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Ingeniera Civil 4

en Lésbicos

Me acosté pensando en ella, ya era seguro que a su lado el mundo era otro, que los sueños no eran solo sueños, podían hacerse realidad. Sabía que como iban las cosas en cuanto se lo propusiera me iba a seducir, pero iba a esperar que actitud tomaba de aquí para adelante.

Esa noche tuve el mismo sueño, nada más que el pobre caballero ya tenía poco mundo para ofrecerme y la dama cada vez era una Viviana más hermosa, pero igual, cuando tuve que escoger me desperté.

El domingo me dediqué a redondear algunas ideas para el emprendimiento, quería probar el interés que podía despertar en las cadenas importantes el instalarse en un sitio con tanto futuro, le iba a pedir consejo a Osvaldo, seguramente él sabía que posibilidades tenía de interesarlos.

El lunes llegué ansiosa esperando que comportamiento tomaba. Todo fue normal, ni siquiera me habló de lo que había pasado, parecía que el próximo paso lo tenía que dar yo.

Así pasé toda la semana en ascuas. En lo referente al proyecto avancé bastante, pude contactarme con una de las más importantes cadenas de supermercados y lo dejaron a estudio, ahí tengo que reconocer que se notó la mano del Osvaldo el gerente, a pesar de no haberlo estudiado mucho, por primera vez se interesó al punto que lo vio posible.

Viviana seguía igual, me galanteaba, cuando pasaba cerca trataba de rozarme, digamos que seguía coqueteándome, pero sin acosarme, y se lo agradecía. Se lo agradecía, pero me dejaba gusto a poco.

Me invitó a salir el sábado, pero le dije que no, tenía que arreglar ciertas cosas, y entre ellas mi cabeza. No me insistió, y me pareció mal. Tampoco salí con las chicas, y tampoco me insistieron.

Esos dos días los pasé programando todo, y pensando en la semana anterior. Me pareció que me había pasado un tanto al decirle que no me apurara, o simplemente le parecía que, si en realidad estaba interesada, me tocaba a mi demostrarlo, seguramente sabía mucho más que yo cómo era el juego de la seducción entre mujeres.

En mis sueños parece que el caballero se aburrió o se quedó sin mundo para ofrecerme, porque no apareció más. Viviana, sí, ella nunca faltaba, pero nunca le podía dar el sí porque siempre me despertaba. Lo tomé como una señal que eso no podía quedar en el mundo de los sueños, y que lo tenía que decidir despierta. 

La semana empezó con buenas noticias, la cadena de Súper me avisó que en principio le interesaba, pero querían ver el proyecto más detallado.

A lo proyectado por Vivi, le había agregado toda una parte para juegos infantiles, y pista de patinaje, hace rato que me había dado cuenta de que no eran los padres que llevaban a los niños, sino al revés, estos iban a donde los niños querían.

Dos días después tenía el proyecto pulido. Sabía la alegría que le iba a dar cuando le mostrara los avances. Entré en el escritorio eufórica con la portátil donde tenía todos los planos.

-Vivi, quiero que veas esto, si te animas creo que tu sueño puede ser realidad.

- Cual. – me contestó; me quedé mirándola.

- A lo mejor los dos, pero ahora vamos por este. – puse la portátil en el escritorio y me puse detrás de ella mientras iba explicándole paso por paso, tenía la cara pegada a la de ella sobre su hombro, y aunque me gustaba estaba incomoda, y ahí se me ocurrió que ya era la ocasión de definirme.

- Córrete un poco porque voy a quedar doblada – corrió la silla para atrás y me senté en la falda, me miró extrañada pero no dijo nada, ahora la que tenía la cara sobre mi hombro era ella, y sentía su respiración que hacía que la mía se acelerara.

Seguí explicando, pero sentía cómo me había agarrado con una mano de la cintura y la otra la apoyaba en mi muslo acariciándolo suavemente. Todavía podía hablar, pero si eso no era taquicardia no sé lo que sería.

Creo que se dio cuenta que había llegado el momento.

-Dani, esto es muy complejo ¿Qué te parece si vamos a estudiarlo en casa así no nos molesta nadie?

- Si te parece vamos – ahí supe que había hundido las naves, no había retorno.

Avisó a Beti y salimos por su ascensor, fuimos en su coche, en el camino no dijimos nada. Cuando llegamos entramos y me llevó a un escritorio similar al que tenía en la empresa.

