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Ingeniera Civil 13

en Lésbicos

- Nuria, entiéndeme, Viviana era única, nos amamos hasta el final, para mí era todo, pero se murió, nadie va a ser lo que fue ella, y tampoco quiero que lo sea; la amé mucho y la extrañé mucho, pero ahora me enamoré de ti, y cuando me despierte a la mañana, no quiero encontrar a mi lado un fantasma o una mala imitación de ella; quiero encontrar a la mujer que amo, quiero encontrarte a ti.

                                                ******************

- Dani, mi amor, siempre me vas a encontrar a tu lado, te quiero con toda el alma. – nos quedamos abrazadas mientras bebía de sus lágrimas (era una llorona total y creo que le gustaba darme de beber con sus ojos). Estuvimos un rato aprovechando la calidez de nuestros cuerpos.

Después de comer aprovechamos para ir hasta su departamento a buscar lo más imprescindible y preparar lo demás para el traslado. Pasamos la tarde haciendo paquetes y llenando cajas. Volvimos con lo más necesario y bastante cansadas. No tenía ganas de cocinar y creo que ella tampoco.

-Vida, te invito a cenar a un restaurant que se come muy bien.

- ¿Es una cita?

- Para cita, la invitación llega tarde, pero el propósito es que termine con toda la mala intención cómo si lo fuera.

- Uhm…no sé qué mala intención tendrá, por las dudas me voy a dar una ducha, ¿qué hago ingeniera, me la doy sola o ahorramos agua?

- Doctora si queremos ir a cenar mejor désela sola, sino vamos a llegar para el desayuno. – era cierto, no me animaba a bañarme con ella y salir tranquilamente como si nada. Salió envuelta en la toalla y evité mirarla, aun después de la faena de la mañana me sobraban ganas, pero la había invitado.

Me llevé la ropa al baño para no tener que cambiarme delante de ella y no precisamente por ella. Cuando salí estaba completamente vestida.

-Qué vergonzosa, con las ganas que tenía de verte desnuda.

- Si me sale bien la cita, te voy a demostrar lo vergonzosa que soy – se echó a reír, salió coqueta moviéndose provocativamente, corrí para abrirle la puerta del coche (me acordé de cuando Vivi me estaba seduciendo, y me quería ver bien en ese papel) y entró como una princesa. Llegamos al restaurant y seguí con mi papel, le separé la silla para que se sentara y recibí su sonrisa de premio.

- Dani, ¿no te importa que sepan que somos pareja?

- La verdad no me importa mucho, lo único que me importa es que lo sepas tú, ¿te incomoda que lo sepan?

- Pensé que me iba a incomodar más, pero la verdad, ni me va ni me viene.

Comimos contándonos un poco lo que no conocíamos de nuestras vidas, no quise ahondar mucho en el pasado; había pasado, ¿y para qué?

Volvimos a casa y me apresuré a tratarla como una reina. Me encantaba sentirme seductora, podía parecer una tontería porque no lo necesitaba, pero me hacía sentir que el peso de la relación lo llevaba yo; no por ser dominante sino por considerar que era yo la que tenía que protegerla.

Era nuestra segunda noche y fue mejor que la primera. Las lecciones de la mañana se las había aprendido bien y las supo aplicar. Nos dormimos rendidas pero contentas. A la mañana apenas abrí los ojos la vi mirándome.

-Estaba esperando que se despertara mi hermoso ángel para alegrarle el día

- Nuri mi amor, no me digas que por alegrarme el día a mí, te vas a despertar siempre antes que yo.

- ¿Y cómo quieres que te lo alegre entonces?

- Y hay un montón de formas; mira haz que estás dormida y veras – cerró los ojos esperando, empecé a pasarle los labios por el cuello, llegué hasta la oreja y se la introduje adentro, se estremeció y se empezó a reír.

- Me haces cosquillas.

- Bueno, te despiertas riendo, ¿no te gusta?

