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Mi prima (el fin de la inocencia) 2 de 2

en Amor filial

Me quedé sola, sabía que estaba andando por la fina línea que separaba la cordura, de los instintos más oscuros, se me vino a la cabeza lo que podía pasar a nivel familiar; podía llegar a ser una descastada; hacerle eso a mí primita, a la más querida, a la más inocente, a la más pura era inconcebible.

 Ramalazos de cordura cruzaban mi mente, tenía que arreglar este estropicio, tenía que convencerla que me había hecho mal la bebida, o lo que sea, pero tenía que arreglar este desaguisado.

 No la tenía que ver como una mujer, tenía que verla como una criatura ingenua en un mundo feroz, un mundo al que yo me había adaptado con la misma ferocidad ¿cómo podía ser que fuera tan primaria, que fuera el sexo que dominara mis acciones? Tenía que rectificar y ojalá pudiera hacerlo ahora. Entré en la habitación, estaba boca abajo abrazada a la almohada sollozando.

- Lili, perdóname no sé lo que me pasó, debe ser la bebida mi amor sino nunca te diría eso.

- No me digas mi amor, porque tú no me quieres – me lo decía entre hipando y moviendo ese culito que nuevamente desataba la guerra entre las onas de arriba y las onas de abajo y donde la fuerza de gravedad estaba invertida.

- Cómo me dices eso, desde siempre te quise, eres mi prima preferida la que siempre quise tener a mi lado, la que duerme conmigo y me acompaña, ¿cómo dices que no te quiero? – la miraba y estaba para comérsela entera

- Mentira, a ti lo único que te gusta es mi coño por eso me lo hiciste depilar

- Ahora mientes tú, te lo depilaste porque quisiste, y no es que me guste tu coño nada más, también me gusta tu culo, tus tetas, me gustas toda. – y otra vez las putas hormonas hablando por mi boca.

- Ayyyy, buah…para ti soy una vaca, cualquier parte te viene bien, ¿a eso le llamas cariño? Y tienes la caradurez de decirme amor, ¿a eso le llamas amor?

- Lili, por favor no llores, de verdad te quiero mucho, desde pequeña que te quiero mucho, pero antes te quería como prima, pero ahora eres una mujer, ya no tienes que pensar como niña, entiendo que tú no me puedas querer así y yo no te voy a molestar más, pero no puedo evitar amarte y desearte, por favor perdóname. – se sentó en la cama y me preguntó.

- Y desde cuando me quieres de esa manera.

- Desde que cumpliste los quince, ¿te acuerdas cuando bailaste conmigo? ese día me di cuenta que ya no eras solo mi primita, eras una mujer, una mujer que ahora adoro y no puedo dejar de amar

- Pero eso hace tres años, ¿cuantas veces te dije que te quiero mucho y nunca me dijiste nada?

- Pero no me entiendes, lo tuyo era un cariño inocente hacia la prima que estaba siempre contigo, la que te consentía, la que te hacía caricias, la que te mimaba, y que por eso admirabas, lo mío es distinto yo te amo a ti, amo tu cuerpo, amo cuando me despierto y siento tus senos clavados en mi espalda, amo todo de ti – se puso a llorar

- Entonces, tú me tomas como la prima idiota de la familia.

- Yo no pienso que seas idiota, eres un ángel que no tiene maldad, eres pura cristalina, ingenua y no te das cuenta que la gente no es como tú.

- O sea, la bobalicona de la familia; cuando te agarraba las tetas no era porque me gustaban tus tetas, era porque estaba jugando a amasar bollitos, ¿no ves que a todas mis primas le ando sobando las tetas? Y si duermo abrazada a ti será porque tengo miedo de caerme; sabes lo que pasa, que tú siempre piensas que soy una tontarrona. – seguía llorando, joder, la calentura que tenía y con lo que me estaba diciendo se me estaba pasando.

- Por favor no llores más, nunca pensé que eras tonta, pero, ¡si saliste como la mejor de tu promoción! como voy a pensar que eres tonta; me da alegría saber que también me quieres como mujer y yo voy a reprimir mis instintos y voy a esperar por ti, pero por favor no llores que me haces daño, pídeme lo que quieras que yo lo voy a hacer.

