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Ingeniera Civil 11

en Lésbicos

La siguiente semana me tuve que ocupar de traspasar la titularidad a mi nombre: pagar impuestos, y coordinar lo que pertenecía a la empresa: lo que era de las fincas: y lo que quedaba liberado sin tenerle que rendir cuentas a nadie. El hogar que tanto había soñado Vivi, lo iba a tratar de hacer con ese dinero, era la mejor forma de usarlo.

Con Carlos y Adela no cambió nada, el seguía haciendo lo que creía conveniente y la parte que tendría que sacar de los beneficios, lo seguía invirtiendo en la bodega, que por estar separada de la finca no dependía en nada de las hermanas, o mejor dicho de los cuñados.

Las mellizas que ya iban a la universidad, cuando había mucha tormenta o tenían fiesta hasta tarde, venían a dormir a casa

Me anoté en cursos de administración de empresas, pero recargaba casi todo en Nuria y Beti, y en la parte profesional el conductor era don Osvaldo, que desde que se había quedado viudo parecía que su casa era esa.

Me dedique de lleno a construir el hogar de niños refugiados. Desde luego le iba a poner el nombre de Viviana en su memoria.

Era una construcción bastante compleja, moderna, funcional y con algunas innovaciones en sentido ecológico (era una parte que la tenía bien estudiada)

Así pasó más de un año. Un día me llama Carlos que si nos podíamos reunir para tratar un problema que le estaban haciendo los cuñados. Los invité a comer el sábado, (que es un decir, porque asar la carne lo hacía Carlos) y podíamos usar la pileta que con el calor que hacía buen refresco íbamos a darnos.

Llegaron el sábado a media mañana y sentados afuera me expusieron el problema

Resulta que los cuñaditos no estaban de acuerdo en invertir en cambiar las viñas por otras certificadas, que es lo que estaban haciendo casi todos los viñateros para sacar un vino de categoría regional. Era algo que daría más ganancia y más calidad, pero había que esperar que las viñas crecieran, mientras tanto los beneficios se limitaban a lo que daban las plantas viejas.

El caso es que querían vender la finca y retirar su parte.

-No te preocupes, si la quieren vender se las compramos nosotros

- Mira que yo no tengo capital para comprar lo que me toca, y lo que me pidieron es una barbaridad. Ellos quedaron con el veneno de no haber sido herederos, se la creían segura, y a ti no te lo perdonan.

- No me quita el sueño, Nuria como abogada nos podía decir hasta donde pueden llegar, me da ganas de llamarla, pero con lo que trabaja entre semana me va a mandar a la mierda.

- ¡Quién! ¿Nuria te va a mandar a la mierda? – exclamó Adela – ay Dani tú no sabes ni en que planeta vives.

- ¡Así claro! te crees que está a mi servicio para cuando me dé la gana.

- Mira, si te parece que nos puede dar una solución, llámala que te aseguro que no te va a mandar a la mierda – la llamé con bastante reticencia, como me contestó que venía enseguida la invité a comer

- Nuria, vente a comer y tráete como para darte un remojón, que con el calor que hace te alivias un poco. – vivíamos cerca por lo que llegó al rato, vestida como siempre, con un traje sastre su ordenador en la mano y un bolso. Con el calorón que hacía y tan formalita, no quisimos decirle nada a ver si se ofendía. Cuando le explicamos el problema enseguida nos dio la solución.

- Si ellos quieren vender esta finca, ustedes piden de vender las que ocupan ellos, y como entre los dos tienen dos tercios, no pueden negarse, y de última ira a subasta la parte de ellos y se quedan en la calle. - la solución era acertada, entre los tres hermanos tenían la mitad y de esa ellos llevaban dos partes. Con la parte de Carlos y la mitad mía teníamos mayoría.  Ya con el asunto aclarado la invité.

- Nuria, mira el calor que hace, no me digas que no te vas a dar un baño.

- Sí es cierto, está insoportable, si me dices donde cambiarme me doy un chapuzón que con la pileta que tienes debe ser un vicio nadar.