- Sí, también podía despertarte así – se subió arriba y pegó sus labios contra los míos, me besó con ardor, separó la cara dejando nuestras desnudeces pegadas, sentía sus senos oprimir a los míos y me gustaba; aun sin querer nuestros cuerpos se empezaron a mover en un movimiento de vaivén, nos dábamos besos rápidos, las tetas se jaleaban incitándonos a pegarnos más, la apreté del culo pero ya ella estaba obedeciendo al reclamo de nuestras vaginas y nuestros movimientos se hicieron más frenéticos, se apretaba haciendo que los clítoris se acariciaran entre ellos, los jadeos subían de decibeles, me chuponeaba el cuello los hombros, seguro que me iba a dejar alguna marca, en un momento se apoyó en las manos despegándose de mí quedando unidas nada más que por nuestros coños, los meneos se volvieron impetuosos parecía que de los dos queríamos hacer uno, lo que antes eran suspiros se convirtieron en gritos

- ¡Ay! Me vieneee…me corro…acabooo aaaayyy – la casa no está pegada a ninguna otra, pero el grito que pegó no se si no se escuchó lo mismo. No sé si porque ella se corría cuando sentía que lo hacía yo, o fui yo la que sentí el contagio, la cosa que terminamos las dos juntas, se dejó caer sobre mí, era una delicia tenerla así.

- Cariño, ¿qué te paso que esta vez gritaste tan fuerte – me contestó jadeando

- Será que esta vez me moví más, puf…no sabía que de esta manera se sentía tan bien, igual aquí no hay nadie para escuchar.

- Aquí no, pero te imaginas en la oficina si pegas esos gritos, mandan a los bomberos.

- ¡Que! ¿me vas a follar en la oficina?

- ¡Y! en caso de urgencia cualquier sitio es bueno

- Me pongo algo en la boca, pero en caso de urgencia hazlo.

Descansamos un rato más y nos levantamos a jugar un poco en la ducha y a preparar la comida; no valía la pena desayunar. Después de almorzar salimos al parque a ponernos de acuerdo cómo íbamos a hacer de aquí en más. En lo personal nuestro no había problemas, no teníamos que rendirle cuentas a nadie, pero había cosas que me tenían preocupada.

-Nuria, tenemos que ver como administramos el funcionamiento de la empresa, esto está creciendo y se nos puede ir de las manos.

- Yo te dije al paso que vas, necesitaras alguien más capaz para dirigirla.

- ¡No! Al paso que voy no, al paso que vamos, tú eres la que más sabes de eso, así que aporta tus ideas, no quiero una cosa tan grande, quiero algo que podamos manejar nosotras.

- Te entiendo, mañana a la mañana voy a hacer un inventario de las sociedades y con eso podíamos pedirle consejo a Osvaldo y a Beti – quedamos en hacer eso, estábamos tiradas en la colchoneta cuando la veo que se me queda mirando – Dani, ¿y esa marca en el hombro?

- ¡Ah! No es nada, una vampira que anda por aquí suelta me la hizo.

- No me digas que te hice eso porque me muero, ¿Qué vas a decir si te preguntan?

- Mira, mejor no te mueras, y si me preguntan les digo que me marcó mi mujer, porqué eres mi mujer ¿verdad?

- Claro que soy tu mujer, soy lo que quieras que sea

- Entonces eres mi mujer, lo mismo que soy yo para ti – nos pasó la tarde entre arrumacos, hacía tanto que no me sentía así, que no me cansaba de aprovecharlo.

Habíamos quedado que íbamos a invitar a Beti a cenar para recibirla las dos, y darle la noticia en nuestra casa.

El lunes a la mañana Nuria estuvo compaginando todos los activos del grupo, ya que eran varias sociedades. Al mediodía la fui a buscar para ir a comer.

Fuimos al restaurant que siempre iba con Viviana, había averiguado si estaba el mismo reservado que solíamos ocupar nosotras, era más tranquilo.

Llegamos y nos llevaron hasta allí, le aparté la silla para que se sentara, es como si se me hiciera costumbre, la sonrisa y la caída de ojos ya lo valía.

Hicimos el pedido y mientras esperábamos me empezó a informar de la situación legal de la firma. Trajeron la comida seguía hablando cuando de pronto se me quedo mirando

-Dani, ¿qué haces? – la mesa tenía un mantel largo que colgaba casi hasta el suelo, me había descalzado y le estaba metiendo el pie entre las piernas.

