y con una pistola en la mano.

- ¿Qué haces papá?

Don Ramón no dijo nada levantó la pistola y soltó el tiro que acabo con la vida de su hija, quedo esperando que entrara las más pequeña, pero esta no aparecía, ¿habría vuelto con el chofer a buscar a su hermano?, ese era un contratiempo que no había previsto, pero de algún modo se arreglaría.

Escucho llegar el coche y entró Alejandro, vio a su hermana tirada en el piso, pero no pudo hacer nada, la bala fue más rápida.

Ya casi estaba todo hecho faltaba Ana la más pequeña, esperaba que no hubiese escuchado los tiros y se hubiese asustado. El asunto es que la niña no aparecía, pero el que sí, había escuchado, fue el chofer, y sospechando que algo malo se estaba cocinando dentro de la casa, avisó a la policía.

Llegaron los guardias, y ahí no hubo más vueltas, entraron a saco en la vivienda y el psicótico, que no había podido terminar de cumplir con su cometido, con la misma pistola se voló la cabeza (que si hubiese empezado por ahí se hubiera evitado tragedia tan grande)

El hecho, estaba en que, después de tal desbarajuste, la niña Ana no aparecía por ningún lado,

Fue el chofer el que dijo que ese día se había sentido indispuesta y no había ido a la escuela, buscaron por toda la casa, temiendo lo peor, hasta que encontraron a la pequeña, en el cuarto de las escobas, desde donde por la rejilla de ventilación, había podido ver prácticamente todo.

Retiraron a la niña para que no viera el desbarajuste que imperaba. La pequeña que contaba con trece años, actuaba como si no hubiese pasado nada, o por lo menos, no iba con ella. No lloró, no mostro ninguna emoción ni negativa ni de la otra, la indiferencia era total.

 

 

                                                                                   

Febrero de 2016. El hospital privado Neuropsiquiatrico de Altamira, se caracterizaba por tener entre sus pacientes, gente de familias adineradas, se especializaba en pacientes con el mal de Alzheimer, pero también trataba a enfermos de trastornos mentales, para gente que podía pagar su estadía en un ambiente más amable. Ahí es donde se dirigía la psicóloga Sara Suarez Fuertes, recién recibida, ese era su primer trabajo, donde trataría de ganar experiencia para afianzarse en su profesión.

A pesar que popularmente, se cree que quienes siguen esa carrera, son personas con problemas, no era el caso de Sara, su madre era neurocirujana, su padre era uno de los psiquiatras más reconocidos del país, y su padrino era el director y mayor accionista del instituto, lo que realmente le abrió la posibilidad de poder ganar ese puesto.

En su casa desde niña, se acostumbró a escuchar conversaciones sobre diferentes problemáticas mentales en general, y siempre le había fascinado la posibilidad de poder desentrañar los vericuetos de esas mentes, y poder ayudar desde su lugar a gente que lo necesitara.

Las teorías entre su padre y su padrino diferían, mientras este sostenía, que hay psicosis a las que lamentablemente no podían encontrarle una cura, su padre, creía que, si el cerebro no estaba dañado, siempre habría un resquicio por donde llegar al fondo del problema y encontrar una solución, ese también era el pensamiento de Sara, (seguramente por influencia de su padre) y estaba emocionada pensando que quizás tuviera la oportunidad de demostrarlo.

 Estacionó su coche, y se dirigió a la dirección, mostró la citación y después de un rato, la hicieron pasar a la oficina del director Don Rafael Santibañez, para Sara, su padrino era Rafa como lo llamaban en casa, pero allí tenía que guardar las formas y tratarlo con todo respeto.

Tampoco era que Rafael le había dado esa oportunidad solamente porque era su ahijada, el conocía su empeño y capacidad, y tenía mucha confianza en ella, sabía que si no era allí también podía encontrar trabajo en cualquier otro sitio.

Cuando entró en la oficina Rafa, que así es como lo vamos a llamar de ahora en más, la recibió con un beso en la mejilla, como se saludaban siempre que estaban solos y podía tomarse esa licencia.

- Sara, A ver qué tal te espabilas aquí, mira que vas a ser una de más y no vas a tener ningún tipo de preferencias.