- ¿De verdad? Vas a hacer lo que te pida – me miró seria y me dijo - Cómeme el coño. - me lo dijo así, seria, todavía con las lágrimas en los ojos

- Queee, que… ¿qué te coma el coño? ¿De verdad quieres que te coma el coño?

- ¿Y ahora qué? si eso es lo que querías, ¿me lo pediste para burlarte entonces? hablaste tanto y ahora me dejas así.

- No, no cariño, ¡sí te lo cómo! ¡déjame que te lo cómo! – le saqué la parte de arriba y la deje con las braguitas, que tetitas divinas fui a acercarme para besárselas.

- Pasa, pasa de eso, después lo haces, ahora atiéndeme el coño que a eso íbamos. – le quité las bragas y hundí la cabeza entre las piernas; el aroma me embriagó, besé sus labios con lujuria, mi lengua era como una víbora buscando la cueva donde pernoctar, recorría el sendero que me llevaba al sitio donde estaba el botón que activaba la explosión de placer de mi primita adorada. Sentía sus gemiditos que eran música para mis oídos

- Sí, si Mile pásame la lengua por ahí, ay…me vuelves loca, que bien lo haces, métela adentro, así, asíiii me corro aahhh me voyyyy. – ese era un manjar para los dioses y lo bebí yo, busqué dejarlo todo limpito, no quería que se me escapara nada, iba a ir en busca de esas tetitas, cuando me dice

- ¿No me lo podías hacer de vuelta? ¡Lo haces tan bien! – me pedía mientras me empujaba la cabeza hacía su almejita ¿qué iba a hacer yo? mi inocente prima pidiéndome que muerda la manzana de la tentación. No la mordí, pero la chupé, la succioné, me perdí en ella, saboreando los efluvios que me regalaba ese nidito maravilloso que tanto había admirado en la fotografía.

 Era de orgasmos fáciles y poco tardó en correrse nuevamente, fui subiendo besando ese cuerpo de diosa que tenía, hasta llegar a las colinas que tanto deseaba, las escalé con mi boca hasta llegar a las cúspides que coronaban tan deliciosos promontorios.

 Estaba casi desmayada, como rumiando ese nuevo placer que descubría esa noche, subí por su cuello y le susurré al oído - ¿te gustó?

-Sí, me gustó mucho – y adueñándose de mis labios en un inocente beso me preguntó – y a ti, ¿no te supo mal?

- No, es de lo mejor que probé en mi vida, ¿no sientes tu gusto en mi boca?

- Sí, no está mal, ¿y el tuyo sabrá lo mismo?

- Quizá, pero no necesitas hacer lo que no quieras – se sonrió y me acarició los senos, los miró y vio mis pezones empitonados

- ¿Sabes? Creo que un día te dije que estaban para chuparlas ¿me dejas?

- Sí mi amor, es todo tuyo, haz lo que quieras conmigo, te amo – aprisionó mis puntas con sus labios, mamaba como una lactante, me fue llevando al paroxismo, en un momento se separó para preguntarme.

- ¿Me dejas comerte el coño? – me tomó de sorpresa, no esperaba que se animara a eso, no lo esperaba, pero lo deseaba con todas mis ganas; le dije que sí.

 Me quitó el pantaloncito y las bragas con premura, y empujándome las piernas para hacerse lugar, hundió su cara en mi vagina y empezó a lamerla como haría una chiquilina con un helado. En un momento empecé a sentir dos dedos jugando adentro mío, y su lengua recorrer el camino al punto que podía provocar mi ebullición, seguro que helado tan caliente nunca habría probado, y entre gemidos, como un helado me derretí en su boca.

 Cuando terminó con la labor subió hasta quedar con su cara apoyada contra mis tetas, parecía una muñeca con los ojos cerrados. Me daba miedo pensar que estaría sintiendo después de este momento de locura, ¿se estaría arrepintiendo? ¿sentiría que había violado su inocencia? ¿qué la había llevado a una situación que ella nunca imaginara? Se arrimó a mi oído y me pregunto.

- El tuyo también tiene muy buen sabor ¿lo hice bien? – mientras me besaba

- Si mi amor, lo hiciste como la mejor, me hiciste subir al séptimo cielo.