- Yo nada, ¿no me digas que vino el enanito? – estaba colorada

- ¿Qué enanito? Este no es un enanito, este es tu dedo

- Ay me habías asustado, si es mi dedo déjalo ahí, que si viene el enanito no te va a poder hacer nada.

- ¡Dani! Quita el pie de ahí que estamos en un restaurant.

- No seas mala que tengo el dedo frio y ahí está tan calentito, lástima que te pusiste bragas. – estaba sin medias, y sentía su humedad

- Dani, a ver si alguien se da cuenta, mira qué vergüenza.

- ¿Cómo se van a dar cuenta con semejante mantel?

- Por mi cara, aparte dices que grito mucho y si sigues no me voy a poder aguantar.

- Mi vida, eso vas a tener que aprender a remediarlo, no puede ser que tenga que andar con los pies fríos porque no puedes aguantar los gritos.

- Me gustaría saber cómo los aguantas tú.

- Tú eres más joven, no tienes los pies fríos, pero si los tuvieras no gritaría.

- Esta me la pagas – me agarró el pie por debajo de la mesa y se lo frotó contra la almeja. Ahora la que estaba poniendo la cara rara era yo.

- Hagamos la paz que puedo aguantar los pies fríos hasta llegar a casa.

Terminamos de comer y volvimos a la empresa, pensé en hacer una reunión entre los cuatro para ver que podía remediar. Le había encargado a Beti que avisara a don Osvaldo de dicha reunión para la hora de irnos.

Le había terminado de hablar cuando vino Nuria con el detalle de los distintos departamentos y sociedades secundarías.

-Dani, aquí tengo un resumen de todo el patrimonio y veras lo que puedes dejar de lado, ¿te lo leo?

- Bueno, de paso me dices lo que te parece – se dio vuelta el escritorio

- Córrase ingeniera que me siento – me hizo correr la silla para atrás y se sentó en mi regazo – así no tengo que andar gritando

- Pues Doctora, espero que lea bien, la última vez no se le entendía mucho

- Va a ver que ahora me va a entender – se puso a leer y yo comencé con mi trabajo; lo primero desabotonar la blusa dejando a la vista el sujetador, no me contenté con eso, lo solté y quedo colgando de los tirantes se lo corrí para arriba dejando esas preciosidades a la altura de mi boca, la lectura se le estaba haciendo dificultosa, y más se le iba a hacer, porque mientras con una mano le sobaba el culo con la otra le había corrido las bragas y le frotaba esa rajita encantadora que tenía. Se removía toda, pero seguía leyendo; hasta que un dedo se le coló adentro entre una cantidad de jugos buscando llegar a la fuente de estos, seguía amamantándome cuando sonó el interno. Era Beti.

- Dani, le dije a Osvaldo lo que me dijiste y ahora va para ahí

- Nuria, viene don Osvaldo, arréglate que nos va a pillar así – escuchamos golpear la puerta, metete abajo del escritorio, que no te vea. – se metió en el lugar donde van las piernas que en un escritorio tan grande cabía de sobra.

- Hola don Osvaldo, le habrá dicho Beti que quería reunirnos para ver como seguimos. – sentía una mano subir por mi muslo

- Si doña Daniela, pero quería interiorizarme de que asunto se trataba.

- ¿Por qué me dice doña Daniela, que es lo que cambió? – un dedo me enganchó las bragas y tiraba para sacarlas

- Seguramente no cambio nada, pero después de tantos años que usted me dondonea es una falta de respeto que yo no la trate lo mismo.

- Pero don Osvaldo, usted sabe que le tengo mucho cariño, pero no me sale – me iba con la silla para adelante, quedé apoyada en la mesa, tuve que levantar el culo para que saliera sino me iba a tirar.

- Doña Daniela, usted sabe que yo también le tengo mucho cariño, pero las cosas tienen que ser como tienen que ser, si yo soy don para usted, usted será doña para mí. Cuando nos conocimos le dije que me tuteara y usted dijo que sí, pero fue no. Fíjese que tanto Beti como Nuria me tutean y usted no.