- Qué ¿sabes nadar? - pregunto una de las mellizas

- Sí, nado bastante bien y esta pileta es bastante grande, voy a aprovecharla

- Vente así aprovechas el tiempo – la lleve a mi habitación – ahí tienes el baño para que te cambies y si necesitas algo usa lo que quieras – la dejé que se cambiara tranquila y me fui a sentar con Adela mientras Carlos asaba la carne y unas patatas con no sé qué, que prometían mucho.

Estábamos en unas tumbonas a la sombra un poco alejadas de la pileta, ya nos habíamos dado un remojón y conversábamos del asunto de las fincas.

 En eso aparece Nuria, con unas antiparras con aumento, gorra de baño, y un traje de baño de un azul eléctrico espectacular.

 Tenía ese traje dos agujeros ovalados en la cintura que dejaban ver parte de un abdomen bien trabajado, en la parte de arriba traía de adorno dos tetas, redondas, pujantes, no muy grandes, pero que venían con dos puntas amenazadoras y de cuidado, si lo de arriba era llamativo lo de abajo no le tenía envidia, del lado de atrás por la parte de adentro, venía con un culo redondito, atrevido, también no muy grande, tamaño justo para quedarme embobada mirándolo; que es lo que nos pasó a las dos; para abajo seguían unas piernas hermosas estilizadas, pero esas ya debían ser de ella.

Las mellizas la vieron y la retaron a correr una carrera.

-Dijiste que nadabas bastante bien, jugamos una carrera, la que pierde lava los platos. – dijo Adriana la más caradura

- Bueno, dos vueltas a la pileta ¿está bien?

- Sí, como quieras, sabes lavar platos ¿No?

- Si no sé, aprendo, vamos – salieron corriendo las dos, Nuria tranquila se acercó, llegó cuando llevaban como diez metros de ventaja, se zambulló y no se el tiempo que nadó bajo el agua, pero cuando salió ya le había descontado la mitad, al dar la vuelta en el otro borde casi quedó a la par, lo demás lo hizo paseando, cuando se sentó en el borde todavía les faltaba como cinco metros para llegar.

- ¡Hiciste trampa! eso hiciste, seguro que tienes escondido un fuera de borda en el culo – ¡chicas! respeten, les gritó Adela

- Déjalas no les digas nada, que si saben fregar los platos como nadar tienen hasta mañana, pobres.

- Eh mamá, tía, dense un remojón que el agua está muy buena

 - Vamos dijo Adela, por lo menos te quitas las babas – fuimos a jugar un rato hasta que estuvo la comida. Nos duchamos para sacarnos el cloro en la ducha de afuera. Antes de sentarnos a comer me pidió permiso para ir a la habitación a buscar las gafas, (si se sacaba las antiparras tenía dificultad para ver). Cuando volvió se había sacado el gorro de baño y traía la cabellera suelta, siempre la había visto con rodete, verla así era una fiesta.

- Nuria, - preguntó Mariana, (la otra de las mellizas) - ¿Qué haces cuando te levantas?

- Que voy a hacer, me tomo el desayuno, me arreglo, y me voy a trabajar.

- Me parece que tú te tomas el desayuno, te desarreglas y te vas a trabajar – nos echamos todas a reír, le dio un poco de vergüenza, pero no se ofendió ni nada. Seguimos conversando y estando así relajada tenía una conversación muy amena, le preguntamos cómo era que nadaba tan bien, y resulta que había sido campeona universitaria, y después de salir de trabajar iba a una pileta climatizada a cada tanto, cuando terminamos ayudó a levantar los platos y fue a ayudar a las chicas a lavarlos.

- Eh Nuria, pero si tu ganaste que los laven ellas

- Bueno pobrecitas, si no sabían con quien se metían – parecía otra persona, y era otra persona, Carlos que se había venido a sentar con nosotras preguntó

- Pero ¿dónde tenía escondido todo eso? – se llevó una patada de Adela.

- ¡Todo eso! si las miradas gastaran ya la hubieras dejado sin culo.

- No digas eso que sabes que el único que me gusta es el tuyo.

- Sí claro, que si no te vigilo ya me vería; pero Dani; la podías convencer que se vistiera un poco mejor, hasta para dar otra sensación ante los clientes.