-Quítate la chaqueta que esta calefaccionada y ven que me vas a explicar más cómoda – se sentó en la butaca y me atrajo para que lo hiciera en su falda, no le puse pega y me senté, esta vez la mano ya estaba más abajo de la cintura y la otra me acariciaba el muslo casi hasta donde deja de llamarse muslo.

Seguía pasando imágenes, pero ya casi no las explicaba, mi cabeza estaba más en sentir sus tetas clavadas en mi espalda, era inútil explicar, lo que en ese momento a ninguna de las dos nos interesaba. Sentí sus labios en mi cuello pegadas a mi oído.

-Dani, ¿me vas a hacer esperar mucho? – me di vuelta y la vi expectante con los labios semiabiertos.

- Creo que ya es hora de que no esperemos más y uní mi boca a la suya en un beso que me supo a gloria.

- Ven conmigo que vamos a estar más cómodas. – me tomó de la mano y me deje llevar hasta su habitación, pasamos la puerta, y empezó a besarme mientras me sacaba la camisa, pasaba sus labios por mis hombros, por mi garganta, bajaba por mi canalillo al mismo tiempo que desprendía mi sujetador dejando mis turgentes senos ofrecidos a su gula. Los chupó, mis pezones eran un simple juguete ofrecidos al capricho de su lengua, me soltó la falda que fue deslizándose al suelo, me acostó en la cama y fue dibujando mis formas con deliberada lentitud, haciendo que mi excitación se incrementara a temperaturas volcánicas. El panty siguió el camino de la falda y sus labios siguieron el camino del panty, llegó hasta mis pies y retomó el camino ascendente hasta llegar a mis bragas, que en ese momento ya habían pasado de húmedas a empapadas.

Paso la lengua sobre la tela, pero lo sentí como si lo hubiese hecho sobre mi vagina, tuvo piedad y la retiró con premura. Ella miraba mi sexo con deseo y yo la miraba a ella con ganas que satisficiera el de ella y el mío, me abrió las piernas como un libro y se abalanzó sobre mí.

Fue una sensación inenarrable, su lengua hacía milagros, milagros que ni sospechaba que existieran, me aferré a las sabanas mientras sentía la suavidad con que recorría mi canal abarcando toda mi vulva, se escurría dentro mío buscando la fuente de donde brotaba el líquido que habían mojado mis bragas, para subir hasta mi clítoris que ya empezaba a emitir fuego. No podía estarme quieta, batía mi cuerpo en un sube y baja buscando esa boca sabia, que me llevaba a otra dimensión. Ahora era yo la que sujetaba su cara y movía mi pelvis con desesperación contra su boca. No se la magnitud de mis sonidos, sé que en un momento sentí como mi cuerpo se derretía en su boca, no podría medir su duración, podía ser un segundo, pero para mí fue una eternidad, donde conocí en un placer todos los placeres del mundo.

Quedé adormecida, sentía como su lengua recorría mi cuerpo camino a mi cara, cuando llegó me dio un beso haciéndome conocer mis sabores.

Estaba sobre mí, se apoyó en las manos para separarse, mirándome con una sonrisa felina. Como una ilusión óptica parecía que me estaba mostrando los colmillos, pensé que era como la gata y la ratita, y sabía que de gata yo no tenía nada.

-Cariño – me susurró – sabía que eras una putita deliciosa, vas a ver los ratos agradables que vamos a pasar, estoy segura que ninguna te hizo gozar como yo. – me quedé mirándola sorprendida, mi cuerpo que hacía un momento era puro fuego, ahora sentía el frio de la realidad.

- Mi amor, porque no me dejas ir al baño mientras te desnudas, ¿supongo que te mereces una recompensa?

- ¿Quieres que te acompañe?

- No, lo que tengo que hacer, lo tengo que hacer sola, espérame.

De pasada agarré mi falda y mi camisa y entré al baño, tenía ganas de llorar, pero no me lo permití, me lavé lo más rápido que pude, me puse la falda y la camisa, la chaqueta había quedado en la sala, y la ropa interior estaba regada por el piso y no me iba a poner a buscarla, cómo el baño estaba en la habitación tenía que pasar frente de ella. Estaba acostada como la maja desnuda, estoy segura de que, si Goya la hubiese tenido de modelo, ese hermoso cuadro le hubiese salido cien veces mejor. Cuando me vio vestida me preguntó.

- ¿Qué haces a dónde vas?