- No sea malo, yo voy a tratar a ver si me acostumbro – no podía evitar moverme, con la yema del dedo me estaba recorriendo toda la raja y me ponía muy mala.

- Bueno, a medida que usted se acostumbre, yo también me voy a acostumbrar

- Está bien Osvaldo le prometo que le saco el don, pero tráteme como siempre – el clítoris mío estaba tomado por asalto y otro dedo se abría camino dentro de mi almeja, sentir eso y aguantar con una cara de póker era morboso.

- Si me saca el don, no se haga problema que yo le saco la doña, pero tampoco se inquiete tanto, pensé que me había ganado su confianza, era eso.

- Pero es que yo le tengo confianza, si quiero tratar con usted como seguir es porque se la tengo – me tiró la falda bien arriba metió la cabeza y me empezó a chupar el pitorro, el cuerpo se me estaba aflojando y podía pasar cualquier cosa. Sudaba y no lo podía evitar.

- Bueno Daniela, no te digo esto para que te pongas así, cálmate y saca esa cara, pero de verdad, son años que te conozco y para mí eres como si fuera con Viviana, pues entonces trátame como hacía ella. Mira Nuria, llegó mucho más tarde que tú y con toda su timidez me tutea y ya se ganó un lugar en mi corazón, tú también lo tienes, pero merécelo.

- Si Osvaldo, perdóname por no poner más empeño, pero de verdad, si Beti es como la madre que no tengo, tú eres lo más parecido a un padre – no aguantaba más el dedo entraba y salía con facilidad, los jugos me corrían por los muslos y me los iba juntando con la lengua hasta llegar al punto de donde habían salido.

- Dani, lamento verte tan incómoda, de verdad no es mi intención inquietarte, sabes que puedes contar conmigo para lo que sea.

- ¡Si! Ya lo sé, no te preocupes vas a ver que siempre te voy a decir Osvaldo – no aguantaba más me llegaba orgasmo y no creía ser capaz de disimularlo.

- ¿Te sientes mal? quieres que te ayude en algo. – creo que los ojos se me salían de las orbitas

- No Osvaldo, sabes que pasa…, ando…ando con la regla y me tengo que ir a cambiar el tampón – se me quedó mirando con los ojos como platos, era una guarrada, pero otra cosa no se me ocurrió.

- Si mujer, me hubieses dicho, después nos vemos – apenas cerró la puerta le apreté la cabeza mientras me corría en su boca como si fuera una riada después de la tormenta. En cierta forma fue así, una riada después de mi tormento. De mi delicioso tormento. Quedé echada sobre el asiento, empujó la silla para poder salir.

- Mire ingeniera, el tampón no lo encontré, pero estaban estas bragas, aunque de regla nada ni una miserable escuadra – se estaba riendo mientras se relamía. Me senté bien

- Nuria, cuando vino Osvaldo me estabas leyendo el informe, siéntate aquí que vamos a seguir – sabía que ahora le tocaba a ella, se sentó a caballo sobre las rodillas, no se había abrochado nada. Ella agarró los papeles y yo le agarré las tetas y me las metí en la boca, soltó un gemido – mejor que no pares de leer. Tuvo que levantar los brazos sobre mi cabeza para poder mirar las páginas.

 Ahora era yo la que le escurría un dedo por adentro de las bragas, de esa manera me era incomodo, la levanté, la senté sobre el escritorio y se las saqué, estaba toda mojada no se había corrido, pero mucho no le faltaba, metí la boca en ese coñito y empecé a darle a la lengua, parecía una anguila, se movía para todos los lados; ya no estaba leyendo, solo decía incoherencias, pero lo estaba haciendo a los gritos agarré mis bragas que habían quedado sobre la mesa y se las metí en la boca.

