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Ingeniera Civil 10

en Lésbicos

Soy un poco rara en eso, hay gente que se queda paralizada, se pone a lamentarse, yo no, busco lo que tengo que hacer y los lamentos los dejo para cuando puedo. Lo que tenía que hacer era llamar a Beti. Marqué me atendió enseguida.

-Beti, tengo algo que decirte

- Sí claro, supongo que para eso me llamaste – no sabía cómo decirle que la que casi era su hija había muerto.

- Es por Viviana, no sé cómo decirte.

- Se murió ¿cuándo? –me quedé pasmada.

- No sé, me di cuenta esta mañana, parecía dormida, pero no... – me interrumpió

- Bueno, trata de no tocarla ni mover nada, prepara un café que no habrás tomado nada y yo tampoco, enseguida estoy ahí. – parecía que lo esperaba, claro había visto morir al padre, sabía lo que era esa enfermedad, preparé un café y volví a la habitación a verla. No parecía; era una muñeca, estaba mirandola cuándo llegó Beti.

- Anda, pasa, no la toqué, pero no sé por qué tanto cuidado. – la miró

- Dios mío, va a ser difícil, ya llamé al médico, es el que atendió al padre y después a ella, ven vamos a tomar el café y a ver qué pasa. No entendía el problema, y no entendía cómo tomaba todo con tanta tranquilidad.  Llegó el médico, pasó la miró y ni siquiera la tocó.

- Ya viene el médico forense, nos conocemos, puede ser que pase – casi al momento llegó el otro galeno. Miró el cuerpo y puso cara rara. El de cabecera le mostró el historial.

- Mira, aquí tienes la historia clínica, esta es la parte que corresponde a Suiza, el último parte ya ves, no le daba nada de vida, con los medicamentos que tomaba menos.

- Pero pareciera que la quisieran matar, sin esto podía durar un tiempo más.

- Bueno, eso es lo que no quería, vio morir a su padre de lo mismo y no quiso llegar a ese final, ya ves, mírala, hasta aquí vivió relativamente bien, después tú ya sabes lo que le esperaba.

- Sí claro, ¿siempre se arreglaba así para dormir? – me lo preguntó a mí, pero contestó Beti – ahora a lo último sí, después que vino de Suiza, sabía que en cualquier momento iba a pasar esto, y siempre quiso que la última imagen que quedara de ella fuera esta. Vio morir al padre y no quiso terminar igual. – fue el médico de cabecera el que dijo

- Con estos antecedentes ¿no te parece que lo podíamos dejar así?

- Sí, día más, día menos iba a terminar igual, dejémosla descansar en paz. – firmó unos papeles nos saludaron y se fueron juntos. – volvimos a la habitación a arreglar la cama y preparar todo, Beti parecía que era adivina, sabía todo lo que teníamos que hacer, íbamos a dejarla tapada con una sábana hasta que vinieran de la funeraria.

 Cuando cambiamos las sabanas (que por cierto después de la faena del día anterior estaban para cambiarlas) Beti se dio cuenta como habíamos pasado la noche, pero yo no podía creer lo que veía, tenía puesto el sujetador, las bragas y el panty que había dejado abandonadas en nuestra primera vez, la que había terminado tan mal. Cuándo le comenté a Beti solamente dijo.

-Uf… sí que te quería, gracias que el forense no se enteró.

- Oye ¿pero por qué tanta vuelta de cómo estaba arreglada o vestida?

- Dani, nadie se arregla así para dormir.

- Ella no se arregló así para dormir lo hizo porque íbamos a hacer el amor, se había tomado una pastilla que traía de Suiza que la excitaba sobremanera  

- Pero si ya lo habían hecho para que se iba a arreglar de nuevo, por el olor y como estaban las sabanas, no creo que le quedaran ganas.

- Sí que le quedaban ganas, todo eso es por lo que me había hecho a mí

- Joder mujer, ¿todo eso tu solita?

– Es que me hizo respirar marihuana. Le conté como había sido todo y el efecto que me había producido.

– ¿Y me dices que fue a través del aliento?

- Pues sí, yo nunca había probado y se ve que me afecto mucho.

- ¡Dani, Dani! tan inteligente que eres, pero para algunas cosas sigues siendo una cría, yo sí fumé marihuana cuando cuidaba al padre, y te puedo asegurar que no produce ese efecto

- Bueno, a ti no porque estabas acostumbrada, pero a mí me afectó así.

- ¿No te parece más probable que la que haya tomado la píldora rosada fueras tú?

- Pero entonces ¿para que se arregló así? Yo sé que se tomó una pastilla

- Sí, pero no la rosada, ¿Por qué te crees que el forense le daba tantas vueltas antes de firmar? Dani. él supo lo que pasó, pero por los antecedentes que tenía no quiso hacerle la autopsia.