- Voy a ver si las otras me hacen gozar más que tú, a lo mejor no eres tan buena como te lo crees. – le contesté saliendo a la sala, agarré mi chaqueta y el ordenador portátil

- Pero, estás loca, si te piensas que me vas a dejar así

- Viviana, búscate otra putita deliciosa, que en tu agenda debes tener muchas – me puse la chaqueta y me fui hasta la puerta.

- Eres una niña mal criada, pensé que te había enseñado a ser mujer, pero sigues siendo una cría que no se sabe sonar los mocos, y de aquí no te vas.

- Pues no me los vas a enseñar a sonar tú, y si te parece que puedes retenerme agárrame, - diciendo eso abrí la puerta de calle, en ese momento no pasaba nadie, pero no se animó a exponerse desnuda, igual no me iba alcanzar.

Me fui y le dejé la puerta abierta, hacía un frio que pelaba y yo sin nada abajo, gracias que no había viento, sino podía dar el espectáculo del mes. Pare un taxi y me fui a la empresa, entré y Beti me miró sorprendida.

-Hicieron rápido, pensé que iban a tardar más tiempo.

- Puf, no vieras lo rápido que hicimos.

Pasé a mi oficina sin decirle nada más, y busqué todas mis cosas, que no eran muchas, y salí, no quería encontrarme con ella si venía de apuro.

 Subí a mi coche y me marché apurada, entre otras cosas porque no me gustaba andar sin nada abajo. El móvil no dejaba de sonar, sabía que era ella, pero no sabía si le iba a contestar, por lo menos no me iba arriesgar a que me hicieran una infracción conduciendo.

Cuando llegué, lo primero fue desnudarme y darme una ducha, quería sacarme todo el rastro que me hubiese dejado en el cuerpo, luchaba por no llorar y con esfuerzo lo estaba consiguiendo, la furia me ayudaba.

Después que terminé y me puse de entrecasa, revisé el móvil, tenía más de veinte llamadas perdidas, cuando sonó de vuelta conteste y escuche gritar.

 – ¿Para qué tienes el móvil si no lo vas a contestar?

-Para contestar cuando me hable alguien que me importe.

- Pues más vale que yo te importe, ya vamos a arreglar mañana, creo que tomaste muchas ínfulas por una tontería.

- Vete a la mierda, - le contesté sin poderme aguantar y corté, lo apagué para que me dejara tranquila, sabía que iba a estar dándole que te dale.

Me acosté furiosa y me dormí furiosa, quizá no fuera la mejor forma de dormir, pero ayudaba a disfrazar la inmensa angustia que sentía en mi pecho.

No quería pensar en la ilusión con que empecé esa mañana y el desencanto que estaba sintiendo ahora.

Me desperté temprano, salí a comprar el periódico y compré unos bizcochos,

Me los iba a comer con un buen café mientras leía los avisos.

Prendí el móvil, me fijé, un montón de llamadas, uf había hecho bien en apagarlo. A las 9,30 sonó era Viviana.

-Ola, ¿qué quieres?

- ¿Qué quiero? Quiero que me digas si por lo que pasó ayer ya piensas que vas a poder venir a la hora que se te dé la gana

- Por lo que pasó ayer, puede ser que me dé la gana de no ir a ninguna hora, y mira tú correo así te enteras que el mundo no eres tú sola. – y corté.

Le había mandado la renuncia por el ordenador, mientras no le llegaba el telegrama. Me puse a leer sabiendo que iba a volver a llamar.

Y no me equivoque, volvió a sonar el móvil.

-Y ahora qué te pasa, ¿todavía no lo tienes claro?

- Pero ¿qué te crees? ¿qué puedes irte sin preaviso, llevándote los planos, y todo el trabajo que hiciste trabajando en esta compañía?

- Los planos y el proyecto te los dejé en los DVD, ahí vas a encontrar todos los avances que te quise explicar ayer.

- Los avances de ayer ya los entendí, pero ese proyecto es tuyo y tú lo tienes que conducir hasta que esté terminado.

- Mira Viviana, no te hagas la tonta porque sabes mejor que yo como hacer ese trabajo, y si no lo sabes búscate otra ingeniera que sea más puta que yo y déjame tranquila.

- No mezcles una cosa con otra que lo de ayer no tiene nada que ver con el trabajo.

- Con el trabajo no. Tiene que ver contigo, y yo no quiero tener nada que ver contigo ni en el trabajo ni en nada ¿entendiste?

- Tienes que darme el preaviso si quieres cobrar lo que te falta y los bonos.