- Muerde esto, pero no grites que van a venir los de seguridad – le repasé bien toda la rajita, dos dedos se perdieron dentro de ella mientras le sorbía el pimpollito, levantaba las piernas y ahora era ella la que iba en busca de mis dedos, con las bragas en la boca solo le salían gruñidos, pero cuando le aventuré un dedo en ese culito precioso, parecía que levitaba y soltó un ruido raro que pensé que se las había tragado, mientras sus jugos fluían como un torrente hacia mi boca que los estaba esperando. Quedó desmadejada sobre el escritorio, la tuve que ayudar a bajarse porque las piernas no le respondían la volví a sentar en mis rodillas, se dejó caer para unirnos en un beso donde la mescolanza de nuestros sabores hacía el sabor perfecto para condimentar nuestra vida. Le estaba ayudando a arreglarse la ropa cuando me avisa Beti que venía a verme. Nos apuramos y estábamos bastante formalitas en el momento que entró.

- ¿Qué te pasa? Me dijo Osvaldo que estabas un poco mal, y no sé qué, de la regla y cambiarte el tampón, ¡no me digas que le dijiste eso!, ¡ah! Pero no me dijo que estaba Nuria.

- Es que estaba haciendo café. Y queríamos conversar de lo que vamos a tratar esta tarde y no sabía que decirle para que se fuera.

- Y le fuiste a decir semejante barbaridad, mi madre sí que tenías apuro para conversar ¿y tú donde estuviste que hoy no te saludé? - se acercó y le dio un beso en la mejilla se quedó mirándola – que aroma tiene el café que usan ustedes – Nuria se puso colorada mientras Beti se sonreía – ¡seguro que trataron todo! digamos, que hablaron a calzón quitado, ¿no es cierto?

- Sí…, claro, total son ideas, después nos dices que te parecen.

- Bueno, las dejo por si quieren seguir tomando de ese café – salió dejándonos confundidas

- Estos dichos que a veces usa Beti no siempre se entienden. – reflexionó

- Sí, eso de calzón quitado, no sé, ni que le hubiésemos dicho que estuvimos discutiendo- me di vuelta para sentarme y las vi, nuestras bragas sobre el escritorio. – uhm…ahora se entiende mejor; me parece que no tenemos que esperar a invitarla para decirle el rollo que tenemos. – Nuria me preguntó

- ¿Que va a pensar de nosotras?

- Seguramente nada que no sea cierto, que el olor a café que tenemos en la cara solo se te pega de una manera.

Nos fuimos a lavar la cara y “los pocillos” que sin bragas el aroma se expandía,

Antes de irnos tuvimos la reunión, hablé yo la primera.

-Ante todo les quiero decir que entre Nuria y yo, decidimos formar una pareja, las dos nos queremos y vamos a compartir nuestra vida, los primeros en saberlo son ustedes porque de alguna manera los consideramos de la familia – Osvaldo nos felicitó y nos deseó la mejor de las suertes. Beti se rio un poco, y nos recomendó que lo festejáramos tomando café. Después de las bromas, les expuse mi idea de no dejar agrandar la compañía y de limitarnos a proyectar, y el trabajo tercerizarlo a compañías constructoras.

No solo les estaba pidiendo consejos, sino que quería el acuerdo de ellos ya que, aunque en menor medida también eran accionistas – fue Osvaldo el que me informó.

- Creo que haces bien, porque se te iba a ir de las manos, después del discurso de la semana pasada no sabes la cantidad de proyectos que nos están pidiendo

- ¡Pero si yo dije que la empresa no tenía nada que ver!

- La empresa no, pero la dueña sí; y aunque pareciera una contra propaganda, reconocen tu honradez en no aprovecharte y te toman confianza.

- Dani, ¿Y con el dinero de la venta que vas a hacer? – preguntó Beti

- Miren, de la parte de ustedes la disponen como quieran, la nuestra la invertiremos en algo seguro, que nos dé para los gastos del albergue.

- ¿Pero por qué no armas una ONG para que te ayude?

- Le tengo miedo; la mayoría serán buenas, pero por ahí empiezan a tener problemas, y que si se la usan para lavar dinero o algo así, y no quiero que nada manche la memoria de Viviana.

El fin de semana siguiente, invitamos a Carlos con la familia, a Beti, y a Osvaldo, un poco por compromiso, que aunque pensé que no iba a venir, aceptó, estaba solo y se ve que no tenía nada que hacer.