- Vas a ver que cuando estemos juntas en Santiago, te voy hacer subir unos cuantos cielos más arriba, me enloqueciste, fue maravilloso, mucho mejor de lo que me había imaginado

- ¿Te habías imaginado que podía pasar esto?

- Claro, si no era ahora, cuando viviera contigo iba a pasar, pero que pasara de hoy era difícil, sabía que me querías, pero pensé que me ibas a dar la lata con que, éramos primas, que me amabas, que te perdonara, pero no te aguantabas más, ¡y no! estuviste divina, me dijiste que me querías comer el coño de una, no sabes la emoción que me dio; pero merecías lo que te hice por hacerme esperar tanto; me depile el coño para ti, te mandé la foto para que vieras lo que te esperaba, no será una locura de bonito, pero no me digas que no está bastante pasable, ¿o no te gusta? – la escuchaba y pensaba esta es mi niña, creo que hoy se recibió de mujer.

- Cómo no me va a gustar, si es el coño más bonito y lo tiene mi primita.

- Mira, en Santiago va a ser mejor que no nos digamos primas; aunque primas, primas, no somos, si nos escuchan van a empezar con el rollo del incesto y esas tonterías.

- No, no, claro, va a ser mejor que nos llamemos por el nombre, pero a lo mejor pueden pensar que somos novias o algo así.

- Que lo piensen, que nos importa, después de todo no están desacertados. Me dijiste que tienes dos camas de una plaza, pues no te preocupes que yo compro la doble, que tengo mis ahorros de cuando atiendo la farmacia, no es que no quiera estar pegadita a ti, pero no vaya ser que jugando nos caigamos de la cama y tengamos que seguir en el suelo.

- Claro, una de dos plazas va a ser mejor.

 - Yo ya te dije que voy a seguir de bioquímica, pero me voy a buscar unas horas para ayudar, igual de casa me van a dar, no van a pensar que voy a vivir a tu costa, pero así tenemos para nuestras cositas; cuando me reciba a lo mejor podíamos poner una farmacia, también nos van a ayudar.

- Lili, ¿Qué van a pensar tus padres de que siempre estés conmigo?

- ¿Y qué iban a pensar si estuviera viviendo con un chico? Que estaríamos follando cómo condenados, ¿Qué diferencia hay? Aparte que mamá ya está resignada, mira, de pequeña me decía que cuándo conociera a un chico lindo se me iba a pasar, después con el tiempo me decía que a ti seguramente te gustaban los chicos y no me ibas a hacer caso, y ahora; que bueno, si iba a ser así, mejor contigo que con otra, y tiene razón, porque para mí, ya no va haber otra, y más después de lo de hoy – yo estaba flipando, mi primita la que no es primita, resulta que desde hoy, por lo menos es mi novia, por lo más, le tengo que preguntar a ella-

- Pero dime, algún noviecito te debes haber echado.

- Estás loca, te dije que desde pequeña me gustabas tú, y mira si me voy a enrollar con un tío.

- Pero entonces una noviecita te habrás echado.

- No mujer, si hubiese tenido novia ya lo sabría toda Burela.

- Pero ¿entonces eres virgen?

- Pero no, ¿dieciocho años y voy a ser virgen? Te quiero mucho, pero soy normal, no te pienses que soy rarita.

- ¿Pero entonces como fue, te desvirgaste sola?

- ¡No! te voy a contar. Me hubiese gustado que fueras tú, pero como eres melindrosa me la tuve que buscar por otro lado, después de todo, no quería esperar a pillarte para enterarme que el coño servía para algo más que para mear, entonces busqué la forma de aprender cómo se come un coño, con mis compañeras ni pensarlo, así que lo mejor era buscar una profesora.

- Profesora de qué, ¿de comer coños? – yo ya me esperaba cualquier cosa

- No. que va, la profesora de matemáticas, decían que tiraba un poco para el otro lado, pero en la escuela, para nada; igual yo como al descuido le hacía posturitas y me daba cuenta que me miraba más de la cuenta, así que busqué la manera.

- No me digas que te enrollaste en el colegio con tu profesora.