- Pero ¿si le gusta así que quieres que haga?

- Pues dile que quieres cambiarle el perfil a la empresa, que la quieres mostrar más joven, más moderna. Mira, que te parece si vamos a la galería a tomar un helado y de paso vemos lo que hay y le compramos algo que sea como para ella y que así cambia la imagen.

Quedamos así, yo también tenía ganas de comprarme algo más nuevo, nos cambiamos y cuando vinieron de lavar los platos les dijimos de salir de compras, las mellizas ni que decir, enseguida estuvieron listas a Nuria la convencimos con que queríamos tomar helados.

Se fue a vestir y les dijimos a las chicas cual era el real motivo de la salida, enseguida tomaron como una cuestión de amor propio el elegir la ropa a gusto. Volvió tan formalita como siempre, parecía mentira como ese atuendo podía convertir a la Nuria que vimos con bañador, en alguien que demostraba eficiencia, pero sin nada de gracia

No necesitamos insistirle mucho, se ve que estaba a gusto con nosotras, Carlos se quedó en casa a esperarnos. Así que fue una salida de chicas que van de compras. Nos metimos en una tienda que vimos que tenía ropa buena. Vimos unos vestidos que de verdad estaban muy lindos; me probé uno que me iba bastante bien, me hice la que estaba en dudas y le pedí a Nuria.

-Nuria, tu que tienes el cuerpo parecido al mío, porque no me haces el favor y te lo pones así me fijo como me ven los demás – se hizo la remolona, pero al fin accedió. - Se lo probó y le quedaba de película. Para eso las mellizas habían traído una tanda de faldas, blusas, vestidos de calle.

- Tía, pruébate esto a ver si te queda bien.

- Dale a Nuria que los pruebe así me fijo cómo me van a quedar – estábamos a la entrada del probador; como en ese momento no había nadie le pasábamos la ropa y era como si estuviera modelando. Se notaba que le gustaba, a lo mejor se estuvo reprimiendo siempre pensando que vestirse así le quitaba seriedad a su profesión. No sé si sospechó algo, pero me preguntó.

- ¿Y tú no te pruebas nada? mira que tienes mejor cuerpo que yo.

- ¿Qué tengo mejor cuerpo que tú? De donde sacaste eso.

- Sí que lo tienes, aparte tienes más gracia

- Aquí no estamos probando la gracia, estamos viendo cómo quedan los vestidos y por lo que veo tú también debes de tenerla porque algunos te quedan muy bien – se cambiaba con naturalidad, seguramente resabios de nadadora, se habría cambiado un montón de veces en el natatorio con sus compañeras, al fin, aquí estaba con un conjunto que le quedaba una pinturita. Estaba terminándose de probar un conjunto de falda y top que le quedaba un espectáculo, cuando Mariana, una de las mellizas entró al probador para retirar las otras prendas. En el montón sacó las de ella, cuando se fue a cambiar preguntó

- ¿Y mi ropa dónde está?

- Debe estar en algún paquete de esos, pero no te preocupes te vas vestida así que te la facturan lo mismo.

- Pero ¿están locas que me voy a ir así? Mira como me veo

- Yo te veo bien, pero si te quieres ir en pelota a lo mejor también te ves bien – nos reímos todas, se dio cuenta que estaba hecho a propósito se resistió un poco, pero al fin cedió. De ahí nos fuimos a tomar unos helados y ahí tranquila me preguntó porque le regalaba la ropa que llevaba puesta.

- Nuria, toda la ropa que llevamos es para ti, quiero cambiar la imagen de la compañía y tú eres la más emblemática para expresar la transformación.

- Entonces ¿quieres que vaya vestida con esta ropa?

- Con esta ropa u otra que te muestre como eres, usa lo que te sea cómodo para ti y para alegrar a quien te vea.

- O sea a ella, - dijo Adela riéndose, me miró y se puso colorada.

- No le hagas caso, pero de verdad así te ves mucho mejor – al fin creo que le gustó, o la liberó de seguir usando algo que ni siquiera a ella le gustaba.