- No por Dios, no hubiese querido yo tampoco, ¿entonces se suicidó?

- No le puedes llamar suicidio a esto, a pesar de tenerte ya le costaba vivir normalmente, y le dijeron que era cuestión de días, quiso morir en plenitud.

- Y así se murió, ¡la dejamos vestida como está! Seguramente quería que la recordáramos así. – Beti ¿tú ya sabías lo que iba a hacer?

- Sí, me lo dijo antes de retirarse el otro día, por eso ya estaba preparada y sabía lo que tenía que hacer.

- Que pena, si me lo hubieses dicho, le hubiese hecho pasar la noche más maravillosa.

- Dani, la noche más maravillosa la pasó, es cómo ella quería pasarla, tú sabiéndolo no ibas a poder darle lo que quería; mira la expresión de su cara, refleja paz; para una persona que hace tanto que sabía que iba a morirse, eso demuestra lo mucho que vivió a tu lado.

 Era domingo avisamos a los primos. Carlos, Adela y las mellizas vinieron enseguida, las primas con sus maridos vendrían a las exequias.

Entre una cosa y otra se nos fue el día a la noche pasamos parte en el tanatorio, todo el personal de la empresa se hizo presente, todos sabían del mal que la aquejaba y aparte era muy querida.

Los pésames algunos eran para mí y otros para Beti o para las dos, Nuria fue la que más la sintió, se abrazó a mí y lloraba como una Magdalena, se me pasó que quizá hubiese estado enamorada de ella.

Cuando terminó la ceremonia, fuimos al estudio por si hubiese algo urgente, ya que esa semana cerrábamos por duelo, todo estaba en orden, Nuria aun moqueando no dejaba de fijarse en todo lo que pudiera quedar pendiente

Esos dos días apenas habíamos comido algo, le pedí a Beti si me acompañaba a casa que algo íbamos a encontrar para comer. La verdad que tenía miedo de estar sola, Beti era tan fuerte, tan sólida que, aunque fuera un rato me iba a ayudar a contener esa angustia que venía sintiendo aun desde antes del desenlace. Me sentí tan vacía; a pesar que cuando se iba de viaje siempre me quedaba sola, esta vez parecía que estaba sola en el mundo y veía a Beti como la que podía naturalizar ese desasosiego

Fui hasta la cocina a buscar algo para comer, preparé algo de lo que había y volví a la sala. Beti, la inmutable, la inconmovible, estaba con la cara entre las manos, me acerque y se las separé, las lágrimas le corrían por las mejillas, verla así hizo que toda la angustia aflorara, la abrace tratando de calmarla, me había hecho la ilusión de que ella sería mi apoyo y termino al revés.

-Dani, perdí al padre, se fue ella, por favor no me dejes tú – ver a esa mujer tan fuerte, tan neutra, llorar de esa manera terminó por romper la represa de contención de mis lágrimas.

- Beti, no te voy a dejar no sé cómo quedaré en la empresa; de los nuevos dueños solo Carlos me quiere, los demás hay que ver, pero no importa aquí o en cualquier sitio voy a estar para ti.

- Gracias, eres lo más cercano a una hija que me queda, toda mi vida se me fue entre las manos te necesito.

- Pues mira, desde los doce años tu eres lo más cercano a una madre que tuve y también te necesito, lloramos a moco tendido, no sé cuánto estuvimos así,

pero me parecía que esa opresión que sentía en el pecho, de a poco se iba suavizando; cuando se nos pasó, comimos un poco se estaba por ir – Beti ¿no te quedarías? esta noche no quiero dormir sola. – se quedó, estábamos fatigadas, en el límite de nuestras fuerzas, nos acostamos abrazadas, nos necesitábamos, y así quedamos profundamente dormidas.

Esa semana se quedó dos días más, pero tenía que darle de comer a un perro y dos gatos así que el jueves se fue a la casa. Carlos y Adela me ofrecieron si quería pasar en la finca esos días, pero no fui.

 Nuria vino dos veces por si necesitaba algo, un día trajo para comer y se quedó haciéndome compañía. Le dije que no sabía cómo iba a seguir mi relación con la empresa; cambio de dueño, podía cambiar todo. Me pidió que me tranquilizara que seguro iba a seguir igual.

 Por el empleo no tenía problema, ya tenía mi prestigio y sabía que si necesitaba iba a tener ofertas de sobra, pero ya no iba a estar con la gente que apreciaba.

Le pedí que averiguara por mi antiguo departamento, quizá Romina siga viviendo ahí, hacía mucho que no la veía, no sé si lo de Sandra había cuajado o fue un calentón pasajero.