- No, ¿te crees que estoy loca? Déjame contarte. En un examen dejé dos preguntas sin contestar, no arriesgaba nada, pero no me iba a sacar sobresaliente, entonces había averiguado donde vivía, y el sábado siguiente me fui a la casa de ella, llevaba una pollerita de jean cortita y una blusa, a los quince no necesitaba sujetador.

- Ahora tampoco, ¿A los quince hiciste eso?

- Y sí, tenía que aprender, y no pensaba que iba a tardar tanto tiempo para pillarte. Bueno déjame que sigo; llamé a la puerta y me recibió ella vestida con un pantaloncito y un top, estaba bastante buena, la saludé con un beso en la mejilla y me hizo pasar.

- ¿Qué la trae por aquí Segues?

- Ay, por favor no me llame por el apellido que no estamos en clase.

- Bueno, está bien, ¿qué te trae por aquí Liliana? – me preguntó con una sonrisa.

- Profe, es por el último examen, las dos últimas preguntas no las contesté

- Pero Liliana, qué importancia tiene si tus notas son todos sobresalientes.

- Por eso, tengo todos sobresalientes y ese va a ser el único examen que no voy a llegar, lo peor que sabía las respuestas, y yo con esas notas quería sacarme la beca más completa.

- Pero sabes que no te puedo poner un sobresaliente si no contestaste todas.

- Si lo sé, lo sé, pero a lo mejor me podía tomar el examen de nuevo, iba a ver que me lo sé todo, me puede preguntar otros ejercicios. - me eché a llorar desesperada, me tomo de la cabeza y me empezó a acariciar.

- A ver, cálmate, si sabías todo porque no las contestaste

- Por culpa suya.

- ¿Por culpa mía? Si yo no te dije nada – dijo sorprendida

- No, no me dijo nada, pero pasó por mi lado, y yo que sé, ¡su aroma! Eso fue, su aroma, se me fue llenando la cabeza con su aroma, parecía que se me llenaba de colores, escuchaba como música, y estaba todo eso y no me quedó lugar para los números, ya sé que usted no tiene la culpa, pero yo lo sentí así. Me tenía apoyada a su hombro y me acariciaba el pelo yo no dejaba de llorar

- Bueno cálmate, son cosas que pasan, a ver, creo que te puedo ayudar, pero eso siempre que sea cierto que realmente sabes todas las respuestas.

- Sí, las sé, si quiere pregúnteme otras cosas también, si me sé toda la materia.

- Te creo, mira, esto que quede entre las dos porque no tendría que hacerlo, pero ya que la culpable soy yo, te voy a dar una oportunidad. Mira, voy a dar la hoja por perdida, entonces vas a tener la oportunidad de dar el examen de vuelta, pero no te lo puedo tomar yo, y los otros profesores se pueden poner más exigentes, ¿te animas?

- Claro que me animo, usted es un cielo – me monté a caballo de una de sus piernas y la abracé con fuerza mientras le besaba toda la cara.

- Bueno cariño, esto lo hago porque eres una alumna muy aplicada, pero ¿de verdad te provoqué esa sensación?

- Sí, no sé lo que me pasa con usted, se me pone cerca y el corazón me empieza a latir más fuerte, mire – le llevé la mano a mi teta y me la apretó un poco, pegué un gritito acompañado de un suspiro.

- Uy perdona corazón ¿te hice daño?

- No, pero me agarró como electricidad, no sé, me gustó mucho; no sé lo que me pasa con usted, me siento tan bien así, – para eso ya me estaba frotando contra su pierna – es que es tan buena; me está pasando, otra vez su aroma me inunda, siento calor, es como si tuviera fiebre, por favor no me suelte.

- A ver, ¿qué te pasa Liliana? Cuéntame, puedes confiar en mí.

- No sé, me siento rara, es como si algo me anduviera por el cuerpo y me da mucho calor, me da gana de…no, no me haga caso – aparte de la actuación, o a causa de ella, me estaba agarrando una calentura como las que me agarraba cuando dormía contigo, nada más que con ella, ya sabía a lo que iba, me seguía frotando contra su pierna y ya notaba las bragas mojadas, ella también lo notaría.

- Dime que es eso que te da gana, tenme confianza, yo a lo mejor se por qué te pasa eso y te puedo ayudar.