Cenamos algo de lo que había quedado y después cada cual a su casa.

El lunes llegué temprano, tenía que ir hasta el hogar, que ya faltaba poco para terminarlo. La parte estructural estaba lista, faltaban algunos retoques y el amoblamiento que también llevaba lo suyo y en eso entraba una enfermería para casos de urgencia y todo el equipamiento. El proyecto era bien completo y bien costoso, pero lo iba llevando bien.

Antes de las nueve llegó Nuria, Beti se quedó con la boca abierta, nos dio un beso a las dos y se metió en su oficina, yo no pude dejar de fijarme que buen irse tenía

- ¿Y a esta que le pasó? - Preguntó Beti sorprendida. Le conté todo lo que habíamos hecho con la complicidad de la familia de Carlos, se echó a reír.

- Me parece que tienes una nueva Nuria, y por lo que veo no lo ves tan mal

- No pienses cosas raras; desde luego que se ve mucho mejor, pero de ahí a lo que te piensas, hay un buen rato.

Cuando iba para el hogar iba pensando en ella, había cambiado completamente. No era tanto lo linda, porque eso ya se le veía sino como lo llevaba. Lo que antes era vistoso sin brillo, se ve que ahora había cobrado vida, si hasta se movía diferente, si no fuera por las gafas se vería más hermosa.

Esa noche en casa averigüé por internet de un centro oftalmológico, al otro día me llegué hasta el que había escogido a averiguar cómo era el asunto de la operación, era lo más sencillo, se operaba y en el día volvía a casa sin las gafas y viendo.

Dos días después le pedí que me acompañara a hacer una diligencia, se extrañó cuando la llevé al consultorio, estaba asustada.

-Dani ¿para qué me traes aquí?

- Quiero ver lo que pueden hacer con tu vista.

- Pero es que me cambie las gafas hace poco.

- Bueno, no te preocupes que aquí nada más te van a decir si hay algo mejor – La atendió el oculista, midió todo y nos dio el resultado.

- Esta justo para operar, se lleva las instrucciones y arreglamos el día, ya sabe si quiere primero un ojo, y sino los dos – saludamos al doctor.

- Dani, tengo miedo, mira si me quedo ciega ¿Qué hago?

- No te vas a quedar ciega, averigüé por todos lados y esta operación es segura, sales de ahí viendo. Si te llega a pasar algo te hago de perra lazarillo toda la vida.

- Si, tu bromeas, si vieras lo feo que es no ver bien, tú también tendrías miedo de no ver nada.

- No tengas miedo, ¿sabes lo que vamos a hacer? Te operas un ojo, y si ves que sale bien, te operas el otro.

Quedamos en eso, y arreglé para la semana próxima, quería dejar todo en orden para no molestarla esos días, quise que se tomara vacaciones, pero fue inútil, no quiso.

La primera operación fue cosa de dos horas, salió molesta, pero notó que de ese ojo veía como no había visto nunca. La llevé a casa tenía que ponerse diferentes gotas a cada rato y quería estar segura que no se iba a equivocar de frasquitos. Le preparé uno de los cuartos y la hice acostar, que no forzara la vista. Le fui poniendo las gotitas y a la noche la llamé para cenar.

Le había sacado el lente de ese ojo a las gafas, y se tapaba el otro para ver la diferencia, le tuve que regañar, para que no lo forzara.

-Dani, y yo que no me quería operar, esto es una bendición gracias a ti.

- Pues pasado mañana te operas el otro, así vas a tener dos bendiciones.

Esos días estuvo en casa conmigo, Beti venía a la salida a visitarla y de paso nos contaba cualquier novedad. A los dos días le hicieron la segunda operación. Salió todo bien, quedó en casa todo el fin de semana, le habían dicho que no se agachara, pero es que a veces eso se hace sin darse cuenta, por eso no quería arriesgarme y no le dejaba hacer nada.

Esa semana conversamos mucho, estar con ella era muy llevadero. Sus padres eran españoles, pero vivían en República Dominicana cuando terminó el secundario la mandaron a España a estudiar contaduría y luego se quedó a seguir con abogacía, ahora era ella la que les mandaba dinero para que no trabajaran más.