- Pues te digo que no voy a ir, y sabes dónde te puedes meter lo que me falta y los bonos, - corté y volví apagar el móvil.

A pesar de esa contestación tan chula, sentía una opresión en el pecho qué me hacía recordar que todavía sentía mucho por ella, repetía en mi cerebro una y otra vez la frase “Eres una putita deliciosa” para poder alimentar mi enfado y tapar mis sentimientos.

A los dos días me llamó Beti.

-Daniela, aquí tienes tu liquidación, dijo Viviana que pases a buscarla.

- Beti, ya le dije lo que podía hacer con ella, no voy a ir.

- No seas tonta, es tu dinero y lo vas a necesitar hasta que encuentres otro trabajo.

- No lo quiero a pesar de que por las referencias que van a dar, mejor me mudo de ciudad.

- No digas eso porque no es cierto, nunca te haría una cosa así, ni a ti ni a nadie, no sé lo que pasó entre ustedes, pero no tengo dudas de que te quiere, y no haría nada que te perjudicara.

- Sí, es lógico que la defiendas, la conoces antes que yo, pero no la defiendas tanto porque es una manipuladora haciéndose la enamorada.

- No te lo niego y más de una vez le avisé que alguna vez le iba a tocar sufrir, pero ella quiere vivir apurada y esta vez chocó y salió lastimada.

- No creo que sea ella la que salió tan lastimada.

- Tu no lo crees, pero la dejaste mal, te quiere y lo sufre más de lo que te parece.

- Bueno, no sé, pero esto no tiene remedio, cuando quieras háblame, que contigo no tengo nada en contra.

Nos despedimos, a la mañana llegó un mensajero con toda la liquidación, no podía mandarlo de vuelta, el chico estaba trabajando.

Puse el dinero aparte para pensar que iba hacer con él. Me lo había ganado, pero era que, si me lo quedaba, estaba vendiendo mi orgullo por unos euros. La verdad que pensando así conseguía que mi indignación fuera más grande que mi angustia.

Sandra Y Romina cuando me encontraban, querían levantarme el ánimo, pero por graciosas que fueran, este seguía en el subsuelo.

Encontré un aviso de un concurso para cubrir el puesto de ingeniería en una empresa bastante importante, y mandé mis datos, esperaba que fuera cierto que iban a dar buenas referencias. El lunes me llamó Beti.

-Daniela, por favor ven, Viviana está enferma y dentro de dos días se tenía que reunir con los de la corporación por el proyecto, y no quiere ir. Dice que es tuyo y no merece que lo haga nadie si no lo haces tú.

- Beti, no me jodas, eso así cómo está lo puede llevar ella o cualquiera de los ingenieros de la plana.

- Bueno, puede ser, pero está enferma y se le metió que tienes que ser tú,

- ¿Así? ¿y que enfermedad tiene? No me estarás engañando porque te lo pidió ella.

- Dani no te permito que me trates como una alcahueta, esta mañana entré y creo que tiene fiebre, le dije si le mandaba un médico y no quiso, dijo que no le iba abrir.

- ¿Y tú cómo entraste?

- Yo siempre tuve la llave desde que estaba el padre, por eso te pido que vayas, entras, si ves que te mentí, te sales y ya está, ¿te mando la llave?

- No, deja que la voy a buscar de paso.

Pasé a buscarla, y me fui con ansiedad y con miedo, no sabía cómo iba a ser el encuentro, si peleado o iba a haber una tregua si realmente estaba enferma. Lo que estaba segura es que con ella no quería más rollos.

Entré sin hacer ruido, quería verla sin que se pusiera a actuar. No estaba en la sala, revisé la cocina y tampoco, tenía que estar en una habitación, y por lógica debía ser la suya.

 La puerta estaba semiabierta, miré por la abertura y estaba mirando para el otro lado, me acerqué despacio y escuché un ronquido, debía estar mal de la garganta porque ese ronquido no auguraba nada bueno, estaba dormida, pero con un sueño incómodo. Me quedé perpleja, con una mano fuera de la colcha estaba agarrando mi panty, mis bragas y mi sujetador.

Me quede un momento pensando ¿sería fetichista? De cualquier manera, si lo era, lo era pensando en mí.

Le toqué la frente con la mano y estaba ardiendo, se notaba demacrada y una expresión de sufrimiento que me hizo daño. Busqué en el botiquín hasta que encontré un termómetro. La sacudí para poder ponérselo.