- Es que me da vergüenza, si le digo se va a enfadar conmigo y yo no quiero que se enfade.

- Sea lo que sea, no me voy a enfadar, tu todavía eres chica, pero a veces el cuerpo te pide cosas que no entiendes, te estás convirtiendo en una mujer y necesitas que alguien te explique esos cambios, a ver dime de lo que te da gana, que seguro que es más normal de lo que te parece.

- No, de verdad no puedo decirle, es algo que no tendría que sentir, no le va a gustar

- Liliana, soy yo la que tiene que decir si me gusta o no; te voy a arreglar el asunto del examen porque te creo que te pasó algo ese día, pero tú no confías en mí, pensé que me tenías un poco de cariño.

- ¿Un poco de cariño? Pero si yo la adoro, cuando estoy al lado suyo quisiera que me estuviera acariciando siempre, ¿cómo me dice que no la quiero?

- Así que te gusta que te acaricie, ¿y dónde te gustaría que te acariciara?

- No sé, en todas partes; no me pida que le diga por favor, me da vergüenza

- Bueno, no me digas, a ver, te gusta por aquí – acariciaba la espalda camino abajo - ¿te gusta por ahí? – le daba un sí con la cabeza y seguía con el magreo y me preguntó – ¿te besaste alguna vez con alguien?

- Sí, un montón de veces, pero que me pregunta si hace un rato la bese a usted.

- No, no te digo de esos besos, te digo de los que se dan como en el cine.

- Ah, ¿en los labios dice? No, quisiera aprender, pero los chicos son muy brutos, y las chicas son tan cotillas, que enseguida se entera todo el colegio.

- Tienes razón son muy chismosas, pero te gustaría aprender ¿Verdad? ¿sabes que besándose se te puede pasar ese calor que tienes?

- ¿En serio? Pero no sé con quién hacerlo – le dije mirándole los labios, estaba como una grana.

- Yo te puedo ayudar, si me dices porque te estas frotando contra mi pierna

- No sé, pareciera que tengo un picor y si me froto a lo mejor me calma un poco, y se siente tan lindo, pero perdone ahora me paro.

- No, no hace falta, quizá te pueda calmar eso que sientes, ven pon la boca flojita que vamos a probar con los besos – me agarró la cara y me estampó un beso como para gastarme los labios, la verdad que ya algún besito jugando me había dado, pero ese era como para cortar el hipo. Mientras me metía la lengua hasta la garganta, con la mano me estaba escurriendo las bragas – se separó para preguntarme. - ¿te gustó?

- Sí, mucho

- ¿Qué es lo que más te gustó

- Todo, pero me parece que sin las bragas me iba a gustar más. - suspiró

- Sí, corazón, vamos a la habitación que vas a ver que te va a gustar mucho más – me levantó del culo y me llevó aupada hasta la cama, me sacó las zapatillas y me dejó parada en el borde – ahora me vas a decir donde te gusta más que te acaricie, mejor te voy a acariciar desnuda así me dices donde lo sientes mejor, te gusta así en las tetitas – yo con la cabeza le decía que sí – si te las beso seguro que te gustan más uhm…están muy ricas, y si te acaricio aquí abajo dime si te gusta.

- Sí profe, me gusta mucho, todo lo que me hace me gusta mucho. – estaba sacada, me miraba y no se podía contener

- Ven acuéstate que vas a ver que te va a gustar más – nada más acostarme enterró la cabeza entre mis piernas y me empezó a dar un repaso.

- Ay Mile, no me vas a creer, pero en ese momento me imaginé que eras tú la que me estaba dando lengua, te imaginas, entre ella que de eso sabía un rato, y yo que me figuraba que eras tú; ¡qué manera de correrme! creo que hasta hoy que por fin fuiste tú la que ocupo el sitio, nunca tuve otro orgasmo así.

 Como te contaba, me gustó mucho pero no es que me haya quedado pipona, que duró poco. Cuando se puso a mi lado le noté cara de preocupación, me parece que mientras me chupeteaba se masturbó a lo bestia, la cosa que ahora que estaba más calmada, le agarró el apuro, yo era una alumna y menor. La abrace como con miedo

- Profe, por favor esto no se lo diga a nadie, usted sabe cómo son en el colegio, si lo llegan a saber se van a burlar, me van a insultar, me voy a tener que mudar de escuela, y si lo saben mis padres me matan – se lo decía con lágrimas, una expresión de alivio se le dibujo en la cara

- No te preocupes corazón, esto va a quedar entre nosotras, nadie va a saber nada, es nuestro secreto – me acarició me besó – ¿te gustó lo que te hice?