Congeniábamos en casi todo, y a pesar de estar acostumbradas a estar casi siempre solas nos adaptábamos muy bien a la compañía. Más de una vez la sorprendí mirándome, pero si me daba cuenta era porque yo más de una vez la miraba, y me gustaba, para que negarlo.

El domingo al mediodía la invité a Beti a almorzar con nosotras, pasamos una tarde especial, al fresco bajo los árboles, de pileta nada todavía no estaba para eso, pero con unas gafas de sol podía estar afuera.

Cerca de la noche Beti la llevó a su casa, nos veríamos al otro día. Después de esos días con ella, la casa se me hacía muy grande muy fría, lo cual era una tontería porque el verano estaba apretando fuerte, me di cuenta que estaba sola, muy sola.

El lunes cuando llegué estaba hablando con Beti, cuando fui a saludarla me abrazó con fuerza mientras me daba un sonoro beso en la mejilla.

-Dani, nunca voy a terminar de agradecerte que me hayas echo operar, no te imaginas lo que es estar sin esas gafas y ver mejor todavía.

- Nuria, en esta firma queremos lo mejor para nuestras ejecutivas, y más cuando están como tú – le dije en broma mientras la miraba de arriba a abajo

- ¿Y cómo estoy yo? – preguntó toda colorada mirándome con picardía.

- Pues yo diría que la nueva Nuria está muy pero que requeté muy bien – nos reímos, pero Beti no se perdía nuestras miradas. – se fue rumbo a su oficina y me la quedé mirando, había cambiado hasta la forma de caminar, se movía que era una delicia verla; estaba entusiasmada cuando siento que Beti con una servilletita me limpia la comisura de los labios. – ay ¿Qué tengo?

- Babas, hacía mucho que no te pasaba, que bueno que te empiece a pasar.

- Anda, anda, se te ocurre cada cosa, - se fue riendo y me dejó desorientada.

Fueron pasando los meses y el albergue avanzaba rápidamente; el equipamiento estaba llegando a tiempo.

En una semana era el segundo aniversario del fallecimiento de Viviana. Era el día que quería inaugurar el hogar para los niños. Venía el alcalde, autoridades de la junta, representantes de los derechos humanos, y de los medios de difusión.

En fin, estaba la flor de la nata de la comunidad. Fue una ceremonia muy emotiva, donde hablaron todos realzando la acción humanitaria de la empresa y el orgullo de ser unas de las pocas que se preocupaban por los niños. No me cayó bien y no quise evitar contestarles.

  • Agradezco a todos los que vinieron a darle brillo a este acto, pero me veo en la obligación de aclararles que este hogar no está erigido gracias a la empresa, sino que es el sueño hecho realidad de Viviana Montero, quien en vida soñó con poder darle un futuro mejor a esos niños, y algo del mucho del amor que sentía por ellos.

  • La empresa solamente fue intermediaria y encargada de llevar a cabo los deseos de esa gran mujer que fue mi esposa. Gracias.

Los primeros murmullos fueron tapados por los aplausos, y llegaron las felicitaciones, por lo que el asunto de que fuéramos esposas pasó como una anécdota que seguramente los diarios harían notar.

Terminó la ceremonia y me volví a la compañía.

Después de esos dos años, sentía el alivio de haber cumplido con sus deseos, me senté en el sillón grande de su oficina que ahora era mía y me quedé pensando cuanto de su presencia todavía quedaba flotando en el ambiente.

Cuantas veces habíamos hecho el amor en ese sillón, cuantas veces a lo último me había hecho prometer que iba dejar que el amor entrara en mi vida, y cuantas veces le dije que sí, pensando que le estaba mintiendo, ¿le estaba mintiendo?

Estaba con los codos apoyados en las rodillas tapándome los ojos con las manos, pensaba que ahora sí, el hogar ya estaba hecho, ¿llegaría el amor? Escuché la puerta al abrirse, sabía quien era

 No es mi intención hacer de este relato un melodrama, espero que lo tomen como algo que en la realidad puede pasar, que lo que la vida te saca también te lo puede dar.

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