-Beti, te dije que me dejaras en paz.

- No soy Beti, ni te pienso dejar en paz. – se giró de golpe y me miró extrañada, tenía los ojos vidriosos y las lágrimas se habían secado en sus mejillas.

- ¿Qué haces tú aquí? – me espetó

- Vine a buscar mi ropa. – en un movimiento rápido la escondió debajo de la almohada.

- La tiré, después te mando otra para que no me acuses.

- Si claro, pero ahora vamos a ver cómo andas de la fiebre, vamos abre la boca que te pongo el termómetro.

- No necesito que me pongas nada. Y no la voy a abrir.

- Vivi, sabes que la vas a abrir, así que no me la hagas difícil

- Pues sabes que no la voy a abrir, y a ver lo que haces.

- Pues nada mujer, no quieres que te lo ponga en la boca, te lo pongo en el culo. – diciendo eso simulé meter la mano bajo la manta.

- No te atrevas, - gritó, y fue el momento que aproveché para meterle el termómetro en la boca.

- No lo mastiques, que los termómetros no se digieren bien. – se quedó mirándome como con rabia, pero al mismo tiempo sus ojos me decían otra cosa.

Me senté al lado y cuando sonó el pitito, se lo saqué, tenía más de 40º, llamé a Beti, para que mandara un médico urgente, fui al refrigerador a buscar hielo, lo metí en una bolsa y se lo puse en la frente, no quería meterla en la bañera porque no estaba segura de sí le iba hacer bien.

Estaba protestando cuando llegó el médico, lo hice pasar para que le hiciera

la revisación, no me había dado cuenta que debajo de la bata solo tenía las bragas. Me dio un poco de vergüenza a mí, pero, en fin, de cualquier manera, igual tenía que verle el pecho, la auscultó le hizo abrir la boca y le pasó unos hisopos, y la hizo toser, terminó y me dio la conclusión a mí.

-Le diré, me parece que es una gripe de la cepa que llegó este año, pero por las dudas le haremos un análisis de las muestras que me llevo en estos hisopos, si no pasa de ahí, le aviso por teléfono, sino la tendremos que internar.

- ¿Pero y mientras que le doy para bajarle la fiebre?

- Le voy a dar una tira de este medicamento, luego usted sigue dándoselo por siete días, y tiene que estarse quieta. Para comer, dieta blanda, primero caldo si es posible, y por ahora compresas frías para ayudar, ah y ¿usted está vacunada,

- Sí, me vacuné a principio de temporada.

- Ah mejor, porque si no en pocos días tendría que atenderla a usted; y ya sabe cama, caldo, y un poco de alivio con las compresas si la fiebre sube.

Se fue el buen señor y miré a Viviana, estaba furiosa.

- ¿Te parece? vino el médico y me vio así en pelota, la vergüenza que me hiciste pasar.

- ¿Y que sabía que ibas a estar desnuda? Aparte que cuándo te viera te iba hacer desnudar para echarte el ojo, así que no te quejes tanto, quédate en la cama que me voy.

- ¿Qué? ¿me vas a dejar sola aquí muriéndome?

- No seas dramática, voy a comprar unas cosas y vuelvo, y no te mueras hasta que esté de vuelta.

Me fui apurada a la farmacia, compré los remedios y dos bolsas para agua, y pasé por el súper a comprar algo para hacer un caldo. Viviana no tenía nada, absolutamente nada referente a comida, se ve que todo lo compraba hecho.

Volví lo más a prisa que pude, Vivi estaba llorando.

- ¿Qué te pasa ahora?

- Me dejaste sola

- Pero es que tuve que ir a comprar los remedios y algo de comer.

- Pero yo pensé que no volvías.

- No te preocupes que hoy no te voy a dejar sola, y deja que te tomo la fiebre que dijo el médico que a la tarde subía.

- Ya me la tomaste antes, no voy a andar chupando un termómetro porque se te dé la gana.

- Vivi, no seas caprichosa ponte el termómetro que quiero saber cómo estás.

- No, no y no…no quiero que me pongas el termómetro.

- Ah....  ahora me doy cuenta…, tú lo que realmente quieres es que te lo ponga en el culo. – se dio vuelta rápidamente para decirme.

- Esta vez ni se te ocurra. – y paf se lo puse, se quedó mirándome furiosa, pero me daba cuenta de que era más una pose que lo que realmente sentía.

¿ Tendrá arreglo lo desarreglado? es un mundo nuevo y desconocido para Daniela 

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