- ¿Si me gustó? Nunca pensé que se pudiera sentir algo tan rico, usted es una diosa, eso es más lindo que ir a Disney, no me cansaría de sentir eso, aunque la verdad ese calor que sentía, ahora lo siento más.

- ¿Quieres que probemos si esta vez te lo puedo sacar? – me tiré en sus brazos

- Ay, ¿sería tan buena? Es una diosa, es mi diosa, es la profesora más buena del mundo, me la comería a besos. – me levantó de la barbilla.

- Tú también eres muy buena, y ya que no vas a Disney, te mereces que te haga sentir eso que te gusta tanto, ahora vamos a ir más despacito. Tú agárrate las piernas y tíralas hacia ti y tenlas abiertas, así.

- Puff, te imaginas como me quedó todo al descubierto, esta vez fue con más mimo, me pasaba la lengua con delicadeza, me abría los labios con dos dedos, y me decía en plan metafórico.

- Ay, que conejito más lindo que tienes, que pícaro, me saca la lengua, se la voy a tener que comer – me tomó el clítoris con los labios y me hacía revolcar de gusto, volvía nuevamente a mi cuevita a buscar mis jugos que de esa, ya eran bastantes, en un momento se separó casi gritando – ¿y esto tan bonito que tienes aquí? Pero qué lindo agujerito ¿a ver cómo sabe? – empezó a darme lengua por el culo, te juro que no sabía que podía gustarme tanto, a esta altura de puro gusto ya estaba gritando como una marrana. No sé si me corrí, si me mee, lo que sé que le deje la cara perdida.

- Profe, perdóneme, pero no me pude aguantar, no sé lo que me pasó, no me va a querer hacer más eso.

- No te preocupes corazón, es normal lo que te pasó, mira, si hasta es rico – se lambeteaba con entusiasmo – el asunto es que se te haya pasado el calor

- Sí, se me paso bastante, dígame esto es algo sexual, ¿no?

- Y…sí…pero no te creas que por eso es malo hacerlo, ya estás haciéndote grande y entre gente grande es normal.

- Le pregunto porque en la clase de educación sexual, de esto no me enseñaron nada.

- No; sabes que pasa, que para algunos está mal visto que nos demos el gusto entre mujeres.

- ¿Pero y por qué? es tan lindo, y si no fuera por usted ni siquiera me enteraría, si ahora las mujeres también se casan y eso.

- Bueno sí, cuando seas grande vas a poder hacer lo que quieras, pero ahora mejor que nadie sepa que te gusta.

- Pero a mí me gustaría aprender más cosas, como hacerle a usted lo que me hizo a mí.

- Yo te podía enseñar, pero ¿qué le vas a decir a tu mamá para que vienes aquí?

- Ah, si usted quiere, de eso no se preocupe, total usted cursó todas las materias, así que puede ser mi guía para ayudarme en todas, y de paso me enseña todo esto que estuvimos haciendo, ¿no quiere que le haga algo hoy?

- No mi amor, si quieres que sea así, tenemos que ser cuidadosas, nadie tiene que saberlo ¿entiendes? Ahora vete, después arreglamos cuando, para vernos.

- Si profe, ¿me da las bragas que sino mi mamá se va a dar cuenta?

- Uy sí, están mojadas ¿te las vas a poner lo mismo?

- No, las llevo en la bolsa, me voy, ¿me da un beso?

- Claro mi vida, como no te voy a dar – me agarró los labios con los de ella y me los empezó a chupar, cuando me dio espacio para respirar

- Profe, me empezó a picar el conejito

- Mi chiquita, es que estás sin bragas y con el calor te pica, a ver si puedo hacer que se te pase – así paradas, me metió la mano acariciándome el piporro, ¡qué bien lo hacía! Apretada contra la puerta me volví a correr, sabía lo que hacía mi profesora, me limpio los muslos con una toalla y me fui.