Nuria me dijo que esperara hasta que abrieran el testamento, después decidía. Pensaba que me podía dejar algo de acciones, en una empresa como esa que pasaba los doscientos millones, un uno por ciento era mucho, el centro comercial ya valía más de cien y era parte de la empresa, pero no me quitaba el sueño.

Pasé la semana como pude, el lunes me atrasé un poco en llegar a la oficina, cuando estoy llegando, veo a los maridos de las primas de Viviana discutiendo con Nuria.

Resulta que querían tener acceso a toda la información de los bienes de la compañía, y Nuria les decía que no tenían ningún derecho, hasta amenazaron con entrar a la fuerza hasta que vino seguridad y los invitó a irse de buenas maneras, se fueron con las promesas de echar a todo el mundo.

Tres días después teníamos que concurrir a la apertura del testamento, Adela me decía que me pusiera delante de todo, pero no me pareció conducente, me senté atrás en un grupo en que estábamos Beti, Nuria, Adela y Carlos Adelante quedaban las dos primas con sus maridos y abogados que no se para que los habían traído; más la prensa que era lo que más abundaba.

Después de una introducción bastante aburrida entró en tema. El asunto es que dejaba un uno por ciento a Carlos, Nuria, don Osvaldo, lógicamente dando sus nombres completos y el diez por ciento a Beatriz, o sea Beti. Aunque el uno parecía poco, era un tostón por lo menos para Nuria y don Osvaldo que no pensaban tener nada, lo demás resulta que quedaba para su esposa, apenas pronunció eso, se armó una trifulca de Dios es Cristo y no pude escuchar el nombre, solo atiné a preguntar

-Beti, ¿pero estaba casada y nunca me lo dijo? ¿Quién es?

- Y escucha y te enteras

- Pero que voy a escuchar si están a los gritos, y me señalan a mí, ¿qué tengo que ver? – empecé a identificar lo que me gritaban, que era una ladrona que me había aprovechado de que estaba enferma para obligarla a casarse conmigo y demás lindezas no muy repetibles – pero ¿y yo que tengo que ver? ¿de dónde sacaron que estábamos casadas? – Carlos me contestó

- Tú cállate y no vayas a decir burradas – por ahí ante los requerimientos de los abogados de los datos para empezar los juicios, el notario les comunicó que hacía más de cinco años que estábamos casadas. Yo me quede de piedra, ¿cuándo coño nos habíamos casado? Y los que estaban al lado mío se hacían los enterados.

- Pero ustedes tan tranquilos como si lo supieran.

- Y como no lo íbamos a saber si salimos de testigos – me quedé con la boca abierta, me acordé del asunto de la S.A. y el poder para usar las cuentas, firmé todo lo que me dieron y en donde me dijeron, tuvo que ser ahí. Ya se habían acallado los gritos. Los furiosos se habían retirado profiriendo amenazas.

El notario siguió con su perorata, y ahí supimos que aparte de las cuestiones legales, dejó una carta para Carlos y Adela, otra para Nuria, y una más para Beti. Para mi dejó dos, una bastante abultada y otra un poco más delgada. Cuando salimos ya pasaba el mediodía, fuimos a un restaurant. En la conversación que tuvimos me contaron que, cómo lo había sospechado, fue el día que firmé tantos papeles cuando me casé sin saberlo, desde luego con la complicidad del notario, que el dinero puede casar y descasar a gusto.

 No quería que lo supiera, porque sabía que me iba a enterar de su enfermedad, y si me quedaba con ella, que fuera por cariño y no por obligación. Las cartas cada cual la iba a leer en privado, por lo menos yo lo iba a hacer así.

Mientras Carlos y Adela se iban a la finca, con Beti y Nuria nos volvimos a la empresa. No es que tuviera que hacer nada urgente, pero tenía que hacerme de la idea de cómo manejar la corporación, quizá tendría que poner un gerente contable.

Me reuní con ellas en el escritorio desde donde manejaba todo Viviana, les expuse la idea de poner a alguien a cargo.

-Y sí, te convendría poner alguien que se encargara de todo eso – me dijo Nuria.

- Bueno, ¿Por qué no buscas a uno y lo pones bajo tu mando?

- ¿Cómo voy a poner bajo mi mando a un gerente? Una simple contadora

- ¿Y cómo quieres que deje que alguien que no conozco, a cargo de todo si no lo vigilas tú?

- Pero Dani – se metió Beti – si quieres poner a Nuria para que te vigile al gerente, ponla de gerente a ella y ya está.

- ¿Y no es mucho trabajo para ella? ¿Tú quieres? – dirigiéndome a Nuria

- A mí no hace falta que me pongas de gerente, yo voy a hacer las cosas lo mismo, pero a lo mejor necesitas a alguien más capaz

- ¿Y quién llevaba las cosas hasta ahora? porque a lo último con el asunto de que quería terminar con el proyecto del hogar, mucho caso no le hacía a la marcha de los asuntos contables.