- Lo se Rafa, y lo prefiero así, lo que pueda llegar a ser, tiene que ser por mi capacidad y no de regalo, eso es lo que también quiere papa y tú lo sabes.

- Si lo sé, y por eso vas a empezar como cualquiera, mira te voy a presentar a la directora del personal y ella te dirá tus tareas, y qué mejor te conviene.

Rafael tomo el intercomunicador, y llamó a su secretaria para que avisara a la doctora Marina, que acudiera a su oficina.

Casi de inmediato entró una mujer con una figura bastante bien puesta, tendría unos treinta y pico y una cara muy cordial, que daba confianza, me vio y se dirigió a mi padrino. - ¿Me mandó llamar Doctor? – preguntó.

-Mari sí, pero llámame como siempre, que esta es la doctora Sara Suarez, es ahijada mía y va a trabajar con nosotros. Mira ya sabe que aquí nada va de regalo, pero es su primer trabajo y no conoce para nada el funcionamiento de un instituto como este, trata que se vaya ambientando y no la agobies de entrada, te aviso que es muy capaz-

- ¿no será la hija del doctor Alejandro Suarez? - pregunto Marina

- La misma -.

Se aproximó a Sara y dándole un beso en la mejilla dijo.

- Mucho gusto de conocerte, si eres la mitad de lo capaz que es tu padre vamos a tener una eminencia en el platel -.

- Lamentablemente no creo que llegue a tanto - contestó Sara

-Sarita no te subvalores que aquí puedes tenar la oportunidad de demostrar que la teoría de tu padre y tuya tengan sustento-

- ¿Se puede saber que teoría es esa? -preguntó Marina.

- Que siempre se puede penetrar en la psiquis de alguien por muy desfasado que este del mundo; mira, se me ocurre una cosa, haz que trate a la muñeca que si puede demostrarlo ahí le damos el nobel-. dijo Rafael con una sonrisa

- Oye no me mandes psicoanalizar una muñeca que tampoco soy la doctora juguete -.

Marina y Rafael se echaron a reír.

 - No mujer ya eres grandecita para jugar a eso, después te explico -.

 - Pero doctor me parece que después de tantos años que nadie pudo llegar a nada con ella es un pasaje para desanimarla -.

- No quiero desanimarla quiero vacunarla contra las muchas decepciones que va llevar aquí adentro, cuando vea que la cosa no es como ella piensa. – dijo él. – Igual no te tomes a pecho los fracasos que acá hay más de esos que triunfos. -      

 - Ven no le hagas mucho caso que de vez en cuando algunas salen buenas-

 Marina se la llevó a otro escritorio más chico, la hizo sentar y le empezó a dar las instrucciones de cómo sería su tarea.

- Mira a lo primero vas a hacer la ronda con los otros doctores para conocer el paño, no te involucres mucho porque cada cual tiene sus pacientes que los trata individualmente, tú lo que puedes hacer es, si te animas a probar, ver si puedes sacar algo con Ana, pero sin hacerte el coco, y luego podías ayudarme a evaluar la marcha de todos los pacientes de acuerdo con los informes de los doctores, por ahí es un poco aburrido, pero puedes darte cuenta estadísticamente las posibilidades de curación en cada patología-

- ¿Pero que me dijiste de Ana y que es eso de la tal muñeca? - pregunté

- Le decimos la muñeca porque es muy bonita, y las enfermeras cuando les queda un rato libre la maquillan y te digo que la dejan como una Barbie -

- ¿Y ella que hace? -

- Absolutamente nada, llega a ser un cuadro de esquizoide llevado al límite, pero no por un problema de nacimiento, sino ocasionado por una tragedia, que bueno, podría enloquecer a cualquiera.

 - ¿Cuándo me vas a llevar a verla? -.

- Si quieres el lunes, empiezas en el horario a las 8 de la mañana, y hoy puedes llevarte el dossier por el fin de semana y consultarlo con tu padre, eso no tendría que dártelo, pero sé que Rafael no va a decir nada, después de todo eres su ahijada favorita - me dijo

- Bueno préstamelo así me hago una idea de lo que me espera-

Sara tomo el dossier, saludo a Marina y se fue a prepararse para su primer día de trabajo.

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