- Pero habrás vuelto, porque de esa no aprendiste tanto

- Sí claro, arreglamos para los sábados a la mañana que iba a tomar clases, ahí me enseñó lo que me faltaba; y también me desvirgó, y no me dolió tanto, que el día que lo hizo, con la comida de coño que me metió, casi no lo noté.

Desde hacía un buen rato mientras me contaba, me estaba acariciando el cotorro, las hormonas se estaban poniendo en pie de guerra otra vez, pero tenía curiosidad en saber cómo había terminado.

- Pero hasta cuando seguiste – un dedo, suavemente se estaba colando como al descuido.

- Hasta el año pasado, después la ascendieron a directora en una escuela de Vigo y se tuvo que ir; mejor porque se estaba poniendo muy posesiva, y yo para lo único que la quería era para follar – otro dedo haciéndose el distraído paseaba por mi cueva, entra y sale despacio para que no se note.

- Pero entonces anduviste como dos años con ella.

- Y sí, pero vieras todo lo que me enseñó,

- Creo que lo estoy viendo, o sintiendo, mejor dicho – con el dedo gordo me estaba atacando el clítoris.

- ¿Y esa cara? ¡Ya sé! no te gustó lo que te conté, o te calentó, o las dos cosas.

- Hace dos años yo ya me moría por ti, y tú dándote el lote con otra

- ¿Te morías? Y si ni siquiera me avisaste que sufrías de esa enfermedad, si me hubieras dicho el trabajo de enseñarme era tuyo. No me digas que estás celosita.

- Un poquito sí, y si no te dije era porque eras mi prima – esos dedos me tenían en ascuas, entraban y salían como si fuera su casa.

- Era tan prima como lo soy ahora, que de primas poco tenemos. Por lo que veo tampoco eres virgen, ¿me quieres contar como te paso? Así me pongo celosa yo.

- No, no te voy a contar, fue una cosa de momento – la otra mano se apoyó en mi teta y me la estrujaba.

- Ya sé, fue algo de pasada y ni cuenta te diste; eso por no decirme; que te lo podía haber hecho yo, y seguro lo hubieses notado. Uhm…me gusta verte esa carita de gusto, ¿verdad que te gusta lo que te estoy haciendo? – otro dedo se sumó a la labor y ya eran tres que entraban bastante apretados

- Lili, me estás metiendo tres dedos

- No te preocupes que tengo más, quiero verte la cara cuando te corras – busco con la boca mi otra teta y empezó a hacer garabatos con mi pezón; que bien le había enseñado la cabrona de la profesora, me hacía delirar; me chupaba la teta, con una mano me sobaba la otra, la otra mano se movía por mi vagina como pancho por su casa, la otra se solazaba con mi pepita; ¡pero que otra! si solamente tiene dos, ¡pero sí! a mi pepita a lo mejor era nada más que el dedo, pero la estaba contentando de buena manera. Cerré los ojos, sentí como las hormonas que se habían adueñado de mi cerebro, recorrían todo mi cuerpo para salir por el lado más lógico, llegaron en tropel y entre mis gritos y suspiros se escurrieron entre los dedos de Lili que estaban queriendo tapar la salida. Cuando volví a abrir los ojos, estaba mirándome con una sonrisa mientras me acariciaba. Tenía la boca cerca y yo movía los labios esperando un beso.

- Que mona, pareces una bebita esperando la teta, porque quieres mi teta como yo la tuya ¿verdad? Claro que la quieres, toma mi cielo, toma – me la puso en la boca ¿y que iba a hacer? Estaba tan rozagante que chuparla era una delicia – uy que rica, como mamas, la otra también la quieres, chupa, chupa cariño que son para ti – se preguntaba y se respondía, y se respondía bien porque era justo lo que yo quería.