- Nuria llevaba todo, por eso te digo que mejor que ella, nadie

- Bueno, entonces ya está, tu eres la nueva gerente.

- Daniela, quizá necesitas a alguien más ducho en los negocios, mira que esto es una S.A. y aunque no cotice en bolsa tiene sus requisitos, hasta ahora con Beti nos íbamos arreglando, pero si sigue creciendo así, no sé.

- Mira, yo lo que necesito es a alguien a quien le tenga confianza, y esas son ustedes dos, si necesitan más gente, contrátenla, que no es para que se maten trabajando.

Quedamos así. La carpeta con el último proyecto estaba en el cajón del escritorio, lo tomé y me lo llevé a casa. Quería ver cómo podía hacer para llevarlo a cabo con los menos cambios posibles.

Llegué a casa y puse todo en la mesa de la sala, los papeles del hogar para niños, y las dos cartas. Abrí la más llena, como me había imaginado era la información de los bienes que me quedaban, y algunos pedidos que me hacía para que los tratara de llevar a cabo. El hogar de niños estaba en primer lugar.

Aparte de la empresa y lo que le pertenecía de las fincas a medias con sus primos, poseía una considerable fortuna particular que posiblemente alcanzara para levantar su tan querido hogar. Y a eso me iba avocar en su memoria.

Que cuidara de su primo de la ambición de sus cuñados, y que usara el poder de mi mitad para que no se metieran con esa finca. Era otro de sus pedidos

Que cuidara de Beti, que había sufrido mucho y aunque con lo que le dejó no iba a tener problemas económicos, emocionalmente no era tan fuerte como hacía creer. En fin, cosas como esas y alguna más como para ayudarme a adaptarme a lo que se venía. Y para volver a reclamarme que tenía que volver a ser feliz, como si una fuera feliz cuando le diera la gana.

Después de leer bien esta carta tomé la otra, que tenía solo una hoja, me llamó la atención que estaba fechada el día de su muerte, empecé a leerla con avidez

Mi querida esposa Daniela. Te habrá sorprendido enterarte que legalmente eras mi esposa, perdona por no haberlo hecho de otra manera, pero quería que nuestro amor fuera sin papeles ni obligaciones, y así me lo hiciste sentir hasta el último instante. Cuando leas esta carta yo ya voy a estar perdiéndome en tus recuerdos. Sé lo que estás sintiendo en estos momentos porque sé cuánto me amaste, y cuanto te amé. Pero por favor, no te angusties porque lo que viví a tu lado valió una vida.

No muero triste por mí, lo esperaba desde hace tanto, que la muerte ya era una amiga, ¡sí! me voy triste al pensar en tu tristeza. Perdóname si no te pude devolver tanto como tú me diste. Esta, nuestra última noche fue el broche de oro donde sentí toda tu entrega; el placer tan enorme que me provocaste, hace que, en este adiós, agradezca la suerte que tuve de tenerte conmigo.

Quizá cuando leas esto lo veas como una incoherencia, pero la escribo mirándote, dormida, hermosa; te hice trampa, pero no podía renunciar a gozar nuestra gran noche porque, aunque no lo creas, cada orgasmo tuyo me producía tanto placer como el que sentías tú.

 Si es que voy a estar en algún sitio, desde donde este, nunca me cansaré de agradecerte los años felices que pasé a tu lado. Gracias a ti viví lo que nunca había esperado. Me voy con la ilusión de que encuentres alguien que te quiera como yo, y con la ilusión de que te dejes querer como lo hiciste conmigo, porque, aunque ahora no lo creas, siempre hay otra oportunidad.

Te dije como cambió mi vida la muerte de una amiga, fue mucho más que amiga, pensé que después de ella no había más nada, que solamente me tocaba esperar la muerte, que el amor no era para mí, y llegaste tú a reverdecer toda esa capacidad de amar que creía perdida.

 Eso mismo quiero para ti, que alguien llegue a volver a encender esa llama que hoy te puede parecer apagada, y cuando llegue; no te niegues, vive, que a lo mejor está más cerca de lo que puedas pensar, me lo prometiste y te estaré vigilando.

Ahora me voy a arreglar. Quiero sentirme hermosa y que cuando despiertes me veas como quisieras verme siempre. ¡Te quiero! ¡te amo! ¡te adoro! y eso me lo llevo conmigo, ni la muerte me lo puede sacar. Viviana.

Ya dije que no soy de llorar mucho, pero volví a llorar, confirmaba lo que me había dicho Beti, la pastilla rosada la había tomado yo, quizá en el zumo.

La o las que tomó ella; en Suiza se consiguen, (si pagas ahí hay para todo).

 Continuara: espero que me sigan leyendo

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