Fue la presentación oficial de mi querida novia, mujer, o lo que sea. No fue noticia para nadie, más bien la confirmación de lo que veían venir, sobretodo Adela que fue la primera que me hizo notar el supuesto interés de Nuria, que terminó no siendo tan supuesto.

Después de eso, todo fue estupendamente bien, si bien en el estudio teníamos más trabajo, nos habíamos desembarazado de otras actividades, y el centro comercial seguía dando réditos.

En lo personal, aparte de nuestra relación, sentíamos que las mellizas nos habían tomado como tías y nos reuníamos bastante seguido en familia.

Se habían graduado, una de enóloga y la otra de ingeniera agrónoma. Hicieron una fiesta en la finca, pero ese día no fuimos, quedaron un poco cabreadas.

A la semana le pregunté a Adela si iban a estar que la íbamos a pasar con ellos, como me dijo que sí, preparamos todo con Nuria y allí nos fuimos.

Llegamos y tuvimos que aguantarnos los reproches de las mellizas

-Qué bonito, no quisieron venir a nuestra fiesta

- No es eso, queríamos tener una fiesta a solas con ustedes así nos dicen que van a hacer con tanta sabiduría.

- ¿Qué vamos a hacer? Pues vamos a hacer el mejor vino del mundo, y lo vamos producir en tú bodega.

- Cómo en mi bodega, en nuestra bodega.

- Bah, papa tiene un tercio la mayor parte es tuya.

- Yo no lo veo tan así; ¡ah! Me había olvidado de darte el regalo de nuestra parte, esto por aplicadas, Dale Nuria – le dio un sobre a cada una, la primera que lo abrió fue Mariana, lo leyó.

- Tú estás loca, ¿Cómo nos vas a regalar esto? – Adriana se apuró para abrir el suyo y solo balbuceó.

- Pero ¿saben lo que están haciendo?

- Nos estamos asegurando que el mejor vino del mundo salga de nuestra bodega – nos abrazaban emocionadas, Carlos y Adela quisieron ver que decían los papeles. Era la cesión de un quince por ciento a cada una de la bodega.

- ¿Pero te das cuenta que nos estas dando el control a nosotros?

- Nuria dice que ella no tiene tiempo para controlarla, y si vas a esperar que la controle yo, vas muerto; asíque, qué trabajen ellas que para eso estudiaron.

- Vengan que te mostramos las vasijas, vas a ver que no fuimos a perder el tiempo. – salí con las chicas y Nuria se quedó con Adela lloriqueando.

- Qué ¿no querías que le regalara esa parte a las chicas? - Le preguntó

- ¡Sí! Que quería, si los papeles los hice yo, ¿pero no ves cómo dice, que se la regalamos entre las dos? Si es todo de ella.

- ¿Y tú te crees que si no hubieses querido se las iba a dar? Nuria metete esto en la cabeza, para Dani todo lo de ella es tuyo, ella te va a dar todo y te va a pedir todo. – estaba soltando lágrimas abrazada a Adela cuando volví.

- ¡Eh qué pasa! ¿No te puedo dejar sola que te pones a llorar?

- No la regañes, es que no se cree que ella también es la dueña de lo que tú tienes – Nuria se vino a mis brazos emocionada

- Lo que pasa es que le gusta que le sequé las lágrimas así – le besaba los ojos secándoselas con mis labios, la tenía abrazada al tiempo que les preguntaba a las chicas - ¿Y para cuando va a estar el mejor vino del mundo?

- Dentro de tres meses, va a salir un tempranillo que ni te lo sueñas.

- Entonces ¿vamos a esperar tres meses para la fiesta? - le pregunté a Nuria

- ¿Qué fiesta?

- La fiesta de casamiento ¿o no te quieres casar? – me miró como espantada

- Eres mala, ¿así me pides casamiento?

- ¿Y cómo quieres que te lo pida?

- ¡Bah! ¡no sé! pídemelo como quieras; ¡chicas! ¿no pueden apurar un poco ese vino?

 Este es el penultimo capitulo, espero que les agrade,

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