- Que bien que mama mi bebita, pero a ti lo que más te gusta es mi coñito, me lo dijiste hoy y veo que tienes mucha gana, yo te lo voy a dar, claro que te lo voy a dar – se subió arriba mío temblando de la calentura, me puso la almeja sobre la boca – esto es lo que querías pilluela, pues te voy a dar todo lo que quieras, mete, mete la lengüita ahí, así, así – se corrió expulsando buena parte de jugos que me los tomé con gusto

- No sé si ya te dije mi amor, soy multiorgasmica así que si quieres sigue – se tiró un poco para delante dejándome el culito a tiro, tan bonito que no tuve reparo en pasarle la lengua – ay que picara, no se puede dejar nada a tu alcance que ya lo quieres, me haces cosquillas, pero si te gusta sigue, que monada, que bien lo haces, pero mira, atiéndeme el conejito que me corro de vuelta, ¿te dije mi vida que soy multiorgasmica? ¡Ah sí! te dije – estaba desenfrenada me apretaba la cabeza contra el coño y se corrió, no muy abundante, pero gemía como si le estuvieran sacando una muela

- Ven, a ti que te gusta tanto mi coño, mira ¿ves aquí la pepita? Pásale la lengua, vas a ver que rica que es, así tesoro así, ves que es rica, ay que gusto que me das, te dije que soy multiorgasmica, creo que me corro otra vez, sii…si…pon la boquita vas a ver que rico, aaahhhh me voy – yo estaba ahí abajo sorprendida del aguante que tenía, ya me daba miedo que fuera a morirse de tantos orgasmos, ¡pero no! se tiró para adelante.

- Ya sé, ya sé, quieres mi culo otra vez, ¡sí que eres golosa! pero si te gusta, lame, lame que tu prima te da todo lo que le pidas, ay que bien que lo haces, joder que me está viniendo algo fuerte, Mile no sé lo que me pasa, ándate más despacio que esto es diferente – me puso la panocha en la boca mientras gritaba como una loca – Que es esto, Jesús, esto nunca lo sentí, ayyy…, que me viene, que es lo que me viene, la puta madre, que fuerte, me voyyy, me corro aaahhhggr – un chorro salió de dentro de su vagina que casi me ahogó, la tuve que levantar porque se había derrumbado arriba mío y no me dejaba respirar, por fin salió y se tiró a mi lado, los ojos medio achinados.

- Mile, cariño, ¿qué me hiciste? Esto no lo conocía, pobre, mira cómo te dejé la cara, ¿te dije que soy multiorgasmica? pero es que nunca me había corrido de esta manera.

- Ya me dijiste que eras multiorgasmica, pero no sabré tanto como tu profesora, pero también algo se hacer.

- No seas tonta, como te vas a comparar; con ella me sacaba el gusto y nada más, a ti, te quiero, te quiero tanto que seguro que fue por eso que tuve semejante orgasmo, nunca sentí una cosa cómo esta – se sonrió mientras me lamía la cara sacando los restos de sus corridas.

- Esta celosita mi amor, si sabes que este coñito desde ahora es para ti sola, eres insaciable, nunca pensé que eras tan ardiente, seguro que te quedaste con más ganas, pero no te preocupes que mañana ya voy a estar bien, y te lo voy a prestar para que me lo comas las veces que quieras, aunque fíjate bien, que lo que me hiciste hoy no es para todos los días, que me destruyes, polvazos como este solamente para las fiestas, te imaginas cuando vivamos solas y lo tengas todos los días para ti – mucho no me lo quería imaginar, se apretó bien contra mí – de esta fecha me voy a acordar, va a ser mi aniversario favorito

- ¿Aniversario de qué? No es tu cumpleaños, no es tu primera vez, no perdiste la virginidad, ¿de qué va a ser el aniversario?

- De la primera vez que me follé a la inocentona de mi prima – me besó – y ahora aguántate hasta mañana que me dejaste para terapia – se apoyó sobre mi hombro y se durmió como un angelito.

Me quedé pensando, que la que se estaba aguantando era ella, en definitiva, había salido mucho mejor de lo que pensaba, pero lo último que dijo me cayó mal, ¡muy mal! y aunque pasen cincuenta años cada vez que festejemos este aniversario se lo voy a echar en cara, “la prima inocentona era ella” ¿Era ella? ¡bueno no importa! La agarré del culo y la monté sobre uno de mis muslos quedando el suyo entre los míos, y así, con el conejo bien cobijado me dormí.

Espero que les haya gustado, no tiene pretensiones de ser verosimil, pero quizá les sirva para entretenerse un rato - Gracias  

 

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